Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Crédito, acumulación y crisis

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La undécima Conferencia del BIS (Banco de Pagos Internacionales), realizada en junio, estuvo dedicada a la globalización financiera. La contribución de Stephen Cecchetti (jefe del Departamento de Economía y Dinero del BIS) presenta cuestiones que son de interés para los debates de la izquierda sobre el significado de las finanzas. Es que mucha gente progresista, o crítica del capitalismo, sostiene que la causa principal de la crisis iniciada en 2007 fue la mundialización de las finanzas, producto a su vez de la desregulación de los mercados y del ascenso del neoliberalismo. Según esta perspectiva, los capitales financieros impusieron su dominación sobre el capital productivo a comienzos de los 1980, por lo cual succionaron el excedente y alimentaron la especulación y el parasitismo. En esta lectura, el crecimiento del crédito y de las finanzas es entendido entonces como sinónimo de estancamiento de las fuerzas productivas. La globalización financiera habría sido perjudicial, y la contradicción fundamental pasaría por la oposición entre las finanzas y los pueblos (incluyendo este segundo polo a las fracciones del capitalismo productivo). El objetivo sería, por lo tanto, poner “en caja” a las finanzas.

Como adelantamos, la intervención de Stephen Cecchetti da pie para realizar algunas reflexiones sobre el tema. Lo que sigue se ordena de la siguiente manera. En primer lugar, presento la postura de Cecchetti. En segundo término, explico por qué -desde el enfoque “a lo Marx”-, el crédito es consustancial al desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas y el mercado mundial. Pero también por qué las finanzas y el crédito potencian las contradicciones, la sobreproducción y la crisis. La idea es que esta es la dialéctica que subyace a lo que registra, tal vez de manera confusa, Cecchetti. Una dialéctica que muchas veces pasan por alto los críticos del capitalismo. Preciso también que en esta nota me centro en el rol del crédito y las finanzas. El sentido de la globalización (¿históricamente progresiva? ¿regresiva?), que también es tocado por Cecchetti, lo he discutido en en Valor, mercado mundial y globalización, y en notas anteriores (por ejemplo, aquí y aquí), y no lo trataré ahora.

Un enfoque desde el BIS

Según Cecchetti, la globalización fue beneficiosa para los pueblos, ya que mejoró los niveles de vida de millones de personas. Pero esto solo fue posible porque descansó en intermediarios financieros que proveyeron los fondos para el desarrollo del comercio. Es que el sistema financiero, argumenta, permite asignar recursos con eficiencia, y que los individuos, empresas y gobiernos reduzcan la volatilidad del consumo y la inversión. Sin embargo, el crecimiento de las finanzas dejaría de ser bueno cuando los niveles de endeudamiento superan ciertos niveles. Por ejemplo, cuando la deuda de hogares, empresas y gobiernos alcanza el 90% del PBI; o cuando el sector financiero incrementa en demasía su participación en el valor agregado y el empleo. De acuerdo a estudios realizados por el propio Cecchetti, los problemas empiezan si el empleo en el sector financiero supera el 3,2% del empleo total, y si el valor agregado por las finanzas el 6,5% del valor agregado total. Sostiene que en 2008 el empleo en el área financiera en EEUU, Canadá, Gran Bretaña e Irlanda era del 4,1%, 5,7%, 3,5% y 4,5%, respectivamente. Y que el valor agregado por las finanzas en EEUU alcanzaba el 7,7% y en Irlanda el 10,4%. En definitiva, la internacionalización de las finanzas habría sido buena hasta cierto punto, pero superado ese umbral se habría convertido en un problema. Cecchetti plantea que la evidencia empírica también sugiere que una creciente participación del sector financiero en el empleo y el valor agregado hace más lento el crecimiento, y afecta negativamente a la productividad. La razón es que consumiría recursos escasos, en especial mano de obra calificada y capital especializado. Por otro lado, también la globalización financiera tendría su aspecto negativo. Es que los flujos de capital alimentan booms de crédito (el crédito supera la provisión doméstica de fondos), pero cuando esa provisión se seca, todo viene para abajo. Por eso, al haber aumentado la dependencia de las economías nacionales de los flujos de crédito dominados por algunos grandes bancos, los problemas de un país rápidamente se transmiten a los otros países y a los mercados internacionales. “La experiencia de algunos países sugiere que demasiado capital internacional, como demasiada deuda, es perjudicial”.

Puede verse en todo este planteo una coincidencia con la posición de la izquierda que comentamos en la introducción. Si bien con un enfoque teórico distinto, por los dos lados se sostiene que el crecimiento de las finanzas perjudica a la producción, incrementa los riesgos de grandes crisis, y de su transmisión internacional. Por eso no es casual que también encontremos coincidencias en las soluciones: en la actualidad muchos encumbrados economistas y funcionarios del BIS, y de otros organismos, abogan por un mayor control de los Estados sobre las finanzas. El texto de Cecchetti se inscribe en esta corriente de opinión.

