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Argumento austriaco contra la teoría del valor trabajo
Como parte de la crítica a la crítica de los economistas austriacos a la teoría del valor y la plusvalía de Marx (véase, por ejemplo, aquí, aquí), en esta nota examino el argumento de Wilhem Ropke, reproducido por von Mises en La acción humana, p. 20, nota (Madrid, Unión Editorial). Dicen Mises-Ropke:
“Un traje no vale ocho veces más que un sobrero porque represente ocho veces más de trabajo (relación esta última que se mantiene con independencia del valor del sombrero y del traje), sino que la sociedad está dispuesta a invertir ocho veces más trabajo en el traje, porque luego, una vez terminado, valdrá ocho veces más que un sombrero”.
La idea aquí es que las utilidades del traje y del sombrero determinan sus precios relativos; y estos determinan las horas que la sociedad está dispuesta a dedicar para producir traje y sombrero. Mises considera que este es uno de los dos argumentos centrales para refutar la teoría del valor trabajo. El segundo argumento dice que la teoría del valor trabajo no puede explicar el valor de los bienes naturales, por ejemplo, la tierra. No lo tratamos aquí para concentrarnos en la objeción a la teoría del valor trabajo sintetizada en el pasaje citado. Al pasar, aprovecho para responder una crítica de Ramón Rallo a Marx, que se vincula a la de Mises-Ropke. Lee el resto de esta entrada »
Tipo de cambio y teoría del valor trabajo (3)
Última parte de la nota iniciada aquí.
Tipo de cambio, productividad y salario
Lo desarrollado en los apartados anteriores nos permite abordar, desde una perspectiva basada en la teoría del valor trabajo, la asociación entre subvaluación de la moneda y crecimiento de los países atrasados que establece Rodrik (2008). Recordemos que a partir de un estudio empírico, Rodrik encuentra correspondencia entre subvaluación de la moneda y crecimiento en los países en desarrollo, debido a la relación entre los precios de los bienes transables y no transables, y el tipo de cambio. Según Rodrik, la devaluación tiene un efecto positivo sobre los transables, especialmente en la industria; los países con moneda devaluada -en su estudio son China, India, Corea del Sur, Taiwán, Uganda y Tanzania- tuvieron moneda depreciada entre los 1960 y 2000, y experimentaron un crecimiento relativamente alto (aunque no México). Sostiene entonces que la relación va de la subvaluación de la moneda al crecimiento, y no en el otro sentido. Esto se debería a que la devaluación de la moneda compensaría los mayores costos que padecen las mercancías transables; mayores costos debidos a deficiencias institucionales, incapacidad de especificar los contratos, o a fallas de mercado (deficiencias de información y coordinación). Por eso, el aumento relativo del precio de los transables actúa como un mecanismo para aliviar parcialmente estas distorsiones y empujar el crecimiento.
Tipo de cambio y teoría del valor trabajo (2)
Segunda parte de la nota iniciada aquí
Inserción en el mercado mundial y necesidad de divisas
En la explicación anterior, puede advertirse el rol que juega la necesidad de importar del país atrasado. La economía atrasada que enfrenta una caída de sus reservas internacionales, debido al déficit en su balanza comercial, se verá obligado a devaluar su moneda. Estos episodios se han repetido a lo largo de la historia, y son una expresión de la inserción contradictoria de las economías capitalistas tecnológicamente atrasadas en el mercado mundial. Por un lado, la internacionalización de las fuerzas productivas y el desarrollo capitalista obligan al país subdesarrollado a importar bienes tecnológicamente adelantados o insumos, que no puede producir. Por otra parte, lo hace desde una posición de atraso tecnológico que le obliga a entregar más tiempo de trabajo por menos tiempo de trabajo. De esta manera, una desigualdad inicial pequeña en el desarrollo de las fuerzas productivas puede adquirir creciente profundidad, simplemente porque se cumple con la dialéctica de la ley del valor. La necesidad de mantener en funcionamiento la economía se refleja en la necesidad de adecuar el tipo de cambio por debajo del que determina la paridad de poder de compra. Lo cual se impone a través de la constricción que ejerce la balanza comercial sobre la reproducción del capital en el plano nacional.
