Las crisis cíclicas en la correspondencia de Marx y Engels

Una idea bastante extendida entre los marxistas es que Marx explicó las crisis cíclicas por la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (LTDTG). En notas anteriores he cuestionado esa afirmación. En particular, señalé que Marx y Engels explicaron la crisis de 1847 por sobreproducción, no por la ley tendencial de la tasa de ganancia; que en los capítulos 13 a 15 del tomo 3 de El capital (edición de Engels) Marx no conecta las crisis cíclicas con la LTDTG; que en el capítulo 17 del tomo 2 de Teorías de la plusvalía, dedicado a explicar por qué la sobreproducción es característica del modo de producción capitalista, no explica las crisis por la LTDTG; y que en el Anti-Dühring (texto conocido por Marx) Engels tampoco explica las crisis por la ley tendencial de la tasa de ganancia.
En esta nota amplío el argumento con una reseña de pasajes de la correspondencia de Marx y Engels dedicados a la sobreproducción y las crisis, así como a algunas cuestiones de método y periodización (fuente Marx y Engels Collected Works). Al final de cada apartado introduzco un comentario con algunas contextualizaciones.
Sobreproducción y crisis
Engels a Marx, 23 de septiembre de 1851: En la medida en que los manufactureros están trabajando a pleno, y el poder productivo, particularmente dentro del radio de Manchester, se ha incrementado al menos 30% desde 1847 (en Lancashire era de 30.000 caballos de fuerza en 1842, ahora entre 55.000 y 60.000) esta vigorosa actividad solo tiene que continuar hasta marzo o abril y habrá sobreproducción. Repite este argumento en una carta a Marx del 23 de septiembre de 1852.
Engels a Weydemeyer, 27 de febrero de 1852: La rápida sucesión de medidas inglesas de libre comercio, medidas seguidas por la apertura de las colonias holandesas, la baja de tarifas en España, Cerdeña, etcétera, y la caída de los precios del algodón (desde septiembre de 1850 a la mitad de su valor anterior), están manteniendo la prosperidad por más tiempo de lo que se podía haber esperado. Pero dado el estado de los mercados indios y en alguna medida de EEUU (a EEUU fueron exportadas menos manufacturas que en el mismo período del año anterior) no puede esperarse que la cosa dure mucho más.
Engels a Marx, 2 de marzo de 1852: Se posterga la llegada de la crisis. Los negocios en Manchester continúan muy bien. Las noticias desde EEUU son muy favorables. La crisis puede seguir evitándose porque 1) por el comercio que provee California, y las masas de oro que entran en circulación; así como la emigración hacia allí; 2) el freno impuesto a los altos precios del algodón de 1849 y 1850; 3) la caída de los precios del algodón – casi 50%- durante los últimos 18 meses. Esto generará un aumento del consumo; 4) la timidez general para especular, incluso con las minas de oro y los barcos a vapor.
Otros seis meses de tan intensiva producción serían suficientes para inundar todo el mundo. Si se concede otros cuatro meses, o algo similar, para que los bienes lleguen a su destino y para que vuelvan noticias de sobreoferta, así como también para un período interino de reflexión antes de que la gente sea tomada por el pánico, entonces lo más probable es que el inicio de la crisis ocurrirá en algún punto entre noviembre de 1852 y febrero de 1853. Pero todo esto son conjeturas. Aunque debería ser un buen lío, porque nunca antes tal masa de bienes de todas las descripciones ha sido empujada al mercado, ni nunca ha habido tales colosales medios de producción.
Engels a Marx, 20 de abril de 1852: A pesar de tres años de colosales y crecientes exportaciones industriales inglesas a la India, las noticias desde India han sido moderadamente buenas de nuevo, los stocks están siendo vendidos gradualmente y están alcanzando precios más altos. La explicación de por qué ocurre esto es que en las provincias que han sido conquistadas más tarde por Inglaterra, en las cuales predominaban los artesanos, finalmente están siendo vencidos por la competencia inglesa. Esto ocurre porque los industriales ingleses solo ahora llegaron a producir mercancías adecuadas a esos mercados; o porque los nativos han pasado a comprar bienes ingleses, que son más baratos. La última crisis de 1847 y la consiguiente fuerte depreciación de los productos ingleses en India pueden haber contribuido a ese cambio. Pero todo esto cambiará una vez que los 300.000 fardos de algodón de la última cosecha hayan llegado al mercado, hayan sido procesados y consignados como bienes terminados, predominantemente a India. La industria del algodón ahora está tan floreciente que, a pesar de la gran cosecha de esta temporada – 300.000 fardos más que la de 1848-1849 – los precios del algodón están subiendo en Inglaterra y EEUU.
De acuerdo a todas las reglas de la crisis debería suceder este año, y es probable que así ocurra. Pero si uno toma en consideración la presente e inesperada resiliencia del mercado indio, la confusión creada por California y Australia, la baratura de la mayoría de las materias primas, lo que también significa manufacturas industriales baratas, y la ausencia de una especulación importante, uno está tentado a pronosticar que el presente período de prosperidad será de duración excepcionalmente larga.
Marx a Cluss, 22 de abril de 1852: El próspero estado de la industria del algodón se debe sobre todo al mercado indio, de donde han llegado buenas noticias, a pesar de las colosales importaciones desde Inglaterra. En los últimos territorios que conquistó Gran Bretaña, Sind, el Punjab, donde la artesanía local había prevalecido casi exclusivamente, ahora está siendo aplastada por la competencia inglesa. Esta inesperada resiliencia del mercado indio, California, Australia, así como la baratura de la mayoría de las materias primas en ausencia de fuerte especulación, dan razones para suponer que el período de prosperidad será de una duración excepcionalmente larga.
Marx a Weydemeyer, 30 de abril de 1852: repite el análisis de la carta a Cluss.
