Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

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Después de Chevron, Ciadi

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesPor estos días el gobierno argentino tomó una serie de medidas que van todas en la línea del acuerdo Chevron – YPF. Por un lado, acordó pagar a cinco empresas extranjeras las sentencias del Ciadi, por unos 460 millones de dólares. El acuerdo establece que el pago será con bonos, tendrá una quita del 25% y las empresas beneficiadas invertirán el 10% en bonos argentinos. A partir de este acuerdo, el Banco Mundial concedió un crédito a la Argentina por 3000 millones de dólares, que se destinaría a salud, educación, asignación universal por hijos e inversiones en infraestructura rural. En segundo término, continúan las conversaciones con el FMI para rectificar las mediciones del INDEC, y posiblemente “normalizar” las relaciones. Lo cual abriría paso a la apertura de la negociación con el Club de París para “superar el default que se arrastra desde 2002”, según se informa en Página 12 del 11/10/13. Se trataría de un plan de pagos en cuotas, de una deuda que se eleva a 9000 millones de dólares. En tercer lugar, se negocia con grandes grupos para que inviertan en bonos Baade, con la idea de otorgar, por esta vía, una devaluación “seleccionada” (véase más abajo). Y se alentaría a las empresas locales a tomar préstamos en el exterior, según informa La Nación (13/10/13).

Agreguemos a lo anterior la reapertura por ley del canje de deuda; la presentación de una oferta para compensar a Repsol; y que está en estudio otorgar nuevos estímulos a las empresas productoras de gas (hace unos meses se subió el precio en boca de pozo a 7,5 dólares por millón de BTU). Todo apunta a lo mismo: conformar “a los mercados”. El objetivo, como dice el diario K, es “conseguir divisas y promover las inversiones de las empresas extranjeras” (Página 12, citado). Es la expresión de dos problemas íntimamente relacionados, el déficit del sector externo, por un lado, y la debilidad de la inversión.

Sector externo

Anotemos algunos datos que muestran las crecientes dificultades del sector externo. De enero a junio, el saldo en la balanza comercial fue positivo por 6491 millones de dólares; el saldo de servicios fue negativo por 2667 millones (principalmente por turismo), y las transferencias por intereses, utilidades y dividendos significaron una salida de 5391 millones de dólares. El balance de cuenta corriente fue deficitario por 1720 millones. A su vez, la cuenta de capital y financiera fue deficitaria por 2203 millones de dólares; a lo que se suma una salida de 1371 millones de dólares, consignada como “Errores y omisiones netos” (aclaración: se trata de un ajuste por discrepancias estadísticas en las cuentas de la balanza de pagos; lo que de todas formas llama la atención es la magnitud). De resultas, la caída de reservas internacionales, siempre en el primer semestre, fue de 5294 millones. Agreguemos que hasta el momento de escribir esta nota, mediados de octubre, las reservas siguieron bajando, ubicándose ahora en 34.502 millones, lo que representa una caída de casi 8000 millones desde enero. Con el agravante de que sólo en septiembre el Banco Central perdió reservas por 1150 millones de dólares.

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13/10/2013 at 12:14

Lorenzino, Kicillof y devaluación, ¿desfachatez o ignorancia?

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn su presentación del día de ayer ante el Senado, el equipo económico -Hernán Lorenzino, ministro de Economía, Axel Kicillof, viceministro, Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, Mercedes Marcó del Pont, presidenta del Banco Central y Ricardo Echegaray, jefe de la AFIP- dejaron en claro, una y otra vez, que el Gobierno K es enemigo de las devaluaciones. “No hay razones para que el Gobierno piense en devaluar”, dijo Lorenzino. Y el doctor Kicillof se explayó largamente sobre el tema. Durante más de 40 minutos disertó acerca de los males que históricamente provocaron las devaluaciones. Así, explicó que generan inflación y recesión, aumentan el desempleo, disminuyen el poder adquisitivo de los argentinos, para concluir que actualmente, devaluar “sería la salida para un problema que no existe”. Todo esto condimentado con las condenas a la macroeconomía de los manuales, que ya son un “clásico” en “heterodoxia” (acerca lo que pienso de esta “heterodoxia”, ver aquí).