Teorías del valor: austriacos vs marxistas (2)
El nudo del debate está en los conceptos elementales
Por lo que hemos explicado en la primera parte (aquí), las cuestiones decisivas ya están planteadas en el capítulo 1 de El Capital. Marx afirma que en una sociedad de productores simples de mercancías, el trabajo es la fuente del valor y descarta que pueda serlo la utilidad. Rothbard en su Historia del pensamiento económico. sostiene que la explicación del intercambio y del valor del capítulo 1 de El Capital es lógicamente absurda; los economistas austriacos saben que éste es el punto nodal. Me centro entonces en esta cuestión, que comprende las cuestiones básicas y elementales. Debido a varias confusiones y cuestiones que se han suscitado en el debate, he decidido darle a estas notas toda la extensión necesaria; esto es, por encima de lo que había concebido originariamente como un apunte para una intervención oral.
Conceptos elementales
Valor de uso
Empecemos señalando que el valor de uso, en Marx, es una condición necesaria para que haya valores de cambio y valores. Si una mercancía no tiene valor de uso para alguien, o para algunos, no se la demanda, y por lo tanto no tiene valor (su precio es cero). De manera que no es cierto, como sostienen los economistas austriacos, que según Marx el valor de uso no tiene importancia. El concepto incluso es clave para entender la noción de trabajo productivo de Marx: si un trabajo no afecta al valor de uso, no genera valor, y por lo tanto es improductivo. Por ejemplo, el trabajo implicado en los actos de compra y venta -que afectan sólo al cambio de forma social, de dinero a mercancía o viceversa- es improductivo, aunque necesario para la sociedad productora de mercancías.
En segundo término, el valor de uso se relaciona con la utilidad que obtiene el consumidor del bien, y desde este punto de vista afecta al ámbito de lo subjetivo. Sin embargo, también tiene anclaje en las propiedades físicas de la mercancía. Este aspecto es cuestionado por muchos austriacos porque buscan desconectar la valoración de la utilidad de todo aquello que tenga que ver con propiedades objetivas (esto es, del objeto y objetivamente medibles). Pero la realidad es que las propiedades físicas de los objetos afectan al valor de uso y a la utilidad; cualquier ingeniero, por ejemplo, tendrá muy en cuenta la resistencia de los materiales a la hora de elegir las piezas que componen una máquina o una estructura, o la conductividad de un metal, si se trata de transporte de electricidad, etcétera. Son propiedades físicas, objetivamente medibles, que existen por fuera de la valoración de los sujetos, y son determinantes en la utilidad que los seres humanos obtienen de los bienes.
Debate on line: Marxismo vs Escuela Austriaca
Por este medio les aviso que el próximo miércoles 5 de marzo debatiré on line con el economista Juan Carlos Cachanosky, partidario de la escuela austriaca, sobre la teoría del valor. El debate está programado para las 10 de la mañana, hora de Argentina. Más información en http://www.cmt-group.co.uk e info@cmt-group.co.uk
El debate arrancó en el blog. Pueden ver el inicio en la parte de «Comentarios» al artículo «Macroeconomía del mainstream y crisis» (aquí), y luego una «Respuesta» a la crítica de Juan Carlos Cachanosky a la teoría del valor de Marx (aquí), y los «Comentarios» que le siguen. También escribí una crítica a la teoría del capital de Böhm Bawerk (aquí), pero el miércoles el foco estará puesto en las teorías del valor.
Dobb y su crítica de la teoría subjetiva
En esta nota quiero llamar la atención sobre la crítica del economista marxista inglés Maurice Dobb a la teoría del valor basado en la utilidad, o teoría subjetiva del valor, contenida en Economía política y capitalismo, (México, FCE, 1973, publicado originalmente en inglés en 1937).
El requisito de una constante independiente
Dobb comienza señalando que para dar fundamento a una ciencia es necesario encontrar un “principio cuantitativo unificador”, que permita ordenar, de manera sistemática, las relaciones entre los elementos del sistema. Por ejemplo, en química ese principio se logró con el concepto de peso atómico; en física, con la ley newtoniana de gravitación. En la economía política, dice Dobb, el principio es una teoría del valor, que aparece en la obra de Adam Smith y se consolida con la sistematización de David Ricardo. Es que, desde el punto de vista formal, las relaciones que gobiernan y conectan las variables de un sistema económico, se establecen con un sistema de ecuaciones, para cuya resolución debe existir una “constante” que pueda ser conocida con independencia de cualquier otra variable del sistema. “Es una cantidad, como si dijéramos, traída desde fuera del sistema de hechos a que se refieren las ecuaciones; y en un sentido importante, de ese factor externo es del que se hace depender toda la situación” (p. 12). Cuando se habla de “constante”, aclara Dobb, no se quiere significar que se trata de una cantidad invariable, sino que es independiente de las otras variables del sistema. Lo cual es necesario a fin de evitar el razonamiento en círculo.
