Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Dialéctica de la cantidad y la cualidad (o la medida en Hegel)

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En el curso de los debates que he tenido sobre la cuestión nacional señalé que la necesidad de mantener cierto “el sentido de las proporciones”. Por ejemplo, cuando alguien homologó la actual situación de Cataluña con la opresión de Cuba en el siglo XIX. Pero el tema de las proporciones es más general, y surge en los más diversos casos. Por ejemplo, cuando se sostiene que el ejecutivo de una empresa que recibe un salario de 10 millones de dólares anuales “pertenece socialmente a la clase obrera, explotada por el capital”; o cuando se afirma que un país como China es socialista, a pesar del alcance y profundidad que alcanzaron el capital privado y el mercado en las últimas décadas. Es claro que en estos casos –y los ejemplos se pueden multiplicar- aparecen cantidades, que de alguna manera, parecen afectar a la cualidad de los fenómenos que estamos analizando. Así, podemos hablar de una cierta cantidad de ingreso que lleva a caracterizar a un asalariado como perteneciente a la clase obrera, o a la clase capitalista. O de una cierta cantidad de relaciones mercantiles y capitalistas, que nos llevan a caracterizar un régimen social como capitalista (o no capitalista). Es evidente que en todos estos ejemplos estamos lidiando con una cuestión de “proporción”, o medida, que afecta la naturaleza política o social de lo que estudiamos.

En esta nota profundizamos en la cuestión. Tiene que ver con lo que se llama el salto de la cantidad en calidad, o cómo la cantidad afecta a la cualidad. Se trata de una relación clave para la crítica de los enfoques gradualistas –esto es, que niegan la existencia de saltos-, sea de la naturaleza o de la sociedad.

Antes de entrar en el tema, repito lo que escribí en una nota anterior, dedicada a la dialéctica (aquí): no soy experto en Hegel, y mis lecturas se apoyan en los especialistas. En consecuencia, no tengo pretensión alguna de originalidad. El objetivo es facilitar a estudiantes y al público en general el abordaje de una idea clave del enfoque dialéctico.

El tema de la medida es el tema del cambio suficiente

La relación entre cantidad y cualidad es tratada por Hegel principalmente en la tercera sección del libro primero de la Ciencia de la Lógica, dedicada a la medida. La medida constituye la última categoría de la doctrina del ser, y es el puente hacia la esencia, que se estudia en el libro segundo.

De manera significativa, Carlson (2003) comienza el estudio sobre la medida en Hegel señalando que, a pesar de ser un tema extremadamente difícil, se lo puede describir de manera sencilla diciendo que se refiere al cambio suficiente. O más precisamente, las páginas de la Lógica dedicadas a la medida constituyen en realidad una exploración de la diferencia entre el cambio cualitativo y el cambio cuantitativo. Pero, como también señala Carlson, el mismo cambio, en esta sección dedicada a la medida, cambia con relación a lo expuesto por Hegel en los capítulos precedentes. Es que en esos primeros capítulos el cambio es transición, mientras que en la medida el cambio es de cualidad. Para comprender la diferencia, expliquemos brevemente qué quiere decir con “el cambio es transición”; esto también nos ayudará a definir la noción de cualidad, y su primera relación con la cantidad.

Las transiciones hacia la medida, cualidad y cantidad

El ejemplo más sencillo y accesible del cambio que es transición lo encontramos al inicio de la Lógica, en el pasaje del ser a la nada, y de la nada al ser, que da como resultado el devenir (para una explicación sencilla, véase la nota referida antes, Asimismo tenemos transición en las figuras lógicas que vienen a continuación del devenir. Por caso, del devenir Hegel deduce el ser determinado, un tipo de ser que se opone a otro ser (sigo en esto a Stace, 1955). Con lo que llegamos a la cualidad. La cualidad es idéntica con la determinación que define al ser. En otros términos, es idéntica al ser de una cosa y no puede ser separada de él: “… la cualidad de una cosa es una determinación que es idéntica con el ser de la cosa” (Stace, p. 141). Por ejemplo, la propiedad del oxígeno de ser combustible constituye una cualidad sin la cual no existe el oxígeno.