El aspecto “progresivo” del crédito en Marx

Una de las ideas centrales de Marx sobre el crédito es que, en tanto existan el mercado y la propiedad privada del capital, las finanzas tendrán un rol vital, y crecerán al compás de la extensión del mercado. La razón es que a medida que se desarrolla el sistema de trabajo asalariado, todo producto se transforma en mercancía, y debe someterse a la transformación mercancía-dinero. Por eso, la masa de capital mercantil, y su volumen de valor, crecen de manera absoluta y relativa; y un capital circulante cada vez más extenso tiene que convertirse en capital dinerario. Por otra parte, los adelantos de capital fijo se efectúan de una sola vez y por todo su volumen de valor, pero su recuperación por el capitalista ocurre de manera gradual, a lo largo de períodos de varios años, y bajo la forma de atesoramiento; a lo cual se suma la plusvalía que los capitalistas atesoran con vistas a la ampliación del capital fijo. Es claro que sin el crédito, este atesoramiento sería una traba para el desarrollo capitalista: “Estos numerosos puntos en los que el dinero se retira de la circulación y se acumula en tesoros -o capitales dinerarios en potencia- individuales, parecen ser otros tantos obstáculos opuestos a la circulación, ya que inmovilizan el dinero y lo privan durante un tiempo más o menos considerable de su capacidad de circular” (Marx, 1999, p. 601, t. 2). Esos capitales dinerarios potenciales se concentran entonces en manos de los bancos (hoy también en manos de fondos de inversión de todo tipo) y se transforman en capital prestable, pasando así a ser “capital activo”. De esta forma, el crédito permite poner a disposición del capital sumas considerables de dinero que, en otro caso, permanecerían inactivas. Pero entonces las finanzas se convierten en una palanca de la acumulación; muchos desarrollos productivos no serían posibles sin su concurso. “No hay que olvidar… que el propio sistema de crédito es, por una parte, una forma inminente del modo de producción capitalista, y por la otra, una fuerza impulsora de su desarrollo hacia su forma última y suprema posible” (Marx, 1999, p. 781, t. 3).

Además, el crédito permite economizar dinero: “(e)l mecanismo crediticio en su totalidad se ocupa constantemente, mediante todo tipo de operaciones, métodos, procedimientos técnicos, en restringir a un mínimo relativo siempre decreciente la circulación metálica real (hoy diríamos, la circulación de billetes), con lo cual aumenta también, en la misma proporción, la artificiosidad de todo el mecanismo y las posibilidades de perturbación en su funcionamiento normal” (ídem, p. 611). Por otra parte, en tanto los salarios superan las necesidades mínimas de supervivencia, y se hace posible la compra de bienes durables, o viviendas, debe aumentar la masa de fondos líquidos que atesoran los asalariados para hacer frente a estas necesidades. Pero el crédito que se extiende al asalariado (créditos hipotecarios, al consumo de bienes durables, etc.) reduce esa masa de dinero atesorado. Por eso, las cuentas bancarias salariales constituyen otra fuente de ahorro de circulante (en otras palabras, de aumento de la velocidad del dinero), así como de posibilidad de ampliación del crédito.

Mundialización del capital y finanzas

Todo esto explica por qué las finanzas son vitales para la acumulación del capital, y no pueden ser suprimidas a voluntad. En otros términos, en tanto exista capitalismo, habrá crédito e instituciones y capitales financieros. En consecuencia, también es natural que el crédito se expanda a medida que los capitales se internacionalizan, y se extiende el mercado mundial: “los mercados se expanden y se alejan del lugar de producción… por ello los créditos deben prolongarse”, explica Marx (1999, p. 619, t. 3). Por eso, con la internacionalización de la economía crecen los bancos y otras entidades financieras dedicadas al movimiento de capitales, sea por inversiones de carteras, o por inversión directa extranjera. Paralelamente, surgen infinidad de instrumentos para intentar protegerse, o especular, frente a las variaciones de los tipos de cambios, de los precios de las mercancías que cotizan en el mercado mundial, de las tasas de interés. Es innegable que la mundialización del capital habría sido impensable sin la mundialización del crédito. Algunas cifras son reveladoras de la magnitud que adquirió el fenómeno en las últimas décadas. El stock de inversiones en activos extranjeros alcanzaba, en 2010, los 96 billones de dólares, 10 veces más que en 1990. De ese stock, los bancos centrales poseían activos en reservas por 8,7 billones de dólares. Los activos por inversión extranjera directa llegaban, también en 2010, a 21 billones de dólares; el stock de préstamos internacionales de los bancos alcanzaba los 31 billones de dólares. Y no se trata, por supuesto, solo del crecimiento de los flujos de capitales del “imperio norteamericano”, ya que el fenómeno tiene múltiples fuentes. En 1999 la red de inversiones transfronteras centradas en EEUU, representaba el 50% de todas las posiciones financieras existentes. En 2009 la participación de EEUU en el total de inversiones internacionales se había reducido al 32%. En vísperas de la crisis de 2008, las inversiones internacionales de América Latina, los países asiáticos exceptuado Japón y el Cercano Oriente estaban creciendo al 39% anual. El valor total del stock financiero mundial (comprendiendo la capitalización accionaria y bonos y préstamos existentes) llegaba, a fines de 2010, a los 210 billones de dólares; los flujos internacionales de capital ese año fueron de 4,4 billones de dólares (todos los datos del informe “Mapping global capital markets 2011”, McKinsey Global Institute). Subrayo, este crecimiento es inherente a la naturaleza del capital.

Palanca de la sobreproducción

Pero así como sería impensable la acumulación capitalista sin el concurso del crédito, con su expansión también se amplían las posibilidades de la especulación y los fraudes de todo tipo. A medida que se extiende el crédito, “(e)l elemento especulativo debe dominar cada vez más las transacciones”, apunta Marx. Pero no se trata solo de la especulación. El crédito empuja a la sobreacumulación y sobreproducción. Por ejemplo, cuando comienzan a sentirse los primeros síntomas del atascamiento de las ventas, es común que las empresas intenten continuar con el giro de negocios, ya que los costos de parar la producción pueden ser muy altos. Por lo tanto, pueden incrementarse los pedidos de crédito a fin de sostener el capital circulante, en la esperanza de que los mercados se normalicen. Pero si esto no ocurre, los stocks se habrán incrementado y también el peso de la deuda; y la caída será más grande. En igual sentido, cuando las empresas se embarcan en carreras competitivas y se desatan las “manías inversoras”, el crédito permite multiplicar las inversiones, y con ello aumenta el riesgo de terminar en la sobrecapacidad, y el derrumbe. Y también, lo hemos visto en la reciente crisis de las hipotecas, el crédito potencia la sobreproducción. Lo que ocurre a escala de un país se potencia en el marco mundial. El crédito interconecta a los espacios nacionales de valor, y de ahí la violencia y rapidez con que se trasladan las ondas de la crisis en los mercados globalizados.

Destaquemos que este rol del crédito como potenciador de la sobreacumulación y la crisis, es el que destaca la crítica de izquierda, pero generalmente pasan por alto los análisis neoclásicos. Recordemos que usualmente, y al menos hasta antes de 2008, un estudiante de “Economics” era instruido en que los mercados financieros se auto-equilibran; que basta controlar la inflación y liberar a los mercados para que las economías tiendan al equilibrio; y que la tasa de interés siempre armoniza el ahorro y la inversión, así como la “macro real” y las finanzas. Este mundo de “equilibrios múltiples” a lo sumo era perturbado por “shocks” (de origen desconocido), amplificados por los mercados financieros con la caída de los colaterales (la historia del “acelerador financiero” de Bernanke y otros keynesianos). En esta visión, lo financiero no tiene espesor propio; la interacción entre la economía “real” y las finanzas, de hecho, no se toma en cuenta. En el enfoque de Marx, en cambio, las finanzas y el crédito son palancas de acumulación, pero también de sobreacumulación y crisis. Por esta vía, toma distancia de la tesis según la cual la crisis se debe exclusivamente al crédito; pero también de la que afirma que el crédito es solo “un medio para asignar recursos de manera más o menos eficiente”.

