Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trump y el Nac & Pop criollo, ¿qué balance?

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El día siguiente del triunfo de Bolsonaro, y después de tener una charla telefónica, Trump manifestó que “acordamos que Brasil y EEUU van a trabajar muy cerca en asuntos comerciales, militares y todo lo demás”. En respuesta Bolsonaro anunció que visitará EEUU como parte de su primer viaje presidencial al exterior, en el que incluye una visita a Israel, además de Chile. Para contextualizar esta afinidad entre Bolsonaro y Trump, recordemos algunos datos.

Bolsonaro propone “arrancar de Brasil” la influencia “del socialismo” y “del extremismo de izquierda”. En un video publicado en las redes sociales Bolsonaro empuña un trípode como si fuera un arma y dice al público que lo escuchaba “vamos a fusilar la petralada aquí en Arce”. También afirmó que los izquierdistas debieran irse a Venezuela (https://www.hispantv.com/noticias/brasil/387320/jair-bolsonaro-trump-fusilar-partido-trabajadores). Ideas y propósitos muy apreciados por los gobiernos de derecha y ultraderecha, y por Trump en particular.

Bolsonaro propone abrir el Amazonas a los agro-negocios, sin mostrar preocupación alguna por el medio ambiente. Similar a la política de Trump en la materia y su rechazo a tomar medidas contra el calentamiento global.

Con el triunfo de Bolsonaro tomaron fuerza sectores ultraderechistas, racistas y homofóbicos. En los últimos tiempos se han reportado una cantidad de ataques contra afro-brasileños y la comunidad gay. Algo similar ocurrió en EEUU en los últimos dos años: grupos de extrema derecha y supremacistas blancos, con los cuales Trump ha dicho simpatizar, se han fortalecido, y atacan a las minorías (véase, por ejemplo, https://www.washingtonpost.com/outlook/2018/10/26/brazils-version-trump-makes-trump-look-like-mr-rogers/?utm_term=.cca72f89ec89).

Bolsonaro propone facilitar el acceso a las armas a la gente. Es su “solución” frente a la violencia social creciente (en 2017 en Brasil hubo 63.880 homicidios). Acorde con las posiciones de Trump y la ultraderecha en EEUU.

Bolsonaro dice que hay que estimular a los policías a que maten: quien ejecute a un delincuente debe ser condecorado, no procesado. Una orientación también acorde con la extrema derecha estadounidense.

Bolsonaro ha propuesto crear campos de refugiados para los venezolanos que llegan a Brasil, “Brasil no puede ser un país de fronteras abiertas”. La violencia de ciudadanos brasileños contra campamentos de venezolanos en la ciudad fronteriza de Pacaraima “fue la reacción de un pueblo” al que “el gobierno continúa dando la espalda” (https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/brasil-jair-bolsonaro-sugiere-crear-campos-refugiados-venezolanos-venezuela-noticia-550369).  Huelga señalar la proximidad con las posiciones de Trump.

Hace dos días Bolsonaro concedió un reportaje al periódico Israel Hayom . Fue su primera entrevista con un medio extranjero desde que fue electo presidente. Explicó que se inspira en Trump; que el actual presidente de EEUU está haciendo “un trabajo brillante”, y que “es tan destacado que de hecho que hay muchas cosas que yo uso como ejemplos de lo que voy a hacer en Brasil” (https://newrepublic.com/minutes/152018/jair-bolsonaro-says-emulates-donald-trump-a-brilliant-job).

Bolsonaro dijo al periódico israelí que “Israel es un Estado soberano. Si ustedes deciden sobre su ciudad capital, nosotros actuaremos en acordancia. Cuando me preguntaron, durante la campaña electoral, si lo haría [trasladar la embajada a Jerusalén], cuando fuera presidente, dije que sí, y que ustedes son los que deciden cuál es la capital, y no otro pueblo”. Este año Trump trasladó la embajada de EEUU a Jerusalén.

Bolsonaro amenaza romper relaciones con Cuba. “No tiene sentido mantener relaciones diplomáticas con Cuba” (https://www.youtube.com/watch?v=4Gl0jKA0odA). Los sectores más reaccionarios de la comunidad cubana en Miami, y aliados de Trump, saludaron y felicitaron a Bolsonaro. En septiembre Trump prorrogó por un año más el bloqueo financiero, económico y comercial impuesto a Cuba desde octubre de 1960.

Pues bien, a la vista de estos elementos, quiero volver sobre las caracterizaciones que, en ocasión del triunfo de Trump, hicieron destacados referentes del pensamiento “nacional y popular” local. Lo sustancial: Cristina Kirchner, Luis D’Elía y Atilio Borón sostuvieron que el triunfo de Trump era una victoria “contra el neoliberalismo” y “la globalización”.

