Posts Tagged ‘neoliberalismo’
Financiarización, ¿qué evidencia empírica?
Una de las tesis más populares en la izquierda es la referida a la financiarización. La misma dice, en trazos gruesos, que las finanzas impusieron su hegemonía sobre el capital productivo a finales de la década de 1970. Desde entonces, las finanzas realizarían una sistemática punción de plusvalía sobre el capital industrial, agrario o mercantil, provocando la caída, en el largo plazo, de la acumulación. A resultas de este proceso, habría una tasa de rentabilidad constantemente más elevada de las actividades financieras por sobre las productivas. Y el neoliberalismo sería la expresión política de esa hegemonía financiera. De ahí que la contradicción dominante en la sociedad estaría planteada entre las finanzas y los pueblos; o entre las finanzas y la producción. La contradicción entre el capital y el trabajo pasaría a segundo plano.
En oposición a ese enfoque, en una nota de 2010 (aquí;) sostuve que no existían pruebas de que el capital financiero hubiera obtenido, a partir de 1980, una tasa de ganancia permanentemente más alta que el capital no financiero. Las finanzas figuraban entre los sectores de rentabilidad más elevada, junto a otras actividades muy rentables. Por caso, informática y servicios de salud en los 1990; petróleo y construcción de viviendas, en los 2000. Pero además, si se incluía la crisis de 2008-09, datos recogidos por el BIS mostraban que la rentabilidad en el sector financiero había sido, a partir de 1995, más volátil que en el sector no financiero, pero no sistemáticamente más elevada. Hasta el día de hoy no encuentro que alguien haya respondido con datos esa nota. Lee el resto de esta entrada »
Neoliberalismo y crítica marxista
Los gráficos sobre aumento relativo del gasto estatal en las economías capitalistas, que he presentado en la nota anterior (aquí), han movido a algunas personas a preguntarse si estoy negando la existencia del neoliberalismo. En realidad, en ningún momento negué el neoliberalismo. Simplemente defiendo una caracterización de ese fenómeno distinta de la que sostiene la mayoría de la izquierda. En particular, sostengo que lo distintivo del neoliberalismo no fue la mayor o menor participación del Estado en la economía; y que es equivocado interpretarlo en términos de ascenso del capital financiero sobre otras formas del capital.
Traté este asunto en varios lugares. Por ejemplo, en El capitalismo roto, donde critiqué la tesis de la financiarización; o en la nota reciente sobre keynesianismo (aquí). También incorporaré el tema en la segunda edición (corregida y aumentada) de Keynes, poskeynesianos y keynesianos neoclásicos, que espero se publicará en 2017. Allí escribo: Lee el resto de esta entrada »
Complemento a «Somos todos keynesianos…. (3)»
En la nota “Somos todos keynesianos», ¿de nuevo? (3)” (aquí) dije que, contra lo que generalmente se afirma, la cuestión del mayor o menor gasto fiscal es una cuestión secundaria a la hora de diferenciar los gobiernos que típicamente se han considerado keynesianos, de los gobiernos llamados neoliberales. Escribí: “Gobiernos profundamente reaccionarios, como el de Ronald Reagan, o George Bush, aumentaron el gasto público para sostener a la economía en períodos de recesión, sin que ello encerrara algún carácter progresista o favorable a los trabajadores. De hecho, y al cabo de más de tres décadas de ‘neoliberalismo’, la participación del gasto público en el producto interno, en la mayoría de los países, es hoy más elevada que a mediados de los 1970”.
Pues bien, el gasto público total en relación al producto en Estados Unidos muestra una tendencia ascendente en los 70 años que van hasta 2015, con relativa independencia de que los gobiernos fueran demócratas o republicanos (una tendencia de largo plazo similar se advierte para los países de la OCDE; y también en la economía global).
Más importante, el gasto público con relación al producto estuvo por encima de la tendencia en la década de los 1980, dominada por las reaganomics. Luego disminuye, en términos relativos, en los 1990. Pero vuelve a subir fuertemente como respuesta a la crisis financiera. En cualquier caso, no puede advertirse un quiebre de la tendencia de largo plazo a partir del ascenso del neoliberalismo, a comienzos de los 1980. Los datos son del Bureau of Economic Analysis.
