Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (12)

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La parte 11 de la nota, aquí.

Caída de la producción

Todo confluyó en una aguda caída de la producción. De acuerdo a Trotsky (1973), la cosecha global de cereales, que había sido de 850 millones de quintales en 1930, disminuyó a menos de 700 millones en los dos años siguientes, esto sin contar que ya había caído en 1930. El número de caballos bajó 55%; del de vacunos disminuyó 40%, de cerdos 55%, de corderos 66%. Según estadísticas oficiales soviéticas, citadas por Mandel (1969), el número de bovinos en general cayó desde 60,1 millones en 1928 a 33,5 millones en 1933; el de cerdos, en el mismo período, pasó de 22 millones a 9,9 millones. Según Hunter (1988), la producción agrícola en 1932, medida en moneda constante, fue 3739 millones de rublos, contra 4148 en 1928; la de productos animales fue 3.903 millones contra 7136 millones en 1928; el output total bajó, entre esos años, de 19.129 millones a 16.808 millones de rublos. De acuerdo a datos oficiales de 1958, el índice de output agrícola muestra una caída desde 100 en 1928 a 81,5 en 1933; el objetivo del Plan era llegar a 155 para ese último año. La parte del ganado en el índice cayó de 100 a 44. Aunque tomando el período 1928-1932, la producción de grano, si bien tuvo bajones algunos años, en el balance permaneció sin cambios; y aumentó el grano comercializado. Pero la caída de la producción agraria global tendría duras consecuencias para la población y la economía soviética en su totalidad.

La hambruna

De acuerdo a la FAO, se considera hambruna a la carencia grave de alimentos que afecta a un número muy grande de personas, por lo general en un área geográfica específica. Típicamente la consecuencia es la muerte por inanición de la población afectada, precedida por una grave desnutrición o malnutrición. Los seres humanos pueden morir de hambre después de algunas semanas si han gozado de buena salud hasta el momento en que se los priva de alimentos por primera vez; pero el plazo se acorta considerablemente según carezcan de reservas de energía y músculos al momento del estallido de la hambruna. Naturalmente, los niños, las mujeres en edad fértil y los ancianos son los grupos más vulnerables a la inanición. El edema, a veces denominado edema de hambre, es una característica frecuente de la desnutrición grave: el individuo postrado en la cama presenta hinchazón en los pies y las piernas, generalmente sufre anemia y casi siempre tiene diarrea. La inanición ocasiona diarrea persistente, colapso vascular o insuficiencia cardíaca y muerte; pero además, la persona gravemente desnutrida desarrolla a menudo alguna infección y fallece a causa de neumonía, tuberculosis u otra enfermedad infecciosa. Grandes hambrunas ocurrieron en Irlanda, en la década de 1840; en India colonial, en 1769-70 (10 millones de muertos); Bengala, 1943; Bihar, 1966-7; Holanda y Leningrado, durante la Segunda Guerra; Chad, Mali, Mauritania, Senegal y (actual) Burkina Faso, entre 1968 y 1973; Etiopía, en los 1970; Somalia, 1992-3 (FAO, 2002). A esta lista hay que agregar la hambruna en China, a comienzos de los 1960, y en la URSS, en los inicios de los 1930.

Los historiadores acuerdan en que, entre 1927 y 1933, en la URSS, hubo millones de muertos por hambre, pero las cifras son dispares. Basándose en estimaciones demográficas, Nove (1973) afirma que, en términos globales, murieron unas 10 millones de personas (en 1932 la población era de 165,7 millones de habitantes, y había crecido a un promedio anual de tres millones desde 1926; en 1939 la población era de 170 millones). Livi Bacci (1993), por su parte, calcula las muertes “en exceso”-o sea, aquellas que no hubieran ocurrido si no se hubiera aplicado la política de la colectivización- entre 1927 y 1936. Suponiendo una expectativa de vida de 40 años, uno de cada cinco nacidos muerto antes del año de vida, una fertilidad de seis niños por mujer, y una tasa de crecimiento de la población cercana al 2% anual, habría habido un exceso de muertes de entre el 5% y 6% de la población, lo que representaría unas nueve millones de personas. En 2003, 25 países, entre ellos Rusia, Ucrania, y EEUU, firmaron una declaración conjunta en la ONU en la que se dice que en la ex URSS la hambruna de 1932-1933 costó entre siete y 10 millones de vidas, siendo el pueblo ucraniano el más afectado. Davies y Wheatcroft, sin embargo, consideran exageradas estas cifras. Distinguen tres grandes episodios: a) el hambre que se desató en las ciudades, en 1932, prolongándose hasta 1933; b) la hambruna en Kazajistán, que comenzó en el otoño de 1931 y continuó hasta la cosecha de 1933; c) el hambre rural en las mayores áreas de grano, Ucrania y Cáucaso del Norte, en primer lugar, que comenzó en la primavera de 1932 y se hizo mucho más intensa en los meses previos a la cosecha de 1933.

