Posts Tagged ‘demanda’
Malthus y los consumidores improductivos
En una nota anterior (aquí) señalé mi discrepancia con la afirmación de Michael Husson de que Marx consideraba improductivo el trabajo aplicado al transporte. En esta nota me ocupo de otra afirmación de Husson, con la que también discrepo. Se refiere a su evaluación del aporte de Malthus a la Economía Política. Según Husson, Malthus es “el promotor de una teoría interesante que demuestra la necesidad de una clase de consumidores improductivos para crear empleos, pero más bien de los empleos domésticos, como explica en su estilo inimitable” (véase “¿Qué es empleo productivo?”, en http://alencontre.org/laune/economie-politique-quest-ce-quun-emploi-utile.html y traducido en Viento Sur (https://www.vientosur.info/spip.php?article14372)
Husson sostiene que el argumento de Malthus era que “Si cada trabajador consumiera el doble del trigo que consume ahora, tal aumento de la demanda, lejos de fomentar la riqueza, haría probablemente abandonar el cultivo de muchas tierras y provocaría una gran disminución del comercio interno y externo”. Y Husson agrega que “[p]ara evitar los terribles efectos de un aumento en los salarios, Malthus se hace el abogado de los ricos y de su función social: consiste en proporcionar puestos de trabajo para los necesitados”. Lee el resto de esta entrada »
Inversión, gasto público y keynesianismo izquierdista
Días atrás un lector del blog me pidió opinión acerca de “La falacia de la escasez”, una nota de Claudio Scaletta publicada en Página 12 el19/08/18 (véase https://www.pagina12.com.ar/136169-la-falacia-de-la-escasez). La idea central del artículo es que se puede sostener la demanda mediante el crédito bancario y el gasto estatal financiado con emisión monetaria.
Si bien en otras entradas ya critiqué estas ideas, vale la pena ampliar los argumentos y refrescar algunos conceptos. Pero con el objetivo de hacer una crítica “interna” al planteo de Scaletta, en lo que sigue intentaré demostrar que lo suyo es insostenible incluso desde el punto de vista de la teoría de Keynes. Empiezo presentando su argumento.
Inversión, ahorro y gasto público, según Scaletta
Según Scaletta, el keynesianismo no solo afirma que el gasto público puede complementar la demanda, sino también sostiene que no hace falta ahorrar antes de invertir, ya que la inversión es la que determina el ahorro. Para explicar cómo es esto, hace la analogía con el crédito bancario. Escribe: “Cuando un banco acredita un préstamo a un cliente, no se fija si horas antes por ventanilla entraron depósitos por un valor similar. En el momento de la acreditación del préstamo el banco “crea dinero” del que sólo debe tener, por regulación, el porcentaje del encaje que le exige el Banco Central. Esa creación de dinero crea demanda en el mercado, demanda que impulsa la actividad económica”. Lee el resto de esta entrada »
Keynes sobre inversión y ahorro
En la nota anterior (aquí) planteé que es un error desconocer el rol que tiene la inversión en el principio keynesiano de la demanda efectiva. Sostuve también que, desde la teoría de Keynes, no basta con que aumenten los ingresos (y los ahorros) de los empresarios para que aumente la inversión. Por eso, en la nota señalé que, según Keynes, el ahorro no siempre va automáticamente a la inversión, en oposición a la ortodoxia defensora de la ley de Say. Dada la importancia de este punto, en esta nota amplío esta última cuestión.
Marshall y Keynes sobre ingreso, ahorro e inversión
La idea de que basta con aumentar los ingresos de los empresarios para que aumente la inversión es criticada por Keynes en el capítulo 2 de la Teoría General. En el apartado VI de ese capítulo observa que “[d]esde los tiempos de Say y Ricardo los economistas clásicos han enseñado que la oferta crea su propia demanda”, queriendo decir con esto que “los costos de producción deben necesariamente gastarse por completo, directa o indirectamente, en comprar los productos” (p. 28). Explica luego que se hace una falsa analogía entre la economía monetaria y de mercado “con alguna de trueque, como la de Robinson Crusoe”. Con esto Keynes se está refiriendo al razonamiento del tipo “el trigo que Robinson no consume, lo ahorra e invierte como semilla de la próxima siembra”, con que todavía se inicia a los alumnos en algunos cursos de macroeconomía.
