Posts Tagged ‘URSS’
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (12)
La parte 11 de la nota, aquí.
Caída de la producción
Todo confluyó en una aguda caída de la producción. De acuerdo a Trotsky (1973), la cosecha global de cereales, que había sido de 850 millones de quintales en 1930, disminuyó a menos de 700 millones en los dos años siguientes, esto sin contar que ya había caído en 1930. El número de caballos bajó 55%; del de vacunos disminuyó 40%, de cerdos 55%, de corderos 66%. Según estadísticas oficiales soviéticas, citadas por Mandel (1969), el número de bovinos en general cayó desde 60,1 millones en 1928 a 33,5 millones en 1933; el de cerdos, en el mismo período, pasó de 22 millones a 9,9 millones. Según Hunter (1988), la producción agrícola en 1932, medida en moneda constante, fue 3739 millones de rublos, contra 4148 en 1928; la de productos animales fue 3.903 millones contra 7136 millones en 1928; el output total bajó, entre esos años, de 19.129 millones a 16.808 millones de rublos. De acuerdo a datos oficiales de 1958, el índice de output agrícola muestra una caída desde 100 en 1928 a 81,5 en 1933; el objetivo del Plan era llegar a 155 para ese último año. La parte del ganado en el índice cayó de 100 a 44. Aunque tomando el período 1928-1932, la producción de grano, si bien tuvo bajones algunos años, en el balance permaneció sin cambios; y aumentó el grano comercializado. Pero la caída de la producción agraria global tendría duras consecuencias para la población y la economía soviética en su totalidad.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (10)
La parte 9, aquí
Resistencia y red de rumores
Lanzada la colectivización, por todo el campo se extendió una densa red de rumores, una de las formas que tomó la resistencia campesina: “Los rumores son omnipresentes en las sociedades campesinas y tienden a prosperar en los climas especialmente propicios del temor y el levantamiento. Los rumores se convierten en una forma de noticias de subsuelo y de expresión social disidente en sociedades, comunidades y grupos que confrontan una prensa censurada y falsificada o tienen dificultades en acceder a las noticias. (…) Sin embargo, durante la colectivización los rumores funcionaron más que como simples noticias o verdad alternativa; fueron un arma en el arsenal de la resistencia campesina” (Viola, 1999; también para lo que sigue).
El rumor esparció el temor, asegurando la cohesión de la aldea frente al peligro “de afuera”, y garantizó el espacio necesario dentro del cual los campesinos construyeron una ideología que los unificó y movilizó contra el Estado. Se decía que este era el Anticristo, y que la granja colectiva su guarida; y que aquellos que firmaran la entrada a las granjas colectivas, serían sometidos a servidumbre, recibirían la marca del Anticristo o estarían obligados a compartir a sus esposas, dado el proyecto de los bolcheviques de “nacionalización de las mujeres”. También se hablaba de la inminente “socialización de los niños”, o de la venta de mujeres y niños a China. La granja colectiva era considerada incompatible con la religión: se decía que habría que trabajar los domingos, que las iglesias estarían cerradas, no se podría rezar y los muertos serían cremados. Pero había rumores más “materialistas”, como que los que entraran a las granjas perderían sus chozas y comerían ratas.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (9)
La parte ocho de la nota, aquí
Colectivización acelerada y por la fuerza
Si bien Stalin afirmaba que el campesino medio se estaba incorporando voluntariamente a las granjas colectivas, eran principalmente campesinos pobres los que lo estaban haciendo (Viola, 1999). Según Bettelheim (1978), muchos de ellos aceptaron la colectivización por la ayuda que les prestaba el Estado; en vísperas de la siembra, estaban faltos de caballos y otros implementos, y la incorporación al koljós era su mejor alternativa. Sin embargo, la mayoría de los campesinos no estaba impresionada por el desempeño de los koljoses y pensaba que había mejores oportunidades trabajando fuera de la granja y llevando los productos al mercado (Davies y Wheatcroft 2009). Otros consideraban que la incorporación a las granjas colectivas significaba perder los lotes que habían obtenido con la Revolución y se resistían. Por eso, si bien hubo algo de entusiasmo “desde abajo”, las campañas regionales ya habían empezado a recurrir a la coerción para lograr altos porcentajes de colectivización. “Incluso en este [primer] estadio la colectivización fue impuesta en gran medida ‘desde arriba’. Orquestada y dirigida por las organizaciones regionales del Partido, con la sanción implícita o explícita de Moscú, los funcionarios distritales y los comunistas y obreros urbanos llevaron la colectivización al campo. Las brigadas para la requisa del grano, que ya estaban obsesionadas con obtener altos porcentajes, fueron transferidas en masa a la colectivización” (Viola, 1999).
Se trataba, a todas luces, de una política aventurera. Trotsky (1973) anota: “Los empíricos, trastornados, llegaban a creer que todo les era posible. El oportunismo se había transformado, como sucediera a veces en la historia, en su contrario, el espíritu de aventura”. Ni siquiera se tuvo en cuenta la debilidad del Partido en el agro: había células en 23.458 aldeas sobre un total de 70.849; y en muchos casos la célula partidaria constaba solo de un secretario y una persona dedicada a la propaganda (Liu, 2006).
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (8)
La parte 7 de la nota, aquí
El Gran Giro
El 7 de noviembre Stalin publicó un artículo, “El año del Gran Giro”, en el que sostenía que los campesinos medios se estaban incorporando a las cooperativas. Aseguraba que “si el desarrollo de los koljoses y sovjoses se lleva a cabo a un ritmo acelerado, no hay lugar a dudas de que en tres años, más o menos, nuestro país se convertirá en un gran productor de grano, si no en el mayor del mundo”. Se refería también al crecimiento de la iniciativa creativa y al entusiasmo laboral de las masas, animadas por la emulación socialista y por la introducción de la jornada laboral ininterrumpida. Terminaba afirmando que se dejaba el viejo camino del desarrollo capitalista para iniciar el del socialismo (Stalin, 1929a). Ahora la consigna era colectivización total e inmediata. Los campesinos debían incorporarse a los koljoses, o a los sovjoses.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (7)
La parte 6 de la nota aquí.
Impacto en la Oposición de Izquierda del giro y represión
Con el giro hacia la industrialización y el ataque a los kulaks, Stalin parecía adoptar el programa de la Oposición. Incluso hizo suya parte de la argumentación de Preobrazhenski, y otros miembros de la izquierda (véase parte anterior de la nota). Esa impresión se consolidó luego de la XVI Conferencia del Partido, realizada en abril de 1929. En ella se resolvió avanzar en la lucha contra el kulak –aunque todavía manteniendo formalmente la NEP- y en la industrialización. También se llamó a combatir el burocratismo en el Partido y el Estado, cuestión que analizaremos más adelante con cierto detalle. La ruptura con el ala bujarinista pareció definitiva.
Ante esta nueva situación, en las colonias de deportados trotskistas hubo dos corrientes principales (véase Deutscher 1979 y 1980; también Broué 1988, con una interpretación algo distinta). Por un lado, estaban los que consideraron que había que apoyar el giro de Stalin, ya que fortalecía al socialismo. Así, Preobrazhenski sostuvo que en las nuevas medidas se expresaba la “fuerza objetiva de la ley” de la economía nacionalizada, ley que se imponía a los dirigentes del Partido. Planteaba que la Oposición había sido la intérprete consciente de una necesidad histórica, de la cual la fracción stalinista era su agente. Por eso, había que negociar las condiciones de vuelta al Partido y participar del movimiento histórico que se iniciaba. Radek, otro destacado dirigente, ya en 1928 se había pronunciado de forma abierta en favor del giro. Consideraba que era importante el llamado de la dirección soviética a enfrentar el peligro kulak, y proponía organizar al proletariado rural, depurar al Partido de los elementos pro-burgueses y reintegrar a la Oposición (Broué). Preobrazhenski y Radek pensaban que lo central era corregir la política económica y confiaban en una reforma desde arriba (ídem). Por otro lado estaban los “irreductibles”, muchos de ellos jóvenes, que se negaban a cualquier compromiso con Stalin y ponían el acento en la necesidad de recuperar la democracia al interior del Partido y del Estado.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (6)
La parte cinco de la nota, aquí
Comienza el giro
La crisis del grano tomó al Partido desprevenido. Todavía en el XV Congreso, realizado a fines de 1927, Stalin se enfocó en atacar a la izquierda. Con el acuerdo de los bujarinistas, se expulsó a la Oposición (Trotsky y Zinoviev habían sido expulsados del Partido poco antes). Sin embargo, ya había conciencia de los problemas con la provisión de grano, y se aceptaba que la política bujarinista exigía rectificaciones. Rykov y Bujarin propusieron limitar las actividades de los kulaks, favorecer a las cooperativas y acelerar la industrialización; Rykov también contempló desviar recursos desde el agro a la industria (Lewin, 1965). Stalin insinuó que había que “liquidar” al kulak como estrato social. Finalmente se decidió dar más importancia a la industria y al rol del Estado, se elevaron los precios de los productos industriales, disminuyeron los suministros al agro y se dispuso lanzar un plan quinquenal.
