Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Polémica en el FIT y un argumento equivocado

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Desde hace varios meses se está desarrollando en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, una fuerte polémica entre el Partido Obrero e Izquierda Socialista, por un lado, y el Partido de los Trabajadores Socialistas, por el otro. Según entiendo, el debate arrancó por diferencias en torno a la conformación de las candidaturas, y derivó en una discusión acerca de la naturaleza y rol del Frente. El PO sostiene que el FIT es un “Frente Único”, y el PTS lo define como un “campo en disputa”, con el argumento de que el “frente único” sólo es válido “para la lucha de clases”. Un argumento que no parece muy sólido. ¿Por qué no considerar que la participación en las elecciones sea una instancia más de la lucha contra el capital, llevada esta vez en el terreno de la propaganda y la agitación?

De todas maneras, el objetivo de esta breve nota no es meterme en una cuestión que, en última instancia, afecta a las organizaciones integrantes del FIT, y a la militancia que adhiere a su programa y política. Pero sí quiero discutir un argumento de Gabriel Solano, en “De nuevo, acerca del fraccionalismo y del Frente Único”, que puede leerse en el sitio web del PO (http://www.po.org.ar/prensaObrera/online/politicas/de-nuevo-acerca-del-faccionalismo-y-del-frente-unico). Lo hago a partir de que he votado al FIT en las últimas elecciones, he llamado a votarlo y voy a votarlo de nuevo este año, a pesar de no estar de acuerdo con su programa. Mi argumento siempre ha sido: a pesar de las diferencias, considero que el FIT representa una alternativa contra los partidos defensores del sistema capitalista. En este punto, una precisión: incluyo entre los partidos “defensores del sistema capitalista” a los partidos Socialista y Comunista de Argentina.

Volviendo a la nota de Solano, sostiene que el FIT es un “Frente Único” que se opone a la conciliación de clases, de la misma manera que lo habría sido un frente entre la socialdemocracia y el PC, en la Francia de los años 1930. Lo cual se opone por el vértice a la razón por la que llamo a votar al FIT. Más concretamente: si mantengo mi voto al FIT es porque pienso que el argumento de Solano es equivocado. Es que en los 1930 un frente “puro” del PC y del PS hubiera sido un frente de colaboración de clases, y enemigo del socialismo, de la misma manera que lo era cualquier Frente Popular usual (coaliciones entre PC, PS y alguna organización liberal- burguesa pequeña). Por aquellos años la socialdemocracia estaba alineada con la defensa del sistema capitalista, y el stalinismo ahogaba en sangre a lo que quedaba de la revolución de Octubre. Esto era así a pesar de que la base social de estos partidos era obrera, y a pesar de que en sus direcciones hubiera obreros (véase aquí y aquí para una discusión más completa).

Más en general, la idea de que un partido de base social obrera y programa y estrategia burguesa pueda encarnar algo parecido a la independencia de clase, es equivocada. En muchos países hubo gobiernos “obreros” –por ejemplo, el laborismo británico, australiano, el PT de Brasil – o “socialistas” –en varios países europeos- que fueron más o menos funcionales al capital, como sucede con cualquier otro gobierno capitalista “normal”. Para ponerlo con un caso concreto: ¿qué diferencia sustancial, esto es, en lo que atañe a la política de clase, hubo entre el gobierno de Cardoso y los de Lula y Rousseff del PT? La respuesta es que ninguna. El hecho de que Lula provenga de la clase obrera, no cambia la caracterización del gobierno del PT. También lo explico con un caso hipotético: ¿qué diferencia, en esencia, habría entre un gobierno “puro” del PC y del PS argentinos, con respecto a cualquier otro gobierno “progre-burgués” a los que nos tiene acostumbrados el sentido común progre-burgués? La respuesta, de nuevo, es ninguna.

De manera que la comparación del articulista del PO no tiene sentido (y si lo tuviera, no votaría al FIT). Ninguno de los partidos que integran el FIT se ha convertido en un defensor del orden burgués. Repito: podré tener muchas críticas a la orientación del trotskismo, pero sé diferenciar (y sería ultraizquierdismo sectario no hacerlo). Hay un abismo entre un “socialismo” (o un “laborismo”, o un “comunismo”) que aplica un plan de ajuste contra los trabajadores, que apoya política e ideológicamente al Estado capitalista, o que reprime a revolucionarios, y un frente de partidos trotskistas que mantienen sus posiciones críticas.

Lo afirmo incluso desde un punto de vista personal, y a partir de la “experiencia de vida”. Como he dicho en otras oportunidades, durante dos décadas milité en el trotskismo. He conocido y conozco muchos viejos militantes y dirigentes que habiendo podido acomodarse como “cuadros” del sistema (hay casos notorios, y la burguesía sabe apreciar los servicios de esta gente; ver aquí), permanecen en sus posiciones. Por eso se trata de un tipo humano completamente distinto del que caracteriza a los defensores “socialistas – comunistas” del orden establecido, que están dispuestos a cualquier agachada con tal de conservar sus miserables prebendas. Pero el “tipo humano” aquí es una construcción política consciente. En esto también se ven diferencias de historias y trayectorias que definen contenidos.