La primera, la crisis alimentaria urbana, tuvo su origen en la baja colecta de grano de 1927, que llevó a la introducción del racionamiento a partir de 1928. En la primavera de 1932 la crisis se convirtió en hambruna, que continuó hasta la cosecha de 1933. Entre 1932 y 1933 las raciones bajaron, al punto que en muchos sitios apenas eran de 200 gramos por día; en 1933 unos 30 millones de personas  estuvieron en el sistema de racionamiento. Por este motivo el descontento en las ciudades estuvo muy extendido, hubo revueltas y manifestaciones, y la tasa de mortalidad urbana aumentó hasta la cosecha de 1933. De todas formas, la crisis fue menos devastadora que la de 1918-9, cuando grandes masas de personas abandonaron las ciudades.

En lo que respecta a Kazajistán, el hambre se comenzó a sentir desde comienzos de 1932, y continuó hasta el verano de 1933. Davies y Wheatcroft calculan que entre 1931 y 1933 habrían muerto entre 1,3 y 1,5 millones de personas. Un informe de una agencia estatal reportaba que solo entre 1931 y 1932 la población había disminuido en 1,9 millones de personas (hay que incluir la emigración). Según Ohayon (2013), estaría establecido, en base a estudios demográficos, que entre 1,15 y 1,42 millones de kazajos sucumbieron al hambre durante la colectivización, y que 600.000 emigraron definitivamente. Otras poblaciones, no kazajas, también se redujeron abruptamente.

En cuanto a las grandes áreas productoras de grano, a comienzos de 1932 hubo hambre en Ucrania. Allí el nivel de la requisa en 1931 fue tan alto que dejó a la población rural con 250 libras de grano por habitante, la mitad de la provisión normal. En 1932 la cosecha disminuyó (los problemas se agravaron por una sequía), pero aún así aumentó más la requisa. A pesar de las muertes crecientes en Ucrania por inanición y del éxodo masivo de campesinos a las ciudades, se hizo todo lo posible para que se cumplieran las cuotas de entrega. Pero no había manera de cumplirlas, y el Gobierno intensificó la represión (Livi-Bacci).

En 1932 y 1933 la catástrofe humanitaria fue gigantesca, y se extendió al Norte del Cáucaso. El régimen ocultó y negó la tragedia (incluso suprimiendo censos), por lo cual es difícil calcular el número de víctimas. Trotsky habló de millones de muertos, agregando que “la responsabilidad de esto no incumbe a la colectivización sino a los métodos ciegos, atrevidos y violentos por los cuales se aplicó”. De acuerdo a Davies y Wheatcroft, en junio de 1933, en las vísperas de la cosecha, la mortalidad rural en Ucrania fue 13 veces más elevada que la tasa normal. En el Norte del Cáucaso, y según un informe del bureau regional del Partido de febrero de 1933, 48 de los 75 distritos productores de grano sufrían el hambre. En las áreas rurales de la región del Bajo Volga, la tasa de mortalidad fue nueve veces superior a la normal, y tres veces superior en la zona del Volga central. Aun excluyendo a los Urales, Siberia y el Lejano Oriente, las áreas con hambre abarcaron unas 70 millones de personas, sobre un total de 160 millones que conformaba la población de la URSS. Estas áreas también experimentaron una fuerte reducción de las tasas de nacimientos.

Por otra parte, el hambre no desapareció por completo en 1933; todavía en 1934 la GPU informaba de múltiples casos de malnutrición y muertes por inanición. Kuromiya (2008) sostiene que el hambre se combinó, a partir de 1933, con el ataque abierto al comunismo nacional ucraniano, que llevó al suicidio del líder Mykola Skrypnyk y el descubrimiento de varias organizaciones ucranianas “contrarrevolucionarias” (por otra parte Kuromiya presenta argumentos convincentes en contra de la tesis que dice que el hambre constituyó en esencia un genocidio de los ucranianos).

Según Davies y Wheatcroft, solo entre 1932 y 1933 el número de muertes en exceso (o sea, comparada con el promedio 1926-7), en la URSS, y exceptuando Kazajistán, habría sido de unos tres millones. Otros cientos de miles murieron en los campos de concentración; unos 300.000 en 1932-1933. En total, las muertes en exceso, contando la hambruna en los medios rurales y el hambre en las ciudades, podrían haber sido entre 5,5 y 6,5 millones, según estos autores. Kuromiya, por su parte, eleva las muertes durante la hambruna de 1932-1933 a 7,8 millones. Señala también que, a pesar del hambre, el Gobierno no interrumpió las exportaciones de grano, ni liberó las reservas, que totalizaban 2,6 millones de toneladas. Bajo condiciones de óptima distribución, la suma del grano destinado a la exportación y el de las reservas hubiera prácticamente alimentado a las casi ocho millones de personas que murieron.

El caos social que acompañó a la tragedia fue de proporciones. Campesinos que no podían encontrar trabajo se convirtieron en mendigos o vagabundos. El Comité regional del Partido del Norte del Cáucaso informaba, en febrero de 1933, que las estaciones de ferrocarril estaban “sobrepobladas con elementos [de la población] sin casa, pasaportes o medios de existencia, un gran número de los cuales están muriendo en los coches ferroviarios y en las estaciones” (citado por Davies y Wheatcroft). Como también había ocurrido en 1921-2, hubo casos de canibalismo, en sentido estricto –asesinar seres humanos- o por ingestión de cadáveres. También se extendieron enfermedades; el tifus, en particular. En la Revolución traicionada Trotsky cita a un observador diciendo: “La colectivización completa ha sumergido a la economía en una miseria como no se veía desde mucho tiempo atrás; es como si se hubiese pasado por una guerra de tres años”, y caracteriza las consecuencias de las “aventuras” de la dirección sencillamente como “destructoras”.

Por otra parte, la colectivización debilitó a la URSS frente a sus enemigos. “Las campañas de la colectivización brutal y dekulakización, seguidas por la Gran Hambruna, desilusionaron a los ucranianos étnicos en Polonia y en otros lugares acerca de la URSS, y activaron en gran medida los grupos de emigrados ucranianos contra la URSS. Países extranjeros, en particular Alemania, Polonia y Japón, intentaron usar a los ucranianos descontentos con propósitos políticos y militares. (…) De forma similar, el Cáucaso Norte, con su población ucraniana y muchas otras nacionalidades no rusas, llamaron la atención de países extranjeros, en especial Alemania, Polonia, Turquía y Japón, como un terreno fértil para el espionaje y la subversión” (Kuromiya, 2008).

Bibliografía:
Davies, R. W. y S. G. Wheatcroft (2009): The Years of Hunger: Soviet Agriculture 1931-1933, Palgrave Macmillan, Nueva York.
FAO (2002): “Hambruna, inanición y refugiados”, Nutrición humana en el mundo en desarrollohttp://www.fao.org/docrep/006/w0073s/w0073s0s.htm, Roma.
Hunter, H. (1988): “Soviet Agriculture with and without Collectivization, 1928-1940”, Slavic Review, 1988, pp. 203-216.
Kuromiya, H. (2008): «The Soviet Famine of 1932-1933 Reconsidered», Europe-Asia Studies, vol. 60, pp. 663-675.
Livi Bacci, M. (1993): “On the Human Costs of Collectivization in the Soviet Union”, Population and Development Review, vol. 19, pp. 743-766.
Mandel, E. (1969): Tratado de economía marxista, t. 2, México, Era.
Nove, A. (1973): Historia económica de la Unión Soviética, Madrid, Alianza Editorial.
Ohayon, I. (2013): “The Kazakh Famine: The Beginnings of Sedentarization”, Online Encyclopedia of Mass Violence, http://www.massviolence.org/IMG/article_PDF/The-Kazakh-Famine-The-Beginnings.pdf.
Trotsky, L. (1973): La revolución traicionada, Buenos Aires, Yunque.

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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (12)

Written by rolandoastarita

12/05/2016 a 11:23

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24 respuestas

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  1. Hola profesor, le quería preguntar su opinión sobre el siguiente artículo reciente del profesor Rallo, titulado «una breve refutación de la teoría marxista de la explotación». ¿le parece interesante, que errores le encuentra?. Gracias. http://juanramonrallo.com/2016/05/breve-refutacion-de-la-teoria-marxista-de-la-explotacion/

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    Sergio

    13/05/2016 at 11:51

    • Lo leí rápidamente. Es un artículo muy malo. Por ejemplo, escribe: «De acuerdo con Marx, el valor de una mercancía es igual al capital adelantado para generar beneficio: Va = d + v + s, donde d es la depreciación del capital constante, v es el capital variable y s es la plusvalía». ¿De dónde saca esto? El valor es capital constante (que incluye el capital constante circulante + la depreciación del capital constante fijo) + v + s.
      Luego escribe: «En cambio, el precio de producción de una mercancía es Pr = d + v + (c + v)*p, donde p es la tasa media de beneficios del conjunto de la economía y c es la totalidad del capital constante». ¿Cómo puede ser que no se dé cuenta de que en el precio de producción de una mercancía NO puede entrar «la totalidad del capital constante»? Después confunde tasa de ganancia con interés. En fin, es increíble que cosas así pasen por «ciencia».

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      rolandoastarita

      13/05/2016 at 14:06

  2. Estimado Rolando: quisiera hacerte una consulta por mail. Disculpá que use esta vía que no corresponde perop no se me ocurre otra forma. Te he enviado un mail a la dirección rastarita@gmail.com, pero no he obtenido respuesta, por lo que supongo que quizá ya no esté en uso. Desde ya gracias.

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    saludpublicaunr

    13/05/2016 at 12:43

  3. como encaja una situación tan desastrosa del campo, resultado de la colectivización forzosa, con el éxito de los planes quinquenales de industrialización. Creo que para 1930-33 ya se había puesto en marcha el primero.

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    mario

    15/05/2016 at 10:48

    • Trato esta cuestión en una parte de la nota que publicaré más adelante. En particular, una cuestión que se ha debatido mucho: ¿hubo realmente una transferencia de excedente del campo a la industria a partir de la colectivización? ¿O la industrialización fue financiada en lo esencial por excedente extraído a la clase obrera (vía baja de salarios y de las condiciones de vida)?

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      rolandoastarita

      15/05/2016 at 11:05

  4. Magnífica serie de artículos que ilustran a la perfección el momento álgido de degeneración totalitaria de la URSS en un régimen…(¿…?) pero que en todo caso nada tiene que ver con el socialismo. El momento clave del retroceso, del Termidor en la revolución rusa ha sido uno de los elementos más debatidos entre los militantes revolucionarios en los últimos 80 años. ¿Fue durante el giro de 1928-29? ¿Fue quizás durante la celebración del X aniversario (1927) cuando la oposición de izquierda es apaleada y luego expulsada por la dirección stalinista? Algunos la hacen retroceder hasta 1921 con la sublevación de Cronstadt y adopción de la NEP. Lo cierto es que no podemos fijar un Termidor para la revolución en Rusia… y eso ha sido realmente terrible para poder analizar el fenómeno de stalinismo.

    Así como el 9 de Termidor del año II (27 de julio de 1794) marca el inicio de la reacción en la revolución francesa con la ejecución de los jacobinos, nada similar ocurre en Rusia. La reacción se va instalando progresivamente en el aparato del estado y del partido apoyándose en el control de la economía estatizada pero sin que sea necesario un “golpe” para liquidar a los elementos socialistas. La disciplina férreamente adoptada y consentida, el aislamiento, el desgaste de toda una generación obrera… facilitó la consolidación del stalinismo sin que fuera necesario renunciar formalmente a la propia revolución. Es más, creo que si el propio Lenin o Trotsky hubieran intentado revertir la situación y enfrentarse abiertamente a la naciente burocracia seguramente hubieran sido fusilados ya en 1920, pero al menos tendríamos un Termidor al que agarrarnos y nada hubiera ligado al stalinismo con el socialismo. Estos días he releído las memorias de Victor Serge. Este autor fija el termidor en 1927 con la expulsión de Trotsky del CC, pero sin embargo sus descripciones de la situación entre 1919 y 1921 (que él vivió personalmente) dejan entrever una situación ya sin posible salida socialista. ¿Conoce ese testimonio? ¿Qué opina de ello profesor Astarita?

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    molinadedios

    15/05/2016 at 13:01

  5. Que traidores que son todos ustedes. Las muertes según Hobsbawn no exceden en total (incluyendo muertes por política, hambre, trabajos forzados y guerra civil) los 6 millones. La población de la URSS en esa época estaba alrededor de los 150 millones. Estamos hablando de la pérdida del 2%-3% de la población en un plazo de 35 años!!

    Cuántos pibes mueren y quedan en el desperdicio por el sistema capitalista en un plazo similar? No sean hipócritas y no se vengan a hacer los humanistas. El gran Líder Stalin continuó la obra de Lenin a pesar de que le hicieron la guerra desde todos lados. Heredó un país destruido. Haber perdido, en 35 años, 3 personas de cada 1000 es menor a cualquier índice de indigencia, pobreza o inseguridad que tenemos en nuestros países. Dejen de mentir y manipular las estadísticas.

    Si Stalin gobernara la Argentina estaríamos mucho mejor de lo que estamos. Vamos camino a ser una granja bananera asquerosa como fue la Rusia de los Zares, con Mauricio de Líder y los peronchso de la Campora. Es una verguenza que Astarita traicione a Lenin en nombre del falso humanismo estadístico que nos propone.

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    José Acero

    17/05/2016 at 16:56

    • En Historia del S. XX Hobsbawn dedica un breve párrafo a mencionar la dificultad de cuantificar las víctimas de las URSS durante «las décadas de hierro rusas» (fines de los 20 y los 30), aclara que «…la cantidad de víctimas directas e indirectas debe medirse en cifras de ocho, más que de siete dígitos». «En estas circunstancias, no importa demasiado que optemos por una estimación , más cerca de los 10 que de los 20 millones, o por una cifra aún mayor: ninguna puede ser otra cosa que una vergüenza sin paliativos y sin justificación posible». Y luego añade que, «el total de habitantes de las URSS en 1937 se dice que era de 164 millones, o sea, 16,7 millones menos que las previsiones demográficas del segundo plan quinquenal (1933-1938)». (Hobsbawn, 2006, p. 392) Es decir, incluso para Hobsbawn, que por pasajes tiende a relativizar lo sucedido, las víctimas son significativamente mayores a las que decís (que él mismo dice) y en un período de tiempo mucho más acotado.

      Además, leyendo el libro de Hobsbawn me enteré que Stalin se puso ese nombre para significar «hecho de acero». Que coincidencia que te presentes como José Acero y relativices la matanza de Stalin. Dado esto, y sumado a que mentís con las cifras, sinceramente para mi sos un trol.

      Me gusta

      juan t

      18/05/2016 at 20:27

    • En Historia del S. XX Hobsbawn dedica un breve párrafo a mencionar la dificultad de cuantificar las víctimas de las URSS durante «las décadas de hierro rusas» (fines de los 20 y los 30), aclara que «…la cantidad de víctimas directas e indirectas debe medirse en cifras de ocho, más que de siete dígitos». «En estas circunstancias, no importa demasiado que optemos por una estimación , más cerca de los 10 que de los 20 millones, o por una cifra aún mayor: ninguna puede ser otra cosa que una vergüenza sin paliativos y sin justificación posible». Y luego añade que, «el total de habitantes de las URSS en 1937 se dice que era de 164 millones, o sea, 16,7 millones menos que las previsiones demográficas del segundo plan quinquenal (1933-1938)». (Hobsbawn, 2006, p. 392) Es decir, incluso para Hobsbawn, que por pasajes tiende a relativizar lo sucedido, las víctimas son significativamente mayores a las que decís (que él mismo dice) y en un período de tiempo mucho más acotado.

      Además, leyendo el libro de Hobsbawn me enteré que Stalin se puso ese nombre para significar «hecho de acero». Que coincidencia que te presentes como José Acero y relativices la matanza de Stalin. Sumado a que mentís con las cifras, sinceramente para mi sos un trol.

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      juan t

      18/05/2016 at 22:39

  6. Ah y me olvidaba, no digan que justifico las muertes. Es la guerra civil, estas cosas suceden. Lenin dijo que no hay revolución sin Terror.
    Cuando hay una lucha por la liberación del opresor, no se busca matar a nadie, simplemente se busca la liberación. Stalin tuvo que liberar a Rusia de Hitler y EEUU que lo financiaba. La lucha por la liberación trae consecuencias no buscadas.

    De todas formas, murieron muchos menos que en cualquier mugroso país capitalista.

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    José Acero

    17/05/2016 at 16:59

  7. Sr. Astarita: me gustaría saber su opinión sobre la obra de Anibal Ponce Humanismo burgués y humanismo proletario. Muchas gracias.

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    JOSÉ

    18/05/2016 at 10:01

  8. Estimado José Acero, sería muy saludable conocer su opinión sobre la razón por la cual fracasó la URSS. Desde mi punto modesto punto de vista la URSS fracasó porque fue una dictadura partidaria y porque estos tipos de regímenes políticos evolucionan inevitablemente a formas dictatoriales burocrático-burguesas. El camarada Hernán opina que el fracaso se debió a que no pudieron aplastar al mercado.

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    Amauta

    18/05/2016 at 13:25

    • Estimado Amauta,

      La caída de la URSS se debió a una multiplicidad de factores que con gusto le puedo sólo mencionar ya que este blog no me pertenece y no corresponde que me explaye demasiado. Pero antes permítame explicar el punto de vista dialéctico desde el cual parto para hacer el análisis:

      Que la URSS haya caído (si es que cayó) no significa nada ya que la lucha obrera por el socialismo y por su liberación de la burguesía opresora es parte de un proceso dinámico de lucha. Es parte de una revolución constante, una lucha de clases que puede, por momentos, tranquilizarse, y después, reavivarse. Lo que usted llama la caída de la URSS no es más que una forma que adoptó ese régimen en 1991. Para mí la lucha obera revolucionaria se aminoró muchísimo después de la guerra civil rusa. Después Stalin intentó defender la llama revolucionaria pero la amenaza continental de Hitler volvió imposible la tarea. El fracaso del experimento URSS lo atribuyo al desfavorable contexto de lucha de los años 1914-1945. El imperialismo burgués creó y financió las dos guerras mundiales para aniquilar y mermar las fuerzas activas y revolucionarias del proletariado. Lenin y Stalin sabian esto a la perfección e hicieron lo que pudieron, pero de ninguna manera podemos ser tan cobardes de echarle a ellos la culpa de una supuesta «degeneración» del régimen.

      Ahora paso a explicar la caída brevemente:

      1-La caída de la URSS no fue tal… la tiraron abajo los intereses corporativos que se consolidaron en la URSS a mediados de los años 60’s con las políticas liberales que implementó Jruschev como la retención de ganancias progresiva por parte de los empresarios y la desregulación de las normas de producción. Fácil es deducir que, en un contexto de desigualdad económica, si se desregulan progresivamente las normas de producción, se comenzará a producir «lo más rentable», que, como no puede ser de otra forma, dicha rentabilidad obedece a la desigual distribución del ingreso. Entonces, los sectores más ricos del país empezaron a direccionar las industrias locales hacia productos que sólo ellos podían consumir. Así fueron surgiendo los mercados negros de bienes de consumo, pilar fundamental de una sociedad capitalista. Seguramente usted dirá que Stalin fue el culpable de la desigualdad original. Yo le diré que, esa desigualdad ya existía y era muy difícil luchar contra ella. De hecho con Stalin el lugar que ocupaban los ricos en la sociedad soviética perdió mucho status comparado con períodos anteriores. Esto generó resentimientos en los sectores oligárquicos y la necesidad imperiosa de envenenarlo en 1953. La distribución del ingreso entre 1930-1953 se volvió más a favor del proletariado que de la «inteligentsia». Esto fue revertido por Jruschev con políticas muy concretas que apuntaban a convertir a la inteligentsia en un fuerte mercado de consumo doméstico del mercadeo sumergido o ilegal.

      2-La Banca internacional, preparó la primera guerra mundial para frenar los brotes revolucionarios en Europa. Ese golpe fue fatal y practicamente determinó la derrota de Lenin. Me atrevería a decir que la revolución en Rusia fue un daño colateral no esperado consecuencia de la gran guerra. Sea como fuere, Lenin sabía que ya desde su nacimiento la revolución estaba condenada por el contragolpe reaccionario. Lo que sabemos de la guerra fría no vale la pena ser desarrolado. Las maniobras de la OTAN para evitar el socialimso y obligar a la URSS a militarizar a su sociedad fueron burdas.

      3-No voy a discutir el proceso de burocratización en la URSS. Esto fue ampliamente discutido ya y me resulta muy aburrido intelectualmente. La burocracia soviética era de ínfimas proporciones y poder debido al fuerte subdesarrollo capitalista del país. Lo más parecido al estado soviético, no era una burocracia, sino todo lo contrario, una anarquía de bandas mafiosas que se mataban por el poder. Eso fue, de hecho, el proceso de purgas. Stalin lo controló cuanto pudo, pero la verdad, en el contexto de pobreza, destrucción industrial e incertidumbre internacional era muy poco lo que se podía hacer. El que piensa que Stalin mató a Lenin y lideró su pandilla termidoriana al poder es un ingenuo, un nihilsta, o en el mejor de los casos, un bolchevique de salón, que critica desde la comodidad de entender al marxismo como un juego teórico y no como una praxis de lucha. Comparar a Stalin con Napoleón como hace Trotsky es un error, a lo sumo, una comparación con Robespierre hubisese sido más coherente.

      4-Todas las políticas que aplicó Stalin desde el poder de la centralización (poder muy mermado por la escasa burocratización del régimen y alcance de los intrumentos estatales) permitió que se viviera el mejor período de igualdad y prosperidad social jamás visto en el país durante las décadas del 60 y 70. Curiosamente, Astarita, siguiendo el libretito neoliberal, dice que los 60 y 70 fueron épocas de «estancamiento». Claro, sí, estancamiento de las reformas liberales que apuntaban a saquear el patrimonio del pueblo en favor de los «oligarcas» del mercado negro ruso. Me duele leer en este blog que Astarita diga que el estancamiento vino por le control Estatal justo cuando fueron las políticas que redujeron el control del Estado las que generaron la caída del régimen!!

      Tengo que dejar de escribir porque me tengo que ir.
      Saludos

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      José Acero

      18/05/2016 at 16:53

    • «Tengo que dejar de escribir porque me tengo que ir». Menos mal.
      Además de sus insultos, ¿tengo que aguantar que utilice esta sección de Comentarios para escribir «comentarios» que son de hecho artículos? ¿Por qué no abre su propio blog, así expone sus sesudas elaboraciones?

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      rolandoastarita

      18/05/2016 at 17:42

    • En líneas generales, compañero Amauta, creo que el agotamiento fué fundamentalmente económico. Es verdad lo que dice José Acero, que los años 60-70 vieron la introducción de mecanismos de índole mercantil en el sistema de planificación (Kosygin en 1965 y otras reformas menores, antes de la Perestroika), es decir, el intento de introducir el mercado.

      Es un buen punto ese.

      Tal vez, el mecanismo mercantil requiriese más descentralización entre entidades autónomas o privadas y lo que no logró hacer fué eso, además de descentralizar el sistema de precios. Sobre esto tendría que investigar más.

      Tiene razón Acero también en que en los años 70 el mercado negro estaba extendido.

      Respecto a la burocracia, puede ser que relativamente la soviética fuese menor cuantitativamente respecto a paises o Estados capitalistas. Lo interesante del caso soviético es qué cosa era la burocracia, qué intereses tenía,etc, en relación al régimen. Con burocracia me refiero, y es casi paradigmático, al director de empresa, no al «apparatchik» o al miembro del partido.

      Una tesis interesante es la de Lewin que habla de que decir que en la URSS el Partido era omnipresente era absolutamente falso, sino que al contrario, el régimen de partido se debilitó por la preponderancia de esta clase «burguesa» soviética (directores,etc). En la práctica, Lewin dice polémicamente que a fines de los años 70, era una sociedad, en efecto, sin partido.

      Sobre el estancamiento, el crecimiento era más lento en la era Brezhnev, pero la economía siguió creciendo, aún con los índices desinflados de la CIA hasta 1987-88. Lo que «asustó » a los dirigentes fueron las tendencias de largo plazo (crecimiento de la mortalidad, indisciplina laboral, mercado negro, tendencias de disolución social, etc).

      Por otro lado, me parece interesante la posición del «stalinismo» o el antirrevisionismo. Por lo menos a mi, me sigue pareciendo que hay argumentos interesantes.

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      hernan

      18/05/2016 at 21:56

    • «Sobre el estancamiento, el crecimiento era más lento en la era Brezhnev, pero la economía siguió creciendo, aún con los índices desinflados de la CIA hasta 1987-88».

      Una observación: los informes de la CIA sobre la situación económica de la URSS fueron muy cuestionados después de la caída del stalinismo. Hubo incluso un fuerte debate en la prensa, con críticas en el New York Times y el Washington Post. El problema fue que tanto la CIA como la mayor parte del establishment académico en estudios soviéticos minusvaloraron la medida en que las estadísticas oficiales soviéticas tergiversaban y mentían sobre la situación real. Es significativo que Naum Jasny, un emigrado menchevique que se especializó en economía de la URSS, durante largos años no pudiera publicar en EEUU porque el mundo académico no creía sus informes acerca del grado en que el Gobierno soviético falseaba los datos (Jasny pudo publicar en Soviet Studies, de la Universidad de Glasgow). El mundo académico condenaba a Jasny diciendo que no era científico y sus trabajos estaban sesgados políticamente por su animadversión hacia la URSS. Es interesante señalar también que Maurice Dobb descalificó a Jasny utilizando argumentos del mundo académico estadounidense.

      La CIA siguió los criterios del mundo académico (aunque no se podría descartar tampoco que haya exagerado el poder económico de la URSS a propósito).

      Hay mucha literatura sobre este asunto. Recomiendo, entre otros escritos, John H. Wilhelm, 2003: «The Failure of the American Sovietological Economics Profession», Europe-Asia Studies, vol. 55, pp. 59-74. Wilhelm también trata el caso de Igor Birman, otro emigrado, que en los 1970 y 1980 planteó que la URSS se dirigía hacia un colapso, y fue despreciado y desoído por los medios universitarios americanos.

      Aunque no lo dice Wilhelm, el problema con las estadísticas soviéticas es que tomaban como factor de ponderación precios sin contar que con el desarrollo la estructura de precios en esa economía cambia. Por ejemplo, el desarrollo medido con precios base 1928 daba el triple que cuando se computaban con precios 1937. Esto se debe a que con el desarrollo los bienes más intensivos en capital se hacen más baratos comparados con los bienes intensivos en mano de obra. Por eso el crecimiento en maquinaria que era comparativamente cara en 1928, parecía alto en precios de 1928, pero menos en precios de 1937, cuando la maquinaria se abarató en relación a los bienes intensivos en trabajo (esto se llama efecto Gerschenkron). O sea, el uso de precios de un año anterior para ponderar dará tasa de crecimiento más alta. Las estadísticas soviéticas eran notorias por introducir este sesgo.

      Otro problema grave, en los 1960 y siguientes décadas fue la inflación. Por ejemplo, las estadísticas disimulaban que muchas veces un bien aumentaba de precio aduciendo la empresa que había mejoras de calidad, cuando estas no existían, o eran mínimas. A lo que se agregaba exageraciones en el output.

      La CIA y otros académicos introducían un factor de corrección, pero solo rebajaban algo. Según la CIA, en 1965 la URSS era la segunda potencia económica mundial, y tres veces más grande que la británica. A mediados de los 1980 los informes de Gorbachov y los estudios de muchos científicos soviéticos (ejemplo, la gente de Novosibirsk) pusieron en evidencia la extrema fragilidad de la economía soviética. En especial, la baja productividad. En el fondo, Birman había tenido razón. Es imposible entender de lo contrario la manera en que colapsó la URSS.

      Puede consultarse también Hanson, P. (1982): «The CIA, the TsTU and the Real Growth of Soviet Investment», Soviet Studies, vol. 36, pp. 571-581.

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      rolandoastarita

      18/05/2016 at 23:49

    • Compañeros el libro al que me refiero es Moshe Lewin «El Siglo Soviético». ISBN 9788484327387.

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      hernan

      18/05/2016 at 22:32

    • Gracias Rolando. Leí alguna vez lo de economistas que afirmaban que la CIA exageraba las estadísticas solo por conveniencia política y que como vos decís, en los años 70 el crecimiento ya estaba prácticamente estancado. Puede ser muy cierto que los problemas eran mucho peores de lo que se pensaba (y que se reflejaba en estadísticas sociales que empeoraban).

      ¿Vos pensás que la economía soviética dejó de tener «impulso» apenas comenzó la desestalinización?

      Lo de la baja productividad lo atribuís solo al asunto del crecimiento extensivo o también a la apatía creciente del proletariado soviético?

      Finalmente, me gustaría que me digas que opinas del asunto de la debilitación política del partido y el dominio de la clase «empresarial» de la URSS por sobre las directivas del plan (no lo encontré en tus articulos de la URSS)

      Un abrazo.

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      hernan

      19/05/2016 at 00:10

  9. Astarita: no lo he insultado. De hecho, usted sí cuando dijo que mis opiniones son «diarrea cerebral» en otro artículo. No se preocupe, tengo la autoestima lo suficientemente alta como para continuar opinando.

    Contesto dos puntos que me preocupan mucho,

    1- Sobre «la baja productividad y apatía de la clase trabajadora». No voy a decir que esta frase es típica «de derecha» para que no se sienta tocado. De todas formas, intente ver que la «apatía» y supuesto relajamiento de la clase trabajadora vino a partir de mediados de los 60 cuando las reformas económicas revisionistas de Jruchev se empezaron a sentir. Esto sucede en cualquier economía capitalista: bajale el salario a los trabajadores, sacales posibilidades de progresar en su carrera, y sencillamente, no estarán motivados para trabajar. El reformismo liberal burgués siempre trajo consigo el mal del «relajamiento» justamente porque la reducción de la clase trabajadora a una casta de servidores eternos los lleva a perder todo tipo de entusiasmo y perspectivas de desarrollo individual. De hecho, ese es el principal desafío de las agencias de recursos humanos hoy en día: cómo frenar la rotación laboral y la baja productividad. No le adjudique a Stalin o al socialismo real los defectos del reformismo burgués.

