Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

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Raspando a los «amigos del pueblo»

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A raíz del debate sobre las tarifas del agua, electricidad y gas, por estos días han dicho:

Myriam Bregman: “Que el agua, el gas y la luz no sean medios de lucro para los capitalistas” http://www.laizquierdadiario.com/Myriam-Bregman-Que-el-agua-el-gas-y-la-luz-no-sean-medios-de-lucro-para-los-capitalistas). Bregman es dirigente y figura pública del PTS.

Cristina Kirchner: “no se puede aplicar la lógica del mercado a los servicios públicos, son un derecho humano, no un lujo” (http://www.agenciapacourondo.com.ar/politica/cristina-contra-el-tarifazo-no-se-pueden-aplicar-logicas-de-mercado-los-servicios-publicos). Cristina Kirchner es la principal dirigente de Unidad Ciudadana.

Chipi Castillo: “Nosotros no queremos… la ecuación rentabilidad–capitalista en un servicio público esencial” (http://www.laizquierdadiario.com/Hay-que-estatizar-los-servicios-con-gestion-de-los-trabajadores-y-control-de-los-usuarios). Castillo es dirigente y figura pública del PTS.

Manuela Castañeira: “Los servicios públicos son un derecho y por eso su precio debe ser accesible para toda la población. No debería existir el lucro privado con los servicios para obtener ganancia…” (https://www.mas.org.ar/?p=9666). Castañeira es figura pública del Nuevo MAS.

Podría seguir con los ejemplos, pero con esto es suficiente. Lo importante es que pocas veces tenemos la oportunidad de ver de manera tan clara la diferencia entre la concepción crítica del marxismo, y el enfoque subjetivista del socialismo vulgar (o socialismo burgués). Para ponerlo en palabras de Lenin, mientras los “amigos del pueblo” se preocupan por “lo que debe ser”, el marxista lo considera “cosa superflua, que solo puede interesar a los subjetivistas”, para centrar su atención en “las verdaderas relaciones económico-sociales, en su verdadera evolución” (véase “¿Quiénes son los amigos del pueblo?, Obras Completas, Cartago, t. 1, p. 205). ¿Y cuál “la verdadera relación económico social” existente? Pues la producción para el mercado con vistas a acrecentar el valor del capital adelantado. Pero por eso mismo, no hay manera de que el agua potable, el gas, la electricidad, y similares, no sean “medios de lucro” en la sociedad capitalista si no se acaba con la forma social de la mercancía capitalista. Lee el resto de esta entrada »

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26/04/2018 at 12:58

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FIT, “chavismo de izquierda” y este blog

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Por estos días he leído la declaración de Democracia Socialista titulada “Por la apertura del FIT y una verdadera renovación política de la izquierda, votemos a la Lista UNIDAD” (se puede consultar aquí http://www.democraciasocialista.org/). Democracia Socialista se define como parte de una “nueva izquierda”, que busca “la renovación de las tradiciones de izquierda”. Hasta ahora esa “renovación” ha pasado, en buena medida, por el apoyo –“crítico”- al chavismo, a Evo Morales, y a partidos como Syriza y Podemos. Se lo justifica diciendo que se trata de “escenarios de disputa abierta”; que la clase obrera “se delimita de la burguesía” apoyando a estos gobiernos y partidos; que no respaldar –con las correspondientes “reservas”- estos procesos es incurrir en el sectarismo y el dogmatismo; y que hay que rescatar los “núcleos de buen sentido” de los que votan a favor de gobiernos capitalistas “progresistas”.

Naturalmente, estas posiciones han desatado una polémica al interior del FIT sobre hasta qué punto son compatibles con las de PO, IS o PTS, que son críticos del chavismo, Evo y Syriza. Puede verse entonces que el tema interpela la naturaleza de los acuerdos programáticos y estratégicos alcanzados en el FIT. ¿Es posible congeniar las posiciones de los partidos trotskistas que lo integran con las de Democracia Socialista y aliados, de manera que presenten una posición común en las cuestiones estratégicas, al margen de diferencias tácticas, secundarias?

