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Represión en Venezuela y el silencio de la izquierda
En varias oportunidades (véase, por ejemplo, aquí, aquí) he criticado el silencio que mantiene la mayor parte de la izquierda argentina con respecto a la represión de opositores y negación de libertades democráticas por parte del régimen de Venezuela. Incluso las organizaciones que dicen ser críticas del gobierno de Maduro, guardan silencio sobre el tema, con el argumento de “el enemigo principal es el imperialismo”. Un ejemplo es el programa del FIT, que en su punto 20, reza: “Abajo la intentona golpista en Venezuela impulsada de manera directa por la intervención del imperialismo norteamericano y sus lacayos de la OEA, sin brindar ningún apoyo político al gobierno de Maduro”. De esta manera se barre bajo la alfombra la represión y el avasallamiento de todo tipo de libertades y derechos democráticos.
En respuesta a este encubrimiento, en lo que sigue reproduzco pasajes del informe que dio a conocer, el 4 de julio pasado, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela desde 2018. El informe completo puede leerse en https://prodavinci.com/lea-el-informe-sobre-la-situacion-de-derechos-humanos-en-venezuela-de-la-oficina-del-alto-comisionado-de-la-onu/. Aquí van los pasajes que he seleccionado: Lee el resto de esta entrada »
Tortura en Argentina, cinismo y silencio
Días atrás tuve una discusión con un colega profesor, kirchnerista y sociólogo, quien me argumentaba que a partir de la asunción de Macri a la presidencia de la Nación se ha producido un cambio cualitativo en lo que hace al tratamiento de los presos. “Se aplican torturas y malos tratos como nunca se había conocido desde los tiempos de la dictadura. Esto demuestra que estamos ante un gobierno de corte semi-fascista”. Mucha gente comparte esta idea.
Sin embargo, los informes sobre torturas y malos tratos en las cárceles y comisarías no parecen respaldar la idea de mi colega. Concretamente, todo indica que, en lo que atañe a torturas y malos tratos, hay más continuidad que cambio entre el kirchnerismo y Cambiemos. Es que en las comisarías y cárceles se tortura habitual y sistemáticamente, desde antes del 10 de diciembre de 2015, con el silencio cómplice de jueces, legisladores, ministros y también presidentes. Y así sigue en lo que va de 2016. “Hay que ocuparse de los derechos humanos del siglo XXI, de lo que está pasando hoy”, declaró Macri en la campaña electoral. Pero “lo que está pasando hoy” en materia de derechos humanos son torturas y vejaciones sistemáticas de detenidos, sobre las cuales el ingeniero no dice palabra. Y los Kirchner tampoco mencionaron el tema en los 12 años en que estuvieron en el poder. Así, sean “nacionales y populares”, o “neoliberales ajustadores”, todos confluyen en ocultar la tortura. Aunque con un tranquilo cinismo, también todos se dicen defensores de los derechos humanos. Sin embargo, los hechos son de una gravedad inocultable.
Bonafini-Milani y una polémica de 2001
En su edición de diciembre la publicación de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Ni un paso atrás, trae una entrevista de Hebe Bonafini con el general César Milani. La nota está titulada “La madre y el general”, y ha sido presentada como un “encuentro histórico”.
Para los lectores del blog que no viven en Argentina, informo que el gobierno de Cristina Kirchner ha promovido recientemente a Milani al cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército, y ahora busca su nombramiento como general en Jefe. Pero encuentra obstáculos, ya que Milani está involucrado en causas judiciales por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Entre ellas, por la desaparición del Alberto Agapito Ledo, soldado conscripto oriundo de La Rioja. Al momento de su desaparición, en 1976, Ledo era asistente de Milani, y se lo hizo figurar como desertor, a igual que ocurrió con otros soldados desaparecidos. Milani también está acusado por los hermanos Ramón y Alfredo Olivera de haber participado en el traslado de su padre y de otros detenidos a sede judicial y de haberles realizado apremios ilegales. Estas acusaciones están avaladas por el Centro de Estudios Legales y Sociales (cercano al gobierno). El CELS asimismo informa que Milani sería uno de los responsables de la privación ilegítima de la libertad de Oscar Plutarco Shaller, un periodista de La Rioja, que ahora vive en Cuba. El premio Nobel Pérez Esquivel también ha pedido que no se ascienda a Milani en tanto continúe involucrado en estas causas.
