Posts Tagged ‘precios’
Precios y ley económica en «Salario, precio y ganancia» (2)
La parte (1) de la nota, aquí.
La tesis de que los precios se determinan por los salarios
La explicación del precio como suma de partes desemboca en “el dogma” (Marx) de que los precios de las mercancías se determinan, en forma lineal y directa, por los salarios. Es que se postula la existencia de un costo salarial (salario = al valor del trabajo) y que sobre este se establecen los recargos (mark-up) correspondientes a la ganancia y la renta. Marx caracteriza esta explicación como “anticuado y desacreditado error” (Salario… p. 16), seguramente porque consideraba que había sido superada por Ricardo. Sin embargo, es la teoría de la inflación que predomina en la Economía burguesa no monetarista.
En oposición a la idea de que los precios dependen linealmente de los salarios, Marx presenta el hecho, muy simple, de que en la práctica no existía alguna relación directa entre el nivel salarial de los trabajadores y las mercancías que producían. Para verlo con un ejemplo sencillo. Si en una jornada de trabajo de 10 horas un obrero genera $1000 de valor, y produce 2 bienes X, el valor de cada X será, lógicamente, $500, aunque el salario obrero sea, en relación al valor agregado, bajo; por ejemplo, $100 por jornada. Si luego, merced a un avance de la productividad, el obrero pasa a producir 10 X en la jornada (en la que continúa agregando un valor de $1000), el valor de cada X se habrá reducido a $100, con independencia de que los salarios, por caso, puedan haber aumentado a $500 por jornada. Este simple ejemplo bastaría para demostrar que los precios de las mercancías no se determinan, de manera simple y unívoca, por el precio de la fuerza de trabajo, o sea, por los salarios. Lee el resto de esta entrada »
Precios y ley económica en “Salario, precio y ganancia” (1)
En notas anteriores (por ejemplo, aquí), sostuve que, según la teoría marxiana, los precios están determinados por leyes que son socialmente objetivas. Naturalmente, me refiero a los precios de mercancías que pueden ser reproducidas, esto es, que están sometidas a competencia.
En esta nota amplío el tema llamando la atención sobre el trabajo de Marx Salario, precio y ganancia. Se trata del informe presentado por el autor de El Capital, en junio de 1865, en el Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores, en crítica a John Weston. Weston sostenía que la lucha por aumentos salariales es inútil porque los capitalistas responden a los aumentos salariales elevando los precios. En su informe, Marx resume su teoría del valor y de la plusvalía y explica, de forma muy accesible, por qué los precios no pueden ser establecidos a voluntad cuando aumentan los salarios. Una cuestión que está íntimamente vinculada a las teorías – en primer lugar la keynesiana – que culpan a los aumentos salariales por la inflación. Dada su extensión, he dividido la nota en partes. Lee el resto de esta entrada »
Moneda en la Rusia soviética, 1917-1930 (final)
La parte 3 de la nota, aquí
En esta última parte de la nota reseño la crítica de Trotsky, en La revolución traicionada, a la política monetaria y de precios de la dirección soviética durante los años de la colectivización forzosa y la industrialización acelerada. A fin de ubicar esta crítica pasamos revista a la situación de precios y moneda en los últimos años de la década de 1920, y los primeros de la siguiente.
Los años de la colectivización y la industrialización a marcha acelerada
Durante la industrialización forzosa se incrementaron las presiones inflacionarias (sobre la industrialización forzosa, aquí). Según Nove (1992), una causa del aumento del nivel de precios fue el énfasis en la inversión en infraestructura e industria pesada, ya que aumentaban los ingresos sin el correspondiente aumento de la producción de bienes de consumo y servicios (p. 201). Además, y urgidos por cumplir los elevados objetivos de producción establecidos, los directores de empresas contrataban empleo extra para compensar la ineficiencia o el sobre optimismo de los planificadores. Esto es, competían entre ellos para conseguir el trabajo disponible. El resultado fue que los salarios y la masa salarial aumentaron por encima de lo que había se había previsto al elaborar los planes. El plan económico contemplaba para 1927-28 un aumento de los salarios nominales del 46,9%, y una caída de los precios del 10%; de manera que los salarios reales deberían aumentar 52%. Sin embargo, el aumento de los salarios nominales fue mucho mayor; y la nómina de trabajadores contratados también excedió en mucho lo planeado. El problema continuó en los años siguientes. Lee el resto de esta entrada »
Moneda en la Rusia soviética, 1917-1930 (3)
La segunda parte de la nota, aquí.