Los datos de Cecchetti y la dialéctica del capital 

Lo anterior permite comprender por qué el sistema crediticio y las finanzas tienden a superar los límites que pueden considerarse “seguros”. No se trata de “error de cálculo”, o de falta de vigilancia de los organismos estatales, sino de la dialéctica del capital mismo. Repasemos lo básico. El capital es valor en proceso de valorización. Esto significa que es devenir, proceso; solo es en movimiento, en tanto se despliega (compra de medios de producción y fuerza de trabajo), se valoriza mediante la explotación del trabajo vivo, y vuelve a sí, a la unidad originaria, al dinero, para volver a lanzarse a la circulación. En palabras de Hegel, la vida del capital es “el devenir mismo, el círculo que presupone y tiene por comienzo su término como fin, y que sólo es real por medio de su desarrollo y de su fin” (1987, p. 16). Por eso mismo, si no se valoriza, no es real, peligra su existencia. ¿Nos fuimos por las ramas? No, estamos en el meollo del asunto. Para valorizarse, el capital debe extraer plusvalía al trabajo, y realizarla en la venta. Por eso, si no hay trabajo productivo, no hay plusvalía, ni valorización. Esto explica por qué el sector financiero no puede crecer de manera autónoma; ni puede generar valor. Lo que los neoclásicos (y Cecchetti) entienden como “valor agregado” por el sector financiero es, desde el punto de vista de la reproducción de conjunto, consumo de plusvalía. En consecuencia, las finanzas no pueden crecer indefinidamente por encima o por fuera del sector productivo (contra lo que piensan muchos izquierdistas). Su sobredimensión termina en el estallido y el derrumbe. Prescindamos de la rigidez de las cifras de Cecchetti, para destacar que el fenómeno de fondo es real. El trabajo empleado por el sector financiero representa consumo de plusvalía global, como hemos explicado en otra nota, referida a los trabajos improductivos y su vinculación con la reproducción ampliada (ver aquí). En consecuencia, si la conexión con la producción se debilita, la valorización empieza a ser meramente ficticia, y no se sostiene. La conexión se restablece entonces de forma violenta, a través de la desvalorización de los activos y el desapalancamiento. Por eso, en lo que detecta Cecchetti -demasiado trabajo volcado a las finanzas, demasiado “valor agregado” en el sector- opera la dictadura de la ley del valor. No se trata del empleo de recursos escasos, como sostiene la tesis neoclásica, sino de consumo de plusvalía.

Sin embargo, el hecho de que el sector financiero dependa de la plusvalía generada en la producción no niega que las finanzas tengan una cierta autonomía. Durante ciertos lapsos (algunos trimestres, tal vez algunos años) las finanzas pueden inflarse y seguir creciendo, aun cuando su savia nutricia (el trabajo productivo) esté estancándose, o la realización del valor esté experimentando problemas. Lo hemos visto en los antecedentes que llevan a la crisis (ver aquí). Por algún tiempo, las finanzas parecen dominar el panorama; incluso la tasa de rentabilidad de los bancos, de los fondos de inversión y similares, se dispara por encima de los promedios establecidos entre ramas. En esas circunstancias, no faltan los que anuncian una “nueva economía”, que desafía la ley de gravedad… hasta que sobreviene el colapso. La tendencia a la igualación de la tasa de ganancia entre sectores, opera por medio de estos mecanismos violentos; contra una creencia muy extendida en la izquierda, la tasa de ganancia del sector financiero no puede ubicarse, de forma permanente, por encima de la tasa promedio del resto de la economía (ver aquí).

Pero… ¿se puede legislar para que la cosa no salga de madre? (esto es, para que no se traspasen los límites de prudencia que encuentran los investigadores del BIS). Naturalmente, siempre se puede legislar. Pero lo jurídico-político no puede imponerse de manera permanente sobre la ley del capital. Cuando las condiciones de rentabilidad empiezan a debilitarse en el sector productivo, la plusvalía deja de volver a la producción. Y en estado liquido es solo capital potencial. De ahí que los fondos dinerarios busquen valorizarse en la esfera financiera. Es lo que sucedió en los 2000 (el “global saving glut”, la plétora del capital, remitimos de nuevo a la nota). Los controles pueden tener alguna incidencia, pero no solucionan el problema de fondo. A través de miles de recovecos y resquicios, el dinero fluye hacia las esferas del crédito, y termina en el mundo de la especulación y la sobreproducción. No es, como parece creer Krugman, la codicia de los banqueros la que explica el fenómeno; a la inversa, la codicia de los banqueros emana de las relaciones sociales en que están inmersos. En un sentido más general, hay que tener en mente que el desarrollo capitalista siempre es «desequilibrado». A la relación entre el sector de las finanzas y las esferas productivas es aplicable lo que señalaba Marx con respecto a la relación entre las esferas de la producción y la realización: a pesar de la correlación intrínseca y necesaria entre los sectores y ramas, son partes y formas distintas del proceso, independientes entre sí, divergentes en el tiempo y en el espacio, separables y separadas una de otra (véase Marx, 1975, p. 435, t. 2). De ahí los desfases, el desarrollo «inarmónico», las «salidas de cauce» de las finanzas durante algún tiempo, seguidas de las reversiones bruscas, cuando montañas de valores en activos financieros se precipitan al vacío. Nuevamente, es una visión opuesta al mundo de los «crecimientos equilibrados», tan frecuentes en la literatura del mainstream neoclásico.

