Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

“El problema son los banqueros ladrones”

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Un discurso habitual del progresismo izquierdista dice que la causa de los padecimientos de la clase trabajadora es una de las formas del capital, el capital dinerario, o financiero, representado por los bancos, y no el modo de producción capitalista. Esto es, la oposición fundamental -o “contradicción principal” en lenguaje de los 1960- sería entre el “capital industrial y productivo” y el “financiero parasitario”. Al primero también se lo asocia con todo lo patriótico; al segundo con lo antinacional y “la dominación imperial”.

Se trata de un enfoque de larga historia en las corrientes del socialismo burgués o pequeñoburgués. Por supuesto, a partir del principio diferenciador hay variantes en la táctica política: algunos se limitarán a considerar más progresista al ala “productiva y nacional” del capital; otros le darán su “apoyo crítico”; y otros muchos, en fin, se incorporarán orgánicamente a las filas del nacionalismo burgués (como ocurre hoy con los marxistas que integran las listas del Frente de Todos). Pero por detrás de estas variaciones permanece el argumento clave: “el socialismo está lejos y hoy y ahora hay que elegir el mal menor”. Y para sostener este discurso no se vacilará en inventar lo que sea necesario. Así, por ejemplo, se calificará de “acción patriótica” el vaciamiento de YPF; que el Estado tome deuda a tasas del 15% en dólares; o que acepte tribunales de Nueva York para emitir deuda externa. Ninguna evidencia empírica torcerá la inmutable decisión de apoyar al ala que se ha establecido como progre-industrial de la burguesía, contra los bancos y financistas.

Por otra parte, y casi naturalmente, la tesis “los bancos tienen la culpa” permite avanzar propuestas-solución sin mentar siquiera las relaciones sociales de producción, o la naturaleza de clase del Estado. Por ejemplo, se puede asegurar a la opinión pública que suprimiendo el interés, o las deudas, se arreglan las cosas. Como si un nuevo reparto de la plusvalía -¿decidido por el Estado burgués?- al interior de la clase dominante, o una desvalorización de los títulos de deuda, cambiaran algo sustancial.

Por eso, también, por estos tiempos mucho burgués puesto en “progre” da batalla discursiva (¿para qué sirven, si no, las elecciones?) contra banqueros y el prestamistas. Así, el mismísimo Alberto Fernández ha dicho, en repetidas oportunidades, que el dinero para elevar los salarios de los docentes, o para entregar remedios a los jubilados, va a salir, en caso de que sea elegido presidente, de los intereses que hoy el Central paga a los bancos. Eso es pura “venta de humo”, y al por mayor.

Según la izquierda, el problema también son los banqueros

La izquierda radicalizada parece compartir el mismo diagnóstico: el problema son los banqueros ladrones. Un ejemplo de ello fue el mensaje que transmitió el Partido Obrero a través de un acto realizado, durante la campaña por las PASO, en la City Porteña. Allí Gabriel Solano, candidato del FIT, explicó que en el BCRA y en la City “están los verdaderos ladrones del país. Los responsables de que se vacíe la Argentina son los bancos, el sistema financiero y eso lo organiza el Banco Central”. Para que no quedaran dudas, precisó: “los delincuentes son los dueños de los bancos” (véase aquí ).  Un discurso que reemplaza la contradicción capital / trabajo por la contradicción banqueros usureros / población pobre, explotada a través de créditos al consumo.

Y algo similar se puede ver en un video, significativamente titulado “el FIT-U contra el robo de los bancos”, que acaba de publicar el PTS (aquí). De nuevo, los males se deben “al robo de los banqueros y de los que fugan divisas”. Ni siquiera el dato de que más de un millón y medio de personas compraron dólares en los últimos dos meses hace reflexionar a los autores del video acerca del carácter sistémico de la fuga de capitales. De ahí también la propuesta de nacionalizar el sistema bancario, sin consideración del carácter de clase del Estado que pasaría a gestionar los bancos. Tampoco se cuestionan las relaciones sociales en las que estará inmerso cualquier sistema bancario, así sea estatal, en tanto subsista el dominio del capital (¿acaso los bancos estatales Provincia de Buenos Aires, Ciudad o Nación no obedecen hoy a la misma lógica capitalista, que el resto de los bancos?).