Sin embargo, la cualidad encierra en sí misma lo positivo y lo negativo. Es que por un lado, la cualidad de una cosa constituye su ser. Una cosa tiene tal y cual constitución física, peso, color, etcétera, y en este sentido podemos decir que son rasgos “positivos” que definen a la cosa. Pero al mismo tiempo, la cualidad es negación. Por ejemplo, las cualidades que hacen  que una cosa sea oxígeno también hacen que no sea hidrógeno. Por eso, la cualidad de una cosa, considerada en su aspecto positivo, alude al carácter inherente de una cosa, tal como es aparte de todas las otras cosas, y la cualidad, considerada en su aspecto negativo, es el carácter de una cosa negando alguna otra cosa. Lo cual nos lleva a efectuar la transición al límite. Es que las ideas de determinación y límite se implican mutuamente (pensemos cuando decimos “pongo límites” porque quiero afirmarme, esto es, me determino negando, y por eso mismo me afirmo). De manera que la categoría de límite se deduce (o sea, tenemos otra transición) de la cualidad (Stace, pp. 142-3). Y de aquí la transición a lo finito, ya que lo finito es lo que tiene un límite. Pero si algo está limitado, se sigue que más allá del límite debe de haber “otra cosa”. Por lo tanto aparece (otra transición) el “otro”. Y más adelante en el desarrollo lógico (nos salteamos varios pasos), llegamos al uno y los muchos. Esto es, llegamos a la cantidad.

Un aspecto importante para lo que nos ocupa es que a diferencia de la cualidad, la cantidad en principio aparece como indiferente a la cualidad. Así, por ejemplo, podemos aumentar o disminuir la cantidad de oxígeno, sin afectar su cualidad de oxígeno. Por eso la cantidad se nos aparece como una determinación externa e indiferente con relación al ser de una cosa, esto es, a su cualidad (Stace, p. 141). Dicho en otros términos, en este estadio la cantidad no es cualitativa; sus partes residen una al lado de la otra, incluso como indiferentes. Por ejemplo, la diferencia entre 10 y 11 caballos es meramente cuantitativa, externa; para la cualidad del caballo es indiferente que sea un monto o el otro. Por eso, en este estadio de la Lógica, la cantidad es muy diferente de la cualidad, como si una fuera completamente separada de la otra. Mientras la cualidad es auto-determinación, esto es, tiene su determinación en sí misma, la cantidad es externa a la cualidad. Esta situación va a cambiar en la medida.

La medida, unificación superadora de la cualidad y la cantidad

Al comienzo de la sección dedicada a la medida, en la Lógica, Hegel dice que en ella se hallan unificadas la cualidad y la cantidad. Y en la Enciclopedia dice que la medida “es un quantum al que está ligada una existencia o cualidad” (# 107). Cabe preguntarse entonces cómo es que el quantum adquiere ahora un carácter cualitativo. La respuesta está en la relación. Lo explicamos con algún detalle.

Si, por ejemplo, tenemos dos cuantos, supongamos 6 y 3, que se relacionan de manera solo externa, ambos son mutuamente indiferentes. Sin embargo, si consideramos la expresión 6/3 = 2, el cociente 2 (Hegel también lo llama el exponente) pasa a ser un cuanto auto-determinado, auto-relacionado. Pero todo lo que sea una relación hacia sí mismo es una relación cualitativa. El lado externo puede ser variado (por ejemplo, 12/6) y el exponente no se altera, sigue siendo 2. Este no puede cambiar sin cambiar el otro lado de la ecuación. El exponente, o cociente, (2 en nuestro ejemplo) es, en primer lugar, un monto, un cuanto. Pero en segundo lugar, si el cuanto de uno de los lados de la relación está determinado, el otro se halla determinado también por medio del exponente (en nuestro ejemplo, si el primer cuanto es 12, el otro deberá ser 6). Por eso, ahora los cuantos ya no son independientes, están en conexión. Es que, como señala John Burbidge (citado por Carlson) el medir introduce un acto explícito de relacionar. O sea, al medir reunimos dos realidades que eran indiferentes una de la otra. Aunque es necesario precisar que esta conjunción solo es válida si cada término permite, o anima incluso, la asociación (no tiene sentido, por ejemplo, establecer el ratio entre el peso específico del cobre y la distancia de a la Luna). Pero cuando esta relación es legítima, estamos ante una relación cuantitativa que es esencial a la cualidad.

