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Intendencias de izquierda
La obtención por parte de los candidatos del Frente de Izquierda (más precisamente, del Partido Obrero) de la primera minoría en el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta ha despertado una lógica alegría en la militancia. Además, está la posibilidad de que en futuras elecciones se obtengan intendencias o mayorías en Concejos Deliberantes en otras localidades, o incluso a nivel de alguna provincia. Algunos abrigan la esperanza de que avances como el de Salta se trasladen progresivamente a los núcleos “duros” del voto popular peronista, Gran Buenos Aires, en primer lugar. Si ocurriera, los partidos de izquierda pasarían a tener ascendencia de masas en la clase trabajadora. Por eso, muchos piensan que la izquierda ahora está obligada a demostrar, en los lugares en los que obtuvo una representación significativa, la efectividad de su política a favor de las masas trabajadoras. En términos del pensamiento “sensatamente progresista”, llegó el momento de poner el acento en realizaciones que signifiquen mejoras concretas, y no tanto en la denuncia. Algunos elementos de la derecha lo plantean de forma desafiante, con un “a ver qué van a hacer los que tanto critican”.
En esta nota presento unas breves reflexiones sobre lo planteado, desde una posición que es independiente del FIT, ya que no me comparto el programa trotskista (aunque, como se verá, coincido con la postura central de Trotsky respecto a gobiernos municipales de la izquierda).
El punto de partida de cualquier consideración táctica es, en mi opinión, tener presente que los representantes de la izquierda que han accedido a órganos de tipo legislativo constituyen una minoría frente al resto de las organizaciones políticas, que son enemigas naturales del socialismo. En términos más generales, el ascenso electoral se produce en un cuadro de dominación más o menos normal del capital y su Estado. Más precisamente, de conjunto las fuerzas burguesas apuestan por un “ajuste” de salarios y beneficios sociales (el argumento es hacer más competitiva la economía y reducir el déficit fiscal). Por eso hay que esperar que intenten, por todos los medios, desacreditar y neutralizar a la izquierda. La manera más directa será, por supuesto, votar sencillamente en contra, bloquear o “cajonear” todas las propuestas que consideren demasiado “radicales”. Por esta vía intentarán “demostrar” que la izquierda es “ineficiente e improductiva”. Otro camino será aceptar “en principio” algún proyecto progresista, paro luego “limarlo” en interminables comisiones, enmiendas, etcétera, de manera de vaciarlo, total o parcialmente, de contenido. También pueden votar leyes, pero desvirtuarlas mediante sus reglamentaciones; o no aplicarlas, lisa y llanamente.