Posts Tagged ‘capitalismo’
Teorías de las crisis y determinismo mecánico
En una nota anterior (aquí y aquí) examinamos la teoría de las crisis por “escasez de plusvalía”, que se inscribe en la línea de pensamiento Grossmann – Mattick – Shaikh (me refiero a los trabajos de Shaikh de los 1980 y 1990). Sostuve en esas entradas que esa explicación adolece de fallas teóricas y carece de evidencia empírica. En esta amplío la crítica incorporando una cuestión de método: la concepción determinista mecánica que subyace en esos planteos. Me refiero a la idea de que la evolución lineal de alguna variable – en particular, de la tasa de beneficio, a veces la tasa de acumulación – determinaría, mecánicamente, las crisis y las depresiones. Lo hemos visto en Shaikh: su teoría de las crisis descansa en que la tasa de beneficio baja a lo largo de toda la fase alcista que precede a las grandes crisis. Algo similar ocurre en Grossmann, donde la acumulación del capital avanza, a lo largo de años, a una tasa tan elevada que desemboca en el colapso del sistema. Ese derrumbe ocurriría, dice Grossmann, incluso si se mantuviera, durante toda la acumulación el equilibrio entre la oferta y la demanda; y si las ramas de la economía crecieran proporcionalmente.
Pero por fuera de estos autores, las explicaciones lineales también se expresan en las tesis del estancamiento secular, que defienden no pocos marxistas: según ellos, el capitalismo tiende al estancamiento porque la tasa de ganancia cae, con oscilaciones, desde hace dos o tres siglos. Y de manera apenas modificada, el criterio subyace en la tesis que dice que tras 25 o 30 años de expansión el sistema capitalista entra, a causa de la caída de la tasa de ganancia, en recesiones, o depresiones, de otros 25 o 30 años. Lee el resto de esta entrada »
¿Estancamiento desde los 1970?
En una entrada anterior (aquí) sostuve que la teoría de Marx de las crisis de sobreproducción no ha sido bien recibida por la mayoría de los marxistas. Adelanté entonces que una posible explicación de esa actitud es que las crisis ocurridas en el siglo XX fueron pensadas, por la mayoría de los marxistas, en el marco de enfoques estancacionistas. Esto es, en la idea de que el modo de producción capitalista se encuentra, desde hace más de 100 años, en su fase de declinación (o etapa del “capitalismo senil”). La razón última de esa situación, en línea con lo planteado por Lenin en su texto sobre el imperialismo, sería el dominio del capital monopolista financiero. Y la declinación se manifestaría en tasas nulas (en términos seculares) de crecimiento del producto; o al menos, sensiblemente menores que en el siglo XIX (de “libre competencia”). También en el deterioro, en términos absolutos, de las condiciones de vida de las masas trabajadoras; en el crecimiento del capital ficticio en lugar del capital productivo; y en el estancamiento o caída del número de trabajadores productivos (que generan plusvalía).
Son muchos los marxistas que han sostenido, o sostienen, este enfoque. Los escritos sobre las tendencias del capitalismo de León Trotsky, Paul Baran, Paul Sweezy, Francois Chesnais, entre otros, son característicos. Pero también keynesianos, como Alvin Hansen y Josef Steindl, y teóricos de la dependencia compartieron esa visión. A lo que debemos sumar los muchos marxistas que, una y otra vez, han asegurado que “ahora sí” el capitalismo ha entrado en “onda larga depresiva”, “estancamiento secular”, y similares. Lee el resto de esta entrada »
La crisis no es una cuestión de moral
A raíz de la crisis cambiaria y financiera por estos días se han multiplicado las condenas de tipo moral a “los especuladores y los capitales financieros”. El pedido de Carrió a los productores sojeros es representativo: “liquiden la soja, no pueden retener los dólares, hagan patria, no pueden estar lejos de nosotros”, declaró. Un mensaje que trajo a la memoria la famosa queja de Juan Carlos Pugliese, ex ministro de Alfonsín, cuando en plena crisis de 1989 dijo que le había hablado a los empresarios “con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. Pero no se trata solo de defensores del gobierno. También en la izquierda abundan las condenas de tipo moral. Por ejemplo, se dice que la crisis se debe a la “estafa” del Gobierno, los capitales financieros y el imperialismo, con vistas a “saquear la nación”. Mensajes parecidos inundan las redes y caracterizan las declaraciones de dirigentes combativos. Por esta vía también se sugiere que la crisis se debe a la fracción más regresiva del capital, el capital dinerario (o financiero) y extranjero.