Demanda, fetichismo estatista y la Gran Makro
En una nota anterior he planteado la importancia de la noción de trabajo productivo de Marx (ver aquí). En esta vamos a aplicar esa noción para desnudar la falacia de una tesis que se ha convertido en moneda corriente entre los integrantes de la Gran Makro (para el lector que no es argentino, se trata de una asociación de economistas kirchneristas). Esa tesis dice que, ante la caída de la inversión, el neto comercial y el consumo, la demanda se sostiene mediante el gasto público. En palabras de uno de sus referentes, Agustín D’Attelis, el gasto permitiría “hacer frente a la caída de todo el resto de los componentes de la demanda agregada” (declaraciones a Los Andes, 24/12/14). La misma idea es repetida, una y otra vez, por los economistas del oficialismo.
Pues bien, desde el punto de vista del marxismo -pero también desde la perspectiva de la Economía Política clásica, con su énfasis en la noción del excedente- el planteo es insostenible. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que deja sin explicar de dónde viene el poder de compra del Estado que hace efectiva la demanda. Lo cual enlaza, en última instancia, con la pregunta sobre la fuente y la naturaleza del valor.
Introducción al problema con Malthus y Marx
Para abordar el problema es conveniente remitirnos por un momento a quien fue uno de los primeros economistas que problematizó la demanda, Malthus (no es casual que Keynes lo haya considerado “el primer economista de Cambridge). Es que Malthus pensaba que en el sistema capitalista había un déficit de la demanda porque los capitalistas eran poco inclinados a consumir bienes de lujo, y para remediarlo recomendaba estimular el gasto de la aristocracia y la alta jerarquía eclesiástica.
Competencia y teorías subjetiva y objetiva del valor (3)
Las dos primeras partes de esta nota pueden verse aquí y aquí.
Veamos ahora el razonamiento de los economistas clásicos, de los cuales tomamos como representativos a Ricardo y John Stuart Mill; y por otra parte, Marx. Aclaramos que Marx aplicó el adjetivo “clásicos” a aquellos economistas que buscaban las conexiones internas de los fenómenos, en lugar de quedarse en la superficie. “Entiendo por economía política clásica toda la economía que, desde William Petty, ha investigado la conexión interna de las relaciones de producción burguesa, por oposición a la economía vulgar, que no hace más que deambular estérilmente en torno de la conexión aparente” (1999, t. 1, p. 99). Según esto, Smith, Ricardo o Mill serían “clásicos”, pero no Bastiat o Carey. Lo que nos interesa en lo que sigue es poner de relieve la lógica subyacente en la explicación de Ricardo, Mill y Marx, en relación a la demanda, el rol de la competencia y el precio de costo. Al mismo tiempo, presentamos algunas de las diferencias fundamentales que existen entre estos autores.
La relación entre precios y demanda es empírica
Esto significa que se pueden establecer algunas relaciones, en promedio, entre precios y cantidades demandadas, en base a la observación. Así, Ricardo, Mill y Marx observan que si baja el precio de un bien, en promedio, aumenta su demanda. “Si la mercancía es barata, la demanda es por lo general mayor que si es cara” (Mill, 451-2). Y Marx afirma que “si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales… Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales… (1999, t. 2 p. 229). Pero esto no implica que haya necesidad de establecer alguna relación necesaria entre cantidades demandadas y precios. Por ejemplo, la existencia de los llamados bienes Giffen no genera ningún problema particular a la teoría de determinación de precios.
Si la oferta está limitada, la demanda decide el precio
En la teoría neoclásica con la que usualmente se entrenan los estudiantes de economía, la oferta es limitada y la demanda determina el precio, por lo menos a partir de un precio “base” (el caso típico de la subasta). Pues bien, aunque con distintos fundamentos teóricos (en cuanto a las leyes de la “subjetividad”), lo mismo ocurre en los enfoques de Ricardo, Mill o Marx. Por ejemplo, Ricardo no dudaba de que si la oferta de un cierto bien estuviera limitada, y su cantidad no pudiera elevarse por medio del trabajo, su precio dependería del grado en que el bien fuera deseado por la demanda. En el primer capítulo de los Principios escribía: