Posts Tagged ‘Perón’
La Triple A y la memoria recortada
Me ha ocurrido en más de una ocasión en los últimos tiempos: alumnos que cursan en universidades públicas, incluso en alguna que está bajo la hegemonía “del campo nacional y popular”, desconocen qué fue la Triple A (Alianza Argentina Anticomunista). Esto es, tuve que explicar que la Triple A fue una organización paramilitar, de ultraderecha, que asesinó a cientos de militantes de izquierda, y que actuó bajo los gobiernos de Juan Domingo Perón e Isabel Perón, entre 1973 y marzo de 1976.
Para esos jóvenes que han sido desinformados, les recuerdo entonces que la Triple A recibía fondos del Ministerio de Bienestar Social, dirigido por López Rega (secretario de Perón), y estaba integrada por oficiales de las Fuerzas Armadas, ex policías, delincuentes, matones sindicales, miembros de la Juventud Sindical Peronista y de la Juventud Peronista República Argentina (véase Alicia Servetto, 2008, “Memorias de intolerancia política: las víctimas de la Triple A (Alianza Argentina Anticomunista”, en http://www.uel.br/revistas/uel/index.php/antiteses/article/download/1596/1640. Lee el resto de esta entrada »
El PC, la Triple A y “el enemigo principal”
En una nota anterior (aquí) critiqué el silencio de sectores de la izquierda acerca de las responsabilidades de Perón en la formación y accionar de las bandas parapoliciales en los 1970. A fin de brindar más elementos para el análisis, en esta nota pongo el foco en el folleto que publicó el PC frente al ataque del que fue objeto, en la ciudad de Córdoba, el 10 de octubre de 1974. Es un documento significativo por la manera en que la dirección comunista diluye las responsabilidades criminales de los gobiernos peronistas en “el golpismo pinochetista” y “el imperialismo y la CIA”. Un tipo de razonamiento que prevalece, hasta el día de hoy, en prácticamente todas las variantes del oportunismo pequeño burgués o burgués reformista.
El ataque al PC Córdoba y sus antecedentes
En el atardecer de aquel 10 de octubre el local del PC de la ciudad de Córdoba fue tomado por asalto por policías y comandos civiles. Irrumpieron violentamente al grito de “bolches hijos de puta, los vamos a matar”, destrozaron instalaciones y sometieron a los militantes, durante dos horas, a torturas y simulacros de fusilamiento. Posteriormente los compañeros fueron interrogados en comisaría, donde recibieron amenazas de todo tipo (véase Miguel Jorquera “Un ataque de las Tres A, Córdoba, 1974”, Página 12 4/02/2007). Lo más grave es que cinco días después murió la militante Tita Clelia Hidalgo, a raíz de una hemorragia provocada por la introducción del caño de un arma en la vagina. Lee el resto de esta entrada »
24 de marzo… ¿y la Triple A?
Los 24 de marzo se han convertido en jornadas de movilización por las luchas en curso, de defensa de libertades democráticas y denuncia de los gobiernos y partidos políticos que desde 1983 han asegurado la impunidad del aparato represivo de la dictadura. En este último respecto se han denunciado, entre otras, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín; los indultos de Menem; la designación de Milani al frente del Ejército; o los intentos del actual gobierno de salvar a los genocidas (por ejemplo, aplicando el 2 x 1). Pero también es fundamental mantener la memoria de lo que fue la dictadura.
Sin embargo, existe un tema que apenas se menciona en las recordaciones, a saber, los asesinatos, secuestros y torturas a militantes de izquierda y populares, perpetrados por la Triple A, grupos parapoliciales y fuerzas represivas. En particular, pocas veces se habla (a excepción de la izquierda revolucionaria) de la responsabilidad de Perón, y de Isabel Perón, en estos hechos. Por ejemplo, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, en sus documentos publicados en ocasión de los 24 de marzo entre 2011 y 2017, rutinariamente repite: “Denunciamos también los crímenes contra el pueblo que comenzaron a ensayarse antes del golpe, en el Operativo Independencia de Tucumán y en el accionar de la Triple A y demás bandas fascistas en todo el país”. Eso es todo. ¿Y la responsabilidad de los gobiernos de Perón y de Isabel Perón en el surgimiento y accionar de esas bandas? ¿Y la denuncia por la impunidad que garantizaron a los asesinos de la Triple A, y sus mentores, los gobiernos desde Alfonsín a la fecha? Nada, ni palabra. Lee el resto de esta entrada »
Reflexiones sobre el peronismo de izquierda
Por estos días he terminado de leer el primer tomo de El peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina (Buenos Aires, Planeta, 2010), de José Pablo Feinmann. Es un texto interesante, que puede ser disparador de varios debates. También el segundo volumen contiene material importante, aunque se repiten algunas temáticas y argumentos ya planteados en el primer tomo. En esta nota realizo algunas reflexiones sobre el peronismo de izquierda revolucionario, a partir de la presentación que hace Feinmann de las posiciones de esta corriente en las décadas de los 50 a los 70. En lo que sigue también utilizo Nacionalismo burgués y nacionalismo revolucionario (Buenos Aires, Contrapunto, 1986), del artista plástico y militante del peronismo de izquierda, Ricardo Carpani.
