Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La teoría marxista de la acumulación y crisis (1)

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En la nota anterior (aquí) sostuve que la explicación, desde un enfoque marxista, del ciclo de negocios y de las crisis tiene como punto de partida la contradicción entre el impulso del capital a acumular, a expandir sin límites la producción de plusvalía, por un lado; y la venta de esa masa creciente de mercancías –esto es, para la realización de la plusvalía-, por el otro. “Las condiciones de la explotación directa y las de su realización no son idénticas. (…) Unas solo están limitadas por la fuerza productiva de la sociedad, mientras que las otras solo lo están por la proporcionalidad entre los diversos ramos de la producción y la capacidad de consumo de la sociedad” (Marx, 1999, p. 313, t. 3). Por eso la expansión de los mercados no puede producirse al ritmo al que se incrementa la producción. Un conflicto inherente al modo de producción capitalista, que se alivia periódicamente mediante las crisis, con sus secuelas de desvalorización de los capitales, caída de la producción, aumento del desempleo y empeoramiento de las condiciones de vida de las masas trabajadoras.

El objetivo de esta nota es ampliar este enfoque. Dada su extensión, la he dividido en varias partes, que iré publicando en las próximas semanas. A fin de contextualizar este escrito, señalo que el mismo es resultado de las dificultades que enfrenté para explicar la crisis y recesión de 2007-9. Es que la teoría de la crisis que manejaba hasta ese momento -centrada en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia- no encajó en los datos empíricos. Empiezo, por lo tanto, con ese encuadre teórico.

La tradición teórica de Grossmann, Mandel y Shaikh

El marco conceptual con el que abordé la crisis de 2007-9 estuvo determinado por la tradición de los autores marxistas que pusieron énfasis en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (LTDTG); en particular Henry Grossmann (1984), Anwar Shaikh (1991, 2000) y, en alguna menor medida, Ernest Mandel (1979, 1986). Su idea central es que las crisis (al menos, las grandes crisis) se producen por la caída tendencial de la tasa de ganancia. Esto es, por la ley formulada por Marx que dice que a medida que avanza la acumulación capitalista la tasa de ganancia tiende a disminuir porque aumenta la inversión en capital constante por obrero (que es la fuente de la plusvalía).

Dado que la tasa de ganancia es la variante fundamental que gobierna las decisiones de inversión, la crisis se desata cuando su caída frena la acumulación. Esta es la versión que, esencialmente, encontramos en Mandel. Grossmann y Shaikh comparten el enfoque, aunque introducen un matiz: no solo importa la tasa de ganancia, sino también la evolución de la masa de ganancia. Por eso la crisis estalla cuando la progresiva caída de la tasa de ganancia estrangula la masa de ganancia, y esta no crece. A partir de ese momento no es rentable invertir y la economía gira hacia la recesión, o la depresión. Grossmann y Shaikh sostuvieron que las grandes crisis capitalistas confirmaban la explicación. Por caso, según Grossmann, la crisis de los 1930 en EEUU se produjo porque la tasa de ganancia estaba experimentando una caída tendencial; a lo que se habría sumado el estancamiento de la masa de ganancia desde 1925. Shaikh también afirma que la Gran Depresión estuvo precedida por un largo descenso de la tasa de ganancia, combinado con el estrangulamiento de la masa de ganancia al final de la década de 1920. Según Shaikh, también la crisis estadounidense de 1974-5 se explica por una caída de largo plazo de la tasa de ganancia; a lo que se habría agregado el estancamiento de la masa de ganancia a principios de los 1970.

Señalemos asimismo que en Shaikh la tasa de ganancia –lo que él llama la tasa “básica”– cae de manera sostenida a lo largo del tiempo. Mandel, en cambio, pensaba que la tasa de ganancia no cae en el largo plazo. En su opinión, durante buena parte de la fase ascendente del capitalismo la tasa puede mantenerse elevada. Por otra parte, tanto Mandel como Shaikh adherían a la tesis de los ciclos largos Kondratiev: ciclos de unos 50 años de duración, con 25 de ascenso y 25 de descenso (aproximadamente), gobernados por las variaciones de la tasa de ganancia. En Grossmann, en cambio, no hay referencia alguna a los ciclos largos.