Cristina Kirchner afirmó: “En los Estados Unidos ganó alguien que hace del proteccionismo, sus trabajadores y la defensa del mercado, su bandera”. “Ganó alguien que representa la crisis de la representación política producto de la implementación de políticas neoliberales”. La aplaudieron Héctor Recalde, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Wado de Pedro, Martín Sabbatella, Carlos Tomada, junto a los intendentes de Avellaneda, Florencio Varela y Berazategui.

D’Elía: “Algunas medidas que va a tomar Donald Trump me suenan bien al oído. (…) Quiere levantar barreras proteccionistas. (…) Es un loco, un xenófobo, un misógino. Pero el tipo dice que este capitalismo de buitres no va, y esto es lo que votó el pueblo norteamericano”.

Atilio Borón, defensor del chavismo – castrismo, y de la dictadura de Ortega, afirmó: “Con Trump se acabó el ciclo neoliberal iniciado por los Bush y viene un ciclo proteccionista”. (…) “Trump no me entusiasma, pero puede ser importante que cambie el clima respecto al libre comercio y al mundo financiero. Hay que hacer un esfuerzo, ver qué hay debajo de Trump”.

En una nota que lleva por título “Trump y el “Nac & Pop criollo”, critiqué estas posturas, vertidas desde un supuesto progresismo izquierdista (ver aquí; también, por ejemplo, aquí). Naturalmente, mi crítica no tuvo respuesta. Y ahora, cuando sube la ultraderecha en Brasil, estos “referentes” y “conductores” se hacen los desentendidos sobre lo que dijeron hace dos años, y siguen discurseando sus miserables justificaciones, tan hipócritas como carentes de contenido.

Pues bien, frente a esto, pongo el “dedo en la llaga”, que no es otra que el balance ausente, siempre ausente. Lo hago no porque abrigue alguna ilusión de que esta gente va a revisar algo autocríticamente, sino para poner al desnudo el carácter reaccionario que adquiere el nacionalismo, en cualquiera de sus variantes: burgués, pequeño burgués o burgués-stalinista. Como sostuve en otra nota (aquí), el avance en el campo ideológico y político de la ultraderecha, en América Latina y en otras partes del mundo, no se puede explicar al margen de las posiciones que se han defendido desde la izquierda, o incluso invocando alguna forma de “marxismo”. Por eso, el primer paso para rectificar y salir del actual estado de desorientación en la izquierda y en la vanguardia de luchadores obreros y sociales, es con balances que vayan al fondo.

Descargar el documento: varios formatos siguiendo el link, opción Archivo/Descargar Como: Trump y el Nac & Pop criollo, ¿qué balance?

Written by rolandoastarita

04/11/2018 a 17:24

5 respuestas

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  1. Profesor Astarita, le ruego me disculpe tratar un tema alternativo de esta forma, pero recurro a usted por la siguiente duda: leyendo trabajos de Basualdo, Lucas Porcelli, Andrés Wainer y otros sobre la valorización financiera, tema tan relevante en la Argentina en estos días, me surgió la siguiente duda. Estos autores describen el funcionamiento de la valorización financiera como la toma de deuda exterior por parte de empresas oligopólicas que operan en la Argentina, la conversión a moneda nacional, su utilización para la compra de títulos públicos con tasa de interés mayor a la tasa efectiva de endeudamiento y finalmente la conversión de vuelta en dólares de las ganancias obtenidas y su fuga; todo ello posibilitado por un tipo de cambio sobrevaluado y por la complicidad del Estado. Esto vendría a ser lo que se conoce como carry trade. Sin embargo, luego estos autores afirman que el origen de los recursos valorizados no es la deuda, sino el «excedente» del producto conseguido gracias a la «revancha clasista»: la disminución de la participación del salario en el ingreso nacional. Afirman incluso que esta redistribución del ingreso en favor del capital es condición necesaria para la valorización financiera. Pero entonces ¿los fondos para el «carry trade» salen de las ganancias extraordinarias producidas por la caída del salario real, o de los préstamos del exterior a tasa efectiva menor que la tasa de interés nacional? ¿en que quedamos? Si todo el juego de la valorización financiera y el carry trade pasan por ganar con el diferencial de las tasas de interés dado el tipo de cambio sobrevaluado, ¿por qué el excedente sería el origen? Revisé todos los textos que pude hallar en internet, así como varios libros de Basualdo, y no puedo encontrar una explicación al asunto, simplemente se nos reitera que el verdadero origen de la masa de recursos valorizados es el excedente. Desde ya muchas gracias, y le ruego disculpe esta intervención tan inadecuada.

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    Anon

    04/11/2018 at 19:37

    • No puedo explicar en un comentario todas mis diferencias con esta tesis de la financiarización aplicada a Argentina. Critiqué parcialmente la tesis de Basualdo sobre el «transformismo» aquí y aquí.

      En cuanto a la tesis de la financiarización en general, la traté en http://rolandoastarita.com/dt-Critica%20tesis%20de%20la%20financiarizacon.htm. También en el blog, aquí.

      Sobre la tesis de la financiarización aplicada a Argentina, no encuentro sustento empírico a la afirmación de que consistió en la principal forma de acumulación por parte de los capitales. La deuda externa fue funcional a la fuga de capitales, y también es cierto que durante períodos el carry trade fue un mecanismo de enriquecimiento financiero. Pero de ahí no sé cómo se puede decir que de conjunto el capital tuvo como principal fuente de valorización operaciones de carry trade. ¿De dónde sacan los defensores de esta tesis que, por ejemplo, los grandes productores de los complejos sojero y maicero, las mineras, las empresas petroleras, las telefónicas, las empresas de medicina prepaga, las automotrices, los laboratorios, las cadenas hoteleras, grupos como Arcor, América, Petersen, Techint, Clarín, Pampa, Electroingeniería, Roggio, para citar solo algunos casos, obtuvieron lo central de sus ganancias de operaciones de carry trade?

      Insisto en una cuestión que he señalado en las críticas más generales a la tesis de la financiarización: es imposible que exista una valorización financiera durante décadas por fuera o por encima de la generación, mediante trabajo productivo, de plusvalía. Si las operaciones de carry trade se realizan comprando títulos públicos, esos títulos públicos deben pagar intereses con fondos que el Estado recauda a través de los impuestos (esto es, con plusvalía). Si el carry trade se realiza con vistas a préstamos privados -a través del sistema bancario, por caso- ocurre una transferencia de plusvalía al interior de la clase capitalista. En cualquiera de los casos, siempre es necesaria la generación y realización de plusvalía en alguna parte. Lo cual explica también por qué, cuando esa generación y realización de plusvalía fracasan, el capital dinerario que se ha invertido en títulos, públicos o privados, también se desvaloriza. Cuestión esta última que es muy importante. Como señalaba Marx, el capital dinerario no está por encima de las leyes del capitalismo. Las crisis constituyen gigantescas «revoluciones de valor», esto es, masivas desvalorizaciones de capitales. Incluso ahora se puede ver: fondos nacionales e internacionales que han comprado bonos argentinos entre 2016 y 2017 han experimentado este año grandes pérdidas. Es imposible sustraerse a la dinámica de la crisis.

      Por supuesto, estos enfoques distintos están en la base de diferentes conclusiones políticas. La tesis de la financiarización (que se acompaña del «transformismo» en Argentina) es muy conveniente a la idea de que los problemas de las masas trabajadoras no tienen su raíz en la explotación del capitalismo, sino en una forma del capital, el financiero, que «saquea nuestros recursos». Mi crítica al enfoque de la financiarización enlaza con la idea de que la contradicción fundamental de la sociedad moderna es la que existe entre el capital y el trabajo, y no entre el capital financiero «y el pueblo» (o «la patria», etcétera).

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      rolandoastarita

      05/11/2018 at 08:47

  2. Como si lo hubiera escrito yo. Usted,como otra gente que le lleva años y hasta siglos,es un plagiario. O dicho de otro modo : un compañero a quien respeto.

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    ernestoro

    05/11/2018 at 11:13

    • (por supuesto,me refiero a su nota,Astarita)

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      ernestoro

      05/11/2018 at 11:15

  3. En los años ´20 y ´30, los nazis, fascistas y falangistas, utilizaban la palabra «socialismo», eran estatistas, defendieron y practicaron la estatización de buena parte de sus economías, el proteccionismo y, sin embargo, las izquierdas sabían de sobra que se trataba del peor enemigo posible, así como, del otro lado, el reaccionario Francisco Franco no se inmutaba por la Falange «sindicalista» y hasta le tomaba la idea de la economía «autárquica».
    Tal vez hoy debemos, como muy bien lo hace el Prof. Astarita, colocar en su lugar a las corrientes burguesas estatistas, porque lo que en vida fuera «la izquierda», está más perdida que turco en la neblina.

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    santiago

    07/11/2018 at 12:14


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