Posts Tagged ‘monetarismo’
Críticas alternativas al monetarismo
En la edición del 17 de mayo de Página 12 se publicó una nota de Emmanuel Álvarez Agis – ex-viceministro de Economía en el gobierno de Cristina Kirchner- que lleva por título “¿Por qué el aumento de la emisión monetaria redujo la inflación?”, y en volanta: “Economistas ortodoxos chocan sus dogmas con el paredón de la realidad” (aquí). En ella Álvarez Agis critica al monetarismo desde un enfoque “heterodoxo”. Lectores del blog me preguntaron mi opinión sobre esta nota. Adelantando lo que desarrollo más abajo, considero que la crítica de AA no toca los argumentos fundamentales del monetarismo. Pienso también que la teoría de Marx ofrece una alternativa crítica radical, sustancialmente distinta de la crítica de AA (y en general de los keynesianos).
Dos aclaraciones previas: a) en lo que sigue utilizo los términos “moderna teoría cuantitativa” y “monetarismo” como sinónimos; considero “moderna” a la corriente que arranca con los trabajos de Milton Friedman y la escuela de Chicago, en los 1950; b) la nota supone que se conoce lo básico de un curso de grado de Macroeconomía. Lee el resto de esta entrada »
La TMM y los argumentos monetaristas
Por estos días, y a partir de un mensaje de la diputada nacional kirchnerista Fernanda Vallejos, se ha puesto en debate la propuesta de la Teoría Monetaria Moderna, de acabar con la desocupación y la recesión recurriendo a la emisión monetaria.
Según Vallejos, “un Estado como Argentina que crea moneda que se utiliza en su economía, no está limitado en términos financieros de ninguna forma. Todos los pesos que se quieran crear, se pueden crear”. En su apoyo, cita al profesor de Economía Eduardo Garzón.
En notas anteriores he criticado a la TMM (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí ) incluso he respondido a una crítica de Garzón a mi crítica a la TMM (aquí). La idea clave es que, en tanto el dinero es encarnación de valor –o sea, de tiempo de trabajo social- es imposible crear valor emitiendo dinero. Esa imposibilidad se manifiesta, dramáticamente en Argentina, en la validación del valor del peso que se impone a través de su convertibilidad al dinero mundial (dólar, euro y, eventualmente, incluso el oro). En otros términos, es imposible sustituir el trabajo, en tanto generador de valor, por la emisión monetaria. Pretenderlo es mero curanderismo social, y de la peor especie. Lee el resto de esta entrada »
Lebac, explicación sencilla de su crecimiento explosivo
A raíz de la corrida cambiaria y el vencimiento masivo de Lebac (Letras del Banco Central), ocurrido el pasado martes 15 de mayo, mucha gente se pregunta acerca de qué significan estas letras, y cuáles pueden ser las consecuencias de su crecimiento exponencial (desde diciembre de 2015 su monto de Lebac prácticamente se multiplicó por cuatro). El objetivo de esta nota es presentar una explicación lo más sencilla posible. En particular, me interesa destacar, por un lado, que las Lebac no son simple deuda que puede sumarse a la deuda pública corriente, o a la deuda externa, como piensan algunas personas. Y por otra parte, responder al argumento de la dirección del Banco Central, que reiteradamente ha dicho que no hay que preocuparse por la acumulación de las letras, ya que se acompaña de la acumulación de reservas.
El punto de partida es la creencia del Banco Central, del Gobierno y los economistas ortodoxos, de que es necesario retirar el dinero que se emite contra dólares o euros. Ese retiro es lo que se llama esterilización. No discutimos ahora la teoría que está en la base de esta política (para una crítica de la teoría cuantitativa ver, por ejemplo, aquí, aquí, aquí). El Banco Central esteriliza entonces los aumentos de la base monetaria derivados de la compra de activos externos. Esta esterilización se produce principalmente mediante la emisión de Lebac. Lee el resto de esta entrada »
Sobre salario, desempleo e inflación (3)
Las partes anteriores de esta nota aquí y aquí.
Salarios, desempleo e inflación en los poskeynesianos
Si bien existen puntos de contacto entre el planteo de los nuevos keynesianos y el de los poskeynesianos, en particular en lo que respecta a la importancia del conflicto distributivo en las causas de la inflación, sus enfoques difieren en aspectos sustanciales. Es que a diferencia de los nuevos keynesianos, los poskeynesianos ponen el énfasis en la demanda como determinante del empleo, y en una distribución del ingreso más igualitaria para impulsar la demanda. Por eso, el enfoque poskeynesiano tiene puntos de contacto con el subconsumismo tradicional (véase Bleaney 1977, para una descripción). Recordemos que el subconsumismo plantea que es posible un desarrollo armónico del capitalismo, en el que los salarios elevados dan lugar a una demanda elevada, y esta facilita la rentabilidad del capital, que garantiza la continuidad de la inversión. Con matices, los keynesianos de izquierda sostienen, en sustancia, el mismo enfoque. Por eso sus tesis encajan en el reformismo burgués y otras variantes reformistas (socialdemócratas, sindicalistas burgueses, nacionalistas de izquierda, y similares). El ideal, como lo explicitaba Keynes, es reformar al modo de producción capitalista sin afectar sus raíces, la propiedad del capital.
Debate sobre la inflación en la Argentina (4)
Continúa la parte (3)
Como puede anticiparse de lo que he venido planteando en lo anterior, sostengo que la actual alta inflación en Argentina tiene su raíz en la salida devaluatoria e inflacionaria de la crisis y depresión de 2001-2. Por supuesto, la mayoría de los economistas tienden a coincidir en que la devaluación de 2001-2 fue la causa principal del alza de precios de 2002. Es que no hay forma de explicar esa tasa de inflación por emisión monetaria, por déficit fiscal, o por puja distributiva, para aludir sólo a las razones más mencionadas. Sin embargo, realizado este reconocimiento, monetaristas y keynesianos rápidamente pasan por alto que aquella fuerte depreciación de la moneda, levantó la restricción monetaria a la que hacía referencia Rowthorn (ver la tercera parte de esta nota) y abrió el cauce para que se instalara una dinámica de ajustes y variaciones en la distribución del ingreso entre el capital y el trabajo, y entre las diferentes fracciones del capital, por vía de las alzas de precios, salarios y nuevas subas del tipo de cambio. Como lo hemos explicado en otras notas y trabajos, la devaluación de 2001-2 significó un profundo ajuste bajista de los salarios, tanto en término de los precios internos, como de la moneda mundial. Pero además, significó una profunda modificación de los precios relativos, y de las tasas de rentabilidad, a favor de los sectores productores de bienes transables, y en detrimento de los precios y rentabilidades de las ramas de no transables (típicamente, salud y educación privadas, transporte, comunicaciones, vivienda, y similares). Esta situación, seguida de la recuperación de la economía en los años posteriores a la devaluación, generó el escenario para que los ingresos del trabajo, y de las fracciones del capital vinculadas a no transables, recuperaran terreno vía ajustes alcistas.
Lo importante de esto es que la actual dinámica inflacionaria no se puede analizar abstrayéndose de este antecedente. Pero esto es lo que hacen monetaristas y “heterodoxos K”. Los primeros sostienen, desde hace años, que la inflación se debe pura y exclusivamente a la emisión monetaria. Los segundos, afirman que las razones son sólo “estructurales”. Así, por ejemplo, el Banco Central, en su informe de la programación monetaria para 2013, atribuye las causas de la inflación a “la presencia de desequilibrios en la estructura productiva, los ‘cuellos de botella’ en determinados sectores, la puja distributiva, la formación oligopólica de precios y los shocks exógenos de precios internacionales”. Aunque también parece otorgar su parte al aumento de la masa monetaria, ya que reivindica las políticas de esterilización.
El problema con estos enfoques es que no resuelven la cuestión planteada. La emisión monetaria “en general” no es impulsora de inflación. Como lo veremos enseguida, la aceleración de la inflación desde el 3,7% en 2003 al 21% o 22% en 2008, no se puede explicar por “emisión monetaria excesiva”, como sostienen los monetaristas. Por otra parte, tampoco las razones “estructurales” que presenta el Banco Central pueden dar cuenta de la especificidad de la inflación argentina. Para avanzar en la comprensión de las cuestiones implicadas, es interesante analizar las posturas en torno a la política monetaria del BCRA, después de la salida de la depresión de 2001-2.