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Al ajuste hay que llamarlo ajuste
Por estos días, dirigentes y partidos de izquierda (en particular, del FIT) caracterizaron correctamente lo que significa la suspensión de la movilidad jubilatoria dispuesta por la “Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva”: es una disminución de los ingresos, en términos reales, de los haberes jubilatorios, considerados en su totalidad. O lo que popularmente se conoce como un “ajuste”. La misma suba de los precios de los bonos de la deuda (algunos subieron un 30%) es una expresión de la lectura correcta que también hicieron los acreedores: si los ingresos de los jubilados se reducen, habrá más fondos para el servicio de la deuda.
La cosa es tan clara que creí que no habría mayores discusiones sobre el significado de la medida. A lo sumo, pensé, la izquierda progre y nacional tratará de disimular hablando de otros temas. O repetirían la estúpida cantinela de “son funcionales a la derecha” (los que hablan de ajuste). Pero me equivoqué. Es que con su infinita capacidad para las contorsiones discursivas, los “amigos del pueblo” salieron a decir, muy sueltos de cuerpo, que no había tal ajuste, sino una mejora de las jubilaciones. Un botón de muestra lo pueden ver en la intervención de Itai Hagman en Intratables, el 20/12. Según este señor, los jubilados que ganan más de $20.000 no padecerán ajuste alguno. Esto lo afirmó en acalorada polémica con Pitrola, dirigente del Partido Obrero, y Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad. Lee el resto de esta entrada »
Caracterización de Cambiemos, visiones alternativas
La idea dominante en buena parte de la izquierda es que el gobierno de Macri expresa los intereses del capital especulativo y del capital imperialista, fundamentalmente de EEUU. Estos habrían sido, además, los responsables de la corrida cambiaria y los principales vehículos de la fuga de capitales. A su vez, sigue el razonamiento, el acuerdo con el FMI sella el sometimiento de Argentina a los poderes imperiales. De ahí que la demanda de la liberación nacional vuelva a estar en el primer plano. La consigna de la hora es “Patria sí, colonia no”.
Naturalmente, este discurso conlleva la noción de que el kirchnerismo y las corrientes nacionalistas burguesas o pequeño-burguesas afines, son progresivas en relación a los “financistas apátridas, el capital imperialista y el FMI”. Un razonamiento que impregna no solo el análisis del presente, sino también del pasado. Por ejemplo, si hoy el pedido de un crédito al FMI es sinónimo de sometimiento colonial, la cancelación de los préstamos del Fondo por parte del presidente Kirchner habría sido un paso hacia la liberación nacional. Podrá decirse que la medida fue vacilante o incompleta, pero puestos en la lógica de la “liberación nacional o neocolonialismo”, no hay manera de refutar la afirmación “ahora somos más independientes” (Kirchner, julio 2006, después de la cancelación). Y con el mismo argumento ahora se concluirá que las fracciones que expresan los intereses del capital productivo y nacional son progresivas frente al gobierno de los CEO y sus negociados con el capital financiero. Lee el resto de esta entrada »
Frente al ajuste, ¿qué programa?
Refiriéndose a la concentración en Plaza Congreso del miércoles 29 pasado, el Partido Obrero publicó una editorial que lleva por título “Una movilización importante, pero sin perspectivas” (http://www.po.org.ar/prensaObrera/1484/politicas/una-movilizacion-importante-pero-sin-perspectivas).
Coincido con esta caracterización. Los dirigentes Pablo Micheli, Hugo Yasky, Pablo Moyano y Sergio Palazzo criticaron el ajuste –en especial, la baja de las jubilaciones- y la colaboración de los dirigentes de la CGT con los planes del gobierno, pero no ofrecieron una perspectiva. PO lo señala y destaca que no se impulsó un plan de lucha contra la reforma laboral y de las jubilaciones. Pero también, al final de la editorial, se afirma la necesidad de “desarrollar una oposición de clase y socialista frente a la ofensiva capitalista de la que son socios el macrismo, las distintas alas del PJ y la burocracia sindical y frente a la cual el Vaticano opera como factor de contención” (énfasis agregado).
