Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Relaciones sociales y el “giro a la derecha”

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A partir del resultado de la elección del 25 de octubre, la caracterización, dominante en la izquierda es que el país ha virado a la derecha (aquí). La idea se presenta bajo diversas formulaciones. Una que goza de mucha aceptación, sostiene que el kirchnerismo perdió terreno porque derechizó su discurso y presentó un candidato “demasiado conservador e hijo del menemismo”. A su vez Macri habría tenido la habilidad de camuflar sus inclinaciones neoliberales, presentándose con rasgos continuistas y adoptando un discurso más estatista (por ejemplo, prometiendo que no reprivatizaría YPF).

Este análisis es común en la izquierda K. Allí se sostiene que Cristina Kirchner cometió un error táctico al elegir como candidato a Scioli; y que la manera de derrotar a Macri pasa por radicalizar el discurso pro-Estado, frente a la orientación pro-mercado de Cambiemos. Pero también sectores de la izquierda que llaman a votar en blanco comparten la matriz de ese análisis. Sostienen que las políticas estatistas –“precios cuidados”, subsidios, tarifas de servicios públicos controladas, cepo cambiario, retraso del tipo de cambio frente a la inflación, además de algunas estatizaciones- habrían sintetizado la fase “a la izquierda” del gobierno K, que ahora habría girado “a la derecha”, proponiendo a Scioli. Y este viraje habría servido en bandeja el triunfo a Cambiemos.

La historia parece bien armada, pero tiene el inconveniente que no puede explicar por qué los candidatos que encarnaban de forma más pura el estatismo K sacaron menos votos que Scioli. El ejemplo del ministro de Economía, Axel Kicillof, es paradigmático: obtuvo 40.000 votos menos que la fórmula presidencial. Y hay muchos otros casos donde los candidatos más identificados con el kirchnerismo “puro” obtuvieron iguales, o peores, resultados que Scioli.

Una explicación distinta: el estatismo burgués no es alternativa

La explicación que propongo es distinta de la que he reseñado más arriba. La idea es que los candidatos K perdieron terreno porque el estatismo burgués hace agua por todos lados. Más específicamente, el problema central es que no logra dar salida al estancamiento de la acumulación (o sea, de la inversión) en Argentina, ni a las crecientes dificultades que enfrenta la economía de conjunto. Por ejemplo, la caída de reservas del Banco Central es insostenible, y no hay forma de continuar tomando deuda al 10% en dólares, o vendiendo los verdes a futuro; ni hay manera de seguir retrasando el tipo de cambio para “controlar” la inflación (típica receta “a lo Martínez de Hoz”, por otra parte). Y como este, hay muchos otros ejemplos.

Pero el problema no atañe simplemente a algunos desequilibrios en la macroeconomía, ya que tiene que ver con la imposibilidad de escapar de la “coerción” que imponen las relaciones sociales subyacentes. Relaciones sociales que se manifiestan en las leyes del mercado (la ley del valor) y en la lógica con que actúan los capitales, sean grandes o chicos, nacionales o extranjeros. Por eso, el estatismo burgués despliega una secuencia típica, en sus rasgos esenciales, y responde a una lógica hasta cierto punto objetiva. El punto de partida siempre lo da el funcionario lleno de ínfulas, que cree poder gobernar, desde sus altos poderes estatales, el curso de los precios y las inversiones, de las ofertas y las demandas. Pero la realidad es que en la sociedad capitalista esto es imposible. La misma evolución de YPF de los últimos años, para dar solo un ejemplo, lo pone en evidencia (¿o por qué YPF, bajo control del Estado, no ha dejado de aumentar los precios de las naftas? ¿No tendrá algo que decir la ley del valor? ¿Dónde quedó la pretensión de excluirla del chaleco de fuerza de la consecución de rentabilidad?).

