Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Programas “socialistas nacionales” o internacionalismo socialista

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En las discusiones acerca de los “socialismos reales” se suscita la pregunta de si es posible construir el socialismo en un solo país. Recordemos que tras la muerte de Lenin esta cuestión estuvo en el centro de las diferencias entre Stalin y Trotsky. Stalin planteaba que, dadas las riquezas y recursos de Rusia, era posible alcanzar el socialismo en el país, aunque estuviera rodeado de países capitalistas. En oposición, Trotsky sostenía que es imposible construir el socialismo en un solo país, y que si revolución no triunfaba en los países capitalistas adelantados, la República de los soviets sería derrotada. Citaba en su apoyo escritos de Lenin, de 1918: “El hecho de estar atrasados nos ha empujado hacia adelante, pero pereceremos si no sabemos resistir hasta el momento en que encontremos el poderoso apoyo de los obreros insurrectos de otros países”. También: “… no se puede concebir que una república soviética exista durante largo tiempo  al lado de Estados imperialistas. En fin de cuentas, una u otros vencerán” (citado en Stalin, el gran organizador de derrotas, p. 88, edición Yunque). Y en La revolución traicionada, anticipó: “Cuanto más largo sea el tiempo que la URSS permanezca rodeada por un medio capitalista, más profunda será la degeneración de los tejidos sociales. Un aislamiento indefinido provocaría infaliblemente no el establecimiento de un comunismo nacional, sino la restauración del capitalismo” (p. 222, Fundación Federico Engels; énfasis añadido).

En las décadas posteriores se confirmaría el diagnóstico de Lenin y de Trotsky. La revolución fue contenida, la URSS quedó aislada y el país volvió al capitalismo.

La razón de fondo

La razón de fondo por la cual no es posible construir el socialismo al interior de un país reside el carácter mundial de la economía capitalista. En palabras de Trotsky: “Uniendo en un sistema de dependencia y de contradicciones países y continentes que han alcanzado grados diferentes de evolución, aproximando los diversos niveles de su desenvolvimiento y alejándolos inmediatamente después, oponiendo implacablemente todos los países entre sí, la economía mundial se ha convertido en una realidad poderosa que domina la de los diversos países y continentes” (p. 81, Stalin….). Más adelante: “… la interdependencia orgánica de los diversos países, que se ha desarrollado hasta el punto de convertirse en división internacional del trabajo, excluye la posibilidad de establecer el régimen socialista en un solo país…” (p. 96. Ibid.). En particular, agregaba Trotsky, es imposible que un país atrasado e inmerso en un mundo capitalista instale el socialismo, ya que este último supone un desarrollo de las fuerzas productivas incluso superior al de los países capitalistas avanzados.

La tradición de la AIT vs el socialismo nacional

Trotsky sostuvo que a partir de 1914 –estallido de la Primera Guerra Mundial- había “sonado definitivamente la hora de los programas nacionales” (p. 80, ibid.). Agregaba que en esto “consiste la diferencia fundamental que separa, en el punto de partida, al internacionalismo comunista de las diversas variedades del socialismo nacional” (ibid.; énfasis agregado). Sin embargo, la concepción internacionalista ya estaba establecida entre los obreros y militantes socialistas en el siglo XIX. Así, en los Estatutos de la Asociación Internacional de los Trabajadores, o Primera Internacional, se planteó: “la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso teórico y práctico de los países más avanzados” (énfasis agregado). Aquí no hay la menor concesión al nacionalismo, ni a las ilusiones “socialistas nacionales”, y esto se le dice abiertamente a las masas trabajadoras.  