«Somos todos keynesianos», ¿de nuevo? (3)
El giro al neoliberalismo
La caracterización del keynesianismo de posguerra de Bresser Pereira, Kregel, Seccareccia, que hemos presentado en la parte anterior de la nota es muy distinta de la que presenta Davidson. Según este autor, entre 1945 y 1973 los gobiernos capitalistas “fueran liberales o conservadores, aplicaron activamente el tipo de políticas económicas que Keynes había defendido en los 1930 1940” (Davidson, 2007, p. 177). Davidson agrega que esas políticas permitieron aumentar el producto por habitante, la productividad y mantener bajo el desempleo. Pero a partir de mediados de los años 1970 se impuso la reacción neoliberal. Desde este enfoque, el rápido avance de la reacción anti-keynesiana parece no tener base alguna en las relaciones sociales existentes.
Sin embargo, la realidad es que a mediados de la década de 1970 se asistía a una crisis estructural de acumulación del capital -caída de la tasa de rentabilidad y debilidad de la inversión-, largamente estudiada por los marxistas (véase, por ejemplo, Mandel, 1979 y Shaikh. 1991), los regulacionistas (véase, por ejemplo, Aglietta, 1979, y Lipietz, 1979) y otras corrientes. En América Latina esa crisis se manifestó bajo la forma de crisis de la industrialización por sustitución de importaciones. Pero el keynesianismo reformista del IS-LM no tuvo respuesta frente a una crisis global que no podía superarse con dosis de política monetaria o fiscal. Los partidos Comunistas y Socialistas tampoco representaban alternativas superadoras, y las economías “del socialismo real” evidenciaban crecientes problemas. El capital de conjunto exigía una reacción en toda la línea contra el trabajo; y el keynesianismo del mainstream se adaptó a la nueva coyuntura histórica. Lee el resto de esta entrada »
Theotonio: de la Dependencia al giro a la derecha
En una nota anterior (aquí) he planteado que bajo el paraguas de la llamada heterodoxia, se agrupa un extenso abanico de economistas, antes más o menos radicales, que se han convertido en defensores de gobiernos capitalistas. Decía también que este fenómeno se inscribe en un giro de muchos intelectuales que en las últimas décadas abandonaron cualquier compromiso con una política de clase; y presentaba el ejemplo del marxista Anwar Shaikh, de la New School de Nueva York.
Pues bien, otro caso representativo es Theotonio Dos Santos, quien por estos días ha sido homenajeado por el primer Congreso de Pensamiento Económico Latinoamericano. El evento se convocó bajo un lema que encierra toda una definición política e ideológica: “Amanecer y consolidación de los gobiernos populares en América Latina. Desafíos para profundizar la transformación estructural”. Fue organizado por la Asociación del Pensamiento Económico Latinoamericano, y patrocinado por Presidencia de la Nación y otros organismos estatales. Entre los oradores estuvieron Carlos Tomada y Axel Kicillof, ministros del gobierno de Cristina Kirchner; Silvina Batakis, ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires; y Marcelo Zabalaga Estrada, presidente del Banco Central de Bolivia.
Izquierda y “voto útil contra el neoliberalismo”
Por estos días desde varios sectores del llamado progresismo izquierdista se ha criticado la postura del FIT y Zamora de haber recomendado el voto en blanco en el balotaje entre Rodríguez Larreta (o sea, Macri) y Lousteau. Se afirma que de esa forma la izquierda fue “funcional a Macri” (expresión utilizada por el periodista Maxi Montenegro, criticando a Jorge Altamira). Es la línea tradicional de los liberales burgueses, los socialistas burgueses y pequeño burgueses de todos los matices, y también, por supuesto, del partido Comunista. Por eso Aníbal Ibarra, que se formó políticamente en el stalinismo criollo, por estos días se dedicó a “dar cátedra” de cómo y por qué había que distinguir, aunque fuera muy sutilmente, entre Macri y Lousteu. “No son lo mismo”, repetía incansablemente, para recomendar el “voto táctico útil” por el segundo, en pos de la derrota del “proyecto neoliberal de los 90” del primero.
Dada la frecuencia con que se repite este argumento, en esta nota presento una respuesta a esta crítica a la izquierda, desde una perspectiva marxista. La respuesta reconoce dos niveles: el primero, el más fundamental, dice que aun en el caso de que haya diferencias, los marxistas deben mantener su posición independiente y no ceder al voto útil. En un segundo nivel, la respuesta dice que, en el caso concreto que nos ocupa, ni siquiera hay diferencias de alguna significación entre Macri y Lousteau (como tampoco las hay entre Lousteau y Recalde, o entre Macri, Scioli y Massa). Empecemos, sin embargo, con el primer aspecto de la cuestión.