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08/08/2015 at 11:35

La caída de la bolsa de valores en China

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Ayer, 8 de julio, el Índice Compuesto Shangai se derrumbó un 5,9%. Esto significa que desde el pico alcanzado el 12 de junio pasado la caída es del 32%. Representa una pérdida de capitalización bursátil de 3,5 billones de dólares. Sin embargo, aún se trata de una fracción de lo que ha subido el mercado en el último año: desde julio de 2014 al máximo alcanzado en junio, los precios se incrementaron un 150%. El objetivo de esta nota es ubicar estas oscilaciones en el contexto en que se está desarrollando la economía china.

Sobrecapacidad, caída de rentabilidad y burbuja crediticia

En una nota que publiqué en agosto del año pasado (ver aquí), apuntaba que la economía china se había venido desacelerando desde 2011, y que la alta acumulación había desembocado en sobreacumulación y caída de la rentabilidad de las empresas. “Desde 1992 a 2010 el consumo agregado en China bajó del 62% del PBI al 47%, a pesar de que estuvo creciendo a una tasa promedio del 8% anual. De manera que la declinación del ratio se explica por el crecimiento aún mayor del PBI y de la inversión. La formación de capital fijo bruto creció al 12% anual durante dos décadas, y su participación en el PBI se elevó del 38% al 48% en 2010 (…) Un proceso que llevó a la sobreinversión y caída de rentabilidad. Las ramas con mayores problemas de sobrecapacidad hoy serían acero, construcción de barcos, paneles solares, aluminio, cemento y carbón (según Moody Investment Service); y muchas fuentes hablan de sobreinversión en construcción, tanto residencial como pública”.

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YPF, salarios ejecutivos y estatismo burgués

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Según informa La Nación (15/05/15), la petrolera estatal YPF aumentó la remuneración de su directorio -27 personas-, un 30% entre 2013 y 2014, de 19,7 millones de dólares a casi 25,9 millones en 2014. Las cifras surgen de los datos que presenta la empresa a los reguladores bursátiles de EEUU y Argentina, y fueron corroborados por la misma. La remuneración ahora estaría “en línea con los parámetros internacionales”. La noticia ofrece la oportunidad de volver a examinar, desde la perspectiva de la teoría de Marx, el carácter social del directivo de empresa en el capitalismo, sea este privado o estatal, y la naturaleza del estatismo en la sociedad actual.

La remuneración de los ejecutivos es plusvalía

Una de las primeras cuestiones que hay que despejar al analizar la naturaleza social de los ejecutivos es que no basta la forma salarial para definir su carácter de clase. Como planteé hace años en una polémica (ver aquí), no se puede identificar automáticamente el salario con la remuneración de la fuerza de trabajo, y por lo tanto con la existencia de la relación de capital –trabajo explotado. Este es el error de los que sostienen que los ejecutivos pertenecen a la clase obrera. Y desde este punto de partida también se suele disimular la naturaleza social del ejecutivo de una empresa estatal, inserta en el modo de producción capitalista (en la idea de que el Estado “es de todos y todas” y el ejecutivo se sacrifica “en beneficio de todos y todas”).

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17/05/2015 at 12:56

Lógica del capital y marxismo revolucionario y humanista

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En una larga nota anterior defendí la idea de que existe una lógica del capital (ver aquí, aquí, aquí y aquí). En esta entrada señalo la importancia de la cuestión para la política revolucionaria y el programa socialista.

Dado que la vinculación entre la existencia de una lógica del capital y la política socialista revolucionaria ha sido expuesta por Tony Smith  de una manera con la que no puedo estar más de acuerdo, reproduzco aquí los pasajes claves. Los tomo de The Logic of Marx’s Capital. Replies to Hegelian Criticisms (1990, State University of New York Press), pp. 38-40. Escribe entonces Smith:

“La política revolucionaria puede ser definida de dos maneras: 1) política revolucionaria siempre está orientada al objetivo de largo plazo de cambiar las estructuras fundamentales de la sociedad (aun cuando sea necesario preocuparse por objetivos transicionales aquí y ahora); y 2) la política revolucionaria contra el capitalismo implica la afirmación de que las estructuras fundamentales a ser cambiadas son inherentemente y necesariamente explotadoras. En contraste, el reformista es alguien que está preocupado con cambiar estructuras que no son fundamentales, y/o siente que las estructuras fundamentales pueden ser convertidas en no explotadoras si son arregladas (tinkered, también puede traducirse por “toqueteadas”) de la manera correcta.  En los dos puntos una fundamentación teórica de la perspectiva revolucionaria requiere la lógica dialéctica.

