Posts Tagged ‘URSS’
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (3)
Las dos primeras partes de la nota, aquí y aquí.
Las contradicciones de la NEP
Antes de detallar las discusiones que se produjeron en el Partido en los años 1920, es conveniente dar un panorama de los principales problemas que atravesaría la NEP.
Hacia 1928 el sector estatal y el cooperativo que estaba bajo el control del Estado, proporcionaba el 82,4% de la producción industrial y el 76,4% del volumen de negocios comerciales al por menor; aunque solo el 3,3% del valor de la producción agrícola. Esta diferencia entre industria estatizada y producción agraria individual fue el marco de la tensión entre los campesinos y el Estado; tensión que se expresaría en los movimientos de los precios industriales y agrícolas, y en las vicisitudes que enfrentó el acopio, esto es, la compra por los organismos del Estado y las cooperativas oficiales de productos agrícolas. Esta cuestión estuvo en el centro de las diferencias al interior de la dirección soviética. Antes de presentar esas polémicas, es conveniente trazar una visión panorámica de las tensiones que atravesaban la relación campo – ciudad, o campesinado – clase obrera industrial.
Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (10)
La parte 9 de la nota, aquí
La política exterior, expresión del régimen burocrático
En las partes anteriores de la nota hemos puesto el foco en la política interior de la dirección cubana. Ahora el análisis se centra en la política exterior, que está orgánicamente vinculada con la naturaleza del régimen burocrático que rige en la isla: la política exterior de la dirección cubana es la continuación de su política interior, pero a su vez refuerza el régimen burocrático. Por eso también esta vinculación constituye el elemento de unidad que subyace en posiciones de política exterior que, a primera vista, aparecen como opuestas, y hasta contradictorias. Para ejemplificar lo que queremos significar, veamos el siguiente pasaje en el que Guillermo Almeyra describe, críticamente, la política exterior de Cuba. Dice:
“¿Quién puede negar la necesidad de apoyarse en la entonces Unión Soviética para reducir el costo del bloqueo estadounidense? ¿Pero era necesario decir que Brezhnev era un gran marxista, apoyar la invasión a Checoeslovaquia en 1968 o considerar que los consejos obreros húngaros o la movilización de la clase obrera polaca en 1980 estaban instigados por la CIA? ¿Quién podría oponerse a la intervención revolucionaria en África? ¿Pero era necesario apoyar al sangriento dictador Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial, declarar gran marxista al somalí Siad Barre, agente de Estados Unidos, sostener la dictadura etíope de Haile Mariam, que oprimía a los eritreos? ¿La necesidad de romper el aislamiento en el campo diplomático latinoamericano imponía necesariamente reconocer el fraude en México y reconocer antes que nadie a Salinas de Gortari en medio de la movilización popular que lo resistía o apoyar como “antiimperialista “al dictador argentino Videla? ¿La necesidad de recurrir al turismo debe por fuerza llevar a construir lujosos campos de golf o marinas exclusivas? ¿No habría que preguntarse sobre los efectos políticos y morales de esa línea en escala internacional y en la misma Cuba? (“Notas a la “Epopeya Cubana” de Claudio Katz” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193372).
Charla sobre la Revolución Rusa

El 12 de diciembre pasado di una charla sobre la Revolución Rusa, que fue organizada de manera conjunta por la Agrupación Universitaria El Túnel (de la Universidad Nacional de Quilmes) y la Agencia de Noticias (ANT). Aquí va el link para aquellos que les interese.
Tal vez sea conveniente hacer una aclaración previa. No es una charla sobre la Revolución Rusa “en general”, ya que estuvo centrada en el análisis de las principales estrategias políticas que hubo al interior de la izquierda entre 1905 y 1917: la menchevique, la bolchevique (o leninista); y la de Trotsky (una divisoria que he tomado del propio Trotsky).
