Financiarización en Argentina, análisis crítico

En la nota anterior (aquí) presenté datos que desmienten la idea de que el sector financiero goza de una tasa de rentabilidad sistemáticamente más elevada que los sectores productivos de las economías capitalistas. En esta entrada amplío con la experiencia argentina. Me mueve a hacerlo la popularidad que tiene la noción de “valorización financiera”, asociada a la tesis de la financiarización.
Cuestiones desde la teoría
Con “valorización financiera” se quiere significar la prevalencia de las ganancias financieras por sobre las productivas. Aplicada la noción a la Argentina, se sostiene que desde hace varias décadas los grandes empresarios no invierten productivamente y priorizan la valorización financiera de sus capitales. En términos marxistas, se dice que canalizan la plusvalía hacia las finanzas, donde realizarían pingües ganancias. Por lo cual se plantea la pregunta de cómo lo hacen sin volver al sector productivo. Es que si, por ejemplo, los capitalistas colocan sus fondos en depósitos bancarios, los bancos deberán otorgar créditos a tomadores de dinero para que “lo hagan trabajar”; esto es, para que contraten mano de obra que genere valor y plusvalor. De lo contrario, el banco no podrá pagar intereses, y el dinero puesto a plazo fijo no se puede valorizar.
Sin embargo, la tesis de la valorización financiera dice que esta ocurre en detrimento de la inversión productiva. ¿Cómo se valoriza entonces el dinero colocado en plazos fijos, si no hay generación de plusvalía? Alguien podría responder: se valoriza porque el Banco Central emite dinero para entregárselo a los bancos, para que estos paguen a los depositantes. Pero es claro que este esquema es insostenible en el tiempo, como lo mostró la crisis de las Lebac; o el nivel de pasivos remunerados que de nuevo está creciendo, con las Leliq. El problema de fondo: no hay forma de generar valor imprimiendo dinero (relacionado a este asunto, véase más abajo los rendimientos promedio a largo plazo de los depósitos a plazo). Si los plazos fijos rinden interés, en algún lado debe producirse el valor correspondiente.
Naturalmente, el mismo problema surge si se dice que la clase capitalista coloca los fondos líquidos en bonos de empresas. En ese caso, debería haber empresas que emitieran los bonos. Si los emiten,es porque esperan obtener rentabilidad. Lo cual nos lleva de nuevo a la necesidad de la inversión productiva. Algo similar ocurre con las acciones. Las que cotizan en Buenos Aires son de empresas que pertenecen a la misma clase dominante que supuestamente solo busca valorizar sus activos comprando acciones, no dirigiendo empresas. Claro que esas acciones se valorizan, o pagan dividendos, cuando hay ganancia. Y para eso deben explotar trabajo productivo. Pero, de nuevo, nos han dicho que la clase capitalista gana dinero por medio de las finanzas, no aplicándose al trabajo de explotar trabajo. ¿Cómo se explica este embrollo? Entonces sale un argumento de la galera: “ganan dinero especulando, sin producir”. Pero especular es comprar barato para vender caro. Y si todos los capitalistas financieros intentan comprar barato los papeles para venderlos más caro, nadie podrá hacer diferencia.
Llegados a este punto, otro argumento dice que “la clase capitalista argentina gana canalizando la plusvalía hacia la deuda pública”. Por supuesto, algunos inversores pueden hacer diferencias prestando al Estado. Sin embargo, ¿cómo puede ser esta la forma de enriquecer a la clase capitalista de conjunto? Si el Estado tiene que devolver el principal, además de pagar los intereses de la deuda, debe percibir impuestos. Pero para pagar impuestos es necesario generar valor y plusvalor. En definitiva, siempre terminamos en el mismo lugar. Lo cual es lógico: vivimos en una sociedad basada en la explotación del trabajo. Y esto no se puede eludir hablando generalidades sobre la valorización financiera. Hay que explicar cómo y por qué ocurre. Vayamos ahora a los datos.