Pues bien, el problema central de la falta de perspectiva, que señala el PO, está precisamente en lo que dice el editorialista sobre el programa en ese final. Más aún, sostengo que la cuestión de convocar a la lucha está subordinada al programa y la estrategia. Por eso, aunque no coincido con la política del trotskismo (se le exige a un gobierno burgués que aplique medidas de transición al socialismo), sí acuerdo en que lo decisivo es la perspectiva estratégica, programática. Es lo que intenté explicar cuando el triunfo electoral de Cambiemos (ver aquí); o en otros eventos electorales, en los cuales la izquierda quedó muy marginada (aquí). Lee el resto de esta entrada »
Triunfo de Cambiemos y más ajuste, ¿cómo se explica?
Como lo han destacado todos los medios y analistas, los resultados electorales del domingo pasado han significado un nuevo e importante avance de Cambiemos: se impuso en 14 provincias y Ciudad de Buenos Aires, y aumentó su representación a 109 diputados y 24 senadores. El dato es importante pero, desde un punto de vista socialista, también es significativo el hecho de que más del 90% de los votos han ido a partidos enemigos del socialismo: Cambiemos obtuvo el 42%; el kirchnerismo 21,5%; el peronismo 14,5%; massismo 5,8%; otros (entre los cuales se cuentan partidos como Fuerza Republicana, de Tucumán, o el Movimiento Popular Neuquino), 10,6%. En total, estas fuerzas reunieron el 94,4% de los votos. La izquierda obtuvo el 5,6% (las formaciones tradicionales de centro-izquierda no pudieron superar las PASO).
A partir de aquí, el tema que deseo plantear es: ¿cómo encajan estos datos en los análisis y discursos que ha venido desarrollando la oposición “nacional y popular” y la izquierda? La pregunta es pertinente desde el momento en que, tanto el peronismo de izquierda (alineado con el kirchnerismo), como la izquierda, pusieron en el centro de sus campañas la denuncia del ajuste económico (aumento de las tarifas públicas, caída del salario real; perspectiva de una reforma laboral contra los trabajadores); y el ataque a las libertades democráticas (Santiago Maldonado y la desaparición forzada de personas; Macri = dictadura). Lee el resto de esta entrada »
Coyuntura: ¿por qué “giro a la derecha”?
“El país gira electoralmente a la derecha”. Esta caracterización, que tomo del sitio web del Movimiento Al Socialismo, a la vista de los resultados electorales, está muy extendida en la izquierda. Pero… ¿por qué se caracteriza a Macri como la derecha de Scioli? ¿Qué hay distintivamente “de izquierda” en el kirchnerismo y Scioli con respecto a Cambiemos, cuando se considera el programa político global?
Por empezar, y a la luz de las experiencias pasadas, ¿no es necesario tener algo más de prudencia a la hora de caracterizar como “de izquierda” o “derecha” a candidatos, gestiones y programas? Por caso, en 1983 muchos de los que hoy argumentan acaloradamente que votar en blanco es “facilitar el camino de la derecha”, sostenían, con la misma vehemencia, que Luder (sí, el que pedía amnistía para los milicos del Proceso) y Herminio Iglesias encarnaban la “liberación nacional”, contra el candidato Alfonsín. Y en 1989 decían que el voto “contra la derecha” era Menem. Aunque en 1999 era a la Alianza (¿recuerdan las bondades que le atribuían a la “tercera vía”?) contra Menem. Y en 2003 lo “progresista” era Kirchner, que subía apoyado por Duhalde. Aunque en 2011 la derecha era Duhalde, frente a Cristina Kirchner. Con un agregado “de yapa”: el mismo “analista social” que recorrió todo este espinel de caracterizaciones, en 1973 me trataba de convencer de que el voto a Perón era de izquierda (después de que Lastiri y López Rega hubieran desplazado a Cámpora); y que en 1976 había un ala militar “progresista” frente al ala “ultra y fascista” de la dictadura. Pero sin llegar a los extremos de las piruetas mentales de la militancia, o ex militancia, PC, el enfoque está instalado: en cada coyuntura aparecen los más que sutiles análisis de las sutiles diferencias para establecer las improbables “líneas divisorias” entre las también sutiles “izquierda y derecha”. Y para abrir la puerta a los oportunismos de ocasión.