Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (7)

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La parte 6 de la nota aquí.

Impacto en la Oposición de Izquierda del giro y represión 

Con el giro hacia la industrialización y el ataque a los kulaks, Stalin parecía adoptar el programa de la Oposición. Incluso hizo suya parte de la argumentación de Preobrazhenski, y otros miembros de la izquierda (véase parte anterior de la nota). Esa impresión se consolidó luego de la XVI Conferencia del Partido, realizada en abril de 1929. En ella se resolvió avanzar en la lucha contra el kulak –aunque todavía manteniendo formalmente la NEP- y en la industrialización. También se llamó a combatir el burocratismo en el Partido y el Estado, cuestión que analizaremos más adelante con cierto detalle. La ruptura con el ala bujarinista pareció definitiva.

Ante esta nueva situación, en las colonias de deportados trotskistas hubo dos corrientes principales (véase Deutscher 1979 y 1980; también Broué 1988, con una interpretación algo distinta). Por un lado, estaban los que consideraron que había que apoyar el giro de Stalin, ya que fortalecía al socialismo. Así, Preobrazhenski sostuvo que en las nuevas medidas se expresaba la “fuerza objetiva de la ley” de la economía nacionalizada, ley que se imponía a los dirigentes del Partido. Planteaba que la Oposición había sido la intérprete consciente de una necesidad histórica, de la cual la fracción stalinista era su agente. Por eso, había que negociar las condiciones de vuelta al Partido y participar del movimiento histórico que se iniciaba. Radek, otro destacado dirigente, ya en 1928 se había pronunciado de forma abierta en favor del giro. Consideraba que era importante el llamado de la dirección soviética a enfrentar el peligro kulak, y proponía organizar al proletariado rural, depurar al Partido de los elementos pro-burgueses  y  reintegrar a la Oposición (Broué). Preobrazhenski y Radek pensaban que lo central era corregir la política económica y confiaban en una reforma desde arriba (ídem). Por otro lado estaban los “irreductibles”, muchos de ellos jóvenes, que se negaban a cualquier compromiso con Stalin y ponían el acento en la necesidad de recuperar la democracia al interior del Partido y del Estado.

En cuanto a Trotsky, siguió denunciando el régimen represivo y reclamando la democracia socialista, lo cual lo alejaba de Radek y Preobrazhenski. Pero por otra parte coincidía en que el principal enemigo a derrotar era el bujarinismo, y que la colectivización y la industrialización, al fortalecer al proletariado, reforzaban los elementos socialistas del régimen soviético. Esta idea ya la había expresado en 1928 en “Crisis en el bloque de centro derecha”. Allí, luego de caracterizar el quinquenio anterior como años de reacción política y social, sostuvo que la recuperación económica había “reagrupado al proletariado en las empresas, renovado completamente sus cuadros y creado las premisas para un nuevo avance revolucionario”. Estos factores, añadía, empujaban al centro (Stalin) a la pelea con la derecha (Bujarin). Eran afirmaciones afines a la idea de Preobrazhenski de las leyes objetivas de la economía estatizada. Pero de aquí no derivó un planteo de apoyar a Stalin, como dice Deutscher. Es que tanto Trotsky como sus partidarios más cercanos, Sosnovsky y Rakovsky, consideraban que el régimen burocrático del Partido era un resultado de la presión de las clases enemigas, y esta era la clave de la posibilidad de una política proletaria (Broué).

Sin embargo, tiene razón Deutscher cuando sostiene que Trotsky consideró progresivo al giro de 1928-9. Esta caracterización está expresada en el artículo de 1928, y también en la declaración que firmaron Rakovsky, y otros partidarios estrechos de Trotsky, el 22 de agosto de 1929. En ella, además de criticar el régimen burocrático, se sostiene que las resoluciones de la XVI Conferencia y el giro habían borrado parcialmente las barreras entre “el Partido y la Oposición”. En consecuencia, se declaraban dispuestos a renunciar a los métodos fraccionales de lucha y someterse a los estatutos y la disciplina partidaria, pero reservando el derecho a defender sus opiniones (esta condición era a todas luces inaceptable para Stalin). La declaración recibió unas 500 firmas y fue respaldada por Trotsky.

Precisemos también que Trotsky se negó a hacer una alianza programática con los bujarinistas, contra Stalin. Consideraba que Bujarin y los suyos expresaban los intereses de los campesinos acomodados, de la aristocracia obrera y los empleados del Estado, en tanto el “centrista” Stalin representaba la casta burocrática que intentaba suplantar al Partido. Por eso Bujarin encarnaba a las fuerzas del Termidor, en tanto Stalin reflejaba el reflujo de la revolución (Broué). Sin embargo, acordó con Bujarin en luchar por un punto específico y delimitado: que se restableciera la democracia al interior del Partido. Era un ejemplo de la vieja táctica marxista de la unidad de acción. Pero la propuesta fue rechazada tanto por sus seguidores como por los partidarios de Bujarin (Deutscher 1980).

Los oposicionistas de izquierda que capitularon

El término capitulación sintetiza lo que Stalin exigía de los oposicionistas: una renuncia en toda la línea a sus posiciones. Por eso la exigencia es indicadora del curso hacia el monolitismo burocrático que estaba en marcha. Ya en 1924 Zinoviev había presentado por primera vez los términos de la rendición. Decía: La Oposición debe capitular completamente y sin condiciones, tanto sobre el plano político como sobre el organizativo… Deben renunciar a sus puntos de vista anti-bolcheviques… Deben denunciar las faltas que han cometido y que han devenido faltas ante el Partido” (citado por Broué). De hecho, significaba renunciar a la esencia misma del revolucionario, a sostener su opinión frente a cualquier poder constituido. Pero estos fueron los términos en que, en 1929, volvieron al Partido los oposicionistas. Zinoviev y Kamenev ya lo habían hecho al final de 1927.

De manera que en julio, poco después de la XVI Conferencia, Radek, Smilga y Preobrazhenski firmaron el correspondiente documento de capitulación frente a Stalin. Expresaban allí su apoyo a la industrialización, a la lucha contra los kulaks, la derecha y los elementos capitalistas, y por la construcción de las granjas colectivas. También al combate contra el burocratismo en los aparatos del Estado y el Partido; combate que prometía la Conferencia. El documento de capitulación de Preobrazhenski y Radek fue firmado por 400 oposicionistas (Broué). Su postura era congruente con el entusiasmo más general que despertó el giro de fines de los veinte en sectores de la militancia comunista y de la vanguardia obrera. Este factor de legitimación de la política stalinista de los 1930 no debiera despreciarse; volveremos sobre ello más adelante.

Reingresados al Partido, Radek asumió funciones dirigentes en la Internacional y escribió una crítica a la teoría de la revolución permanente, de Trotsky. Preobrazhenski fue designado en la dirección de Planificación y luego, en 1932, en el directorio del Comisariado del Pueblo de la Industria Liviana. Piatakov, también antiguo oposicionista que había capitulado en 1928, fue puesto al frente del Gosbank (Banco del Estado) y en 1930 fue incorporado al Vesenkha, la institución más alta en la dirección de la economía. De todas formas, una vez que Stalin hubo afianzado su poder, todos esos destacados dirigentes de la vieja oposición de izquierda fueron acusados de actividades anti-soviéticas,  condenados y eliminados: Piatakov fue ejecutado en 1936, Preobrazhenski en 1937, Smilga en 1938 y Radek (que hizo las denuncias más brutales contra la Oposición de Izquierda durante su juicio) murió en prisión en 1939. Otros militantes y cuadros de la izquierda, que también habían reentrado al Partido a finales de los 1920, sufrieron destinos similares.

Por otra parte, el giro de 1928-9 no atenuó la represión contra la izquierda. A fines de 1928 la GPU registraba que entre 6000 y 8000 opositores de izquierda habían sido detenidos y deportados (Deutscher, 1979). Desde comienzos de 1928 entre 1000 y 2000 oposicionistas de izquierda habían sido deportados a aldeas lejanas y aisladas; otros estaban en prisión (Broué). Trotsky había sido deportado a Alma Ata, a 4000 kilómetros de Moscú. Pero a comienzos de 1929 el Politburó votó -con el rechazo de Bujarin, Rykov y Tomski- su expulsión de la URSS. Era un intento de cortar toda comunicación de Trotsky con las colonias de sus partidarios, exiliados o encarcelados. A su vez, las condiciones en los campos de detención y en las cárceles se hicieron más duras. Otros grupos oposicionistas fueron igualmente reprimidos. Posiblemente Stalin preveía las convulsiones sociales que se avecinaban, y temía que la izquierda pudiera capitalizar el descontento.

El vuelco a la colectivización

Según Narkiewicz, en 1928 Stalin era consciente de que no tendría la aprobación de los campesinos para avanzar a la colectivización, y que el Estado tampoco disponía de máquinas y equipos para llevarla a cabo. Pero más importante, el aparato administrativo no era capaz de lidiar con un cambio económico y social drástico. Por eso, todavía a mediados de ese año Stalin no estaba en el camino de la colectivización completa. Aun los más ardientes partidarios de la misma reconocían que en la URSS no existían suficientes medios ni había cuadros políticos y técnicos para aplicarla en gran escala. En especial, faltaban ingenieros agrónomos, especialistas en mecanización de la agricultura, y organizadores y administradores de unidades productivas gigantes. Por eso, todavía la XVI Conferencia del Partido afirmaba que las granjas privadas predominarían en la economía rural durante muchos años. El Plan Quinquenal preveía la colectivización del 20% de las granjas para 1933; era una cifra elevada, pero nada comparado con lo que vino después. Tampoco se preveía la liquidación inmediata del kulak; solo aplicarle impuestos más elevados.

Sin embargo, a partir de septiembre de 1928 la dirección soviética toma conciencia de que el plan de recogida del grano no estaba funcionando. El Gobierno culpaba por esto a los kulaks, pero también muchos campesinos pobres y medios no entregaban la producción al Estado e intentaban venderla por su cuenta. Hasta hubo autoridades locales que se resistieron a entregar el grano. Stalin respondió a las dificultades con medidas administrativas y represivas, y otorgó plenos poderes a brigadas de obreros enviadas al campo conseguir el grano. Estas requisas provocaron revueltas que fueron enfrentadas con más represión. Pero además de la resistencia campesina, el Estado tampoco estaba en condiciones de conseguir el grano. Es que en las instituciones estatales reinaba una gran desorganización, y ni siquiera había suficientes medios de transporte, instalaciones para el almacenamiento (en muchas localidades el cereal se pudría porque no había donde guardarlo) y dispositivos técnicos (por ejemplo, balanzas) para recoger el grano (Narkiewicz).

A comienzos de 1929 la crisis se agudizó. En el primer semestre el acopio de cereales fue de 2,6 millones de toneladas, contra 5,2 millones en 1928 (Bettelheim). Acorralado, Stalin comenzó a ensayar la colectivización en el verano de 1929. Según Nove (1973), secretamente se dio la orden a funcionarios locales para intentarla en áreas seleccionadas, utilizando los medios que fueran necesarios. Bettelheim (1978) señala que hubo presiones sobre los campesinos, incluidos los pobres, para que se incorporaran a los koljoses. Se los amenazó con que, en caso de negarse, no recibirían semillas ni máquinas; a veces fueron multados, encarcelados temporalmente o amenazados con la deportación. Así se logró que entre junio y octubre el número de campesinos en cooperativas se elevara de un millón a 1,9 millones. Entonces Stalin sacó la conclusión de que era posible colectivizar rápidamente. Temía, además, una contrarrevolución en larga escala, y esto parece haberlo inducido, al final del otoño de 1929, a apretar el acelerador. Según Narkiewicz, la decisión tuvo el carácter, al comienzo, de una medida punitiva contra los campesinos que se oponían a la confiscación del grano. Bettelheim anota, en el mismo sentido, que correspondió “a una necesidad política y no a una necesidad económica”. También parece haber habido impulsos desde las instancias intermedias del Partido. Según Viola (1987) “[d]esde el verano de 1929 las autoridades a niveles regionales estaban utilizando la dekulakización de manera arbitraria y aleatoria, y más básicamente como un método para dar respuesta a las urgencias del día a día, entre las cuales no eran menores la requisa del grano y la colectivización. Pero más importante, la dekulakización también se usaba, desde mediados de 1929, como un medio para impedir la matanza y venta de ganado, o la auto-dekulakización, por vía de la venta de la propiedad y la huida”.