El tema me ha interesado durante años, ya que estuvo en el centro de las controversias entre las organizaciones stalinistas y las trotskistas. Los primeros, que defendían políticas de alianza con las fracciones “progresistas” de burguesía, en los países adelantados; y con las burguesías “anti-imperialistas, anti oligárquicas y pro-industria” en los países atrasados, decían inspirarse en el Lenin de los años pre-revolucionarios. Los trotskistas respondían -pienso que con razón- que esa línea de hecho repetía la estrategia de los mencheviques. Pero los trotskistas agregaban que el hecho de que la reforma agraria, la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la paz sólo se lograran finalmente con la toma del poder por los soviets, dirigidos por los bolcheviques, confirmaba lo acertado de la estrategia de Trotsky. Y ésta fue, efectivamente, la conclusión que sacó Trotsky de la Revolución Rusa (y que luego se habría confirmado, por la negativa, con la Revolución China de 1925-7). Según Trotsky, 1917 habría verificado que en la época del imperialismo y los monopolios no hay ninguna posibilidad de cumplir las tareas de la democracia burguesa a no ser que la clase obrera tome el poder e inicie la transición al socialismo. A esta idea Trotsky le dio un carácter general en sus “Tesis de la revolución permanente”. Según Trotsky, la imbricación entre el cumplimiento de las tareas democráticas y socialistas también imprimiría una dinámica internacionalista a la revolución. Además, y siempre según su interpretación, la política de Lenin a partir de las Tesis de abril, de 1917, representaría una admisión, aunque no explícita, de que la estrategia de la revolución permanente era la correcta.
Dado que durante muchos años milité en corrientes trotskistas, cuando comencé a estudiar críticamente los fundamentos teóricos y políticos de esta corriente, hace ya unos 20 años, fui llevado a revisar también esta interpretación canónica de todos los grupos de la Cuarta Internacional acerca de la pretendida superioridad del abordaje de Trotsky. En esta charla resumo, entonces, lo principal de mi enfoque sobre el asunto.
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Ver en Agencia A.N.T.:
http://www.agenciaant.org/home/audiovisual/revolucion-rusa-charla-con-rolando-astarita.html
Ver en Viddler:
http://www.viddler.com/explore/PabloEFFE/videos/7/
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¿Qué fue la URSS?
Video charla en UNQui sobre la URSS
El miércoles 28 de septiembre, en el marco de la Semana de la Carrera de Comercio Internacional – Tópico Rusia, organizado en la Universidad Nacional de Quilmes, di una charla: “La experiencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: ¿capitalismo de Estado o socialismo realmente existente?”.
A continuación cuelgo dos vídeos con la intervención. Para ver el resto de las intervenciones, acá. Para acceder a más material sobre URSS desarrollado en este blog, acá.
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Gracias Miguel Giudicatti por el aporte.
URSS: Respuesta a una crítica trotskista

En la nota “¿Qué fue la URSS? (2)” critiqué la tesis trotskista que sostiene que la URSS fue un Estado obrero. Esteban Mercatante, del Partido de los Trabajadores por el Socialismo, publicó una crítica a mi posición, que lleva por título “Qué fue la URSS. Polémica con Rolando Astarita”. Aquí respondo a su crítica, y aprovecho para profundizar en la caracterización de la URSS.
La médula de la crítica
El punto de partida de mi rechazo de la tesis “la URSS fue un Estado proletario” es que el Estado obrero se caracteriza por la lucha en pos de la abolición de la sociedad de clases, y se identifica con la transición al socialismo (utilizo los términos Estado obrero y dictadura del proletariado como sinónimos). Dado que el Estado soviético, por lo menos a partir de los años 30, se opuso activamente a la transición al socialismo, sostengo que no puede ser considerado un Estado obrero. Esta afirmación se ve reforzada, según mi argumento, por dos circunstancias. En primer lugar, por el hecho de que la burocracia había establecido una relación de explotación sobre la clase obrera; y en segundo término porque la propia clase obrera no se identificaba con ese Estado. La crítica que me realiza Esteban Mercatante (en adelante EM) se sostiene en la idea de que la dictadura del proletariado no se caracteriza por la transición al socialismo, sino por la estatización de los medios de producción. Si los medios de producción están estatizados, afirma EM, estamos en presencia de un Estado obrero, al margen de que esté, o no, en transición al socialismo. EM escribe: “El Estado obrero es una forma transitoria, que expresa el inicio de la superación del capitalismo, sin que se pueda afirmar que se ha llegado al socialismo. Es una supervivencia de la sociedad capitalista; expresa que siguen existiendo clases sociales, y por lo tanto relaciones de opresión. Esta caracterización del Estado como obrero porque se apoya en la propiedad nacionalizada, no dice nada sobre la marcha de la transición” (énfasis mío). La idea es que la dinámica de esta sociedad no tiene importancia a los efectos de definir el carácter de clase del Estado.
