Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Marx, Kalecki y el ciclo económico

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En la nota anterior expliqué por qué, en contra de lo que sostienen algunos economistas “armonicistas”, se verifica la idea de Marx de que el capitalismo sale de sus crisis aumentando la explotación del trabajo, y no elevando las condiciones de vida de las masas. En esta nota trato la relación entre la teoría del ciclo económico de Kalecki, y la visión de Marx. De nuevo tomo como disparador la crítica que me ha hecho el economista Fabián Amico, a la que me he referido ya en notas anteriores. Amico sostiene que la explicación de Kalecki sobre el ciclo es más adecuada que la de Marx para entender lo que está sucediendo en el capitalismo. En la crítica que ha hecho circular dentro del grupo Economistas de Izquierda, afirma:

“La oposición del establishment mundial a las políticas expansivas y en especial a la expansión del gasto público se relaciona con la teoría del ciclo económico de origen político de Kalecki. ¿Por qué? Porque admitir el “activismo” del gobierno sería una admisión implícita de que la intervención estatal debe ser una constante y debilitaría la hipótesis de “eficiencia del mercado. Al revés de RA (Rolando Astarita), Kalecki admitía que bajo un régimen de alto nivel de empleo, la masa de ganancias es más alta en promedio que bajo un régimen con más desempleo y bajo crecimiento. Pero los empresarios, en algún punto, aprecian más la “disciplina” y la “estabilidad” que las ganancias mismas. Por eso, consideran a las políticas expansivas como un remedio “artificial” y pernicioso, y a cierto nivel de desempleo como una magnitud “natural” (recuerden la “tasa natural” de desempleo) que acompaña a cualquier sociedad capitalista “normal”.

En este pasaje se menciona una idea que es central, a saber, que el ciclo económico tendría un origen político. Esto es, la caída económica no obedecería a un factor económico objetivo, que se impondría sobre los capitalistas, sino en última instancia a una decisión de los capitalistas. Es la visión de Kalecki, muy distinta de la de Marx, para el cual el ciclo económico era un hecho social objetivo, que no puede ser controlado por los capitalistas. Es que en Marx el giro desde la prosperidad a la depresión está determinado por el estancamiento y descenso de las ganancias, y de la tasa de ganancia, a lo que le sigue la caída de la inversión, y con ella de la actividad económica, y del empleo. Se trata de un hecho objetivo porque la caída de las ganancias, y de las tasas de ganancias, no es provocada adrede por los capitalistas, sino se les impone. Según el enfoque de Marx, los capitalistas deciden sus inversiones en base a las ganancias, y la tasa de ganancia, y cuando éstas se estancan, o bajan, disminuyen las inversiones. Por eso las ganancias determinan la inversión (y el consumo de los capitalistas). Kalecki, en cambio, sostiene que son las decisiones de los capitalistas “sobre inversión y consumo las que determinan las ganancias, y no a la inversa” (Kalecki, 1984, p. 47). Por lo tanto, en la medida en que los capitalistas decidan invertir, no habría disminución de las ganancias (en principio, tampoco de la tasa de ganancia, aunque veremos que la cuestión es un poco más compleja), y no habría razón para que dejaran de invertir. Se trata de una de las proposiciones más fundamentales de los keynesianos de Cambridge (Kaldor, Robinson, y en esencia, también Keynes), a saber, que la tasa de acumulación es la variable independiente, y que la tasa de ganancia depende de la tasa de acumulación. Volviendo entonces a Kalecki, la pregunta es ¿por qué podría sobrevenir entonces una recesión o depresión? Una de las respuestas de Kalecki (no es la única) es que el motivo sería puramente político. Los capitalistas no querrían que hubiera una situación de pleno empleo, no porque esto pudiera afectar a sus ganancias (que dependen de la inversión), sino porque temen el clima político que conlleva tal situación. En este enfoque, entonces, el ciclo no tiene naturaleza económica. A fin de profundizar en el examen de esta posición, presentamos en el siguiente punto, de manera sintética, las principales ideas de Kalecki, sus diferencias con Marx, y su visión más general del ciclo, para examinar luego si ésta puede explicar satisfactoriamente las crisis capitalistas actuales.

El enfoque general de Kalecki

En lo que sigue nos vamos a apoyar en Sawyer (1985). Empecemos señalando que Kalecki no hace uso alguno de la teoría del valor trabajo, ni de la teoría de la explotación de Marx. A igual que el resto de los keynesianos de Cambridge, Kalecki pensaba que la idea de valor era metafísica, y no valía la pena discutirla siquiera. Kalecki mantenía sin embargo la noción de explotación en el capitalismo, pero la misma se explicaba por el poder de los capitalistas para determinar los precios. Por eso el conflicto entre el capital y el trabajo se ubica, en Kalecki, a nivel de la distribución y el mercado, y no en el seno de las relaciones de producción, como sucede en Marx. Esto es, en tanto Marx pone el énfasis en cómo se distribuye el tiempo de trabajo (el valor agregado) entre el tiempo de trabajo necesario para reproducir el valor de la fuerza de trabajo, y el tiempo de trabajo excedente, Kalecki parte de los precios de mercado, y desarrolla toda su teoría en este plano. En este respecto, su explicación de los precios juega un rol central. Según Kalecki, las empresas establecen un recargo (mark-up) sobre los costos, que depende del grado de monopolio que tengan sobre el mercado. Para eso toman en cuenta los precios del resto de la industria, ya que un precio demasiado alto les haría perder mercado, y uno demasiado bajo disminuiría su margen de utilidades. En base a esto la fuente de beneficios es el control de los capitalistas sobre sus mercados, no sobre los medios de producción, como ocurre en Marx. Lo cual supone, en el esquema de Kalecki, que los capitalistas tienen un considerable grado de control sobre los precios. De la misma manera, el salario no se determina en el mercado laboral, sino en el mercado de productos, a través de los precios relativos. La influencia de los sindicatos se hace sentir en la medida en que disminuye el poder de monopolio. Según Kalecki, si aumenta el grado de monopolio, y por lo tanto el recargo, o mark-up, aumenta la participación de los beneficios en el ingreso.

