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No hay síntesis posible
La nota anterior, “Alepo masacrada y la complicidad de la izquierda stalinista” (aquí) ha generado una fuerte diferencia de opiniones en el blog. Mis críticos, además de decir lo acostumbrado –que soy agente o funcional al imperialismo- sostienen que me falta información.
Pero lo cierto es que las diferencias no se deben a fallas de información, sino a puntos de partida programáticos e ideológicos opuestos. Por esta razón recordé, en la nota anterior, que existe una trayectoria del castrismo que es coherente con su apoyo a Al Assad. No se trata de un exabrupto.
Para que quede más claro, volvamos a marzo de 2011: en ese momento, y como parte de las movilizaciones que sacudieron al mundo árabe, centenares de miles de sirios salieron a las calles reclamando por libertades democráticas. Allí no había intervención de Arabia Saudita, ni de EEUU, ni de Turquía. Sin embargo, el régimen reprimió salvajemente: solo ese año hubo más de 5000 muertos y decenas de miles de detenidos. Pues bien, ya en ese momento el castrismo y el chavismo tomaron posición a favor de Al Assad. Y esto no es casual. Está de acuerdo con lo que ha hecho históricamente el castrismo (que es una variante del stalinismo), de apoyar regímenes de capitalismo de Estado represivos, pero supuestamente «anti-imperialistas». Por eso sostengo que las trayectorias echan luz sobre el criterio político de fondo. Para que se entienda mejor: Lee el resto de esta entrada »
Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (14)
La parte 13 de esta nota, aquí.
La política en Nicaragua
La política de Cuba en Nicaragua también es reveladora de la orientación de clase del castrismo en el plano internacional. Tengamos presente que hacia los finales de la dictadura de Somoza, Cuba ayudó al Frente Sandinista de Liberación Nacional con equipos militares y asesoramiento. Sin embargo, una vez que el FSLN tomó el poder, ejerció su influencia para impedir que la revolución popular y democrática anti-dictadura evolucionara hacia el anticapitalismo. Con este fin, personal militar y de seguridad cubano, junto a pares de Alemania Oriental y la URSS, colaboró en el armado y fortalecimiento de un aparato estatal que reprimió a elementos “díscolos” –principalmente maoístas y trotskistas- y bloqueó cualquier posibilidad de organización independiente del movimiento sindical. Como aseguró Fidel Castro, Nicaragua no sería una nueva Cuba (Juventud Rebelde, 29/07/79).
Por eso, y al calor del empuje y el entusiasmo provocado por el triunfo de la revolución contra Somoza, el FSLN promovió campañas masivas de alfabetización y cuidado de la salud, y promovió los Comités de Defensa Sandinista y la incorporación al Ejército Popular Revolucionario. Sin embargo, todas estas medidas se mantuvieron en los marcos de un sistema capitalista. De la misma manera, en las empresas estatizadas (mayoritariamente pertenecientes al somocismo y sus colaboradores) hubo alguna participación de los colectivos de trabajadores, pero nada que cuestionara a la burocracia del capitalismo de Estado, y menos aún al capital privado. El objetivo del FSLN era mantener una posición internacional independiente y consolidar una combinación entre el capitalismo de Estado y el privado. En este marco, y con el fin de no cortar relaciones con el capital financiero, el gobierno sandinista reconoció la deuda externa dejada por Somoza, de 1200 millones de dólares. En 1981 Tomás Borge precisaba: “Los propietarios y los empresarios honestos y patriotas tendrán, no solo el derecho a integrarse en las tareas productivas, sino también a recibir el apoyo de la Revolución” (19/07/81). Los dirigentes sandinistas hablaban del socialismo -y todavía hoy dicen que lo están construyendo-, aunque nunca aclaraban qué querían significar con ese término.
Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (13)
La parte anterior de esta nota, aquí
Angola y la intervención cubana
La intervención de Cuba en Angola constituye el argumento privilegiado de los que hablan de la “epopeya internacionalista y revolucionaria” del castrismo. Recordemos que en 1975 Cuba respondió positivamente al pedido de ayuda lanzado por Agostinho Neto, líder del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) para hacer frente al ataque del Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA), de la Unidad Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) y de las tropas de Sudáfrica y Zaire, respaldadas por Washington y la CIA. Neto acababa de proclamarse presidente, luego de la salida de Portugal, y las tropas cubanas jugaron un rol clave para frenar la ofensiva de UNITA y los sudafricanos. Todo indicaría, además, que Castro tomó la decisión de ayudar al MPLA con independencia de Moscú (Piero Gleijeses, “Sobre ‘Back channel to Cuba”, http://www.lahaine.org/mundo.php/sobre-lback-channel-to-cuba, basado en las memorias de Henry Kissinger). En la década de 1970 la URSS apoyaba a Angola, pero no quería verse involucrada en un conflicto de proporciones en África. De todas formas, el apoyo soviético fue decisivo, una vez que la invasión fue frenada, para sostener la presencia cubana en Angola, como lo admite el mismo Fidel Castro: “No hubiera habido perspectiva posible para Angola sin el apoyo político y logístico de la URSS, después de aquel triunfo (de 1975)” (Reportaje de Ignacio Ramonet, p. 334).