Engels a Marx, 24 de agosto de 1852: El pánico menor en el mercado monetario parece superado, las acciones y los títulos a perpetuidad de ferrocarriles están subiendo de nuevo meramente porque el dinero es más fácil, la especulación todavía se distribuye de manera pareja sobre el grano, el algodón, los barcos de vapor, las operaciones mineras, etcétera. Pero el algodón se ha convertido en una propuesta arriesgada. A pesar de que se espera una cosecha muy buena, los precios están aumentando continuamente debido al alto consumo y la posibilidad de una breve escasez de algodón antes de que puedan arribar importaciones frescas. Hay mercados con sobre-stocks. Siguen yendo a China e India embarcos masivos aunque en Calcuta hay sobre-stock y corredores nativos están quebrando. No es esperable que la prosperidad se prolongue más allá de noviembre.
Engels a Marx, 23 de septiembre de 1852: Datos del aumento de la producción y de la capacidad productiva. Por ejemplo, en Lancashire en 1842 el total del poder del vapor en la industria del algodón era de 30.000 caballos de fuerza y al final de 1845 era de 40.000 caballos de fuerza, en 1846-1847 llegaba a 55.000, casi el doble que en 1842. Además, hay poder hidráulico por 10,000 caballos de fuerza, en 1842. La conclusión es que la crisis no puede estar lejana.
Engels a Marx, 24 de setiembre de 1852: Ninguna crisis es peor que cuando la sobreproducción se desarrolla lentamente en la esfera de la producción, de manera que sus resultados tardan tantos años en madurar como meses en las bolsas de valores y de materias primas.
Engels a Marx, 15 de noviembre de 1857: En lo que respecta a la producción industrial, los excesos de stocks en EEUU estarían principalmente en el oeste. Los stocks de bienes manufacturados en los puertos del este son muy bajos. Pero las ¾ partes de los hilanderos trabajan para stocks y ¼ como máximo para satisfacer órdenes de compra. La importancia de la crisis se ve en la necesidad de suspender el Banking Act de 1844. La crisis se produjo luego de 10 años de prosperidad y especulación, y no se superará rápidamente. Pero prevé una mejora de la situación. Sería un pasaje del estadio de crisis aguda a crónica. Está asegurada la extensión y prolongación de la crisis.
Marx a Engels, 24 de noviembre de 1857: El pánico monetario en Londres ha cedido en algún grado en los últimos días, pero pronto comenzará de nuevo. Entre otras razones porque se está regulando la exportación de oro de Inglaterra a Francia. Los propietarios de mercancías (grano, azúcar, etcétera) mantenían artificialmente los precios descontando letras (véase más abajo la corrección de Engels en carta del 7 de diciembre). Pero una caída de los precios parece inevitable, y por lo tanto muchos irán a la bancarrota, como ocurrió en 1847. En EEUU seguramente, como resultado de la crisis, prevalecerán los proteccionistas. Lo cual repercutirá negativamente, y por mucho tiempo, en Inglaterra.
Marx a Engels, 8 de diciembre de 1857: Sigue con atención la evolución de los precios y las oscilaciones de la oferta. El precio del grano mostró una tendencia a la suba por uno o dos días, pero luego cayó debido a que Francia permitió la libre exportación de grano y harina; a lo que se sumó una fuerte caída de los precios del grano en el Báltico. Unos pocos comerciantes habían quebrado, pero sin mayores consecuencias. Para la primavera se esperaba el arribo de grandes cargamentos de grano; Francia bombardearía Londres con grano a cualquier precio en cuanto la presión se hiciera más seria. Solo ahora se verían los efectos de la derogación de las leyes de granos.
Engels a Marx, 11 de diciembre de 1857: Nunca antes la sobreproducción ha sido tan general como en la presente crisis y esto se aplica a la producción colonial y al grano. En la medida en que la sobreproducción estaba confinada a la industria la cosa era a medias, pero tan pronto como la agricultura también es afectada, tanto en los trópicos como en la zona templada, será espectacular. El signo externo y visible de la sobreproducción es la expansión más o menos avanzada del crédito.
Engels a Marx, 17 de diciembre de 1857: Hay cuatro crisis distintas: 1 productos coloniales; 2 grano; 3 hilanderos y manufactureros; 4 comercio interno.
Engels a Marx, 31 de diciembre de 1857: El curso de la crisis parecería tener más similitud con la de 1837-1842 que con cualquier otra, si se deja de lado la “espléndida universalidad y naturaleza abarcadora de la presente crisis”. En Manchester la gente se engaña al pensar que la crisis está superada porque su primera fase, la crisis monetaria con sus consecuencias inmediatas, está superada. Hubo grandes pérdidas en comercio de café, seda. Los esfuerzos por levantar los precios en el mercado de mercancías se frustrarán en la medida en que arriben barcos a intervalos regulares. Están aumentando las existencias de algodón por encima del promedio, por lo cual habrá una caída de precios para la primavera. Habría por delante un período de alzas y bajas de los precios, con tendencia hacia la baja. A los hilanderos y manufactureros les esperaba un mal año aunque solo fuera porque había demanda insuficiente y excesiva oferta. La presión de estancamiento (stagnating pressure) es el mayor riesgo por ahora en lo que respecta a la burguesía local.
Engels a Marx, 7 de octubre de 1858: En Manchester los negocios están funcionando a pleno. Esto durará al menos mientras no haya una sobreproducción en India y China. Es un completo misterio cómo la sobreproducción masiva que causó la crisis ha sido absorbida; nunca antes una inundación de tal magnitud ha drenado tan rápidamente.
Engels a Marx, 11 de diciembre de 1868: En Manchester tenemos la mejor crisis, y esta vez es pura (aunque solo relativa) sobreproducción. Los hilanderos y manufactureros han estado, por casi dos años, consignando bienes no vendibles aquí a India y China, por lo tanto doblemente sobrecargaron los mercados sobrecargados. Es sobreproducción relativa porque solo deviene en sobreproducción como resultado de los precios del algodón, que todavía son elevados. Bastaría una baja de dos peniques para absorber la producción.