Lamentablemente, esta perspectiva ha sido abandonada por muchas corrientes que se reclaman del marxismo. Un abandono que cristaliza en los programas que proponen para un futuro “gobierno obrero”. Es que nunca se dice, negro sobre blanco, que la aplicación exitosa de las soluciones socialistas está condicionada al triunfo de la revolución socialista internacional. Es que un país subdesarrollado, aunque esté dirigido por revolucionarios, no podrá romper por sí mismo con la dependencia del mercado mundial capitalista. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los países atrasados hoy depende, necesariamente, de la provisión de vacunas fabricadas en empresas capitalistas de alcance mundial, y eso no se cambia con la “construcción del socialismo” en algún, o algunos países aislados. Otro ejemplo, el sistema financiero internacional. La posibilidad de prescindir de los condicionamientos para el financiamiento de una economía subdesarrollada “en construcción del socialismo” no depende de la voluntad revolucionaria del gobierno de ese país, sino de la situación y relación de poder en que se encuentren el capital y la clase obrera a nivel internacional.  

¿Desarrollo nacional equilibrado?

En la tesis del socialismo en un solo país subyace la idea de que es posible un desarrollo equilibrado de las principales ramas de la economía nacional. Se piensa que con la estatización y la planificación centralizada es posible alcanzar un desarrollo donde las industrias crecen de manera proporcionada y equilibrada, a espaldas del mercado mundial. A veces esto se ha expresado en la fórmula “vivir con lo nuestro” (lo “nuestro” es la propiedad de la Patria). Sería el ideal de la economía “nacional centrada”, en marcha al socialismo. Muy bonito en el papel, pero es un programa imposible de plasmar.

Es que incluso en una economía planificada por los productores el desarrollo será necesariamente desigual. Entre otras razones, porque los recursos naturales son desiguales, según los países; porque la calificación de la mano de obra también es desigual; y porque si todas las ramas crecen de forma pareja al interior de un país son imposibles las economías de escala. Pero no solo es imposible el crecimiento equilibrado, sino que a medida que crezca esa economía se acentuarán los desequilibrios: algunas ramas producirán por encima de las necesidades internas, y buscarán salida en el mercado externo, y en otras ocurrirá lo inverso. Por eso, como alguna vez observó Trotsky, la desarrollada Inglaterra podía prescindir incluso menos del mercado mundial que un país atrasado. Razón por la cual no tiene futuro el programa de construir el socialismo en un solo país.

Una pregunta desenfocada

La crítica a la estrategia del socialismo nacional permite responder uno de los principales cuestionamientos que hacen los ideólogos del capital a la izquierda. La objeción se condensa en la pregunta “¿en qué país tuvo éxito la construcción del socialismo?”. Por ejemplo, hace poco, en TV, Martín Tetaz, integrante de la lista que encabeza Vidal, se lo preguntó a Nicolás Del Caño, candidato del Frente de Izquierda (“Nicolás, ¿en qué país tuvo éxito lo que proponés?”). Del Caño procuró desviar el debate hacia la deuda externa, y no respondió a Tetaz, a pesar de la insistencia de este último. Por supuesto, desde un enfoque marxista la respuesta a la pregunta-crítica es sencilla y directa: no hay, ni hubo, socialismo en un solo país. Y los marxistas jamás propusimos el socialismo en un solo país. Como ya lo decía la AIT, abolir la explotación del trabajo por el capital no es una cuestión nacional.

Nacionalismo y reformismo van de la mano

En otras entradas señalé que en los programas habituales de la izquierda se elude precisar el carácter del gobierno obrero que se propone. Por lo general se refieren vagamente a un “gobierno de trabajadores que imponga…” tales o cuales medidas de transición al socialismo, sin especificar las condiciones de poder – ¿qué relación con el Estado capitalista?- para llevar adelante, efectivamente, ese programa. Una cuestión relevante, dada la larga historia de gobiernos obrero-burgueses que hubo en el mundo (Laborismo, Partido de los Trabajadores, Solidaridad). Estamos entonces ante una persistente niebla reformista que, sin embargo, encaja en el sesgo nacional-centrado del programa. Como lo señaló Trotsky (en Stalin…) la idea del socialismo en un solo país es en el fondo nacionalista reformista, y no revolucionario e internacionalista. Tenía razón. Nacionalismo y reformismo van de la mano.