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18/10/2014 at 11:09

Luchar sin ilusiones

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn esta nota quiero destacar un aspecto del discurso marxista que muchas veces se pasa por alto, o se desconoce. Se trata de la lucha por acabar con las ilusiones de las masas oprimidas, sea acerca de su situación, o de las soluciones a sus males padecimientos. Marx habla del asunto en sus obras juveniles, en relación a la religión. En el escrito “En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel”, de inicios de 1844, planteaba: “Sobreponerse a la religión como la dicha ilusoria del pueblo es exigir para éste una dicha real. El pugnar por acabar con las ilusiones acerca de una situación, significa pedir que se acabe con la situación que necesita de ilusiones” (1987, p. 491, énfasis añadido). Y un poco más abajo: “Se trata de no dejar a los alemanes ni un instante de tregua para la ilusión y la resignación. Hay que hacer la opresión real aún más opresiva, añadiendo a ella la conciencia de la opresión, haciendo que la infamia se vuelve todavía más infamante, al pregonarla” (p. 494; énfasis añadido). Precisemos que una ilusión consiste en una imagen formada en la mente de una cosa inexistente, que es tomada como real; también se la define como la esperanza o creencia vana con que alguien se siente contento (diccionario María Moliner). Por eso, la idea conecta con la noción de ideología, con el “hacerse ilusiones”, en el sentido del autoengaño, en el que muchas veces incurrimos, en nuestra vida cotidiana, de manera no consciente (o no del todo consciente; Silva, 1992, hace esta discusión).

Pues bien, sostengo que esta crítica de las ilusiones subyace en el corazón de la obra del Marx maduro. Es que la crítica marxiana busca poner de manifiesto las conexiones reales, internas, del modo de producción y de la sociedad capitalista, y por este mismo hecho, no deja espacio para las ilusiones. De aquí resulta también un mensaje que puede considerarse “pesimista”, ya que viene a decir que en tanto subsistan las relaciones de propiedad capitalistas, los problemas de fondo de las masas trabajadoras van a persistir. Esto porque las conquistas de las luchas sindicales y reivindicativas encuentran un techo en las leyes de la acumulación capitalista -cuando crece la combatividad, los capitalistas reemplazan mano de obra por maquinaria, se niegan a invertir, etcétera- y en las estructuras del Estado, que defienden la propiedad privada del capital. Por eso, el mensaje de Marx a los trabajadores es que hay que luchar por mejoras, pero sin albergar ilusiones: en tanto subsistan la propiedad privada del capital, y el Estado capitalista, estarán condenados a reiniciar la pelea, una y otra vez. En el mismo sentido, Rosa Luxemburgo comparaba la lucha sindical con el trabajo de Sísifo, con un “tejer y destejer” permanente (1974, p. 72). Comentando este enfoque, Tony Smith explica que una política revolucionaria contra el capitalismo implica afirmar que las estructuras fundamentales a ser cambiadas son explotadoras y no pueden convertirse en no explotadoras con manejos de ningún tipo (1990, p. 38). Son relaciones sociales objetivas -subrayo, relaciones de explotación- que solo se pueden modificar por acción radicalmente revolucionaria.

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10/06/2013 at 11:07

Renta petrolera y capitalismo de estado (3)

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Esta es la tercera y última parte de la nota que ha sido publicada aquí y aquíRolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del jueves

 Argelia

La argelina fue posiblemente la experiencia más radicalizada de todos los intentos de industrialización de los países petroleros, en los años 70. El punto de partida fue, ciertamente, muy difícil.
Cuando el FLN tomó el poder, en 1962, la economía estaba devastada por ocho años de guerra contra los franceses, por el sabotaje contrarrevolucionario y la salida de personal capacitado y de capital (Frieden, 1981). De todas maneras, se pensó que a partir de la asignación productiva de la renta, y con la estatización de las palancas fundamentales de la economía -la industria pesada, los bancos y las compañías de seguros extranjeras, el comercio exterior- el país podría salir del atraso y emprender el camino del desarrollo. La estrategia aplicada se conoció como la de las “industrias industrializantes”, teorizada por el francés Gérard Gestanne de Bernis; consistía, básicamente, en impulsar un núcleo de grandes industrias, que deberían constituirse en los polos impulsores del resto de la economía. Con ese objetivo, a partir de 1967 se encararon grandes planes de inversión en industria pesada y producción de hidrocarburos, utilizando la renta petrolera y gasífera.