Sin embargo, en 1928 la crisis de aprovisionamiento se agravó. La cosecha en Ucrania y el Cáucaso Norte no fue buena. Los métodos de requisa compulsiva, empleados el año anterior habían provocado gran descontento. Los campesinos volvieron a retener el grano y en las ciudades hubo hambre. “En enero de 1928 la clase obrera se encontró abocada a una hambruna inminente” (Trotsky, 1973). Hubo necesidad de frenar todas las exportaciones de cereales.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (5)

La parte cuarta, aquí
La orientación pro-campesina 1924-8
Según Johnson y Temin (1993), a partir de la crisis de las tijeras de 1923 los bolcheviques sacaron dos conclusiones fundamentales: las fuerzas libres del mercado amenazaban con reducir la provisión de grano a las ciudades, y la hiperinflación reducía el control del Estado en la economía. En consecuencia se impusieron controles a los precios industriales con el fin de mejorar los términos de intercambio para los campesinos; también se redujo la emisión monetaria, de manera que en la primavera de 1924 se estabilizó la moneda. Si bien la inflación en los años siguientes continuó siendo alta (20% anual, aproximadamente) se evitó la hiperinflación. En 1924 hubo inyección créditos, muchos destinados a empresas estatales, y mejoró la producción industrial. También se alentaron las exportaciones de granos y se incrementó la importación de bienes industriales, lo cual contribuyó a que mejoraran los términos de intercambio para los campesinos (Johnson y Temin).
Estos resultados reforzaron la posición de Bujarin. Tengamos presente que los programas de Trotsky y Preobrazhenski no habían despertado adhesión en el Partido. Muchos militantes habían interpretado que sus propuestas implicaban volver al Comunismo de Guerra. Si bien la NEP había sido entendida por muchos bolcheviques como un retroceso y una concesión a las fuerzas capitalistas, el país estaba agotado y en el Partido existía el temor de volver a los enfrentamientos con los pequeños productores. Estos conformaban aproximadamente el 80% de la población.
Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (4)
La parte 3, aquí.
El significado de la polémica Preobrazhenski -Bujarin
La crisis de las tijeras desató una intensa polémica en el partido Comunista. “A partir del año crucial 1923, las divergencias de apreciación sobre las relaciones entre la industria y la agricultura… se agravan en el partido dirigente”, señala Trotsky en La revolución traicionada. Hubo dos posiciones polares enfrentadas, las de Preobrazhenski y Bujarin.
La polémica echa luz sobre las dificultades que enfrentaba la economía soviética en los años veinte, pero también ilumina acerca de los problemas más generales de economías atrasadas y estructura dual, esto es, industria estatizada en un mar de producción campesina y artesanal pequeño burguesa. El debate soviético de los veinte incluso tuvo eco en las teorías burguesas de crecimiento. Por caso, el modelo de Arthur Lewis, que supone que hay exceso de mano de obra que se transfiere del agro a la industria, desarrollándose esta a partir de la reinversión de los beneficios, con salarios a nivel de subsistencia, está inspirado en el modelo soviético (Lewis, 1959). De la misma manera, la relación capital/producto (la inversión en equipos y máquinas requerida para obtener un crecimiento deseado), que está en el centro del modelo de crecimiento de Harrod-Domar, había sido planteada en los años veinte en la URSS. Asimismo, el problema de cómo financiar, en un país atrasado, esa inversión requerida para obtener el crecimiento deseado que absorba la mano de obra no ocupada, o la desocupación disfrazada, estuvo en el corazón de los debates soviéticos de los años veinte y en los inicios de la industrialización. Por eso Domar afirma, en el capítulo IX de Ensayos en teoría del crecimiento económico, que para un estudioso del crecimiento y el desarrollo, la literatura económica soviética de los 1920 es de gran interés.
















