Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Represión stalinista en la URSS en los 1930

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En una nota anterior polemicé con la idea de que la política de Stalin, de fines de los años 1920 y de los 1930, significó una profundización de la revolución de Octubre de 1917. Contra los defensores de las políticas de Stalin, sostengo que en la década de 1930 el stalinismo acabó con cualquier posibilidad de gobierno de los obreros y campesinos en Rusia. La razón fundamental: es imposible avanzar al socialismo –esto es, al control y administración de los medios de producción por los productores- en una sociedad en la que imperan la sospecha generalizada, la delación, la regimentación policial del trabajo, las muertes de hambre por millones, las limpiezas étnicas de millones, los fusilamientos de cientos de miles y los campos de trabajo forzado para millones. No hay crecimiento de la industria, o de granjas colectivas, que pueda “compensar” en términos de “avance socialista” esas atrocidades. Por eso, es imposible desconocer las consecuencias duraderas del miedo, a escala social, sobre lo político e ideológico; o de la exacerbación de la xenofobia y el racismo.

En lo que sigue me focalizo en aspectos de la represión interna; o sea, no trato episodios como la actuación de la GPU durante la guerra civil en España, o en otros países. Con esta nota no tengo, por otra parte, ninguna pretensión de originalidad; simplemente sintetizo y transcribo pasajes de algunos estudios que se han beneficiado de la apertura de los archivos del ex ministerio del Interior soviético; y complemento con algunos datos. En todo sentido, debe entenderse como complemento de la nota anterior, y de la que estoy publicando, por partes, sobre el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS, en la que se pone el acento en las raíces sociales y políticas de la consolidación del régimen stalinista.

Los treinta

En términos generales puede decirse que en la década de 1930 se profundiza y consolida el extrañamiento del aparato estatal con respecto al ciudadano común. Debajo de la pantalla del “socialismo alcanzado en lo fundamental”, los obreros y campesinos son despojados, por medio de una brutal y extendida violencia, de toda posibilidad de influir en sus destinos, que quedan a merced del régimen burocrático. “Esos fueron tiempos de dislocación social masiva, cuando millones de personas cambiaron sus ocupaciones y lugares de residencia. (…) Se declaró que era una era de lucha para destrozar el viejo mundo y crear un nuevo mundo y un nuevo hombre. El régimen se abocó a la transformación económica, cultural y social, llevada a cabo a través de cambios radicales sin importar el costo humano… Castigos salvajes, peores que cualquier cosa que se hubiera conocido bajo el antiguo régimen, fueron infligidos a los “enemigos”, y a veces aleatoriamente en la población.  (…) Los ciudadanos se sintieron a merced de funcionarios y del régimen; especulaban sin cesar acerca de la gente ‘de ahí arriba’ y qué sorpresas nuevas podían guardar para la población, pero se sentían impotentes para influenciarlos” (Fitzpatrick, 1999).

Vigilancia y terror

En ese proceso de extrañamiento el terror, establecido a nivel de la población, constituye una mediación esencial. Es que el miedo paraliza y ayuda a la opresión. “La vigilancia significa que la población es vigilada; el terror significa que sus miembros están sujetos de forma impredecible, pero en gran escala, al arresto, ejecución y otras formas de violencia estatal”. En la URSS la vigilancia era un recordatorio diario de la posibilidad del terror.

“Para una sociedad, la experiencia del terror es más complicada que solo el sufrimiento de las víctimas y sus familias, y el miedo de otros en la población de que puedan convertirse en víctimas. La experiencia de la sociedad acerca del terror incluye al victimario así como a la víctima, el infligir violencia y el sufrirla. Esto también es cierto para la experiencia individual del terror; aun personas que nunca denunciaron voluntariamente a sus compañeros ciudadanos en la Gran Purga, no defendieron a amigos que eran acusados públicamente, cortaron contacto con las familias de los ‘enemigos del pueblo’ y en una variedad de formas se encontraron convirtiéndose en participantes del proceso del terror” (Fitzpatrick, 1999).

Oleadas de terror

Fitzpatrick destaca que hubo varias olas de terror. Al finalizar los 1920 y el comienzo de los 1930 las principales víctimas fueron los kulaks, los hombres de la NEP, los sacerdotes y, en una menor medida, los “especialistas burgueses”. En 1935, luego del asesinato de Kirov, sufrieron ciudadanos de Leningrado, especialmente miembros de las viejas clases privilegiadas y antiguos oposicionistas en el Partido Comunista y el Konsomol.  Luego vino la Gran Purga de 1937-8, focalizada en la elite comunista, así como en la inteligentsia, además de “sospechosos usuales”, los kulaks y gente que pertenecía a la vieja clase dominante. Una característica fundamental fue que ahora los “enemigos del pueblo” ya no tenían un atributo específico de clase. Supuestamente la Constitución de 1936 proclamaba el fin de las clases antagónicas, de manera que los enemigos ahora lo eran “del pueblo”; y  cualquiera podía ser un enemigo. Agreguemos las masivas deportaciones de nacionalidades, a partir de 1933 y especialmente desde 1935.

Represión sobre los obreros

“Un giro político de finales de los 1930 que merece atención debido a su impacto en la vida cotidiana fue el endurecimiento de la disciplina laboral con las leyes de 1938 y 1940, que introdujeron  castigos más estrictos por ausentismo y llegadas tarde al trabajo” (Fitzpatrick). La ley de 1940 imponía penas criminales para todo trabajador que llegara 20 minutos tarde. Dado que el transporte público no era confiable, para no mencionar el estado de los relojes soviéticos, esto puso a cada persona empleada bajo riesgo y generó un gran resentimiento entre la población urbana. Agrega Fitzpatrick que “el impacto negativo de las leyes laborales fue posiblemente mayor que el de las Grandes Purgas, o de cualquier otra cosa desde las agudas carencias de comida y la fuerte caída de los niveles de vida al inicio de la década”.

Medidas sociales generales

En 1934 se dispuso el castigo de la homosexualidad con penas que iban de tres a cinco años de trabajos forzados. Recordemos que después del triunfo de la Revolución se habían legalizado las relaciones homosexuales voluntarias para toda persona mayor de 14 años. Avance que se había consolidado con el Código Criminal Soviético de 1922, donde los crímenes sexuales fueron referidos solo a las violaciones. Junto con la prohibición de la homosexualidad, se definió a esta como una “perversión sexual” (Gran Enciclopedia Soviética de 1936). En 1935 se aprobó una ley que bajó la edad de responsabilidad penal a los 12 años; de esta manera los niños recibían trato y penas de adultos. En 1936 el Gobierno emitió un decreto por el que se hizo más difícil el divorcio: por el mismo se disponía que las partes tuvieran que ir a la Corte y negociar. Ese año también se prohibió el aborto, a menos que la vida de la mujer estuviera en peligro; el aborto había sido legalizado en noviembre de 1920, y volvió a legalizarse recién en 1955. Se lanzaron campañas oficiales de exaltación del rol de la mujer en el hogar. Se creó un movimiento de mujeres, principalmente compuesto por esposas de directores de empresas, funcionarios y oficiales del Ejército, que promovió ese rol (sobre este movimiento, véase Balmas, 1999).

Además, la represión en términos estrictamente política se combinó con la represión a personas consideradas antisociales, tales como vagabundos, ladrones y criminales, niños de la calle, mendigos, y otros. El régimen fue muy duro para el conjunto de la población. Podía haber fuertes condenas por violaciones a la exigencia de pasaporte interno, robo en una granja colectiva, además de las violaciones a las leyes laborales, ya mencionadas. En la mayor parte de los años los prisioneros políticos –acusados de actividades contrarrevolucionarias bajo el artículo 59 del Código Criminal- oscilaron entre el 20 y 30% (Bell, 2011). Esto demuestra que no se trató solo ni tal vez principalmente de los prisioneros políticos.

Por otra parte, en 1932 se suprimió el movimiento izquierdista de “Revolución Cultural” (que fue utilizado por Stalin entre 1928 y ese año para eliminar al ala bujarinista; sobre esto, Fitzpatrick 1974). También se liquidó el movimiento de comunas y colectivos obreros, que había surgido espontáneamente y aplicaba criterios comunistas o socialistas de reparto de ingresos entre los obreros. Había llegado a abarcar casi el 8% de los obreros industriales, y no era controlado por los funcionarios (sobre este movimiento, véase Siegelbaum, 1986).

Los campos y colonias de trabajo forzado

El Gulag (acrónimo de Administración Principal de Campos de Trabajo Correctivo), es el término que se utiliza para designar el vasto complejo de campos, colonias, prisiones y otras instituciones penales (por ejemplo, asentamientos forzados) durante el stalinismo. Surgió en 1930 y se prolongó hasta 1960.

El sistema represivo era complejo, y de vastas proporciones. Por un lado estaban los asentamientos especiales, que no eran colonias penales propiamente dichas. Se poblaron primero con campesinos deportados; fueron 400.000 familias, o sea, unos dos millones de personas. Más tarde llegaron varios grupos étnicos no rusos, considerados sospechosos o traidores. Las condiciones eran muy duras, en especial a comienzos de los 1930 (Bell, 2011).

Por otra parte estaban los campos y colonias de trabajo forzado, cuyo crecimiento explosivo arranca en 1930. Las Colonias de Trabajo Correctivo eran campos penales. Se suponía que tenían prisioneros sentenciados a menos de tres años, pero podía haber internos con sentencias más largas. Las diferencias con los Campos de Trabajo Correctivo no eran muy claras. Estos últimos tenían prisioneros sentenciados a tres o más años. Hacia mediados de los 1930 los campos se habían expandido en número y tamaño y constituían la forma predominante de confinamiento de los  convictos (Ertz, 2008).

Los internados en campos y colonias debían realizar trabajos forzados, en tanto los deportados debían trabajar en condiciones que estaban más cercanas a las del trabajador común. Los encarcelados no debían trabajar.  Y por otra parte hubo millones de soviéticos que estaban obligados a realizar trabajo forzado en sus lugares de empleo, pero no estaban privados de su libertad física.

La magnitud de la represión

Según Ellman, entre 1928 y 1953 el número de personas que fueron sentenciadas a prisión, campos y colonias estuvo entre 17 y 18 millones. La cifra no incluye a los deportados, prisioneros de guerra e internados en los campos de filtración, después de la Segunda Guerra. Tampoco a los que fueron condenados a trabajos forzados, pero en sus lugares de trabajo habituales; aunque la cifra puede estar un poco sesgada hacia arriba porque hay casos de doble sentencia. El número de 17 o 18 millones no debe tomarse como medida de la represión política, ya que incluye convictos por delitos comunes. Pero es demostrativo del carácter de la sociedad soviética bajo el dominio de Stalin. Por otra parte, también hay que decir que las diferencias entre detenidos por razones políticas u ofensas criminales no siempre eran claras (Ellman, 2002).

La represión en términos estrictamente políticos se intensificó a partir de 1934, y alcanzó sus máximos niveles a fines de la década. En aquellos años se eliminaron dirigentes y militantes del Partido, de los sindicatos (en 1940 fueron expulsados 128.000 funcionarios sindicales), el Estado, el Ejército, y líderes en todo tipo de actividades del arte y la ciencia. Según el informe Kruschov al XX Congreso del PCUS, de los 139 titulares y suplentes del Comité Central elegidos en 1934 (esto es, ya bajo completo dominio del aparato stalinista), 98 fueron ejecutados, principalmente entre 1937-8; en tanto, 1108 delegados de los 1966 delegados al XVII Congreso fueron detenidos bajo la acusación de crímenes contrarrevolucionarios” (citado por Rosefielde, 1996). Ellman (2002) calcula que solo en el período 1937-1938 hubo entre 950.000 y 1,2 millones de muertos por la represión; la mayoría por fusilamiento.

La magnitud que alcanzó la represión a lo largo de la historia del régimen soviético puede verse también en el siguiente dato: desde 1921 y hasta su desaparición, los sentenciados por motivos políticos habrían sido 6 millones de personas, de las cuales entre 3 y 3,5 millones habrían muerto fusiladas o en los campos de detención (Ellman, 2002, en base a archivos oficiales).

“Autocríticas”, delaciones, aislamiento social, terror

Dice Fitzpatrick sobre las acusaciones y detenciones en los 1930: “El señalamiento en las reuniones de ‘autocrítica’ en oficinas y empresas, la acusación pública en periódicos, y la denuncia privada de ciudadanos estaban dentro de los mecanismos de selección. Las cadenas de asociaciones también fueron muy importantes. La NKVD [Ministerio del Interior] arresta a una persona y la interroga preguntando el nombre de sus socios criminales; cuando  finalmente se quiebra y da algunos nombres, estos serían a su vez detenidos y el proceso continuaba. Cuando alguien era arrestado por ‘enemigo del pueblo’, familia, amigos y compañeros de trabajo, todos se convertían en candidatos de alto riesgo”.

“Cualquiera cuyo nombre estaba en alguna de las listas sobre características dudosas –antiguos oposicionistas, ex miembros de partidos políticos, ex curas y sacerdotes, ex oficiales del Ejército Blanco, y similares- que mantenían las organizaciones locales, era pasible de ser señalado en aquel tiempo. En las aldeas, las familias que habían perdido un miembro durante la deportación de comienzos de los 1930, tenían elevada probabilidad de sufrir otra en 1937-8. En las fábricas, trabajadores que habían huido de las aldeas para escapar de la dekulakización unos pocos años antes, eran pasibles de ser ‘desenmascarados’ durante la Gran Purga. En las universidades, estudiantes eran denunciados como elementos ‘socialmente peligrosos’ por haber tenido padres kulaks o haber sido criados por un comerciante”. (…)

“Para los comunistas y miembros del Konsomol (organización juvenil), cualquier mancha de una anterior asociación con las oposiciones de los 1920, contactos con oposicionistas, pasadas reprimendas partidarias, suspensiones o expulsiones del Partido, podían ser reflotadas de nuevo en 1937-8, ya fuera por señalamiento en las reuniones o denuncias secretas (…) Un hombre que, en el espíritu del deber partidario, había denunciado a su suegro como un kulak años antes era expulsado del Partido por sus conexiones con elementos ‘ajenos’ en 1937”.

El terror se expandía tanto por los que denunciaban a otros, como por los que eran portadores de la plaga y contaminaban a los que entraban en contacto ellos. El clima que se respiraba era de recelo y miedo. Un testigo de la época, citado por Fritzpatrick: “El menor incidente era fatal. Tu esposa tiene una discusión con su vecino y ese vecino escribirá una carta anónima a la NKVD y estarás en problemas”.

Una dimensión humana muchas veces pasada por alto: “Las esposas de los ‘enemigos’ más importantes también eran arrestadas, y sus hijos enviados (con otros nombres) a orfanatos si los parientes no se presentaban inmediatamente y (arriesgándose) no asumían la guarda legal. Las esposas de detenidos menos importantes conservaban la libertad, pero tenían grandes dificultades para mantener sus trabajos a causa del destino de sus maridos. (…) Los hijos de los padres arrestados eran pasibles de ser expulsados de la universidad o incluso del colegio de secundaria luego de una ritual humillación pública de sus pares, ante la cual algunos trataban de defender a sus padres. (…) A pesar de lo que sintieran en privado los amigos, parientes por fuera del círculo familiar inmediato y colegas acerca de la culpabilidad de los arrestados, el comportamiento prudente era cortar todo contacto. Era lo que hacía casi toda la gente, dejando a la familia aislada”.

 Xenofobia, nacionalismo y limpiezas étnicas

Aunque se suponía que la colectivización no tendría una dimensión étnica, en la práctica rápidamente evolucionó hacia ella (Martin, 1998). Es que en muchos lugares los que perdían con el quiebre de la NEP tomaban revancha contra grupos étnicos. Por ejemplo en Kajastán los rusos se vengaron en los vulnerables kazajos nómades. En Ucrania la opinión popular consideraba a los alemanes como kulaks. También los polacos eran identificados con kulaks. Este sentimiento llevó a que durante la colectivización alemanes o polacos fueran tratados de manera especialmente ruda. Tratamientos similares inspiraron el desarrollo de movimientos de emigración menores entre 1929 y 1930 de minorías “occidentales”: polacos, finlandeses, griegos, estonios, lituanos, checos, suecos, búlgaros. En el Extremo Oriente de la URSS la colectivización también incrementó las tensiones étnicas; la violencia anti-coreana y anti-china se incrementó dramáticamente entre 1928 y 1932 (Martin). De manera que la colectivización exacerbó la xenofobia y las rivalidades nacionales.

A partir de 1933  y hasta 1953 predominaron las deportaciones en masa basadas en clasificaciones étnicas. Utilizando una terminología actual, se trata de limpieza étnica. Por limpieza étnica entiende la remoción forzada de una población étnicamente definida de un territorio dado (Martin). A finales de 1933 el Politburó decretó la deportación de toda la ciudad cosaca Kuban de Poltava acusada de “sabotaje en la entrega de grano”. En los dos meses siguientes otras dos ciudades cosacas Kuban fueron deportadas. En total unos 60.000 cosacos Kuban fueron deportados acusados de sabotajes en la entrega del grano y sabotaje kulak. Pero las deportaciones kulaks nunca habían comprendido ciudades enteras (idem). Esta deportación marcó la transición desde deportaciones basadas en divisorias de clase a deportaciones étnicas.

Solo entre 1935 y 1938 al menos nueve nacionalidades soviéticas fueron sometidas a limpieza étnica: polacos, alemanes, finlandeses, estonios, latvianos, coreanos, kurdos, chinos e iraníes (Martin). Las limpiezas étnicas se extendieron a todas las fronteras de la URSS. Los campesinos deportados de las zonas fronterizas eran reemplazados por soldados del Ejército Rojo desmovilizados. “El proyecto nacionalista de hacer coincidir las fronteras estatales con las fronteras étnicas parecían implicar la asimilación, la segregación o la limpieza étnica” (Martin).

Aunque no entre en el período en que nos hemos focalizado, destaquemos que luego de la retirada del Ejército alemán en 1943-4 el Estado soviético deportó a tártaros de Crimea, calmucos, cechenos, inguses, balkarios, karachais y turcos mesketios al Asia Central bajo el cargo de “traición colectiva”, esto es, haber ayudado a los nazis. Además, entre 1944 y 1953 fueron deportados kurdos, armenios musulmanes, griegos, búlgaros, armenios de la region del Mar Negro, e iraníes desde las regiones fronterizas en Crimea y Transcáucaso.

Precisiones sobre la represión nacional

“Oficialmente se proclamaba la amistad entre los pueblos dentro de la Federación soviética, y se repudiaba el racismo. Sin embargo el Estado, especialmente entre 1937 y 1953, no solo reprimió fuertemente expresiones de nacionalismo que consideraba peligrosas, sino también deportó grupos nacionales enteros. A poblaciones particulares se les endilgó poseer rasgos inmutables que poseían todos los miembros del grupo y que pasaban de generación en generación. Estos rasgos particulares podían ser fuente de elogio y poder, como sucedía con los rusos, o llevar a deportaciones y relocalizaciones forzadas en condiciones horrendas. Bajo el régimen de Stalin se practicaron, aunque de manera intermitente e inconsistente, políticas raciales sin el concepto y la ideología abierta de raza. Esto no quiere decir que la URSS haya sido un régimen racista, como la Alemania nazi o Sudáfrica bajo el apartheid. No fue una política sistemática, y hubo períodos en que se dio completa libertad a los mayores de 16 años para elegir la nacionalidad que deseaban. Pero en los 1930 hubo grupos nacionales que fueron considerados enemigos del socialismo y “racializados”, en el sentido de que sus características sospechosas eran atribuidas a todos sus miembros. La raza está presente cuando a un grupo de la población es visto poseyendo características que son indelebles, inmutables y trasgeneracionales (Weitz, 2002).

Ejecuciones de las “operaciones nacionales”

Según las estadísticas de los archivos de la antigua KGB de Moscú, desde julio de 1937 a noviembre de 1938 un total de 335.513 individuos fueron convictos en las operaciones nacionales; es el 21,4% del total de convictos. De las 681.692 ejecuciones durante el período 1937-8, las correspondientes a operaciones nacionales fueron 247.157; el 36,3%. De todos los arrestados en las “operaciones nacionales”, el 73,7% fueron ejecutados, un porcentaje mucho más elevado que los correspondientes a las otras categorías de detenidos (Martin).

La violencia de las limpiezas étnicas

“Las operaciones [de traslados masivos] eran altamente organizadas, y Stalin era informado a diario sobre su progreso. Tropas del NKVD (Ministerio del Interior) arribaban con amplia exhibición de los símbolos de poder que disponían… Sellaban la ciudad o el barrio, luego iban puerta por puerta informando a la gente que tenían 45 minutos (a veces menos) para reunir sus pertenencias. A veces simplemente sacaban a las personas de los campos o fábricas. Las personas eran acarreadas en camiones y luego en vagones de carga sellados, donde a veces languidecían durante un mes antes de ser depositados a cielo abierto en el lugar de deportación. Luego del traslado de la gente, se cambiaban los nombres del lugar, se destruían edificios, y se pasaban topadoras en los cementerios en un esfuerzo por borrar los signos visibles del pueblo y la cultura que una vez habían existido. En muchos transportes cerca del 50% eran niños o ancianos. Existe evidencia de que personas que estaban muy débiles para moverse eran simplemente ejecutados y los cuerpos de aquellos que morían en los superpoblados vagones eran arrojados fuera del tren. En 1948 la tasa de mortalidad de las 600.000 personas deportadas del Cáucaso entre 1943 y 1944 había alcanzado el 25%” (Weitz, 2002).

En conclusión, hacia finales de los 1930 las masas trabajadoras estaban muy lejos de una movilización revolucionaria –creación de soviets, levantamientos campesinos, control obrero, formación de milicias, confraternidad entre obreros y soldados, toma del poder, confianza en los revolucionarios- como la que había sacudido al mundo en 1917. La situación era la opuesta. No cabe por eso hablar de “profundización” alguna de las tradiciones de Octubre. Termino con este pasaje de El cero y el infinito, en el que Rubashov, viejo bolchevique, que había pertenecido al aparato y es procesado, interpela a los burócratas:

“¿Es que realmente creen que el pueblo está detrás de ustedes? Los soporta, callado y resignado, igual que soporta a otros en otros países, pero no hay ninguna respuesta en sus entrañas. Las masas se han vuelto otra vez sordas y mudas, se han convertido en la gran incógnita silenciosa de la historia, tan indiferente a los sucesos como lo es el mar a los barcos que surcan su superficie. Cada luz que pasa se refleja en sus ondas, pero debajo hay oscuridad y silencio. Hace mucho tiempo, ‘nosotros’ removimos esas profundidades, pero eso se acabó”.

Bibliografía:
Balmas Neary, R, (1999): “Mothering Socialist Society: The Wife-Activists Movement and the Soviet Culture of  Daily Life, 1934-41”, Russian Review, vol. 58, pp. 396-412.
Bell, W. T. (2011): “The Gulag and Soviet Society in Western Siberia, 1929-1953”, Tesis, Universidad de Toronto.
Ellman, M. (2002): “Soviet Repression Statistics: Some Comments”, Europa-Asia Studies, vol. 54, 1151-1172.
Ertz, S. (2008): “Making Sense of the Gulag: Analyzing and Interpreting the Function of the Stalinist Camp System”, Political Economy Research in Soviet Archives, University of Warwick, Working Paper 50.
Fitzpatrick, S. (1974): “Cultural Revolution in Russia 1928-32”, Journal of Contemporary History, vol. 9. pp. 33-52.
Fitzpatrick, S. (1999): Everyday Stalinism Ordinary Life in Extraordinary Times. Soviet Rusia in the 1930s, Oxford University Press.
Koestler, A.: El cero y el infinito, Buenos Aires, Emcé.
Martin, T. (1998): “The Origins of Soviet Ethnic Cleansing”, Journal of Modern History, Vol. 70, pp. 813-861.
Rosefielde, S. (1996): “Stalinism in Post-Communist Perspective: New Evidence on Killings, Forced Labour and Economic Growth in the 1930s”, Europe-Asia Studies, vol. 48, pp. 959-87.
Siegelbaum, L. (1986): “Production Collectives and Communes and the ‘Imperatives’ of Soviet Industrialization, 1929-1931”, Slavic Review, vol. 45, pp. 65-84.
Weitz, E. D. (2002): “Racial Politics without the Concept of Race: Reevaluating Soviet Ethnic and National Purges”, Slavic Review, vol. 61, pp. 1-29.

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Represión stalinista en la URSS en los 1930

Written by rolandoastarita

02/04/2016 a 15:24

20 respuestas

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  1. rolo, no pensas que hubo un problema en el mismo nacimiento de la revolucion en la dictadura del aprtido unico? construir el socialismo a traves de un partido de vanguardia?

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    matias

    02/04/2016 at 15:44

    • De todas maneras en principio se había establecido que el poder era de los soviets, y todos los partidos que aceptaran el sistema soviético tenían el derecho a presentar sus candidatos. Esto se suprime por completo cuando el levantamiento de Kronstadt.

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      rolandoastarita

      02/04/2016 at 16:25

    • rolo creo que hay que repensar la construccion del socialismo desde opticas complementarias a la tradicion marxista como la foucualtiana, pensar que las relaciones de poder aun en una socidad sin clases continuaran y eso no cambia por modificar profundamente las relaciones de produccion.

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      matias

      02/04/2016 at 17:27

    • Personalmente paso de Foucault. Pero si otro lo pueden usar para pensar bien.
      Ahora no estoy muy seguro de que al francés le pusiese muy feliz que uniesen su nombre a la idea:

      «las relaciones de poder aun en una sociedad sin clases continuaran»

      Lo que es casi una tautología, en cualquier grupo de más de uno hay relaciones de poder.
      No puedo hablar por todos, pero en lo personal jamas me considere marxista porque buscase una utópica (y descabellada) «ausencia de relaciones de poder».
      Una asamblea de trabajadores decidiendo de forma horizontal en que utiliza sus excedentes incluye, y de forma necesaria, relaciones de poder. Pero como lidie con las dificultades que se le presenten será un problema de esos trabajadores en el futuro. Hoy por hoy tenemos que acabar con la propiedad privada de los medios de producción. Y bastante lejos estamos de eso.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      02/04/2016 at 18:33

    • Gerardo estamos discutiendo una sociedad donde hubo una revolucion socialista y se quiso eliminar la propiedad privada, por eso planteo que tal vez en ese tipo de sociedaddes muchos problemas continuarian porque no son tan sencillos.
      Por supuesto que hay que luchar en la sociedad de hoy, pero la historia muestra que no puede no pensarse (si se quiere contruir algo diferente) y dejarle a los futuros trabajadores el pensar ese problema.

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      matias

      02/04/2016 at 19:34

    • De acuerdo con que no es posible eliminar del todo el poder. Yo aspiro a un sistema social cuya base económica sea socialista y cuya parte política sea una combinación de anarquía (para cuestiones de la vida personal), democracia directa (para las cuestiones barriales/municipales), y democracia parlamentaria con revocabilidad (para las cuestiones regionales/mundiales).

      Con Foucault o no, creo que necesitamos un nuevo ideario socialista que dé mucha más importancia a la democracia de lo que se le ha dado históricamente. El desdén clásico a la democracia por «burguesa» o «formal» le abrió la puerta a muchas concepciones autoritarias del socialismo para el cual la democracia es solo una cuestión táctica (exijo mayor democracia cuando tengo poco poder; cuando yo soy el poder decido que la democracia es prescindible).

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      Danilo Castelli

      04/04/2016 at 00:32

  2. una pregunta q me obsesiona. La invasión de Georgia de 1921 la ordenaron stalin y Djerzinsky a espaldas del Jefe del Ejército Rojo y del Pte del Cons de Comisarios del Pueblo, quienes tan sólo osaron protestar en privado.
    ¿Ello no implica q ya en 1921 el poder específicamente bolchevique ya había sido desplazado x la burocracia?

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    santiago

    02/04/2016 at 16:51

  3. Eso mismo que relata usted compañero Astarita lo vivieron los cubanos en las décadas de 1960,1970 y aún la de 1980, prohibieron a los Rolling Stones, a Julio Iglesias, Camilo Sesto, Roberto Carlos etc, y no es que sean revolucionarios estos ¿artistas? sino en el hecho de que son prohibiciones absurdas.

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    Diosdado Rojas Ferro

    03/04/2016 at 12:10

    • Comparar Cuba de 1960-80 con la URSS de los años 30 sólo puede ser posible en la mente de un liberal-derechista oculto o de un ultraizquierdista febril. Un poquito de seriedad.

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      hernan

      03/04/2016 at 14:52

    • ¿¿¿Alguna etiqueta más???
      Si se esfuerza de seguro que se le ocurren un par.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      03/04/2016 at 15:29

    • Sr Hernan le puedo asegurar que en Cuba en los años 60 y 70 del siglo XX «desterraron» personas de un lugar a otro, a veces de una provincia a otra, visito la Isla y localidades como Comunidad Sandino en el extremo occidental de la Isla y el poblado de Ramón López Peña fueron localidades pobladas originariamente por personas que las trajeron forzadas de la región central cubana conocida por el Escambray, acusadas de ayudar a los contras que lucharon contra el camarada Fidel Castro en dicha zona montañosa. Otros integrantes de la secta testigos de Jehová (y yo soy ateo Sr Hernan) en esa misma zona fueron extraídos de zona por negarse al cultivo del tabaco que aunque ellos no lo sembraban por claras ideas políticas, tampoco podemos decir que es un cultivo muy saludable que digamos. Comparar un país con otro es imposible, además la revolución cubana es profundamente más humanista pero cometió esos errores. A los Gay (y yo soy un homosexual, y a mucha honra) los encerraron en las cárceles por ser gay; ese colectivo aún no ha sido resarcido de los daños que le ocasionó la Revolución Cubana que le vuelvo a repetir es de las mejores revoluciones antisistémicas de las que se dieron en el siglo XX. Hoy incluso viajas en Cuba y en los transportes donde viajas al llegar a determinados puntos la policía detiene el vehículo y registra a todo el mundo, boldos de mujeres con niños pequeños inclusive ¿buscando qué?: pues langosta, bonito y otros quelonios prohibidos para la población cubana (excepto que vaya a un Hotel a degustarlos a precios que pueden ser un salario mensual de un cubano), carne de ternera, quesos etc. ¡No sabía usted que eso todavía se ve en Cuba!, lo invito a que la visite y viaje en tren, ómnibus locales, camiones habilitados para transportar personal, y le digo más, bajan del vehículo a todo el mundo y registran a todo el mundo, aunque sean militantes del partido comunista cubano, a la policía del sistema cubano le interesa poco lo que sea cada uno, ¡todos absolutamente todos tienen que mostrar sus bolsos, maletines y menesteres de viaje que lleven!, que como puede comprender algunos son muy precarios, se desconfía de todos cuando vas en un transporte por las vías cubanas, sobre todo el acceso a la ciudad de la Habana, pero en general en todas partes de la Isla, le invito a recorrerla de mochilero para que la conozca. Hasta su misma población te lo dice después de esos chequeos policiales exhaustivos: en los discursos todos somos el pueblo, en las vías cuando nos trasladamos todos somos sospechosos.
      ¿Todavía cree Sr Hernán que lo que le digo no es cierto y me lo estoy inventando? ¿todavía cree eso por favor? Respeto mucho este Blog y al compañero profesor Astarita para venir a difamar aquí, por eso clamo y exijo con el profesor argentino Astarita un socialismo más humano que el que hemos conocido (¡sic casi en todas partes, unas más otras menos, pero excepción no ha habido!).
      ¿No sabe usted Hernán que aún en Cuba los homosexuales no tienen TODOS los derechos que la izquierda debe reconocer sin ambages algunos? ¿No sabe usted Sr. Hernán que gracias a eso la Sra hija de presidente Castro, Sra Mariela se hace famosa?.
      ¡Por favor Sr Hernán! no queriamos expresar estas cosas pero es que tildar a una persona de «liberal-derechista oculto o de un ultraizquierdista febril» por decir la verdad es un insulto a a dignidad de la persona humana, y eso que solo le dije de prohibiciones en el sector de la música.
      ¿qué pensará usted ahora, porque ahora le he dado argumentos más sólidos y fuertes?, ¿decirme por favor un solo dato que demuestre que sea falso lo que le digo?. Lo estoy emplazando Sr Hernán, muestre un solo dato que demuestre que no es cierto todo lo que le he dicho, así que no solo es la prohibición a los Stone y demás, que para colmo, la actual dirección cubana o sus funcionarios de cultura, si escucharon el concierto, tuvieron que escuchar estas palabras de Mick Jagger para vergüenza de la izquierda cubana, la misma que los prohibió, porque todavía están en el poder: «Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música, pero aquí estamos tocando para ustedes en su linda tierra. Pienso que los tiempos están cambiando. Es verdad, ¿no?». Y ya usted sabe Sr. Hernan esta cambiando Cuba y aceleradamente… para el capitalismo ¿no cree usted?
      Y le digo más, Obama cuando fue a Cuba ni un triste cubano (pregunté http://www.aporrea.org/internacionales/a224918.html y el argentino sitio web http://postaportenia.blogspot.com.es/2016/03/1576-sera-el-fervor-revolucionario.html si lo había, pero ningún cubano ha respondido aún) se manifestó contra el césar imperial del siglo XXI, ¡ni uno solo!, me imagino que usted convendrá conmigo que razones suficientes para manifestarse contra el «Premio Nobel» habrá muchas ¿no?!, pues nadie reclamó siquiera por los presos Leonard Peltier, Oscar López o Mumia Abu Jamal en sus calles con un pequeño cartelito ¿no hay cubanos capaces y dignos de protestar por ello y reclamar la absolución de tan valiosos compañeros de lucha o el gobierno cubano no los dejó?; en Argentina nada más que llegó el imperialista americano lo recibieron como se recibe a un genocida; pregúntele a libios, sirios, ukranianos, afganos por Obama.
      Gracias profesor y compañero Astarita por expresarme en su Blog y mi apoyo absoluto a su post.
      Diosdado Rojas Ferro

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      Diosdado Rojas Ferro

      04/04/2016 at 13:29

    • Diosdado Rojas Ferro, se agradce que tu respuesta sea con altura, educación e informacion. Quizás hagan reflexionar al señor Hernan acerca de lo que significa la «seriedad» que pide.

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      Tavo

      04/04/2016 at 17:21

    • Nobleza obliga, gracias por la respuesta. Simplemente creí que el suyo era el típico argumento anticomunista. Por otro lado, conozco muy bien las virtudes , los errores y las aberraciones y arbitrariedades cometidas en Cuba. Un saludo.

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      Hernan

      05/04/2016 at 00:01

    • Gracias Sr. Hernán, me tendrá siempre a su lado si la cuestión es luchar contra el capitalismo, desenmascararlo. En es ese sentido quisiera decirle que aunque el compañero profesor Astarita ha tratado mucho y muy acertadamente la naturaleza de la URSS (y por antonomasia del socialismo en general) los así llamado países socialistas no llegaron a formar nunca un sistema económico social distinto del capitalismo, por cuanto siguieron formando parte de la división internacional del trabajo capitalista.
      El profesor José María Tortosa Blasco en su libro “Sociología del sistema mundial”. Editorial Tecnos. Madrid. 1992. Pág. 68 decía que los así llamados países “socialistas” no podían ser socialistas por tres cosas:
      “1) Las partes del sistema favorecen la supervivencia del sistema total. Los países ‘socialistas’ son, efectivamente, diferentes de los ‘capitalistas’ (liberales), pero esa diferencia no es otra que su adaptación al sistema y su colaboración en su supervivencia. ‘Un Estado que posee colectivamente todos los medios de producción es meramente una empresa capitalista colectiva mientras siga participando –como tales Estados, de hecho, están obligados a seguir haciéndolo- en el mercado del world-system capitalista’.

      2) El sistema es contradictorio y, por tanto, en su funcionamiento ‘normal’ produce y reproduce fuerzas antisistémicas. Los países ‘socialistas’ pueden ser tales, pero hay que reconocer que es imposible alcanzar el socialismo a escala nacional. Lo máximo que pueden ser es sociedades que muestren valores que serán los dominantes en el futuro ya que ‘vivimos en los primeros estadios de la transición del capitalismo al socialismo’. Pero nada más.

      3) El world-system está formado por fuerzas que constantemente lo reproducen y, al mismo tiempo, por fuerzas que dificultan su preservación. Ambas fuerzas no son eternas: lo que hoy reproduce, mañana puede ser estéril; lo que hoy se opone, mañana puede ser sustituido por algo distinto.” FIN DE CITA.
      Entonces compañero Hernan (y ahora sí le llamo compañero) esos países que Robert Kurz llamaría “contrasistema de capitalismo de estado», pese a algunos logros (o muchos logros, que son innegables y cuyo acervo en un futuro habrá que retomar en muchas de sus cosas) no llegaron a formar la sociedad a la que el género humano debe aspirar si quiere salir de la «prehistoria» que hablaba Marx.
      Nosotros vemos la caida de los comunismos en 1989-1991 no una victoria del capitalismo sino la evidencia que ésta es una carrera cuyo número de participantes se reduce constantemente, a causa de la necesidad de un empleo cada vez mayor de tecnologías para poder producir a un coste competitivo, y que los que no lo logren terminarán excluidos y acabarán en la miseria.
      Y termino diciéndole que, aquellos que en España, Argentina, Cuba o cualquier parte del mundo siguen esperanzados, pensando en que siendo competitivos, reformando el capitalismo, «adecentándolo», haciéndole la guerra a los especuladores y a los corruptos ganarán la batalla por un mundo mejor, que se puede aspirar y/o querer otra forma de sociedad, pero lo que nunca va a poder lograr es un tipo de capitalismo diferente del capitalismo realmente existente http://laguarura-impresa.blogspot.com.es/2013/10/a-los-decrecentistas-y-ecologistas-ni.html. y perdonadme por citarme una vez más, que no soy ni acadmico ni publicista ni nada por el estilo soy un antisistema y anticapitalista de sangre, corazón, sentimientos e ideas.
      Gracias una vez más al profesor Astarita por permitirnos expresar nuestras ideas. Mis saludos a él.

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      Diosdado Rojas Ferro

      05/04/2016 at 10:59

  4. Ante todo felicitarte por toda esta serie de artículos sobre la Unión Soviética en formación. En castellano casi todo lo que hay publicado está desfasado o tiene un sesgo muy conservador. Uno puede, y debe, ser muy crítico con el stalinismo, que ha sido un cáncer para la izquierda y aún sigue siéndolo aunque esté muy debilitado. Sin embargo, importa mucho también desde dónde se hace la crítica. Si permites una pequeña crítica, he observado que citas a autores muy citados pero otros, igualmente serios y profesionales pero que añaden matices que no gustan a los dogmas establecidos por la historiografía más conservadora. Desde los años 60 se viene debatiendo sobre las cifras de la represión, convirtiendo a la Historia en una especie de disciplina contable. Pero claro, algunos «necesitan» que los stalinistas(a los que llaman comunistas, y ya sabemos por qué) mataron tanto o más que los nazis. Convendría tener presente a autores como Wheatcroft, Davies, Tauger y algunos otros. En la NLR se desarrolló un debate entre el máximo exponente de los Cold Warriors Robert Conquest y R. W. Davies. Naturalmente el objetivo no es absolver al stalinismo porque eso es imposible, sino para establecer los datos tal y como son, lejos de las exageraciones de la Guerra Fría. No es casualidad que muchos anden empeñados en que la hambruna de principios de los 30 provocó 6 millones de muertos…los mismos que el Holocausto judío. Y no es casualidad, claro está. No me parece serio equiparar una cosa con la otra y menos contar a los no nacidos como muertos. Mi crítica es tan solo de matiz, simplemente hecho en falta a determinados autores mientras que otros Ellman y Rosefielde siempre están y nos argumentos y datos han sido criticados. Creo que fue Ellman quien llegó a equiparar la hambruna de 1932 con la de 1921, lo cual fue criticado por Wheatcroft.
    Saludos, insisto que esto muy agradecido por su labor.

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    Miguel de Madrid

    03/04/2016 at 13:17

    • En la parte en que trato la hambruna (que va a salir más adelante) me baso principalmente en Davies, R.W. y S. G. Wheatcroft (2009): The Years of Hunger: Soviet Agriculture 1931-1933, Palgrave Macmillan, Nueva York.

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      rolandoastarita

      03/04/2016 at 14:50

  5. Disculpen, hice una lectura por encima y no encontré menciones a los estudios de los archivos de la URSS realizados por Viktor Zemskov, quizá de los más fiables.
    Adjunto esta entrevista de Rafael Poch: http://www.lavanguardia.com/internacional/20010603/53596492212/todos-los-muertos-de-stalin.html

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    Oriol

    09/04/2016 at 17:55

  6. Terror de estado, intimidación contra todos aquellos que quieran levantar su voz de protesta, requisas abusivas, traslados forzados de poblaciones enteras, fusilamientos, privaciones de libertad con trabajos forzados, ausencia de estado de derecho (fascismo socialista), y muchas atrocidades más.
    Sucede simplemente que el régimen estalinista se defendía de sus enemigos. ¿Quiénes eran sus enemigos?: La clase trabajadora.
    ¿Sería correcto especular que Stalin y sus semejantes adolecían de algún trastorno mental que los hacia disfrutar del sufrimiento de las personas? No hay razones que los señalen como personas desequilibradas
    ¿Todas esas atrocidades fueron necesarias para mantener la continuidad del proceso de construcción del socialismo? No tengo dudas que ellos pensaban que era así, desde el punto de vista de cómo conceptuaban el socialismo y la forma de cómo construirlo. Sin embargo, cada vez era más claro que las medidas represivas más que para defender el proceso revolucionaria y la vía socialista, fueron para defender sus privilegios de burócratas.
    Lo cierto es que para los años 30, Stalin y sus semejantes fueron una casta política o semiclase en formación, que detentaba el control del Estado-partido y de la economía. No detentaba la propiedad de los medios de producción, pero su destino final sería ello; lo que se haría plenamente realidad 7 décadas más tarde. Por tanto, dicha burocracia en el 30 fue una burguesía en formación. Vale decir, fue una casta política que apuntaba a echar raíces económicas para convertirse en una clase burguesa.
    ¿Se podía esperar otra cosa de una dictadura partidaria? El mundo fue testigo de todos los horrores contra la clase trabajadora de una dictadura partidaria en la URSS versión Stalin. ¿Cómo hubiera sido una dictadura partidaria versión Lenin o Trotsky? El primero, al irse demasiado rápido, se libró de ensombrecer su imagen y prestigio en un proceso tan complejo como la revolución de octubre que definitivamente no logró asimilarlo en toda su magnitud. El segundo, con su tristemente célebre intervención en lo de Kronstadt y que lo justificó siempre, dio muestra claras de su tendencia a resolver las contradicciones entre el Estado y los trabajadores a “manu militari”.

    La evidencia histórica ha demostrado hasta la saciedad que toda dictadura partidaria lleva a la traición y a la destrucción de una sociedad revolucionaria que se propone la construcción del socialismo. Criticar a Stalin y aceptar la dictadura partidaria como equivalente o sustituta valida de la dictadura de clase es un contrasentido total.
    Conciencia de clase implica la conciencia de la clase trabajadora de la necesidad de autogobernarse. Este proceso sólo será posible con la guía científica del partido comunista.
    Si luego de la captura del poder es inevitable una dictadura partidaria para iniciar el desmontaje del viejo Estado, esta debe durar el menor tiempo posible. Casi inmediatamente deben abrirse las compuertas para el desarrollo de la nueva institucionalidad revolucionaria, a partir de las cual la clase trabajadora ejerza de manera real y efectiva su dictadura de clase como es el gobierno de las Asambleas Populares, el Pueblo Armado, el control de los medios de producción por los trabajadores, la democracia directa, etc.
    Por seguro que este proceso tendrá que ser gradual, dónde la propiedad pública coexiste con la propiedad privada por toda una etapa y el desarrollo y consolidación de dichas instituciones revolucionarias pro socialistas será lento y penoso, avanzando de formas simples a formas más complejas. Todo esto no será nunca posible lograrlo en base a una dictadura partidaria.
    El mismo capitalismo que existe en EEUU, Alemania, Inglaterra, etc. no son dictaduras partidarias, son dictaduras de clase; son una compleja institucionalidad burguesa que tiene como pilares la democracia representativa, la propiedad burguesa de los medios de producción, el libre mercado, el ejército regular, etc. El capitalismo jamás hubiera desarrollado todo lo que ha desarrollado hasta ahora si hubiera estado sometido a una dictadura partidaria; vale decir, si la burguesía hubiera estado sometida a una casta burocrática por encima y distinta de ella. En el capitalismo la clase burguesa tiene el mando a través de su institucionalidad. Es así como ejerce su dictadura de clase.
    De la misma forma, en la sociedad revolucionaria la clase trabajadora debe tomar el mando de su propio destino y ejercerlo a través de sus instituciones, las que requieren para su desarrollo y perfeccionamiento la inagotable creatividad y entusiasmo de las masas. Todo ello es absolutamente incompatible con una dictadura partidaria.

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    Amauta

    12/04/2016 at 03:37

  7. Sr. Astarita: la Editorial Crítica acaba de publicar en español el libro El Equipo de Stalin, de Sheila Fitzpatrick (autora a la que usted ha citado en diversas ocasiones en su análisis del estalinismo). Caso de que usted haya tenido la oportunidad de leerlo en inglés, me gustaría conocer su opinión. Muchas gracias.

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    JOSÉ

    15/11/2016 at 15:02


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