Se construyeron entonces complejos de la industria pesada. Se estima que hubo una inversión de unos 100.000 millones de dólares; la formación bruta de capital fijo absorbió, entre 1965 y 1980, una media del 40% del PBI (aunque la mitad de esa proporción la absorbió el sector de hidrocarburos). En los años 70 la participación de la inversión en la industria llegó a representar entre el 40% y el 50% del total de la inversión, un nivel similar al de la URSS (Marín, 1998). En el plan de 1967-69, el 52% de los gastos del gobierno fueron a la industria, de los cuales el 90% a la industria pesada; en los planes 1970-73 y 1974-77, se siguió con la misma tónica (Frieden). Como resultado, entre 1966 y 1978 la producción industrial se duplicó, y el crecimiento anual de la economía superó el 7% (Marín).

Sin embargo, la productividad se mantuvo baja, crecieron los costos, y la economía permaneció extremadamente desarticulada. El crecimiento se producía gracias a las inyecciones de capital en la industria pesada, pero la participación de la industria manufacturera en el producto casi no aumentó de ninguna manera significativa (Marin). Tampoco se intentó generar tecnología propia. El gobierno trató de superar el atraso importando tecnología, para lo cual adquirió sistemas de fábricas a empresas internacionales (por ejemplo, una planta de electrónicos, refinería) y firmó contratos con expertos extranjeros. Esto implicó un gran gasto de capital (recordemos, además, que se habían pagado indemnizaciones por las nacionalizaciones de 1971 de las empresas petroleras), pero las repercusiones sobre el nivel tecnológico fueron escasas. Como explican hoy los schumpeterianos de los “sistemas nacionales de innovación”, el desarrollo tecnológico no se puede comprar; exige una red de inversión en educación, investigación y desarrollo, y acumulación capitalista “original”.

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03/06/2013 at 11:29

Renta petrolera y capitalismo de estado (2)

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesLa primera parte de esta nota, aquí. En esta segunda parte examinamos las experiencias de industrialización “petrolera”; en la tercera, nos referiremos en particular los procesos de Venezuela y Argelia, de los años 1970.

Los programas industrialistas

Como es conocido, a comienzos de los 1970 se produjo una fuerte suba de los precios del petróleo; en promedio, entre 1972 y 1974 se multiplicaron por seis. Este aumento tenía por base el aumento de la demanda (entre 1965 y 1973 el consumo mundial de energía creció un 43%) y el ascenso nacionalista en el Tercer Mundo. También por aquellos años las grandes compañías internacionales perdieron el control de la cadena petrolera; la producción, el transporte, la distribución y el refinado pasaron en gran medida a manos de los países productores (CEPII, 1983). En consecuencia, éstos dispusieron de una renta incrementada; entre 1974 y 1980 los saldos en cuenta corriente de los exportadores de la OPEP se elevaron a 288.00 millones de dólares.

Fortalecidos por este auge, los gobiernos de la OPEP pusieron en marcha ambiciosos programas de industrialización y crecimiento. De acuerdo a Sid Ahmed, entre 1974 y 1982 anticiparon inversiones por casi 900.000 millones de dólares, de los cuales unos 600.000 millones correspondieron a Arabia Saudita, Irán, Libia, Iraq y Argelia. El objetivo era promover industrias intensivas en energía y capital, como la refinación, petroquímica, siderurgia, que permitieran también valorizar el petróleo y el gas. Con la ejecución de los proyectos de inversión en infraestructura y desarrollo industrial, en Libia, Argelia, Venezuela, y otros lugares, se elevó rápidamente la tasa de formación del capital fijo. Por aquellos años 70, se consideraba que había una oferta ilimitada de capital, y que gracias a las exportaciones, las economías petroleras podrían hacer frente a las necesidades de importación, y avanzar en la cadena del valor. Muchos estaban convencidos de que el desarrollo capitalista podía insertarse fácilmente en el Tercer Mundo, en base a la importación de tecnología, equipos y maquinaria; por ejemplo, en 1980 el sha de Irán pronosticaba que su país llegaría a ser la quinta potencia del mundo.