El “viejo” peronismo revolucionario
En opinión de Feinmann, el mejor representante del peronismo revolucionario ha sido John William Cooke. Efectivamente, Cooke es clave para entender a la militancia peronista que buscó trabajar desde el seno del movimiento de masas, en un sentido socialista. Dado que mucha gente joven no lo conoce, en el Apéndice reseño brevemente su vida.
Una de las primeras cuestiones que destaca Feinmann es que Cooke pensaba que la lucha revolucionaria debía ser protagonizada por las masas, y no por vanguardias iluminadas. Por eso, y a pesar de su respeto y amistad con el Che, Cooke nunca fue foquista. “La concepción de Cooke no es la de Guevara… Para Cooke la cosa no es primero el foco, después el pueblo. No es primero una minoría y después las masas. (…) El verdadero revolucionario es aquel que trabaja con y desde las masas” (Feinmann, p. 382). A partir de aquí, y siendo Cooke socialista, el problema que se plantea es cómo lograr que la clase obrera argentina asuma un programa y una estrategia socialistas. La respuesta a este interrogante se articula en base a dos supuestos centrales: que el peronismo no puede ser asimilado por el régimen burgués; y que desde el peronismo se podía radicalizar el enfrentamiento de las masas peronistas con la clase capitalista, superando al propio peronismo.
Militancia exPC, raíces históricas de una posición
Por estos tiempos parecen ahondarse las divisiones dentro de la izquierda, entre los que apoyan al gobierno de Cristina Kirchner, y los que critican esta postura. Dentro del grupo que respalda al gobierno de Kirchner, es importante la militancia del partido Comunista, pero más aún su exmilitancia (una gran parte de ella, pero algunos mantienen una postura crítica). Muchos ocupan puestos relevantes en el Estado, la cultura, o la actividad académica. A pesar de la diversidad de opiniones y matices, la mayoría critica los viejos regímenes stalinistas, incluidas antiguas prácticas del PC. Y casi invariablemente, toman distancia frente a las políticas más “indefendibles” del PC, como su participación en la Unión Democrática; o su apoyo al “ala institucionalista Videla-Viola”, bajo la dictadura. Pareciera entonces que el apoyo al gobierno de Cristina Kirchner se construye desde una renovada elaboración política, con criterios distintos de aquellos con los que se manejaba el PC.
Es en este marco que la “onda exPC” sostiene algunos argumentos concatenados. El primero dice que el de CK es un gobierno progresista, nacional burgués. El segundo afirma que, dada la correlación de fuerzas existentes, hay que apoyar al Gobierno “frente a la derecha” (encarnada en los diarios Clarín, La Nación, los “grandes grupos”, la SRA y todos los partidos de la oposición burguesa). El tercero afirma que todas las cuestiones del Gobierno que pueden ser criticables -desde un punto de vista de izquierda- son producto de los “elementos reaccionarios y de derecha enquistados”. Este último argumento es esencial para responder a las críticas de la “ultraizquierda”. Si Aníbal Fernández o Moreno envían patotas a moler a palos a activistas en el INDEC, o el Hospital Francés, se trata de “desviaciones”, o “contradicciones”, que deben combatirse redoblando el apoyo a Cristina Kirchner y al ala de izquierda del gobierno. Y ejerciendo en alguna medida, una crítica responsable (algo así como “no estamos de acuerdo con todo, pero no hay que dar pasto a la derecha”). De resultas, y siempre con criterio amplio y fresco, muchos exmilitantes andan con el “progresímetro”, tratando de determinar ubicaciones relativas. Así, por ejemplo, Scioli es más progresista que Alfonsín, pero menos que Nilda Garré. Insfrán (parece que no ve TN ni lee La Nación) es más progresista que Binner (que ve TN y lee La Nación), pero menos que Boudou, que toca la guitarra en estilo nacional y popular. Son matices sutiles, que pueden escapar a los ojos de los no iniciados, pero decisivos a la hora de posicionarse políticamente. Pues bien, el objetivo de esta nota es mostrar que esta manera de pensar la política es producto de una sólida “educación” en el viejo PC, y que, desde el punto de vista de lo sustancial, no hay cambios. Esto se comprende cuando lo vemos en perspectiva histórica.