En la entrevista Milani se defiende de esas acusaciones, diciendo que nunca torturó ni secuestró, y que todo se trata de una operación de los “multimedios monopólicos” y de la oposición, que busca perjudicar a la Presidenta. Bonafini consiente. En ningún momento insinúa siquiera que las acusaciones a Milani están sostenidas por la Asociación Madres de Plaza de Mayo de La Rioja, por ex detenidos, el CELS y Pérez Esquivel. Bonafini y Milani también acuerdan en que el Ejército “participe activamente de un proyecto nacional” y trabaje en barrios y villas. “Hebe, con ayuda de ustedes, el Ejército está dispuesto a ir por todos los cambios”, dice Milani. Y considera la posibilidad de hacer “algo con la Universidad de las Madres. Algún seminario o algún curso”.
Es importante ubicar estas declaraciones en la senda del discurso de Milani cuando juró como Jefe del Estado Mayor, el pasado 3 de julio, y anunció su intención de poner al Ejército al servicio “de la defensa y el desarrollo nacional”. Proyecto con el que Bonafini acuerda, y es avalado por casi la totalidad de la izquierda kirchnerista. Para estos sectores, la aceptación de Milani es un “costo” que hay que digerir, en aras de avanzar en la “unidad pueblo – Ejército”. Esto es, una forma de colaboración de clases entre los explotados y una de las principales instituciones del Estado capitalista, a fin de incrementar el poder de esta última. Lo que se juega aquí es un programa burgués que pasa no sólo por la legitimación de las fuerzas armadas ante la población, sino también por colocarlas en un rol político más relevante. En este respecto, se diferencia del proyecto liberal con relación a las fuerzas armadas que expresa, por ejemplo, La Nación. Este último pide terminar con todo tipo de cuestionamiento a lo actuado por los militares en los 1970, y visualiza para el Ejército un rol menos comprometido con la política cotidiana. Lo cual no impide que históricamente el sector liberal haya sido columna vertebral de sangrientas dictaduras militares en Argentina. Por eso, podemos decir que se trata de dos proyectos igualmente reaccionarios.
«No jodan con la memoria»
La intervención de José Pablo Feinmann, del 19 de marzo pasado, en el programa Palabras +/- constituye la admisión más franca y directa, de parte de un intelectual y militante K, del criterio oportunista (diría que repugnantemente oportunista) con que el kirchnerismo denuncia a determinadas personas por su actuación frente a la dictadura militar y protege a otras. Empiezo sintetizando las principales ideas de Feinmann (puede consultarse en http://www.cadena-nacional.com/2013/03/20/jose-pablo-feinmann-sobre-bergoglio-palabras/), para luego ir a las consideraciones centrales.
Feinmann comenzó su intervención (compartía la entrevista con Horacio González) diciendo que en el programa había habido una hermenéutica del papa Francisco, ya que “no hay hechos, sino interpretaciones”. Explicó entonces que en Argentina se está asistiendo a una lucha por posesionarse de Bergoglio; que esa lucha se da a través del peronismo, y que el afiche que saluda al papa por “argentino y peronista” se inscribe en la tradición de la derecha peronista. Siguió diciendo que todos los que enfrentan a la presidenta forman parte de esa derecha peronista (aunque reconoció que el cartel de marras debió haber tenido el aval de CK). En cualquier caso, “Cristina baja la línea”, explicó Feinmann, y la línea es, en palabras llanas y simples, “no jodan más con el pasado de Bergoglio porque la derecha no nos lo puede apropiar”. En otros términos, aquí hay una lucha por captar a Francisco, Cristina está actuando como funcionaria y no como militante, y lo que importa es que el papa esté “de nuestro lado”.
Repugnancia