Por eso, llega un punto en que las políticas del estatismo burgués empiezan a dar resultados cada vez peores. Más todavía, en la medida en que las economías están más internacionalizadas (y Argentina no es excepción, ver aquí), los límites de estas políticas aparecen más rápido y se hacen más y más evidentes. Por eso, ya en 2011, y cuando el kirchnerismo comenzó a plantear que había que reducir los subsidios a los servicios y aumentar las tarifas, decíamos que eso era admitir que no podía controlarse lo que se decía manejar. Y si bien luego la política de los subsidios dio otro giro hacia su mantenimiento, la cuestión siguió planteada, y vuelve a surgir a cada paso (y la encarará el próximo gobierno, sea de Scioli o Macri). Como también aparecen los problemas vinculados a la fuga de capitales, o la falta de inversión, o las altas tasas de interés, o el déficit fiscal creciente (Marangoni, mano derecha de Scioli, reconoció que es el 7% del PBI e insostenible). Por eso, los arreglos con el CIADI, con el Club de París, con Chevron, no son eventos raros, y ni siquiera “traiciones”, sino la expresión concentrada de las presiones que derivan de las relaciones de propiedad dominantes. Scioli y Macri, así como el desempeño electoral de los Kicillof, se explican en este escenario. Los personajes son cuestiones menores; expresan, en última instancia, fuerzas que no dominan a voluntad.

Es por estas razones que en 2011 planteamos que los “giros a la derecha” en los regímenes estatistas burgueses estaban precedidos de la acumulación creciente de contradicciones.  Decíamos:

“… paulatinamente se acumulan desequilibrios, surgen cuellos de botella y aparecen crecientes problemas de productividad, en uno u otro sector. Los capitalistas que sobreviven con subsidios invierten poco y no amplían su capacidad productiva; los costos son crecientes, y los precios no se adecuan con la rapidez o flexibilidad que lo exigen los capitales. Además, la falta de inversión en sectores claves distorsiona más aún la estructura productiva, o se hace sentir en la balanza comercial. Los casos de la producción energética, o la industria de la carne y frigorífica en Argentina, son demostrativos de esta dinámica. De esta forma, los desequilibrios en los sistemas de subsidios y precios administrados desde el Estado se reproducen a escala ampliada a medida que avanza la acumulación del capital.

“En definitiva, no se logra lo que se decía buscar, un desarrollo relativamente armónico de las fuerzas productivas, con distribución progresista de los ingresos. Por eso, llega algún punto en que es imposible mantener el esquema. Generalmente, esto ocurre en coyunturas específicas, como pueden ser crisis capitalistas (internas o externas), que agravan las condiciones de reproducción del capital y de recaudación fiscal. También puede contribuir la salida de capitales, un deterioro de la competitividad del tipo de cambio, o alguna combinación de estos factores (u otros). (…) El principio básico del capitalismo termina imponiéndose: la tasa de ganancia rige la decisión de inversión, por más discursos “científicos” que quisieron negarlo. (…) Ahora el énfasis pasa a estar en el aumento de la productividad y bajar costos. (…) Lo importante, para lo que nos ocupa, es que el giro significa que no se ha dominado al mercado. En la óptica de la izquierda radical esto se interpreta como un “giro a la derecha”, pero en realidad, está en la lógica del capitalismo. El gobierno K es un gobierno capitalista, al frente de un Estado capitalista, y nadie tenía que esperar peras del olmo” (véase aquí).

Hoy agregaría que, naturalmente, Scioli no es una pera del olmo, sino el resultado genuino del estatismo burgués senil y carente de toda alternativa.

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Relaciones sociales y el “giro a la derecha”

Written by rolandoastarita

06/11/2015 a 15:43

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18 respuestas

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  1. rolo como la situacion economica impone el ajuste, cual seria la diferencia entre intentar devaluar de a poco o Shock, o es siquiera imposible poder elegir ya que es el mercado el que decide y no el estado.
    Con respecto a esto Bein dice que si se devalua 40% de una vez no hay reservas del bcra que alcancen mas alla de que bajen los salarios y aumente la inflacion?