Marx a Danielson, 10 de abril de 1879: Diariamente se están acumulando stocks, principalmente de productos de algodón, no solo en Asia (India principalmente) donde son enviados en consignación, sino también en Manchester. Como este estado de cosas podría pasar sin un crack general entre los industriales, y en consecuencia entre los bancos locales, reaccionando directamente en el mercado monetario de Londres, es difícil de prever.
Comentario: La sobreproducción, o su postergación – por ejemplo, por ampliación de la demanda en India – juegan un rol central en estos análisis sobre las crisis. El problema de fondo: en el modo de producción capitalista lo que decide la extensión o la limitación de la producción no son las necesidades sociales, o de los individuos, sino la producción por encima de todo límite de plusvalía. O sea, la producción se lleva a cabo sin relación con los límites de la demanda (Marx es enfático en este punto; ver, por ejemplo, aquí). Sin embargo, el mercado se amplía con más lentitud que la producción. Esta es la base intrínseca de las crisis, de la sobreproducción. Llegado un punto, el mercado se satura, caen los precios y las ganancias, y se precipita la crisis y la recesión. De ahí la preocupación, evidenciada en la correspondencia de Marx y de Engels por la evolución de la producción y la capacidad productiva, de los stocks y las variaciones de la demanda. Tanto para explicar las crisis, como los períodos de prosperidad y auge de la acumulación.
Ciclos decenales y reposición del capital fijo
Marx a Engels, 2 de marzo de 1858: Pregunta a Engels con qué frecuencia debe ser reemplazada la maquinaria en su empresa. Babbage sostenía que en Manchester la mayor parte de la maquinaria se renovaba en promedio cada cinco años. Marx desconfía de ese dato y agrega: “el período promedio para el reemplazo de la maquinaria es un factor importante en la explicación del ciclo de varios años (multi-year cycle) que ha sido una característica del desarrollo industrial desde la consolidación de la gran industria”.
Engels a Marx, 4 de marzo de 1858: En cuanto a la cuestión de la maquinaria, es difícil decir algo positivo, pero en todo caso Babbage está equivocado. El criterio más confiable es el criterio que emplea el fabricante para anotar el desgaste de su maquinaria, de manera que recupere el costo total de la maquinaria en un período. Ese porcentaje es normalmente 7 ½ en cuyo caso la maquinaria será pagada en 13 1/3 años. Este es un largo tiempo en el curso del cual pueden ocurrir numerosas quiebras y cambios. Uno puede entrar en otras ramas, vender la vieja maquinaria, introducir nuevas mejoras. Pero si este cálculo no fuera más o menos correcto, la práctica lo hubiera cambiado hace tiempo. Tampoco la vieja maquinaria que ha sido vendida se convierte rápido en hierro viejo. Encuentra uso entre pequeños productores. Nosotros tenemos máquinas que están operando desde hace 20 años. Más aún, en el caso de la mayoría de las máquinas solo unos pocos componentes se desgastan hasta el punto de que tienen que ser remplazados después de cinco o seis años. E incluso después de 15 años, si la máquina no ha sido superada por nuevas invenciones, hay relativamente poca dificultad en remplazar las partes gastadas.
La afirmación de Babbage es absurda. Si fuera cierta el capital industrial de Inglaterra debería disminuir continuamente. De 10 a 12 años es suficiente para hacer cambios en el carácter de la mayoría de la maquinaria, por lo tanto necesitando su reemplazo en mayor o menor extensión. El período de 13 1/3 de años variará, por supuesto, dependiendo de quiebras, rotura de partes esenciales que sean muy costosas de reparar, y contingencias similares, de manera que uno podría hacerlo un poco más breve. Pero ciertamente no menos de 10 años.
Marx a Engels, 5 de marzo de 1858: La cifra de 13 años se corresponde de forma bastante cercana a la teoría, dado que establece una unidad para una reproducción industrial de una época, la cual coincide con el período en el cual ocurren las crisis importantes. No es necesario decir, por supuesto, que su curso también está determinado por factores de diferente tipo, dependiendo de su período de reproducción. Lo importante es descubrir, en el material inmediato de la gran industria, un factor que determina el ciclo.
Comentario: En el borrador que se publicó como volumen 2 de El capital, Marx conservó la hipótesis de que la vida del capital fijo de la industria era de 10 años, en promedio. Señaló también que, por un lado, el desarrollo del capital fijo prolongaba su vida; pero por otra parte era acortada “por el trastrocamiento constante de los medios de producción” (p. 224, t. 2, EC). Dado el desgaste físico, pero principalmente “moral”, en los ramos decisivos de la industria sería necesario reponer la maquinaria cada 10 años, aproximadamente. Pero no interesaba tanto un número exacto como dar “un fundamento material para las crisis periódicas” (ibídem).
Esta hipótesis no es continuada en la correspondencia ni en otros textos de Marx. Tampoco la menciona Engels, en el Anti-Dühring, al tratar el ciclo de negocios. Una posible razón para esto es que después de 1873 el ciclo dejó de ser decenal. Por otra parte, y con la ventaja que da la perspectiva histórica, parece difícil encajar la renovación del capital fijo (maquinaria, equipos, hoy habría que agregar el software) en el movimiento cíclico de las economías capitalistas. No solo por lo discontinuo de las invenciones, sino también por los diferentes tiempos que demanda transformar una invención en una innovación tecnológica con consecuencias económicas. Piénsese, por ejemplo, en el lapso que hubo entre la invención del motor eléctrico y su incorporación generalizada a la industria. O entre las primeras computadoras “de laboratorio” y su empleo generalizado en la producción, transporte, servicios, etcétera.
Por último, observemos que en la hipótesis de Marx sobre la base material del ciclo económico la LTDTG no entra en consideración. No la menciona en la correspondencia con Engels, ni en el pasaje citado del tomo 2 de El capital. Además, en los capítulos 13 al 15 del tomo 3, donde trata la ley, no la conecta, de manera alguna, a una eventual renovación decenal del capital fijo.