En conclusión, el carácter contradictorio del capital abarca a todas sus formas, y es inherente a su naturaleza. La oposición “capital productivo-capital financiero” (o capital dinerario) es solo una forma superficial que encubre el problema de fondo. Es el mismo capital financiero el que tiene en sí la contradicción de ser imprescindible para el desarrollo de las fuerzas productivas, y al mismo tiempo ser vehículo de las crisis y los derrumbes. En términos de la dialéctica, diremos que en el capital financiero (como en toda forma de capital) anidan determinaciones contrapuestas. El proceso de valorización incuba las fuerzas que llevan a su negación, a la desvalorización, que es el producto por excelencia de las crisis. Desde el punto de vista político, esta visión entronca con la tesis que pone en el primer plano la centralidad de la relación capital-trabajo, frente a los enfoques “populares”, que encierran el conflicto en los términos “finanzas versus pueblos”.

Textos citados:

  • Cecchetti, S., (2012): “Is globalisation great?”, Remarks prepared for the 11th Bis Annual Conference, Lucerne, Suiza, 21-22 junio.
  • Hegel, G. W. F. (1987): Fenomenología del espíritu, México, FCE.
  • Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.
  • Marx, K. (1975): Teorías de la plusvalía, Buenos Aires, Cartago.


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Crédito, acumulación y crisis

Written by rolandoastarita

21/07/2012 a 09:26

17 respuestas

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  1. Rolando
    Para comprender mejor el papel que juega el crédito en el sistema capitalista, ¿Qué opinión tienes sobre el Capítulo VII El Crédito, del libro Tratado de Economía Marxista de Ernest Mandel?
    Allí explica desde el punto de vista histórico el origen del crédito, desarrollando los siguientes temas: Ayuda mutua y crédito, El origen de los bancos, El crédito en la sociedad precapitalista, Oferta y demanda del capital-dinero en la época del capital comercial, Oferta y demanda del capital-dinero en la época del capitalismo industrial, Interés y tasa de interés, Crédito de circulación, Crédito de inversión y mercado financiero, La bolsa, Sociedades por acciones y evolución del capitalismo, El crédito de consumo, El crédito y las contradicciones del capitalismo.
    Saludos

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    ladudametodica

    21/07/2012 at 13:06

  2. Compañero Rolando. En su momento, leí su trabajo de crítica a la teoría de la ‘financierización’. El presente artículo aporta más elementos que apuntan en la misma dirección. La exuberancia financiera de las últimas décadas no representa una mutación en el funcionamiento capitalista, la apertura de una fase ‘parasitaria’ sin desarrollo de las fuerzas de producción, que estrangula asfícticas ganancias obtenidas en la esfera real y signa la declinación del sistema. En rasgos generales, acuerdo con su crítica y las conclusiones políticas, que pasan por rechazar de plano el mito de la contradicción ‘finanzas-pueblo’. Sin embargo, me quedan algunas dudas. En primer lugar, la diferencia entre la expansión financiera ‘sana’ y la anómala, me parece estrecha (absorción de plusvalía de entre el 4 y 10%) y demasiado acotada en el tiempo (algunos trimestres, o unos pocos años) algo más parecido a ‘burbujas especulativas’ derivada del ciclo, que estallan cuando la rentabilidad de los sectores reales se debilita, que un proceso de acumulación en el que, si bien la TG aumenta de modo sostenido, desde la crisis de 1982, hay un vuelco financiero desproporcionado que, en razón de las estimaciones austeras que usted proporciona, cuatriplica el PBI mundial (otros autores hablan de hasta 10 veces-600 billones contra un pbi mundial de 58 billones-) consagrando un ‘crescendo’ sostenido a lo largo de los últimos treinta años y resistiendo múltiples desvalorizaciones, incluyendo la actual e inconclusa. No puedo discernir cuanto del mismo es ‘capital ficticio’. No manejo esos datos. Cuanto es funcional a la producción de plusvalor y cuanto ‘activo tóxico’, es decir, basura, pero, intuitivamente, me parece bastante más que lo que sugiere Cecchetti. Por más que no se trate de un cambio cualitativo en el ritmo vital del capitalismo que cambie las leyes básicas de su funcionamiento fundado en la extracción de plusvalor capitalizable, me parece un lastre inusitadamente grande y persistente en el tiempo. Se ha especulado (yo mismo lo hice en el pasado) con el nexo causal a una TG no tan fuerte como la de posguerra, pero, mirándolo bien, la conexión no aparece como tan férrea y necesaria. Hace poco, me puse a estudiar el problema de las raíces de la desregulación financiera como una de las vertientes ensayadas para la recuperación de la TG a principios de los ochenta (junto a la baja del salario real, la intensificación de los ritmos, la deslocalización hacia áreas de mayor explotación, recuperación de mercados ‘no capitalistas» etc.) y me llamó la atención el problema del salto del patrón oro al patrón dólar (inconvertible a partir de 1971) como uno de los factores de potenciación de las palancas financieras, en base al sostenimiento del consumo de un hegemón de productividad declinante, mediante emisión de dólares sin respaldo real. Este escenario no pudo ser contemplado por Marx y es considerado por algunos analistas, como la piedra de toque de la expansión financiera exacerbada que presenciamos en los últimos tres decenios.
    Gracias.