Con estos elementos se puede entender la macroeconomía básica de Kalecki. Por un lado, el empleo no depende esencialmente de los salarios, sino del nivel de la demanda, y del output correspondiente; y la demanda a su vez depende de los salarios y de los gastos de los capitalistas. Al aumentar la inversión se expanden el ingreso y el empleo, y por lo tanto los ingresos salariales; pero esto no tiene por qué afectar a las ganancias, porque los capitalistas pueden aumentar los precios (dado el grado de monopolio), de manera que a medida que aumenta la inversión, aumentan también las ganancias. A igual que el resto de los keynesianos de Cambridge (y Keynes) el factor dinámico aquí es la inversión, que determina el nivel de las ganancias, y también el ahorro que financia la inversión. En tanto haya poder de mercado, los capitalistas tienen ganancias; y en tanto aumente la demanda (y la inversión es un componente central de la demanda), aumentan las ganancias. A igual que en todos los enfoques keynesianos, la demanda juega un rol prioritario sobre la oferta. Esto se debe, en última instancia, a que la demanda es vital para la existencia de beneficios, que surgen por el “recargo” sobre los costos; para que este recargo sea factible, la demanda debe ser tal que el precio del mercado supere al costo (trato esta cuestión con alguna extensión en mi libro sobre Keynes y los keynesianos). Antes de terminar este punto, tal vez valga la pena precisar que el poner el acento en la demanda y en la formación de precios por recargo no define necesariamente a un enfoque como “progresista”. Después de todo los modelos convencionales del IS-LM también subrayan la demanda agregada y minusvaloran la oferta agregada; y habitualmente adoptan un mecanismo de formación de precios por mark-up (véase, por ejemplo, los manuales de macro de Blanchard o Dornbusch y Fisher).

Relación entre salarios y empleo en Kalecki y Marx

Antes de analizar el ciclo en Kalecki y Marx es conveniente explicar la relación que establecen ambos autores entre salarios y empleo. Comencemos recordando que en Marx el nivel de empleo depende de la acumulación -esto es, de la reinversión de plusvalía- y del cambio tecnológico. Si el cambio tecnológico permanece constante, la acumulación es de tipo extensivo, lo cual provoca la reducción del ejército de desocupados y el alza de los salarios. Por eso, manteniéndose iguales el resto de las condiciones (por ejemplo, la productividad del trabajo), el aumento de los salarios, derivado del aumento de la acumulación, puede dar lugar a dos escenarios. En el primero el capital continúa acumulando, a pesar de que la tasa de ganancia ha disminuido, porque es compensado por el aumento de la masa de ganancia, que deriva del aumento de la acumulación y de la masa de obreros empleados (véase Marx, 1999, p. 768, t. 1). Sin embargo, existe otro escenario (y es al que parece tender la acumulación extensiva con aumento permanente de los salarios), en el cual la disminución de la tasa de ganancia termina afectando negativamente la acumulación. En este caso “… la acumulación se enlentece tras el acrecentamiento del precio del trabajo, porque se embota el aguijón de la ganancia. La acumulación decrece. Pero al decrecer desaparece la causa de su decrecimiento, a saber, la desproporción entre el capital y la fuerza de trabajo explotable. El precio del trabajo desciende de nuevo a un nivel compatible con las necesidades de valorización del capital (Marx, 1999, p. 769, t. 1). Algunos marxistas han querido encontrar aquí una teoría del ciclo económico, que ocurriría por alza de los salarios. De todas maneras Marx anota enseguida que todo esto tiene validez en tanto no intervenga el cambio tecnológico. Es que la máquina, al expulsar mano de obra, tiende a restablecer los salarios a un nivel compatible con la acumulación del capital, a través del incremento del ejército de desocupados. En cualquier caso, lo importante a destacar es que Marx pone el énfasis en la relación contradictoria entre el salario y la ganancia, y que el alza de los salarios está limitada por las leyes objetivas de la acumulación. En particular, salarios altos pueden dar lugar a desempleo, sea a través de la caída de la acumulación, o a través del cambio tecnológico intensificado, que hace sentir sus efectos sobre el mercado de trabajo.

En Kalecki, en cambio, el alza de salarios no tiene este efecto. Para ver por qué, sigamos un momento su razonamiento. Kalecki, siguiendo los esquemas de reproducción de Marx, divide la economía en tres sectores (aclaro que el esquema no es exactamente igual al de Marx, porque Kalecki trabaja con el valor agregado, en tanto Marx con el valor total reproducido; pero no es central para esta discusión). Según Kalecki, el sector 1 produce medios de producción, el sector 2 medios de lujo para los capitalistas y el sector 3 medios de consumo salariales. Supongamos que se produce un aumento de salarios, sin que se modifiquen los precios. En este caso, siempre según Kalecki, aumenta la demanda de los bienes salariales, y por lo tanto aumentan la producción y los beneficios del sector 3, en tanto que en los departamentos 1 y 2 los beneficios caen en un monto igual al aumento de los salarios en esos departamentos. En este caso debería esperarse que también bajaran la inversión y el consumo de los capitalistas de los departamentos 1 y 2, de manera que en el agregado el output no se modificara, a consecuencia del aumento de los salarios. Pero en el esquema kaleckiano los volúmenes de la inversión y del consumo capitalistas se suponen predeterminados (véase Sawyer, p. 117), de manera que el gasto de los capitalistas de los departamentos 1 y 2 permanece constantes. Por lo tanto en el agregado los beneficios no se modifican, en tanto aumentaron el output y los salarios. Pero este resultado descansa en el supuesto crucial de que los capitalistas del sector 1 y 2 no disminuyen sus inversiones y consumos cuando aumentan los salarios, a pesar de la reducción de sus ganancias (y de sus tasas de ganancia), ya que parecen estar “predeterminados”. De todas maneras Kalecki es consciente de que el alza de salarios puede estar mostrando a las empresas que sus costos están aumentando, y que pueden afectar los beneficios, pero piensa que en la medida en que el aumento de los salarios se hace sentir en la economía, aumentan la demanda y el output totales, y los beneficios se mantienen. Sin embargo es de notar que aquí existe un salto desde el nivel de la empresa al nivel general, que no parece estar justificado. Es que los empresarios de 1 y 2 ven disminuidas sus ganancias (y sus tasas de rentabilidad), sin que haya una perspectiva clara de aumento de la demanda en sus sectores; en particular, los empresarios de 2 deberían esperar una caída de la demanda de los productos de lujo, al menos en una primera etapa (en la misma proporción que los empresarios de 3 esperan una suba de la demanda de los bienes salariales). Kalecki soluciona el problema suplantando el análisis de lo que sucede a nivel de las empresas en 1 y 2, por el análisis del agregado macroeconómico (volvemos luego sobre esto). Por otra parte, es claro que la tasa de ganancia baja, si permanecen iguales el resto de las condiciones. Pero Kalecki no toma en cuenta esta cuestión, y sus posibles efectos sobre la inversión.

Para clarificar las diferencias, señalemos que en el esquema de Marx, un aumento general de los salarios, en tanto no afecte la tasa de ganancia al punto de que disminuya la inversión, solo provocaría una redistribución entre las ramas. La rama 2 bajaría su producción, y por lo tanto también la demanda de los medios de producción generados en 1, en tanto la rama 3 aumentaría su producción, y la demanda de medios de producción. En promedio la rama 1 produciría lo mismo que antes, la rama 2 menos y la rama 3 más. El output global no se habría alterado, aunque tendríamos una caída de la tasa de ganancia y de la masa de ganancia.