Por otra parte, entre las tesis de Grossmann, Shaikh y Mandel existen otras diferencias que atañen a las perspectivas de más largo plazo. Así, Grossmann defiende la tesis del derrumbe final, por causas puramente económicas, del capitalismo; esta visión se vincula a una tasa de ganancia descendiendo a muy largo plazo de manera inexorable, a pesar de recuperaciones parciales en las crisis. En Mandel la perspectiva es que las grandes crisis –que se desatan en las fases depresivas del ciclo Kondratiev– serán cada vez más graves. En cuanto a Shaikh, igual que en Mandel, plantea que la tasa de ganancia se recupera luego de esas grandes crisis, aunque también habla de una tendencia “secular” a la caída. Podemos agregar que muchos autores trotskistas parecen compartir la idea de que el capitalismo está en estancamiento crónico desde comienzos del siglo XX, debido a la caída tendencial de la tasa de rentabilidad.

En cualquier caso, y por sobre estas diferencias, Grossmann en los treinta, Mandel en los setenta y ochenta, y luego Shaikh, establecieron la importancia de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia para el estudio de las crisis.

Los problemas de la explicación de las crisis por la LTDTG

Durante mucho tiempo acepté la tesis de Grossmann y Shaikh: las grandes crisis se explicaban por la LTDTG. Aunque quedaban afuera las crisis menores. Tengamos en cuenta que, por caso, en Estados Unidos se registran, entre 1857 y 2009 nada menos que 33 ciclos (dato National Bureau of Economic Research). Ningún marxista pretendió explicar esas recesiones a partir de la LTDTG, ya que la ley opera, necesariamente, en el largo plazo. Sin embargo, la tesis parecía dar cuenta de la gran crisis de la economía estadounidense entre 1974-5: la tasa de ganancia experimentó una larga caída desde finales de los años 1940 hasta principios de los 1970. Aunque, por otro lado, la caída tendencial estaba asegurada ya que se tomaba como referencia la tasa de finales de los 1940, que fue excepcionalmente elevada.

Por otra parte, también había que explicar cómo habría operado la LTDTG en los años previos a la crisis de los treinta. En este respecto, Shaik (2000) presenta un gráfico (p. 47) que registra una caída de la tasa de ganancia en la industria manufacturera entre 1899 y 1929. Pero, de nuevo, esa caída es en referencia a una tasa extremadamente elevada a fines del siglo XIX (y los datos anteriores a 1915 son extremadamente frágiles). Y, más importante, no se advierte una tendencia clara de la evolución de la tasa en los 20 o 25 años previos a 1929. De manera que ya antes de la crisis de 2007-9 había problemas de evidencia empírica para el esquema “la crisis ocurre porque la tasa de ganancia cae en el largo plazo”.

Sin embargo, el problema se agudizó con la crisis de 2007-9. Es que en los 25 o 30 años previos a 2007 no se registró caída tendencial alguna de la tasa de ganancia. Sí hubo una caída de la tasa a partir de 1996-7, pero no se inscribió en un movimiento descendente de largo plazo. La tasa de ganancia se recuperó desde 1983, y a mediados de los 1990 volvía a los niveles de principios de 1970. Incluso la tasa de ganancia se recuperó entre finales de 2001 y 2007; pero la inversión no aumentó de manera significativa (lo que se conoció en la literatura económica como “el puzzle de la inversión”). De manera que era imposible explicar la crisis de 2007 con el esquema que traíamos. Y tampoco encajaban en ese esquema otras grandes crisis. Por ejemplo, la crisis japonesa de 1992: entre 1985 y la primera mitad de 1991 la tasa de ganancia oscila en torno al promedio de 1985; no se advierte una caída tendencial.

Estábamos entonces ante la necesidad de revisar el marco teórico. Y en este punto cobraron relieve tres cuestiones: en primer lugar, el hecho de que las grandes crisis –1847, 1873, 1929-39, 1974-5, 2007-9 entre otras- estuvieron precedidas por períodos de intensa acumulación, e incluso sobreacumulación. En segundo término, los escritos del propio Marx sobre las crisis del siglo XIX, en particular la de 1847. Marx no explica esta crisis por la LTDTG; tampoco las crisis de 1857 y la de 1873. Por otra parte, aunque no dejó un texto acabado sobre las crisis, en muchos pasajes apunta a la tendencia a la acumulación sin límites, y el choque con los límites del mercado, como la contradicción básica que desemboca en las crisis periódicas. A lo que debemos sumar la explicación de Engels, contenida en el Anti-Dühring (un texto que, todo hace suponer, contó con la aprobación de Marx). La LTDTG debería entonces insertarse en esta dinámica. En tercer lugar, era necesario estudiar la posibilidad de integrar una explicación de las grandes crisis en una teoría más general del ciclo capitalista. Esto es, explicar las grandes crisis como estallidos de magnitud de las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista, que se manifiestan en la periodicidad de los ciclos y crisis.

En las próximas secciones de esta nota iremos analizando algunos de estos textos, así como los episodios de sobreacumulación que precedieron a las grandes crisis de 1847 (Inglaterra); 1873 (EEUU); 1930 (EEUU) y 2007-9 (EEUU). Con dos cuestiones centrales a examinar. Por un lado, la lectura de los pasajes de Marx (o de Engels) sobre la tendencia a la sobreacumulación en clave subconsumista. Por otro lado, la relación entre la tendencia del capital a la sobreacumulación y los enfoques de tipo “estancacionista”, ya sea derivados de la explicación subconsumista (Sweezy 1974, por ejemplo), o asociados a la LTDTG.

Textos citados:
Engels, F. (1968): Anti – Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, México, Grijalbo.
Grossmann, H. (1984): La ley de la acumulación y del derrumbe del sistema capitalista, México, Siglo XXI.
Mandel, E. (1979): El capitalismo tardío, México, Era.
Mandel, E. (1986): Las ondas largas del desarrollo capitalista, Madrid, Siglo XXI.
Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.
Shaikh, A. (1991): Valor, acumulación y crisis, Bogotá.
Shaikh, A. (2000): “La onda larga de la economía mundial en la segunda mitad del siglo XX”, en J. Arriola y D. Guerrero (eds.) La nueva economía política de la globalización, Bilbao, Universidad del País Vasco, pp. 35-55.

Descargar el documento: varios formatos siguiendo el link, opción Archivo/Descargar Como: La teoría marxista de la acumulación y la crisis capitalista (1)

Written by rolandoastarita

20/10/2019 a 17:06

4 respuestas

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  1. Me gustaria leer que pensas sobre el discurso de Marx de 1848, en el cual habla sobre el libre comercio y usa terminos como «imperio del mercado mundial» y «monopolio». En tu blog se nota que esas categorias, en tu entendimiento, se chocan con la teoria marxista del valor que presupone la libre competencia. Abrazos de Brasil, disculpe si hay errores de escrita.

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    Albano

    20/10/2019 at 23:16

    • Ese discurso influyó mucho en mí. También el prólogo que escribió Engels cuando lo volvió a publicar. Comento brevemente algunas cuestiones. En primer lugar, el esfuerzo de Marx para delimitar los intereses de los obreros con respecto a los librecambistas. Intenta demostrar que la abolición de las leyes sobre cereales bajarían el costo salarial para los industriales, aumentando sus ganancias; pero no mejorarían necesariamente los salarios obreros. Muestra también como esos «filántropos» aplicaban regímenes represivos en sus empresas. Esto es, subrayo, separa ideológica y políticamente a la clase obrera de los capitalistas industriales, admitiendo que era conveniente que los obreros se unieran a los industriales para combatir los restos del feudalismo.

      En segundo término, Marx no hace ninguna concesión al proteccionismo. El libre comercio favorecerá el desarrollo del capitalismo, y esa es la mejor condición para el obrero (el estancamiento crónico no trae ninguna ventaja para los trabajadores). Al mismo tiempo explica por qué con el desarrollo del capitalismo continúa o aumenta la desocupación, por caso, por el empleo de la máquina.

      En tercer lugar, Marx pone el énfasis en la relación capital – obrero y no en la relación obrero – mercancía (¿no podrá entender esto alguna vez la izquierda argentina, y parar un poco con sus programas de administrar precios desde el Estado para «mejorar los salarios»?).

      En cuarto lugar, entre el libre cambio y el proteccionismo, Marx está sin vacilación por el librecambio: «… en general, el sistema proteccionista es en nuestros días conservador, mientras que el sistema del libre cambio es destructor. Corroe las viejas nacionalidades y lleva al extremo el antagonismo entre la burguesía y el proletariado. En una palabra, el sistema de la libertad de comercio acelera la revolución social. Y sólo en este sentido revolucionario, yo voto, señores, a favor del libre cambio».