La magnitud del sector financiero
Si la clase capitalista canaliza sus plusvalías hacia las finanzas, ello debería manifestarse, entre otros indicadores, en el peso del crédito en la economía. Pero eso no ocurre. La relación depósitos bancarios / PBI, en Argentina, en 2015, era apenas el 23%. Un nivel menor que el promedio de América Latina (en Chile era 73%; en Brasil 66%), para no hablar de los países adelantados. En cuanto al ratio crédito / PBI, en Argentina, era 16%. Más bajo que en el promedio de América Latina, y los países capitalistas adelantados. Además, en los 1980 era el 26% del PBI. O sea, con la burguesía argentina volcando sus capitales al sector financiero, disminuyó el ratio (datos Presidencia de la Nación). En lo que respecta al capital accionario, la capitalización bursátil / PBI era, en diciembre de 2015 (o sea, antes de la gran caída de los precios entre 2018 y 2019) de apenas el 18%. En Chile es 112%, en Brasil 46%; en los países capitalistas avanzados es aún mayor.
Nos queda la deuda pública en manos del sector privado. En el promedio de 2019, el 27% eran tenedores privados. Unos 120.000 millones de dólares de deuda. No dispongo de datos sobre cuánto estaba en manos de inversores argentinos, pero es una realidad que una porción sustancial es de fondos extranjeros. De manera que tampoco se puede afirmar que los capitalistas argentinos acumulan plusvalía adquiriendo bonos de la deuda púbica. Al menos, no en el volumen necesario para absorber dosis importantes de plusvalía.
¿Qué valorización?
Además del tamaño, está el rendimiento de las colocaciones financieras. Según la consultora Fernando Marull y Asociados, el rendimiento promedio de un bono soberano entre 1990 y 2020 fue del 3% anual (se calculó un bono teórico de US$100 con intereses anuales del 8% y se lo ajustó por los canjes 2005 y 2010, asumiendo una quita del valor presente de 45%). En cuanto a los depósitos bancarios: un plazo fijo en pesos, de hace 30 años, equivalente a US$ 100, hoy se reduce a US$ 53. Para las acciones el resultado es peor: la misma inversión, 30 años después, vale US$36.
Pero además, no se trata solo de los rendimientos promedio de largo plazo, sino también de las profundas oscilaciones que han tenido, y tienen, los activos financieros. Lo cual ha generado picos de ganancias, pero también enormes pérdidas. Oscilaciones que, dicho sea de paso, tienen poco que ver con “gobiernos neoliberales agentes del capital financiero” o “gobiernos nacionales con sentido popular y productivista”. Para dar algunos ejemplos:
Bajo el gobierno de De la Rúa las acciones argentinas sufrieron pérdidas anualizadas del 36% (el cálculo es en dólares; también lo que sigue). Los bonos, bajo ese gobierno, cayeron 27%. Con Néstor Kirchner la suba anualizada de las acciones fue del 26%; la de los bonos (índice IAMC) fue 13%. El rendimiento de los plazos fijos fue 3%. En la primera presidencia de Cristina Kirchner el rendimiento de las acciones fue 3%, siempre anual; los bonos soberanos rindieron 10%; los plazos fijos negativo 4%. En su segunda presidencia los plazos fijos tuvieron un rendimiento negativo del 10%. Los bonos soberanos una ganancia de 10% anual; las acciones 12%. Con el gobierno de Macri, y hasta febrero de 2019, los plazos fijos tuvieron rendimiento negativo del 9% anual; los bonos negativo 2% (Mariano Otálora, El Cronista, 7/04/2019). Pero si se toma todo 2019, el Merval cayó 30% y las empresas argentinas que cotizan en Buenos Aires y Nueva York perdieron 11.000 millones de dólares de capitalización bursátil Los bonos Bonar 2024 y Bonar 2020 (los más operados en dólares) experimentaron pérdidas del 57% y 53%. El carry trade ese año perdió 16%; en 2018 había perdido 29%.
Capital financiero y capital en general
Estos resultados no deben extrañar: la economía argentina estuvo sometida a profundas recesiones en los últimos 40 años, y esto se tradujo en rápidas y violentas desvalorizaciones; como también períodos de bruscas recuperaciones (por eso tampoco se puede decir que la inversión productiva se mantuvo permanentemente deprimida).