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    AP

    22/07/2012 at 03:01

    • Alguna consideración breve. En primer lugar, no planteo que se puedan establecer límites estrictos, lo que sostengo es que a partir de algún umbral el capital financiero se apropia de una porción de plusvalía que está por encima de la tendencia; y esto es síntoma de problemas importantes en la valorización y acumulación de capital. En segundo término, las cuentas que hace el economista del BIS se refieren al valor agregado (en otras palabras, al valor que es captado por el sector financiero), no a la valoración global de los activos. Por último, la liberalización financiera ha ideo de la mano de la mundialización del capital. Pienso que no podía haber sido de otra manera. Ya desde los 1960 se está internacionalizando el capital bancario y financiero en general (por ejemplo, el crecimiento de los eurodólares) y esto acompaña al crecimiento del mercado mundial. Con los tipos de cambio flotantes, y las fluctuaciones grandes de los precios de las materias primas, tasas de interés y otras variables, va a cobrar impulso la creación de instrumentos financieros nuevos, o la profundización y extensión de los derivados. Es casi inevitable que las empresas traten de protegerse contra estas fluctuaciones, operando por ejemplo en los mercados de futuros, en opciones, etc. Esto quiere decir que está correspondiendo a una lógica del capital en general, no solo del capital financiero. Esto es lo que muchas veces cuesta entender.

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      rolandoastarita

      22/07/2012 at 18:06

  3. ¿Qué significa esto?: «…un vuelco financiero desproporcionado que, en razón de las estimaciones austeras que usted proporciona, cuatriplica el PBI mundial (otros autores hablan de hasta 10 veces-600 billones contra un pbi mundial de 58 billones-)[AP https://rolandoastarita.wordpress.com/2012/07/21/credito-acumulacion-y-crisis/#comment-5110%5D. Me parece que esas cifras deben ser pasadas por el tamiz de la producción real. Si el PBI mundial es un año 100 y al año siguiente 103, y al otro 106, etc., nunca puede el PBI de algún sector significar más que una fracción del PBI real (y no el doble o el triple o cualquier otro factor). Todo número que nominalmente se exprese de ese modo debe ser irremediablemente falso; falso en el sentido de irrepresentativo. Si un capitalista atesora en el banco una cantidad X, y el banco se la presta a otro banco, y este a su vez se la presta a otro y así al infinito, no se puede sumar la misma suma infinitas veces y concluir que ese número final representa el capital que manejó el capital financiero, ya que se trata de un mismo capital repetido tantas veces como se generó un movimiento.

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    Eduardo

    22/07/2012 at 23:03

    • Compañero Eduardo. En el sentido estricto de ¿Que significa? yo también me lo pregunto. Personalmente, solo he señalado el notable crecimiento de los activos financieros, que, según el informe Mc Kinsey sobre el mercado mundial de capitales, desde una situación de paridad respecto del pbi ‘real’ en 1980 creció unas 3,5 veces al 2010. El informe (no se si es el del mismo año consultado) también habla de un incremento sostenido en la rentabilidad financiera (no recuerdo exactamente las cifras). Por supuesto, de estos ‘activos financieros globales’ que a la hora del reparto de la plusvalía generada en la esfera real, fungen como cualquier otro capital, no todo es capital ficticio, ni siquiera la mayor parte, pero el gigantismo afecta todos los componentes. No creo que el crecimiento registrado por este informe (tal vez sí de otros) refleje sumatorias nominales de transacciones en que el capital aparece multiplicado de forma especular. Mi duda, abonada por el hecho de que no soy experto en estas cuestiones, lo que dificulta la interpretación de los datos, estriba en que el incremento en la participación del valor agregado calculado por Cecchetti, me parece exiguo, respecto de otros datos. Pero puedo estar perfectamente equivocado y estar sobredimensionando la magnitud de la ‘burbuja’. Cecchetti tiene una mirada optimista sobre la posibilidad de reabsorción de esta exuberancia, sostiene que el Euro ‘pasa la prueba’ etc. Estas situaciones de hipertrofia financiera y de frenesí especulativo tienen antiguos precedentes. Por supuesto, conducen a colapsos. No se si existe un patrón ‘saludable’, ni cuales son sus límites, más allá de los cuales: Kaput, pero no creo que la relación sea indiferente, falsa o ‘irrepresentativa’, habría que ver, en función de que conclusión se quiera extraer. Esta claro que las ‘finanzas’ no pueden engendrar plusvalía en la mera esfera del circuito del dinero. Pero de ello, creo, no se puede sacar la conclusión que como activos sean un mero espejismo. A la hora de reclamar su ‘libra de carne’ cuentan como reales. De todos modos, hay mucha conjetura en lo que digo. El compañero Astarita, si le parece importante para los lectores de este blog, puede aclararnos mejor la cuestión. Me remito a quien acopia un conocimiento profundo de estos temas.
      Gracias por su opinión.