Pues bien, el argumento de Kicillof invisibiliza las cuestiones fundamentales implicadas en las devaluaciones. Es que la devaluación ha sido siempre un medio para bajar salarios (esto es, para provocar una redistribución regresiva del ingreso) de todo gobierno y del capital en general. Por eso, ha sido empleada por gobiernos de diferentes orientaciones. Esto es, no sólo por la “ortodoxia neoliberal” (digamos, al estilo Frondizi o Krieger Vasena, bajo Onganía), sino también por el “movimiento nacional y popular”. En particular, la devaluación de 2001-2 ocurrió bajo el gobierno de Duhalde, y fue apoyada por casi todo el espectro político, incluyendo a los Kirchner y a muchos otros funcionarios del actual gobierno, y destacados representantes del “pensamiento nacional”. Y esa devaluación fue clave para la recuperación del ciclo de negocios en Argentina (esto es, la salida de la crisis no se produjo por vía “progresista”, sino por aumento de la explotación del trabajo). Por supuesto, prudente para con sus mandantes, el doctor Kicillof pasó por alto esta pequeña circunstancia.

Pero además, en los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner, el banco central intervenía en el mercado para evitar la apreciación del peso. De nuevo, el doctor Kicillof se “olvidó” de aquellos años de alabanzas al peso depreciado, cuando el discurso dominante presentaba el “modelo de crecimiento basado en el tipo de cambio alto” como la antítesis del “modelo neoliberal de los 90”, de moneda apreciada en términos reales. Por entonces parece que la receta del “manual de macro ortodoxa” era la apreciación del peso, y la “heterodoxia” era moneda devaluada. Con moneda devaluada, más superávit fiscal, se nos decía, se superarían el atraso y la dependencia del capitalismo argentino. En otras notas he discutido las debilidades y contradicciones que encerraba esto, y no tengo que volver a ello aquí. Lo que destaco ahora es que el cuento que cuenta Kicillof se cae por los cuatro costados.

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10/05/2013 at 11:45

Debate sobre la inflación en la Argentina (4)

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesContinúa la parte (3)

Como puede anticiparse de lo que he venido planteando en lo anterior, sostengo que la actual alta inflación en Argentina tiene su raíz en la salida devaluatoria e inflacionaria de la crisis y depresión de 2001-2. Por supuesto, la mayoría de los economistas tienden a coincidir en que la devaluación de 2001-2 fue la causa principal del alza de precios de 2002. Es que no hay forma de explicar esa tasa de inflación por emisión monetaria, por déficit fiscal, o por puja distributiva, para aludir sólo a las razones más mencionadas. Sin embargo, realizado este reconocimiento, monetaristas y keynesianos rápidamente pasan por alto que aquella fuerte depreciación de la moneda, levantó la restricción monetaria a la que hacía referencia Rowthorn (ver la tercera parte de esta nota) y abrió el cauce para que se instalara una dinámica de ajustes y variaciones en la distribución del ingreso entre el capital y el trabajo, y entre las diferentes fracciones del capital, por vía de las alzas de precios, salarios y nuevas subas del tipo de cambio. Como lo hemos explicado en otras notas y trabajos, la devaluación de 2001-2 significó un profundo ajuste bajista de los salarios, tanto en término de los precios internos, como de la moneda mundial. Pero además, significó una profunda modificación de los precios relativos, y de las tasas de rentabilidad, a favor de los sectores productores de bienes transables, y en detrimento de los precios y rentabilidades de las ramas de no transables (típicamente, salud y educación privadas, transporte, comunicaciones, vivienda, y similares). Esta situación, seguida de la recuperación de la economía en los años posteriores a la devaluación, generó el escenario para que los ingresos del trabajo, y de las fracciones del capital vinculadas a no transables, recuperaran terreno vía ajustes alcistas.

Lo importante de esto es que la actual dinámica inflacionaria no se puede analizar abstrayéndose de este antecedente. Pero esto es lo que hacen monetaristas y “heterodoxos K”. Los primeros sostienen, desde hace años, que la inflación se debe pura y exclusivamente a la emisión monetaria. Los segundos, afirman que las razones son sólo “estructurales”. Así, por ejemplo, el Banco Central, en su informe de la programación monetaria para 2013, atribuye las causas de la inflación a “la presencia de desequilibrios en la estructura productiva, los ‘cuellos de botella’ en determinados sectores, la puja distributiva, la formación oligopólica de precios y los shocks exógenos de precios internacionales”. Aunque también parece otorgar su parte al aumento de la masa monetaria, ya que reivindica las políticas de esterilización.