Investigación empírica y explicación matemática de la crisis
Marx a Engels, 31 de mayo de 1873: Informa a Engels acerca de un problema que “ha estado atormentando mi cerebro” por algún tiempo. El problema es acerca de los gráficos en los cuales los movimientos de los precios, las tasas de descuento, etcétera, a lo largo del año, se muestran en zigzags en ascenso o en caída. Dice que intentó, de diversas maneras, analizar las crisis calculando esas subas y bajas como curvas irregulares, y pensaba (y todavía piensa que sería posible si se estudiara el suficiente material) que podría ser capaz de determinar matemáticamente las principales leyes que gobiernan las crisis. Moore, con el que había intercambiado ideas, pensaba que por el momento no era posible.
Comentario: Es de destacar la preocupación de Marx por la evidencia empírica. En segundo término, obsérvese la escasez de datos. Marx menciona la evolución de los precios y las tasas de interés. En la correspondencia también se hace referencia a la producción, la situación de los stocks, la importación y exportación, en algunos casos a la evolución de los salarios, y bancarrotas. Están ausentes, naturalmente, los agregados macroeconómicos que hoy son tan comunes, como consumo e inversión. Tampoco hay estadísticas de evolución de la tasa de ganancia, sea a través del ciclo, o en el largo plazo. La idea de que la tasa de ganancia tiende a caer en el largo plazo había sido aceptada por Smith y Ricardo, y retomada por Marx, pero sin datos concretos que respaldaran esa afirmación.
En tercer lugar, el objetivo de establecer “matemáticamente las principales leyes que gobiernan el ciclo” no parece que fuera posible. Además de la falta de datos, Marx no pudo conocer ramas enteras de la matemática, como es el álgebra matricial (vectores, matrices, sistemas de ecuaciones lineales, espacios vectoriales) que fueron utilizados, en el siglo XX, por muchos marxistas. Sin embargo, y más importante, es el hecho de que posiblemente no haya manera de establecer leyes matemáticas que permitan, por ejemplo, predecir cuándo, y cómo, ocurrirá la próxima crisis capitalista. Incluso relaciones deterministas – por ejemplo, del tipo “el aumento de la productividad reduce el valor del bien X” –, cuando se trata de sistemas complejos, dan lugar a comportamientos caóticos que no son predecibles.
Crisis crónica, duración y periodicidad
Engels a Marx, 17 de marzo de 1858: En Francia continúa “la crisis crónica”. El comercio no puede mejorar hasta que la crisis crónica haya culminado en una revolución política.
Engels a Bebel, 22 de diciembre de 1882: La crisis en EEUU (también en Alemania e Inglaterra) no es una crisis propiamente dicha, sino un efecto tardío de la sobreproducción, que data de la crisis previa. En la última ocasión el crack en Alemania se produjo prematuramente, en tanto que en EEUU ocurrió en el tiempo apropiado, en 1877. Dado que la industria americana está, en su mayor parte, trabajando para el mercado interno protegido, puede surgir fácilmente una crisis local interina, a consecuencia del rápido incremento de la producción, pero en última instancia solo servirá para apurar el momento en que EEUU pase exportar y entre en el mercado mundial como el más peligroso competidor de Inglaterra. “Por lo tanto no creo – y Marx comparte mi enfoque – que la crisis real venga mucho antes de lo que es debido”.
Engels a Bebel, 10-11 de mayo de 1883: Las condiciones de los negocios en Inglaterra, Francia y EEUU muestran que hay “una crisis intermedia” como la de 1841-1842, pero de una escala mucho mayor. Solo desde 1847 (a causa de la producción de oro de California y Australia que dio como resultado que el mercado mundial se estableciera totalmente) emergió claramente el ciclo de 10 años. Ahora, cuando Francia, EEUU y Alemania están comenzando a romper el monopolio de Inglaterra del mercado mundial, y cuando la sobreproducción está comenzando, como lo hizo antes de 1847, para afirmarse más rápidamente, también hay que contar con crisis quinquenales recurrentes. Esto prueba el agotamiento del modo capitalista de producción. El período de prosperidad ya no alcanza su término pleno. La sobreproducción vuelve a ocurrir solo después de cinco años, y aun durante esos cinco años las cosas van para abajo. Lo cual sin embargo no prueba que entre 1884 y 1887 no se tenga un período de comercio enérgico, como ocurrió entre 1844 y 1847. Pero entonces ocurrirá seguramente el gran crack.
Engels a Bebel, 1 de enero de 1884: En Inglaterra “tenemos una sobreproducción crónica que ahora parece estar acelerando la crisis”.
Engels a Bebel, 18 de enero de 1884: El ciclo de 10 años parecería haber sido interrumpido desde 1870, cuando América (EEUU) y Alemania empezaron a destruir el monopolio de Inglaterra en el mercado mundial. Desde 1868 los negocios han estado débiles en muchas ramas, en tanto la producción se ha ido incrementado gradualmente, y ahora en Inglaterra y en EEUU parece que estamos en vísperas de una nueva crisis que no ha sido precedida, en Inglaterra, por un período de prosperidad. Este es el secreto de la súbita emergencia del movimiento socialista en Inglaterra; súbito, pero ha estado madurando durante los últimos tres años.
Engels a Bebel, 4 de abril de 1885: Existe una sobreproducción “universal e incurable”, un estado de cosas “que está llevando gradualmente a una aguda crisis”.
Engels a Bebel, 28 de octubre de 1885: La presión crónica sobre todas las ramas cruciales de la industria continúa sin remisión, no solo en Inglaterra, sino también en Francia y EEUU. Particularmente en el hierro y algodón. Es un estado de cosas sin precedentes, lo cual es consecuencia inevitable del sistema capitalista: sobreproducción en tal enorme escala que ni siquiera puede lograr producir una crisis.