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    pedro

    06/11/2015 at 20:22

    • Nadie puede saber qué va a suceder si levantan el cepo. Es típico de las crisis capitalistas. Con el agregado de que la devaluación no empieza el 10 de diciembre. El peso ha estado perdiendo valor precipitadamente en los últimos años, por más «controles» que quisieron imponer. La no inversión y la fuga de capitales es una manifestación del carácter objetivo de la crisis.

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      rolandoastarita

      06/11/2015 at 20:30

  2. Coincido en el análisis de la situación de la burguesía nacional y del estado y su imposibilidad de encontrar una salida a la crisis.
    Pero creo que a ese análisis le falta mirar que sucede mientras tanto en el movimiento obrero. Los gobiernos y regímenes burgueses están estrechamente ligados a la lucha/desmovilización del movimiento obrero y creo que lo que el capitalismos ha logrado es desmovilizar y generar cierta apatía en los trabajadores. El otorgamiento de planes y subsidios ha generado en la clase obrera una fuerte creencia de que esa es la forma de recuperación de sus conquistas. En ese sentido, si creo que hay una profunda derechización, comparativamente con el 2001, época en la cual el que se vayan todos y la movilización popular impuso un gobierno burgués y un régimen absolutamente débil. Hoy ese gobierno y ese régimen se ha fortalecido por un lado y la clase media en sus normales y manifiestas oscilaciones elije como alternativa un programa burgués más cercano al país agrícola y dependiente, de otras épocas que programa minímamente industrial del Justicialismo. Si bien las dos alternativas burguesas apuestan a mantener los lazos de dependencia del imperialismo, entiendo que se debe ver los matices en nuestro analisis.

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    Alejandro

    06/11/2015 at 21:50

    • En 2001 el movimiento obrero, como tal, estuvo ausente. De la Rúa cayó fundamentalmente porque le retiraron el apoyo no solo las más amplias capas de las clases medias y medias altas, sino también la mayor parte de la clase dominante, EEUU y los organismos financieros internacionales. En 2002 se impuso un ajuste brutal sin que hubiera prácticamente ninguna resistencia de la clase trabajadora. En su momento hice estos análisis en oposición a la visión de la mayor parte de la izquierda. La consigna «que se vayan todos» no conducía a ningún lado, y de hecho «se quedaron todos».

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      rolandoastarita

      07/11/2015 at 00:08

    • Mi opinión es que la decadencia del movimiento obrero, tanto en Argentina como en otros países, viene de antes y tiene razones más profundas que las políticas superestructurales de subsidios, cooptaciones, etc.

      Sobre la «derechización» creo que el artículo indica por qué es mejor ir más profundo y encontrar en la lógica del capital la dinámica que determina el retroceso del kirchnerismo, no en un fenómeno ideológico.

      Por cierto que el programa del kirchnerismo para el «desarrollo» del país nunca salió del modelo de los agronegocios y el extractivismo, totalmente adentro del «consenso de las commodities» (ver los artículos de Maristella Svampa).

      Los matices entre Cambiemos y el FPV van a pasar por estilos políticos y no por nada esencial de su programa.

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      Danilo Castelli

      07/11/2015 at 13:54

    • Para Alan Bacon: no se publican comentarios con ataques de tipo personal a alguno de los que intervienen en esta sección.

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      rolandoastarita

      08/11/2015 at 00:20

  3. Rolo, hay algo del programa burgués de los próximos gobiernos que no me cierra. Van a devaluar (o reconocer la devaluación q los distintos tipos de dólar ya expresan),¿ pero cómo pensás que van a evitar que esa devaluación se traslade a precios y sea seguida por subas de salarios? El desempleo está creciendo, pero hasta este año las paritarias han cerrado cerca de la inflación. El shock de devaluación del q habla el Pro puede dar una ventaja a los exportadores por un tiempo, pero creo q es esperable q esa ventaja se pierda más o menos rápido (no como en 2002, que duró varios años), a menos que crezca el desempleo. Tomando el esquema q presentás en «econ pol de la dependencia …», sería esperable un período de tcr bajo antes de uno alto (además leí en alguna de las notas, q opinas q estaríamos atravezando un período de tcr bajo).