En definitiva, seguiré votando al FIT precisamente porque no pienso que los partidos del FIT sean asimilables al socialismo y comunismo burgueses. Estos últimos representan la defensa última del sistema capitalista. El FIT, en cambio, es una expresión política de los que se colocan en la vereda opuesta.

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«Polémica en el FIT y un argumento equivocado»

Written by rolandoastarita

15/06/2015 a 10:25

24 respuestas

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  1. Rolando: cuales son las críticas que tiene al programa del FIT, en su articulo dice no coincidir con el programa. Saludos

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    Maloperobueno

    15/06/2015 at 11:49

    • Básicamente, no coincido con la política tipo «Programa de Transición»; tampoco coincido con el planteo de «liberación nacional» para Argentina, que defienden los partidos del FIT; ni con la perspectiva estatista. Expliqué estas cuestiones en muchas notas del blog, en la crítica del PT, en algunos de mis libros.

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      rolandoastarita

      15/06/2015 at 11:59

  2. Bueno, a la confusion de PO y del PTS respecto al «frente unico», usted Rodolfo agrega la suya, porque todos se basan en la politica de las organizaciones que componen tal frente.

    Lo primero a aclarar que es muy común en todas las organizaciones que se reclaman trotskistas en Argentina en confundir la «unidad de accion» con el frente unico obrero. Aquella puede serlo por motivos puntuales y este ultimo es el frente unico de las organizaciones que agrupan como clase a la clase obrera, para que se plantee un gobierno de las mismas, independiente de la politica de sus direcciones.

    Usted agrega confusión porque tambien mal interpreta el «frente unico» del PS y el PC aleman en los años 30, como diferente a la «unidad de accion» que plantea PO y ademas rechaza tales frentes por la politica de sus aparatos dirigentes.

    Todos ignoran tres cosas basicas: primero el periodo historico que vivimos desde el punto de vista de la direccion de las organizaciones obreras, que comenzó con la degeneracion de la revolucion de Octubre y que hoy aún se mantiene, su politica de sosten a la burguesia para mantener el sistema capitalista.

    Lo segundo es que aunque parezca de perogrullo, la tarea estrategica y tactica de los revolucionarios consiste por aún no ser direccion en ayudar y no «dirigir» a la clase obrera, pais por pais a romper tal frente contrarrevolucionario montado por los aparatos dirigentes de sus organizaciones que le agrupan como clase.

    Y la tercera y fundamental y que hace a una incomprension de como se expresa la dialectica del proceso de lucha de clases como lo explica el marxismo: no hay forma de romper tal frente contrarrevolucionario, sino es por la movilizacion de miles o de millones, a traves de las organizaciones que les agrupan como clase exigiendo justamente a los aparatos que las dirigien que tomen el poder y asuman el gobierno en su nombre.

    Concluir que esto no se puede plantear por la politica contrarrevolucionaria de tales direcciones, es rechazar lo que señala el Programa de Transicion, que «las leyes del proceso historico son mas fuertes que los aparatos».

    ¿El movimiento de miles o de millones puede romper a los aparatos contrarrevolucionarios exigiendoles que tomen el poder y provocando su crisis irreversible o estos pueden derrotar a ese movimiento de miles o de millones? Es esta la dialectica de la lucha de clases que estamos obligados a intervenir quienes aspiramos a formar parte de la direccion revolucionaria a construir.

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    ariel quiroiga

    15/06/2015 at 11:53

    • Le aclaro una confusión: mi nombre no es Rodolfo, sino Rolando. El resto de las cuestiones que plantea ya las he respondido; puede consultar las entradas referenciadas en la nota.

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      rolandoastarita

      15/06/2015 at 11:56

  3. Rolando. Yo no voté al FIT, ni llamé a votarlo, ni lo votaré, y pienso el el ‘argumento’ de Solano es equivocado. Es una comparación que no tiene ni pies ni cabeza, a menos que Solano no ponga un signo igual entre los partidos del FIT con la socialdemocracia y el estalinismo. En tal caso, a confesión de partes, relevo de pruebas. Resta pensar que en el delirio épico que caracteriza a los dirigentes del PO se consideren a si mismos los ‘bolches’ que imponen la unidad de los ‘partidos obreros’ tras de la ‘perspectiva de poder’ (en buen romance: el Sillón de Rivadavia). Fuera de joda. Ma que frente único ni que ocho cuartos. En primer lugar, el Frente único se da entre organizaciones obreras con influencia de masas. El Frente único no se aplica en las elecciones. En las elecciones lo que se comparan son programas. Si uno o más partidos obreros coinciden en un programa revolucionario, lo que se corresponde es una fusión, no un frente electoral. El frente único es para la acción extraparlamentaria de las masas. La proyección a nivel de ‘gobierno’ es un aborto táctico parido por la Tercera Internacional, imaginado como el detonante de una insurrección en los marcos de una situación pre revolucionaria, inspirado en una deformación de la táctica bolchevique (ni siquiera aplicada, sino, solo sugerida por Lenin y de la cual se arrepintió a los tres días). A todas luces, el FIT no es un Frente único, ni un ‘terreno de disputa’ sino, un frente electoral oportunista, como lo definiera el propio Altamira. Una cooperativa electoral, primero para subsistir en los márgenes del ‘libre juego democrático’ y luego, pasado el susto, para meter cargos e inflar con ello las arcas del aparato y obtener visibilidad mediática, redundante en mas cargos, más ingresos, para seguir alimentando la espiral electoralista en un cuento de nunca acabar. El FIT no es Frente único, es un bloque de propaganda electoral (mala) lavada y conciliadora con el estado. La mejor demostración que no es frente único es que su propósito fundacional (exceder lo electoral y convertirse en un frente en la lucha directa de los obreros) ha sido sistemáticamente defraudada. Es más, ha sido boicoteada en razón de los intereses de cada aparato. A nivel interno, las relaciones se han caracterizado por negociaciones secretas hechas por seis cabezas entre cuatro paredes en razón de fríos cálculos electoralistas) Los métodos aplicados son coherentes con el régimen burocrático que impera a nivel de partidos cuya función primaria es la construcción y fortalecimiento del propio aparato a expensas del rival. Esta concepción, burocrática, mesiánica, sustituista, irreformable, proyectada a nivel del estado es la simiente del partido único, opresor y potencialmente explotador de la clase obrera. Respeto tu posición de voto, aunque no la comparta.

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    AP

    15/06/2015 at 12:28

    • Por un tema de facilidad de lectura, te recomiendo que en próximas notas pongas algún espacio, algún «punto y aparte».

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      rolandoastarita

      15/06/2015 at 12:30

  4. Rolando, que tal?
    Su articulo parece ser mas una catarsis y justificación de tu voto mas que una critica al articulo de Solano. Igual apoyo las catarsis, le hacen bien a las personas. Lo que si me resulta muy extraño es que votes y llames a votar a un frente que tiene un programa con el cual no estas de acuerdo; es decir, no estarías de acuerdo con lo que pudieran hacer si es que algún dia (aunque no creo que lo deseen) lleguan al poder. Con respecto a que la participación en elecciones es bueno como una forma de lucha contra el capital y de propaganda ¿Por que parece ser TN uno de los canales comunicativos mas usuales para sus propagandas?
    Le hago esas preguntas porque lo respecto mucho, tanto a usted como al FIT, porque es un excelente profesor y un gran intelectual. Solo quiero que me aclare lo que para mi son contradicciones en su discurso.
    Saludos cordiales.

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    Facundo Juarez R

    15/06/2015 at 13:18

    • Una «catarsis» puede querer significar una purificación de pasiones por la contemplación del arte, una eliminación de sustancias nocivas, o de recuerdos que perturban el estado psíquico (María Moliner). Me es imposible encontrar algún sentido a su comentario. Con respecto a que tenga que «justificar» mi voto, no sé a cuento de qué.
      Por otra parte, lo que sí es un derroche de inteligencia es su pregunta acerca de por qué representantes del FIT son invitados a participar en TN. ¿Por qué no se lo pregunta a TN? ¿Por qué la izquierda tiene que dar explicaciones acerca de las razones por las cuales se la invita a participar en tal o cual programa? Siguiendo con esta búsqueda inteligente de «contradicciones», ¿por qué El Capital de Marx es editado por empresas capitalistas? ¿No hay algo sospechoso en eso? Y así podríamos seguir un buen rato.

      Por último, con el mismo derecho habría que preguntarse por qué el Canal oficial no invita a representantes de la izquierda a sus programas, pero sí tiene lugar para un Alperovich, un Gioja, un Scioli o un Amado Boudou. ¿Será porque estos últimos están «combatiendo al capital»? ¿Y por qué Cristina K fue invitada a las islas Seycheles? ¿Habrá sido para continuar su combate al capital financiero internacional? ¿Y el benemérito Zaffaroni, ¿por qué habrá sido invitado por los milicos de la dictadura a exponer sus brillantes justificaciones de los golpes militares? De nuevo, muchas y divertidas preguntas para entretenernos.