Internacionalismo de contenido, no formal

Señalo por último que una práctica  internacionalista no pasa solo por declarar la solidaridad “con todos los obreros y pueblos del mundo en lucha”. Eso puede estar bien, pero lo dice cualquier reformista de buena voluntad. Es necesario establecer la perspectiva socialista en crítica y oposición a la ideología e ilusiones nacionalistas, predominantes en la militancia y la vanguardia obrera, estudiantil y popular. “Definitivamente sonó la hora de los programas socialistas nacionales”. No hay lugar para la conciliación con el nacionalismo.

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1rCgT7MJH5zQcR_1VrB4VJvPLXpbFWwWtA7PNNPk9JbI/edit?usp=sharing

Written by rolandoastarita

27/07/2021 a 17:12

Publicado en General

10 respuestas

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  1. Lo que expone creo que ha quedado claro, pero tambien es cierto que dificilmente se dé la revolución en la mayoría de paises, en un mismo periodo de tiempo (si es que se da en alguno).

    Por lo que si se da en un grupo de ellos, (como sucedio en el siglo XX) ese grupo deberá, con los medios de que dispone, construir el socialismo para incentivar y dar ejemplo a los trabajadores del mundo.

    La escusa de no disponer de todos los recursos del planeta, es una escusa que tambien podría poner el bando capitalista. Si los paises socialistas no logran superar a los capitalistas en desarrollo, eficiencia y fuerza, estos ultimos acabarán imponiendose una vez más.

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    David Martín

    28/07/2021 at 05:57

    • Es interesante recordar el argumento de los stalinistas (según lo describe Trotsky). Partían de que la revolución no se da simultáneamente en todos los países (a mediados de los 1920 era un hecho). «Por lo tanto», decían los stalinistas, «hay que construir el socialismo en Rusia». Trotsky objeta ese «por lo tanto». Esto es, la revolución no es simultánea, pero de esto no se desprende que se pueda construir el socialismo en un solo país. A partir de aquí habría que desarrollar el programa y las propuestas.
      Por otra parte, es cierto que en última instancia es decisiva la productividad del trabajo. De nuevo, Trotsky destacó esta cuestión; también Lenin. Es importante reconocer que no se puede prescindir de los avances de la tecnología, y que los países capitalistas del «primer mundo» llevan una gran ventaja en este campo. En los «socialismos reales» esto se trató de compensar recurriendo al voluntarismo, el agotamiento de la fuerza de trabajo, apelando a la represión, códigos laborales durísimos, etc. Son ejemplos la industrialización forzosa en la URSS, y el Gran Salto Adelante en China. En otra escala, el objetivo en Cuba de llegar a los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970. En ningún caso se logró emparejar la productividad de los países capitalistas adelantados.

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      rolandoastarita

      28/07/2021 at 08:32

    • AVISO PARA LOS QUE ENVÍAN COMENTARIOS: HAY UN LÍMITE DE UNAS 10 LÍNEAS (con alguna flexibilidad). ESTOS SON COMENTARIOS, NO ARTÍCULOS. El que quiera publicar artículos deberá buscar otro lugar para hacerlo.

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      rolandoastarita

      28/07/2021 at 21:52

    • Puede que me equivoque, o quizás se trata de un problema de términos, pero lo cierto es que si veo posible que en un determinado periodo de tiempo, se desarrolle el socialismo en un país o en un grupo de países, o al menos que esten en un estado de transición a este. Aunque por supuesto entiendo que no se puede desarrollar el socialismo plenamente si no es a escala global.

      Lo contrario sería como decir que cuando nació el capitalismo en Inglaterra y paises bajos, aun no existia el capitalismo porque este no era mundial aún.

      Si en un país se da la revolución, la clase obrera impone una democracia obrera, se nacionalizan los principales recursos y medios de producción, se crean bancas publicas, cooperativas, etc… para mi no tendría sentido alegar que ahí no hay socialismo, porque este no se ha extendido lo suficiente.