Un enfoque desde la teoría de Marx

Para terminar esta nota, presento una breve explicación, basada en la teoría de Marx, de la base social y objetiva en que se sustenta el discurso “el problema son los bancos ladrones”. Subrayo lo de “social y objetivo” porque el atribuir el origen de los problemas del capitalismo a una forma del capital es solo una expresión de la manera en que las relaciones esenciales aparecen, en la sociedad mercantil, de manera mistificada. Así, por ejemplo, el valor de la fuerza de trabajo aparece como “valor del trabajo”; y la plusvalía como “ganancia del capital” (y más específicamente, como ganancia generada por la máquina).

Pues bien, el capital a interés –dinero que da dinero- lleva esas formas mistificadas a su máxima expresión. Es que, de hecho, el interés es la ganancia que rinde, en cuanto tal, la propiedad del capital, tanto al prestamista que no participa del proceso de producción, como al propietario que utiliza él mismo productivamente el capital (véase Marx, El Capital, pp. 484 y ss., t. 3). Por lo tanto, el interés expresa el hecho de que en el proceso de producción los medios de producción se contraponen al trabajo vivo y por ese medio, el capitalista se apropia de trabajo impago (lo cual, aclarémoslo, no es “robo”, o “estafa”, sino el resultado inevitable de la relación capitalista). O sea, la relación es de explotación; esto es, la contradicción capital – trabajo.

Sin embargo, y aquí viene lo más importante para lo que nos ocupa, “en la forma del interés se halla extinguido este antagonismo con el trabajo asalariado, pues el capital que devenga interés tiene como antítesis, en cuanto tal, no al trabajo asalariado sino al capitalista actuante” (p. 485, ibid.). Es que en la medida en que la plusvalía se divide entre el interés (retribución al capitalista en tanto propietario del capital) y ganancia empresaria (retribución al capitalista que dirige el proceso de explotación), la antítesis parece reducirse a la oposición interés – ganancia. Escribe Marx: “El capital que devenga interés es el capital en cuanto propiedad frente al capital en cuanto función. Pero en la medida en que el capital no funciona, no explota a los obreros y no entra en antagonismo con el trabajo. Por otra parte, la ganancia empresaria no configura una antítesis con respecto al trabajo asalariado, sino solamente al interés” (ibid.). Por eso también, señala Marx, al empresario la ganancia, en contraposición al interés, se le presenta como independiente de la propiedad del capital, y más bien como el producto de su trabajo (véase p. 486, ibid.).  Con lo cual se dan todas las condiciones para que los reformistas burgueses y los charlatanes reformistas burgueses y pequeñoburgueses saquen la conclusión de que “el” problema es el capital a interés; o los bancos que ganan dinero con las diferencias entre las tasas de interés que pagan por captar dinero, y las tasas que cobran por prestarlo. De ahí que desplacen la centralidad de la contradicción capital – trabajo para reemplazarla, en el discurso, por la oposición interés – ganancia (“productiva”, por lo demás).

La explicación de Marx sobre la base social y objetiva que lleva a la mistificación del interés, y del capital dinerario tiene, por supuesto, consecuencias no desdeñables desde lo político. Lo central: la clase obrera no tiene por qué apoyar a alguna forma del capital contra otra, ya que la división de la plusvalía entre ganancia e interés es un asunto de entera incumbencia de la clase capitalista, no de la clase obrera. Si el capitalista es propietario del capital con el que opera, se quedará con toda la ganancia (o ganancia bruta pre interés). Si opera con capital prestado, compartirá la plusvalía con el prestamista. Toda la gran diferencia se reduce a eso. De manera que “al obrero le resulta totalmente indiferente si hace esto [si usa su propio capital] o si debe abonarle una parte a una tercera persona en cuanto propietaria jurídica” (p. 487, ibid.).

En conclusión, el debate acerca de si “la culpa es de los banqueros ladrones”, o “de los prestamistas usureros” no es meramente teórico. Una postura lleva a apostar –de manera más o menos abierta- por la supuesta progresividad de una fracción de la clase capitalista (sea grande o pequeña; nacional o extranjera; industrial o agraria, etcétera). Es la base ideológica de todo frentepopulismo (por eso no es casual la adhesión de los stalinistas –variantes maoísta, castrista, tradición soviética- al enfoque “capital industrioso versus capital especulativo”). La otra postura, basada en la teoría de la plusvalía, aconseja a la clase obrera a que sea indiferente a las formas en que los explotadores se reparten el botín. Es el punto de partida para la lucha por la independencia de clase.

Descargar el documento: varios formatos siguiendo el link, opción Archivo/Descargar Como: «El problema son los banqueros ladrones»

 

Written by rolandoastarita

25/09/2019 a 12:51

13 respuestas

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  1. es EXACTAMENTE el discurso que tenían los fascistas. Es incluso la vía «racional» de propagación del anti-semitismo en el contexto histórico europeo. Muy desalentador todo eso.

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    lucas

    25/09/2019 at 13:03

  2. Hace como un año que no escucho decir la palabra socialismo en el FIT y hace mucho mas que no escucho planificación económica (de alguna forma que sea muy vaga).

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    ivanpablovsky

    25/09/2019 at 19:56

  3. Les escribo desde Uruguay, tenemos aquí elecciones el mismo día, domingo 27 de octubre. Estamos en campaña electoral, y los problemas ideológicos y políticos dentro de la izquierda son bastante similares, aunque no tenernos un FITU. Tratar de hacer una campaña política que sea a su vez concreta (referida a los problemas reales actuales de la clase trabajadora y con propuestas) y.de fondo (que vaya al problema conceptual del capitalismo y no solamente a reformas, que también son válidas) es un verdadero problema, una discusión complicada. Suerte ustedes en eso.

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    Fernando Moyano

    25/09/2019 at 22:38

  4. Saludos a todos.

    Interesante y muy bienvenida nota la que nos brinda el profesor Astarita. En efecto, amplios sectores de la izquierda política internacional se hallan completamente presos del fetichismo de la mercancía (y, por extensión, del capital), que es, en última instancia, de lo que aquí se trata. Ya aduce Marx que si el interés se disocia del resto de las formas que adopta la plusvalía, y adquiere autonomía respecto de ellas, es, precisamente, porque el capital ya ha sido producido como mercancía, y en calidad de tal entra en el proceso de valorización (incluso si el capital puesto en acción pertenece al capitalista mismo). Si no se comprende el origen mismo de la plusvalía, y, de ahí en más, de la mercancía como tal, es imposible escapar de las formas fetichizadas que de continuo emergen en la superficie de la sociedad capitalista.

    Pero ocurre que el alcance de la conciencia fetichista de la izquierda contemporánea resultante de la recíproca independencia de las formas de la plusvalía, se extiende más allá del caso aquí traído por el profesor Astarita, esto es, la clásica condena del sector financiero «usurero» frente al capital industrioso «productivo». El hecho mismo de que la ganancia industrial aparezca como el producto del trabajo del capitalista (el «trabajo de explotación» del que hablase Marx), pone a muchos grupos izquierdistas en una tesitura política curiosa. Por caso, yo he analizado las implicaciones de ello en el reciente conflicto vivido en España entre el taxi y las empresas de transporte VTC, como caso paradigmático de la cerrada defensa que hace la izquierda de los pequeños capitales. Aquí, el enlace al trabajo en cuestión: http://doi.org/10.13140/RG.2.2.36053.99047

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    FormerlyKnownAsArebolas

    26/09/2019 at 06:29

  5. Por cierto, está de moda encubrir con la lucha contra los aspectos más repugnantes del capitalismo, la defección en la lucha contra el capitalismo. Capítulo aparte merecen las luchas antiimperialistas (que poco tienen que ver con el «etapismo» de Stalin) donde, desde una perspectiva anticapitalista, se aprovechan las contradicciones objetivas entre distintos sectores del capital. Existe en la actualidad, a mi entender, un problema mayor que el que aquí se expone, aunque deriva de ello y es la inexistencia de una organizacion politica de la clase trabajadora, incluso reformista, que tenga la capacidad de hacer discernimientos tácticos. Así como en un aspecto, a la clase obrera le es indiferente si su explotador directo es una Pyme (que no lo es por vocación, como también parece presentarlo el progresismo, sino por imposibilidad material de ser una gran empresa monopolista) o una multinacional, no lo es a la hora de elaborar una línea de intervención que, desde la independencia de clase, procure meter una cuña entre las diferentes facciones del capital.
    Las consecuencias directas de las circunstancias que llevan a un sector advenedizo de la burguesía a gobernar imponiendo concesiones al capital financiero internacional y socios locales, a condición de aventar cualquier riesgo revolucionario, sin las que se vieron en reiteradas ocasiones (la ultima fue el kirchnerismo), determinan la adhesion de un sector muy numeroso de la clase trabajadora al nacionalismo burgués y la tarea de quienes aspiramos a dotar a nuestra clase de una herramienta para su emancipación, no parece ser la de rompernos los dientes contra esa muralla de «realidad» («la única verdad») sino el de educar pacientemente, sabiendo que la desilusión llegará tarde o temprano y ésta puede derivar en fermento o putrefacción. El ofrecer una alternativa a la derrota que la burguesía en su conjunto necesita para resolver su crisis y su proceso de acumulación y reparto de la plusvalía, seria la tarea más general y punto de acuerdo.

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    Héctor Carlos Sallis

    26/09/2019 at 11:10

    • A ver si le he entendido correctamente, señor Carlos Sallis.

      Según su consideración, la clase obrera necesita de una línea de intervención (que, por cierto, no podría ser mera táctica si ya es «línea») que, en el conflicto entre el capital suficientemente concentrado como para participar en el desarrollo activo de las fuerzas productivas (el «gran» capital), y aquel que se valoriza sistemáticamente por debajo de la tasa media de ganancia (el pequeño capital), la clase obrera debe de posicionarse, siempre «desde la independencia de clase», en favor de este último. Y ello, precisamente, a pesar de las determinaciones que son propias del pequeño capital, esto es, que, ante su incapacidad para valorizarse normalmente, tiene que echar mano de las formas de explotación de la fuerza de trabajo más brutas y descarnadas, prolongando sistemáticamente la jornada laboral por encima del tiempo legalmente fijado y pagando a la fuerza de trabajo por debajo de su valor.

      Envuélvala en las florituras retóricas y el alambique que desee, señor Carlos Sallis, pero esta postura particular suya es, punto por punto, la propia del progresismo de izquierdas que viene a criticar; pretende ver en el pequeño capital un elemento progresista que materialmente no existe. Y, ya puestos, esa división entre pequeño y «gran» capital no es más ni menos real que aquella acerca de la que el profesor Astarita reflexiona en esta nota, la del sector financiero versus el capital industrial. Así, pues, ¿por qué no meter ahí también la «cuña» entre facciones del capital a la que usted alude?

      No hay nada diferente o alternativo al modo de producción capitalista en la línea de intervención que propone.

      Saludos.

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      FormerlyKnownAsArebolas

      26/09/2019 at 11:35

  6. Le hago una consulta, a ver si entendí el punto de la cuestión. Usted dice que entender la posibilidad de desarrollar las fuerzas productivas nacionales a partir de la contradicción entre «capital financiero/capital industrial» es incorrecta porque esa dicotomia no crítica al capitalismo(basado en la contradicción «capital/trabajo»), o porque es imposible pensar en un tipo del capital sin el otro, los cuales están subsumidos bajo la misma lógica? En otras palabras, en términos económicos, usted refiere que es imposible apostar al capital industrial por sobre el capital financiero ya que es algo determinado objetivamente por las condiciones capitalistas, y que no hay mucho por hacer para un Estado reformista en dicho juego (a pesar que impulse un plan de políticas como incentivos, créditos, a la industria, y controles, etc al capital financiero) ; o quiere criticar las concepciones que entienden al desarrollo industrial como el camino de obtener ventajas materiales para los trabajadores( en contraposición con el capital financiero),cuando en verdad se trata de denunciar y cambiar de una vez al capitalismo, dónde el obrero va a seguir siendo explotado aunque dichas mejores? Como ya lo dije alguna vez en otro posteo, muchas de mis dudas vienen en tanto la literatura académica suele entender al «modelo aperturista y financierio» como la causa de la debacle económica (bicicleta financiera, fuga de capitales,etc) y social Argentina ( desocupación, precarización laboral, pobreza, etc), por lo cual habria que volver a una economía cerrada y que apueste a la industria y al mercado interno ( lo cual traería ventajas materiales para la clase obrera vía generación de puestos de trabajo y redistribución de la riqueza).

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    IL

    27/09/2019 at 02:30

    • No sé de dónde saca usted que yo dije las cosas que usted me atribuye. Por ejemplo, escribe: «Usted dice que entender la posibilidad de desarrollar las fuerzas productivas nacionales a partir de la contradicción entre “capital financiero/capital industrial” es incorrecta porque esa dicotomia no crítica al capitalismo(basado en la contradicción “capital/trabajo”)». No recuerdo haber escrito algo semejante.

      Luego afirma: «usted refiere que es imposible apostar al capital industrial por sobre el capital financiero ya que es algo determinado objetivamente por las condiciones capitalistas». No recuerdo ningún escrito mí en el que haya hablado de «apostar» por el capital industrial. Y así podría seguir.

      Lo que sí he afirmado -por ejemplo en mi libro sobre Keynes y los keynesianos; en notas del blog- que el eje del desarrollo capitalista es la acumulación de capital (o la inversión). Y que para que haya desarrollo de las fuerzas productivas el sistema crediticio es esencial (como lo demostró Marx, también Keynes cuando enfatizó el rol activo de la banca y el dinero). Como también sí he escrito que nunca hubo desarrollo capitalista basado puramente en el mercado (como pretende la leyenda neoliberal extrema) y sí hubo colaboración entre el Estado capitalista y los capitalistas (fueran capital industrial o comercial, o capitalistas dinerarios).