Por otra parte, si se considera la competencia imperfecta y el mecanismo de fijación de precios por mark-up, que es el marco teórico de Kalecki, el aumento de los salarios provocaría un aumento equivalente de los precios (en tanto el grado de monopolio permanezca igual), de manera que no habría cambios en términos reales de la inversión, el consumo capitalista y los salarios. De todas maneras el aumento de los salarios tendría un efecto beneficioso, siempre según Kalecki, debido a las diferencias en los tiempos de reacción y ajuste. Es que los salarios son inmediatamente gastados en su totalidad, en tanto los beneficios no son gastados inmediatamente, ni en forma completa. Por lo tanto un aumento inicial de los salarios en detrimento de los beneficios tendería a estimular la economía, en tanto se gasta una mayor proporción de salarios. Por eso también Sawyer concluye que en la visión de Kalecki, si todo el ingreso fuera como salarios, en la economía operaría algo similar a la ley de Say. En este enfoque entonces el aspecto contradictorio del capitalismo -que se establece al nivel de las relaciones de producción-, enfatizado por Marx, está muy desdibujado. En particular, porque el cambio tecnológico en cuanto controlador del aumento del salario, los efectos de los aumentos de salarios sobre la tasa de ganancia, y la eventual disminución de la acumulación a causa de ellos, no son considerados. Subrayamos en particular que la minusvaloración en Kalecki de la influencia del aumento del salario en la introducción de la maquinaria, y por consiguiente en la reconstitución de los ejércitos de reserva, tiene por causa el haber puesto el acento en la determinación del salario a través de los mecanismos de formación de precios, y no en la relación entre los propietarios de los medios de producción y los desposeídos. Es en esta relación, en la compra de la fuerza de trabajo por el dinero, donde la máquina actúa como un “arma” en manos del capital, según la visión de Marx.

La ganancia y el ciclo en Kalecki y Marx

Puede verse entonces que en Kalecki el desarrollo capitalista depende de la decisión de invertir de los empresarios. Las decisiones de invertir se relacionan a su vez con la disponibilidad de flujos de dinero propio de las empresas, del aumento de las ganancias por unidad de tiempo y de las ganancias esperadas, y también del incremento neto del equipo de capital (medios de producción) por unidad de tiempo. Destaco que Kalecki es consciente de que “el incremento neto de equipo de capital por unidad de tiempo afecta adversamente la tasa de decisiones de invertir”, ya que “significa una reducción de la tasa de ganancia” (Kalecki, 1984, p. 99). Por lo tanto, podemos establecer que la tasa de ganancia es:

B/K = (B/Y) (Y/Q) (Q/K)

donde B es beneficio; K es el stock de capital (medios de producción); Q es la capacidad del output. Según Kalecki, B/Y está determinado por el grado de monopolio, que se supone que aumenta a medida que el capital se concentra. La segunda variable no tiene una tendencia particular, aunque podía tener variaciones a lo largo del ciclo con consecuencias importantes para la tasa de rentabilidad; y Q/K tendería a aumentar, en la medida en que el cambio tecnológico es ahorrador de trabajo. Dos cuestiones pueden observase aquí. Por un lado, como señala Sawyer (de quien tomamos la anterior formulación) se necesita un creciente grado de monopolio para compensar la caída en la utilización de capacidad, y también para compensar la tendencia al aumento relativo del stock de capital. Por otra parte, puede verse que los beneficios no tienen que ver con trabajo impago, de manera que las complejidades que surgen de la teoría de Marx, a saber, que a medida que aumenta la productividad del trabajo puede aumentar la plusvalía relativa (si los salarios no suben en la medida en que aumenta la productividad), pero puede bajar la proporción de trabajo excedente sobre capital invertido, desaparecen. En la visión de Kalecki, si los capitalistas tienen suficiente poder de mercado para elevar el mark-up, la tasa de ganancia no cae. Aunque admite que si no todo el ahorro (que está en manos de los capitalistas) se reinvierte, y si aumenta la tasa de acumulación del capital con un nivel de actividad económica estable, habrá una tasa de ganancia descendente, “con un efecto adverso tangible sobre la inversión”, y “en consecuencia la inversión disminuye y se inicia un movimiento cíclico” (Kalecki, 1984, pp. 127-8). Aquí Kalecki parece admitir que el ciclo puede tener causas más objetivas de lo que supone la tesis “el ciclo es meramente político”. De todas maneras es importante subrayar que la masa de ganancia no tiene por qué caer, en el esquema de Kalecki, en tanto se mantenga alta la inversión, y no habría razón para que se interrumpa la acumulación. Es que si bien la rentabilidad puede estar cayendo (aunque hemos visto que no necesariamente), la masa de ganancia siempre puede estar en ascenso. ¿Por qué los capitalistas deberían dejar de invertir? Esta cuestión fue planteada con agudeza por Grossmann hace muchos años, en relación a quienes pensaban que bastaba la caída de la tasa de ganancia para que se frenara la acumulación. Grossmann se preguntó por qué los capitalistas dejarían de invertir si la tasa de ganancia bajara del 6% al 5%, por ejemplo, si paralelamente aumentaba la masa de ganancia (véase Grossmann, 1984). De ahí que pusiera el acento en el carácter bifacético de la ley  de Marx sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. La inversión se detiene no solo cuando baja la tasa de ganancia, sino también cuando se estanca o desciende la masa de ganancia. En lo que respecta a Kalecki, al plantear que la masa de ganancia siempre aumenta con el crecimiento del output, no se encuentra una razón por la cual pueda debilitarse la inversión, aun cuando pudiera bajar la tasa de ganancia (por el aumento del stock de capital). En este sentido, toma fuerza la idea de que en última instancia, el ciclo en Kalecki es de carácter político.

En Marx, en cambio, en determinado momento del auge comienzan a estancarse, o debilitarse, la masa y la tasa de ganancia, y esto lleva a la caída de la inversión. Si bien Marx no dejó elaborada una teoría del ciclo, es posible esbozar algunos rasgos que parecen característicos. Para avanzar en este análisis, es necesario precisar que existe una diferencia muy grande entre los enfoque de Marx y Kalecki en lo que respecta al cambio tecnológico. En Marx, el cambio tecnológico está impulsado por un lado, por la necesidad del capital de dominar al trabajo, reemplazando la mano de obra por la maquinaria, una cuestión que en Kalecki no parece tener poca relevancia, como hemos visto. Pero más importante aún para la explicación del ciclo, es que el otro impulso al cambio tecnológico en Marx deriva de la lucha competitiva entre los capitales; “… la competencia impone a cada capitalista individual, como leyes coercitivas externas, las leyes inmanentes del modo de producción capitalista. Lo constriñe a expandir continuamente su capital para conservarlo, y no es posible expandirlo sino por medio de la acumulación progresiva” (Marx, 1999, pp. 731-2, t. 1).