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      AP

      23/07/2012 at 22:24

  4. Buenas…

    Rolando, ¿puede ser que el crecimiento del mercado financiero y la pérdida de peso por parte de EEUU en los flujos de inversión se deba principalmente al crecimiento de la participación neta de China y los países petroleros más que a una propia retracción del volumen neto de capitales estadounidenses?

    Ahora una curiosidad nada más, en el subtítulo «Mundializacón del capital y finanzas» en la siguiente frase «De ese stock, los bancos centrales poseían activos en reservas por 8,7 billones de dólares. Los activos por inversión extranjera directa llegaban, también en 2010, a 2i billones de dólares; el stock de préstamos internacionales de los bancos alcanzaba los 31 billones de dólares» hay un error de tipeo en la cifra «2i billones».

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    Ilichito

    24/07/2012 at 18:08

    • Gracias por avisarme, ya lo corregí, debía decir 21 billones.
      La pérdida del peso relativo de la IED proveniente de EEUU solo se debe parcialmente al ascenso de China. Son muchos los países en los que hubo un ascenso de capitales que se transnacionalizaron. En cuanto al crecimiento del capital financiero y del crédito, lo atribuyo más a la dinámica de la acumulación que a China.

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      rolandoastarita

      24/07/2012 at 19:44

  5. Compañero Astarita: como experiencia personal sobre la burbuja inmobiliaria en España. Yo veía que los precios subían, que toda la gente se metía en préstamos hipotecarios y me olía mal; con muy pocos conocimientos de economía y algunos de marxismo. Ahora, visto con la distancia, aquello era una burbuja de libro de primer curso de Económicas. ¿Como no se daban cuenta economistas y políticos tan «sesudos»?
    O lo sabían y no lo podían evitar, o no lo querían (hipótesis conspirativa) o realmente se creían sus mentiras acerca de la «nueva economía».

    Me parece más pausible la opinión de que no hay ninguna conspiración, sino que es una consecuencia del propio funcionamiento del sistema. Pero no se me quita la mosca detrás de la oreja con la hipótesis conspirativa: han creado la crisis conscientente para destruir el estado del bienestar y crear un sistema de control supranacional. En el caso de Europa, Alemania jugaría el papel de liderar un nuevo estado Europeo. Ya digo que no me parece la hipótesis más adecuada, pero no me atrevería a descartarlo.

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    Alberto Ezquerra

    25/07/2012 at 08:56

  6. Profe, en primer lugar, felicitarlo por esta labor pedagógica que ofrece en este blog. ¡No sabe cuánto enseña! Siga así, por favor.
    En segundo lugar, quisiera desmarcarme un tanto del post y sus comentarios, para introducir un aspecto más estratégico-político del asunto de la crisis capitalista.

    En Europa se está dando un auge del «movimiento social contra la deuda» (hay 2 vertientes: no pagar la deuda y efectuar una auditoría a la deuda). De esta campaña se ha hablado muchísimo, pero cuesta tener una visión más analítica, ya que la gran mayoría opta por un consenso de corte conservador desde las fuerzas, digamos, anticapitalistas, y que viene a decir: «no es lo que gustaría emprender, pero podría servir como estrategia aglutinadora de fuerzas». Sin embargo, no está nada claro, como dice en un artículo de Giulio Palermo (http://www.caunapoli.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1096:riformismo-e-anticapitalismo-nel-movimento-no-debito&catid=77:cosa-pensiamo&Itemid=169) que la campaña tenga una orientación realmente transformadora del sistema capitalista, de hecho, tiene muchas posibilidades de que desemboque en una falsa salida del sistema y que, al final, el movimiento termine no por destruir el sistema, sino al contrario, por fortalecerlo.
    En fin, me (nos) encantaría si pudiera darnos alguna opinión sobre este movimiento.