¿Qué fue la URSS? (2)
En esta segunda nota sobre la URSS critico la tesis que sostiene que fue un régimen proletario burocrático (o un Estado obrero burocratizado), y doy las razones por las cuales pienso que se debería caracterizar a la Unión Soviética como un tipo de régimen burocrático, no obrero y no capitalista, que fue el resultado de una transición al socialismo bloqueada.
Tesis Estado obrero burocrático
La idea de que la URSS fue un régimen proletario, pero burocrático, fue desarrollada por Trotsky y el movimiento trotskista. El planteo de Trotsky es bastante complejo, y aquí solo presento un esbozo del mismo.
Trotsky comienza distinguiendo entre la dictadura del proletariado, o Estado obrero, y el socialismo, en el sentido que lo hacía el marxismo clásico, y por lo tanto rechaza la tesis de Stalin, de que la URSS había entrado en la fase del socialismo. En la medida en que en la URSS existía un poderoso Estado represivo, y tensiones y diferencias sociales, afirmaba Trotsky, no podía hablarse de socialismo. A partir de aquí, presenta un análisis del surgimiento de la burocracia sustentado en las categorías marxistas. Se inspira en la idea -de Marx y Engels en La ideología alemana– de que el desarrollo de las fuerzas productivas es una premisa necesaria para eliminar a las clases sociales, porque de lo contrario solo se generalizaría la indigencia, y volvería todo lo anterior. Pero ese desarrollo estaba ausente en los comienzos del régimen soviético. Encerrado en sus fronteras, y con una economía atrasada, se generaron así las condiciones para que el Estado, controlado por una casta, se apropiara de la parte del león de lo producido (Trotsky, 1973). De aquí también que el socialismo en un solo país fuera inconcebible; era necesario superar el desarrollo capitalista, y esto solo podía ocurrir en una escala internacional.
Por otra parte Trotsky recuerda que ya Marx había previsto que bajo el régimen de la dictadura del proletariado, e incluso en la primera fase del comunismo, seguirían en pie las normas de distribución burguesas (a cada cual según su trabajo). Por lo tanto, en una sociedad de escasez y penuria extrema, como era la soviética en la década de 1920, había tensiones y disputas por la riqueza disponible, lo que generaba las condiciones para que la burocracia adquiriera un papel creciente, en tanto árbitro y agente distribuidor de la riqueza (Trotsky, 1973). A partir de esta función, y montada sobre las relaciones de producción estatizada, pero también sobre las relaciones de distribución burguesas, la burocracia pudo apropiarse del excedente. Y para defender esta apropiación eliminó la democracia obrera, reprimió a las tendencias revolucionarias (también en la Internacional Comunista) y armó un formidable aparato de represión contra la propia clase obrera. Sin embargo, sostiene Trotsky, a pesar de ese rol políticamente contrarrevolucionario, la burocracia tenía una función dual, ya que por un lado defendía y consolidaba normas de distribución burguesas, pero por otra parte no podía sostenerse sin defender el fundamento social de la URSS, que era la industria nacionalizada. En consecuencia la burocracia tenía un “carácter burgués” (Trotsky, 1937), pero jugaba un rol progresivo en la medida en que conservaba las relaciones de propiedad estatales. Por eso también consideraba que el aparato stalinista, a pesar de sus ataques a la clase obrera, “mantiene un significado progresivo como guardián de las conquistas sociales de la revolución” (Trotsky, 1933). En el Programa de Transición contempló la posibilidad de que frente a intentos restauracionistas del ala “de derecha” de la burocracia, los trotskistas podrían realizar una alianza táctica con el ala stalinista, para defender la propiedad estatal.
Desocupación y resistencia obrera en la URSS
En mi crítica a la tesis que afirma que la URSS es un capitalismo de Estado, sostuve que en el régimen soviético la desocupación no constituía un elemento de coerción sobre la clase trabajadora. Para avalar esta interpretación cité trabajos en los que se demuestra que en la URSS existía carencia de mano de obra, y que esto daba lugar a un cierto poder de negociación de la clase obrera frente a la burocracia. Pero los defensores de la tesis de que la URSS era un capitalismo de Estado sostienen que no es cierto que hubiera pleno empleo. Afirman que en realidad en la URSS existía desocupación; y que este es un elemento esencial para sostener que se trataba de un régimen capitalista. En esta nota por lo tanto respondo a este argumento y presento otros elementos.
