El populismo de izquierda y sus límites de clase

En las últimas semanas y desde varios sectores de la izquierda se profundizó la crítica a las organizaciones nac & pop del Frente de Todos por su “claudicación” ante “el nuevo giro a la derecha del Gobierno” (anuncios de Massa, antes de Batakis). En paralelo, otros marxistas aseguran que críticas como las de Grabois o Patria Grande buscan simular que defienden al pueblo, pero para apoyar, de hecho, “al programa del FMI”. En definitiva, ya sea por cobardía e inconsecuencia, o por traición lisa y llana, se concluye que las organizaciones y partidos que adhieren al nacional-populismo (y sus adyacencias, tipo PC o PCR) no son alternativa para los trabajadores.
Pues bien, acuerdo con la conclusión (esas corrientes no ofrecen una salida progresista para las masas) pero discrepo con las razones que se esgrimen. En primer lugar, porque las diferencias entre el populismo de izquierda y los defensores del programa de ajuste, estén o no en el gobierno, son reales. El programa del nacionalismo reformista e izquierdista no es el programa del capital (considerado este en sus expresiones fundamentales). Si no se reconoce esto, la crítica se convierte en abstracta por falta de conexión con lo que ocurre y con lo que históricamente ocurrió –por caso, en los 1970 hubo enfrentamientos, incluso sangrientos, entre las alas de izquierda y derecha del peronismo. Aunque hoy las diferencias no son tan agudas, no dejan de estar presentes. Desconocerlas con la cantinela de “son todos iguales”, “son dos caras de la misma moneda”, etcétera, es un error y de los burdos.
En segundo lugar, y con respecto al cargo de “inconsecuencia” o “cobardía” de dirigentes y militantes del nacional-populismo, el mismo reduce el problema a una cuestión de actitudes personales (y al pasar, los “valientes” seríamos los marxistas, faltaba más). Es un análisis superficial. Es que la esencia del asunto está en los límites sociales y políticos del reformismo pequeñoburgués (“pequeñoburgués” porque de manera característica reivindica al pequeño propietario, al pequeño productor). El punto principal: procura reformas, pero tropieza con límites infranqueables dentro del modo de producción capitalista; modo de producción que, por otra parte, sostiene y defiende.
Precisemos: no estamos diciendo que en general no se pueden conseguir reformas bajo el capitalismo. Por el contrario, la clase obrera, a lo largo de la historia, consiguió avances sin que ello exigiera superar la relación capital / trabajo asalariado. Solo ultraizquierdistas enceguecidos pueden negar esas conquistas. Sin embargo, las mismas tienen límites. Por ejemplo, si en una coyuntura de expansión económica la clase obrera arranca aumentos de salarios al punto que afectan seriamente las ganancias del capital, este puede frenar la acumulación, recreando el desempleo y presionando hacia abajo los ingresos de los asalariados. Alternativamente, los capitalistas pueden profundizar la automatización, enviando obreros al paro y, de nuevo, bajando salarios (véase Marx, cap. 23, El capital). Son límites inherentes al presente modo de producción.
Pero además, los márgenes para lograr mejoras, o defenderlas, se angostan cuando hay crisis y estancamiento económico. Y en estas coyunturas aparece con toda su fuerza el poder del capital en tanto propiedad privada de los medios de producción: es la negativa a continuar la acumulación si las condiciones de la explotación y realización de la plusvalía no son las que los explotadores consideran adecuadas. El mensaje es “si el trabajo no retrocede en sus reclamos, no invierto en este país”. De ahí la relevancia que adquieren los desplazamientos trans-fronteras de los capitales.
Sin embargo, el populismo reformista, aunque se proclama de izquierda, no tiene respuesta frente a esta arma del capital, socialmente objetiva. Y no la tiene porque la única respuesta realmente superadora pasa por la crítica y abolición de la propiedad privada de los medios de producción (fundamento de la coerción del capital sobre el trabajo), junto a una política internacionalista. Pero esto es lo que no puede hacer el reformismo pequeñoburgués sin negarse a sí mismo. De ahí los discursos tan quejumbrosos como impotentes, las idas y vueltas, los vomitivos oportunismos, las piruetas políticas, todo para disimular lo indisimulable: que no tienen respuestas ante el cataclismo social que nos atraviesa. Repetimos: el límite no es psicológico (cobardía, hipocresía, etcétera), sino de clase. Y la crítica marxista debe apuntar a esta raíz.
Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1Vy0ztC-IcRONeQZ8cs4jFCagt8iFbFFkTeewVbY0ia4/edit?usp=sharing
Hola Rolando, podría usted si le parece escribir una crítica al programa económico presentado por Guillermo Moreno.Gracias.
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Leon nazareno saucedo
08/08/2022 at 17:32
El programa económico planteado por el pigmeo intelectual que le pidió a McDonald’s que congelara el precio de la big mac (y sólo la big mac) para que el indice hecho por the economist, no le diera mal?
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German
09/08/2022 at 19:56
Rolo,alguien te buscaba en Twitter para invitarte a un programa. No recuerdo más.
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Roque pedace
09/08/2022 at 10:00
Hola buenas tardes Rolando.
Hoy ante la alta inflación, por ejemplo, y dado en este ciclo de: devaluacion + emisión para cubrir deficit fiscal + paritarias. Tiene alguna opinión de como debe actuar la clase trabajadora? es decir, si debe seguir en la lucha por aumentos, frenar o que otra salida se puede dar? entiendiendo que tanto el freno como los actuales niveles de inflación deterioran nuestras condiciones de vida.