    Un saludo y gracias.
    Fran

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    fran

    31/07/2012 at 11:53

    • Dudo de que una campaña contra las deudas sea muy transformadora. En primer lugar, la historia del capitalismo está plagada de defaults de deudas, y el sistema sigue hasta el día de hoy (ver aquí). Por otra parte, tampoco es claro sobre quién recaería el costo. Por ejemplo, los bancos han comprado un enorme cantidad de deuda gubernamental; pero se trata de una actividad apalancada, solo una pequeña parte es dinero propio, la mayor parte es dinero de los depositantes. Entonces no es tan sencillo plantear que se repudia toda esa deuda; al menos, habría que cuidarse de decir que se trata de una medida revolucionaria.

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      rolandoastarita

      31/07/2012 at 17:54

    • Disculpe que me entrometa, compañero. Sobre el tema de la deuda en España, hace poco me llegó un manifiesto desde Torrelaguna, que llama a una gran movilización para el 25 de septiembre con acampe indefinido alrededor del Congreso, exigiendo la disolución de las Cortes y la Convocatoria a una Asamblea Constituyente, que, entre varios puntos, plantea la auditoria de la deuda para determinar las responsabilidades y que los especuladores paguen con sus bienes. No se bien que magnitud real pueda tener esta convocatoria ni como se relaciona con el movimiento al que alude. Si tiene alguna precisión se lo agradecería. Personalmente, creo que es una vía muerta, e incluso irrealizable, pero no se que arraigo pueda tener la propuesta.
      Gracias.

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      AP

      01/08/2012 at 13:08

  7. Rolando, entonces quizá no hay demasiadas esperanzas en reivindicaciones parciales. ¿Es la única solución cambiar el sistema?.Pero eso no parece que sea posible en un plazo corto, no se si como mínimo podríamos conseguir alguna solución paliativa, sobre todo en países como Grecia (que ha sido expoliada) o España (que bate records mundiales de paro).

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    Alberto Ezquerra

    01/08/2012 at 13:24

    • En tanto exista el sistema capitalista todo indica que periódicamente ocurrirán crisis económicas; estas implican aumento de desocupación, agravamiento de las condiciones de vida de la gente, desvalorización de capitales. En el sistema capitalista se pueden imponer reivindicaciones parciales. No es cierto que los trabajadores no puedan lograr avances. En particular, cuando se producen las fases ascendentes del ciclo capitalista (como sucedió en América Latina a partir de 2003) es posible mejorar salarios, condiciones de vida, etc. Lo que no se puede evitar es que las crisis ocurran. Al menos, hasta ahora nadie ha encontrado la fórmula para evitarlas. Hay bastantes razones para pensar que son inherentes al modo de producción capitalista.

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      rolandoastarita

      01/08/2012 at 15:02

  8. Si se analizan las tasas de interés, durante el periodo 2003-2009,en la tabla 3 se observa que a partir del año 2003 los valores comienzan a disminuir, luego es en el año 2008 donde se registran los niveles más elevados en todos los tipos de préstamos del sistema financiero. Esto se da principalmente en tarjetas de crédito y en préstamos personales. Aunque los préstamos personales representan el único caso donde el valor de la tasa de interés continúa creciendo desde el año 2006 hasta el 2009.

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    silver price

    24/08/2012 at 19:02

  9. Cómo profesor puede decir esto tan categóricamente y no darse cuenta de que tal enunciado choca frontalmente con la realidad actual:

    «Por eso, si no hay trabajo productivo, no hay plusvalía, ni valorización. Esto explica por qué el sector financiero no puede crecer de manera autónoma; ni puede generar valor. Lo que los neoclásicos (y Cecchetti) entienden como “valor agregado” por el sector financiero es, desde el punto de vista de la reproducción de conjunto, consumo de plusvalía. En consecuencia, las finanzas no pueden crecer indefinidamente por encima o por fuera del sector productivo (contra lo que piensan muchos izquierdistas). Su sobredimensión termina en el estallido y el derrumbe»
    .
    Incoherencias de un dialéctico materialista:
    «si no hay trabajo productivo, no hay plusvalía, ni valorización»…¿está seguro? entonces toda la economia financiaria de los mercados de títulos de deuda y derivados no valen-nada?

    «Esto explica por qué el sector financiero no puede crecer de manera autónoma; ni puede generar valor». ¿no les entra la risa?

    «En consecuencia, las finanzas no pueden crecer indefinidamente por encima o por fuera del sector productivo». ¿Van a bajar de la parra algún dia los dialécticos materialistas?

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    unoquepasaporaqui

    04/05/2014 at 07:43

    • Entiendo que esté en desacuerdo, pero trate primero de entender lo que quiere criticar (tal vez lo beneficie un poco menos de soberbia, y «bajarse de la parra»).
      Si afirmo, por caso, que el intercambio de títulos no genera nuevo valor, esto no implica afirmar que los títulos no valen nada.

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      rolandoastarita

      04/05/2014 at 11:10


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