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      rolandoastarita

      15/06/2015 at 14:36

  5. Tengo diferencias de matices con AP, pero esencialmente coincido con su planteo.
    Agrego que el trotskismo, como corriente ideológica en Argentina, Europa y todo el orbe, es la izquierda del capital: ayudaron a reconstruir los Estados burgueses tras la segunda guerra mundial (apoyaron explícitamente al campo burgués «aliado» contra el «fascista», etc.); tanto el mandelismo con su cada vez más profundizado «movimientismo social» (algo así como la «descentración» del sujeto de clase en sus prácticas teóricas y políticas) como el morenismo con su materialismo vulgar (parece que hubo «revoluciones objetivas» -como la cubana- a las que les faltó, nada más y nada menos, que el componente «subjetivo») apoyaron cuanto experimento pequeñoburgués surgió, por ejemplo, en Latinoamérica (el mandelismo al PRT-ERP en Argentina, etc.); gobernaron municipios en Brasil (nuevamente, de la mano del mandelismo); integraron alianzas electorales burguesas (el morenismo argentino con Coral en la década de 1970, con el Partido Comunista e IDEPO en 1989, etc.); aplican consignas desprendidas del programa de transición en todo tiempo y lugar (lo que los convierte en una secta religiosa que ya se sabe lo que va a decir para cualquier coyuntura); se presentan elecciones de cargos ejecutivos (municipios, gobernaciones, presidencias), es decir, están dispuestos a administrar los asuntos de la burguesía. Puedo enumerar más argumentos para seguir demostrando que son la izquierda del capital…
    Por lo dicho, no coincido para nada contigo, Rolando, en la caracterización de que el trotskismo (el FIT, en este caso) sea «una alternativa contra los partidos defensores del sistema capitalista». Para mí son una corriente ideológica más del campo burgués a la que hay que combatir.
    El trotskismo (cuyo confusionismo puede rastrearse hasta el mismo Trotsky leninista) es burgués hasta la médula: su teoría no proletaria (reformismo) se introdujo en organizaciones de lucha económica («sindicatos», «gremios», «asociaciones obreras») de las que participan alegremente con sus comparsas; su concepción «marxista» teórica es la que inficiona sus prácticas politicas (revisionismo).
    Al trotskismo hay que combatirlo con las herramientas proporcionadas por Marx: una triple lucha de clases (económica, política e ideológica) en defensa de la filosofía marxista (materialismo dialéctico) y de la ciencia de la historia (materialismo histórico).
    Volver a Marx: nada más y nada menos.
    En este sentido, ante el confusionismo que genera el trotskismo en todas sus variantes, hay que combatir implacablemente sus políticas proburguesas en todos los terrenos. En la coyuntura electoral argentina, yo, proletario marxista, anularé el voto como expresión de repudio a la forma política (democracia) del Estado que guarda, defiende y reproduce las condiciones de reproducción del capitalismo y para demostrar que no hay «alternativa proletaria» en el marco de las elecciones.
    Aprovecho este espacio para recomendar a los camaradas que se sienten interpelados por mí a votar nulo en las elecciones presidenciales de Argentina.
    Saludos comunistas,
    Fernando.

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    Fernando

    15/06/2015 at 13:59

    • Fernando, me gustaría conocer un poco mas lo que decís, particularmente cual seria la corriente a la que aderis? si es que aderis a alguna, lo pregunto con sinceridad. Porque por el desconocimiento mio, cuando leo lo que decís, parece desde anarquista por la anulación del voto hasta stalinista por lo del trotskismo como fracción de la ideología burguesa.
      Espero que no te ofenda o mal interpretes mi opinión.
      Saludos

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      Kazachock

      25/06/2015 at 11:57

  6. Gracias por el consejo. Es que lo escribo así como viene y no lo corrijo. De ahora en más lo mejoro en aras de la comprensión general del lector.

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    AP

    15/06/2015 at 17:45

  7. Cuanto más conozco a los partidos del FIT más quiero a Jean Jaurés.

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    Lucas

    15/06/2015 at 23:08

    • estimado rolando como siempre aportando sensatez y conocimieto Seria bueno que los muchachos del FIT lo escucharan un poco. Ojala de una charla abierta post- elecciones para analizar la

      situacion Alberto Urthiague

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      alberto

      21/06/2015 at 17:22

  8. Hola Kazachock.
    No soy trotskista ni anarquista.
    Me reclamo marxista libertario: reivindico la praxis teórica de cierto Marx (La ideología alemana, Miseria de la filosofía, los Grundrisse, Crítica al Programa de Gotha, La guerra civil en Francia): ahí se encuentra el Marx libertario que me interesa.
    Saludos.