      En todo caso sería un socialismo embrionario siempre bajo amenaza, y que debe desarrollarse a escala internacional para no perecer, pero sería socialismo a fin de cuentas.

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      David Martín

      29/07/2021 at 05:41

  2. Todos los renuncios y traiciones a la lucha socialista han venido históricamente precedidos por adaptaciones al nacionalismo. Que el nacionalismo se autoproclame «socialista» no cambia su caracter anti-socialista. Es más, la idea del socialismo en un solo país me parece mucho más peligrosa que reformista. Lo correcto sería definirla como contra-revolucionaria.

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    Ramon Molina

    28/07/2021 at 06:39

  3. De acuerdo, camarada, pero siempre queda planteado un problema de prelación entre el huevo y la gallina.
    La revolución internacional, incluso la mundial, será la unión de revoluciones nacionales, y cualquiera de los textos que citas lo recoge así.
    Por su parte, las revoluciones nacionales sólo serán socialistas si son internacionalistas, pero solo serán triunfantes (revolucionarias por tanto) si son nacionales.
    Esto Gramsci lo tenía claro en la Italia de principios del s.XX. En España seguimos teniendo pendiente la asimilación, la articulación, de «la cuestión nacional» en el programa de los comunistas.
    Me imagino que en cada país será parecido y que si queremos superar el «patria o muerte» no podemos limitarnos a negarlo, sino que tendremos que incorporarlo y superarlo.

    Salud

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    escaiguolquer

    29/07/2021 at 06:09

  4. Esta cuestión que plante rolando astarita viene coleando mucho tiempo. ¿Es posible la construcción del socialismo en un sólo país.? Podemos decir no y, temporalmente, si. Es imposible que la revolución estalle en todo el mundo y, mucho menos, simultáneamente. Lo que se produjo en el siglo veinte fueron una serie de revoluciones (rusa, china, cubana…) que estallaron siendo la rusa la primera y que sus frutos o irradiaciones se produjeron tiempo después. A largo plazo es cierto que la revolución socialista en un sólo país no puede triunfar, es evidente. Pero una revolución puede «marcar el camino» o «ser un referente» en el que se reflejen millones de trabajador@s y que estimulen otras revoluciones. En el caso concreto de la URSS fue, al principio, el faro en el que se miraron millones de trabajador@s y en Alemania, Polonia, Hungría y Austria estallaron revoluciones que fracasaron. En vista de esto, la construcción del socialismo en un solo país no fue una opción teórico-política,sencillamente, no quedó más remedio.

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    utopiasigloxxi

    29/07/2021 at 15:19

  5. Es que un país subdesarrollado, aunque esté dirigido por revolucionarios, no podrá romper por sí mismo con la dependencia del mercado mundial capitalista. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los países atrasados hoy depende, necesariamente, de la provisión de vacunas fabricadas en empresas capitalistas de alcance mundial. Bueno en CUBA se esta vacunando

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    cubano

    05/08/2021 at 10:43

  6. Quiero decir las cosas por dificiles que parescan no tienen que ser imposibles y aun cando lo sean que, La comuna de Paris tenia la oportunidad de mantenerse sinceramente creo que no? Pero a veces no queda otra que socialismo o muerte… y que los de atras tomen el fusil si se atreven. lo que si es imposible es hacer una revolucion si todos esperamos por dicha revolucion.

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    cubano

    05/08/2021 at 11:10

  7. ¿Qué opción tenían los revolucionarios? ¿Qué alternativa había a la de intentar construir el socialismo en Rusia? Me gustaría saber cuales eran las propuestas de Trotsky. ¿Qué hacer en esa situación? ¿Esperar a que se lleve a cabo una revolución proletaria mundial?

    Desde Sevilla le mando un cálido abrazo, me place decirle que soy seguidor suyo y de su pensamiento, que le admiro a usted y admiro la labor que hace.

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    Jorge Mamaladze

    09/06/2022 at 09:46


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