Según Marx, los capitales buscan obtener plusvalías extraordinarias, disminuyendo los costos de producción, para lo cual reemplazan al trabajo vivo por la máquina. En la medida en que las empresas innovadoras obtienen esas plusvalías extraordinarias, el resto de las empresas deben invertir en las nuevas tecnologías, pues de lo contrario desaparecen. Desde este punto de vista la decisión de invertir no es totalmente libre; existe una fuerte presión que induce a las oleadas de inversión, y eventualmente lleva a la sobreinversión. Pero esto a su vez pone presiones bajistas sobre los precios, que las empresas no pueden dominar a voluntad; y sobre las ganancias. Por eso, cuando la competencia generaliza la nueva tecnología, “se inicia entonces el descenso de la tasa de ganancia… el cual es totalmente independiente de la voluntad del capitalista” (Marx, 1999, p. 339, t. 3). Por lo tanto en la visión de Marx en determinado momento del ciclo aumenta fuertemente la inversión por unidad de trabajo (dado que la única fuente del beneficio es el trabajo humano, esto implica una presión bajista sobre la tasa de ganancia), se reducen las ganancias y la tasa general de ganancia, a la par que se intensifican las presiones bajistas de los precios. En ese punto las empresas se encuentran ante el dilema de continuar sobreinvirtiendo, o retirarse de la lucha competitiva. Esto explica por qué la inversión puede continuar creciendo, aunque la tasa de ganancia, y la masa de ganancia, estén estancándose, o reduciéndose. La situación continúa hasta que estalla la crisis y la economía entra en recesión o depresión. Es que los capitalistas no pueden seguir aumentando la sobrecapacidad indefinidamente en tanto las tasas de ganancia y la masa de ganancia están en descenso (y las condiciones del crédito se endurecen). Por eso finalmente la inversión se detiene, arrastrando a la demanda y la producción hacia abajo. El fenómeno puede ser agudizado por el aumento de los precios de materias primas durante el auge (se puede suponer que la oferta de materias primas no responde con la misma elasticidad que el resto de la industria), y potenciado por el crédito.

En Kalecki toda esta dinámica no aparece. Kalecki a menudo subrayó la importancia del progreso tecnológico para mantener positiva la inversión neta (y el pleno empleo), pero la lucha competitiva no juega un rol en ese progreso. Por esta razón la inversión, y el cambio tecnológico que la acompaña, no son analizados a nivel de la empresa. Como explica Sawyer, en Kalecki hay una separación entre las decisiones que atañen a la relación entre precios y costos, y las decisiones de inversión, ya que las primeras se toman a nivel de las empresas, en tanto que las inversiones se analiza a nivel agregado. Por este motivo las decisiones sobre precios y costos influencian el nivel de los beneficios, y de allí a las inversiones, en tanto no se analiza el impacto en reversa que tienen las inversiones sobre las decisiones de costos y precios. Pero en Marx esta última cuestión es clave, porque las inversiones tecnológicas, a la vez que llevan al aumento de la relación capital/trabajo, abaratan los productos. El abaratamiento de los productos (que entran directa o indirectamente en la formación de la canasta salarial) tiene como efecto aumentar la plusvalía relativa (al abaratar el valor de la fuerza de trabajo), lo cual actúa positivamente sobre las ganancias y la tasa de ganancia. Pero también en determinado momento del ciclo la caída de los precios, inducida por la competencia exacerbada y la sobrecapacidad de las empresas,  presiona a la baja a las ganancias y a la tasa de ganancia. En consecuencia, en la visión de Marx, las ganancias y la tasa de ganancia se debilitan, en determinado punto del ciclo, y esto provoca la caída de la inversión, y de la economía. En Kalecki, en cambio, la situación normal es que las ganancias se mantienen altas en tanto la inversión se mantiene alta; y la presión bajista sobre la tasa de ganancia puede ser contrarrestada, por lo menos en un grado considerable, por el aumento del grado de monopolio. Por lo tanto en el esquema de Kalecki la inversión se debilita primero, y la ganancia cae en consecuencia.

Comprobación empírica

 Mi crítico ha sostenido que la teoría de Kalecki sobre el ciclo de negocios permite entender las crisis capitalistas contemporáneas mejor que la teoría de Marx. No voy detenerme en otros aspectos de las diferencias entre Kalecki y Marx (por ejemplo, si el cambio tecnológico opera de la manera en que dice Marx o Kalecki, o si los precios se establecen de manera oligopólica o competitiva), sino  en la relación crucial entre inversión y ganancia. Pues bien, Tapia Granados (2011) ha testeado las hipótesis respectivas de Kalecki y Marx a la luz de los últimos ciclos económicos de EEUU. Los resultados parecen concluyentes. Sistemáticamente los beneficios comienzan a debilitarse antes de que se inicie la recesión, y la inversión cae después del debilitamiento de las ganancias. En la última gran crisis los beneficios llegaron a un máximo en el primer trimestre de 2006, y luego cayeron de manera constante durante el resto del año, en tanto la inversión llegó a un máximo en el segundo trimestre de 2006, y se mantuvo en una meseta alta hasta el tercer trimestre de 2007. Esto es, sucedió lo que dice la teoría de Marx que sucede, y no lo que dice el esquema de Kalecki. Algo similar vemos en los noventa. Los beneficios y la tasa de ganancia llegan a un máximo entre 1996 1997, y luego se estancan y descienden, en tanto la inversión continúa siendo muy alta hasta el inicio del segundo semestre de 2000, cuando cae fuertemente (arrastrando a la economía a la recesión). Más en general, tomando las estadísticas NIPA desde 1947, Tapia Granados encuentra que los beneficios corporativos dejan de crecer, se estancan y luego comienzan a caer unos pocos meses antes de la recesión. Los beneficios antes de impuestos en promedio crecen 1,7% en el quinto trimestre antes de la recesión, pero entonces caen en promedio 0,4% en el siguiente trimestre y luego continúan descendiendo lentamente hasta que se derrumban en el trimestre inmediatamente previo a la recesión y durante la recesión misma (en promedio los beneficios antes impuestos descienden 4% por trimestre durante la recesión). “Es como si una caída de los beneficios aproximadamente un año antes de la recesión envía una señal a los directores y empresarios de cortar la inversión, porque la caída en la tasa de crecimiento de los beneficios antes impuestos desde el séptimo al quinto trimestre antes de la recesión … se asocia con un sustancial decrecimiento de la tasa de crecimiento de la inversión… (…) En promedio, la inversión fija privada continúa creciendo en este período previo a la recesión, y solo un trimestre antes del pico, comienza a caer” (Tapia Granados, 1011, pp. 15-6). A igual que sucedió en las recesiones de 2001 y 2007, en las ocurridas en los 70 se observa con mucha claridad que las ganancias llegan a un pico varios trimestres antes de la recesión, en tanto que la inversión lo hace casi inmediatamente antes de la recesión.  Mi estudio de las crisis  2001 y 2007 también coinciden con estos resultados (ver Tasa de ganancia y crisis en EEUU (1) y Tasa de ganancia y crisis en EEUU 2). Por otra parte, en las recuperaciones, la recuperación de los beneficios también precede a la recuperación de la inversión.