La crítica de Bettelheim al respaldo oro
En La lucha de clases en la URSS Bettelheim critica la reforma monetaria de 1924. Sostiene que el respaldo oro exigía que el Gosbank interviniera en el mercado para mantener la paridad oficial con el oro y las divisas. Para lo cual se necesitaría un nivel de exportaciones que proveyera las reservas para sostener la paridad. Pero eso, sigue Bettelheim, reforzaría las posiciones de los campesinos ricos, ya que estos tenían la mayor capacidad de producir cereales con destino al mercado externo. Por otro lado, deberían reducirse los esfuerzos para el desarrollo industrial, ya que la industria soviética no era capaz de suministrar productos exportables y exigía, a cambio, importaciones de equipo (véase Bettelheim, 1978, p. 43). En definitiva, se favorecería a los campesinos ricos en detrimento de la clase obrera y los campesinos pobres. Y la Unión Soviética se limitaría al rol de proveedora de productos agrícolas en el mercado mundial (p. 44). Lee el resto de esta entrada »
Engels, control de precios y concepción materialista
Por estos tiempos volvió a tomar fuerza la propuesta de controlar los precios para frenar la inflación (36% en 2020; 4% en diciembre). Indudablemente, una amplia franja del progresismo nacional – izquierdista considera que el control de precios es una medida muy avanzada, casi revolucionaria. Y mucha gente, de derecha o de izquierda, piensa que está inspirada en Marx.
Sin embargo, tiene poco que ver con el enfoque marxista. Vale la pena aclararlo una vez más: de acuerdo a la teoría de Marx, los movimientos tendenciales de precios no pueden ser fijados a partir de relaciones de poder, político o institucional, ya que están regidos por la ley del valor, la cual es objetiva. Esto significa que los seres humanos no la dominan a voluntad, a pesar de que se trata de un fenómeno social. Más precisamente, en tanto subsista el sistema capitalista – producción para el mercado, acumulación regida por la lógica de la ganancia – no hay posibilidad de que el Estado maneje los precios. Además de la teoría, lo muestra la experiencia histórica: en ningún lado el control de precios por el Estado burgués trajo solución a los padecimientos de las masas; ni a las contradicciones del capitalismo. Por eso, en una nota dedicada al asunto, publicada en febrero de 2014, afirmaba: “No se gana nada prometiendo paraísos que sólo existen en la imaginación. Aunque quienes prometen sean personas bienintencionadas y deseosas de ayudar a la humanidad. No es una cuestión de voluntad, sino de relaciones sociales objetivas” (aquí). Lee el resto de esta entrada »
Sobre salario, desempleo e inflación (3)
Las partes anteriores de esta nota aquí y aquí.
Salarios, desempleo e inflación en los poskeynesianos
Si bien existen puntos de contacto entre el planteo de los nuevos keynesianos y el de los poskeynesianos, en particular en lo que respecta a la importancia del conflicto distributivo en las causas de la inflación, sus enfoques difieren en aspectos sustanciales. Es que a diferencia de los nuevos keynesianos, los poskeynesianos ponen el énfasis en la demanda como determinante del empleo, y en una distribución del ingreso más igualitaria para impulsar la demanda. Por eso, el enfoque poskeynesiano tiene puntos de contacto con el subconsumismo tradicional (véase Bleaney 1977, para una descripción). Recordemos que el subconsumismo plantea que es posible un desarrollo armónico del capitalismo, en el que los salarios elevados dan lugar a una demanda elevada, y esta facilita la rentabilidad del capital, que garantiza la continuidad de la inversión. Con matices, los keynesianos de izquierda sostienen, en sustancia, el mismo enfoque. Por eso sus tesis encajan en el reformismo burgués y otras variantes reformistas (socialdemócratas, sindicalistas burgueses, nacionalistas de izquierda, y similares). El ideal, como lo explicitaba Keynes, es reformar al modo de producción capitalista sin afectar sus raíces, la propiedad del capital.