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    Fernando

    04/07/2015 at 14:37

  9. Hay una máxima dentro del marxismo que es no confundir a las masas con la dirección. En Francia, durante la década de 1930, la mayoría de la clase obrera tenía confianza en las direcciones socialdemócratas (principalmente) y comunistas o sindicalistas (en segundo lugar). La conciencia obrera es una conciencia invertida, de otra manera no estaríamos discutiendo nada de esto acá. Si el partido revolucionario tuviera la mayoría de las masas a su favor, no habría ninguna necesidad de formar frentes únicos para ganar a esas conciencias. El frente único sirve para procesar esa experiecia de las masas con las direcciones reformistas del movimiento obrero.
    Bajo ningún punto, ni programática ni estructuralemente, la socialdemocracia y el PC de los ’30 eran partidos burgueses, sino que eran partidos reformistas. Lo que pasa es que para Astarita no existe la caracterización de reformista o de centrista, sino que concibe la vida en relación a los programas «in vitro». Por eso, indica que «en los1930 un frente “puro” del PC y del PS hubiera sido un frente de colaboración de clases, y enemigo del socialismo, de la misma manera que lo era cualquier Frente Popular usual (coaliciones entre PC, PS y alguna organización liberal- burguesa pequeña)». La vida tiene muchos más matices, no es sólo blanco y negro. Queda claro que aunque el trotskismo francés apoyó el frente único, y no el frente popular que se conformó con los radicales; también queda claro que la clase obrera tenía grandes expectativas en el frente popular, lo que forma parte de la realidad y no se puede ignorar. Frente a esta situación, concreta, real, la minoría revolucionaria tiene que darse medidas de acción para ganar a la mayoría de la clase.
    Recordemos que el trotskismo fue expulsado del frente popular por parte del ala derecha de la socialdemocracia y del PCF. Decir que un gobierno del PC y PS sería igual de burgués que un gobierno en alianza con la pequeñoburguesía (FP), es no decir nada. El problema concreto sería ver cómo la mayoría del proletariado procesa esa experiencia. Si el proletariado tiene expectativas en un gobierno entre partidos obreros no burgueses (que tienen un programa reformista), la tarea es que esas masas hagan la experiencia con esa dirección. De allí la necesidad de un programa de transición, y la formación de comités de acción, para canalizar la fuerza social de la clase obrera. En ese caso concreto, una separación de los radicales del gobierno, sería un avance en la conciencia de la clase obrera, pidiendo un gobierno sin burgueses. En ese sentido se dice que sería «progresivo» un gobierno de los partidos de la clase obrera, sin burgueses (y no en ningún otro sentido, de manera abstracta).
    El planteo de Astarita, por el contrario, pone en el mismo plano a todos los gobiernos, obreros, obreros-burgueses, pequeñoburgueses, bonapartistas sui generis o no, frentepopulistas, dictaduras, etc. Son todos gobiernos «capitalistas». Pero nuevamente, escribe sin decir nada. Al plantear que son todos iguales, elimina la táctica, como elimina las categorías marxistas. De la misma manera Lenin explicaba que la Rusia de los Soviets era un «estado capitalista sin burguesía», y por otro lado llamaba a votar y a ingresar al Laborismo en 1920. Pero para Lenin, como para cualquiera que no vea la lucha de clases con anteojeras, ¿el Estado soviético era lo mismo que el gobierno de Ramsay McDonald? Claramente no, pero para Astarita sí.
    Por último, Astarita no cree que los programas de la izquierda trotskista sean revolucionarios, porque son, en cambio, programas de transición. Esto es, son programas de frente único, de defensa de las demandas mínimas, de la lucha por el salario, por reivindicaciones obreras inmediatas (y para Astarita estas serían demandas capitalistas). La contradicción no está en el programa de acceso al socialismo, sino en la cabeza de Astarita, que piensa que esas demandas pueden ser resueltas en el capitalismo (que por otro lado, no cree que esté en crisis). Las masas obreras, con su conciencia invertida, también creen que esas demandas pueden ser resueltas por el capitalismo, al igual que Astarita; y los revolucionarios queremos que tanto los obreros como Astarita hagan su experiencia en los hechos y quede demostrado si el capitalismo puede resolver los problemas más básicos de la humanidad o si su etapa histórica ha demostrado el fracaso universal del sistema basado en el valor. Es por ello que millones de obreros nos votan, por las mismas razones que Astarita. Viva el FIT.

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    Emiliano

    14/07/2015 at 17:27

    • Lo que dice ya lo rebatí muchas veces. Lamento que no atienda los argumentos, pero estoy acostumbrado en las discusiones con los trotskistas.
      De todas maneras, tengo derecho a exigir un mínimo de honestidad intelectual. Se afirma: «¿el Estado soviético era lo mismo que el gobierno de Ramsay McDonald? Claramente no, pero para Astarita sí».

      Lo cierto es que he polemizado muchas veces contra la idea de que la URSS era «capitalismo de Estado» o algo por el estilo. Remito a los lectores a las notas correspondientes, aquí, aquí, aquí.

      De la misma manera, TODO mi argumento contrario a las consignas transicionales se basa en la idea (adelantada en realidad por Engels) de que las demandas transicionales NO se pueden cumplir dentro del capitalismo. O, dicho en otros términos, critico la tontería de exigir al Estado capitalista que ponga en marcha medidas de transición al socialismo. Por eso el pasaje:

      «Astarita no cree que los programas de la izquierda trotskista sean revolucionarios, porque son, en cambio, programas de transición. Esto es, son programas de frente único, de defensa de las demandas mínimas, de la lucha por el salario, por reivindicaciones obreras inmediatas (y para Astarita estas serían demandas capitalistas). La contradicción no está en el programa de acceso al socialismo, sino en la cabeza de Astarita, que piensa que esas demandas pueden ser resueltas en el capitalismo» es propio de alguien que solo busca embarrar la cancha y ensuciar, para que nadie se entere de qué se discute.

      Me parece evidente que este comentario está enviado para provocar. Cuando leo estas cosas me reafirmo en la decisión que tomé hace mucho: no concurro a mesas redondas o debates organizados por grupos que utilizan estos métodos para debatir. No pueden discutir si no es apelando a mentiras y falsedades. Agrego: no tengo por qué estar soportando trolls en este blog. Pueden enviar sus provocaciones a blogs acostumbrados a estos métodos sucios.

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      rolandoastarita

      14/07/2015 at 18:37

  10. El argumento “A” es el siguiente “en los1930 un frente “puro” del PC y del PS hubiera sido un frente de colaboración de clases, y enemigo del socialismo, de la misma manera que lo era cualquier Frente Popular usual (coaliciones entre PC, PS y alguna organización liberal- burguesa pequeña)”. A lo que se agrega el argumento “B”: “la idea de que un partido de base social obrera y programa y estrategia burguesa pueda encarnar algo parecido a la independencia de clase, es equivocada”. Pero el argumento que nuclea estos dos es el siguiente que llamaremos “C”: “este criterio se aplicaría a las unidades de acción. El punto de partida es que la unidad de acción no se hace con una masa “amorfa”, o “ingenua”; los trabajadores adscriben, o votan, corrientes políticas definidas porque coinciden, en lo esencial, con sus propuestas y programas; o porque las consideran el mal menor; o porque la consideran la única alternativa posible, dadas las circunstancias”.
    Si A y B son verdaderos, y C es válido, entonces tenemos una paradoja. Si la ideología dominante es la ideología de la clase dominante, y esta no puede ser modificada mediante la experiencia y la acción común del partido revolucionario; entonces sólo podrá ser superada por el accionar “espontáneo” de los “ciudadanos” o todo seguirá dominado por la “lógica” del capital. Por otro lado, según lo que dice Astarita, la respuesta “trotskista” a este problema, termina profundizándolo, porque lejos de mantener una posición programática firme, termina haciendo “concesiones a derecha”.
    Las concesiones son válidas en tanto los revolucionarios tengamos acceso a las masas obreras y podamos explicar nuestro programa a públicos “cerrados”. La “experiencia” es una de las maneras de adquirir conciencia política, o cualquier otra. No es la experiencia en el sentido lato, sino la experiencia de la lucha política contra el estado y la patronal. El arte de las perspectivas, que es la política revolucionaria, implica saber diferenciar entre táctica y estrategia, y poder llegar a acuerdos y acciones comunes sin ceder programáticamente. ¿Cómo le explicas a los trabajadores tu programa si no tenes un acceso a su tribuna, si no realizas una acción común?
    Trotsky impugnaba el inmovilismo y la pasividad: “Ver en esta política (Frente Único) un acercamiento al reformismo sólo puede hacerse desde el punto de vista de un periodista que cree alejarse del reformismo, cuando lo critica sin salir del despacho de redacción y que tiene miedo de enfrentarse a él ante las masas obreras, miedo de suministrar a estas masas la posibilidad de comparar al comunista y al reformista bajo condiciones de igualdad en la acción de las masas. De hecho, bajo este temor (que pretende ser revolucionario) al “acercamiento” se disimula un fondo de pasividad política que tiende a conservar el estado de cosas, en la cual los comunistas como los reformistas tienen cada uno su círculo de influencia, su auditorio, su prensa, y en el que todo esto es suficiente para que tanto unos como otros se hagan la ilusión de una lucha política seria”.
    El debate, queda claro, no es definir si un gobierno de PC + PS es menos capitalista que uno de PC + PS + radicales. Esto es un desvarío. El eje de la discusión es la táctica. La misma táctica que hace que Astarita vote al FIT. Por último, ¿Para Astarita sería correcto “el frente único desde la base”, sin acuerdos políticos con los reformistas, populistas, chavistas, etc?
    Astarita vota al FIT, pero no creo que tenga en claro la diferencia estratégica y táctica que se dirime en las PASO.

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    Emiliano

    16/07/2015 at 17:42

    • Maestro, sinceramente no se entiende nada. Sos un trotskista «posmoderno».?

      El trotskismo tiene 100 años de fracasos por sus métodos políticos y sus dislates teóricos.

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      Hernan

      16/07/2015 at 23:16

    • Coincido en que al último comentario del «Maestro» no se le entiende nada.

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      rolandoastarita

      17/07/2015 at 12:13

  11. El «Maestro» empezó con el frente popular entre partidos socialdemócratas y estalinistas, pasó por el frente único entre socialdemócratas y revolucionarios y terminó en el frente electoral (que de estratégico no tiene nada porque participar en elecciones no significa luchar por el poder) entre «reformistas en nombre de trotsky». Una mescolanza total.