Tapia Granados, además, testea en qué medida los cambios en la inversión predicen cambios en los beneficios, y viceversa, regresando las tasas de crecimiento de una variable sobre las tasas de crecimiento presentes y retrasadas de la otra variable. Los modelos de regresión muestran que el cambio en los beneficios, en particular de los beneficios antes de impuestos predicen en una medida significativa el cambio en la inversión, en tanto que el cambio en la inversión no predice el cambio en los beneficios. Los beneficios antes impuestos tiene un efecto positivo sobre las inversiones, y explican un 44% de la variación de éstas.

Como concluye Tapia Granados, todo indica que el ciclo, y la economía de conjunto, está liderada por las variaciones de la tasa de rentabilidad. Mis propios estudios sobre las dos crisis, 2001 y 2007-09 también me llevan a esta misma conclusión. Los datos de la evolución de las ganancias, previas a las caídas, parecen concluyentes. ¿Por qué entonces Amico ha sostenido que la teoría de Kalecki explica mejor los ciclos que los enfoques marxistas, que hacen eje en la rentabilidad del capital? Si la caída de la tasa y de la masa de la ganancia precede a la caída de la inversión y de la economía, ¿cómo se puede sostener que el ciclo es político, esto es, que la caída se produce por una decisión de tipo política? ¿Qué sustento tiene la idea de que las crisis no son objetivas? Además, si en el mundo capitalista contemporáneas estamos asistiendo casi a diario a gigantescas guerras de precios, ¿qué sentido tiene una teoría que trata de explicar el ciclo económico basada en la idea de que los precios son “dominados” por las empresas?

Bibliografía:

Grossmann, H. (1984): La ley de la acumulación y del derrumbe capitalista, México, Siglo XXI.

Kalecki, M. (1984): Teoría de la dinámica económica. Ensayo sobre los movimientos cíclicos y a largo plazo de la economía capitalista, México, FCE.

Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.

Sayer, M. C. (1985): The Economics of Michael Kalecki, London, Macmillan.

Tapia Granados, J. A. (2011): “Does investment call the tune? Empirical evidence and endogenous theories of the business cycle”, January, University of Michigan, http://sitemaker.umich.edu/tapia_granados/working_papers___documentos_de_trabajo.


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Marx, Kalecki y el ciclo económico

Written by rolandoastarita

08/05/2011 a 20:04

19 respuestas

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  1. Rolando, soy lector tuyo hace un tiempo, pero esta es la primera vez que comento.

    Tengo una pregunta, ¿es posible que, además de existir un determinante «objetivo» en el advenimiento efectivo de la crisis (la caída de la tasa de ganancia, esto es, un elemento endógeno al propio sistema capitalista), se de también, en el caso de la definición «del rumbo» que esa crisis toma, la variable «política» (interpretando esto como las decisiones de los capitalistas sobre el destino de su propio capital) ?

    Pregunto esto porque creo que, en el caso argentino, el agotamiento de la valorización financiera (proceso objetivo) se dió en conjunción con la conformación de un núcleo burgués en torno a la presión por la «salida devaluatoria». Esto (supongo) entraría en ese tipo de conjunción que señalé mas arriba.

    ¿Cómo lo ves?
    Muchas gracias por el espacio, y un saludo cordial.

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    Gonzalo Flores K

    09/05/2011 at 15:28

    • Una crisis es un episodio muy grave para el sistema, implica una profunda desvalorización de capitales, grandes pérdidas para muchos. La idea de que las crisis son preparadas y provocadas por el propio capital, o fracciones de éste, me parece sin fundamento. Trotsky, y el movimiento trotskista de conjunto, afirmó por ejemplo que la crisis del 30 fue organizada por los grandes bancos. Pero en esa crisis desaparecieron miles de bancos, algunos de ellos muy grandes. E implicó una desvalorización masiva de capitales (las pérdidas en la bolsa fueron colosales). ¿Cómo se puede pensar que todo eso lo organizaron los capitales a propósito?
      Algo similar se aplica a la crisis de 2001. De hecho, hasta casi hasta el final incluso la clase dominante trató de sostener la convertibilidad (recordar cómo recibió la gran patronal industrial, agraria, comercial y bancaria a Lopez Murphy primero, y luego a Cavallo, cuando asumieron). Cuando ya se hizo insostenible la convertibilidad, adoptaron más abiertamente la política devaluatoria. Pero aun así nadie quería la crisis y la depresión que sobrevino. En «Economía política de la dependencia» trato de explicar por qué hay la alternancia de períodos con tipo de cambio bajo y alto reconoce una cierta lógica. Esto lo afirmo en crítica a los que sostienen que se debe al cambio de hegemonía de fracciones de la clase dominante.
      Otra cuestión: soy crítico de la idea de que en los 90 primó la valorización financiera. En realidad el período estricto de «valorización financiera» (esto es, cuando el sector financiero creció a una tasa mucho más alta que el resto de los sectores) es el de Martínez de Hoz, y termina con el estallido de principios de los 80. En los 90 el sector financiero no tuvo un crecimiento particularmente fuerte. En una nota de este blog, dedicada a los «mitos K», muestro cómo la participación del sector financiero en el PBI en los 2000 es prácticamente igual a los 90. La bolsa de valores no dio grandes ganancias en los 90; tampoco los bancos obtuvieron ganancias particularmente altas. Y hubo crecimiento de sectores productivos (productores de plusvalía) como energía, teléfonos, automóviles, construcción residencial, agro. Además de algunos grupos industriales, como Techint. También en «mitos K» muestro que la participación de los sectores productivos en el PBI en los 90 no fue muy distinta de los 2000.

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      rolandoastarita

      09/05/2011 at 23:35

  2. Una crítica constructiva y una pregunta.

    Contexto de la crítica. Considero que Rolando Astarita es una de las mentes más lúcidas de la actualidad en materia política y económica (sin duda la más lúcida de las que conozco). Pero artículos como el presente me resultan de difícil comprensión por motivos que ya le he expuesto en otras oportuniudades privadamente. Mi propia dificultad en la comprensión el ttexto y la escacez de comentarios del resto de los lectores sucitan en mí, la cierta certeza acerca de que estos efectos son elocuentos en cuanto a que objetivamente hay una dificultad para la comprensión de estos temas. Ahora bien, dicha dificultad, ¿es insalvable?, ¿es absolutament inherente al tema en tratamiento? ¿o quizás haya algo en el propio texto que impida su comprensión? Seguramente hay una combinación de las dos cosas.