Para aclarar este aspecto del problema recordemos que la medida implica, en Hegel, proporción o balance (Stace). Por eso está en íntima conexión con la cualidad de la cosa bajo examen. Así, cuando decimos que algo (sea material o espiritual) está bien balanceado, bien proporcionado, estamos haciendo una evaluación también cualitativa, no solo cuantitativa. En ese caso estamos afirmando que sus elementos conservan una relación cuantitativa adecuada. A su vez, si las proporciones varían por fuera de ciertos límites, la cualidad de la cosa sufre un cambio. Por eso, la medida puede ser definida como la dependencia de la cualidad de la cantidad; o la cantidad de la cual depende la cualidad. En consecuencia, se trata de una cantidad que también es cualitativa.

“Todo tiene una medida”

 Lo anterior también lo podemos explicar a partir de la idea que Hegel rescata de los griegos, de que “todo tiene una medida” (CL, p. 287). Con esto está diciendo que la medida atañe a la naturaleza más íntima de la cosa; de ahí que Hegel afirme que “en la medida ya se halla la idea de la esencia” (ibid.). Por eso también dice que en la medida el cuanto no es indiferente a la cualidad. Es que el cuanto, en la medida, es cualitativo, “es él mismo la cualidad”  (CL p. 291). Dice Hegel que si de esto se quiere hacer un principio, se lo podría expresar: “todo lo que existe tiene una medida. Toda existencia posee una magnitud y esta magnitud pertenece a la naturaleza del algo mismo: constituye su naturaleza determinada y su ser-dentro-de-sí. Ese algo no es indiferente frente a esta magnitud, de modo que si esta fuera cambiada, no podría seguir siendo lo que es, sino que la variación de ella cambia su cualidad. El cuanto, como medida, ya cesó de ser un límite que no es tal; ahora es la determinación de la cosa, así que esta, aumentada o disminuida más allá de este cuanto, desaparecería” (p. 291; énfasis agregado).

El salto de cantidad en cualidad

Sin embargo, la relación entre la cantidad y la cualidad no es absoluta. Existe una relación de dependencia, pero con cierta soltura, ya que dentro de ciertos límites la cantidad puede variar sin que se altere la cualidad. Por ejemplo, la temperatura del agua puede subir desde más cero grado hasta menos 100° sin que se altere su carácter líquido. Las proporciones entre los elementos de un ser viviente pueden alterarse dentro de ciertos límites, sin que cambie su naturaleza. Y así de seguido (véase Stace, p. 171).

Por eso Hegel escribe que “…cada ser existente tiene una magnitud para poder ser lo que es, y en general para tener una existencia. Como cuanto [o sea, como simple cantidad, digamos 30, 40, etc.], es una magnitud indiferente, abierta a determinación extrínseca y capaz de subir o bajar en lo más y lo menos. Pero como medida es a la vez distinta de sí misma como cuanto y como tal determinación indiferente, y es una limitación de aquel ir y venir con respecto a un término” [esto es, ya hay límites en relación a cuánto se puede cambiar la medida, o las proporciones, sin que cambie la cualidad, esto se aclara más en el siguiente pasaje] (p. 292). De ahí la idea del salto de cantidad en cualidad. Escribe Hegel a continuación del pasaje:

“Dado que la determinación de cantidad es así, en la existencia, la doble determinación de que una vez es la cantidad a la cual está vinculada la cualidad, por otra vez es la cantidad donde puede sin perjuicio darse aquel ir y venir, ocurre el perecer de algo, que posee una medida, en el hecho que su cuanto ha cambiado”. Aquí Hegel dice que la cantidad, en referencia a la existencia de una cosa, tiene una doble determinación: por un lado, puede darse un cierto ir y venir de la cantidad (o sea, un aumento o disminución) sin perjuicio de la cualidad; pero por otra parte en ese cambio cuantitativo ocurre el perecer de la cualidad. Por ejemplo, cuando la temperatura del agua supera los 100° y repentinamente deja de ser agua líquida para transformarse en vapor. Para tomar un ejemplo puesto por Marx, solo a partir de cierta suma mínima de dinero el maestro artesano medieval podía transformarse en capitalista, esto es, transformar su cualidad social (véase Marx, 1999, p. 374, vol. 1). Sigue Hegel:

“Este perecer parece por un lado como repentino, porque puede cumplirse un cambio en el cuanto sin cambiar su medida y cualidad; pero por otro lado se vuelve en un todo comprensible precisamente por medio de la gradualidad. Es tan fácil asirse a esta categoría, a fin de volver representable o de aclarar el perecer de una cualidad o de algo, puesto que parece que así se puede ver casi con los ojos el desaparecer, porque el cuanto está puesto como el término extrínseco, variable por su naturaleza, y con esto el cambio se comprende por sí mismo como cambio solo del cuanto. Pero en la realidad con esto no se explica nada; el cambio es a la vez esencialmente el traspaso de una cualidad a otra, o el traspaso más abstracto de una existencia a una no existencia…” (pp. 293). En este pasaje Hegel polemiza con la idea de que pueda captarse el cambio cualitativo –o sea, “el perecer de la cualidad”- atendiendo solo a la variación gradual de lo cuantitativo. Esto es pensar que por esta vía se pueda comprender el cambio. Pero es imposible captarlo porque de esta manera se comprende solo como cambio de la cantidad, y no se entiende que el cambio es, en lo esencial, un traspasar de una cualidad a otra. Observemos que por eso este cambio se distingue del cambio que es transición, que habíamos visto en la deducción de las categorías previas a la medida. Ahora el cambio no es transición, sino cambio cualitativo. Se trata del cambio cualitativo desde adentro, del cambio cualitativo que depende del cambio cuantitativo (Carlson).

Hegel señala entonces que ya los antiguos habían prestado atención al hecho de que “un cambio que aparece como puramente cuantitativo se trastrueque también en cualitativo” (CL, p.  293), y que representaron en ejemplos populares “los conflictos que nacen del desconocimiento de esta conexión”.  Por ejemplo, puede considerarse que el arrancar un pelo de una cabeza la convierte a esta en pelada? ¿Puede un montón de grano dejar de ser un montón cuando se saca un grano? Si se saca solo un pelo, o un grano, la diferencia cuantitativa es totalmente insignificante; pero si se repite la operación de sustraer de a uno al final se muestra el cambio cualitativo. Por eso cuando se concedió antes que un cambio insignificante no hace a la diferencia cualitativa, se olvidó que las cantidades insignificantes por sí mismas se suman y que esta suma constituye el todo cualitativo, de modo que al final este [el todo] ha desaparecido, la cabeza es calva y el bolsillo está vacío” (CL, p. 393).

De aquí que afirme que al tomarse el cuanto como un término indiferente “es el lado por el cual una existencia ese halla atrapada y destruida de esta manera insospechada” (ibid.).  Nuevamente puede verse la necesidad de dar importancia a las variaciones cuantitativas, y estudiar si las mismas dan lugar, o no, a cambios cualitativos en las cosas o fenómenos estudiados.

Líneas nodales y saltos

En el Anti-Dühring Engels resume la idea de Hegel del salto de cantidad en cualidad refiriéndose a “la línea nodal hegeliana de las relaciones cuantitativas, en la que aumentos o disminuciones meramente cuantitativas provocan en determinados puntos nodales un salto cualitativo, como ocurre, por ejemplo, con el agua…” (p. 32; véase asimismo Dialéctica de la naturaleza). También en las combinaciones químicas se presentan tales nudos y saltos: los elementos se unen solo en determinadas relaciones cuantitativas, dando lugar a cambios cualitativos (véase CL, p. 322-3). En todas estas relaciones están implicados los saltos de cualidad. Escribe Hegel:

“Los óxidos metálicos, por ejemplo el óxido de plomo, se forman en ciertos puntos cuantitativos de la oxidación… No traspasan gradualmente uno al otro; las relaciones intermedias entre aquellos nudos no dan ninguna existencia neutral, ninguna específica”. Menciona luego los estados del agua, y dice: “Estos diferentes estados no se introducen gradualmente, sino que precisamente el simple progresar gradual de la variación de temperatura se halla de una vez interrumpido y detenido por estos puntos, y la introducción de otro estado es un salto. Todo nacimiento y muerte, en lugar de ser una gradualidad progresiva, son antes bien una interrupción de ella y un salto desde la variación cuantitativa hacia la cualitativa” (CL, p. 323; énfasis agregado).

Luego recuerda que “la representación ordinaria” piensa que en la naturaleza no se da ningún salto, y que cree haber comprendido un nacer o perecer “como un aparecer o desaparecer gradual”. Sin embargo, “… se ha demostrado que las variaciones del ser en general no son solo el traspasar de una magnitud a otra magnitud, sino un traspaso de lo cualitativo a lo cuantitativo y viceversa, un devenir otro, que es un interrumpirse de lo gradual y el surgir de otro cualitativo, frente a la existencia antecedente” (ibid, énfasis agregado).

Una consecuencia de la visión gradualista del nacimiento es la representación de que lo que nace ya está presente, aunque no sea perceptible a causa de su pequeñez. Pero con esto, “se elimina el nacer y el perecer en general” (pp. 323-4). No se puede comprender el surgimiento de lo nuevo; por eso la diferencia esencial, que es propia del nacer, “se cambia en una diferencia exterior, de pura magnitud” (p. 324),

Conclusión

La figura dialéctica del cambio de cantidad en cualidad permite, además, comprender la evolución, el hecho de que, a partir de una cierta variación cuantitativa aparezcan estructuras, o fenómenos, cualitativamente distintos a los anteriores. Un enfoque muy distinto al de muchos ideólogos burgueses que solo conciben el cambio social gradual. Se desprende también que pasar por alto la dimensión cuantitativa –y por lo tanto, pasar por alto la medida- puede llevar a errores importantes en análisis y caracterizaciones. La noción de medida, en tanto reúne la cualidad y la cantidad, superándolas, constituye una forma clave del pensamiento dialéctico, y por ende de la crítica social.

Textos citados:
Carlson, D. G. (2003): “Hegel’s Theory of Measure”, Working Paper N° 66, Benjamin N. Cardozo School of Law Jacob Burns Institute of Advanced Legal Studies.
Engels, F. (1968): Anti-Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, México, Grijalbo.
Hegel, G. W. F. (1968): Ciencia de la lógica, Buenos Aires, Solar/Hachette
Hegel, G. W. F. (1999): Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Madrid, Alianza.
Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.
Stace, W.T. (1955): The Philosophy of Hegel, Nueva York, Dover Publications.

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Dialéctica de la cantidad y la cualidad (o la medida en Hegel)

Written by rolandoastarita

02/11/2017 a 10:16

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11 respuestas

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  1. Siempre la dialéctica me pareció magia negra, difícil de entender y de poca utilidad. Bueno, con la utilidad política de justificar «el futuro luminoso».

    Siempre que algún joven me pregunta si debería estudiar esto le digo que no. No sirve, desde mi punto de vista, para aclarar nada sino para oscurecer todo, y mediante pases mágicos, hallar una justificación de lo que se quiere decir, y de prácticas políticas descabelladas.