El problema con estos enfoques es que no resuelven la cuestión planteada. La emisión monetaria “en general” no es impulsora de inflación. Como lo veremos enseguida, la aceleración de la inflación desde el 3,7% en 2003 al 21% o 22% en 2008, no se puede explicar por “emisión monetaria excesiva”, como sostienen los monetaristas. Por otra parte, tampoco las razones “estructurales” que presenta el Banco Central pueden dar cuenta de la especificidad de la inflación argentina. Para avanzar en la comprensión de las cuestiones implicadas, es interesante analizar las posturas en torno a la política monetaria del BCRA, después de la salida de la depresión de 2001-2.

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Dos conferencias en la UNAM

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesPresento el audio de las dos conferencias que di en la Universidad Nacional Autónoma de México, los días 6 y 7 de noviembre.
La primera fue «La situación económica y política de los trabajadores argentinos y el modelo K», y la segunda «Monopolio, imperialismo e intercambio desigual».

Aclaremos que dada la restricción de tiempo, en la primera conferencia el tema más extensamente desarrollado fue la situación económica.
Al finalizar las charlas, hubo una ronda de preguntas. Lamentablemente éstas no quedaron registradas en la grabación, aunque sí las respuestas.

 

  • La situación económica y política de los trabajadores argentinos y el modelo K
    Podés descargar el audio o escucharlo online:

  • Monopolio, imperialismo e intercambio desigual
    Podés descargar el audio o escucharlo online:

En México, junto a Alejandro Valle Baeza, Gloria González Martínez y alumnos.

En México, junto a Alejandro Valle Baeza, Gloria González Martínez y alumnos.

Economía argentina, coyuntura y largo plazo (II)

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[Continúa la anterior nota (aquí), y terminará en una próxima nota]

La acumulación del capital en la tradición clásica

En la nota anterior hemos planteado que la clave del desarrollo capitalista pasa por la reinversión del excedente. Esta importante idea fue formulada por primera vez por los fisiócratas. Quesnay definía el excedente como la diferencia entre la producción y lo necesario para mantener la capacidad productiva (incluyendo en ésta el consumo del trabajador). Se equivocaba al sostener que solo la actividad agrícola generaba ese excedente, pero lo destacable es que concibió un proceso dinámico, cuyo eje es la reinversión, decidida por la clase social que se apropia del excedente. Luego, en Smith y Ricardo, serán los trabajadores contratados por el capital los que producen el valor, y por lo tanto, las ganancias y las rentas. Se trata de un enfoque opuesto al neoclásico, con su énfasis en la asignación eficiente de recursos “dados”. En el sistema clásico, lo importante es ampliar el trabajo productivo, para generar ganancia que se invierte para generar más ganancia. Se trata de un proceso circular, o en espiral, que rige el desarrollo de las fuerzas productivas.

También en Marx se mantiene esta idea. Sintéticamente, en Marx, para que haya reproducción ampliada del capital, es necesario que el capitalista decida acumular, reinvertir la plusvalía, no sólo para acrecentar el capital variable (como sucede en Ricardo), sino también el capital constante, esto es, los medios de producción. “El empleo de plusvalor como capital, o la reconversión de plusvalor en capital, es lo que se denomina acumulación de capital” (Marx, 1999, t. 1, p. 713). Por eso, una vez dada la masa de plusvalor, “la magnitud de la acumulación depende… de cómo se divida el plusvalor entre el fondo de acumulación y el de consumo, entre el capital y el rédito” (idem, 730). La plusvalía que se gasta como rédito, esto es, para el consumo o diversos gastos del capital, no permite ampliar la capacidad productiva. De aquí la importancia de distinguir entre trabajadores productivos e improductivos. Los trabajadores improductivos son pagados con plusvalía, y no generan plusvalía. En El Capital Marx apuntaba que el gasto en empleados domésticos, en Inglaterra, era gasto improductivo. Lo mismo se aplica al trabajo estatal. Si el Estado contrata trabajadores para enterrar y desenterrar botellas, esto puede estimular el consumo, y por esa vía contribuir a sostener la demanda. Sin embargo, esos trabajadores son pagados con plusvalía que no se reinvierte productivamente (para una discusión, ver aquí). Por lo tanto, en la medida en que el nivel de empleo se sostenga por esta vía, el crecimiento encontrará dificultades crecientes. Podemos decir que en un país atrasado, esto es doblemente válido. Y esto ocurrirá aun en el caso de empresas estatales. Por ejemplo, si una empresa estatal contrata personal para que trabaje como puntero político, ese gasto es improductivo; aunque el gasto de ese puntero contribuya a mantener la demanda. Y en el mediano o largo plazo, ese tipo de gasto solo se sostiene si crece el trabajo productivo.