Bibliografía:
Betttelheim, C. (1978): La lucha de clases en la URSS. Segundo período (1923-1930), México, Siglo XXI.
Broué, P. (1988): Trotsky, Paris.
Deutscher, I. (1979): Trotsky, le prophète désarmé, París, Union General Editions.
Deutscher, I. (1980): Trotsky, le prophète hors-la-loi, París, Union General Editions.
Narkiewicz, O. A. (1966), O. A.: “Stalin, War Communism and Collectivization”, Soviet Studies vol. 18, pp. 20-37.
Nove, A. (1973): Historia económica de la Unión Soviética, Madrid, Alianza Editorial.
Trotsky, L. (1928): «Crisis in the Right-Center bloc», https://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/11/crisis.html.
Viola, L. (1987): «The Campaign to Eliminate the Kulak as a Class. Winter 1929-1930: A Revaluation of the Legislation, Slavic Review, vol. 45, pp. 503-524.

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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (7)

Written by rolandoastarita

26/03/2016 a 18:10

7 respuestas

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  1. Rolando te dejo estos artículos sobre la Oposición de Izquierda que pueden interesarte a ti y a los lectores del blog:

    Aleksei Gusev – «La oposición bolchevique leninista y la clase obrera»
    https://es.scribd.com/doc/299215374/Aleksei-Gusev-La-oposicion-bolchevique-leninista-y-la-clase-obrera

    John Eric Marot – «Trotsky, la Oposición de Izquierda y el ascenso del estalinismo: teoría y práctica»
    https://es.scribd.com/doc/299608199/Marot-Trotsky-La-Oposicion-de-Izquierda-y-El-Ascenso-del-Stalinismo

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    J

    26/03/2016 at 20:54

  2. «Kevin Murphy ha demostrado, de una manera inédita, y pese a las afirmaciones de Cliff, que durante el Plan Quinquenal existió en los lugares de trabajo una amplia resistencia obrera al stalinismo. La pasividad de la clase obrera es un mito. Los trotskistas libremente sepultaron su oposición al stalinismo y se metamofosearon en constructores “conscientes”del socialismo. ¿Por qué la clase obrera habría de apoyar a los trotskistas en este camino? Es la oposición trotskista la que fue incapaz de defender a las masas» Marot.

    Hay datos de que hubo resistencia obrera a las medidas de Stalin? Siempre se justificó la derrota de Trotsky por la pasividad de la clase en esa época.

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    carver

    27/03/2016 at 01:33

  3. uno percibe q las Oposiciones giraban en el vacío de un discurso hueco. Analizar en términos ideológicos cada medida, q tendía a acrecentar el poder personal de Stalin, me lleva a imaginar q los pobres Oposicionistas se negaban a ver la realidad e iban, engañándose a sí mismos, al matadero.
    «Capitular» se parece tanto al religioso «abjurar». Expresión antisocialista y militar.
    En ese año 1929 se celebraba oficialmente el cumpleaños de Stalin.
    ¿Cómo no querían verlo?
    ¿O ya Stalin tenía el poder total q desnudaría en 1936?

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    santiago

    27/03/2016 at 12:03

  4. ¡excelente su art en http://www.sinpermiso.info/textos/argentina-notas-para-un-balance-a-40-anos-del-golpe-militar!
    Da vergüenza ver a cada uno repudiar el golpe…También debemos recordar q el grueso de la población lo vivió y hasta esperó como «un golpe más».
    Tan sólo discrepo en lo de Cuba, ya q también apoyó a las guerrillas y en esos días percibía una amenaza en los DDHH en la versión de Carter.

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    santiago

    27/03/2016 at 12:13

  5. Rakovski escribe «Los problemas..» en el 28 y se pasa al estalinismo en los 30. Evidentemente hay un problema de fondo en la Oposiciòn que no captó el proceso profundo de burocratizaciòn ( o cayò en cuenta muy tarde).

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    carver

    27/03/2016 at 13:28

    • Estoy de acuerdo con su comentario. Todavía en 1933 Trotsky alentaba esperanzas en llegar a un acuerdo con la mayoría de la dirección stalinista (aunque tal vez sin Stalin), con vistas a ser readmitido en el Partido y colaborar en la defensa de la URSS, dado el triunfo de Hitler en Alemania.
      Si bien el argumento con que Rakovsky declara, un año más tarde, que se somete a la línea del Partido sin vacilaciones, dado el peligro que representa el ascenso del nazismo para la URSS, profundiza el de Trotsky, hay una raíz común: la idea de que el stalinismo podía evolucionar y reformarse, ante el desarrollo de los acontecimientos y el peligro. Tal vez sea interesante escribir una pequeña nota sobre este asunto.

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      rolandoastarita

      27/03/2016 at 17:26


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