Engels a Bebel, 20-23 de enero de 1886: Ya son ocho años en que la sobreproducción ha ejercido presión en los mercados, y en lugar de mejorar, la situación se está haciendo peor, ni puede haber cualquier duda de que es esencialmente diferente de lo que acostumbraba ser. Desde la aparición de serios rivales a Gran Bretaña en el mercado mundial, la era de las crisis, en el viejo sentido del término, ha llegado a su fin. De ser agudas las crisis han pasado a ser crónicas pero no pierden nada de su intensidad. Es inevitable que haya otro, si bien breve, período de prosperidad después de que los vastos stocks de bienes hayan sido disminuidos, pero tengo curiosidad por ver qué resultará de esto. Podemos estar seguros de dos cosas: Hemos entrado en un período que plantea un peligro mucho mayor a la existencia del viejo estado de la sociedad que lo hizo el período de las crisis de 10 años. En segundo término, la prosperidad, si viene, afectará a Gran Bretaña en mucho menor grado que antes, cuando ella solo acostumbraba quitar la crema del mercado mundial.
Comentario: Aparecen diversas calificaciones, por parte de Engels, de las crisis y la sobreproducción: “crisis crónica”; “no es crisis propiamente dicha sino efecto tardío de la sobreproducción”; “sobreproducción crónica en Gran Bretaña”; “sobreproducción universal e incurable”; “negocios débiles”. Expresiones que parecen registrar cambios importantes. Por un lado, las crisis decenales – que habrían “emergido claramente a partir de 1847 – parecen transformarse en quinquenales: “la sobreproducción vuelve a ocurrir solo después de cinco años”. Pero además, la crisis tiene mayor duración. Las crisis de 1847 o la de 1857 son caídas rápidas y recuperación también rápida (algo parecido a un movimiento en V). La crisis de 1873 tiene una significativa mayor duración. Por ejemplo, en EEUU la crisis iniciada en octubre de 1873 se prolonga hasta marzo de 1879 (NBER); luego la economía crece hasta marzo de 1882, cuando estalla otra crisis que se prolonga hasta mayo de 1885. Es una situación más parecida a lo que ocurriría en el siglo XX. Para seguir con el caso de EEUU, en 1929 estalla la crisis, la economía se hunde hasta marzo de 1933; se recupera hasta mayo de 1937; vuelve a caer entre esa fecha y junio de 1938; y se recupera hasta un nuevo máximo en febrero de 1945 (NBER).
Indudablemente Engels registra este fenómeno. Incorporando ahora un elemento nuevo al análisis: la posibilidad de que haya situaciones intermedias, esto es, que no sean de boom económico o depresión. Es la idea de una sobreproducción que no termina de absorberse con la crisis y se manifiesta en períodos prolongados de “negocios débiles”. Un escenario que parece recurrente en el capitalismo contemporáneo. Por ejemplo, actualmente (2024) hay sobreproducción – y sobrecapacidad – a nivel global en ramas importantes, como petroquímica y acero; en los últimos años también hubo sobreproducción en producción de semiconductores, paneles solares y fibra óptica, entre otros. Y sobrecapacidad en la industria global del automóvil. Esto también puede explicar períodos de varios años en lo cuales áreas enteras de la economía global están en semi-estancamiento, o crecimiento muy débil. En ese marco, las recuperaciones posteriores a las crisis suelen ser débiles (por caso, la década de 2010 en Europa y Japón).
Otra cuestión que debería analizarse es si el período 1873 – 1896 (o 1890) ha sido de tipo recesivo, o contractivo. Es lo que sostienen los defensores de la tesis de los ciclos Kondratiev. Los 25 años que arrancan en 1873 se ubicarían en una fase B del ciclo largo de 50 años (aproximadamente). Esto encajaría con la idea de Engels en 1886, cuando prologa la edición inglesa de El capital. Sostiene que el ciclo decenal, que se repitió entre 1825 y 1867, había dado paso a una “depresión permanente crónica” (p. 31, t. 1 EC). Explica esa situación, una vez más, por la sobreproducción: “Mientras que la fuerza productiva crece en progresión geométrica, la expansión de los mercados avanza, en el mejor de los casos, conforme a una progresión aritmética” (ibídem).
Una posición contraria a la tesis del ciclo Kondratiev dice que el último cuarto del siglo XIX, al menos en lo que respecta a EEUU, no fue contractivo, o de depresión. Las crisis fueron más prolongadas – como ya hicimos mención – pero tendencialmente hubo un importante desarrollo de la acumulación capitalista. Siguiendo con el caso de EEUU, una primera observación es que hubo períodos de alza y baja. Según la NBER la caída económica que siguió a la crisis financiera de 1873 duró 65 meses (cinco años y cinco meses), desde el pico en octubre de 1873 hasta el piso en marzo de 1879. Desde ese piso hubo 36 meses de recuperación, hasta marzo de 1882; y 38 meses de contracción, hasta mayo de 1855. Desde este punto bajo, la economía se recuperó hasta marzo de 1887 (22 meses); seguida de una contracción hasta abril de 1888 (13 meses de caída). Desde abril de 1888 hubo recuperación (27 meses) hasta julio de 1890, en que comenzó otra retracción (10 meses) hasta mayo de 1891. Desde mayo de 1891 a enero de 1893 hubo expansión (20 meses) u desde enero de 1893 hubo contracción, hasta junio de 1894 contracción (17 meses). Desde junio de 1897 a junio de 1899 hubo expansión (24 meses) y luego contracción hasta diciembre de 1900. Además, las recuperaciones superaban los picos alcanzados en los ciclos anteriores.