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Economía argentina, coyuntura y largo plazo (I)

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En esta nota vuelvo sobre la desaceleración de la economía (ver aquí), con algunos datos nuevos, pero esencialmente analizo la cuestión en el marco del largo plazo y el tipo de crecimiento que hubo desde 2002. Dada su extensión, he dividido la nota en dos partes.

La desaceleración
Los últimos datos del Indec indican que estamos en presencia de una pronunciada desaceleración de la actividad económica. En el siguiente gráfico se puede ver la variación porcentual del estimador mensual de actividad con respecto a igual mes del año anterior, entre mayo de 2011 y abril de 2012.


[Gráfico ampliado]

Fuente: Indec 20/07/2012

En éste, las variaciones del estimador mensual industrial.

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Written by rolandoastarita

13/08/2012 at 11:25

Moyano versus gobierno y una postura desde el marxismo

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEl conflicto entre el sindicato de Camioneros y el gobierno divide aguas en la política argentina, y de manera tajante. Es que Moyano ha puesto en primer plano tres reivindicaciones que afectan al conjunto de los trabajadores, que son el impuesto a las ganancias sobre los salarios, las asignaciones familiares para los ingresos mayores a 5200 pesos, y la ruptura del tope que quiere imponer el gobierno a las discusiones salariales. Por supuesto, se puede objetar que Moyano convocó al paro y a la movilización a la plaza de Mayo de forma burocrática, y motivado en buena medida por las diferencias que mantiene con la presidenta. Sin embargo, el hecho clave es que las reivindicaciones mencionadas interesan a los trabajadores de conjunto, y por eso los esfuerzos de los defensores del gobierno para debilitar el reclamo y aislar a los camioneros. Los K-argumentos son variados. Así, se sostiene que es irresponsable poner en jaque servicios básicos por demandas salariales o condiciones de trabajo; que hay que anteponer los intereses nacionales a los sectoriales; que es necesario defender “el modelo productivo y con inclusión social”; que Moyano es funcional a los intereses de Clarín (“llama a un paro nacional desde TN”, se observa); y que ir a la Plaza de Mayo implicaría fortalecer a la burocracia sindical. Pero no son argumentos sólidos.

En primer lugar, hay que decir que la mayoría de las huelgas afectan, de una manera u otra, servicios esenciales, por la simple razón de que el trabajo asalariado es la base sobre la que se levanta la sociedad entera, con sus expresiones políticas, jurídicas, culturales e ideológicas. Pero además, en la sociedad capitalista el trabajo es explotado (un “detalle” que pasan por alto los K-revolucionarios) y en consecuencia, la manera más efectiva que tienen los explotados de defender el salario y condiciones laborales es con la huelga, con la negativa a trabajar. Por eso, incluso sectores de la derecha muy enfrentados al gobierno rechazan y critican a los trabajadores. “Afectan a la población”, “perjudican a otros trabajadores”, “los usuarios son los rehenes”, son las cantinelas que machacan sin descanso los grandes medios, y repiten como loros los funcionarios y los defensores de la presidenta. Lo mismo dicen cuando hay paros de subterráneos, o colectivos, o de cualquier otro servicio. Es la forma más efectiva que tienen siempre los reaccionarios para salir en defensa del capital, y del estado capitalista, cuando hay conflictos gremiales. Es necesario enfrentar ese discurso, ya que apunta a debilitar el derecho de huelga, y prepara el terreno ideológico y político para avanzar con medidas represivas. Entre ellas, la aplicación de la reaccionaria Ley de Abastecimiento, y sacar a la calle a la Prefectura y Gendarmería.

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Written by rolandoastarita

21/06/2012 at 15:52

La estatización de YPF

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“YPF recuperada. Patria sí, colonia no”. El cartel, colgado en una avenida muy transitada del sur del Gran Buenos Aires, y firmado por el partido Comunista, resume el entusiasmo que ha despertado en la población, y en amplios sectores de la izquierda, la expropiación de parte del paquete accionario de YPF. Dado que personalmente no comparto este entusiasmo, en lo que sigue presento algunas reflexiones sobre el significado de esta medida. Mi objetivo es, en primer lugar, ubicar la estatización de YPF en tendencias que están operando a nivel mundial, y en su perspectiva histórica. En segundo término, analizar la medida en relación al “modelo K” de crecimiento. En tercer lugar, argumentar por qué no estamos ante la vuelta del estatismo anterior a las privatizaciones del 90. Esta nota se complementa con otras que he escrito sobre el capitalismo de Estado (ver aquí) .

