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Lógica del capital y crítica marxista (4)
Las partes anteriores de esta nota aquí, aquí y aquí.
El discurso posmoderno post caída del Muro
Los críticos de la tesis de la lógica del capital sostienen que no existe centralidad del trabajo asalariado, ni leyes objetivas de la dinámica capitalista. Ya hemos discutido teóricamente estas cuestiones. Sin embargo, las diferencias no deben ser dilucidadas solo a nivel teórico, sino también en relación a datos y hechos. La pregunta entonces es acerca de la capacidad que ha tenido la tesis “no hay leyes ni lógica del capital” para explicar, o prever, las tendencias del desarrollo económico y social de las últimas décadas.
En este punto tengamos presente que el posmodernismo tomó vuelo con sus pronósticos sobre lo que venía luego del derrumbe de la URSS, la desarticulación de los llamados Estados de bienestar, en Occidente, y el arranque de la globalización. Por aquellos años los posmodernos plantearon que con la caída de los regímenes stalinistas, y el fin del fordismo -producción y consumo de masas, trabajo alienante en las líneas de montaje, cultura conformista, control sindical y estatal- se abría una era de expansión de la diferencia, de construcción libre de las identidades, de exaltación de la particularidad y desarrollo de las personalidades. Según esta visión, la posmodernidad consumista llevaría a ofrecer a cada uno la mercancía adecuada, en tanto que en los lugares de trabajo se impondrían los horarios flexibles, los equipos de trabajo participativos y creativos, y la especialización no alienante. Las relaciones de producción capitalista serían flexibilizadas en sentido libertario y democrático, y la sociedad sería abierta y plural, dando lugar a un individuo “liberado del corsé autoritario” y focalizado en el placer y el cuidado del cuerpo y la mente.
Lógica del capital y crítica marxista (3)
Tercera parte de la nota; las anteriores, aquí y aquí.
“No hay núcleo unificador”
Una de las cuestiones centrales en que nos oponemos los que sostenemos que existe una lógica del capital y los críticos de esta tesis, es acerca de si hay una relación social núcleo, unificadora de la formación social. En este respecto, el crítico de la lógica del capital sostiene que la realidad social contemporánea no tiene un núcleo que sea conocible, y que incluso no tiene importancia que sea conocible porque, de todas maneras, no existe núcleo alguno. En consecuencia, la realidad es fragmentada: cada instancia -la política, la economía, lo institucional, la cultura, las ideas morales, la ideología, etcétera- es autónoma con respecto a las otras, y tiene el mismo poder explicativo acerca de la evolución social. Por eso, ni discute siquiera cuál puede ser la relación central; no tiene objeto analizar si la contradicción central es “imperio – nación” o “capital – trabajo” ya que la misma formulación de algún eje ordenador carece de sentido. Más aún, ni siquiera es conocible. Por lo tanto, la suma de “realidad no conocible” y “fragmentación” de instancias a igual nivel da como resultado un enfoque afín al pensamiento posmoderno. En particular, porque se rechaza la idea de que la economía es el ámbito central de las contradicciones sociales, y que la clase obrera es el sujeto social fundamental enfrentado a la clase capitalista (puede verse esta posición en Omar Acha, citado en la segunda parte de esta nota).
Lógica del capital y crítica marxista (2)
Segunda parte de la nota iniciada aquí.
Más sobre leyes objetivas y determinación
Al tratar la lógica del capital, y la existencia de leyes sociales objetivas, aparece de manera repetida la cuestión de la “determinación”. Los críticos de la tesis de la lógica del capital hacen todo un mundo de la crítica al “determinismo”, y en particular, al “determinismo económico”. A este fin, construyen un muñeco de paja: reducen todo determinismo al determinismo unidireccional y mecánico, para concluir que la determinación es propia de un marxismo “dogmático y cerrado”.
La realidad sin embargo es que la determinación juega un rol central en las ciencias sociales. Por supuesto, es fácil acordar en que las determinaciones que son propias de la mecánica clásica (del tipo que dice “si en un instante dado se conocen las posiciones y velocidades de un sistema dado finito, a partir de sus funciones se pueden determinar las velocidades y posiciones futuras”), tienen una aplicación muy limitada, o nula, en el análisis social. Dado que las actividades humanas se desarrollan en entornos siempre cambiantes, y que cambian precisamente a causa de las acciones de los seres humanos sobre esos entornos -y sus reacciones a esos cambios-, el futuro no está determinado de ninguna manera mecánica o lineal.