    Desde mi punto de vista, entiendo que hay temas que son más dificiles que otros pero tambien creo que la exposición es en gran parte responsable de que esa dificultad convierta al texto en inaccesible o semi accesible para una buena parte de los lectores que no tienen esta dificultad en muchos otros temas que les son presentados.

    Solo como ejemplo, expresiones como;

    B/K = (B/Y) (Y/Q) (Q/K)

    son casi tan incomprensibles o «arduas de entender» para mí como lo sería:

    L= c + c1 = Tp (RAp)

    Es como si hubiera un par de renglones en el texto absolutamente borrosos o que por algún misterio han aparecido escritos en algún idioma antiguo aún sin descifrar. Lo peor de todo es que muchas veces, la comprensión de lo que sigue en el escrito depende en mayor o menor medida de la comprensión de esos «jerogíflicos».

    A veces, con algún esfuerzo, es posible dilucidar el significado de esas expresiones, pero entonces nos vemos obligados a releer el texto pues, nuestra mente, al haber tenido que cambiar el foco de atención, no ha podido retener el hilo principal del texto y debemos recomenzar.

    El problema se agrava cuando en un mismo texto aparecen sucesivas dificultades, como si se tratara de una carrrera con obstáculos, al promediar la lectura entonces es probable que estemos entendiendo cualquier cosa; que lo que dice el autor es lo que dice el interlocutor del autor, que tal cuestión (p.e.: la tasa de ganancia) la confundamos con «acumulación», que por «masa de ganancia» no estemos manejando el comcepto exacto, que confundamos un concepto con algún otro que es cercano, etcétera.

    Cerrando esta crítica -la cual me he esforzado en que sea resumida y concisa en aras de no desvirtuar el lugar en la que la expongo, y a costa de dejar muchos temas sin presentar y sin desarrollar- la dejo acá para su reflexión por R.A. Y claro está, también por todos los interesados en que estas ideas tan ncecesarias que R.A. expone y divulga encuentren su mejor vehículo.

    Por último, me parece que la dificultad en la incomprensión de textos como éste es lo que hace que no surjan preguntas o que se planteen cuestiones como la que sigue.

    Una cuestión a desarrollar a la luz de la poémica.

    Me resultaría interesante que R.A. desarrollara el tema de, ante las crisis, ¿qué actitud debería tomar la clase obrera? ¿qué debería hacer y qué no hacer? ¿Cuál es la recomendación que se extrae de la posición marxista, y también cuál la que se extraría de la posición armonicista (¿»progresista»?)?

    Saludos.

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    Eduardo

    10/05/2011 at 07:49

    • Primero, gracias por la generosidad en el elogio. En segundo lugar, soy consciente de que determinadas notas ofrecen más dificultades para la gente que no está muy metida en algunos temas de economía (por ejemplo, la nota sobre el teorema Okishio también ha resultado complicada para alguna gente). El problema con que me enfrento en estos casos es que si explico cada término termino escribiendo una nota demasiado larga, y no tiene efecto. Por otra parte, si simplifico demasiado, voy a explicar mal las cosas. Una solución puede ser que explique las cosas puntuales que me pregunten. Tal vez superada alguna dificultad en que nos trabamos, podemos seguir la lectura. Por ejemplo, B/Y es la participación de los beneficios en el ingreso; Y/Q mide el grado de utilización de la capacidad instalada en las empresas, dado que Q es la producción máxima que se puede obtener. Por último, Q/K es una medida del nivel de stock de capital en relación a la capacidad. Al descomponer de esta manera las variables que están incidiendo en la tasa de ganancia (= beneficios/ capital invertido, siendo este último en realidad los equipos e instalaciones), se puede examinar cómo evolucionan a lo largo del ciclo, o cómo puede afectarla. Por ejemplo, si aumenta B/Y quiere decir que está disminuyendo la participación de los salarios en el ingreso (W/Y), lo que nos da una aproximación a la tasa de explotación. En Kalecki B/Y aumenta porque aumenta el grado de monopolio. Por otra parte, si aumenta K en relación a Q, este factor incide negativamente sobre la tasa de beneficio.
      Por último, notas de este tipo pueden estimular a la gente a leer algunos textos. Por ejemplo, sería importante acompañar la lectura de esta nota con los 3 capítulos en los que Marx trata la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (caps. 13, 14 y 15 del tomo 3 de El Capital) y el cap. 23 del t. 1, donde explica la relación entre acumulación extensiva, aumentos de salario e introducción de la maquinaria.

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      rolandoastarita

      10/05/2011 at 08:47

    • Perdón, pero no respondí la pregunta de qué hacer ante una crisis. No tengo una respuesta muy clara, y creo que es difícil darla «en general», porque depende del grado de organización, disposición de lucha, etc. En principio sostengo que la consigna «que la crisis la paguen los capitalistas» solo se puede lograr acabando con el Estado capitalista y atacando a la propiedad privada del capital. No hay manera de imponer un programa de transición al socialismo (esto es, medidas revolucionarias que obliguen al capital a «pagar» la crisis) en tanto exista un gobierno y y un Estado capitalista. Ahora bien, si las condiciones no permiten una ofensiva, es necesario al menos luchar por todas las medidas que atenúen los efectos de la crisis sobre la clase trabajadora. Por ejemplo, un seguro de desempleo es esencial. Pero en esta cuestión tengo una diferencia con los reformistas armonicistas. Esta gente ante la crisis se pone a «razonar como estadistas» (la expresión es de Lenin) y proponen medidas en la creencia de que sus «planes» permitirán solucionar las crisis. Para ponerlo de manera más clara. Hay una diferencia entre decir que luchamos por un seguro de desempleo para paliar los sufrimientos que la crisis impone a la clase obrera, y decir que luchamos por un seguro de desempleo porque de esa manera se reactiva la demanda y se sale de la crisis. En este último caso se generan ilusiones en soluciones «mágicas», que no existen. Alguna vez Marx dijo que había que aprender a luchar sin ilusiones. Nunca mejor aplicado que a una coyuntura de crisis. Lo peor que tiene el armonicismo reformista es su mensaje ideológico. Predica la conciliación entre el capital y el trabajo, esto es, entre explotadores y explotados. En este respecto coincido con Lenin en que la conciencia de clase «real» no pasa solo por tener conciencia de que los obreros constituyen una clase distinta de la clase capitalista. Después de todo el clásico laborismo inglés, o el PT de Brasil, decían esto. La conciencia de clase profunda pasa por tene conciencia del carácter irreconciliable de los intereses entre el capital y el trabajo. Este carácter irreconciliable se pone de manifiesto con toda su fuerza durante las crisis. Jamás el capital ha salido de una crisis mejorando las condiciones de vida o trabajo de las masas. Insisto, ser consciente de esto no debe impedirnos luchar por paliativos, mejoras o reformas. Pero somos conscientes de que éstas tienen un techo, y que siempre estarán bajo amenaza. Y además, que el mejor salario obtenible bajo el capitalismo no anula la realidad de que continúa existiendo la explotación.

