Posts Tagged ‘sobreacumulación’
La Gran Depresión y la teoría marxista de las crisis (2)
La primera parte de la nota, aquí
Apoyándonos en Lewis Corey, The Decline of American Capitalism, pensamos que la crisis de los 30, en EEUU, es representativa de la crisis por sobreproducción a la que Marx y Engels se refirieron en muchas de sus obras (véase aquí y aquí). La idea central es que la competencia obliga a los capitalistas a invertir y ampliar la capacidad de producción por encima de lo que el mercado puede absorber, desembocando en el atascamiento de los mercados. El punto de partida de esta explicación es que la acumulación está regida por la tendencia de cada capital a generar más y más plusvalía. Es lo que Marx llama, en el tomo 3 de El Capital, “el primer acto del proceso capitalista de producción”; es la producción directa. Pero, sigue la tesis, luego viene el segundo acto del proceso: la masa de mercancías producidas debe venderse. Si esto no ocurre, o si se malvenden a precios muy inferiores de los precios de producción, la explotación del obrero no se habrá concretado en plusvalía. Se produjo demasiado para lo que el mercado puede absorber, y aparece entonces “un exceso de capacidad de producción, cuyos costos son una carga sobre los beneficios realizados” (Corey, p. 120). Este exceso se manifiesta de dos formas:
- En la capacidad utilizada para producir bienes que saturan al mercado, con la consecuencia de la caída de precios y beneficios. Es que operar al 100% de capacidad cuando los mercados están limitados y no pueden absorber la producción, agudiza la competencia, de manera que los precios caen a niveles que no son rentables. Esta situación también puede empujar al incremento de gastos en publicidad y marketing; lo cual deprime más la tasa de ganancia.
- En la capacidad no utilizada, en equipo ocioso que no se utiliza porque la demanda es insuficiente (p. 120). La capacidad ociosa deprime las ganancias y es una manera en que se manifiesta el aumento de la relación capital constante / trabajo vivo (o sea, de la composición orgánica del capital). Lee el resto de esta entrada »
La caída de la bolsa de valores en China
Ayer, 8 de julio, el Índice Compuesto Shangai se derrumbó un 5,9%. Esto significa que desde el pico alcanzado el 12 de junio pasado la caída es del 32%. Representa una pérdida de capitalización bursátil de 3,5 billones de dólares. Sin embargo, aún se trata de una fracción de lo que ha subido el mercado en el último año: desde julio de 2014 al máximo alcanzado en junio, los precios se incrementaron un 150%. El objetivo de esta nota es ubicar estas oscilaciones en el contexto en que se está desarrollando la economía china.
Sobrecapacidad, caída de rentabilidad y burbuja crediticia
En una nota que publiqué en agosto del año pasado (ver aquí), apuntaba que la economía china se había venido desacelerando desde 2011, y que la alta acumulación había desembocado en sobreacumulación y caída de la rentabilidad de las empresas. “Desde 1992 a 2010 el consumo agregado en China bajó del 62% del PBI al 47%, a pesar de que estuvo creciendo a una tasa promedio del 8% anual. De manera que la declinación del ratio se explica por el crecimiento aún mayor del PBI y de la inversión. La formación de capital fijo bruto creció al 12% anual durante dos décadas, y su participación en el PBI se elevó del 38% al 48% en 2010 (…) Un proceso que llevó a la sobreinversión y caída de rentabilidad. Las ramas con mayores problemas de sobrecapacidad hoy serían acero, construcción de barcos, paneles solares, aluminio, cemento y carbón (según Moody Investment Service); y muchas fuentes hablan de sobreinversión en construcción, tanto residencial como pública”.
Economía mundial, ¿semi-estancamiento de largo plazo? (3)
La primera y segunda parte de esta nota, aquí y aquí.
Europa, semi-estancamiento con alta deuda
Europa no ha podido salir, hasta ahora, del estancamiento, a pesar de las inyecciones de liquidez y la caída de las tasas a que se endeudan los países del sur del continente. En el primer trimestre la economía de la zona del euro apenas creció el 0,2%, y con grandes disparidades entre los países del norte y del sur. El PBI está todavía 2 puntos porcentuales por debajo del período anterior a la crisis, la producción industrial unos 12 puntos porcentuales por debajo y el desempleo es del 11,7%. La inversión está un 20% por debajo del nivel anterior a la crisis; y las exportaciones han sido perjudicadas por la débil demanda mundial y el fortalecimiento del euro. Alemania crece, pero ha disminuido el ritmo, y es incapaz de generar demanda para el resto del área (fuerte superávit en cuenta corriente). Francia, la segunda en importancia (21% del PBI de la zona del euro), es llamada “la nueva enferma de Europa”: no creció en el primer trimestre de 2014 y tampoco lo habría hecho en el segundo; el desempleo es del 10,1%, la inversión cayó o permaneció estancada en 8 de los 9 últimos trimestres anteriores a junio, y el déficit de cuenta corriente continúa creciendo (las exportaciones francesas disminuyeron el 14% entre 2007 y 2012). En lo que respecta a Europa periférica, la crisis ha sido del tipo Gran Depresión de los 1930, y no se ha recuperado. Según el Centre for Economic and Business Research (citado por The Guardian), al terminar 2014 el PBI de Grecia va a ser 23% más bajo que en 2008; en Italia el 7% inferior, en España y Portugal el 6%, y en Irlanda el 4%, también inferior.
