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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (5)
La parte cuarta, aquí
La orientación pro-campesina 1924-8
Según Johnson y Temin (1993), a partir de la crisis de las tijeras de 1923 los bolcheviques sacaron dos conclusiones fundamentales: las fuerzas libres del mercado amenazaban con reducir la provisión de grano a las ciudades, y la hiperinflación reducía el control del Estado en la economía. En consecuencia se impusieron controles a los precios industriales con el fin de mejorar los términos de intercambio para los campesinos; también se redujo la emisión monetaria, de manera que en la primavera de 1924 se estabilizó la moneda. Si bien la inflación en los años siguientes continuó siendo alta (20% anual, aproximadamente) se evitó la hiperinflación. En 1924 hubo inyección créditos, muchos destinados a empresas estatales, y mejoró la producción industrial. También se alentaron las exportaciones de granos y se incrementó la importación de bienes industriales, lo cual contribuyó a que mejoraran los términos de intercambio para los campesinos (Johnson y Temin).
Estos resultados reforzaron la posición de Bujarin. Tengamos presente que los programas de Trotsky y Preobrazhenski no habían despertado adhesión en el Partido. Muchos militantes habían interpretado que sus propuestas implicaban volver al Comunismo de Guerra. Si bien la NEP había sido entendida por muchos bolcheviques como un retroceso y una concesión a las fuerzas capitalistas, el país estaba agotado y en el Partido existía el temor de volver a los enfrentamientos con los pequeños productores. Estos conformaban aproximadamente el 80% de la población.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (4)
La parte 3, aquí.
El significado de la polémica Preobrazhenski -Bujarin
La crisis de las tijeras desató una intensa polémica en el partido Comunista. “A partir del año crucial 1923, las divergencias de apreciación sobre las relaciones entre la industria y la agricultura… se agravan en el partido dirigente”, señala Trotsky en La revolución traicionada. Hubo dos posiciones polares enfrentadas, las de Preobrazhenski y Bujarin.
La polémica echa luz sobre las dificultades que enfrentaba la economía soviética en los años veinte, pero también ilumina acerca de los problemas más generales de economías atrasadas y estructura dual, esto es, industria estatizada en un mar de producción campesina y artesanal pequeño burguesa. El debate soviético de los veinte incluso tuvo eco en las teorías burguesas de crecimiento. Por caso, el modelo de Arthur Lewis, que supone que hay exceso de mano de obra que se transfiere del agro a la industria, desarrollándose esta a partir de la reinversión de los beneficios, con salarios a nivel de subsistencia, está inspirado en el modelo soviético (Lewis, 1959). De la misma manera, la relación capital/producto (la inversión en equipos y máquinas requerida para obtener un crecimiento deseado), que está en el centro del modelo de crecimiento de Harrod-Domar, había sido planteada en los años veinte en la URSS. Asimismo, el problema de cómo financiar, en un país atrasado, esa inversión requerida para obtener el crecimiento deseado que absorba la mano de obra no ocupada, o la desocupación disfrazada, estuvo en el corazón de los debates soviéticos de los años veinte y en los inicios de la industrialización. Por eso Domar afirma, en el capítulo IX de Ensayos en teoría del crecimiento económico, que para un estudioso del crecimiento y el desarrollo, la literatura económica soviética de los 1920 es de gran interés.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (3)
Las dos primeras partes de la nota, aquí y aquí.
Las contradicciones de la NEP
Antes de detallar las discusiones que se produjeron en el Partido en los años 1920, es conveniente dar un panorama de los principales problemas que atravesaría la NEP.
Hacia 1928 el sector estatal y el cooperativo que estaba bajo el control del Estado, proporcionaba el 82,4% de la producción industrial y el 76,4% del volumen de negocios comerciales al por menor; aunque solo el 3,3% del valor de la producción agrícola. Esta diferencia entre industria estatizada y producción agraria individual fue el marco de la tensión entre los campesinos y el Estado; tensión que se expresaría en los movimientos de los precios industriales y agrícolas, y en las vicisitudes que enfrentó el acopio, esto es, la compra por los organismos del Estado y las cooperativas oficiales de productos agrícolas. Esta cuestión estuvo en el centro de las diferencias al interior de la dirección soviética. Antes de presentar esas polémicas, es conveniente trazar una visión panorámica de las tensiones que atravesaban la relación campo – ciudad, o campesinado – clase obrera industrial.