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    Lucas

    17/07/2015 at 14:29

  12. Rolando: Soy de AyL y, ya que nos mencionaste en este artículo, aprovecho la suerte de que la campaña pasó a la historia (o al olvido) para compartir con vos y con tus lectores una brevísima reflexión.
    Primero, admito que partís de una base sólida: es cierto que pareciera no haber diferencias programáticas esenciales si se toma como parámetro el hecho de que pueda entenderlo «cualquier persona con un interés mediano por las alternativas de izquierda». Las diferencias entre el PO, el PTS y el MAS (por tomar sólo estos 3 ejemplos) son relevantes, pero no tanto como las coincidencias que notaría el parámetro que oportunamente elegiste. En fin, el criterio me parece lógico, así que no lo discuto, pero considero que, ya sea por una mala argumentación de nuestra parte o por lo que sea, concluye en una caracterización errónea. Es que los partidos que componen el FIT (desde ya, sin contar a Pueblo en Marcha) tienen una coincidencia absolutamente relevante que AyL no comparte. Es más: no solamente no la compartimos, sino que es el único motivo por el que existimos. La cuestión no es ni el anticapitalismo, ni el clasismo ni el marxismo, pero es crucial tanto para nosotros como para el trotskismo. La clave está en que AyL no comparte que «la crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria», es decir, no comparte el camino de construir una verdadera dirección revolucionaria que no traicione al proletariado. Mantenemos aquella frase tan potente de que «la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos», y la llevamos hasta el fondo. Pensamos que, para que los trabajadores se desaten las manos y puedan llevar la revolución hasta el final, no sólo deben liberarse de la burocracia, sino también de todos los partidos que busquen dirigirla, conducirla, etc. Por eso nos proponemos impulsar la lucha y la auto-organización de los trabajadores y el pueblo, pero también su auto-dirección. AyL no existe para dirigir a los trabajadores, sino para impulsar su auto-organización y auto-dirección y para defender esta organización revolucionaria contra la burguesía, la burocracia sindical y todos los partidos que pretendan dirigirla.
    No quiero cerrarme tampoco. Puede que vos tengas razón y esto sea incomprensible para la mayoría de los trabajadores, aunque tengo sinceras dudas al respecto. De cualquier forma, creo que es una diferencia sustancial, ya que hace no sólo a nuestra existencia, sino también a la existencia de los partidos que componen el FIT, e incluso hace a las disputas anti-unitarias al interior del FIT, esas que por estos días dan que hablar. La disputa de la dirección, y nada más que la disputa de la dirección, hace que el PTS se la pase denostando al Partido Obrero, así como llevan al PO a mentirle a los trabajadores inventando excusas para denunciar un frente único del PTS con el kirchnerismo. Sin ir más lejos, el PO mentía y denunciaba a AyL por ser indiferente a la última elección presidencial aun sabiendo que llamamos a votar al FIT en reiteradas oportunidades.
    Cuando decís que «el discurso electoral de Zamora hoy es casi el mismo, en lo que hace a propuesta programática, que el de los 1980», pones el eje en la similitud, sin hacer referencia a esta diferencia. Es cierto es «casi el mismo». Ahora bien: no es para nada irrelevante la diferencia entre consignas como «Que los pueblos manden y los funcionarios ejecuten» y otras como «Altamira, tiene que estar» o «Que la legislatura también tenga diputados de izquierda». Es evidente que parte de la diferencia reside en la deriva oportunista/electoralista del PO, pero la parte crucial de la diferencia está en dejar de postularse como dirección y apostar a la auto-dirección de los trabajadores.
    Al final, la breve reflexión se me extendió un poco. Me parecía relevante aclarar los tantos. Desde ya, esto no tiene por qué significar que pienses como AyL. Sin embargo, entiendo que te darás cuenta de que no es necesario compartir una idea para comprenderla.

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    Pablo

    25/01/2016 at 15:40

    • Pablo, me desconcertó un poco tu comentario hasta que me di cuenta de que en realidad te referís a la nota ¿Por qué solo al FIT? (aquí). De todas maneras, creo tener razones para seguir sosteniendo que las diferencias entre AyL y el resto de los partidos del FIT no son muy entendibles para el común de la gente. Pero no voy a referirme a eso, sino a mi caso personal. Confieso que no sigo los materiales de AyL, pero sí escuché varias veces a Zamora por TV, y no encuentro grandes diferencias programáticas o en su discurso con respecto a otras expresiones de la izquierda trotskista. Recuerdo que en los 1980 el MAS había popularizado una consigna, «que la base decida». Esa consigna, sumada al «no pago de la deuda externa», y alguna consigna más, resumía el programa y la propuesta de masas. Seguramente más de una organización que integra el FIT, y que reivindica el «viejo MAS», estará de acuerdo con una consigna del tipo «que la base decida». ¿Dónde está entonces la diferencia? ¿Acaso en que uno lo dice «seriamente» y el otro «demagógicamente»? Si es esto, estamos estancados.