Lo más importante para lo que nos ocupa ahora es que dada la magnitud de las oscilaciones de la acumulación, fue imposible que el sector financiero estuviera a salvo de bruscas desvalorizaciones de los activos, así como empinadas recuperaciones durante algunos períodos de tiempo. Los capitales bancarios, los capitales dinero que se prestan a interés, y similares, están atravesados por las mismas contradicciones fundamentales que afectan a cualquier otro tipo de capital. Más aún, el escaso desarrollo del sector financiero – en particular, la baja incidencia del crédito – es una expresión de la debilidad del proceso de acumulación del capital en Argentina, en las últimas décadas. Una idea que está en Marx, pero opuesta, de nuevo, al enfoque de la financiarización y la tesis de la “valorización financiera”.
Por último, señalamos que un cuadro de fuertes oscilaciones de los rendimientos, y en muchos casos pérdidas importantes, no es la mejor situación para que la clase capitalista canalice los fondos líquidos. La alternativa entonces son las colocaciones en el exterior, sea en depósitos bancarios – incluidas las cuentas en paraísos fiscales -, en propiedad inmobiliaria, y tal vez una parte en inversión directa en el extranjero. Esto se expresa en la posición inversora neta de Argentina positiva. Así, en el primer trimestre de 2017 los activos de argentinos en el exterior era de casi 305.000 millones de dólares (INDEC; la cifra real posiblemente sea mayor); los pasivos, de nuevo en números redondos, 273.000 millones. En neto era positivo en casi 31.600 millones. Naturalmente, esos activos en el exterior se valorizan, o no, según los estándares internacionales que se aplican a todo capital financiero.
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Lo de la valorizacion financiera del Capital en Argentina es simplemente una gran mentira y, es exactamente al revés. Las empresas Argentinas valen menos que sus pares Colombianas, Brasileras o Peruanas. Ni hablar de las Chilenas o Mexicanas. En realidad las inversiones en Argentina se desvalorizan financieramente hablando por la alta inestabilidad del pais.
Aca envio una tabla comparativa. Recordar que YPF, Kicillof la compro por USD 10.000 millones (es decir, pagó USD 5000 millones por el 50% de las acciones, hoy vale USD 2654 millones (la mitad).
Nombre simbolo Pais Valor en USD millones
Banco Macro BMA Arg 1.405
Banco Galicia GGAL Arg 2.618
YPF YPF Arg 2.654
PETROBRAS PBR Brasil 56.900
Bancolombia CIB Colombia 6.500
Credicorp BAP Peru 10.200
ITAU Unibanco Holding ITUB Brasil 47.400
Banco Bradesco BBD Brasil 35.645
Pampa Energia PAM Arg 1.143
Central Puerto CEPU Arg 645
Ecopetrol EC Colombia 24.362
Tenaris TS Luxemburgo 7.800
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Horacio Camba (@horacio02061)
16/07/2020 at 19:19
Esto yo creo que también pone en manifiesto el terrible engaño que son los brokers que se publicitan en youtube que prometen rentabilidades enorme a las personas que tienen escasos conocimientos financieros. No caigan en eso!
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Carolina
16/07/2020 at 23:46
Profesor Rolando,
Que indicadores macroeconomicos recomienda seguir para ver la situación de un país (en este caso Argentina)? Una vez leí que recomendaba seguir de cerca el porcentaje de formación de capital, cual otro recomienda?
Saludos
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Carolina
20/07/2020 at 22:02
Profe leyendo a Marx sobre las dificultades para el desarrollo del capitalismo en una colonia donde las tierras abundan y los productores individuales florecen. mi pregunta es: en que momento en EEUU emerge el capitalismo rampante, después o durante su expansión hacia el oeste? me parece que durante pues ya en la guerra de secesión se puede hablar de un norte capitalista industrial pero esa mano de obra asalariada principalmente emigrante de Europa porque sencillamente no emigro al oeste? hubieron medidas restrictivas en eeuu para frenar ese éxodo natural parecido a lo que planteaba Wakefield? En todo caso como se acumuló el capital si precisamente se estaba expandiendo?