Por otra parte, en los últimos años se han revisado las estadísticas de la NBER, ya que se objeta que habría subestimado el crecimiento. Según nuevas estimaciones, el producto nacional aumentó a una tasa anual de casi el 5% durante todo el período 1873 – 1896. El crecimiento más rápido ocurrió entre 1873 y 1882 cuando el producto nacional bruto creció a una tasa promedio superior al 7% por año (véase Borrelli, 2009). En el último cuarto de siglo hubo una renovada expansión de la red ferroviaria; la industria del acero creció al punto que EEUU desplazó a Gran Bretaña y se convirtió en el mayor productor mundial; creció la inmigración; surgió la gran empresa con miles de obreros; en 1899 había 4,7 millones de obreros asalariados en la industria. Es difícil conciliar estos datos con la caracterización “fase larga depresiva”. Y si EEUU no entra en el esquema Kondratiev, la entera tesis pasa a ser insostenible.
Aumento de la competencia y sobreproducción
Engels a Danielson, 13 de noviembre de 1885: Desde 1870 Alemania y especialmente América se han convertido en rivales de Inglaterra en la industria moderna, mientras que la mayoría de los otros países europeos han desarrollado sus propias manufacturas, de manera de dejar de depender de Inglaterra. La consecuencia ha sido la difusión del proceso de sobreproducción sobre un área más extensa que cuando estaba confinada a Inglaterra, y ha tomado –hasta el momento- un carácter crónico, en lugar de agudo. De manera que postergando la tormenta que antes aclaraba la atmósfera cada 10 años, esta continuada depresión crónica debe preparar un crack de una violencia y extensión tal como nunca se ha conocido antes. Y tanto más en cuanto la crisis agrícola, que ha continuado hasta ahora, se ha extendido a casi todos los países europeos, y debe continuar en tanto las praderas del oeste de EEUU permanecen sin agotarse.
Engels a Kelley-Wischnewetzicy, 3 de febrero de 1886: La actual depresión crónica parece sin fin. EEUU aplastará el monopolio industrial de Inglaterra – lo que haya quedado de él – pero no tendrá éxito en instalar su monopolio. Y a menos que un país tenga el monopolio de los mercados del mundo, al menos en las ramas decisivas del comercio, las condiciones – relativamente favorables – que existieron en Inglaterra desde 1848 a 1870, no podrán ser reproducidas en ningún lugar e incluso en EEUU la condición de la clase obrera debe hundirse gradualmente más y más. Es que si hay tres países, Inglaterra, EEUU y Alemania, compitiendo en términos comparativamente iguales por la posesión del mercado mundial, siendo cada uno de los tres capaz de suplir la totalidad de la demanda, no hay otra chance que la sobreproducción crónica.
Engels a Sorge, 9 de febrero de 1886: La crisis en Inglaterra empeora día a día. La gente se da cuenta que el monopolio industrial de Inglaterra está en su final. Francia, EEUU y Alemania son los competidores en el mercado mundial; las altas barreras aduaneras que excluyen bienes extranjeros de los mercados de otros países industriales en ascenso. Es un simple tema de cálculo. Si un gran país industrial monopolista producía una crisis cada 10 años, ¿Qué producirán cuatro países como estos? Aproximadamente un crisis en 10/4 años, esto es, prácticamente una crisis sin fin.
Engels a Bebel, 15 de febrero de 1886: Como un resultado del colapso del monopolio de Gran Bretaña en el mercado mundial, ha persistido un estado de crisis ininterrumpidamente desde 1878, y está haciéndose peor. La pobreza, en particular en East End de Londres es espantosa.
Engels a Bebel 18 de marzo de 1886: Los períodos de prosperidad por más de seis meses dejarán de repetirse. La única prospectiva de reactivación del comercio – directamente, donde está involucrado el hierro, o indirectamente – reside en la posible apertura de China a la construcción de ferrocarriles y por lo tanto la destrucción de la única civilización cerrada y autosuficiente que queda, basada en una combinación de agricultura y artesanías. Pero seis meses serán suficientes para descontar eso, luego de lo cual tal vez experimentaremos, todavía, una nueva crisis aguda. Además de destruir el monopolio de Gran Bretaña del mercado mundial, los nuevos métodos de comunicación – el telégrafo eléctrico, los ferrocarriles, el Canal de Suez y el reemplazo de la vela por el vapor – han ido de alguna manera hacia la ruptura del ciclo industrial de 10 años.
Si China es abierta, no solo la sobreproducción se arriesga a perder su última válvula de seguridad, sino también la emigración desde China asumirá proporciones tan masivas que esto solo será suficiente para revolucionar las condiciones de producción en América, Australia e India, incluso al punto de afectar a Europa, si dura hasta entonces.
Engels a Sorge, 11 de febrero de 1891: En Alemania hoy hay una sobreproducción crónica en todas las ramas de la industria.
Engels a Bebel, 8 de marzo de 1892: El proteccionismo ha tenido exactamente el mismo efecto que el libre comercio – la inundación de los mercados nacionales individuales y esto en casi todos los lugares, aunque no es tan malo en Inglaterra como en Alemania. Pero en Inglaterra parece que finalmente no estamos dirigiendo a otra crisis aguda. Las enormes cosechas de algodón de los últimos dos o tres años han deprimido los precios como en los peores días de la crisis de 1846, y por lo tanto han ejercido una tremenda presión sobre la producción, lo que significa que los manufactureros aquí están teniendo que sobre-producir debido a la sobreproducción de los plantadores estadounidenses. Al mismo tiempo están perdiendo dinero constantemente porque la caída del precio de las materias primas significa que su producto, hilado de algodón, ya ha caído en valor al momento en que alcanza el mercado. Otras ramas de la industria no están desempeñándose mucho mejor aquí.
Engels a Adler 30 de agosto de 1892: Cuanto más rápido sea destrozada la dominación de Inglaterra del mercado mundial, más pronto llegarán los trabajadores al poder. La competencia continental y americana (también india) finalmente precipitó una crisis en Lancashire, cuya primera consecuencia fue la pronta conversión de los obreros a las ocho horas diarias.