      El problema de fondo, me parece, es explicar por qué en el trotskismo se han reproducido prácticas no democráticas y autoritarias. Pero sería un error reducir sus problemas a esas prácticas. Por caso, desde hace mucho he criticado la idea de que la «crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección», y he tratado de demostrar que la misma enlaza con todo una concepción articulada, que es necesario revisar muy seriamente. Dicho en otros términos, los problemas que tuvo el viejo MAS (pero en general, la Cuarta Internacional), y que lo llevaron a la crisis, no se reducen a que no se respetó la idea de que «la base decida». Por eso también la superación de las prácticas de «ordeno desde arriba» no se podrá dar en tanto no se vaya teóricamente a la raíz de los problemas. De lo contrario, se estará condenado a repetir la historia. Doy un ejemplo sencillo: hace muchos años, en conversaciones con dos ex dirigentes obreros del «viejo MAS», me decían que en un momento de abierta crisis de la organización, se decidió que el Comité Central estuviera compuesto de trabajadores. Ambos entonces fueron al CC. Los dos eran obreros con mucha inserción en sus fábricas, y experimentados. Pues bien, ambos me confesaban que al poco tiempo estaban repitiendo, con la mejor intención, lo mismo que criticaban antes de entrar en el CC. Aclaro, era un tiempo de «furor» de la consigna «que la base decida».

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      rolandoastarita

      25/01/2016 at 16:28

    • Es un punto de vista interesante. Una idea muy vieja y no por eso necesariamente incorrecta:
      Una organización directa de las masas trabajadoras para la lucha y la toma de decisiones.
      El problema es que rol ocupan los partidos en ella, o las organizaciones revolucionarias ‘no partidistas’, vale decir, sin estructura de partido, pero que no son las ‘masas autorganizadas’.

      En realidad no conozco muy bien que propone en este respecto AyL. Si es anarquismo, autonomismo, concejismo o un mix de todo ello y lo digo sin la más mínima despectividad. Lo que conocí de AyL data de la inmediata etapa post 2001y me pareció un aglomerado de sanas voluntades ‘antipartido’ con una orientación fuertemente electoral y una dirección ‘informal’.
      En cuanto a que ‘los pueblos manden y los funcionarios ejecuten’ me parece una consigna que apela a un concepto general de ‘pueblo’ vale decir, policlasista.
      El ‘pueblo’ es una fictio iuris tas de la cual anida el poder de la clase dominante. Y aún si entendiéramos por ‘pueblo’ a las mayorías explotadas y que viven de su trabajo, que los ‘funcionarios’ ejecuten no deja en claro de que funcionarios estamos hablando.
      Es el personal político y administrativo del estado capitalista, ahora sí bajo el ‘mando’ del pueblo? Si así fuera solo estaríamos hablando de una variante radical de la ‘democracia participativa’ es decir, burguesa. O son los delegados de una gran comuna revolucionaria?
      Sobre esto hay que hablar claro. El problema no se resolverá solo por el automovimiento de las masas, por lo menos en lo que compete a que deben plantear quienes deseen que esa revolución se abra paso. Por supuesto, las formulaciones ‘electorales’ y no solo, de la izquierda que citase son un directo bluff, o un engaño consciente a los efectos de juntar votos.
      Creo haber comprendido y con todo respeto comentado en sentido crítico y desde mi óptica, lo expuesto en tu intervención. Si no es así puedes despejar los errores que se hayan cometido.

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      AP

      25/01/2016 at 19:22

  13. Una acotación a tu comentario Rolando. Creo que la propuesta de AyL que Pablo ha sintetizado no remite estrictamente a la consigna (sindical) del MAS ‘Que la base decida’.
    En el MAS no tenía validez universal y mucho menos en lo que respecta al partido, construido según una matriz ‘Leninista’.
    Lo que Pablo plantea remite a una concepción de la revolución y el socialismo o la sociedad libre si se quiere, construída ‘desde abajo’ y que descarta el partido como instrumento de liberación, dado su perfil verticalista y autoritario.
    Este punto, es en si mismo todo un tema a discutir atendiendo a si responde exclusivamente a un método equivocado de acción política fundado en una apreciación falsa de la dinámica de la sociedad capitalista, o admite como principio explicativo una concepción general de la acción política práctica de las masas y su forma inherente de organización. Vale decir, toda una concepción de la organización revolucionaria y su relación con la emancipación social del trabajo.
    En lo que atañe a lo que te comentaron los compañeros obreros promovidos al CC, fue exactamente así. Se dio en un momento de ‘vacío de poder’ interno, inscrito en la secuela de la muerte de N.Moreno, cuando la dirección experimentaba distintos bonapartes de remplazo y ante los cuestionamientos que empezaban a surgir por los evidentes fracasos de caracterización y prognosis del partido.
    Fue la incorporación de una camada de 50 compañeros luchadores pero fuertemente despolitizados o mejor sería decir, politizados en la escuela del partido. Satíricamente la llamamos ‘la promoción Lenin’ en alusión a lo actuado en otra escala, pero al mismo fin, por el estalinismo.
    Como es lógico suponer y los mismos compañeros han aseverado, no cambió nada y agrego, los compañeros terminaron adaptados no solo a las elucubraciones, sino al mando de la dirección realmente existente.

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    AP

    25/01/2016 at 20:01


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