Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Reseña de “Money and Totality” de Fred Moseley

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Fred Moseley acaba de publicar un importante libro, Money and Totality. A Macro-Monetary Interpretation of Marx’s Logic in Capital and the End of the “Transformation Problem”, (Leiden, Brill, Historical Materialism Book Series). Ha sido editado en tapa dura por Brill (http://www.brill.com/products/book/money-and-totality) y en octubre próximo será publicado en tapa blanda por Haymarket.

Moseley es un destacado marxista estadounidense, que dicta, entre otros cursos, Historia del pensamiento económico y Teoría económica marxista, en el Mount Holyoke College. Ha escrito The falling rate of profit in the post-war United States economy (1992), y ha sido editor, o co-editor de The Imperiled Economy (1988); International Perspectives on Profitability and Accumulation (1991); Marx’s Method in ‘Capital:  A Reexamination (1993); Heterodox Economic Theories:  True or False? (1995); New Investigations of Marx’s Method (1997); Marx’s Theory of Money: Modern Appraisals (2005); Hegel’s Logic and Marx’s Capital (2013). Pueden consultarse sus trabajos en http://www.mtholyoke.edu/~fmoseley/.

 

El eje de Money and Totality, en el que Moseley ha trabajado durante 20 años, es la crítica a la interpretación estándar del “problema de la transformación” contenida en los trabajos de Bortkiewicz y Sweezy, o en los autores influenciados por Sraffa, como Morishima y Steedman. Según esta interpretación estándar, Marx habría cometido un error fatal cuando determinó los precios de producción en el tomo III de El Capital, ya que no habría transformado a precios de producción los valores de los insumos (esto es, el capital constante y variable). De aquí se sostuvo que el planteo de Marx era lógicamente contradictorio, ya que los outputs no podrían estar establecidos en precios de producción y los insumos en valores.

Los críticos desarrollaron entonces nuevas soluciones a la cuestión de la transformación, basadas en sistemas de ecuaciones; o en las matrices de insumo – producto y el uso del álgebra lineal. A lo largo del tiempo estas alternativas fueron creciendo en objeciones a la teoría de Marx. Así, en una primera instancia, en la solución de Bortkiewicz (o Sweezy), consistente en un sistema de ecuaciones, no se cumple que, al mismo tiempo, la suma de los precios  de producción sea igual a la suma de los valores, y que la suma de las ganancias sea igual a la suma de las plusvalías (véase, por ejemplo, Sweezy 1974; aunque si se supone que toda la plusvalía se acumula, sí existe coincidencia entre valores y precios, y plusvalías y ganancias). A partir de esto, se sostuvo también que la tasa de beneficio cambia con la transformación de valores a precios, de manera que en Marx habría dos tasas de beneficio: la tasa determinada con los precios de producción, y la determinada con los valores.

Luego, en una nueva instancia de crítica, se sostuvo (Samuelson) que la teoría del valor trabajo es redundante, ya que los precios de producción y la tasa de beneficio pueden ser determinados directamente de las cantidades físicas de insumos y del trabajo empleado, dada una variable de distribución (salario o tasa de beneficio) determinada de forma exógena al sistema. Y en la misma línea crítica, Steedman planteó que de las condiciones físicas de la producción se puede pasar a la determinación de los valores, o de los precios de producción. Sin embargo, afirmó, no había manera de pasar de valores a precios de producción porque los valores dependerían de la tecnología empleada, y la tecnología empleada dependería de la tasa de beneficio. Por lo tanto, la tasa de beneficio debería determinarse antes que los valores, y así la teoría del valor sería inútil. Todavía en un paso más Steedman dirá que la teoría del valor trabajo es imposible porque en casos de producción conjunta puede no haber forma de determinar los valores individuales. Por ejemplo, cuando con un mismo proceso de producción se obtienen dos productos, hay una sola ecuación y dos incógnitas, y los valores individuales no se pueden determinar. Por último, Steedman sostiene que la teoría del valor es lógicamente inconsistente, ya que en la producción conjunta podría darse el caso de “valores negativos” y precios positivos.

Durante muchas décadas fue difícil para los marxistas responder este ataque, y algunos adoptaron buena parte del enfoque crítico, como ocurrió con Sweezy, Meek, Dobb y otros influenciados por Sraffa. Sin embargo, desde los años 1990, y principalmente con el surgimiento del enfoque temporalista, o secuencialista, los marxistas han podido demostrar que la crítica a la transformación de Marx carece de sentido. El libro de Moseley constituye, en este respecto, una contribución decisiva para la clarificación de las cuestiones teóricas fundamentales.

Un único sistema y la determinación secuencial

Básicamente Moseley sostiene que las críticas “a lo Bortkiewicz-Sweezy”, o “a lo Sraffa”, encierran una interpretación equivocada  de la teoría de Marx, y de su método. En primer lugar, porque olvidan que Marx construye su teoría siguiendo dos niveles principales de abstracción. En el primero, que es el nivel del “capital en general”, Marx explica y determina la producción de plusvalía de conjunto en la economía. Y en un paso posterior analiza la distribución de la plusvalía y su división en partes (ganancia empresaria, interés, renta). Por lo tanto, dice Moseley, no hay dos sistemas (valores y precios de producción, como sostiene la teoría tradicional), sino un único sistema, que se analiza primero a nivel macro, y luego a nivel micro, o de las muchas empresas.

En consecuencia, la determinación del valor y del plusvalor, previa a su distribución, no puede ser redundante, como dicen Samuelson o Steedman, sino su requisito indispensable. Pero la afirmación de que hay que comenzar por la forma en que se valoriza el valor –esto es, la forma en que el capital genera plusvalía, y la plusvalía genera capital- es equivalente a sostener que el marco lógico del planteo de Marx es el circuito del capital dinero, D – M (Fuerza de trabajo y medios de producción), …P…  – M’ –D’. [siendo D el dinero avanzado; P proceso productivo; M’ mercancía valorizada; D’ dinero inicial más plusvalía]. Esto significa, subraya Moseley, que el ciclo capitalista se inicia con el dinero –no con el valor medido en tiempo de trabajo- y se cierra –si el ciclo es exitoso- con más dinero que el dinero adelantado.

Además, sigue el razonamiento de Moseley, todas las variables se determinan de forma secuencial, no a través de la determinación simultánea, como sucede en la interpretación de Sraffa. Esta es una cuestión cuya importancia es difícil de exagerar. Es que Sraffa hace todo un punto de la determinación simultánea de precios y tasa de beneficio (o excedente) en las ecuaciones que conforman el sistema de insumo-producto. Sostiene que el excedente no puede ser determinado antes de que los precios sean determinados, ya que el excedente debe distribuirse en proporción al “capital” (medios de producción) avanzado en cada industria, y esa proporción no puede determinarse antes de conocer los precios. Pero por otra parte, los precios no pueden determinarse antes de conocer el tipo de beneficio. “El resultado es que la distribución del excedente debe ser determinado a través del mismo mecanismo y al mismo tiempo que se determinan los precios de las mercancías” (Sraffa, p. 21).

El planteo de Moseley es muy distinto, ya que es imposible la determinación simultánea de precios de insumos, de producto y la tasa de beneficio. Esta idea fue presentada, en los años 1990, por el enfoque temporalista, o “interpretación sistema temporal único” (TSSI, por sus siglas en inglés; véase, por ejemplo, Freeman y Carchedi, 1996), al que hicimos mención más arriba. Su idea central es que en el circuito del capital dinero (D – M – D’), D está determinado antes que D’; ambas no pueden determinarse simultáneamente. Más en concreto, el capitalista compra a precios de producción y por lo tanto el capital constante y el capital variable no deben ser transformados a precios de producción. En este respecto, Ramos Martínez y Rodríguez Heredia (1996) demostraron que, según Marx, el capital constante es la suma de dinero de que dispone el capitalista para adquirir los medios de producción a los precios de producción; y el capital variable es la suma de dinero destinada a comprar fuerza de trabajo, correspondiendo a los precios de los bienes salariales, y no a sus valores. Moseley amplía y profundiza esta idea. Los medios de producción entran en el proceso de valorización como mercancías con precio, no como cantidades físicas cuyo precio se determinaría en simultáneo con la tasa de beneficio, como sucede en el sistema de Sraffa; ni como valores, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy. De la misma manera, el valor de la fuerza de trabajo no está definido por bienes físicos de consumo, como sucede en Sraffa; ni por el tiempo de trabajo requerido para producirlos, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy, sino por el salario monetario y la cantidad de obreros empleados.

Por lo tanto, el dinero D adelantado al inicio del circuito del capital dinero es presupuesto, tanto al nivel del capital “en general”, como a nivel de la teoría de los precios de producción y la división de la plusvalía en partes. Por eso, no es necesario explicar D; simplemente hay que basarse en D, que es conocido, para determinar D’, una magnitud desconocida al momento de la aparición del capital dinero en el mercado. A su vez, el capital constante y variable avanzado por el capitalista constituye un dato, que aparece en el costo, sobre el que se recarga la tasa media de rentabilidad. Aunque Moseley sostiene, en nuestra opinión con razón, que esto no impide que, en caso de variaciones en el precio del capital constante adquirido, el capitalista reactualice ese costo según el precio corriente.  Esta idea es rechazada por los temporalistas, que afirman que lo importante es el precio histórico. Otra diferencia con los temporalistas es que Moseley sostiene que los precios de producción constituyen centros de gravedad de largo plazo en torno a los cuales oscilan los precios de mercado.

Los insumos no deben ser transformados

En cualquier caso, el punto central de Money and Totality es que el adelanto de capital constante para comprar medios de producción es anterior, lógica y cronológicamente, a la venta del output y la recuperación del capital. Por eso, el capital adelantado como capital constante y capital variable no tiene que ser “transformado”. A su vez, la determinación de la tasa general de beneficio es anterior a la determinación de los precios de producción. En consecuencia, la teoría del valor de Marx no puede ser redundante para la determinación de los precios de producción. Al contrario de lo que afirman los sraffianos, la explicación de cómo se genera el valor es la condición necesaria e imprescindible para determinar la plusvalía, que entra en la determinación de la tasa de ganancia.

Además, debido a que el capital invertido, D, es igual a los precios de producción de los insumos comprados, la tasa de beneficio que se determina en el tomo III es la tasa actual, no una hipotética tasa de beneficio en valor, que luego debería ser transformada en la tasa de beneficio en precios. Moseley responde también al planteo de Steedman sobre la supuesta dependencia de la tecnología de la tasa de beneficio. Es que en el planteo de Marx –y corresponde a la forma en que opera el capitalismo- la tecnología se elige antes de iniciar la producción, sobre la base de la tasa de ganancia esperada; pero en el momento de la elección no es posible conocer la tasa de beneficio efectiva que resultará de la tecnología elegida, así como de la cantidad de plusvalía generada.

Un análisis abarcador de las respuestas marxistas

Destaquemos también que el trabajo de Moseley recoge muchas contribuciones previas de marxistas; entre ellos, la de Roman Rosdolsky y su concepto de “capital en general”; de Paul Mattick y su énfasis en que el total de la plusvalía está determinada antes de su distribución; de Paul Yaffe y su distinción entre la producción y distribución de plusvalía; la “nueva interpretación”, de Duncan Foley y Gérard Duménil, y su idea de que lo dado en la teoría de Marx son las cantidades iniciales de capital dinero adelantado para comprar fuerza de trabajo, así como el concepto de dinero. Además de la determinación secuencial, a la que ya hicimos referencia,  desarrollada, entre otros, por John Ernst, Andrew Kliman, Ted McGlone y Alan Freeman. Moseley precisa diferencias con estas corrientes, a las que analiza cuidadosamente. Y analiza críticamente otras respuestas al problema de la transformación, tales como el método iterativo de Shaikh, la corriente Rethinking Marxism, o el enfoque Composición Orgánica de Capital, así como responde a las críticas de David Laibman a los “marxistas neo-ortodoxos”.

 Un aspecto no menor del aporte de Moseley es su análisis, presentado en los capítulos 3 y 4, de los cuatro borradores que escribió Marx de El Capital, a saber, los Grundrisse, el Manuscrito de 1861-1863, el de 1964-1865, y las versiones finales publicada. Por lo general, solo se estudian los Grundrisse y la versión finalmente publicada. Moseley realiza un análisis detallado de todos los textos para sustentar su interpretación del método de El Capital, en particular la generación de plusvalía antes de su distribución; así como el circuito del capital dinero como el marco lógico de la teoría de Marx.

Habiendo señalado la coincidencia fundamental con el contenido de Money and Totality, debo decir que mi diferencia principal es con respecto a su teoría del dinero. Centralmente se refiere a la “expresión monetaria del tiempo de trabajo”, o MELT, por sus siglas en inglés, que fue desarrollada originariamente por autores del “nuevo enfoque”, como Foley y Duménil (en mi opinión, antes también por Aglietta y Lipietz, de la escuela de la regulación). La MELT establece el vínculo entre el valor monetario producido y el trabajo empleado, y se define por la razón entre el componente del valor agregado del producto bruto, VA, y el trabajo, L. O sea, MELT = VA/L. Así la MELT definiría el valor del dinero cuando este ha perdido su relación con el oro. Por ejemplo, si  decimos que el VA = $2000 y L = 100 horas de trabajo, $20 son producidas por hora de trabajo social, y la inversa de MELT define el valor del dinero (en nuestro ejemplo, $1 = 1/20 horas de trabajo). Moseley participa de esta idea y la profundiza, ya que sostiene que el valor del billete inconvertible tampoco está relacionado con el valor del oro, sino está determinado por VA/L. De acuerdo al enfoque que defiendo, incluso en el sistema contemporáneo el oro no ha dejado de cumplir una función monetaria. De hecho, y siguiendo una tesis avanzada por Mandel (véase, por ejemplo, Mandel 1984), el precio del oro debería leerse como la inversa del valor del dinero. Más en general, he argumentado (por ejemplo, en este blog) que hoy el billete mantendría una relación simbólica compleja con el oro.

Sin embargo, la MELT, y la teoría específicamente  es una cuestión separada del problema de la transformación, que es el eje del libro de Moseley. Y el aporte de Money and Totality al debate sobre la transformación puede considerarse crucial. Con este libro Moseley desarma de forma concluyente la principal crítica que se ha dirigido a la teoría de Marx, a saber, la supuesta inconsistencia lógica entre el volumen I y el volumen III de El Capital.

En conclusión, estamos ante una obra relevante, desde todo punto de vista, para los marxistas. Su lectura seguramente abrirá el camino para nuevos debates y desarrollos de la teoría de Marx. Y desde el punto de vista de las ideas que se defienden en este blog, hay una cuestión clave: la mundialización del capital determina que la contradicción capital – trabajo esté hoy en el centro de la escena, desplazando cualquier otra contradicción social a un plano secundario. De ahí la importancia de todo trabajo científico que, como Money and Totality, profundice en la comprensión de las leyes del capital y la teoría de la explotación del trabajo.

Bibliografía:
Freeman, A. y G. Carchedi (1996): Marx and Non-equilibrium Economics, Cheltenham, Gran Bretaña, Edward Elgar.
Mandel, E. (1984): “Gold, Money and the Transformation Problem”, en Ricardo, Marx, Sraffa, E. Mandel y A. Freeman (eds), Londres, Verso, pp. 141-163.
Ramos Martínez, A. y A. Rodríguez Heredia (1996): “The transformation of values into prices of production: a different reading of Marx’s text”, en All Freeman y G. Carchedi (eds) Marx and Non-Equilibrium, pp. 49-76.
Sraffa, P. (1966): Producción de mercancías por medio de mercancías, Barcelona, Oikos.
Steedman, I. (1977): Marx after Sraffa, Londres, Verso.
Sweezy, P. (1974): Teoría del desarrollo capitalista, México, FCE.

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Reseña de “Money and Totality” de Fred Moseley

 

Written by rolandoastarita

12/07/2016 a 09:44

28 respuestas

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  1. Súper interesante, Me tomaré el tiempo para estudiarlo con detenimiento.
    Dejo link de descarga al libro:

    https://drive.google.com/file/d/0B5XUqViiGghhc1I5U3FBR3UzTGs/view?usp=sharing

    Saludos.

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    Gerardo Daniel

    12/07/2016 at 12:43

    • Excelente… para los que no tenemos mucha idea de comprar por internet, ni de si te dejan entrar esas compras a este bendito país.

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      Gus

      12/07/2016 at 18:53

  2. ¿Tiene noticia, profesor Astarita, de alguna próxima traducción (español, portugués, francés, italiano)? Gracias.

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    A. MANZANARES

    12/07/2016 at 15:41

    • Por ahora no está planificada una traducción al castellano, según me informa Fred.

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      rolandoastarita

      13/07/2016 at 09:40

  3. Muy contento de que haya aparecido esta publicación. Desde la cursada de «Tópicos….» le vengo dando vueltas al tema y ni el planteo de Shaikh ni el de Kliman me dejan en paz. A ver si con semejante obra aprendo algo…
    Una de las cosas que más quisiera aprender de vos, Rolo (de la teoría de Marx me enseñaste ya un montón y seguís enseñándome cada día) es esta cuestión de «acceso a la información». Quiero decir, si no fuera por vos, ni me entero de quien es Moseley ni de la publicación de tan importante obra. Me imagino que no hay fórmulas mágicas, sino q es producto de estar en tema. Pero para futuros marxistas, no estaría mal un «índice» de los trabajos más importantes, de los autores más importantes, de los temas más importantes…

    Bueno, me dedicaré a leer.
    Saludos

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    Gus

    12/07/2016 at 18:52

  4. Conocía el enfoque de Moseley por algunos fragmentos de sus libros y artículos que leí hace años. Con la sugerencia que haces de este nuevo libro, explicaste de modo muy sencillo las posiciones de quienes intentaron impugnar la solución marxiana al problema de la transformación y a su vez, la de aquellos que la revalidaron desde la óptica temporalista, Moseley en esas filas. Me queda cierta duda con lo de la MELT y debo confesar que siempre me costó entender tu planteo de la relación simbólica como escollo insalvable a la desmaterialización del dinero. Va claramente en tu favor que el oro sigue siendo refugio prioritario ante la vacilación de la moneda y las crisis. No podría ser así si la independencia del papel dinero fuera completa, pero me resulta difícil de aceptar que el valor del oro se defina hoy por tiempo de trabajo socialmente necesario y la moneda fiduciaria sea solo una referencia a este valor. En tal caso, si la MELT se referenciara con el oro y no con el dólar y este último expresara indirectamente el tiempo de trabajo social, como se explicarían las variaciones con frecuencia inversas que producen fuertes subas en el valor del oro por al aflujo al metálico en tiempos de crisis. No se si soy claro o si entiendo mal el problema. Un saludo.

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    AP

    12/07/2016 at 23:07

    • En las próximas semanas voy a publicar, por partes, un artículo que publicó el año pasado «En defensa del marxismo» sobre la concepción monetaria de Marx. Allí presento algunas de las principales objeciones a la tesis de MELT.

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      rolandoastarita

      13/07/2016 at 09:03

    • Saben que el valor del oro si cobra importancia en Moseley. Cuando el se cuestiona sobre la determinación de la MELT debate sobre los regímenes monetarios. Claramente su respuesta no puede ser el trabajo socialmente necesario, porque se incurriría en un razonamiento circular, donde la MELT explica el valor y este a su vez explica la MELT. Las respuestas dependen del régimen monetario, de las circunstancias sociales específicas. Moseley aborda en esencia sólo dos regímenes el del dinero-mercancía y uno más contemporáneo como el del dinero fiduciario inconvertible.

      1. Régimen monetario con predominio del dinero-mercancía: Este es el régimen que abordó Marx, en el que la MELT se determinaba por el valor del dinero mercancía, es decir por el inverso de la cantidad de oro producido por hora de trabajo.

      2. Régimen monetario con predominio del dinero fiduciario inconvertible: Aquí el gobierno pone en circulación papel dinero sin respaldo en oro. De allí que Marx, según Moseley, afirme que la MELT dependa en última instancia de todo el dinero puesto en circulación (ajustado por la velocidad) y el tiempo de trabajo que debe ser representado en dinero (Parecido a la teoría cuantitativa del dinero). Aquí no se depende en última instancia del valor del oro.

      Aquí dejo el link que tomé para estos apuntes.

      https://marxismocritico.com/2016/07/13/la-melt-y-el-razonamiento-circular-en-la-nueva-interpretacion-y-en-la-interpretacion-temporal-y-de-sistema-unico/

      Saludos desde Colombia.

      JF

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      Jhon Florian

      13/07/2016 at 17:51

    • Dos observaciones breves:
      a) Marx era consciente de la existencia del tálero prusiano, que era inconvertible, y sin embargo no creyó necesario modificar su teoría del dinero para explicar ese caso.
      b) Si se sostiene que el valor del dinero proviene del valor contenido en las mercancías (es la base del MELT) hay que suponer que el valor de las mercancías está realizado antes de la venta. O sea, está «prevalidado» (expresión de Lipietz). ¿Cómo encaja esto con la teoría del valor de Marx? En particular, con la idea de que los trabajos privados se validan en el mercado mediante el acto de venta? Me temo que con esta cuestión del MELT se ha introducido un lío de proporciones en la teoría.

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      rolandoastarita

      14/07/2016 at 16:21

  5. Compañero profesor Rolando Astarita.
    Le cambio un poco el tema.
    ¿No toma usted vacaciones?
    Es un incansable ¿cuánto dedica en horas todos los días al estudio y a nosotros los que seguimos el Blog comentándole?
    Me asombro de su envidiable capacidad de trabajo.
    Se lo escribo al margen del artículo porque es bueno reconocérselo.
    En cuanto al tema que trata en esta entrada, de la que también soy un semianalfabeto debo decirle que es creo la parte más importante del capitalismo, el VALOR, pienso además que por eso el capitalismo esta en crisis, no saldrá de ella, se meterá más dentro de ella, porque la savia que lo nutre pierde fuelle, sin ella no es nadie. Es además, la parte más abstracta del estudio del sistema capitalista, la que menos entiende el ciudadano de a pie, por más didáctico que uno quiera a veces explicarle estas cuestiones a alguien. Lo que si creo es que, los que están al frente de organizaciones y partidos, cuyos objetivos son transformar el capitalismo en otra sociedad más justa deben conocerlo y la mayoría profesor no lo conocen.
    Una simple anécdota: en el pueblo de España donde vivo en una ocasión invitado a una charla de Izquierda Unida y el Partido Comunista llegué a saber que aquellos máximos jefes no sabían que en el capitalismo como máxima había que crecer y crecer por imperativo sistémico, me llevé la impresión de que eran muy buenas personas, comprometidas, pero totalmente nulas en cuanto a como funciona el capitalismo; y profesor, si usted no conoce una enfermedad bien como va a poder curarla.
    ¿a usted nunca nadie, me refiero a gobiernos progresistas, le han pedido opinión, asesoría, consejos, etc?. Tengo entendido que Marta Harnecker, Chavez la tuvo entre sus asesores. Y dicho sea de paso, uno de los fundadores de PODEMOS el Sr Monedero, fue también asesor de Chávez y el ALBA para el llamado Banco del ALBA y el tema del sucre, aquella moneda que se quedó en palabras. ¿qué se supo después de Monedero cuando la hacienda española lo inspeccionó? Que había cobrado cerca de medio millón de dólares de Venezuela chavista por aquella asesoría. Para mi profesor eso es inmoral, tan revolucionario, defensor de Venezuela (creo que aun la defiende, y yo no veo mal que la defienda) pero a la hora de cobrar, cobró y bien, cuando en Venezuela la gente no cobraba eso ni de broma, con esos teóricos de izquierda profesor Astarita es que queremos combatir el capitalismo, son peores que los burgueses, al menos más hipócritas, de menos principios; y Chávez se lo pagó ¿no hay ningún revolucionario capacitado en esos temas que trabaje por altruismo? Sí no lo hay profesor estamos perdidos debo reconocerlo. Lo mismo fue con el Sr Willy Meyer, diputado de Izquierda Unida en el Parlamento europeo, éste señor tenía dinero en una SICAV para evadir el pago de impuestos, cuando en sus discursos él e Izquierda Unida criticaban eso mismo; tuvo que renunciar, pero ha seguido en las fotos de primera plana de izquierda Unida en sus actos, lo vi en periódicos digitales cubanos recibido en La Habana por el Partido Comunista de Cuba; no hay vergüenza profesor Astarita, son personajes que dan asco, mucha gente buena les vota con nariz, ojos y cabeza tapada. Tenemos mucha decepción profesor Astarita por quienes nos tratan de conducir hacia la liberación, que si son estos nuestros liberadores no quiero saber quienes serán o podrán ser nuestros esclavizadores.
    Disculpad que le aburrra, pero es bueno que sepa cual es nuestro sentir, intelectuales de la talla suya deben conocer cual es el estado de ánimo y opinión de gente llana, sin título ni carrera, porque yo no soy intelectual, trato de estudiar por mi cuenta para informarme y poder esclarecer y ayudar en lo que pueda.
    Saludos afectuosos, si quiere no lo publique es para que sepa.

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    Rodolfo Crespo

    13/07/2016 at 17:38

    • Buenas, yo también soy de España. A ver, sólo quiero puntualizar un par de cosas:
      a) Creo que lleva razón en lo de que en IU hay mucho bienintencionado que no sabe ni cómo funciona el mundo. Yo los llamo «hippies» para molestarles, que no es que tenga nada en contra de los hippies, pero es que creo que con palabras bonitas simplemente no se va a cambiar nada. Dicho esto, el coordinador de IU ahora mismo es Alberto Garzón, que es economista, pero a nivel de pueblos o ciudades pequeñas está claro que el nivel político baja mucho.
      b) Creo que el dinero que cobró Monedero se lo donó a la Tuerka (no sé si lo conoce, es un programa de televisión sobre debate político que se cuelga en youtube, bastante interesante), o sea que no se lo quedó él. De hecho, lo que decían en España es que ese dinero había servido para financiar a Podemos, tienen varias denuncias por financiación ilegal sobre el tema, todas archivadas, pero realmente no se sabe bien qué pasó con el dinero, aunque Monedero no se lo quedó, eso seguro. O financió el partido o financió la Tuerka, una de dos, y yo creo que es la segunda opción.
      c) Ahora mismo se acaba de retirar Cayo Lara de la vida política, tiene 64 años y su último año hasta la jubilación se lo va a pasar en el paro. Antes de entrar en política era agricultor, y lleva una vida muy sencilla. Fíjese que a mí como político no me chifla, pero como persona, no se le pueden poner «peros». Sinvergüenzas hay en todos lados, pero en IU y en Podemos, en su inmensa mayoría, hay gente bienintencionada, se lo aseguro. También tenemos el ejemplo de Anguita, que renunció a sus privilegios políticos y vive de su pensión de maestro.
      d) Y dicho esto, yo en las últimas elecciones voté a la coalición Unidos Podemos (Podemos+IU) un poco con la nariz tapada, sí, pero porque me parece que al final su discurso era muy, muy blando. Pero con todo, es que no había otra opción. Era votar eso o la abstención, y yo creo que la abstención no sirve de nada. Pero está claro que esta gente no nos va a liberar, es que no tenemos que esperar a libertadores o salvapatrias, para que la gente se libere hace falta gente informada y con conciencia, por eso me agrada encontrarme en este foro con un paisano concienciado que se preocupa por informarse.
      Un saludo.

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      poesiaylibertad

      17/07/2016 at 21:12

    • Respuesta a poesiaylibertad
      Perdonad compañero profesor Rolando Astarita, no debemos coger su Blog para dirimir los problemas de la izquierda española, pero merece una respuesta que no se si leerá poesíaylibertad:
      1. Alberto Garzón es economista dice: ¿qué clase de economía ha estudiado?, ¿qué economía se estudia poesíaylibertad en las universidades del mundo, incluso las cubanas, que no se si sabe que la literatura por donde estudian es occidental pura y dura, y libro de cabecera Economía de Paul Samuelson?; si Garzón no ha leído por su cuenta otra bibliografía dudo que sepa algo de cómo funciona el capitalismo, a lo mejor usted debiera recomendarle el Blog del profesor compañero Rolando Astarita. Se lo digo porque como usted dice ser economista de formación no dice todo de un economista, solo dice una parte: estudió económicas y nada más.
      2. “Creo que el dinero que cobró Monedero se lo donó a la Tuerka”, “ pero realmente no se sabe bien qué pasó con el dinero, aunque Monedero no se lo quedó, eso seguro. O financió el partido o financió la Tuerka, una de dos, y yo creo que es la segunda opción”. ¿cuántas veces a dicho “creo” usted?, por favor más respeto con la réplica, por fin sabe o no sabe dónde está el dinero o que se hizo con él, no lo aclaró, sólo queda su buena fe en creer que no financió el partido PODEMOS (que yo no lo veo mal que lo haya financiado si lo hizo, los partidos burgueses se financian a su manera, no veo porque nosotros no podemos financiar los nuestros en la izquierda, al fin y al cabo vivimos en la sociedad de la mercancía y el dinero para todo, no solo para comprar el pan y la leche). Lo cierto es que le cobró a los venezolanos, y eso es inmoral, bajo, de poca ética entre gente de izquierda; y Chávez no lo exoneramos por pagarle, que hay muchos en el mundo que por el desayuno, comida, cena y alojamiento lo hubiesen hecho. ¿Cuánto hubiese cobrado Che por hacer la Revolución Cubana (hoy entregada al capitalismo salvaje), por dirigir su INRA, su Ministerio de Industrias, su Banco?, mire hasta creó el trabajo voluntario el compañero CHE.
      3. Si llevamos a cabo un análisis riguroso de hechos, tendremos que conceder que el eurocomunismo del que viene IU como tantas formaciones de la “izquierda” europea, sentó las bases de una integración de esa izquierda al sistema, como izquierda del sistema. La cual, por tanto, fue tratada a partir de entonces como gente de orden, respetuosa y a respetar. Esa izquierda se instaló cómodamente en la minoría parlamentaria y a cambio recibió financiación bancaria y del Estado, cargos y representaciones que asentaron élites que se perpetuaban a sí mismas en las estructuras institucionales, tanto de los partidos o coaliciones como del Estado. Esto ha posibilitado que bastantes personas a lo largo del tiempo no hayan hecho más trabajo en su vida que el propio de la liberación política concedida por sus organizaciones, caso de Cayo Lara como usted dice. De manera que ninguna de esas formaciones políticas creaba ningún problema serio al sistema mientas se dedicaba a pugnar por los votos necesarios para mantenerse en minoría, con oscilaciones de subida y bajada en función de las posibilidades oportunistas del momento.
      Lo mejor de IU es su gente, sus militantes, personas combativas, a menudo abnegadas. Ellas han levantado movimientos y han participado en casi todas las formas de protesta. Lástima que ese potencial fuera sistemáticamente desperdiciado por la crónica falta de estrategia de la organización desde los tiempos de Carrillo y hasta Lara pasando por Anguita Llamazares.
      Saludos al compañero Rolando Astarita

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      Rodolfo Crespo

      23/07/2016 at 06:59

  6. Cordial saludo profesor,

    Agradezco su reseña, con certeza logró que varios compañeros fijáramos la vista en Moseley y su obra. Claramente lo que viene es un debate sobre el MELT, por eso nos gustaría que ampliara su posición crítica sobre esta categoría tan central en la propuesta de Moseley.

    En particular, me gustaría sumarme a los aportes ya hechos por los anteriores comentaristas señalando que la noción que tiene Moseley sobre el MELT es especial. Para los pioneros del uso de esta noción, entre ellos Duncan Foley, el MELT sirve como una expresión monetaria del tiempo de trabajo. Sin embargo, para Moseley el dinero no entra en su teoría como expresión, sino como parte integrante de la producción, por eso el término que emplea para hacer referencia al MELT es el de «Valor Monetario Producido por Hora de Trabajo Abstracto». En otras palabras, en todo el cuerpo de la obra de Marx, de acuerdo a Moseley, el trabajo vivo crea valor monetario, y no que el trabajo vivo se expresa a través del valor monetario. Esta distinción tiene implicaciones que mis pocas lecturas no me permiten establecer. No obstante, no hay que dejar escapar esta distinción que el mismo Moseley se empeña en hacer visible.

    JF

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    Jhon Florian

    13/07/2016 at 17:48

  7. Es muy interesante este artículo aparecido en Marxismo crítico: https://marxismocritico.com/2013/11/22/la-determinacion-de-la-expresion-monetaria-del-tiempo-de-trabajo/

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    AP

    13/07/2016 at 21:41

    • Conozco este artículo de Moseley. Claramente no acuerdo. Dos observaciones provisorias: a) Marx sostiene, con argumentos valederos, que la relación del billete con el oro se mantiene aun con inconvertibilidad, a través de los mercados paralelos.
      b) En segundo lugar, la relación no debe establecerse con el oro que circularía en lugar del billete, sino con el total del stock de oro; y en este caso las conclusiones del artículo no se sostienen.

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      rolandoastarita

      13/07/2016 at 23:16

    • Rolo, podrías aclarar un poco más acerca de los efectos de esa diferencia? Es decir, ma diferencia entre que el billete se compare con el oro que debería circular en su lugar (que entiendo que es lo que plantea Marx en el tomo 1) a que se compre con el stock total de oro.
      Saludos.

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      Gus

      17/05/2021 at 13:11

  8. Gracias Rolando por esta recension tan documentada. Ojalå te sigas prodigando mas en hacernos conocer a traves de tu blog la literatura economica marxista mas novedosa y reciente. Sobre todo los que no somos economistas te estaremos -como al menos, lo estoy yo-, Muy agradecido por tan valiosa informacion.

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    Carlos Baez Evertsz

    14/07/2016 at 07:23

  9. Sergio

    15/07/2016 at 02:57

    • No sé si puntualmente estos datos están bien, pero es cierto que con el desarrollo del capitalismo hubo un mejora de los niveles de vida, en promedio y a nivel mundial. Es un error de buena parte de la izquierda la idea de que la crítica marxista al capitalismo pasa por «demostrar» que la miseria y el hambre son crecientes a medida que se desarrollan las relaciones de producción capitalista. Por caso, en 1900 el promedio de vida en India era de 15 años. ¿Para explicar la necesidad del socialismo deberíamos mostrar que hoy el promedio es más bajo que en 1900? Es imposible (y absurdo). Discuto esta cuestión aquí.

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      rolandoastarita

      15/07/2016 at 16:53

    • Esas cifras son tomando la pobreza como quien tiene un ingreso menor a 2 dolares diarios

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      cecilia

      15/07/2016 at 17:09

  10. Compañero profesor Rolando Astarita
    Que bueno que va a publicar por partes el trabajo suyo en la revista En Defensa del Marxismo sobre «El Papel moneda, el oro y la teoría de Marx», que a propósito ya he comenzado a leer (extenso, me gustan además las cosas extensas, pero muy bueno) sus dos entradas en relación a la crítica que le hicieron el año pasado Sebastián Hernández Solorza y Alan Deytha Mon cuando publicaron “Crítica a la interpretación que hace Rolando Astarita de la plusvalía extraordinaria. Exposición de la teoría marxista del valor”. Lo esperamos también como niños pequeños de colegio.
    Usted como siempre incansable…y necesario.
    Un saludo afectuoso.

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    Rodolfo Crespo

    15/07/2016 at 14:56

  11. Sólo un apunte «biográfico» para la discusión entre mis paisanos. Yo también soy español. El problema con IU, con el PCE, con el stalinismo no es de personas y honradeces, es político. Alberto Garzón es economista. Como «economista» ha popularizado ideas keynesianas, subconsumistas, etc. Una crítica a esas ideas en el blog en el que colaboro: http://grupocomunistasinternacionalistas.blogspot.com.es/2011/12/critica-navarro-torres-y-garzon-por.html
    Pero Rodolfo Crespo pregunta qué clase de economía ha estudiado. Se lo puedo decir. En 2011 Alberto Garzón inició un curso sobre economía marxista por Internet, «capitalismo en crisis» al que nos apuntamos varios cientos de personas en España y América Latina. El curso nunca se dio porque en las siguientes elecciones Garzón salió diputado y lo interrumpió. Pero el curso avanzó lo suficiente como para que quedase claro que Garzón, que tiene un considerable dominio del inglés hablado y escrito, maneja toda -toda- la bibliografía marxista disponible. Su adhesión al subconsumismo, su rechazo a la teoría de la tendencia al descenso de la tasa de ganancia, sus críticas a Shaikh, a Callinicos, Choonara, Kliman, su apoyo a la nueva posición subconsumista de Michel Husson, todo lo hace desde el conocimiento de todos los debates. No es el problema que cree Rodolfo, que no haya leído otras cosas en la carrera. Su problema es que es un reformista, un ciudadanista, un subconsumista, un keynesiano convencido y rechaza el marxismo ortodoxo, pero habiéndolo leído, lo cual en realidad le convierte en una rara avis en la izquierda española… Lo que no estoy seguro es de que esto sea bueno o malo.
    Por curiosidad, Juan Torres, profesor universitario de economía, coautor con Garzón y Vicenç Navarro del libro criticado en el enlace que doy, coautor del borrador de programa económico de Podemos, autor de múltiples libros y muy popular en sectores de la izquierda española, DESCONOCE TODA LA BIBLIOGRAFÍA MARXISTA, no sabe quién es Freeman ni Kliman, ni nadie, un absoluto ignorante. Y esto lo se por un debate público en el que yo le cité a esos autores y ni pum. Una vergüenza, aunque me temo que en España, como en Argentina o EEUU, la economía marxista está encerrada en un guetto universitario y los que no pertenecen a él ni la leen. Es la impresión que saco cuando Rolando polemiza con profesores de la escuela austríaca, que nosotros les leemos pero ellos no a nosotros.

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    Ángel Carrique

    25/07/2016 at 15:38

    • Buenos días, Ángel: me gustaría acceder a algunos recursos (bibliograficos, de internet…) que permitan conocer la realidad del trostkismo actual en el Estado español. Te estaré muy agradecido si remites algunas referencias. Saludos cordiales.

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      JOSÉ

      26/07/2016 at 05:44

  12. Yo me quedo alucinado con mis paisanos como me llama el Sr Carrique:
    Primero dice: “Alberto Garzón inició un curso sobre economía marxista por Internet”, pero después dice: “El curso nunca se dio porque en las siguientes elecciones Garzón salió diputado y lo interrumpió. Pero el curso avanzó lo suficiente como para que quedase claro que Garzón”.
    Por fin ¿inició el curso o no, el curso de dio o no se dio?, porque si no se dio como es que “el curso avanzó lo suficiente”. Me quedé Sr Carrique sin entender nada.
    Dice usted: sobre Garzón que “rechaza la teoría de la tendencia al descenso de la tasa de ganancia”. Si usted no se ha equivocado (si es que se ha equivocado por escribir apresurado en el Blog, se ha equivocado bastante por las contradicciones que pueden leerse arriba) Garzon rechaza posiblemente la ley más importante que da al traste con el capitalismo, entre otras desde luego, pero es la caída tendencial de la cuota de ganancia una de las que más erosiona ese sistema, y sobre todo lo que hace que se torne inviable a largo plazo. ¡no sabemos (más bien sabemos) lo que es capaz de provocar a nivel sistémico esa importantísima ley que Garzon (y usted rechaza), y que un profesor marxista (antimarxista más bien) explicaba…bueno no explicó porque “el curso no se dio” según usted, aunque “se inició” y “avanzo lo suficiente” según usted por otra parte.
    Sigue diciendo usted: “Su problema [el problema de Garzón] es que es un reformista, un ciudadanista, un subconsumista, un keynesiano convencido y rechaza el marxismo ortodoxo”.
    Pregunto: ¿Sr Carrique para que ha estudiado marxismo Garzón (sí es que el famoso curso empezó o no, porque no lo sabemos todavía), para convertirse en un reformista, en un ciudadanista (¿qué es eso de ciudadanista, una nueva categoría?), para ser un keynesiano convencido? Si es marxista no es keynesiano seguramente; y sí rechaza el marxismo ortodoxo, pero se quedó en el keynesianismo y el misterioso ciudadanismo (¿término suyo o de Izquierda Unida?) no avanzó más allá de su rechazo del marxismo ortodoxo, me refiero al marxismo creativo, a ese que Engels decía que no era un dogma sino una guía para la acción. Garzon se quedó con la guía pero para actuar como keynesiano.
    Y si es un reformista, un keynesiano, y un ciudadanista (que aún no se de qué se trata ese término) no es como dice usted “una rara avis en la izquierda española” sino ES LA REGLA DE LO QUE ES LA IZQUIERDA ESPAÑOLA.
    Respecto a Juan Torres y Navarro que cita, reformistas convencidos, por eso PODEMOS va como va.
    Si quiere leer una crítica a navarro contundente por su programa en PODEMOS y sobre su posición respecto a la crisis ecológica y el cénit del petróleo se lo paso, es de Pedro Prieto, que no se las da de marxista ni izquierdista y defiende más los valores y los principios de la izquierda que toda esa pleyade de personeros de la Izquierda española que parafraseando a Lenin caminan hacia adelante pero mirando hacia atrás. Es una pena los barrerá la historia. Los enlaces son: https://www.15-15-15.org/webzine/2016/05/14/la-transicion-energetica-que-nos-proponen-podemos-e-iu-y-la-que-habria-que-hacer/ y («Pedro Prieto responde a Vicenç Navarro acerca de clima, economía y energía») https://ultimallamadamanifiesto.wordpress.com/2016/03/02/pedro-prieto-responde-a-vicenc-navarro-acerca-de-clima-economia-y-energia/ y por favor no deje de leer de este mismo autor «Mensaje a los indignados occidentales» http://www.crisisenergetica.org/article.php?story=20111018210244440 que si no ve los esquemas le dejo al final mi correo y a vuelta de él le envío el texto que lo conservo (porque estudio marxismo y a los marxistas por mi cuenta y riesgo como le dije Sr Carrique). Espero que usted no sea de los indignados que hay en occidente según el compañero Pedro Prieto que dicho sea de paso no conozco.
    Y yo no soy universitario, mi trabajo es manual, estudio el capitalismo contemporáneo por mi cuenta y riesgo. Aquí en este Blog hago mis máster, mi doctorado, leyendo, y estudiando y aprendiendo del compañero profesor Rolando Astarita, Blog al que he llegado en mi búsqueda de la verdad y de la orientación en este mundo, siendo un analfabeto y considerándome como me considero un eterno aprendiz. Esperando estoy los textos que nos ha anunciado el profesor compañero Rolando Astarita sobre la cuestión del valor. Decidle por favor a Garzón que en este Blog no hay que apuntarse a los cursos, el profesor compañero Roalndo Astarita los da gratis, los foristas tienen un alto nivel, aportan datos, link relacionados al tema tratado. Es un Blog donde en una semana puedes tener 4 entradas del profesor, y si sigue su hilo aprenderá a veces más de las intervenciones del profesor a los foristas que hasta del mismo post.
    Al compañero profesor Astarita le pedimos esta vez que si puede por favor publique esta réplica.
    Saludos afectuosos al profesor compañero Rolando Astarita.

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    Rodolfo Crespo

    26/07/2016 at 12:32

  13. Estimado Astarita:

    Estoy leyendo detenidamente el libro de Fred Moseley _no he acabado la lectura detenida, lo reconozco_, y sin duda he de admitir que es una obra de peso, que aborda muchas cuestiones claves sobre el capitalismo según Marx. Sin embargo me suscita muchas discrepancias. Son varios los aspectos en los que discrepo, pero me voy a limitar a uno de ellos, que considero de los principales, a saber, la estructura de El Capital de Marx, y con ello del capitalismo, que propone Moseley; creo que en ello reside además el núcleo de la mayoría de los errores, a mi juicio, del autor.

    Moseley sostiene que Marx estructura el capitalismo en dos grandes apartados: el capital general, centrado en la generación de plusvalía, producción y circulación, en los volúmenes I y II, y el capital individual, de la competencia, y distribución de la plusvalía entre capitalistas individuales, en el volumen III. Por un lado esta afirmación no es del todo acertada, porque la competencia también está tratada en el volumen I, la competencia intra-capitalistas, que genera el trabajo potenciado. Pero al margen de ello, y yendo a lo esencial, lo menos adecuado me parece el hecho de que Moseley considere que Marx ha seguido, para esta estructura de El Capital/el capitalismo, los conceptos hegelianos de lo universal y lo particular. Dice que la producción de plusvalía «sale o se desborda /goes forth» hacia la distribución de la plusvalía entre capitalistas, y que el capital en general «sale o se desborda/goes forth» hacia el capital individual, de la misma manera que lo universal se desborda hacia lo particular en Hegel.

    Pues bien, a mi juicio de Hegel a Marx hay una continuidad, pero al tiempo un salto radical: el salto de lo lógico-gnoseológico a lo ontológico. En Hegel sí que hay una «extracción lógica» de lo particular a partir de lo universal, pero en Marx no hay extracción lógica ni desbordamiento ni nada que se le aparezca. La realidad, incluida la realidad capitalista, no es un silogismo, ni una sucesión lógica, para Marx. Es una realidad material, abstracto-concreta y empírico-concreta, con sus determinaciones esenciales, y fenoménicas, con su pluralidad dentro de la unidad; es ser, es una realidad ontológica.

    A este respecto, el volumen I es a mi juicio el libro sobre la génesis del capital, que es el momento clave en toda realidad, incluida en este caso la del capitalismo. Es una génesis que parte del valor y de sus diferentes metamorfosis, en producción y en circulación. Esta génesis se da en cada capital individual, en todos y cada uno de los capitales individuales, como aquí sí sostiene acertadamente Moseley. Y dicho momento genético se mantiene como realidad esencial a lo largo de toda la evolución del capitalismo, mientras este exista. La génesis nunca se pierde en los momentos esenciales de ninguna realidad, lo que en el capitalismo significa que el valor como cantidad de trabajo abstracto, y sus diversas metamorfosis, se mantiene siempre entre los momentos esenciales del mismo; por eso yo lo he denominado el «eje del valor», por su carácter de realidad que atraviesa todo el capitalismo.

    El volumen II aborda la configuración de los capitales individuales como un sistema, social, cerrado en torno a la plusvalía, a través de las rotaciones y reproducciones de los capitales individuales. Y tampoco aquí se trata de una deducción lógica, sino de un hecho real: de la imbricación de los múltiples capitales en una sociedad, y más allá del capital internacional, configurando un capital social. Por último, el volumen III trata básicamente, a mi juicio, de la dinámica del capital, de sus tendencias, entre ellas la de la máxima valorización de cada capitalista, de la competencia inter-capitales y la creación de la tasa media de ganancia y precios de producción, de la distribución de la plusvalía entre capitalistas diferentes _incluido el capital monetario_ y rentistas, y de la caída de la tasa de beneficio/crisis.

    Creo que, frente a lo que opina Moseley, el capital general, es decir, los rasgos o determinaciones esenciales del capital o la esencia del capitalismo _aquí es crucial la diferencia entre esencia y fenómeno, esencia o aquello sin lo cual no existe una realidad, en este caso el capitalismo, y fenómeno o aquello real pero sin lo cual dicha realidad sí puede existir_ no son solo los volúmenes I y II, o la creación de plusvalía en el capital individual y su circulación, sino también el Libro III, las dinámicas o tendencias del capitalismo, pues estas, incluida la competencia _al contrario de lo que dice Moseley_ son tan esenciales para que exista el capitalismo como el eje del valor y el capitalismo como sistema social en torno a la plusvalía. El capital general se conformaría así sobre estos tres momentos de génesis, sistema y dinámica, que se dan al unísono, una vez configurado el capitalismo como tal: tres momentos plurales, heterogéneos, y al tiempo unitarios, y dialécticamente entrelazados, no de forma lógica, sino de forma real, material, en la realidad social.

    Lo que no es esencial, sino fenoménico _y no por ello irreal, pero no esencial_ serían las diversas formas específicas, cuantitativas y cualitativas, según países, épocas, niveles de desarrollo, etc., en que se dan los momentos genéticos, sistémicos y dinámicos del capital: las diferencias entre el capitalismo inglés y alemán, que señalara Marx, u hoy en día las diferencias entre los capitalismos avanzados y dependientes, o simplemente de un país o zona económica a otra, o las diversas fases históricas capitalistas, desde el liberalismo del XIX, tras crisis siempre fenoménicamente diferentes.

    Esta concepción logicista del capitalismo, hegeliana, que asume Moseley, es la que a mi juicio lleva por otro lado a este autor, de forma complementaria, a caer en el empirismo, ricardiano, positivista, de entender el «dinero» como el núcleo del capitalismo. Es decir, la falta de una comprensión ontológica del capitalismo _lo que supondría entender y distinguir sus diferentes momentos, tanto esenciales como fenoménicos, tanto empírico-concretos como abstracto-concretos_ lo que le impide entender el valor, el trabajo abstracto y su cantidad, como eje abstracto-concreto del capitalismo, por detrás de la forma empírico-concreta del dinero contante y sonante, que es como Moseley entiende el dinero; aunque eso le produzca luego un problema de transformación del tiempo de trabajo, del capital variable _que siempre es valor nuevo, creado, frente al capital constante_ en dinero. Pero eso ya es otro tema.

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    Venancio Andreu Baldó

    27/03/2017 at 17:44

  14. Molesey malinterpreta, pro domo sua, algunas citas de Marx. Le hace decir, p. 153 de Money and Totality, que el dinero, como «forma independiente del valor» es el «punto de partida de todo el proceso de producción y circulación del capital». En este párrafo, Teorías de la Plusvalía, III _edición española, Fondo de cultura económica, 1980, p. 116; edición alemana, Dietz Velag,1968, pp. 128 y 129, ambas accesibles por la web_ lo que Marx afirma sin embargo es que el valor es una realidad sustantiva/selbständig y procesual/prozessierend _un eje del valor, en mi terminología_ que se desarrolla a lo largo de una serie de metamorfosis cualitativas y cuantitativas. Considera que la relación entre el valor presupuesto al proceso de producción, que es el capital preexistente, y el valor que resulta de la producción, es «lo que abarca y determina todo el proceso de producción capitalista». Dice Marx ahí mismo sobre este proceso: «No es solo representación sustantiva del valor, como en el dinero, sino valor que se procesa, valor que se conserva en el proceso, donde los valores de uso recorren las formas más diferentes». Marx afirma asimismo, al inicio de este párrafo, que este proceso del valor, al que llama «capital», presupone, incluye, y al tiempo subordina _»unterstellt» dice aquí Marx, y no «voraussetzt»_ «el pleno desarrollo de la circulación del valor de cambio de las mercancías y por lo tanto su sustantivación en dinero». Afirma al final del párrafo que en el «capital», entendido como este proceso del valor en la producción y circulación, «la sustantivación del valor se pone en una potencia mucho más elevada que en el dinero». Una interpretación «monetarista» de Marx no se sostiene con el propio Marx.

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    Venancio Andreu Baldó

    01/04/2017 at 15:53

  15. El problema de la «transformación de valores en precios de producción» es un pseudo-problema, que puede ser resuelto tanto desde una teoría monetarista del valor, como hace Moseley, como desde una concepción abstracto-concreta del mismo, como cantidad de trabajo abstracto, medido en tiempo. Sin embargo, uno de los problemas graves de la concepción monetarista del capitalismo, a la manera de Moseley, es que es incapaz de explicar _no lo menciona como problema_ uno de los factores esenciales de su dinámica, que R. Astarita ha enfatizado y nos ha revelado muy acertadamente: la valorización dinámica del capital a través del trabajo potenciado. El trabajo potenciado, de un capitalista emprendedor, supone que produce, gracias a la innovación tecnológica, mayor valor social que un capitalista de la misma rama que no utilice la innovación tecnológica. Supone que el capitalista innovador obtiene más cantidad de plusvalía, tras un mismo ciclo de producción, que el capitalista no innovador y que el capitalista medio de la rama de producción en cuestión. Ahora bien, puede darse el caso, aunque no necesariamente, de que el capitalista innovador haya invertido la misma cantidad de valor, en forma de capital-dinero, o incluso menos, en un mismo ciclo de producción, que el capitalista no innovador o medio. Es decir, lo que permite al innovador producir más valor y plusvalor es la diferente forma de emplear su valor previo, en forma de capital-dinero, sea mayor, igual o menor, en cantidad, a lo invertido por el no innovador _es un cambio cualitativo, la innovación tecnológica, lo que le permite, potencialmente, este incremento, potencialidad que luego se activa, también de forma cualitativa, en el cotejo social de los productos/mercancías_. Ahora bien, si el valor fuera esencialmente dinero, dinero empírico-concreto, oro, o dólares, no se entendería cómo invirtiendo la misma cantidad de dinero, o incluso menos _es decir, la misma cantidad de valor o menos, según la tesis monetarista_ un capitalista podría producir más valor social y más plusvalía que otro capitalista de la misma rama que ha invertido la misma cantidad de capital-dinero o más _es decir, la misma cantidad de valor o más, según la tesis monetarista_. Dentro de una misma rama, a igual inversión monetaria debería producirse igual valor, a más inversión monetaria, más cantidad de valor, a menor inversión monetaria, menor cantidad de valor. Si eso no es así, si una misma inversión cuantitativa de valor, en forma de capital-dinero, puede traducirse, tras la producción, en cantidades diferentes de valor, es porque el valor no es esencialmente una realidad empírico-concreta, capital-dinero entendido como cantidad de oro, dólares, o una materia prima cualquiera. Una realidad empírico-concreta solo se puede incrementar _o reducir_ con cambios cuantitativos, mientras una realidad abstracto-concreta se puede incrementar _o reducir_ por cambios cuantitativos pero también por cambios exclusivamente cualitativos. Por ello, en última instancia, y a colación del trabajo potenciado, solo puede surgir un valor social por encima de valores individuales, y solo se puede dar la actualización, según un nuevo valor social, de los valores creados en ciclos anteriores _actualización que genera la propia dinámica capitalista objetiva, por la generalización de la innovación tecnológica en la misma rama, más allá de la voluntad, incluso contra la voluntad, de parte de sus actores capitalistas_, gracias a la naturaleza abstracto-concreta del valor; si la sustancia del valor fuera «dinero», ello sería de nuevo imposible.

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    Venancio Andreu Baldó

    03/04/2017 at 19:59

  16. Moseley aspira a una interpretación de la estructura del modo de producción capitalista que sea: unitaria cualitativa y cuantitativamente, en opisición al «doble sistema» de Bortkiewicz-Sweezy; real, material, esto es, no abstracta ni metafísca -hipotética en sus términos- pero al tiempo no meramente física -empírico-concreta, en mis términos-. Por estos dos últimos motivos se opone especialmente a las interpretaciones del capitalismo según el modelo sraffiano. Y este es el gran mérito de esta obra de Moseley, amén de su gran erudición.

    Ahora bien, Moseley cree equivocadamente encontrar la solución al enigma en el dinero, contante y sonante, postulado como sustancia del capitalismo, como el valor per se; el capitalismo como un monetarismo. El dinero daría unidad cualitativa al capitalismo, porque con él empieza y acaba la esfera de la circulación, que sería así el momento privilegiado del capitalismo; daría unidad cuantitativa, porque el dinero distribuido en los diferentes capitales siempre coincidiría con el existente en el conjunto del sistema; sería algo real, no meramente hipotético, en todo momento, pero al tiempo no sería algo excesivamente físico, como los valores de uso, los inputs y outputs sraffianos.

    Sin embargo -más allá de que, a nuestro juicio, esta hipóstasis del dinero o monetarismo no coincide con la realidad capitalista ni con el pensamiento de Marx-, tampoco Moseley consigue sus objetivos -exceptuando la unidad cuantitativa del valor, que también se puede conseguir con una interpretación no monetarista-.

    El dinero no otorga unidad cualitativa al capitalismo. El mismo Moseley reconoce que la generación de más dinero, de plusvalía o plusdinero, solo se puede dar a través de la mediación del trabajo abstracto, medido en tiempo. Pero además, en la dinámica capitalista, en la competencia, el mero dinero no puede dar cuenta de fenómenos esenciales como el trabajo potenciado, o la actualización cuantitativa de todos los valores existentes -en la forma empírico-concreta que sea, de bienes, mercancías, materias primas, etc.-según los nuevos valores sociales generados por el aumento/disminución de la productividad, tecnológica o natural, o por cambios en los valores comerciales; se requiere de nuevo para explicar esto el acudir a la realidad abstracto-concreta del valor, medido en tiempo.

    En consecuencia, el dinero como valor per se no puede dar cuenta ni siquiera de los precios de producción, pues estos se modifican en determinadas ramas en la dinámica capitalista, básicamente a través de las modificaciones en la productividad de dichas ramas, para explicar lo cual es necesario por ende acudir a la realidad del valor como trabajo abstracto medido en tiempo. De ahí la obsesión de Moseley por postular que los precios de producción son el centro de gravedad de los precios a «largo plazo», y desde el inicio. No negamos que lo sean -desde una interpretación diferente a la de Moseley, no monetarista- pero creemos que este insiste en minimizar los cambios cuantitativos, temporales, de los precios de producción, también inherentes a los mismos, y provocados por los cambios en productividad, precisamente porque los mismos no se pueden explicar desde su interpretación monetarista. Moseley solo explica el aumento de la productividad desde una perspectiva empírico-concreta, como el mero fenómeno de la introducción de innovaciones tecnológicas, sin tener en cuenta los cambios cuantitativos de valor que van intrínsicamente unidos a las mismas, y sin tener en cuenta que puede darse incluso un cambio en la productividad por razones naturales, y por lo tanto un cambio cuantitativo de valor, sin necesidad de innovaciones tecnológicas.

    El dinero como sustancia tampoco supera el dualismo que Moseley critica en Bortkiewicz-Sweezy, ni el abstraccionismo de los sraffianos. Moseley explica la diferencia entre volumen I y III de El Capital acudiendo a un dualismo, y a una abstracción: el volumen I analizaría la creación de plusvalía de forma universal, al margen de la distribución posterior, y por ende de forma abstracta, no real, porque la distribución de plusvalía ya se da ab initio, como no podría ser menos. En definitiva Moseley no supera el logicismo, como hemos expuesto ya, y no es capaz de dar una lectura del capitalismo en términos ontológicos. Ello hace que en realidad reduzca el capitalismo real al volumen III, a lo empírico-concreto, a los precios de producción, tasa de beneficio y tasa media de beneficio. La plusvalía y los valores-precio serían meras realidades abstractas, hipótesis, en sus términos, necesarias, pero hipótesis al fin y al cabo. El dualismo se supera en definitiva suprimiendo de un plumazo la teoría del valor de Marx -como hacen los sraffianos- como algo sustancial, real, ontológico, y reduciéndola a un supuesto lógico, aunque Moseley reitere que su interpretación la mantiene. El «problema de la transformación» se elima igualmente por esta reducción.

    Pero además Moseley ni siquiera consigue superar el fisicalismo sraffiano, pues como bien critica Kliman -según recoge el propio Moseley- el dinero tal como es entendido por Moseley es en realidad un bien físico, empírico-concreto, tan físico como los inputs y outputs sraffianos; dinero contante y sonante.

    El monetarismo no satiface las propias exigencias de Moseley en su interpretación del capitalismo y del pensamiento económico de Marx.

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    Venancio Andreu Baldó

    08/04/2017 at 21:24


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