Crédito, acumulación y crisis
La undécima Conferencia del BIS (Banco de Pagos Internacionales), realizada en junio, estuvo dedicada a la globalización financiera. La contribución de Stephen Cecchetti (jefe del Departamento de Economía y Dinero del BIS) presenta cuestiones que son de interés para los debates de la izquierda sobre el significado de las finanzas. Es que mucha gente progresista, o crítica del capitalismo, sostiene que la causa principal de la crisis iniciada en 2007 fue la mundialización de las finanzas, producto a su vez de la desregulación de los mercados y del ascenso del neoliberalismo. Según esta perspectiva, los capitales financieros impusieron su dominación sobre el capital productivo a comienzos de los 1980, por lo cual succionaron el excedente y alimentaron la especulación y el parasitismo. En esta lectura, el crecimiento del crédito y de las finanzas es entendido entonces como sinónimo de estancamiento de las fuerzas productivas. La globalización financiera habría sido perjudicial, y la contradicción fundamental pasaría por la oposición entre las finanzas y los pueblos (incluyendo este segundo polo a las fracciones del capitalismo productivo). El objetivo sería, por lo tanto, poner “en caja” a las finanzas.
Como adelantamos, la intervención de Stephen Cecchetti da pie para realizar algunas reflexiones sobre el tema. Lo que sigue se ordena de la siguiente manera. En primer lugar, presento la postura de Cecchetti. En segundo término, explico por qué -desde el enfoque “a lo Marx”-, el crédito es consustancial al desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas y el mercado mundial. Pero también por qué las finanzas y el crédito potencian las contradicciones, la sobreproducción y la crisis. La idea es que esta es la dialéctica que subyace a lo que registra, tal vez de manera confusa, Cecchetti. Una dialéctica que muchas veces pasan por alto los críticos del capitalismo. Preciso también que en esta nota me centro en el rol del crédito y las finanzas. El sentido de la globalización (¿históricamente progresiva? ¿regresiva?), que también es tocado por Cecchetti, lo he discutido en en Valor, mercado mundial y globalización, y en notas anteriores (por ejemplo, aquí y aquí), y no lo trataré ahora.
Sobre los orígenes de la crisis financiera
Una de las explicaciones más extendidas de la crisis que estalló en 2007 dice que se debió a la sobreespeculación en el mercado del crédito inmobiliario. El argumento se basa en un fenómeno real: la crisis estuvo precedida por un boom hipotecario que colapsó y arrastró al resto de la economía a la recesión. Por esto, muchos sostienen que la crisis se debió a la codicia de los banqueros y a la falta de regulaciones estatales. Es la interpretación que encontramos en Krugman, Stiglitz, en el New York Times, y en una gama amplia de autores del progresismo keynesiano, o la izquierda. Pero si bien es indudable que el crédito y la especulación inmobiliaria fueron factores que llevaron a la crisis, es necesario conectarlos con dificultades y contradicciones que anidan en la acumulación capitalista. El objetivo de esta nota, por lo tanto, es pasar revista a las características centrales del boom, precisar las condiciones, arraigadas en la acumulación del capital, que lo posibilitaron, y el significado del crecimiento del capital ficticio vinculado a la especulación inmobiliaria. A los efectos de hacer accesible la lectura a la gente no especializada, a lo largo del texto introduzco breves explicaciones de algunos de los instrumentos financieros más utilizados.
La mecánica del boom crediticio inmobiliario
Para explicar cómo operó el boom crediticio inmobiliario es necesario empezar por lo que significó la llamada titularización. Básicamente, consiste en una innovación financiera que contribuyó a cambiar el rol de intermediarios de los bancos. Tradicionalmente, el banco recibe fondos en forma de depósitos, por los que paga interés; y otorga préstamos, por los que cobra un interés más alto que el pagado por el depósito. Con la titularización, en cambio, el banco se descarga de su cartera de activos, creando una sociedad especial (Special purpose vehicles, SPV son las más comunes). Por ejemplo, un banco origina una cartera de créditos hipotecarios, pero en lugar de quedarse con ella, la vende al SPV. Así, supongamos que el banco arma un pool con 100.000 créditos hipotecarios, que son comprados por el SPV. Este, a su vez, emite títulos para financiar la compra. Tratándose de hipotecas, estos títulos son conocidos como MBS, Mortgage-backed securities; cuando se trata de otro tipo de préstamos (tarjetas de crédito, para la compra de automóviles, etc.) el banco también puede armar paquetes, y el SPV emite títulos que se los conoce como ABS, Asset-backed securities. Tanto los MBS como los ABS rinden mayores intereses que los títulos gubernamentales, o de empresas.