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Roberto
09/08/2022 at 12:54
Estimado,
Primero, gradecer su valiosísima labor. Espero que alguno de sus alumnos o seguidores intente aplicar su método y lógicas a otros países latinoamericanos, fuera de la Argentina (Chile?)
Segundo, una observación producto de mi experiencia: Ud dice » Desconocerlas con la cantinela de “son todos iguales”, “son dos caras de la misma moneda”, etcétera, es un error y de los burdos». Efectivamente son dos caras de una misma moneda. Pero son dos caras, una distinta a la otra, una directa y otra claudicante, el policía «malo» y el policía «bueno» (el primero golpea, y el otro mira). Son aspectos distintos en su formulación pero iguales en su exclusión del pueblo al que solo convocan para votar
Me despido cordialmente
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Cesar Hormazabal Fritz
10/08/2022 at 18:19
Rolando, en relación a los argumentos de esta nota, ayer escuchaba a Miriam Bregman en un programa de canal 9, diciendo que Massa representaba la última carta de la derecha, y que además había llegado a la suma del poder político de manera «para mi antidemocrática». Además de no decir ni una letra acerca del carácter burgués de la democracia y de hablar de ella en términos abstractos, agrega otro elemento de más peso aún: sostiene que la inflación que atraviesa argentina es producto del acuerdo del gobierno con el FMI. Es decir, que la inflación no respondería, según la dirigente del PTS, a mecanismos del desarrollo de la acumulación capitalista, en un país dependiente, etc.
Qué opinión te merece ese análisis?. A mi entender, forma parte de un abandono gradual y permanente por parte de dicha organización de los fundamentos de la crítica de la economía política del marxismo, sobre todo, un desconocimiento (no se si intencional o no) de la teoría del valor, de la plusvalía y de la acumulación capitalista.
Ciertos dirigentes supuestamente marxistas o socialistas, desaprovechan la tribuna que tienen en estos programas televisivos del enemigo, es decir, desaprovechan la posibilidad de desplegar la propaganda marxista y decir que la única salida para los trabajadores es luchar por acabar con la explotación y la propiedad privada capitalista. Solo agitan situaciones de posibles catástrofes para las cuales no tienen ni programa ni mucho menos una estrategia para actuar en sintonía con la situacion. Parecen veedores que apuntan a que los gobiernos hagan «bien las cosas». Una caricatura del marxismo.
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PABLO
15/08/2022 at 16:40
Me da la impresión de que cada vez vulgarizan más el discurso. Hacen análisis burdos, carentes de la menor profundidad y, por supuesto,a ajenos a las categorías y enfoque marxista.
Apunto algunas cosas. Primero, ¿qué quiere decir «la suma del poder político»? ¿Por qué esa expresión? La pregunta no es retórica, ya que lo que se conoce como «la suma del poder público» es otorgar al presidente las facultades del poder legislativo y judicial. Pero es no es la situación actual en Argentina. ¿Por qué entonces esto de la suma del poder político? ¿Qué quiere decir?
En segundo término, no se entiende por qué la designación de un ministro de Economía es un acto contrario a la democracia burguesa. Se trata de cambios que no modifican el régimen político existente. ¿O es que quieren decir que hubo un golpe de Estado?
Vinculado a lo anterior, el PTS volvió con la cantinela de la Asamblea Constituyente. Como si una AC fuera solución de algo (entre otras, más del 90% de la población vota partidos enemigos del socialismo).
Tercero, «la inflación que atraviesa argentina es producto del acuerdo del gobierno con el FMI». Un argumento tan estúpido como superficial.
a) Una inflación del 90 o 100% anual constituye un problema grave para el funcionamiento del capitalismo, en Argentina y en cualquier parte del mundo. ¿Por qué los capitalistas que tienen inversiones en el país serían partidarios de semejantes tasas de inflación? ¿Por qué aprobarían un programa económico que voluntariamente colocara la inflación en ese nivel? Pero la realidad es que las cámaras empresarias y los representantes más «puros» del capital aprueban el programa del FMI. ¿Lo aprueban porque les promete una inflación de tres dígitos? ¿No se dan cuenta de lo absurdo del planteo?
b) Argentina está entre los países con mayor inflación. ¿Se debe a que el FMI dispuso que en Argentina la inflación se acerque al 100%, pero para la inmensa mayoría de los otros países dispuso inflaciones 10 o 15 veces menores? ¿Qué sentido tiene esto?
c) Para tomar solo los últimos 20 años, la inflación comenzó a acelerarse bajo los gobiernos K cuando el FMI se había retirado (Kirchner canceló la deuda con el Fondo pagando con reservas) del país. ¿Esa aceleración fue por orden del FMI? En 2014, bajo el gobierno CFK y con Kicillof de ministro de Economía, la inflación fue de casi el 40%. ¿Se debió a que CFK-Kicillof recibían órdenes del FMI?
El problema con estos «argumentos»: se basan en un enfoque subjetivista. Lo he criticado en otras notas («la inflación se debe a los especuladores; a los formadores de precios»; a «los capitalistas que inflan sus ganancias»; ahora al FMI y similares).
La cuestión de fondo, y lo he planteado en notas anteriores: quieren acabar, borrar de la memoria, las tradiciones revolucionarias, la crítica de raíz del marxismo. El análisis subjetivista, combinado con el nacionalismo y el estatismo pequeñoburgués se da de patadas con el enfoque del materialismo histórico. En el PTS este proceso es cada vez más acentuado.
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rolandoastarita
15/08/2022 at 18:10