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      rolandoastarita

      10/05/2011 at 10:44

  3. Rolando, muy buena nota. Entiendo lo que dice Eduardo, pero tambien está tu saludable intención de elevar el nivel de los textos -no caer en la vulgarización y envilecimiento del marxismo a que nos tienen acostumbrados muchos- y estimular la lectura. Por otro lado, ¿que opinás de este artículo de Eduardo Lucita de «economistas de izquierda»: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/40-5151-2011-05-10.html (QUE HACER FRENTE A LA INFLACION ESTRUCTURAL Un problema político II),
    aparecido en el suplemento Cash de Página/12 el domingo 8 de mayo, sobre inflación y su «programa» para enfrentarlo como problema político? Saludos.

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    Armando

    10/05/2011 at 17:58

  4. Pero ese carácter irreconciliable no lo suaviza acaso la política, en algún grado y más allá de las crisis. Hace poco leí sobre un estudio de economistas alemanes quienes sostienen que la economía germana tiene un espacio para cambios tecnológicos, ahorradores de empleo, superior a los cambios que efectivamente ocurren. El factor político influye para que así sea: una especie de acuerdo no sé si tácito o formal que resguarda, hasta cierto punto, la posición relativa de la clase trabajadora alemana. Si esto es posible, no implica que el factor político tiene algo que hacer frente a la rigidez de la visión de Marx.

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    mario

    11/05/2011 at 00:37

  5. Compañero Rolo. A estas alturas resulta obvio que la polémica con F.D. no va a tener respuesta por parte de su interlocutor directo. Sin embargo, conserva todo su valor en la polémica con las corrientes de pensamiento económico y político que consideran que el rol de los monopolios y el estado resulta determinante en la evolución del ciclo capitalista. Pese a ello, creo que es importante discriminar entre aquellas corrientes que de ello sacan conclusiones reformistas y las que le contraponen planteos revolucionarios. En otro plano, dado que política es economía concentrada, me parece ineludible la exposición de cuestiones económicas en su blog, respecto de las cuales, es evidente el esfuerzo por presentar conceptos complejos, que requieren de una preparación previa para su mejor comprensión, de la manera más didáctica y accesible, aunque, sin perder el rigor científico que los temas merecen. Implícitamente, sus artículos son un permanente llamado a profundizar en la ciencia económica por parte del lector profano, lo cual requiere del esfuerzo de adentrarse, incluso en el árido terreno de la notación específica y las constricciones matemáticas de las que a veces no se puede prescindir. Dicho esto, quisiera plantearle lo siguiente. No conozco demasiado a la escuela de Cambridge. Comencé a leer a Keynes por necesidad hace unos 7 u 8 años. Kalecki me era un perfecto desconocido hasta hace poco. No se si se justifica la mención que se le otorga como de uno de los más grandes economistas del siglo XX. Lo que más me ha llamado la atención es que se le atribuye una interpretación politicista del ciclo, que, me parece más bien una exageración que no se deriva exactamente de sus trabajos económicos fundamentales. Es cierto que en palabras del autor ‘Los capitalistas son artífices de su propio destino’ y que en sus formulaciones tardías, la manipulación del grado de la desocupación se presentan asociadas a necesidades políticas, electorales o de otro tipo. Pero por lo que pude observar de sus elaboraciones económicas, que, según se afirma, nunca lo dejaron conforme, no se puede derivar de ellas un criterio único, o predominante acerca de la naturaleza del ciclo. Si tomamos la ecuación básica del ‘Modelo de Kalecki’:D = a.S+b.variaciónP/variaciónT-c.variaciónK/variaciónT +d, en la que D es la cantidad de decisiones de inversión(me imagino se referirá al grado) S es el ahorro bruto P la ganancia y K el stock de capital fijo, siendo a,b,c parámetros de la relación lineal (que no se de donde vienen o como se establecen) y d una constante para cambios de largo plazo, se puede derivar que la inversión está condicionada positivamente por el alza de la ganancia y negativamente por el aumento del capital fijo, con lo cual, la voluntad pura o la predeterminación de la inversión (tomando en cuenta que Kalecki admitía que solo un porcentaje era predeterminado y otro variable) aparecen mediatizados por la relación con la evolución de las ganancias y la magnitud del capital fijo comprometido (Un tributo a Márx?) De esta relación parecería que Kalecki deducía que la inversión provoca crisis, pero el punto es que el freno a la inversión parece estar mediado por el aumento del capital fijo que erosiona la ganancia y la ulterior caída en los volúmenes de producción(output) que no encuentran mercado solvente.
    Es una lectura alternativa que, por supuesto.
    no obvia las abismales diferencias en la aproximación teórica de Márx y Kalecki al valor, la formación de los precios, la explotación y la crisis.
    Gracias por su atención.

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    AP

    11/05/2011 at 00:48

    • Pienso que al margen de que mi crítico responda a mis argumentos, las notas pueden servir para clarificar posturas, muchas de las cuales son compartidas por un amplio público de izquierda. Con respecto a la primacía de la inversión sobre las ganancias, o de éstas sobre la inversión, efectivamente en Kalecki encontramos textos en los que parece plantear una relación más cercana a la planteada por Marx. Pero en última instancia es la inversión la que determina las ganancias. Esto proviene de Keynes. En mi libro sobre Keynes y los poskeynesianos lo explico brevemente. Keynes sostiene que la inversión depende de la eficiencia marginal del capital y de la tasa de interés. La EMC está determinada por los ingresos esperados por los empresarios, y el costo del capital. Los ingresos esperados dependen de la demanda esperada, y ésta depende decisivamente de la inversión. De manera que hasta cierto punto la demanda está condicionada por los beneficios, y los beneficios por la inversión. El problema de fondo aquí es que Keynes sostiene que el beneficio no se origina en el trabajo humano (es un disparate sostener, como se hace en alguna cátedra de la UBA que Keynes era partidario de la teoría del valor trabajo, escribí una nota al respecto en el blog) sino en el hecho de que el precio del mercado supera al costo. Y el precio de mercado supera al precio de costo porque hay una demanda efectiva que hace que el precio se eleve; es el viejo razonamiento de Malthus. De aquí proviene el peso que Keynes da a la demanda (la crítica desde la teoría del valor trabajo es evidente. Como pregunta Marx, en relación a Malthus, ¿de dónde sale ese poder de compra adicional?).
      Es por este motivo que en última instancia Keynes debía considerar que lo decisivo era la inversión. Esto es planteado explícitamente por Kaldor, cuando observa que en Keynes los ingresos empresariales son más el resultado de las decisiones de gastos de los empresarios, que al revés. Aquí se pone en evidencia la lógica subyacente: al no explicarse la ganancia en el trabajo humano, la misma surge por un «recargo» o plus que aparece en la venta, a partir de que hay una demanda suficiente que lo posibilita. El resto de los autores de Cambridge mantuvieron el mismo criterio, sin haberse preocupado por indagar más a fondo el tema. Para ellos el valor siempre fue un concepto «metafísico». Kalecki no fue excepción, a pesar de haber tenido alguna formación marxista.