      Queda por último su afirmación de que «todo ha pasado a ser monopolio». Es curioso, en primer lugar, que la izquierda hoy diga que a mediados del siglo XIX prevalecía el libre comercio. Es la idea de Lenin y Trotsky también. Marx dice aquí que a mediados del siglo XIX «todo» (nada menos) ha pasado a ser monopolio. Aunque cuando escribe «El Capital», antes la «Contribución a la crítica de la Economía Política», en los borradores de los Grundrisse, en «Teorías de la plusvalía», su supuesto es la libre competencia (una y otra vez dice que la ley del valor trabajo solo opera si hay competencia; lo mismo Engels).

      ¿Cómo encaja esto de «todo ha pasado a ser monopolio»? Mi respuesta es que se refiere, en primer lugar, al hecho de que Inglaterra tenía el monopolio de la producción industrial y por ello podía inundar el mercado con sus productos. Por eso se refiere a «ramas de la producción que dominan a las demás» [ramas no es sinónimo de monopolios dominando las ramas; de hecho la gran corporación ni siquiera existía). Por eso también habla de dominio del mercado mundial por los pueblos que se dedican a las ramas que predominan. En 1847 ese pueblo era el inglés. Y de hecho, lo más apropiado habría sido referirse a los capitalistas ingleses.

      En segundo término, había monopolio en la medida en que Inglaterra dominaba colonialmente a India y otros países. Por lo cual era lógico hablar de que un país podía enriquecerse a costa del otro.

      Por último, y para actualizar el texto y su contexto, volviendo a pensar en las condiciones del mercado mundial en el siglo XXI, parece claro que hoy hay más competencia a nivel global que cuando Marx escribió este folleto.

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      rolandoastarita

      22/10/2019 at 17:37

  2. Rolando, me resulta curioso que digas que la evidencia empírica no apoya que las crisis son precedidas por caídas en la tasa de ganancia cuando autores como Michael Roberts tienen publicado, tanto en su blog como en libros como «La gran recesión» largas muestras de datos y gráficos que parecen apoyar un ciclo según el cuál se produce un descenso en la Tasa de ganancia (si bien el propio Roberts admite que esta caída en la tasa no sólo se debe al aumento de la composición orgánica del capital, sino también a largo lazo por el desplazamiento hacia actividades «no generadoras de plusvalía»), luego una caída en la inversión y finalmente crisis.
    ¿No está de acuerdo con su forma de calcular la Tasa de Ganancia? Porque si no los datos me parecen lo suficientemente palmarios.

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    aleksandercg

    22/10/2019 at 07:52

    • Primera cuestión: para aclarar diferencias hay que citar con precisión lo que afirman unos y otros. En la nota no niego que las crisis están precedidas por caídas de la tasa de ganancia, o de la ganancia. De hecho, en el blog comenté (aquí) muy aprobatoriamente el libro de Tapia en el que muestra cómo algunos trimestres antes de las crisis se registra, en EEUU, una caída de las ganancias, y muchas veces de la tasa de ganancia. De manera que no es esta la discusión.

      La discusión es si se verifica una caída tendencial de la tasa de ganancia antes de grandes crisis como la de 1930, o 2007-9. Sobre esta última, he mostrado, en base a los datos de la NPA, que en EEUU no se registra una caída tendencial de la tasa de ganancia en las casi dos décadas previas al estallido (a fines de 2007) de la crisis. Al respecto mostré la evolución de la tasa de ganancia entre 1989 y 2009, insisto, basado en datos oficiales (en la nota discuto por qué el cálculo es un proxy adecuado a la tasa de ganancia que considera Marx).

      En particular, no se ve caída tendencial (o sea, entre 19889 y 2008-9) de la tasa de ganancia en: 1) corporaciones financieras y no financieras; 2) corporaciones no financieras; 3) en la manufactura, calculando beneficios sobre activos de los accionistas; 4) comercio mayorista; 5) comercio minorista. Además, tampoco se registra caída de la tasa de ganancias por ventas en manufacturas. Véase aquí.

      Por otra parte, tampoco se registra una caída tendencial de la tasa de ganancia desde 1905 a 1929 en EEUU. El mismo Shaikh presenta un cuadro en el que no se puede ver ninguna tendencia clara entre esos años.

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      rolandoastarita

      22/10/2019 at 09:22


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