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asd
22/07/2020 at 13:00
Rolando,
Como cree que va a beneficiar o perjudicar a la Argentina un posible rebrote de las commodities?
https://www.elobservador.com.uy/nota/commodities-dolar-y-china-combo-para-el-despegue-exportador–2020723142756
Saludos
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Martin
27/07/2020 at 23:06
Indudablemente un rebrote de los precios de soja, maíz, trigo, carne, beneficiarían a la economía argentina. De todas formas, y según los expertos que siguen estos mercados, no hay indicios de que haya en el horizonte algo parecido a la suba de los años 2000. En los últimos dos meses hubo un rebote luego de las fuertes caídas de marzo y abril. En soja la oscilación fue menor. Pero esto en el marco de precios, durante los últimos 6 o 7 años, bastante por debajo de los picos de 2007 – 08.
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rolandoastarita
28/07/2020 at 11:13
Hola Rolando,
busqué de los últimos posteos cual era el que mas se adecuaba a la consulta que quiero realizar y me parece que este es el que tiene mayor relación.
Tiene que ver con el acuerdo logrado por el gobierno con los bonistas acerca del no pago de intereses (o pagos muy bajos de intereses) durante los próximos 3 o 4 años y el ahorro que con ello se generaría para poder dedicarlo a otros fines según difunden a los 4 vientos varios voceros del gobierno y economistas afines.
Al respecto tomo un extracto de un artículo que opina en contrario (un resúmen de algunas opiniones de Melconian) aparecido https://www.infobae.com/economia/2020/08/07/melconian-guarda-con-
interpretar-que-el-plan-marshall-y-el-new-deal-salen-de-lo-que-se-ahorra-por-el-acuerdo-con-bonistas/:
“(…) Dos, sí es cierto que pagás menos tasa de interés y acá viene la desmitificación. Pagás algo que antes no se pagaba. Durante la anterior administración se pagaban los intereses capitalizando deuda. Y durante la anterior con reservas. O sea, en ningún caso, vos hoy ahorrás presupuesto respecto a lo que venías pagando. En un caso usabas reservas, en otro caso capitalizabas”, analizó.
“¿Qué? ¿No me gusta? Claro que si, compro. Pero los anuncios del ministerio de producción sobre subsidios y medidas sectoriales, los anuncios de infraestructura para el armado de la obra pública, los anuncios de desarrollo social para la renta básica universal, los anuncios de desarrollo territorial y hábitat para el plan Procrear se van a poner en la cola para decir de lo que ahorramos cuánto me toca y alguien va a decir cero”, agregó.
¿Cuál es su opinón al respecto? ¿Es válida esta mirada o contiene alguna trampa? ¿Hay realmente ahorro presupuestario como sostiene el gobierno y como suponen muchos ese ahorro se podrá canalizar a obra pública, vivienda, etc.?
Un abrazo
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Miguel
08/08/2020 at 12:33
Es posible que escriba algo sobre el acuerdo. Precisamente algo que quería aclarar es lo que dice Melconian. Se refiere a que «el ahorro» en pago de intereses está en el papel, no es real. Ya en una nota anterior me había referido a esta cuestión, en crítica a lo que dijo el PTS, que si se dejaba de pagar la deuda durante x cantidad de meses, había recursos para acabar con la pobreza en Argentina. Expliqué entonces que, dado que se pagaba deuda contrayendo deuda, ese dinero no estaba (aquí, aquí). Por eso, no es cierto lo que dicen algunos sitios nacional y populares que «con los 30.000 millones de dólares menos que se van a pagar se podrá poner en marcha el desarrollo nacional».
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rolandoastarita
08/08/2020 at 14:56
Al respecto veo que pasan los días y sigue siendo el argumento central de varios expositores afines al gobierno. Léase a Heller en https://www.pagina12.com.ar/283473-avance-por-la-sostenibilidad-de-la-deuda o a Julia Strada en https://www.elcohetealaluna.com/el-reloj-de-arena/.
Entiendo que estas miradas apuntan a un ahorro en pesos que deberían haber sido presupuestados para la compra de una determinada cantidad de dólares a los efectos del pago de los intereses y que ahora (esos pesos) quedan liberados para otros fines. Saludos.
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Miguel
10/08/2020 at 10:46
Buenas tardes Rolando, una consulta. ¿Qué perspectivas tiene sobre la evolución de la tasa de interés en Argentina? ¿Existen condiciones para que bajen de manera significativa las tasas de interés en los siguientes años o la tendencia lleva a que se mantengan altas?
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BoyBlue
09/08/2020 at 16:57