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      rolandoastarita

      11/05/2011 at 09:09

  6. La cuestión de fondo en todo esto es la visión de Marx de que relación de producción capitalista se impone siempre a todos, sin dejar espacio para reacciones autónomas de empresarios, trabajadores o del estado. Es decir, no hay espacio ni lugar para la política. Puesto así, el carácter irreconciliable de los intereses del capital y el trabajo podría o no conducir a una especie de solución, que en todo caso sería macro, o independiente de la acción de los individuos y grupos dado su escaso margen de maniobra para cambiar, alterar o moderar una armazón externa tan fuerte e inflexible. Así, la economía sería la madre de las ciencias sociales. La historia no pasaría de ser la crónica del imperio de las estructuras sobre los individuos, y la política algo superfluo, con poca sustancia. Es difícil digerir estas cosas sin reccionar en contra.

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    mario

    11/05/2011 at 13:01

    • Estimado Mario, en la nota he planteado que las crisis constituyen fenómenos objetivos, y he rebatido la idea de Kalecki del ciclo político. No veo que los argumentos presentados se refuten construyendo una «teoría» a tu medida, para hacerla fácilmente ridiculizable. He demostrado que la tasa de ganancia y las ganancias en determinado punto del ciclo comienzan a descender, al margen de la voluntad de los capitalistas. ¿Qué tiene que ver esto con la idea de que la poĺitica es «superflua», o «de poca sustancia»? ¿Qué tiene que ver esto con afirmar que la acción de los individuos no puede alterar las cosas? Precisamente el marxismo llama a cambiar las relaciones sociales de producción. Es Marx quien afirma que cuando las ideas se apoderan de las masas, «devienen fuerzas materiales». Si estás en contra de los argumentos presentados en la nota, ¿por qué no haces un esfuerzo en rebatirlos?

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      rolandoastarita

      11/05/2011 at 14:18

    • Rolo, me parece que lo que «le molesta» a Mario es la impotencia política de la clase capitalista para hacer frente a las crisis (impotencia que parece estar demostrada por la teoría y por la práctica), pese a todo, he de confesar que yo mismo también me pregunto recurrentemente, hasta qué punto realmente los políticos capitalistas no pueden o no serán capaces algún día de «aprender a dominar las crisis» (hasta ahora no he encontrado una respuesta definitiva a esta duda).

      Por otro lado quería decir que no me convence tu afirmación de que, «en última instancia es la inversión la que determina las ganancias». A mi me parece que eso es cierto pero solo a medias, me parece más adecuado decir que la inversión determina las ganancias tanto como las ganancias determinan a la inversión, y que «las decisiones» empresarias, no son hechos subjetivos como podría suponerse de un término como «desición»; más bien diría que se trata de «conclusiones basadas en la empiria»; es decir, que el empresario, en última instancia, verdaderamente «no decide» nada, sino que reacciona ante la realidad (económica). Claro es que puede haber empresarios que tomen «malas decisiones», pero si consideramos a la clase capitalista en forma homogénea, mi idea es que realmente no «deciden» (en el sentido de «preferir») sino que «reaccionan» en el sentido de que «hacen lo que los tiempos mandan o imponen». Evidentemente, el que se equivoca (el que no ve la realidad tal cual es) pierde; pero solo en ese sentido se puede decir que los empresarios «deciden» hacer esto o hacer lo otro (invertir o no invertir, etc.), igualmente es innegable que unos pierden y otros ganan, con lo cual parecería prevalecer la idea de que en verdad «deciden»…

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      Eduardo

      12/05/2011 at 00:20

  7. Saludos. Profesor me gustaria saber porque la relacion creciente de Capital/trabajo afecta la tasa de ganancia del capitalista? Por que solo la ganancia puede obtenerse solo del trabajo y no del capital? Gracias.

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    Alfonso

    20/03/2013 at 15:30

  8. Por que la tasa de ganancia se viene abajo? la tecnología desplaza la mano de obra (de la cual se desprende la plusvalía al ser explotada) y por ende la tasa de ganancia disminuye o porque la tecnología al ser obtenida por todos los capitalistas no rinde ganancias extraordinarias y se debe emplear mas mano de obra y por ende la tasa de ganancia disminuye? como es esto profesor?

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    Alfonso

    20/03/2013 at 20:38

  9. Existe una definición precisa, clara del VALOR en general, y del valor económico en particular??

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    Carlos Marxsis

    01/04/2015 at 15:19

    • Una definición de valor se encuentra en un diccionario (valores morales, valores artísticos, etcétera). Lo anterior incluye lo económico; con la particularidad que el valor económico de un bien se expresa en su precio. Hasta aquí, las definiciones más generales; como es sabido, en la economía ad usum no se distingue entre valor y precio. Luego están las doctrinas económicas que explican el porqué del mayor o menor valor de un bien. En este respecto, Marx define específicamente valor y valor de cambio (o precio), distinguiendo ambos.

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      rolandoastarita

      01/04/2015 at 17:08

  10. Rolo, leíste The Capitalist Cycle de Pavel Maksakovsky? Es un ruso de los años 20´s. El libro está interesante, por más que sea de la «escuela» de la desproporcionalidad.
    Una curiosidad: sostiene que los precios de mercado agregados no coinciden con los precios de producción agregados sino que a lo largo del ciclo los precios de mercado, digamos todos ellos, se elevan por encima de los precios de producción en la fase ascendente, y por debajo en la descendente y la depresión. La ley del valor regiría en estos últimos momentos como forma de restablecer el «equilibrio» luego de una fase ascendente en la que los precios se divorciarían en gran medida de los valores.

    La compensación digamos entre precios de mercado y de producción no sería más o menos sincrónica sino a lo largo de un ciclo.

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    Esteban Maito

    12/05/2015 at 20:04


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