Debate sobre la inflación en Argentina (3)
Continúa la segunda parte
La tesis de la puja distributiva
Al terminar la segunda parte de esta nota, señalé que la explicación de Kalecki sobre la inflación conecta con la sostenida por Crespo y Fiorito. Aunque Kalecki no dejó un estudio sistemático, trató, en diversos escritos tres casos típicos (sigo a Sawyer, 1985). El primero, la inflación por demanda, que ocurre cuando existen límites a la capacidad de aumentar el output. No es la inflación por demanda de los neoclásicos (caso, los monetaristas), ya que Kalecki supone condiciones excepcionales, como ocurren en una economía de guerra, cuando hay restricciones en la oferta y suben el empleo y los salarios. En condiciones normales de reproducción del capital, según Kalecki, el aumento de la demanda debe inducir al aumento del output, que puede expandirse a costos relativamente constantes (es la situación habitual en el capitalismo contemporáneo). Un segundo caso analizado por el economista polaco es la hiperinflación, que no vamos a tratar. El tercero, y el más general, es la inflación que puede generarse en las economías que están operando en niveles cercanos al pleno empleo, a partir de una tendencia espontánea al aumento de los salarios nominales. Dada la constancia del mark up, los aumentos de salarios entonces se trasladan a precios. Aunque es importante recordar que Kalecki pensaba que para que ocurriera este tipo de inflación debía existir una oferta monetaria acomodaticia. Puede decirse entonces que Kalecki es uno de los pioneros de la amplia variedad de economistas que atribuyen la inflación al conflicto distributivo.
El núcleo de esta idea es explicado por CyF: un aumento inicial de precios (o salarios) es sucedido por aumentos compensatorios de salarios (o precios), que a su vez son seguidos de nuevos aumentos de precios (o salarios), y así continuamente. Según estos autores, ésta sería la razón fundamental de la inflación argentina en los 2000. En términos más generales, es la tesis que encontramos en los poskeynesianos, estructuralistas y otros “heterodoxos”. Paul Davidson, por ejemplo, sostiene que la inflación “es un síntoma de la lucha en torno a la distribución del ingreso”, cuando las corporaciones y las multinacionales, los sindicatos y otros grupos organizados, tratan de “obtener una mayor porción del ingreso nacional o mundial disponible para ellos” (1991, pp. 89 y 91). En la misma dirección, Lance Taylor afirma que “si la participación de los salarios es baja, los trabajadores responderán presionando por aumentos más rápidos… de sus salarios”, lo que desata una “core” inflación (1985, p. 389). Precisemos que la tesis de la inflación por conflicto distributivo también ha sido, y es, defendida por buena parte de la ortodoxia mainstream. Por ejemplo, en los años 1960 y 1970 el keynesianismo “oficial” establecía una relación inversa entre la desocupación y los salarios (curva Phillips); y una relación directa entre los salarios y el nivel de precios, a través del mark up (descontando productividad). Actualmente, la curva Phillips de los nuevos keynesianos también vincula el nivel de precios con los salarios, a través de la tasa de desempleo (aunque a diferencia de la curva tradicional, incluye la “tasa natural de desempleo” y la inflación esperada). Por eso, explicaciones del tipo “inflación por demanda” son, en esencia, explicaciones por “costo salarial”. Por ejemplo, una secuencia es: aumenta la demanda (provocada por el gobierno, o un shock inexplicado); en consecuencia aumenta la producción; lo que lleva a la disminución del desempleo por debajo de la tasa “natural”; lo que provoca aumento de salarios; que genera el aumento del nivel de precios. En definitiva, no se puede decir que la tesis de la inflación por puja distributiva sea específica de la “heterodoxia”.