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    Gus

    07/11/2015 at 01:26

    • Si reducen los subsidios y el gasto público es probable que aumente el desempleo y sea más difícil para los trabajadores recuperar el salario frente una devaluación. La quita de susbsidios aumentaría el precio de la fuerza de trabajo y una fracción del empresariado podría responder frenando aún más inversión y la producción. Respecto a la reducción del gasto público, si va en línea de reducir el empleo público podría aumentar el desempleo. En particular porque el empleo público ha tenido un papel relevante en cubrir la destrucción de fuentes de empleo privado en los últimos años.

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      Juan

      09/11/2015 at 00:13

  4. Astarita intenta plantear que votar a scioli es lo mismo que Macri y no es así. Si Macri gana intentará aumentar la jornada laboral con horas extras y los trabajadores no van a poder negociar si hay una tasa de desempleo elevada (algo que Macri busca). Desde un punto de vista táctico y estratégico para el movimiento obrero, una Argentina pobre, donde los obreros estamos disciplinados, es «mata-izquierda». Basta pensar qué era de la izquierda argentina en los 70 y 90. En los 70 estaban muertos, y en los 90 buscando el pan… no es lo mismo scioli que macri. Ni para el peronismo, ni para la izquierda, ni para la clase media que vota al Pro. El resultado de las elecciones va a determinar si Argentina es un país como Colombia/Perú o un país que intenta generar su centro de acumulación. Y coincido con Astarita cuando dice que el gran fracaso del estatismo burgués ha sido aumentar los niveles de inversión,, lo que no coincido es la interpretación y conclusión que saca. La inversión no aumenta porque los dólares que generamos con nuestras exportaciones son fugados al exterior. Esto es un problema político y no económico, y tiene que ver con el carácter semi-colonial del infante capitalismo argentino. El rumbo por el que Argentina transita estos últimos diez años no es precisamente el paraíso marxista, pero ayudó mucho a la politización y liberación del movimiento obrero. En los 90, la palabra «política» era mala palabra y la costumbre de debatir y militar era un acto de «subversión». Esto no ocurre cuando un gobierno redistribuye la riqueza como lo hizo este.

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    Sebastian

    09/11/2015 at 00:08

    • Una buena muestra de razonamiento idealista especulativo. Las relaciones sociales están desaparecidas. Todo depende del «personaje», Macri o Scioli (para lo cual, además, prudentemente se pasa por alto sus pasados). Todo condimentado de afirmaciones arbitrarias, como que en los 70 la izquierda y el movimiento obrero estaban «muertos». Por favor, ¿alguien le puede avisar a Sebastián que hubo algo llamado «Cordobazo», ascenso del clasismo, activismo antiburocrático? ¿Alguien le puede avisar que el centro de ese ascenso estuvo en empresas automotrices cuyo «centro de acumulación» dependía de casas matrices en el extranjero?
      Además, yo jamás sostuve que el gran fracaso del estatismo burgués «ha sido aumentar los niveles de inversión». ¿Por qué no se informa antes de escribir semejante cosa? Lo que he afirmado es que el estatismo burgués NO aumentó de manera significativa los niveles de inversión.

      En realidad pienso que es casi imposible entenderse cuando se parte de enfoques metodológicos radicalmente opuestos. Los análisis superestructurales (o idealistas-subjetivistas) de este tipo admiten como «natural» que los resultados de una elección (digamos, una variación de 4 o 5 puntos en la inclinación del electorado entre dos variantes que dicen prácticamente lo mismo) «determina» (nada menos) el tipo de desarrollo, esto es, si Argentina deja de ser un país dependiente y atrasado. La superficialidad del comentario es tan grande que quien lo escribe ni siquiera se pregunta por qué no dejó de serlo en estos 10 años de favorables términos de intercambio y condiciones internacionales excepcionales, más las herencias del «ajuste» vía crisis 2001 que heredó gratis el kirchnerismo. La realidad es que la distribución del ingreso y la dinámica de la acumulación dependen de procesos institucionales e históricos que a su vez son el reflejo y expresión de conflictos e interacción de intereses y posiciones de clase.

      Por supuesto, con el mismo método puede pasar por alto las políticas de división, sujeción a través de la burocracia sindical y estatal, desmoralización y corrupción que el capitalismo de Estado ha desplegado en el movimiento obrero y los sectores populares. En esta nota he hablado del tema. Naturalmente, los apologistas K miran para otro lado. Todo esto los tiene sin cuidado. La estrategia de independencia de clase, que está en el centro del programa del marxismo, no solo no figura en la agenda del nacionalismo estatista, sino que es su directa enemiga. Es en este sentido que sostengo que el nacionalismo estatista es TAN reaccionario como el llamado neoliberalismo (al que, por otra parte, gran parte de los estatistas nacionalistas de hoy, con los Kirchner a la cabeza, adhirieron en los 90).

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      rolandoastarita

      09/11/2015 at 09:13

  5. Porqué mi comentario no se publica? Me está censurando?

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    Sebastian

    09/11/2015 at 00:11

    • Tenga un poco de respeto. Este blog es personal. Lo atiendo en los ratos libres. No estoy todo el día con la computadora encendida para aprobar comentarios. Debo atender a mi trabajo, además del tiempo para dormir y otras cuestiones personales. No sé dónde aprendió estos modales, pero lo cierto es que usted no tiene ningún derecho a echar este tipo de sospechas sobre «censura».

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      rolandoastarita

      09/11/2015 at 08:54

  6. Inclusive desde el punto de vista superestructural cabe poner en duda que Macri o Scioli sean diferentes. Por ejemplo, antes de que se aprobara la ley de matrimonio igualitario la ciudad de Buenos Aires ya había aprobado la ley de unión civil de personas del mismo sexo. La ciudad no podía hacer otra cosa más que eso porque para aprobar la reforma al matrimonio civil hay que reformar el código civil, algo que sólo puede hacer el congreso de la nación y no la legistatura local. En este sentido, el macrismo tuvo una posición de avanzada sobre el asunto. Luego, cuando se trató la reforma a la ley de matrimonio, dio libertad de acción al igual que lo hizo el kirchnerismo. Diputadas como Laura Alonso votaron a favor del matrimonio igualitario, mientras que otras como Gabriela Michetti lo hicieron en contra. El proyecto de ley que en definitiva se aprobó no era del FPV, era un rejunte de un proyecto del socialismo y otro de Vilma Ibarra. Dentro de las fuerzas que aprobaron el proyecto, el 75% de los diputados de la Coalición Cívica de la chupacirios de Carrió votaron a favor, mientras que sólo el 63% de lo diputados del FPV lo hicieron en ese mismo sentido.

    Con la ley para enfermos celíacos pasó otro tanto. La ley nacional y la ley de la ciudad se aprobaron con un día de diferencia. Mientras la ley de la ciudad contempla un subsidio para los enfermos, la ley nacional no lo hace. ¿Quién es más progresista?

    Cualquiera que vaya a la secretaría de derechos humanos de la ciudad de buenos aires va a observar que en las paredes los trabajadores pegan noticias de diario en contra Macri, algo impensable en oficinas del gobierno nacional. ¿Quién es más tolerante?

    El gobierno de la ciudad recortó el presupuesto del Garrahan con el apoyo del FPV.

    Macri asumió el control de los subtes y subió el precio de la tarifa que, desde esa fecha, no se modificó. Sin embargo, quienes usamos el subte en forma cotidiana sabemos que al cabo de unos viajes el valor de la tarifa desciende, al punto que he llegado a pagar el boleto a $2,70, menos que un boleto de colectivo.

    Si se comparan las gestiones de ciudad y provincia de Buenos Aires, el balance es mucho más favorable para Macri que para Scioli. Sin embargo, Macri es opositor al gobierno nacional y está mucho más sometido al arbitrio nacional que Scioli, ya que la participación de la provincia de Buenos Aires en el total recaudado por impuestos coparticipables está establecido en una ley mientras que el monto que recibe la ciudad está fijado por un decreto del poder ejecutivo nacional.

    Ni qué decir que los docentes de la ciudad de Buenos Aires están mejor que los de la provincia, aunque ninguno de las dos jurisdicciones están bien.

    En fin, se podría seguir comparando punto por punto las gestiones macrista y kirchnerista y las diferencias son nimias. Ambos tuvieron gestiones antiobreras.

    Es más, si solo nos fijamos en lo efectivamente realizado por ambos en sus respectivas gestiones, si bien los dos son claramente de derecha, para mí Scioli sale perdiendo. Como dijo Hebe de Bonafini, «hizo mierda la provincia de Buenos Aires».

    Si nos fijamos en los anuncios realizados por sus referentes económicos (en especial en los de Bein cuando el kirchnerismo estaba confiado que ganaba en primera vuelta y no ahora que está con miedo de perder y miente descaradamente), veremos que su plan era: «acuerdo social entre empresas, estado y sindicatos para anclar las expectativas» (léase, tope a las paritarias); devaluación gradual (una suerte de devaluación administrada que favorecerá los movimientos especulativos con la moneda); reducción de retenciones a la soja y eliminación para otros cultivos; reducción de subsidios al gas, la electricidad, el agua; arreglo con los holdouts y endeudamiento externo.

    El plan de Scioli es ese y se encuadra en la misma línea que el de Macri.

    Creo sinceramente que el que vota a Scioli o a Macri está legitimando con el voto a un ajustador y represor que va a llevar adelante políticas antipopulares. Si cualquiera de los dos obtiene una votación importante va a invocar esa legitimación para llevar adelante su política.

    La única forma que hay para deslegitimarlos es que el voto en blanco o impugnado sea muy alto, para que no puedan invocar una gran legitimación de origen. Obviamente es una herramienta secundaria y sin demasiada efectividad, pero me parece que es la posición política correcta no sólo desde un punto de vista de independencia de clase sino de defensa de los intereses secundarios de la clase trabajadora.

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    Lucas

    09/11/2015 at 11:58

  7. Hola Rolando, bajo un régimen alternativo al capitalismo como el que Ud. propone ¿Las fuerzas que hasta aquí no pudieron dominarse a voluntad, podrían llegar a conducirse voluntariamente? Gracias.

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    Darrigrand, Gonzalo

    09/11/2015 at 16:55

    • Un proyecto socialista se articula sobre la idea de que los productores toman en sus manos el control de la economía y avanzan de a poco hacia la planificación (empezando con las inversiones), respetando de todas maneras el mercado hasta que se generen las condiciones para comenzar a superarlo. Estas cuestiones las estoy trabajando sobre la base de un análisis de las experiencias fracasadas de los «socialismos reales». No puedo tratarlo aquí.

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      rolandoastarita

      09/11/2015 at 23:29

    • Gracias por su respuesta. Más allá de las experiencias de los socialismos reales, ¿no se puede pensar esta cuestión desde las prácticas de las fábricas recuperadas?

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      Darrigrand, Gonzalo

      09/11/2015 at 23:46

    • Está en la línea de lo que critico en las últimas notas, y es opuesto al criterio que defiendo frente a las elecciones aquí.
      No puedo repetir los argumentos a cada rato. Lo único que distingue la posición de Acha de la de cualquier kirchnerista de izquierda, o de los PC y ex PC es que pone las diferencias entre Macri y Scioli en el máximo grado de «sutileza» posible. Pero no aporta nada nuevo. Dice Acha que «el voto en blanco no es políticamente activo». Cualquiera sabe que el voto en blanco agrupa «de todo». Pero en estas circunstancias concretas, el voto en blanco (o la anulación del voto) es la única forma que tiene la izquierda de no dar apoyo a candidatos de la burguesía; es la única manera de diferenciarse de todos los que llaman a la colaboración de clases con argumentos «de izquierda».

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      rolandoastarita

      09/11/2015 at 23:26


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