Dinámica rentística: crecimiento con poco desarrollo

Sin embargo, las cosas sucedieron de manera bastante distinta, ya que hubo crecimiento -el PBI aumentó a una alta tasa en muchos países-, pero con escaso desarrollo de la productividad, la tecnología y del entramado industrial y productivo. La realidad es que coexistieron una industria petrolera relativamente avanzada, con estructuras de producción atrasadas; la industria petrolera evidenció una lógica de enclave, ya que había pocas relaciones entre ella y el resto del sistema productivo (véase Ominami, 1983). Por eso, el gasto de renta por parte del estado no logró superar el “dualismo estructural” (idem). Además, en la medida en que muchos países se volcaron a las mismas ramas -típicamente, la petroquímica- apareció una tendencia a la sobreproducción en el mercado mundial, con consecuencias negativas sobre las ganancias de las industrias. También debe tenerse presente que las posibilidades de venta interna de la producción de hidrocarburos y derivados eran limitadas, dado el crecimiento desarticulado. De ahí también una tendencia a la sobrecapacidad; un caso ilustrativo fueron las grandes empresas estatales de Argelia, que operaban, en los años 70 y 80, con alta capacidad ociosa, y muy baja rentabilidad (véase más adelante).

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Renta petrolera y capitalismo de estado (1)

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn una nota anterior comparé brevemente la utilización de la renta en Venezuela con la experiencia de los países petroleros del Tercer Mundo en los años 1970, cuando se intentó la industrialización en base al manejo estatal de la renta. Arabia Saudita, Irán, Libia, Irak, Argelia y la misma Venezuela, fueron casos destacados. Sin embargo, ninguno superó la dependencia y el atraso. Peor aún, varios países terminaron  en agudas crisis y aplicando políticas pro mercado y antipopulares.
¿Por qué la lluvia de renta no pudo impulsar un desarrollo de las fuerzas productivas con bases sólidas? Posiblemente no haya una única respuesta, pero ante las dificultades que enfrenta hoy el proyecto chavista, vale la pena echar una mirada a los problemas y contradicciones de la experiencia de industrialización, sostenida en la renta petrolera, de los años 60 y 70. Es lo que tratamos en esta nota, con especial atención a la experiencia de Venezuela. Debido a su extensión, la presento en tres partes.

Ingreso rentístico sin desarrollo

Tal vez el caso histórico paradigmático de un país que recibe una enorme renta que no se emplea productivamente, sea España. Luego de recibir una enorme cantidad de oro y plata, proveniente de América, a lo largo del siglo XVI, la gente tomaba conciencia de que el oro llegado de América “no se quedó en España, sino que fue sustituido por una montaña de créditos, de compromisos, de títulos de renta y de mala moneda circulante” (Vilar, 1982, p. 229). Se observaba por entonces que no había actividad, las gentes vivían sin producir y “los impuestos son enormes porque el Estado está endeudado” (pp. 229-30). La entrada del oro había fomentado actividades improductivas, había “parasitismo colonial”, y los observadores pedían fomentar la industria, la agricultura e incrementar población (ídem, p. 231). Se constataba así que no era suficiente con inyectar renta España para que hubiera desarrollo; hacían falta transformaciones sociales para abrir un cauce a la acumulación.