    Por otro lado, usted sabe muy bien que la situación era distinta con Stalin. Las fábricas funcionaban a toda máquina, los trabajadores estaban entusiasmados y entendían que lo que hacían era una contribución al engrandecimiento de la patria y la revolución. Los esfuerzos sobrehumanos existieron y estuvieron vinculados a la triste tradición bélica de Rusia y sus secuelas en los períodos de entreguerras. Si bien el estajanovismo fue una movida publicitaria, había casos reales, y cuantiosos, de voluntarios urbanos que fueron a trabajar a fábricas del interior del país o directamente a colonias agrícolas. Las horas extras y jornadas extenuantes eran circunstanciales, y en esa época, estaban justificadas por las dificultades extremas del país. Con respecto a los incentivos al trabajo y los premios, existía un sistema complejo que fue implementado más o menos bien dependiendo del establecimiento. Si un objetivo no se cumplía, había multas, penalizaciones o restricciones que en el peor de los casos podían significar un reacomodamiento del empleado en otro sector u otra empresa de condiciones peores, pero nunca la gansada que escuché de que si alguien llegaba media hora tarde iba a un campo de concentración (usted cree honestamente que se puede dirigir un país en esas condiciones? de verdad piensa hacernos creer eso? cree que somos niños?). Lo que sí es cierto, es que ningún castigo soviético se comparaba al castigo capitalista del desempleo «voluntario».

    2- Veo un una tendencia persistente de desviar el debate a las estadísticas norteamericanas, europeas o de ciertos servicios de inteligencia. No tengo ganas de discutir estos debates huecos del estilo 678. Es obvio que la CIA, medio de inteligencia de la derecha liberal republicana norteamericana, trató de inflar el poderío soviético durante la era Jruschev y Breznhev. Todos ellos coinciden en algo: son de derecha y anti populares, y no es para nada sorprendente que se elogien y seduzcan mutuamente. Este coqueteo repugnante entre reformistas burgueses es muy similar al coqueteo que existe entre Putin, Bush y Donal Trump, patrocinado por Fox, canal de la CIA. Es exactamente la misma lógica mediática que ocurría en los 60 y 70. Stalin, por el contrario, siempre fue pintado como un demonio asesino que llevó al país a una especie de «aldea medieval». Me hacen acordar a Sarmiento cuando habla de «la era de la carreta» en referencia a Rosas. Las equivalencias son elocuentes.

    No le usurpo más su blog. Muchas gracias.

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    José Acero

    19/05/2016 at 21:50

    • Le aclaro que la precisión sobre las cifras de la CIA estaban dirigidas a Hernan, no a usted. Con usted no pierdo el tiempo. No para de decir disparates, inventa cosas, le importa un rábano cualquier argumento que contradiga su admiración a Stalin y al stalinismo. ¿Para qué le voy a aclarar algo sobre las estadísticas soviéticas o las cifras de la CIA? En Argentina decimos que no hay que gastar pólvora en chimangos. Seguramente vio por ahí algún poster soviético de trabajadores sonrientes y con eso le bastó para decir que en la Rusia de Stalin la gente desbordaba de felicidad. Debió agregar que los más felices eran los que iban a los campos de concentración acusados de saboteadores o contrarrevolucionarios por cualquier falta menor. En materia de imbecilidades hay gente que no tiene límites, por supuesto.

      A todo esto, hay que hacer un agregado repugnante: si usted tuviera poder, me fusila o me manda a uno de sus adorados campos de concentración (su calificativo a mi persona de «traidor» no es inocente). Mientras tanto, aprovecha de la democracia que hay en este blog para seguir con la diarrea de dislates. Por supuesto, a lo que escribí hasta ahora sobre el giro 1928-9 no pudo oponer un solo argumento fundado. Pero es natural. Todo va acorde.
      Por último, repito: ¿por qué no escribe su blog? Hay mucho aspirante a burócrata stalinista suelto que seguramente lo leerá con gusto. Insisto: esto no es para usted.

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      rolandoastarita

      19/05/2016 at 23:45

    • Rolo gracias por recomendar el artículo «The Failure of the American Sovietological Economics Profession» Me sirvió para dudar un poco del desarrollo económico real que llegó a tener la URSS en los 80 y entender un poco por qué Rusia hoy puede terminar siendo una economía tan dependiente de las exportaciones de gas a Europa y no de productos con mayor valor agregado.

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      juan t

      19/05/2016 at 23:53

  10. Sr. Astarita: me gustaría conocer su opinión sobre las publicaciones de Robert Service en relación con la URSS, y muy especialmente sobre sus biografías de Lenin, Stalin y Trotsky. Muchas gracias.

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    JOSÉ

    20/05/2016 at 05:58


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