Engels a Danielson, 24 de febrero de 1893: Mientras Inglaterra está perdiendo rápidamente su monopolio industrial, Francia y Alemania se están acercando al nivel industrial de Inglaterra, y EEUU se ofrece para sacarlos a todos del mercado mundial, sea para los productos industriales o agrícolas. La introducción de una, al menos relativa, política de libre comercio en EEUU seguramente completará la ruina del monopolio industrial de Inglaterra y destrozará, al mismo tiempo, el comercio de exportación de Alemania y Francia. Entonces debe venir la crisis.
Engels a Sorge, 10 de noviembre de 1894: La guerra entre China y Japón dio el golpe de gracia a la vieja China. El aislamiento se ha vuelto imposible, ya que la introducción de los ferrocarriles, las máquinas a vapor, la electricidad y la industria en gran escala, aunque solo sea por razones de defensa militar. Pero esto significa el colapso del viejo sistema de pequeñas granjas, un sistema en el cual la familia manufacturaba sus productos industriales, y con esto el conjunto del viejo sistema social que admitía una población relativamente densa. Millones serán expulsados y obligados a emigrar, y esos millones encontrarán su camino hacia Europa. Pero la competencia china, en cuanto adquiera proporciones masivas, rápidamente llevará las cosas a un punto crítico y por lo tanto la conquista de China por el capitalismo proveerá, al mismo tiempo, el impulso para derribar el capitalismo en Europa y EEUU.
Comentario: Es habitual en muchos marxistas sostener que el capitalismo tiende al estancamiento, o hacia una crisis crónica, por el creciente dominio de la economía por los monopolios. La explicación de Engels es lo opuesto: la sobreproducción se agudiza porque entran nuevos competidores, los capitales estadounidenses y alemanes (y eventualmente en el futuro los capitales chinos), que rompen con el monopolio británico. O sea, hay una intensificación de la competencia que potencia la sobreproducción. Los tratados de libre comercio apuntan en esa dirección.
Especulación y overtrading impulsan a la sobreproducción
Engels a Marx, 7 de diciembre de 1857: Hace una corrección a lo planteado por Marx en la carta del 24 de noviembre de 1857. En esta Marx había planteado que los precios del grano, el azúcar, etcétera, están siendo mantenidos porque sus propietarios están descontando las letras giradas sobre ellos en lugar de vender las mercancías. Pero la letra de cambio es emitida por el acreedor y aceptada por el deudor. Por lo tanto, observa Engels, quienes han adquirido café, algodón, tela, etcétera, aceptando letras de cambio, no las pueden descontar. Deben vender la mercancía y pagar la deuda en el momento en que venza la letra. Los que tienen las mercancías solo pueden protegerse de una venta forzada (con caída de precios) obteniendo adelantos sobre las mercancías. Además, los tenedores de mercancías tienen muchas dificultades para conseguir adelantos sobre las mismas, a causa de la caída de los precios (en azúcar la caída llega al 35%). Y debido a que habría al menos algunas ventas forzosas, los precios caerían aún más. Esto precipitaría el crack. También podría seguir la situación durante un tiempo. Pero las pérdidas en azúcar, café, algodón, pieles, tintes, son colosales. En la medida en que venzan las letras de cambio giradas sobre esos bienes, vendrán seguramente las bancarrotas.
Engels a Marx, 11 de diciembre de 1857: El sistema de hacer dinero mediante giros sobre banqueros y corredores de títulos que son pagados, o no, antes del vencimiento de acuerdo a cómo se hayan convenido las cosas, es la regla en el continente y en las casas continentales que operan en Inglaterra. Se extendió esta práctica entre los negocios relacionados a las manufacturas. En la industria de la seda la práctica creció en proporción al aumento del precio. En breve, todos operaban por encima de sus recursos, overtraded. Es cierto que el overtrading no es sinónimo de sobreproducción, pero equivale a la misma cosa.
Supongamos que una comunidad mercantil que tiene un capital de 20 millones de libras; por lo tanto tiene una capacidad de producir, comerciar, consumir de acuerdo a esa suma. Supongamos ahora que hace negocios presuponiendo un capital de 30 millones de libras; la producción aumentará en un 50% y el consumo también aumentará como resultado de la prosperidad, pero no en la misma medida. Digamos que aumenta 25%. Al final de cierto período habrá inevitablemente una acumulación de bienes en un 25% en exceso en relación al requerimiento promedio, incluso en un tiempo de prosperidad. Esto solo precipitaría la crisis, incluso si el mercado monetario, la veleta del comercio, no estuviera apuntando en esa dirección. La crisis presente brinda una oportunidad para un estudio detallado de cómo la sobreproducción es generada por la expansión del crédito y el overtrading. No hay nada nuevo acerca la cosa como tal, salvo las claras líneas a lo largo de las cuales se está desarrollando. En 1837-1842 y 1847 no estaban tan claras.
Comentario: La sobreespeculación (overtrading) significa operar en los mercados por encima de los medios de que se dispone, aprovechándose del crédito de fácil acceso y barato. Cuestión que está íntimamente conectada con la dinámica que lleva a la sobreproducción. Dada la importancia del asunto, nos extendemos en este comentario.
En el tomo 2 de El capital Marx escribe: “La producción en masa solo puede tener como comprador directo, además de otros capitalistas industriales, al comerciante al por mayor. Dentro de ciertos límites el proceso de reproducción capitalista puede realizarse en la misma escala o en escala ampliada, aunque las mercancías expelidas de él no hayan entrado realmente en el consumo individual o productivo” (p. 87 t. 2, EC). Más abajo precisa que “todo el proceso de reproducción puede encontrarse en el estado más floreciente y sin embargo gran parte de las mercancías puede haber entrado solo aparentemente en el consumo y en realidad estar almacenadas en manos de revendedores, sin que hayan sido vendidas; es decir, encontrarse de hecho en el mercado. Ahora bien, un torrente de mercancías sigue al otro y finalmente salta a la vista que el consumo ha devorado solo en apariencia el torrente anterior. Los capitalistas mercantiles se disputan mutuamente su lugar en el mercado. Los que llegan después, para vender, venden por debajo del precio. Aún no se han liquidado los torrentes anteriores, al paso que se vencen los plazos para pagarlos. Sus poseedores deben declararse insolventes o vender a cualquier precio para pagar. Esta venta no tiene absolutamente nada que ver con la verdadera situación de la demanda. Solo tiene que ver con la demanda de pago, con la necesidad absoluta de transformar mercancía en dinero. Entonces estalla la crisis” (p. 88, ibídem). Es claro que aquí la crisis es el resultado de la sobreproducción; y este proceso es empujado por el overtrading, sobre-especulación.
Así, en referencia a la situación en 1857-1858, Marx señala que los bancos utilizaban los depósitos de sus clientes para descontar letras de los bill-brokers, quienes a su vez adelantaban el dinero a comerciantes, a una tasa de interés más elevada. De esta manera se movilizaba capital ocioso (pp. 640-641 t. 3 EC). Pero además, los fondos que a disposición de estas casas de descuento llegaron a ser tan grandes que comenzaron a realizarse adelantos sobre certificados por mercancías depositadas en los docks; y luego también sobre meros “conocimientos de carga”, o sea, sobre productos que ni siquiera habían llegado. En algunos casos, además, ya se habían girado letras de cambio sobre esas mercancías (p. 642 ibídem). De esta manera se fortaleció la posición de los corredores de mercancías, que a su vez daban ventajas a los comerciantes importadores. La cosa llega al punto que en el distrito financiero de Londres “se tomaban grandes sumas sobre letras de cambio giradas contra cosechas aún en crecimiento en distantes colonias”. Con lo cual los comerciantes importadores ampliaron sus negocios en el exterior, y colocaron capital en las plantaciones coloniales, sobre las que no tenían control. Se creaban pues “extensos créditos ficticios” mediante letras y créditos de los bancos. Pero llega un punto en que los banqueros “comienzan a tomarle mal olor a la cosa en cuanto sus clientes depositan mayor cantidad de letras de cambio que de dinero” (p. 578, ibídem). Se toma conciencia de que el crédito está financiando stocks y las ventas van lento, o están paradas. Entonces comienzan a rechazar el descuento, sube la tasa de interés y estalla la crisis de sobreproducción. Mecanismos similares, esta vez en relación a exportaciones e importaciones Gran Bretaña – India llevaron a la crisis de 1847.
Importa destacar el análisis específico de cómo el crédito y la especulación impulsan la sobreproducción, y esta desemboca en la crisis. Mutatis mutandi, en el análisis contemporáneo de, por caso, la crisis financiera de 2008-2009, debe seguirse el mismo criterio: el conocimiento de los mecanismos específicos mediante los cuales el crédito dio alas a la especulación, la sobreproducción y la posterior caída.
Exceso de capital líquido
Engels a Marx, 6 de enero de 1858: La vasta cantidad de capital excedentario (surplus capital) en el mercado es, por cierto, verdaderamente asombroso y prueba de nuevo qué dimensiones colosales ha asumido todo desde 1847. No sorprendería si incluso antes de que la crisis haya atravesado sus fases remanentes, esta superfluidad de capital flotante fuera a provocar una renovada especulación en acciones. Este exceso de capital disponible ha ayudado, indudablemente, a mantener viva la especulación en Francia, y con tan buen efecto que ahora, habiendo sobrevivido al pánico, el Crédit Mobilier puede decir que es la institución más sana del mundo.
Engels a Bebel, 28 de octubre de 1885 (ya citada): La sobreproducción de capital disponible que está buscando inversión es tan grande que la tasa de descuento en Inglaterra fluctúa entre 1% y 1½ % anual, en tanto que el dinero invertido en préstamos de corto plazo (dinero a la vista) se obtiene por apenas 1/2 %. Pero el hecho de que el capitalista financiero prefiera invertir su dinero de esa forma y no en nuevas empresas industriales equivale a una admisión de que la economía está, a sus ojos, podrida hasta el corazón. Y este temor a nuevas inversiones y todo tipo de especulación, una característica ya de la crisis de 1867, es la principal razón de la incapacidad de provocar una nueva crisis. Sin embargo, tarde o temprano está destinada a llegar y entonces, con suerte, aquí acabará con los viejos sindicatos
Comentario: El exceso de capital conecta con la noción de plétora de capital, a la que se refiere Marx en varios pasajes. Pensaba que una situación de plétora del capital tendía a producirse inmediatamente después de superada una crisis, cuando el capital de préstamo se halla inactivo en grandes cantidades, los precios de las mercancías se encuentran en su punto más bajo y la actividad industrial todavía no se ha recuperado. Esto es, oferta abundante de dinero y baja demanda de crédito. También podía darse un escenario de plétora del capital en los primeros pasos de la recuperación económica o como resultado de una mejora súbita de los mecanismos de crédito (véase p. 624 – 628 t. 3 EC). Una versión actual de plétora del capital es lo que la Economía mainstream ha llamado “exceso mundial de ahorros” (Global saving glut): masas de capital que, en la primera década de 2000, se mantenía líquida. Fue el alimento financiero de la fuerte expansión de la industria de la construcción y el sector inmobiliario en EEUU, y la crisis consecuente.
Balanza de pagos, bancos, carácter internacional de la crisis
Marx a Engels, 25 de diciembre de 1857: Las crisis en Inglaterra, Norte de Europa y EEUU nunca suscitaron, de manera directa, una crisis francesa. Más bien los efectos han sido pasivos: angustia crónica, limitación de la producción, estancamiento del comercio y un malestar general. La razón es que Francia tiene un balance comercial favorable con EEUU, las ciudades hanseáticas, Inglaterra, Dinamarca. Con Suiza y Noruega el balances es desfavorable pero es más que compensado por Hamburgo. En consecuencia estas crisis nunca pueden generar una salida de oro desde Francia y por lo tanto no crean el llamado pánico monetario en Francia. