Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Respuesta a la respuesta de Rallo

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En la entrada anterior (aquí) respondimos a la crítica que hace Juan Ramón Rallo, en su libro Anti-Marx, a la solución de Fred Moseley al llamado problema de la transformación de valores a precios. Recordemos que, según Rallo, el método secuencial propuesto por Moseley fracasa porque si ocurre una variación de los salarios, o de la tasa de plusvalía, surge un desequilibrio entre la rama productora de bienes de producción y la productora de bienes de consumo. Según Rallo, ese desequilibrio impone volver a la solución Bortkiewicz, consistente en determinar, mediante un sistema de ecuaciones, simultáneamente los precios de los insumos y de los productos, además de la tasa de beneficio.

En la nota citada demostramos que, aplicando el método secuencial, producido el aumento de los salarios planteado por Rallo, progresivamente los precios de producción se acercan a los precios de equilibrio entre los sectores. Y no se trata de una solución instantánea, sino de un proceso que se desarrolla en el tiempo (a diferencia de los sistemas walrasianos, donde los ajustes son instantáneos).

 La respuesta de Rallo

Publicada la nota, Rallo respondió con un breve escrito en el que presenta tres argumentos (véase aquí). En el primero defiende la utilidad del modelo walrasiano porque “tendencialmente nos muestra el punto de equilibrio hacia el que tendremos secuencialmente a acercarnos a través del mercado”. Agrega: “si hay perturbaciones en el mercado, lo único que cambia es el punto de equilibrio”. Y admite que este no es el enfoque tradicional de los austriacos.

En segundo término, afirma que, en el marco teórico planteado por Moseley, si hay perturbaciones en la tasa general de ganancia se alteran los precios de los insumos, y por lo tanto los equilibrios entre los departamentos.  

En tercer lugar, y tomando como referencia el proceso de ajuste hacia los nuevos precios de producción que presenté en la nota anterior, plantea que la suma de los precios de producción no es igual a la suma de los valores. Sostiene que, según Marx, la suma de los precios de producción debe ser igual a la suma de los valores, pero esto no es lo que sucede en el ejemplo citado. De acuerdo a Rallo, si no hubo cambio en el tiempo de trabajo social de la economía, “el agregado de los precios de producción tampoco debería cambiar”. Debería mantenerse constante en 960, pero cambia de 960 a 927,97 (véase la nota anterior).

Respuesta a Rallo

  1. El mercado walrasiano

La defensa de Rallo del modelo walrasiano es la típica de los neoclásicos, más precisamente de los nuevos keynesianos neoclásicos: el modelo sirve porque nos dice hacia dónde se dirige la economía si no interfieren fuerzas externas (el Estado en primer lugar).

Sin embargo, lo que afirma Rallo no es lo que ocurre con el sistema walrasiano. Y no ocurre porque ese sistema es una mera creación intelectual que no tiene casi punto de contacto con las economías capitalistas reales. Es que la economía walrasiana es una economía estrictamente centralizada, en la cual ninguna transacción se cierra sin que todas las demás estén en equilibrio. Se supone, además, que los agentes empiezan de nuevo en cada ronda, sin memoria de los precios voceados en la anterior. Para peor, cuando se llega a la determinación de los precios de los “servicios” (del trabajo, capital, tierra) el modelo suprime el tiempo para que todo se decida simultáneamente (es que, por ejemplo, no se pueden pagar salarios según productividad marginal si no se sabe cuánto se va a producir; y no se sabe cuánto se va a producir sin saber cuál será la demanda; y para conocer la demanda hay que conocer cuál será el salario, etcétera).        

En fin, una economía sin tiempo, donde el dinero entra con fórceps, centralizada a nivel stalinista, ¿cómo es que semejante modelo explica los movimientos tendenciales (por no hablar de las contradicciones) del sistema capitalista? ¿La tendencia, por ejemplo, a las crisis de sobreproducción? ¿O a la concentración y centralización de los capitales? Incluso algunos de los teóricos del equilibrio general –más matemáticos que economistas- han reconocido la irrealidad de estos modelos, muy formalizados, pero carentes de vida. Para citar otro caso: Debreu y su Teoría del valor, modelo de equilibrio general que, entre otros supuestos, incluye el que todos somos por igual propietarios de todas las empresas. De nuevo, ¿qué sentido tienen estas artificiosas construcciones para explicar la realidad del capitalismo?

2. Las alteraciones y el cambio de argumento de Rallo

Nunca hemos negado que si se producen alteraciones (como un aumento de salarios) habrá cambios en los precios de producción. Por lo tanto, no es esto lo que está en discusión. De hecho, en mi respuesta a Rallo acepto como algo natural que pueda haber cambios importantes –en el caso específico, en la tasa de plusvalía- y la posibilidad de que los mismos generen desequilibrios entre las ramas de la economía. La discusión entonces no es acerca de si puede haber cambios, sino acerca de la afirmación de Rallo en el Anti-Marx: si ocurren esos cambios, la solución de Moseley a la transformación se cae, debido al desequilibrio entre los sectores I y II. Rallo es explícito: en ese caso se impone aplicar el método Bortkiewicz, o sea, la solución walrasiana. Que es lo opuesto de lo que plantea Moseley. Demostramos en consecuencia cómo se puede desarrollar un proceso de ajuste hacia el nuevo equilibrio. Frente a nuestra respuesta, Rallo cambia de argumento, con lo que vamos al punto (3).

3. “La suma de precios de producción no es igual a la suma de los valores”

Es el nuevo argumento contra el planteo de Moseley. Pues bien, comencemos destacando que los precios de producción no pueden converger hacia los precios-valores en la medida en que en las ramas productivas hay diferentes composiciones orgánicas de capital. “Los precios de producción de los insumos convergen hacia los precios que igualan la tasa de beneficio” (Moseley, comunicación personal).

En este punto es necesario precisar que en Money and Totality, cuando Moseley habla, sin más especificaciones, del “precio valor de las mercancías”, se refiere a la forma de aparición del valor, en términos de precios y dinero. En segundo término, destaca la distinción, de Marx, entre el precio valor de las mercancías en tanto productos del capital, y el precio valor de las mercancías del productor simple. Una diferencia fundamental entre ambos tiene que ver con el valor transferido al producto final. Cuando se trata de la producción simple, el componente del valor transferido es proporcional al tiempo de producción necesario para producir los medios de producción. Sin embargo, el “valor transferido” que es componente del valor precio de las mercancías producidas, es el capital constante adelantado para la compra de los medios de producción, que tiende a ser el precio de producción, y no es proporcional al tiempo de trabajo invertido en producir los medios de producción. “Los medios de producción son adquiridos con capital constante al comienzo del circuito del capital dinero (D – M – D’), y por lo tanto el tiempo de trabajo requerido para la producción de los medios de producción ya ha sido representado objetiva y socialmente como esta cantidad de capital constante en dinero” (p. 30). Así, el capital constante en dinero es transferido directamente, como una cantidad de capital dinero, al precio-valor de las mercancías producidas por el capital.

En cambio, el capital variable no es transferido, no deviene un componente del precio valor del producto. Por el contrario, es reemplazado por el trabajo vivo, que genera más valor que el valor que recibe el obrero en pago de su fuerza de trabajo. Con la aclaración (véase Moseley p. 33) que el capital variable tiende a igualarse a los precios de producción de los medios de subsistencia comprados por los trabajadores con sus salarios. Estos precios de producción tampoco son proporcionales al tiempo de trabajo necesario para producirlos.

De manera que el componente capital constante del precio-valor de la mercancía es “valor viejo” que existía, bajo la forma de dinero, antes de entrar al proceso de producción en el cual es consumido. A ese valor viejo se le suma el segundo componente, el “valor nuevo”, ya que es valor que no existía antes del proceso de producción; es el valor que genera el trabajo vivo en el proceso de producción. Por lo tanto, la plusvalía está determinada por la diferencia entre el nuevo valor producido por los trabajadores, y el capital variable que se les paga. En lo que respecta al capital constante, es un factor determinante del precio-valor de las mercancías, pero no de la plusvalía (véase p. 33).

 Por lo explicado, solo cuando los medios de producción son generados por productores simples, su precio-valor es proporcional a los tiempos de trabajo empleados. En este caso la suma de los precios valores es, en promedio, directamente proporcional a la suma de los tiempos de trabajo socialmente necesarios. Pero una vez que introducimos los precios de producción, estos varían según la tendencia a la igualación de la tasa de beneficio, y no según los tiempos de trabajo socialmente necesarios. Lo cual se advierte en el ejemplo teórico con que respondimos en la anterior nota a la crítica de Rallo a Moseley. En el mismo, el precio de producción varía, entre períodos, de 960 a 927, 97. Rallo se pregunta cómo puede ser si no se modificaron los tiempos de trabajo. Respuesta: varía debido a la progresiva readecuación de los precios (dada la tendencia a la igualación de la tasa de ganancia) a la nueva tasa de plusvalía. Es un movimiento que no tiene que ver con cambios en el gasto humano de energía. En este respecto, es necesario recordar que la expresión en dinero (o sea, por los precios) del valor no es una mecánica, linealmente determinada. Los $960 (suma de los precios de producción del sector I y II) son expresiones del “viejo valor”, esto es, el resultado de distribuciones de valor nuevo realizadas en etapas anteriores del actual proceso productivo. Expresan valor (tiempo de trabajo social), pero bajo la forma de dinero, por sus precios. Y, en palabras de Marx, “en la forma misma del precio está implícita la posibilidad de una incongruencia cuantitativa, de una divergencia entre el precio y la magnitud del valor” (valor, tiempo de trabajo socialmente necesario; p. 125, t. 1, El capital).

Por lo dicho, entre períodos las sumas de C + V + B no coinciden con las sumas de los precios de producción. Sin embargo, dentro del período, sí hay coincidencia, o tendencia a la coincidencia si se produce un desequilibrio. Esto se puede ver en las tablas que presenté en la nota anterior. En la 4, que incluye los nuevos precios de producción luego de la “alteración” (o sea, la primera ronda posterior al aumento de los salarios) tenemos que C + V + B = 947,52 ≠ Suma de Precios de Producción = 951, 38. Sin embargo, en la tabla 9 (obtenida por el método secuencial) hay igualdad: C + V + S = 927,97 = Suma de los Precios de Producción. Esta convergencia se explica entonces por la ley económica.

Por otra parte, tenemos la igualdad en el valor nuevo añadido en cada ronda. Si el número de obreros se mantiene, y se mantiene la duración e intensidad de la jornada de trabajo, el valor global añadido por el trabajo no se modifica. Suponiendo que el salario se mantiene constante, se modifica la distribución del beneficio entre las ramas, y en consecuencia los precios de producción y la tasa de beneficio. Pero el valor añadido se reparte enteramente entre los salarios y los beneficios. Por ambos lados (sea considerando la suma de los precios de producción, sea considerando el valor añadido) se muestra que los precios de producción están regidos por la ley del valor trabajo.

Ley del valor trabajo, precios de producción y la crítica de Rallo

El hecho de que los precios de producción de los medios de producción y de los bienes salariales no sean linealmente proporcionales a los tiempos de trabajo empleados, no significa que, en el sentido amplio, su valor no sea el resultado del trabajo humano, y solo del trabajo humano. La aclaración parece necesaria porque de la idea de que Marx no habría podido solucionar la relación entre valores y precios, se afirma que su teoría del valor trabajo habría quebrado (y con ello, su crítica a la Economía Política). Esto es, Marx habría tropezado con las mismas dificultades que Ricardo (en el primer capítulo de los Principios…).

Una crítica que encontramos en el Anti-Marx. Es que en p. 64 Rallo define la ley del valor trabajo: “los valores de cambio entre mercancías estarán determinados por sus valores. A esta regularidad económica —las mercancías tienden a intercambiarse según sus valores— la denominaremos ley del valor”. O sea, si las mercancías no se intercambian según sus valores, la ley del valor trabajo no rige. Dado que en el capitalismo los precios de producción no son directamente proporcionales a los tiempos de trabajo, los críticos de Marx concluyen que su ley del valor no tiene aplicación. El capital de conjunto sería una construcción teórica fracasada. De ahí la necesidad de los partidarios de la teoría subjetiva del valor de rechazar una solución al tema de la transformación como la de Moseley.

Sin embargo, y contra lo que sugiere Rallo, Marx insistió, una y otra vez en que la ley del valor trabajo rige en el capitalismo, a pesar de que los precios de producción no son directamente proporcionales al tiempo de trabajo invertido. ¿Cómo es posible? La respuesta es sencilla: la ley no dice que los precios en el capitalismo son proporcionales a los tiempos de trabajo, sino que el valor agregado es producto del trabajo humano. Y esto es esencial para entender cómo se forman los precios de producción.

Aclaremos que es Ricardo quien considera que la ley del valor trabajo se interrumpe cuando aparece la igualación de la tasa de ganancia. Esta idea está contenida en su afirmación de que los precios oscilan entre el 6 y 7% en torno a los precios proporcionales al tiempo de trabajo empleado en la producción (se refiere a mercancías reproducibles). Pero Marx critica a Ricardo precisamente porque este identifica “precio de costo y valor” (véase, por ejemplo, p. 177, t. 2, Teorías de la plusvalía).

A diferencia de Ricardo, para Marx la ley del valor trabajo opera en la determinación de los precios de producción. En el cap. 10 del tomo 3 de El capital, define a los precios de producción como “formas trasmutadas del valor” (p. 220) e insiste en que la ley del valor gobierna el movimiento de los precios de producción (p. 224; también p. 227). Lo hace porque, en primer lugar, el valor agregado (y por ende, la plusvalía) tiene por única fuente el trabajo humano. Por lo tanto, la ganancia, y la tasa de ganancia, no son arbitrarias. Pero en segundo lugar, porque los precios relativos se modifican, tendencialmente, con los cambios de la productividad: “Cuando disminuye el tiempo de trabajo requerido para su producción, disminuyen los precios; cuando aumenta, los precios también aumentan, si se mantienen constantes las demás circunstancias” (p. 224). No hay manera de afirmar entonces que, según Marx, la ley del valor trabajo no rige en el capitalismo.

La prueba de la realidad

La afirmación de Marx de que la ley del valor trabajo se refleja en que los precios tienden a aumentar cuando aumenta el trabajo requerido para la producción, y viceversa (manteniendo constantes las demás circunstancias), tiene constatación empírica. Lo he citado en otros escritos polémicos con los austriacos. La discusión teórica tiene su referencia en la realidad del capitalismo. Tomemos por caso los precios del petróleo. Estos se mantuvieron relativamente estables durante décadas; entre 1948 y 1973 oscilaron (a precios constantes) entre los 22 y los 25 dólares. En 1973 dieron un salto a 44 dólares, luego fluctuaron con un pico de 106 en 1980, mínimos de 17 en 1998, para comenzar a subir sostenidamente desde 2000, ubicándose en 91 en 2013 (datos del Bureau of Labor Statistics, EEUU). Según especialistas en petróleo y ejecutivos de la industria, el ascenso tendencial de los precios del petróleo y del gas, en particular desde principios de los 2000, se debe a que ya se están agotando las fuentes tradicionales de petróleo barato, y cada vez es necesario ir a pozos más profundo, y muchas veces más lejanos de los centros de consumo. Actualmente un pozo de 3000 metros de profundidad en el océano, y un gasoducto de 2000 o 3000 kilómetros pueden exigir inversiones de varias decenas de miles de millones de dólares. Dados estos aumentos de costos, los ejecutivos de la industria piensan que los precios se van a mantener altos en los próximos años. Desde el punto de vista del marxismo, este movimiento tendencial de precios no resulta difícil de explicar: en promedio, hay que destinar más tiempo de trabajo social a la producción de petróleo y gas porque bajó la productividad al agotarse los recursos más accesibles. El economista austriaco, en cambio, explicará que los precios simplemente aumentaron porque la gente decidió darle esa significación a los bienes de consumo que contienen derivados del petróleo.

Tomemos ahora los productos agrícolas, más precisamente, del maíz, en EEUU. Entre 1950 y 2000 la cantidad de trabajo necesaria para producir 100 bushels de maíz bajó de 20 horas a 3 horas (el cálculo lo hizo la USDA). Entre 1950 y 2000 cada granjero de EEUU produjo en promedio 12 veces más de output agrícola por hora trabajada que un granjero en 1950. Entre 1948 y 2004 el empleo agrícola disminuyó 3,2% por año pero el producto por trabajador aumentó 4,9% por año, Los precios agrícolas bajaron en relación al índice general de precios: con base 100 en 1948, en 2004 estaban en alrededor de 200 mientras el índice general de precios rondaba 680. En 1950 el bushel de maíz ajustado a dólares de 2010 estaba a 12 dólares. En 1999 estaba a 3 dólares, o sea, había caído 75% entre 1950 y 2000. En los 2000 el maíz aumentó, debido al aumento de la demanda y la reducción de tierra arable. Pero aun así, en términos reales el precio del maíz, a fines de 2013, estaba más bajo que a comienzos de los años 1980 (Fuglie, K.; J. McDonald, E. Ball, 2007: “Productivity Growth in U.S. Agriculture”, United States Department of Agriculture, Economic Research Service, September). Los autores sostienen que estos aumentos de productividad están detrás de la caída tendencial de los precios. Es una explicación lógica desde el punto de vista de la teoría de Marx. Pero no para el austriaco, que nos volverá a decir que los precios son lo que son porque los consumidores le dieron esa significación a los granos y otros productos agrícolas.

Vayamos a otro ejemplo, ahora más general. Según datos del Bureau of Labor Statistics los sectores con ganancias más altas en productividad por hora de trabajo entre 2000 y 2010 fueron equipos de telecomunicaciones sin cable (16,5% anual); manufactura de computadoras y equipo periférico (9,5%), equipos electrónicos; otras industrias, como producción de vehículos (5,4%), también tuvieron aumentos significativos de productividad. Para el promedio de la economía no agrícola la productividad aumentó al 2,4% anual, y en extracción de gas y petróleo descendió el 2,5% anual.

Luego el BLS constata que en las industrias en las que cayeron los precios estuvieron asociadas generalmente con aumentos de productividad: equipos de telecomunicación sin cable, manufactura de computadoras y equipos periféricos, electrónica, manufactura de semiconductores y otros componentes, tuvieron fuertes aumentos de productividad y esos productos experimentaron sustanciales caídas de precios entre 2000 y 2010. En contraste, minería de carbón, acero, tapicería y reparación de muebles, mostraron caídas de productividad y aumentos de precios. De manera que la evidencia recogida por el BLS parece de nuevo explicarse bastante bien con la teoría del valor trabajo de Marx. Aunque el economista austriaco volverá a protestar: los precios relativos de los bienes informáticos y telecomunicaciones bajaron y los de minería subieron porque así lo decidieron los consumidores al evaluar utilidades en el margen.

Para concluir, la relevancia de la teoría del valor trabajo

Al escribir esta respuesta he consultado y “charlado” (por mail) con Fred Moseley diversas cuestiones y argumentos. Por eso, y para concluir, reproduzco un pasaje que me envió Fred por estos días:

“Me gustaría agregar que el principal propósito de la teoría del valor de Marx es explicar la plusvalía (más que los precios). Y el poder explicativo de la teoría de la plusvalía de Marx es, por lejos, mucho mayor que cualquier otra teoría del beneficio, incluyendo la teoría austriaca del beneficio. La teoría de la plusvalía de Marx puede explicar importantes características de las economías capitalistas: la explotación como un rasgo inherente al capitalismo; el conflicto de clases entre capitalistas y trabajadores en torno a los salarios o a la jornada de trabajo… . El actual conflicto de clase en Francia acerca de la edad de retiro es acerca de cuántos días de trabajo un obrero debe trabajar (y por lo tanto cuánto plustrabajo debe realizar) antes de recibir una pensión. La teoría austriaca del beneficio, en llamativo contraste, no puede explicar ninguno de estos importantes fenómenos”.

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1dBppggf3fb2LDfczYUddNX8l3uFWV2HbX-1CQBLvOfs/edit?usp=sharing

Written by rolandoastarita

25/03/2023 a 13:39

Publicado en General

20 respuestas

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  1. Hola, Rolo.
    Sobre este tema, y fundamentado en Moseley, publiqué este artículo que cubre buena parte de la economía mundial con un importante nivel de desagregación sectorial.
    https://www.academia.edu/73419433/La_transformaci%C3%B3n_de_valores_en_precios_de_producci%C3%B3n_una_contrastaci%C3%B3n_emp%C3%ADrica_para_el_sistema_capitalista

    En mi opinión, más allá de los debates teóricos, creo que avala desde los resultados empíricos (tiene un anexo estadístico) lo afirmado por Moseley y, obviamente, Marx.

    Saludos.

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    Esteban Maito

    25/03/2023 at 17:45

    • Estaba leyendo su artículo y me surgió una duda al leer el pasaje siguiente: «En una tercera instancia (III), entonces, A1 podría así vender la producción a su valor individual, lo cual obligaría al resto a vender también a ese valor. En tal caso, A1 obtendría una plusvalía y el resto no obtendría ninguna, solo recuperaría con la venta su capital constante y variable sin lograr valorizarse. La rama, por su parte, habría vendido las mercancías por debajo de su valor, liberando demanda social solvente a otras ramas.» Cuando se habla de valor se está admitiendo implícitamente que hubo venta, pues la mercancía se realizó en el intercambio, pero aquí se dice que el capial no logró «valorizarse» a pesar de que hubo intercambio. Me resultó confusa la terminología, más aún cuando se termina afirmando que las mercancías se vendieron «por debajo de su valor» (¿?). ¿Las mercancías no se venden siempre a su valor? No podemos determinar el valor «normal» de una mercancía sin que se verifique su tiempo social en la venta.

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      sheshonq10

      26/03/2023 at 14:41

    • El problema es más profundo y general que la simple transformación, desde los trabajos de Benetti, el marxismo necesita otra respuesta. El debate con los neoricardianos o austriacos es hasta cierto punto poco fértil.https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8270390

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      Antonio

      29/03/2023 at 21:23

    • ¿Me puede sintetizar en un párrafo cuál fue el aporte de Benetti?

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      rolandoastarita

      05/04/2023 at 10:15

  2. Profesor Astarita, ya ha replicado nuevamente Rallo a esta respuesta suya. Le dejo el nuevo link:

    https://juanrallo.substack.com/p/nueva-replica-a-rolando-astarita

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    Mando23

    25/03/2023 at 20:34

  3. Profesor Astarita, al hilo de su debate con Rallo sobre el problema de la transformación, se ha iniciado un debate en Twitter entre filósofos y economistas marxistas que proponen una digamos tercera vía…, siguiendo al filósofo español Marzoa y su libro «La filosofía de El Capital»

    Basicamente defienden que la sustancia de valor no es cuantificable y que tampoco es necesario que lo sea para la validez de la TLV

    Que es una aporía el querer cuantificar esa sustancia y que entrar en el debate de la «cuantificación» del mismo con liberales es caer en una trampa

    Añado algunos comentarios sobre un debate que está interesando a mucha gente en Twitter ;

    «El TTSN depende de la competencia entre unidades productivas (interempresariales) y no es siempre el mismo. Lo cuantificable es la magnitud del valor en el precio de producción. La sustancia del valor no es cuantificable.»

    «¿Cómo iba a ser cuantificable algo que, según Marx, es objetividad no física de una espectral materialidad gelatinosa»? Así, literalmente y, además, en el primer capítulo. Si fuera cuantificable, que no lo es, el precio de producción «sería» (y ahí está la aporía), efectivamente, «el auténtico valor». Como se trata, efectivamente, de una «aporía», no es que Marx intentara resolverla sin conseguirlo, es que simplemente no considera que eso afecte lo más mínimo a la consistencia de la teoría que está exponiendo»

    En este perfil de Twitter hay un recopilatorio de estos debates para quien interese

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    Carlx

    26/03/2023 at 08:38

    • No entiendo cómo se sostiene que la sustancia del valor no es cuantificable. Es tiempo de trabajo social. Para dar un ejemplo clásico, cuando los tejedores manuales en Inglaterra se veían desplazados por los telares mecánicos, la cuestión clave eran los tiempos de trabajo de los que tenían tecnología inferior contra los tiempos de trabajo de los que aplicaban tecnología superior
      El hecho de que el valor sea una relación social no significa que no sea cuantificable. Estamos ante un objetividad social. Esto es, una objetividad que surge de las relaciones sociales. Por caso, el trigo tiene la propiedad de ser mercancía (una propiedad no natural, sino social) porque existe una relación entre compradores y vendedores de trigo. Es una propiedad social, pero objetiva (el trigo es la mercancía).
      Hay planteos que me resultan increíbles. Precisamente los defensores de la teoría subjetiva del valor son los que dicen que los valores no son cuantificables (aunque también deben reconocer que, después de todo, existe una suerte de valor objetivo, el valor de cambio).
      De todos modos, voy a tratar de no desviarme de la discusión sobre la transformación (además de las clases que sigo dando, tengo otras cuestiones entre manos).

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      rolandoastarita

      26/03/2023 at 16:04

  4. Estoy de acuerdo en este caso con Astarita. Ese tipo de propuestas son verborrea confusa y en el fondo una concesión al liberalismo.La medida del valor está en el tiempo medio, «socialmente necesario», para la producción. Es decir, aquel tiempo de trabajo que «comporta el grado medio de habilidad y de intensidad que caracteriza el momento histórico»como sostenía Karl Marx para el cual, adecuadamente: «Un valor de uso o un bien, por ende, solo tiene valor (y es mercancía) porque en él está objetivado o materializado trabajo abstractamente humano (disociado de su carácter útil o concreto). ¿Cómo medir, entonces, la magnitud de su valor? Por la cantidad de “sustancia generadora de valor” —por la cantidad de trabajo— contenida en ese valor de uso. La cantidad de trabajo misma se mide por su duración y el tiempo de trabajo, a su vez, reconoce su patrón de medida en determinadas fracciones temporales, tales como hora, día etcétera>>. (K. Marx: “El Capital” Libro I Cap. I).Por eso, por ejemplo para el GIC , en su importante obra Principios fundamentales de la producción y la distribución comunista (1930 y 35) en el socialismo- comunismo es fundamental conocer el tiempo de trabajo social medio.

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    F.Martin

    27/03/2023 at 06:06

    • Este es un intento de refutación aritmética simple de la Teoría de la Explotación, fundamentada en la propia Teoría del Valor Trabajo:

      1- En un mercado existe una demanda de 4 Jornales (Moneda local) para sillas, pero ningún consumidor está dispuesto a pagar más de 1 Jornal por silla.

      2- Dicha demanda es satisfecha por 4 carpinteros que producen 1 silla al día, y la venden cada uno en 1 Jornal.

      3- Dos Carpinteros (que llamaremos Carpinteros A) logran fabricar en horas libres una herramienta que les lleva a duplicar su producción. Ahora se producen 4+2=6 sillas. El precio de la silla disminuye a 4/6=0.66 Jornales (tiempo de trabajo socialmente necesario para fabricar 1 silla). Hemos despreciado la depreciación de la herramienta(Capital constante), pues la hemos considerado muy durable.

      Los carpinteros A venden sus 2 sillas en 2 x 0.66=1.32 y los carpinteros B venden ahora su silla en 0.66 Jornales.

      Nótese que a pesar de que los carpinteros B han perdido ganancia monetaria producto del abaratamiento provocado por el aumento de la producción, eso no significa que hayan disminuido su nivel de consumo, pues este aumento de producción puede haber ocurrido en otras muchas mercancías. Quizá antes vendían en 1 Jornal su silla y compraban 1 kg de pan por 1 jornal, pero ahora el pan también ha aumentado su oferta y se vende en 0.66 jornales, luego con la venta de su silla logran obtener la misma cantidad (1 kg) de pan.

      4- Supongamos que los carpinteros A descubren que siempre contando con su herramienta y contratando un ayudante pudiera producir un total de 5 sillas, luego contratan cada uno a un carpintero B por el pago de 2 sillas, y así tanto el carpintero A como el B disponen de 1 silla adicional para la venta. Ahora se producen 10 sillas en total, 5 por cada duo de carpinteros. El precio de la silla baja a 4/10=0.40 jornales(tiempo de trabajo socialmente necesario para fabricar 1 silla).

      Los carpinteros A venden sus 3 sillas en 3 x 0.40 = 1.20 Jornales y los carpinteros B venden sus 2 sillas en 2 x 0.40 = 0.80 Jornales.

      Nótese que después de la contratación, los carpinteros A (empleadores) disminuyeron su ganancia de 1.32 a 1.20, y los B (empleados) la aumentaron de 0.66 a 0.80. Esto pudiera pensarse como ingenuo por parte de los carpinteros A, pero fue resultado del primero de ellos tratando de ganarle en competencia al otro. Además de que una vez descubierta tal tecnología, otros serían capaces de ponerla en práctica.

      ¿Dónde está la explotación aquí?

      Además, la contratación pudiera concebirse simétricamente. Esto es, la idea de la cooperación puede haber surgido de los carpinteros B que contratan a los A con la condición de que traigan su herramienta, por 3 sillas, y así aumentan ellos su ganancia en 1 silla adicional, lo que les representaría 0.14 Jornales más.

      ¿Son los carpinteros B los que explotarían entonces a los A?

      Agradecería si se me pudiera señalar donde radica el supuesto error de este intento de refutación.

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      Joaquin Diaz

      27/03/2023 at 23:46

    • No tengo mucho tiempo, pero en una primera leída hay cosas que no me terminan de encajar.
      Por ejemplo, si los 2 carpinteros avanzados duplican la productividad, el valor «individual» de la silla baja a 1/2 jornal (si suponemos que 1 jornal se expresa en $1, el valor «individual» de la silla, expresado en dinero será $0,5). Ahora bien, el precio al que se venderá la silla (tiempo de trabajo social) no necesariamente será el promedio entre el valor de los productores más eficientes y los menos eficientes (véase, por ejemplo, el cap. 10 del t. 1 de El capital, para un ejemplo).
      Pero en segundo lugar, no entiendo este supuesto: «contratan [los A] cada uno a un carpintero B por el pago de 2 sillas, y así tanto el carpintero A como el B disponen de 1 silla adicional para la venta». O sea, el carpintero A, convertido ahora en capitalista (compra fuerza de trabajo de B), paga a B 2 sillas para aumentar su propio ingreso en 1 silla. O me estoy perdiendo algo, o no tiene sentido.

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      rolandoastarita

      28/03/2023 at 10:49

    • Gracias profesor por su tiempo y su respuesta.

      Yo creí que si 4 carpinteros fabricaban 6 sillas (4 los 2 eficientes, y 2 los 2 no eficientes) el promedio de 4 Jornales/6 sillas=0.66 sería el precio de equilibrio. Leeré su recomendación del ejemplo, el cap. 10 del t. 1 de El capital.

      En relación a la contratación, antes de esta, el eficiente produce 2 sillas por si solo, y el ineficiente solo 1. Tiene sentido la contratación para producir 5 sillas entre los dos, pues así ambos adquirirán 1 adicional con la misma jornada de trabajo. El capitalista tendrá 3 en vez de 2, y el obrero 2 en vez de 1.

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      Joaquin Diaz

      28/03/2023 at 11:05

    • Según el ejemplo, A, el carpintero eficiente produce 2 sillas por jornada, y B, el ineficiente 1 silla por jornada. O sea, entre los dos producen 3 sillas por jornada. Pero los 2 juntos, producen 5 sillas. Parece raro, ya que B, por sí solo, produce 1 silla por jornada, pero si trabaja contratado por A produce 3 sillas, o sea, más que el propio A (de buenas a primeras B se hizo extraordinariamente eficiente).

      Pues bien, aceptemos esto. Aclaremos que, de todas formas, el ejemplo no es de una economía propiamente capitalista, ya que A obtiene una parte sustancial de su ingreso de su propio trabajo. De nuevo lo admitimos. Entonces tenemos que la adición del trabajo de B le permite a A quedarse con 3 sillas suplementarias. Le paga con 2 sillas a B y se queda con 1 de «plusproducto» (o plusvalía si se considera en dinero). La tasa de explotación de B es 50%. El ejemplo es bastante traído de los pelos, (hay que hacer supuestos «heroicos»), pero no le veo otros problemas.

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      rolandoastarita

      28/03/2023 at 11:33

    • B se hizo más eficiente por 2 razones, porque usa la herramienta de A, que él no tenía, y porque la colaboración puede aumentar la productividad. En este caso puede decirse que al producir 5 sillas colaborando, 2.5 son producidas por cada uno. Pero como A es el propietario de la herramienta y el que contrata la repartición es 3 y 2.

      El primer carpintero A ha hecho esto para sacarle ventaja a los otros carpinteros eficientes. Pero luego que la competencia imita esa tecnología, el salario final del empleado es de 0.80 Jornales (2 x 0.40), ascendiendo desde 0.66 cuando aún no era contratado. Mientras que el de los empleadores (antiguos carpinteros eficientes) bajo de 1.32 a 1.20 (3 x 0.40). ¿En eso consiste la tasa de explotación del 50%?

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      Joaquin Diaz

      28/03/2023 at 12:24

    • Para plantear lo que ocurre en una economía capitalista (quiero creer que se plantea este ejemplo para discutir alguna característica de la economía capitalista) hay que separar la producción simple (aquel que trabaja con sus propios medios de producción y vende el producto) del trabajador asalariado. Si A participa por encima de las 2 sillas que producía en la producción de las 3 sillas suplementarias, la relación capitalista queda oscurecida. De ahí que atribuí a B el incremento en 3 sillas de la producción. A le paga 2 sillas, B produce 3, A se queda con 1, tasa de plusvalía 1/2 (en estos ejemplos se supone que todo el valor se genera en la jornada laboral).

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      rolandoastarita

      28/03/2023 at 12:37

    • Estoy tratando de entender el capitalismo desde su forma más sencilla. Es lo más natural y común que un propietario que contrata a un empleado siga trabajando en su negocio.

      El razonamiento no debe ser en sillas, porque debido al aumento de la oferta, las sillas han bajado de precio. Si al pan, no le ocurrió lo mismo, el capitalista que cuando era tan solo carpintero eficiente podía comprar 1.32 Kg de pan al día, ahora después del nuevo proceso tecnológico, solo puede comprar 1.20.

      En mi ejemplo no hay solo trabajo y sillas, hay herramientas (capital) que solo son poseídas por la mitad de los carpinteros (los carpinteros A). Por otra parte, le llamo ganancia a lo que ganaba el carpintero ineficiente (esto es, sin herramienta) antes de ser contratado (su ganancia era de 0.66). Luego de ser contratado, su salario es de 0.80. Sin embargo, la ganancia del Carpintero A que era de 1.32, descendió a 1.20, después de su conversión a capitalista.

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      Joaquin Diaz

      28/03/2023 at 13:33

  5. Sí, estoy tratando de analizar la economía capitalista. En este ejemplo, como ambos trabajan a la par, se supone que el valor lo generan a la mitad. Según su razonamiento, en este caso la tasa de explotación sería de 25% (0.5/2).

    Pero lo que hago notar es que este evento de contratación, debido a la competencia, ha resultado que los beneficiados fueron los empleados(aumentaron su ganancia de 0.66 a 0.80). Se pudiera decir, que si los empleadores hubieran sabido esto, les hubiera convenido no contratar a nadie y seguir como estaban.

    Esa es la supuesta paradoja sobre la explotación que estoy tratando de exponer.

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    Joaquin Diaz

    28/03/2023 at 12:52

    • No entiendo por qué, si quiere entender al capitalismo, mezcla en el asunto al productor A. En su ejemplo A es algo así como mitad capitalista, mitad productor directo de mercancías. Para colmo llama «ganancia» al salario de los empleados. No entiendo tampoco por qué no razona directamente en sillas, ya que en su ejemplo solo hay trabajo y sillas, sin medios de producción (cuando lo característico del capitalismo es la propiedad privada de los medios de producción), ni otras mercancías (salvo la fuerza de trabajo de B que se paga con sillas). ¿Está seguro de que quiere entender cómo funciona el capitalismo? Trate de aclararse qué quiere hacer.

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      rolandoastarita

      28/03/2023 at 13:04

    • Estoy tratando de entender el capitalismo desde su forma más sencilla. Es lo más natural y común que un propietario que contrata a un empleado siga trabajando en su negocio.

      El razonamiento no debe ser en sillas, porque debido al aumento de la oferta, las sillas han bajado de precio. Si al pan, no le ocurrió lo mismo, el capitalista que cuando era tan solo carpintero eficiente podía comprar 1.32 Kg de pan al día, ahora después del nuevo proceso tecnológico, solo puede comprar 1.20.

      En mi ejemplo no hay solo trabajo y sillas, hay herramientas (capital) que solo son poseídas por la mitad de los carpinteros (los carpinteros A). Por otra parte, le llamo ganancia a lo que ganaba el carpintero ineficiente (esto es, sin herramienta) antes de ser contratado (su ganancia era de 0.66). Luego de ser contratado, su salario es de 0.80. Sin embargo, la ganancia del Carpintero A que era de 1.32, descendió a 1.20, después de su conversión a capitalista.

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      Joaquin Diaz

      28/03/2023 at 13:35

    • El productor A que contrata a B y genera por lo menos la mitad de la producción que en conjunto hacen A y B no es un capitalista, sino un pequeño propietario. Intente entender primero qué es el capitalismo, al menos qué es capitalismo en la concepción de Marx. Lea, por ejemplo, la parte final del capítulo 9, t. 1, El capital. Y no tiene sentido hablar de dinero cuando se trata de una única mercancía. Se puede hacer el razonamiento simplemente en términos de sillas y jornada de trabajo.

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      rolandoastarita

      28/03/2023 at 14:28

  6. Bueno, profesor, ha sido muy interesante el debate. Trataré de meditar más en ello, y leeré el capítulo que me recomendó. Muchas gracias por su tiempo. Saludos.

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    Joaquin Diaz

    28/03/2023 at 13:40


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