Mutatis mutandi, puede decirse algo semejante acerca de las experiencias de los países petroleros del Tercer Mundo en el siglo XX y los inicios del XXI. Recibieron una enorme renta, pero al día de hoy continúan siendo tecnológicamente atrasados, y sus economías altamente desestructuradas y vulnerables. Varios autores han llamado la atención sobre este fenómeno. Así, y refiriéndose a Venezuela, Héctor Malavé Mata escribe: “La explotación petrolera.. le ha conferido una tipología particular a la economía del país, generando en ésta la asimetría estructural, la dependencia externa y la vulnerabilidad que la caracterizan indefectiblemente” (p. 28). Aunque durante mucho tiempo se habló de “convertir la renta petrolera en factor de desarrollo sostenido” (p. 29), en 1976 (año de la nacionalización de la industria de los hidrocarburos) persistían los síndromes del “país petrolero”, tales como una estructura asimétrica de la economía, la dependencia fiscal del petróleo y la expatriación de plusvalías territoriales (p. 44). Los problemas continuaron después de 1976: “A mediados de la década de los ochenta persistía el raquitismo estructural del crecimiento de la economía” (p. 45). En un plano más general, Asdrúbal Baptista, considera que existe una secuencia general, derivada de la inseparabilidad del origen de la renta de su uso y destino: “el desarrollo capitalista de una economía originalmente muy atrasada, basado en el aprovechamiento de una renta internacional de la tierra, sigue un curso previsible. A un período de intenso y generalizado crecimiento y maduración le sigue un aprovechamiento cada vez menor de la renta captada y empleada a los fines de crecer, hasta alcanzarse una situación en la que con la madurez aparecen necesidades institucionales y estructurales cuya satisfacción se enfrenta a la presencia misma de la renta. En esta condición históricamente final, los circuitos de la acumulación se entraban, impidiendo un desarrollo autosostenido y prolongado” (p. xxxiv). Más adelante apunta que el destino del ingreso rentístico “puede moverse desde la simple dilapidación… hasta su más rigurosa acumulación capitalista” (p. 21).

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19/05/2013 at 11:35

Venezuela, devaluación y capitalismo rentístico

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEl viernes 8 de febrero el gobierno de Venezuela devaluó la moneda un 46,5%, llevando el bolívar venezolano a BsF 6,3/US$ (BsF: bolívares fuertes); en el mercado paralelo, o negro, el dólar cotizaba a casi BsF 19. Cuando Chávez tomó el poder, el tipo de cambio estaba en BsF 0,56/US$, de manera que en términos nominales la devaluación fue superior al 1000%. Sin embargo, en términos reales, el bolívar se apreció, ya que la inflación acumulada entre diciembre de 1998 y diciembre de 2012 fue de casi el 1500%. Según Cepal, a fines de 2012 la moneda venezolana estaba apreciada un 44,5% con respecto al promedio 1999-2009. Sólo en 2012 la inflación fue del 21%, en tanto el tipo de cambio oficial se mantuvo estable en bs 4,3/US$.

Recordemos que desde febrero de 2003 en Venezuela rige el control de cambios, que se estableció principalmente para frenar la fuga de capitales. Lo cual no impidió que continuara el drenaje, a través de la compra de títulos públicos nominados en dólares, y la sobrefacturación de importaciones. Esta última representaría, de acuerdo a Ecoanalítica, el 20% del total de importaciones. Aclaremos también que no se trata solo del comportamiento de la burguesía opositora al chavismo. En las transacciones con los bonos, y en la sobrefacturación de importaciones, se han denunciado negociados de funcionarios y amigos del gobierno (burguesía chavista). Por ejemplo, la empresa estatal Alcasa (transformadora de alúmina en aluminio) estuvo comprando el metal a dólar controlado, para revenderlo a un precio determinado por el dólar libre (Prat, 2012). En el terreno de los bonos, un caso ejemplar es el de Víctor Vargas, dueño del Banco Occidental de Descuento (el quinto más grande del país), quien ha hecho una fortuna operando con bonos argentinos que había adquirido el gobierno venezolano. Esta cuestión conecta con el carácter rentístico de la economía venezolana, y su relación con las formas de acumulación propias de la burguesía estatal, que tratamos más abajo. En cualquier caso, la fuga de capitales, habría sido de US$ 144.900 millones, desde febrero de 2003 a fines de 2012 (Ecoanalítica en base a datos del Banco Central de Venezuela). Esto explica que Venezuela, que ha recibido y recibe una fuerte renta petrolera, y goza de superávit en la balanza de cuenta corriente, padece sin embargo una persistente presión hacia la depreciación de su moneda.

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Written by rolandoastarita

12/02/2013 at 12:16

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