Por ejemplo, si decimos que el valor de la mercancía A está determinado por el salario y el beneficio (el enfoque del “costo de producción”), estamos remitiendo el valor de A al valor del trabajo (salario). Pero entonces hay que preguntarse qué determina el salario. Si respondemos que depende del valor de las mercancías que entran directa o indirectamente en la canasta salarial, seguimos en el mismo problema; y si A integra los bienes básicos, el razonamiento es claramente circular. Algo similar ocurrirá si nos preguntamos por el valor de los medios de producción que intervienen en la generación de A. En cualquier caso, se incurre en la circularidad del razonamiento, ya que los salarios y la ganancia contenidos en el valor de A están influenciados por el valor de A, y el valor de A está determinado por los salarios y la ganancia. Por eso, cuando se trata de la teoría del valor, “las constantes determinantes deben expresar una relación con una cantidad que no sea ella misma valor”. Es lo que hizo Marx, cuando sostuvo que el valor es generado por el trabajo, pero éste no tiene valor. En este respecto, agregamos que la teoría del valor de Marx supera la inconsistencia lógica que persiste en Ricardo, quien procuraba explicar el salario por el “valor del trabajo”. Para terminar este punto, Dobb subraya que tanto la teoría del valor-trabajo y la del valor-utilidad, cumplen, en principio, con el requisito lógico de partir de constantes que son independientes de las variables que se quieren explicar.
Competencia y teorías subjetiva y objetiva del valor (3)
Las dos primeras partes de esta nota pueden verse aquí y aquí.
Veamos ahora el razonamiento de los economistas clásicos, de los cuales tomamos como representativos a Ricardo y John Stuart Mill; y por otra parte, Marx. Aclaramos que Marx aplicó el adjetivo “clásicos” a aquellos economistas que buscaban las conexiones internas de los fenómenos, en lugar de quedarse en la superficie. “Entiendo por economía política clásica toda la economía que, desde William Petty, ha investigado la conexión interna de las relaciones de producción burguesa, por oposición a la economía vulgar, que no hace más que deambular estérilmente en torno de la conexión aparente” (1999, t. 1, p. 99). Según esto, Smith, Ricardo o Mill serían “clásicos”, pero no Bastiat o Carey. Lo que nos interesa en lo que sigue es poner de relieve la lógica subyacente en la explicación de Ricardo, Mill y Marx, en relación a la demanda, el rol de la competencia y el precio de costo. Al mismo tiempo, presentamos algunas de las diferencias fundamentales que existen entre estos autores.
La relación entre precios y demanda es empírica
Esto significa que se pueden establecer algunas relaciones, en promedio, entre precios y cantidades demandadas, en base a la observación. Así, Ricardo, Mill y Marx observan que si baja el precio de un bien, en promedio, aumenta su demanda. “Si la mercancía es barata, la demanda es por lo general mayor que si es cara” (Mill, 451-2). Y Marx afirma que “si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales… Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales… (1999, t. 2 p. 229). Pero esto no implica que haya necesidad de establecer alguna relación necesaria entre cantidades demandadas y precios. Por ejemplo, la existencia de los llamados bienes Giffen no genera ningún problema particular a la teoría de determinación de precios.
Si la oferta está limitada, la demanda decide el precio
En la teoría neoclásica con la que usualmente se entrenan los estudiantes de economía, la oferta es limitada y la demanda determina el precio, por lo menos a partir de un precio “base” (el caso típico de la subasta). Pues bien, aunque con distintos fundamentos teóricos (en cuanto a las leyes de la “subjetividad”), lo mismo ocurre en los enfoques de Ricardo, Mill o Marx. Por ejemplo, Ricardo no dudaba de que si la oferta de un cierto bien estuviera limitada, y su cantidad no pudiera elevarse por medio del trabajo, su precio dependería del grado en que el bien fuera deseado por la demanda. En el primer capítulo de los Principios escribía: