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Represión en Venezuela y el silencio de la izquierda
En varias oportunidades (véase, por ejemplo, aquí, aquí) he criticado el silencio que mantiene la mayor parte de la izquierda argentina con respecto a la represión de opositores y negación de libertades democráticas por parte del régimen de Venezuela. Incluso las organizaciones que dicen ser críticas del gobierno de Maduro, guardan silencio sobre el tema, con el argumento de “el enemigo principal es el imperialismo”. Un ejemplo es el programa del FIT, que en su punto 20, reza: “Abajo la intentona golpista en Venezuela impulsada de manera directa por la intervención del imperialismo norteamericano y sus lacayos de la OEA, sin brindar ningún apoyo político al gobierno de Maduro”. De esta manera se barre bajo la alfombra la represión y el avasallamiento de todo tipo de libertades y derechos democráticos.
En respuesta a este encubrimiento, en lo que sigue reproduzco pasajes del informe que dio a conocer, el 4 de julio pasado, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela desde 2018. El informe completo puede leerse en https://prodavinci.com/lea-el-informe-sobre-la-situacion-de-derechos-humanos-en-venezuela-de-la-oficina-del-alto-comisionado-de-la-onu/. Aquí van los pasajes que he seleccionado: Lee el resto de esta entrada »
La Declaración del FIT sobre Venezuela
La crítica (aquí) que publiqué a la posición de dirigentes del FIT sobre Venezuela provocó mucha discusión en el blog. En esta nota respondo un argumento de defensores del FIT. Dicen que el FIT publicó una declaración que no dice lo que yo afirmo que dijeron Christian Castillo (PTS) y Gabriel Solano en la TV. Por lo tanto, según estas personas, mi crítica estaría sacada de quicio; o yo habría interpretado mal lo que realmente dice el FIT.
Antes de ir al meollo del asunto quisiera señalar, en respuesta a cierta línea argumental, que es más importante lo que se dice en los medios ante decenas o centenares de miles de personas, que lo que circula a nivel de la prensa partidaria. Al respecto, muchas veces encontré formulaciones “rojas” en la prensa partidaria, pero “rosa pálido” en ámbitos más amplios (¿alguna vez Izquierda diario calificó de “compañero” a Kicillof?). Lee el resto de esta entrada »
El FIT y Venezuela
Por estos días fui consultado acerca de qué opinaba sobre la posición de los partidos del FIT, de Argentina, acerca de Venezuela. Aquí reproduzco, con ampliaciones, la respuesta que di en “Comentarios”.
Pienso que lo que está diciendo la izquierda argentina por estos días acerca de lo que ocurre en Venezuela es sencillamente vergonzoso. El discurso de los stalinistas no debería sorprender. Después de todo, históricamente han defendido mugres burocráticas, militaristas y burguesas de todo tipo. Pero el discurso de los representantes del FIT realmente no me lo esperaba. El 23 y 24 de enero escuché a Christian Castillo, del PTS, y a Gabriel Solano, del PO hablando por TV.
La idea central que sostuvieron fue que la gigantesca movilización del 23/01 es parte de un golpe imperialista para sacarle el petróleo a Venezuela (y sus socios chinos). Es, palabras más o menos, el mismo discurso de Maduro y sus defensores por todo el mundo. Así sacan de escena las demandas de los cientos de miles que salieron a las calles de Venezuela: no a la represión, libertad a los presos políticos y elecciones con garantías democrático-burguesas elementales. Asimismo ocultan que los pobladores de los barrios más pobres también se movilizaron (como reconocen algunas organizaciones pro-chavistas). Lee el resto de esta entrada »
Voto en blanco, ¿qué balance?
Frente al referéndum, el FIT y otras organizaciones de izquierda llamaron a votar en blanco (lo mismo hice en notas publicadas en el blog). El argumento central de la izquierda fue que el voto en blanco era importante para no hacerle el juego a la derecha; y que representaba un pronunciamiento contra una salida a la crisis en manos del gran capital y sus partidos, y a favor del desarrollo de una alternativa política propia de los trabajadores.
Pues bien, el resultado del domingo dice que el voto en blanco fue mínimo. También fueron mínimas otras formas de repudio a las alternativas que se presentaban, tales como el voto nulo o la abstención.
¿Por qué solo al FIT?
Desde que se constituyó el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, en 2011, llamé a votarlo. Mi argumento es que el FIT representa un espacio de la izquierda que se reclama anticapitalista; y que además pone en el centro del debate una serie de reivindicaciones fundamentales de la clase obrera y los sectores populares más castigados. Por eso, y a pesar de mis diferencias con su programa y discurso –actitud ante el Estado, nacionalismo, táctica de agitación transicional son algunos de los temas en los que discrepo-, considero progresivo que haya una voz de la izquierda en el Parlamento; o en las legislaturas provinciales, y similares.
En lo básico, pienso que al día de hoy se mantienen esas razones. Sin embargo, existe una pregunta que no pude responder en 2011, y sigo sin poder hacerlo ahora. En 2011 no la formulé, pero ahora lo hago. La pregunta es: ¿por qué no votar al Movimiento al Socialismo? O, ¿por qué no votar a Autodeterminación y Libertad, de Luis Zamora? Desde el punto de vista del discurso y del programa, ¿hay diferencias esenciales entre los partidos y dirigentes que integran el FIT, y el MAS? La realidad es que no las hay. En última instancia, es posible encontrar más semejanza entre el discurso de Manuela Castañeira (MAS), y el de Bregman (PTS-FIT) o Altamira (PO-FIT), que entre el de Bregman y Altamira, por un lado, y el del “Perro” Santillán, que también integra el FIT, por el otro. De la misma manera, no veo grandes diferencias entre Zamora y Santillán. Agrego que el discurso electoral de Zamora hoy es casi el mismo, en lo que hace a propuesta programática, que el de los 1980, cuando era candidato del MAS; que por entonces integraban muchos dirigentes y militantes que ahora están en el FIT, o siguen en el MAS.
Por lo tanto, y si se trata de un “bloque electoral de izquierda¨ (para usar un término de Lenin), ¿por qué no fueron juntos los partidos del FIT, el MAS y AyL? Si van separados, deberíamos poder advertir diferencias claras. Esto es, diferencias que pueda entender cualquier persona con un interés mediano por las alternativas de izquierda; no que sea necesario un experto en troskología para comprender el asunto. Para decirlo con un ejemplo sencillo: las diferencias entre una propuesta al estilo Podemos (España) o Syriza (Grecia), y lo que plantea el FIT, se pueden explicar fácilmente (incluso en un programa de TV), y cualquiera las puede comprender. Pero no es lo que ocurre con los discursos y propuestas del MAS y el FIT, por ejemplo.
En resumen, si algún militante del MAS, por caso, me pregunta por qué llamo a votar solo al FIT, debo decir que no tengo otra razón que el número: el FIT agrupa a varios partidos y dirigentes de izquierda, y tiene más visibilidad. Hay que admitir que el argumento es bastante pobre. De nuevo, ¿por qué no fueron juntos?
La polémica sobre el control obrero
Las notas que he publicado sobre el control obrero han generado un debate bastante intenso en la sección Comentarios de este blog. La respuesta a la crítica de Venezuela recibió (al momento de escribir estas líneas) 145 comentarios. La dedicada a la estatización y control obrero de los ferrocarriles 53 comentarios; y la que trata sobre la posición de Rosa Luxemburgo 23. Varios comentarios fueron casi “notas” (por lo que tuve que pedir, repetidas veces, que respetaran ciertos límites). Muchos fueron bastante virulentos. El promedio diario de entradas al blog saltó de una media de 500, a unas 700 o 750.
Debo confesar que al principio me sorprendí de la repercusión que tenía el asunto. Después de todo, desde hace casi dos décadas vengo planteando estas cuestiones. Luego, reflexionando un poco, concluí que, por alguna razón, esta vez había tocado un nervio muy sensible. Es que el control obrero fue, y es, un pilar de las propuestas del FIT, el Frente de Izquierda que conformaron el Partido Obrero, Izquierda Socialista y el Partido de los Trabajadores por el Socialismo. El FIT tuvo varios cientos de miles de votos, y es la principal fuerza de la izquierda. Además de recibir el apoyo de muchos activistas estudiantiles, sociales y gremiales, el FIT concitó el respaldo de un buen número de intelectuales. Y si bien no todos los que votaron al FIT acuerdan con su programa (es mi caso), la inmensa mayoría de sus votantes seguramente defiende sus propuestas. Entre ellas, el control obrero, que se presenta, ante la opinión pública, como una salida clave a los problemas. Por caso, si hay fuga de capitales, la respuesta del FIT es “control obrero del mercado cambiario”; si la especulación financiera hace estragos, la solución es el “control obrero de los bancos y financieras”; si los ferrocarriles no funcionan, “estatización más control obrero”; si alguien dice que una baja de los impuestos indirectos no genera necesariamente una baja de los precios, se responde con un “por supuesto, es necesario complementar con el control obrero”. En fin, la consigna está a la orden del día. Esto tal vez explique que alguno llegara a decirme (en Comentarios) que lo mío era un ataque, con métodos stalinistas, “a la izquierda”.
Dada la variedad de cuestiones que se tocaron en el cruce de opiniones, es posible que aquellas personas que no tuvieron contacto íntimo con el trotskismo, tengan alguna dificultad para distinguir, dentro de la maraña de argumentos y contraargumentos, dónde está el nudo de las diferencias. Por eso, el objetivo de esta nota es presentar mi argumento “en su meollo”, y examinar algunas de las principales objeciones que se le hicieron. Antes de entrar de lleno en la nota, vuelvo a señalar algo que ya he planteado con anterioridad: mi crítica no implica ninguna descalificación hacia la conducta personal, ni cuestionamiento a las trayectorias de los dirigentes del FIT. Discrepo, y mucho, con los análisis y políticas que defienden. Pero se trata de compañeros de izquierda que mantienen, desde hace décadas, sus posiciones revolucionarias contra viento y marea, y muchas veces en condiciones muy difíciles. En una época de tantos tránsfugas “marxistas” y oportunistas de todos los tonos, no es una cuestión menor. Mi crítica es estrictamente teórica y política.
Salarios en Ricardo y una interpretación equivocada
Un aspecto de la respuesta de Altamira y Ramal, que no analicé en mi anterior nota, se refiere a la teoría del salario que le atribuyen a David Ricardo. Escriben: “…. Ricardo sostenía que “en virtud del efecto del principio de población sobre el incremento de la humanidad, los salarios más bajos nunca continúan por mucho tiempo por encima de la tasa que la naturaleza y las costumbres demandan para el sostenimiento de los obreros” (Ricardo, Principios…). Para Marx, en cambio, el “elemento histórico o social que entra en el valor del trabajo puede dilatarse o contraerse e incluso extinguirse del todo, de tal modo que sólo quede en pie el límite físico” (énfasis mío).
Esto es, Marx consideraba el “elemento histórico y social” en la determinación del valor de la fuerza de trabajo, en tanto Ricardo pensaría, siempre según esta interpretación, que el “precio natural” del salario se igualaba con la canasta determinada por las necesidades meramente fisiológicas. Por su parte, en un artículo que lleva como título “Algo más sobre los impuestos al consumo”, en PO 1193, 8/9/11, Pablo Rieznik insiste en la idea: “El economista político clásico, David Ricardo, consideraba que el valor del salario giraba en torno de un «precio natural» fijado por el valor de las mercancías que aseguraban la subsistencia del trabajador”. Luego de referirse a la ley de bronce de los salarios de Lasalle, Rieznik agrega una larga cita de Marx en la cual critica la idea de que los salarios debieran permanecer al nivel del mínimo de subsistencia. Parece entonces que estamos ante una idea “consolidada” en el Partido Obrero, de que en Ricardo los salarios naturales están establecidos al nivel de subsistencia.