    La dialéctica es el placebo, pero el tiempo que se tarda en entender a Hegel se puede utilizar para mejores cosas como la ciencia de verdad, que no traerá el salto cualitativo ni las puertas del cielo, pero sí mejores tangibles para la vida de los seres humanos.

    Un saludo Rolo.

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    Hernan

    02/11/2017 at 19:10

    • Estimado Hernán

      No concuerdo con Usted.

      En la política revolucionaria la dialéctica tiene una utilidad práctica diaria inmensa.

      Uno de los aspectos más relevantes en política, en donde la dialéctica es una herramienta fundamental, es la caracterización de los diversos regímenes que en el transcurso de la historia ha utilizado el estado burgués para ejercer su dominación de clase sobre los trabajadores y el pueblo oprimido.

      Por ejemplo, ¿Cómo distinguimos las diferencias entre un régimen democrático-burgués, un régimen de dictadura militar, un régimen fascista o un régimen bonapartista burgués?

      Un régimen democrático burgués puede tener cientos de variantes dependiendo de la realidad concreta de cada país en el transcurso de la historia. Por ejemplo, una monarquía constitucional como la española, democrática-burguesa y un régimen democrático-burgués como el de EEUU, con su deriva imperialista.,no son lo mismo que un régimen de dictadura militar burguesa, o mucho menos, un régimen fascista. Tampoco un régimen bonapartista burgués.

      El grueso de la izquierda mundial desconoce o no le da importancia a este aspecto que está íntimamente relacionado con la dialéctica. Y desde allí se sucede un abanico de errores políticos gigantescos. Errores que llevan a posiciones profundamentes reaccionarias y que cuestan vidas.

      Un ejemplo fue el salto cualitativo que se dio en Venezuela: hasta el año 1999 existía en el país un régimen democrático burgués parlamentario, con rasgos presidencialistas o bonapartistas.

      Con la toma del poder por Chávez el régimen democrático burgués dio un saldo cualitativo, se transformó en otro tipo de régimen. La cantidad se trasformó en calidad, y el régimen chavista se transformó en un régimen bonapartista burgués. Dicho régimen se caracteriza por ser un régimen de poder personal (todo el poder está en mano de una persona), Este tipo de régimen se apoya en tres pilares fundamentes: las fuerzas armadas, la policía y TODO el aparato burocrático del estado, Con el desarrollo posterior del bandas paramilitares chavistas de origen lumpen.

      Es un régimen autoritario que liquida la libertad sindical y vuelve impotentes a los partidos políticos opositores y al parlamento. Es un régimen que cada tanto tiempo realiza plebiscitos para «legitimar» su poder, pero que coarta sistemáticamente las libertades democráticas más elementales, entre ellas la libertad sindical. Es una ficción de democracia. Esto no tiene nada que ver con un régimen democrático burgués, que, a pesar de que las Fuerzas Armada son, en última instancia, la garantía de su dominación, no interviene directamente en el control de la población. Sólo lo hacen cuando se dan desbordes esporádicos.

      Por otro lado, existe la dictadura militar burguesa, con sus cientos de variantes. Todo marxista debe tener claro que significa este tipo de régimen. Qué es lo que lo distingue de los demás.

      Por último, algo sumamente importante, es saber muy bien qué es, qué significa un régimen fascista. El que mejor ha analizado este tipo de regímenes es Trotski. En este aspecto vemos que el grueso de la izquierda utiliza sistematicamete, sin tener idea de lo que es el fascismo, el mote de fascista para cualquier posición autoritaria o, en el caso de Venezuela, para cualquiera que se oponga al régimen burgués chavista.

      Como se comprenderá la caracterización exacta de un régimen burgués tiene UNA IMPORTANCIA POLÍTICA INMENSA. Las tesis de abril de Lenin de 1917 es un ejemplo magnífico de como el utilizó la dialéctica de la cantidad y la calidad (o la medida en Hegel), para caracterizar lo que significó la caída del zarismo y la creación del gobierno provisional. Y su propuesta de avanzar a la segunda revolución, obrera y socialista.

      El no tener en cuenta esta dialéctica ha llevado a catástrofes históricas, La peor catástrofe fue la política nefasta de la Comintern en Alemania a principios de la década de los 30, en donde los stalinistas caracterizaron a los socialdemócratas alemanes como socialfascistas, peores que el nazismo de Hitler, cuando era un partido obrero reformista de masas. Los estalinistas se negaron ha plantear un frente único contra el fascismo, con el triunfo terrible del nazismo que produjo sufrimientos inimaginables y cien millones de victimas en la Segunda Guerra Mundial.

      El no tener clara la dialéctica de los diferentes regímenes burgueses, sus cambios cualitativos ha causado consecuencia políticas totalmente erradas de los partidos de izquierda con el resultado de derrotas espantosas de las cuales todavía no nos hemos recuperado.

      Finalmente, el uso diario de la dialéctica para los marxistas es una herramienta práctica permanente, para desarrollar políticas correctas. Sin ella estamos perdidos y nos lleva a cometer errores políticos garrafales, desastrosos, cuando las caracterizaciones de los diferentes regímenes de dominación del estado burgués son totalmente errados.

      En Venezuela estamos sufriendo esto. Por ejemplo todavía el grueso de la izquierda mundial no se ha dado cuenta que desde el año 2016 el régimen bonapartista burgués ha dado un salto cualitativo y se ha transformado de ser un régimen bonapartista burgués a una dictadura militar con todos los hierros, Dio un salto cualitativo . Esto significa un cambio importante en el programa, en la estrategia y en la tácticas políticas de enfrentamiento con este tipo de régimen por parte de la izquierda revolucionaria.

      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      03/11/2017 at 10:24

    • Hola Hernan y La duda,

      Yo sostengo una posición intermedia. No rechazo los movimientos de razonamientos como los que plantea el prof. Astarita. Pero me reservo el escepticismo para cuando lo usan otras personas. Creo que los movimientos retóricos que usualmente se denominan Dialécticos puede resultar útiles en manos de mentes excepcionalmente bien formadas y organizadas (Marx, Rosa Luxemburgo, etc.). Pero esto desgraciadamente es la excepción en la izquierda. Y dado que incluso históricamente la lógica formal y la manera de pensar de las ciencias físicas se desarrollaron antes que la dialéctica yo le recomiendo a los jóvenes que empiecen por ahí antes que por la dialéctica. Ya tendrán después bastante tiempo para estas formulaciones que intentan «asir la realidad social con el pensamiento».

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      03/11/2017 at 11:00

    • Agregado para Hernán y Gerardo Daniel

      Un ejemplo de como no se tienen límites en la dialéctica de las cuestiones políticas han sido y son las discusiones sobre las caracterizaciones de los regímenes burgueses del macrismo y/o la oposición a los K y, viceversa el kirchnerismo con respecto al macrismo

      En la época del kirchnerismo la oposición K planteaba que Argentina marchaba hacia un régimen como el chavista -bonapartista burgués-. Si lo analizamos desde el punto de vista marxista esto era imposible puesto que al régimen democrático burgués kirchnerista le faltaba un pilar fundamental para transformarse en un régimen bonapartista: el apoyo total de las fuerzas armadas.

      Por supuesto, podemos decir que el régimen kirchnerista tenía rasgos bonapartistas. Trató de controlar el aparato del estado (legislativo y judicial). Lo logró hasta cierto punto. En este asunto se incorpora el intento, a nivel militar, con el nombramiento del general genocida Milani. Pero la «cantidad», los límites, no significaron un cambio cualitativo.

      Ahora, viendo el otro lado, la oposición a Macri, y fundamentalmente los kirchneristas, plantean que el régimen de Macri es prácticamente autoritario, «fascista» o que marcha hacia una dictadura militar. Lo que evidentemente es, por ahora, una exageración total. Rompe los límites lógicos de la caracterización de lo que es un régimen democrático burgués, como lo es el de Macri, a pesar de que tenga rasgos autoritarios. Rasgos que, por lo general, son típicos de este tipo de regímenes cuando se tocan intereses importantes de la burguesía.

      Esta caracterización lleva a errores políticos inmensos y al rechazo de millones de personas que, con su sentido común, entienden que estas posiciones no reflejan la realidad. «El delirio de los zurdos», dicen.

      En definitiva, esto es lo que denomina Rolando en su nota, el no «tener el sentido de las proporciones», lo cual es una carencia típica del grueso de la izquierda mundial.

      Como conclusión: el saber determinar cuándo la cantidad se transforma en un cambio cualitativo es uno los pilares fundamentales para el desarrollo de una política revolucionaria correcta. Y para eso el conocimiento, aunque sea básico de la dialéctica, es imprescindible. Las realidades cambian permanentemente y las caracterizaciones políticas deben acompañar a estos cambios como su sombra. Si no se hace esto es imposible desarrollar políticas revolucionarias correctas

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      La duda metódica

      03/11/2017 at 13:52

  2. Hola Rolo

    Vas a escribir una nota sobre las reformas prevional, laboral e impositiva? Sino me gustaria saber que pensas de ellas

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    cecilia

    03/11/2017 at 11:34

    • Me sumo a tu pregunta..
      Cecilia, lamentablente ya te contestó. Te contestó con las últimas dos notas. A cien años de la revolución es menester destacar los errores Lenisnistas/Stalinistas. Dentro de cien años te va a responder con una nota referido a los temas que preguntaste.
      Saludos

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      Rabotnik_sigloXXI

      12/11/2017 at 21:33

    • chicanero infantil por que no argumentas de frente envez de andar quisquilloso por el blog como una vil rata inmunda?

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      SDPA

      13/11/2017 at 03:07

    • Hay gente que escribe con el solo ánimo de provocar e insultar. Cuando advierto esto les publico algún comentario para que se vea la especie que son y ya no les publico más «comentarios». Tratemos de no alimentar a los trol (para una definición de trol, https://es.wikipedia.org/wiki/Trol_(Internet).
      Y en una nota publicada en noviembre de 2011, en la que explicité la orientación del blog, escribí:

      «Mantendré la política de no permitir la intervención de personas que sólo buscan envenenar el ambiente mediante descalificativos y provocaciones. En otras palabras, “la casa se reserva el derecho de admisión”. Esto no lo pongo a discusión. Es una decisión que tiene que ver con defender un espacio que se fue construyendo con esfuerzo, y al margen de cualquier aparato o burocracia. Esto contribuyó a mantener un clima de respeto, a pesar de las muchas diferencias. Basta echar una ojeada a las polémicas para darse cuenta de que se expresaron no sólo muchos matices, sino también posturas muy diferentes y hasta antagónicas. A pesar de esto, no hubo casi que lamentar agresiones y agravios. Considero que ésta es una de las principales conquistas, que la hemos logrado entre todos, y debemos procurar mantener».

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      rolandoastarita

      13/11/2017 at 10:48

    • Las reformas estan diseñadas para aumentar la tasa de explotacion sobre el trabajador y dar al capitalista las «condiciones de inversion». Como pasa siempre que la economia se estanca o decae.

      El hecho que rabotnik no contemple hacer un analisis critico de los hechos y el accionar de los revolucionarios pasados, y mucho menos analizar los errores que se cometieron sirve mucho para saber que tipo de persona es. (Ojala nunca se tope con las criticas de Marx a la Comuna de Paris)

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      Sergio

      14/11/2017 at 08:45

  3. Creés que es una de esas máquinas a las que les pones una moneda y te dá una respuesta a cualquier cosa que a uno se le ocurra? Cuanto atrevimiento…

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    hugo

    13/11/2017 at 01:46

    • Gracias Sergio por mencionar ese material de Marx. No lo conocía. Tal vez al leerlo e interpretarlo me convierte en un tipo de persona como vos..

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      Rabotnik_sigloXXI

      14/11/2017 at 22:02


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