      Sobre la apertura de la economía argentina, nunca escribí algo específico. Pero sí señalé -en notas del blog, en mis libros- que el proteccionismo no tiene nada de esencialmente progresista -en relación al desarrollo de las fuerzas productivas.

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      rolandoastarita

      27/09/2019 at 08:48

    • rolo
      porque los ortodoxos habla de ahorro ademas de inversión. no entiendo.
      Para invertir antes hay que ahorrar o no?

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      juan martin

      27/09/2019 at 12:07

  7. Filmus ayer en el programa en el programa de tv de Paulino Rodriguez presentaba una variante. Planteaba que el sector financiero y agropecuario concentraban las ganancias y la generación de divisas pero no la generación de empleo. Desde ese lugar interpelaba entonces a los votantes de cara a las elecciones a inclinarse en torno a un proyecto que promueva la industria y los servicios… Me parece que ahí tienen un argumento que también hay que atacar.

    Por otro lado, en relación al tema de las elecciones, creo que hay que retomar esa idea de comprensión de reconciliación que planteabas Rolo en el post de la crítica inmanente y trabajo alienado. Mi primera actitud respecto al voto mayoritario fue de rechazo, pero hablando con conocidos (no progresistas) me di cuenta que de fondo está la búsqueda de un gobierno que plantee un cierto orden. Este fue el mismo criterio porque entiendo había ganado Macri. No digo que su razonamiento sea correcto, pero no me parece mal que la población desee un cierto orden de cara al futuro y no apoyar mociones altamente conflictivas como plantea la izquierda partidaria.

    Esto incluso se puede relacionar con como Marx concibe el pasaje a una sociedad distinta a la capitalista. En el último párrafo de la «Llamada acumulación originaria» Marx plantea:

    «La transformación de la propiedad privada dispersa, basada en el trabajo personal del individuo, en propiedad privada capitalista es, naturalmente, un proceso muchísimo más lento, más difícil y más penoso de lo que será la transformación de la propiedad privada capitalista «..,» que de hecho se basa ya en un proceso social de producción, en propiedad social. Allí, se trataba de la expropiación de la masa del pueblo por unos cuantos usurpadores; aquí, de la expropiación de unos cuantos usurpadores por la masa del pueblo.»

    Lo que se puede observar en este análisis que principio el pasaje a la propiedad social de los medios de producción debería ser más sencillo y ordenado que lo que fue la gestación del capitalismo. En congruencia, me parece que la izquierda debe ofrecer un discurso más serio y consecuente respecto a una necesidad válida y real de la población de establecer un cierto orden. O en su defecto por lo menos tener una postura más comprensiva respecto al voto de la población, e indagar acerca cuál es el grano de verdad que puede llevar a la mayoría de la población a votar a diversas variantes de derecha.

    Disculpas por la extensión, y la superposición de temas.

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    Juan

    27/09/2019 at 12:25

    • Hola Rolando, ¿no es una contradiccion decir socialismo burgues o pequeño burgues? Como decir un capitalismo obrero. La pregunta no va tanto a la logica, sino que se asocian esas ideas menjunje a una fraccion de una clase.

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      Lautaro

      28/09/2019 at 14:49

  8. ¿y qué pasa cuando ese sistema opera con tasas altísimas como en la Argentina actual y en lugar de prestar a empresas termina prestando al banco central?

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    Pepe

    30/09/2019 at 08:05

    • Cuando la tasa de interés supera la tasa de ganancia (o sea, cuando el interés absorbe toda la ganancia) se hace imposible la acumulación del capital. Esto es, se trata de la crisis. En esas circunstancias la recesión, el aumento del desempleo, la quiebra de empresas, se hace inevitable. Es imposible sostener la demanda imprimiendo dinero, o tomando deuda indefinidamente. En Argentina se han dado muchos episodios de este tipo a lo largo de la historia. Y la crisis se agrava en especial cuando además de ser una crisis cambiaria -fuga de capitales, devaluaciones más o menos constantes del peso, alta inflación- se combina con una crisis bancaria (como ocurrió en 2001-2). En estos contextos, los bancos tampoco se salvan, como lo prueba la larga historia de quiebras de bancos y otras entidades financieras a lo largo de los últimos 50 o 60 años en Argentina.

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      rolandoastarita

      30/09/2019 at 12:44


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