Pues bien, el punto de vista que defiendo –puede verse en la última entrada, aquí– es distinto. Sostengo que, al margen de estafas y maniobras para enriquecerse, la razón última de la crisis tiene que ver con el carácter dependiente y atrasado del capitalismo argentino y, en un nivel más profundo, con la lógica de la ganancia. Además, si a lo largo de décadas es recurrente el mismo tipo de crisis, hay mayores razones para poner el acento en las causas estructurales. Planteo también que las leyes de la acumulación y crisis se abren paso, inevitablemente, a través de la competencia. Para bajarlo a la situación actual, el exportador de soja que prevé una devaluación del peso, naturalmente posterga todo lo posible la liquidación de dólares; y con el mismo criterio actúa la empresa –sea del ramo industrial o comercial- que busca proteger sus fondos líquidos de la depreciación del peso. Y aquel que no lo hace desvaloriza sus activos –pero el capital está para valorizarse- y peligra en la lucha competitiva. Por eso el peso de la crítica marxista está puesto en las relaciones sociales de producción, y no en las personas. Por eso también la solución para los trabajadores no pasa por cambiar las figuritas en la conducción del Estado, sino por acabar con la relación de explotación capitalista (ver aquí). Lee el resto de esta entrada »
Marxismo y reformismo frente al cambio tecnológico
El cambio tecnológico es una constante en el modo de producción capitalista, y en la mayor parte de los casos sus consecuencias son pérdida de puestos de trabajo y las llamadas “racionalizaciones laborales”. Frente a esto, es frecuente que los reformistas convoquen a frenar el cambio tecnológico. En otros casos, activistas sindicales y organizaciones de izquierda demandan alguna forma de control obrero de la producción con el fin de impedir los despidos.
A los efectos de aportar elementos para el análisis, en esta nota presento textos de Rosa Luxemburgo y de Marx que sintetizan la posición clásica del marxismo frente a la introducción de la máquina, o la automatización.
Se trata de una cuestión de primer orden, ya que los capitalistas tratan de ganar mercado abaratando costos, y para ello introducen tecnología que ahorra mano de obra. Si la operación es exitosa, el capitalista innovador obtendrá una plusvalía extraordinaria, debida a la diferencia entre el precio prevaleciente en la rama –determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir- y el “valor individual” de su producto. Lo cual empujará al resto de los capitalistas de la rama a introducir la nueva tecnología. A su vez, cuando la nueva tecnología se generalice, desaparecerán las plusvalías extraordinarias… hasta que algún capitalista vuelva a introducir el cambio tecnológico (véase El Capital, cap. 10, t. 1, Siglo XXI). Así, bajo el látigo de la competencia, avanza el cambio tecnológico, y su contrapartida: el desplazamiento de los obreros por la máquina, esto es, la recreación permanente del ejército de desocupados. Lee el resto de esta entrada »
Trump y el “Nac & Pop” criollo
Un lector del blog escribió en “Comentarios” que no le sorprende “la euforia de CFK, Atilio Borón y demás “naZional-progresistas” por la victoria de Trump”. Tiene razón, el elogio de las corrientes “nacionales y populares” a Trump no tiene nada de sorpresivo. Veamos un momento las declaraciones.
Cristina Fernández de Kirchner habló sobre el significado del triunfo de Trump en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Entre otras cosas, dijo: Lee el resto de esta entrada »
“Plan B de Varoufakis” y contradicciones del dinero (2)
La primera parte de esta nota, aquí
El equivalente en las economías atrasadas
Las limitaciones que tiene un sistema monetario autonomizado como simple promesa de pago se intensifican al tratarse de un país atrasado y dependiente. Al respecto, en Valor, mercado mundial y globalización, y después de señalar que la moneda nacional tiene un rol de equivalente parcial, planteaba que “la legitimidad como equivalentes de las monedas nacionales es puesta periódicamente entre signos de interrogación, en especial cuando se trata de equivalentes vinculados a ámbitos de valor sustentados en un bajo desarrollo de las fuerzas productivas. Esto explica que las monedas nacionales actúen como encarnación de valor en la medida en que están respaldadas por monedas ‘fuertes’, y en particular por la moneda que actúa como moneda internacional. Por eso, si bien la validación de los trabajos privados se realiza reduciendo las mercancías al equivalente nacional, este a su vez tiene que estar respaldado por la moneda mundial. (…) Las reservas internacionales constituyen el activo financiero de respaldo último de la base monetaria nacional; una moneda nacional respaldada exclusivamente en el crédito interno (títulos públicos) estaría sujeta al cuestionamiento y a crisis de confianza que harían imposible la acción de la ley del valor. En última instancia, cuando sucede esto, la moneda nacional es reemplazada por la moneda mundial, primero en sus funciones de reserva de valor y atesoramiento, luego como medio de pago y finalmente como medio de cambio”.