El ejército de desocupados en el capitalismo
Precisemos cuál es el rol de la desocupación en el sistema capitalista. Pienso que el análisis de Marx (1999, cap. 23, t. 1) conserva su validez en lo esencial. Marx plantea que el ejército de desocupados es una condición de existencia del modo de producción capitalista. Esto se debe a que constituye el principal mecanismo que mantiene los salarios dentro de un nivel que no afecta, de alguna manera fundamental, a la ganancia, y por ende a la acumulación. Es que cuando el precio de la fuerza de trabajo aumenta (supongamos porque hubo un período de crecimiento extensivo) al punto que hace peligrar la tasa de ganancia, la acumulación se hace más lenta; o bien se introducen nuevas tecnologías que mandan a trabajadores a la calle. En cualquier caso, al aumentar el número de desocupados, los trabajadores que están ocupados son forzados a aceptar salarios menores (o peores condiciones de trabajo, etc.). Por eso el ejército de desocupados es utilizado como un arma de la lucha de clases. La amenaza de la desocupación actúa como una espada que pende siempre sobre el movimiento obrero, y ata a los trabajadores con cadenas invisibles, pero poderosas. Sin embargo, para que ocurra esto, el ejército de desocupados debe ejercer una presión activa en el mercado laboral (búsqueda de trabajo de los desocupados, o disposición a entrar en él).
La desocupación en la URSS
A pesar de las afirmaciones de los defensores de la tesis de la URSS como capitalismo de Estado, en el régimen soviético la desocupación no ejercía una constricción efectiva sobre los trabajadores. Esto es, la desocupación no constituía un ejército de reserva que presionara sobre la clase obrera ocupada. Pero… ¿acaso no había desocupación? Sí, había algo de desocupación, pero cuantitativa y cualitativamente era distinta a la existente en el capitalismo. No basta con registrar números, hay que entender qué significan. Para ver por qué, voy a partir de lo planteado por Joseph Porket sobre el desempleo en la URSS. Se trata de una fuente significativa, porque Porket durante años se concentró en refutar el discurso de las autoridades de la URSS, sobre la ausencia de desempleo en ese país.
¿Qué fue la URSS? (1)
A raíz de los intercambios que se producen en el blog, surgió la discusión sobre la naturaleza social de la URSS. El propósito de esta escrito es revisar las posiciones más conocidas, y presentar los argumentos a favor de caracterizar a la URSS como una régimen social particular, de tipo burocrático, que no se encasilla en las categorías de “capitalismo”, “socialismo” o “dictadura del proletariado”.
Debido a lo amplio del asunto, divido el análisis en dos notas. En esta analizo brevemente la tesis que dice que la URSS fue un régimen socialista, y de manera más extensa la que sostiene que se trató de un capitalismo de Estado. En la segunda nota me concentraré en la que afirma que la URSS fue un Estado obrero burocrático; y la que plantea que se trató de una formación burocrática particular. Introduzco la discusión con algunas observaciones de Marx y Engels sobre la transición al socialismo. Antes de entrar en el tema, hago notar que si bien el texto está focalizado en la URSS, es posible (pero me falta estudio) que mucho de lo que se afirma sea aplicable a otros regímenes también llamados socialistas.
La sociedad de transición al socialismo
Tradicionalmente el marxismo sostuvo que entre la sociedad capitalista y el socialismo debería existir una fase de transformaciones revolucionarias, dirigidas desde el poder por el proletariado. En una carta de marzo de 1852, Marx decía que entre sus principales aportes figuraba haber descubierto que la dictadura del proletariado “constituye la transición de la abolición de todas las clases y a una sociedad sin clases” (Marx y Engels, 1973, p. 55). En la Crítica del Programa de Gotha Marx y Engels sostienen que “entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista se sitúa un período de transformación de la una a la otra”, en el cual la clase obrera ejerce el poder para ir eliminando gradualmente las clases sociales, y con ello la necesidad misma del Estado. Su objetivo era una sociedad en que no hubiera explotación, se superara la división entre trabajo intelectual y manual; y en que los productores administraran los medios de producción. Esto se vincula a la meta de lograr la realización libre de los individuos. En La ideología alemana Marx y Engels escribían:
















