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Método dialéctico y Hegel (2)
Aquí va la segunda parte de la nota sobre dialéctica.
Contradicción
Como hemos visto en la primera parte de la nota, el momento de la delimitación y la fijeza es necesario en la marcha del conocimiento, pero no es toda la verdad. Por eso los problemas surgen cuando no se tiene conciencia del carácter limitado del entendimiento, y se lo intenta aplicar a la realidad, que es esencialmente proceso y cambio. Cuando se hace esto, dice Hegel, surgen las antinomias kantianas, esto es, contradicciones que, según Kant, la razón no podía resolver. Por ejemplo, resolver la pregunta de si el mundo es limitado en el tiempo y el espacio, o no lo es; si la materia es continua o discontinua; si existe la libertad moral o el determinismo físico, etc. Es lo que sucede cuando nos encontramos ante la necesidad de decidir “o es A, o es no-A”, y parece no haber medio de resolver el problema. Kant había llegado a la conclusión de que estas antinomias no son “artificios sofísticos”, sino “contradicciones en las que la razón debe necesariamente chocar” (en palabras de Hegel). Sin embargo, Hegel afirma que las antinomias se encuentran en todo, y que por eso la solución al problema planteado por Kant pasa por entender que todo contiene determinaciones opuestas, y cada una de ellas no vale por sí misma, en su unilateralidad. Esto significa reconocer que las dos determinaciones opuestas son necesarias para un único concepto, y que cada una de ellas no puede valer en su unilateralidad, sino que “tienen su verdad sólo en su ser eliminadas, esto es, en la unidad del concepto” (CL, p. 169). Lo hemos visto en el caso de la categoría “ser”. Hegel demuestra que esta categoría contiene, y más precisamente “es” su opuesta, la nada. La categoría “ser” tiene su verdad en ser eliminada, en pasar a la “nada”, y en la unidad con la “nada” en el “devenir”. Pero esto parece infringir la ley de la contradicción, porque está diciendo que ser y nada, que son opuestas, son sin embargo idénticas (ser es nada, y la nada es). Es lo que se llama el principio de la identidad de los opuestos, “una de las piezas más chocantes de audacia especulativa en la historia del pensamiento”, en palabras de Stace. “La audacia y originalidad de Hegel consiste simplemente en esto, en que explicó y demostró en detalle cómo es lógicamente posible que dos opuestos sean idénticos, al mismo tiempo que retienen su oposición” (Stace, pp. 95-6). Hasta ese momento se había supuesto que, lógicamente, un positivo y su negativo simplemente se excluían uno al otro. Si decíamos que A es A, no podíamos decir al mismo tiempo que A es no-A. Lo que demuestra Hegel es que A y no A pueden ser contenidos en una unidad superior. Para explicarlo con un ejemplo, la plusvalía y el valor de la fuerza de trabajo son opuestos (si uno aumenta el otro disminuye; una remunera al explotador, el otro al explotado), pero sin embargo son idénticos, en la medida en que ambos son el resultado del trabajo humano. Y es precisamente esta identidad (la misma fuente de valor en el trabajo) la que hace a la oposición más aguda. Pero esto es contradictorio, porque estamos diciendo que plusvalía y valor de la fuerza de trabajo son distintos, y luego afirmamos que son idénticos. Y ambos, unidad y diferencia, están contenidos en el valor.
Método dialéctico y Hegel (1)
Varias de las cuestiones que he planteado en notas de este blog, o en libros, se relacionan con el método dialéctico. Este método se caracteriza por su punto de vista sistémico, y a la vez histórico. Su premisa es, en palabras de Marx, que “todo lo que existe, todo lo que vive sobre la tierra y bajo el agua, no existe y no vive sino en virtud de un movimiento cualquiera” (Miseria de la filosofía). En otras palabras, la dialéctica busca captar una totalidad moviente, donde cada parte está en relación interna con el todo, es mediada por éste, y a su vez media al todo. El objetivo de esta nota es alentar a la gente, en especial a los estudiantes de economía y ciencias sociales, a estudiar la dialéctica. Debido a su extensión, he dividido la nota en dos partes. Aquí va la primera.
¿Cómo iniciarse en la dialéctica?
Más de una vez me hicieron esta pregunta, ¿cómo empezar a estudiar dialéctica? Lamentablemente, la respuesta no es sencilla. Alguna vez Marx dijo que deseaba explicar para el gran público, en pocas páginas, en qué consiste la dialéctica hegeliana. Aunque no concretó su propósito, esto demuestra que, de alguna manera, era consciente de la oscuridad con que está expuesto el tema en Hegel. Y es que, efectivamente, los textos como la Fenomenología y la Ciencia de la Lógica, son muy difíciles. Incluso hoy, después de casi dos siglos de estudios, los filósofos especializados no se ponen de acuerdo en qué quieren decir exactamente muchos pasajes. En palabras de uno de sus comentarista, ¨Hegel no tiene cortesías para el que se lanza a la tarea de transitarlo. Dice lo que piensa y lo piensa todo desde una perspectiva inédita. Hace gala de una sintaxis embrollada y de un vocabulario insólito” (Llanos, 1975). Se han adelantado algunas razones por las cuales escribió de manera tan complicada. Una dice que Hegel estaba tratando de romper con las formas fijas del pensamiento, y esto le obligó a deformar y tensar al máximo el lenguaje, explotando las posibilidades de expresión; lo cual habría oscurecido la exposición. Otra explicación sostiene que Hegel presentó el movimiento de una manera abstracta, reduciéndolo, según Marx, a una “fórmula puramente lógica”; y trató de generar todo su sistema a partir del movimiento de las categorías. Pero para esto forzó muchas transiciones entre las categorías, y de ahí las dificultades para seguirlo. Como decía Engels, Hegel “en una u otra parte” desliza “falsas conexiones… como cualquier otro sistemático, para lograr construir netamente su sistema” (carta del 1/07/1891).