¿Qué es una empresa capitalista de Estado?

El primer punto a señalar es que se ha producido un giro bastante importante en la noción misma de qué se entiende por una empresa capitalista de Estado (en adelante, ECE). Hace algunas décadas atrás el tema parecía claro: una ECE era propiedad del Estado, y la dirigía un directorio nombrado por el Estado. En Argentina, los ejemplos típicos eran YPF, ENTEL, Aerolíneas Argentinas, y similares. Por eso, todavía a fines de los años 1980, cualquier apertura de la propiedad al capital privado era entendida como una “privatización”. Así, por ejemplo, la propuesta de Rodolfo Terragno, ministro del gobierno de Alfonsín, de que YPF, y otras ECE, salieran a bolsa y colocaran el 49% de sus stocks accionarios entre inversores privados, para que el Estado retuviera el 51%, fue considerada, lisa y llanamente, una privatización (y por muchos, una traición a la patria). Hoy, sin embargo, la compra por parte del Estado del 51% de las acciones de YPF parece habilitar para calificarla de “empresa estatal”, y saludar la medida como un acto de liberación nacional. Esto muestra entonces que en la actualidad existen diversos grados de injerencia estatal, y que los límites entre lo privado y estatal, en alguna medida, se han difuminado. Según algunos criterios, son ECE aquellas empresas en las que el Estado tiene un control significativo. La UNCTAD, por ejemplo, considera ECE a las empresas en que el Estado tiene más del 10% del paquete accionario. Por eso, y de acuerdo a este criterio, Sudáfrica tendría más empresas multinacionales estatales que China (54 contra 50), e YPF habría sido una ECE hasta 1999. Otros consideran ECE aquellas empresas que son totalmente propiedad del Estado. Es el criterio que aplica la OCDE para analizar la situación en China. Y otros solo consideran estatales a las empresas en que el Estado es propietario de más del 50% de las acciones. En definitiva, y volviendo a YPF, se la consideraría «estatal» según los criterios actuales, pero no de acuerdo a los parámetros «estatistas» anteriores a los 90. Algo así como que la «patria» que hoy reivindica el PC es una patria «al 51%» (y cotizando en bolsa, dicho sea de paso).

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21/04/2012 at 16:07

Subsidios, valor y mercado

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La eliminación de los subsidios a los servicios públicos ha sido interpretada por algunos como una profundización “del modelo K” en dirección de una mejor distribución del ingreso y, tal vez, hacia un desarrollo más armónico. Desde la izquierda se ha respondido que se trata, en lo esencial, de un “ajuste” contra los trabajadores y las masas populares. Los K-partidarios responden preguntando qué tiene de progresivo subsidiar a los sectores de altos ingresos, o a los casinos, bancos e hipódromos, y aseguran que no se van a tocar los salarios. La izquierda más radicalizada retruca diciendo que ingresos de los asalariados van a bajar inevitablemente; que el Gobierno procura asegurar las ganancias de los grupos económicos y el pago de la deuda; y propone, para defender el salario, el control obrero de la economía.

El objetivo de esta nota es analizar algunos de estos argumentos, pero en un marco distinto del que se ha propuesto. Su idea básica es que la supresión de los subsidios y los aumentos de precios de muchos bienes esenciales, que han sido autorizados por estos días, representan el fracaso del propósito de “dominar” al mercado desde el Estado. Un tema que ha sido clave en el discurso K, por lo menos desde el conflicto con el campo. Es que con insistencia, desde el K-izquierdismo (integrado incluso por algunos ex marxistas) se ha afirmado que el Estado “popular” debe imponerse a las fuerzas del mercado. En otras palabras, que la política debe tener las riendas, por sobre la economía. Y es una idea que goza de simpatías en amplios sectores de la población, sean o no peronistas. También periodistas, sociólogos, economistas y políticos progresistas, aunque críticos del Gobierno, aceptan como algo natural que los precios pueden decidirse desde el Estado. E incluso la izquierda más radical, cuando propone que los trabajadores controlen costos, ganancias y precios, de alguna manera está diciendo que el objetivo se puede cumplir, aunque no con los métodos “reformistas” del gobierno K.

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Written by rolandoastarita

01/12/2011 at 11:35