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Renta diferencial y propiedad privada de la tierra
Con relativa frecuencia encuentro gente que piensa que, según la teoría de Marx, la renta diferencial de la tierra desaparecería si se aboliese la propiedad privada de la tierra.
Es una idea equivocada. Para ver por qué, recordemos la explicación de Marx de la renta diferencial, a través de un ejemplo sencillo (inspirado en El Capital). Supongamos que existen solo dos tipos de tierra, la A, de peor calidad, y la B, de calidad superior. En A, con una inversión de $20, se produce 1 unidad de cereal. Supongamos que la tasa de ganancia es el 25%. Por lo tanto, el precio de producción de la unidad de cereal es $25. Dado que para cubrir la demanda es necesaria la producción en las tierras A, el precio de la unidad de cereal se establece en $25.
En la tierra B, en cambio, con la misma inversión de capital, se producen 2 unidades de cereal. Dado que el precio del cereal es $25 (establecido por la peor tierra), el productor capitalista recibe $50 por las 2 unidades de cereal. De esa suma, $5 le corresponden en tanto ganancia determinada por la tasa media de ganancia; y $25 constituyen una plusganancia – la renta – que pertenece al propietario de la tierra. Si el productor capitalista es dueño de la tierra, van a su bolsillo. Si el capitalista alquila la tierra, van terrateniente. Lee el resto de esta entrada »
Relaciones de producción y desocupación
En el curso de un intercambio de argumentos en “Comentarios”, se suscitó la cuestión de si el capitalismo puede existir sin que haya desocupación. Algunos lectores plantearon que el capitalismo no puede funcionar con pleno empleo, ya que el ejército de desocupados es el medio con el cual se pone un límite al aumento de salarios, de manera que la plusvalía no se vea afectada seriamente. Por “seriamente” entendemos que no baje al punto en que el capitalista ya no tenga incentivo para acumular. En apoyo a esta posición, se sostuvo también que históricamente el modo de producción capitalista ha recreado, periódicamente, grandes ejércitos de desocupados.
En principio, acuerdo con la mayor parte de esta postura. Cuando los salarios amenazan “seriamente” la plusvalía (esto se manifiesta como caída de la tasa de ganancia) los capitalistas enlentecen la acumulación, o desplazan sus capitales a regiones donde los salarios son más bajos; o incorporan mano de obra barata de esas otros lugares; o recurren a la mecanización, esto es, al desplazamiento de los trabajadores por la maquinaria. Por cualquiera de estas vías, aumentan los ejércitos de desocupados, y disminuye la presión salarial. Así, cuando la acumulación es intensa, y los salarios presionan hacia el alza, el sistema genera, de manera endógena, los mecanismos de disciplinamiento salarial y laboral (durante las recesiones y depresiones, la presión del trabajo se debilita y la desocupación crece de todas formas). Existen muchos ejemplos de cómo operan estos mecanismos.
Coincidiendo entonces con estas cuestiones, de todas formas quisiera señalar que, en principio, el sistema capitalista podría funcionar sin desocupación. Analizar un poco esta cuestión me permitirá realizar algunas consideraciones sobre las relaciones de propiedad como fundamento de la explotación capitalista.
Como adelanté, en teoría -pero posiblemente durante algunos períodos de tiempo, y en algunos países o regiones ha ocurrido- puede suceder que el trabajador esté obligado a entregar trabajo gratis al capitalista, sin que exista desocupación. Esto se debe a que la relación social básica que subyace al capital es la propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio, y de ella deriva una relación de poder de los propietarios de los medios de producción sobre los no propietarios de los mismos. Subrayo que se trata de una relación de poder, que permite la extracción de plusvalía. Para verlo con un ejemplo teórico, supongamos una isla en la que una persona es propietaria de la tierra (llegó antes, por lo cual tiene el “derecho de primera ocupación”), de los animales de tiro y del arado, y los otros 5 habitantes no son propietarios de la tierra ni de ningún medio de producción, y no tienen posibilidades de emigrar. El propietario de los medios de producción entonces puede contratar a los 5 no propietarios a condición de que acepten un salario tal, que habilite a que haya un excedente. En consecuencia, aquí hay explotación con plena ocupación porque la relación de propiedad/no propiedad da lugar a una relación de subordinación, de coerción de hecho.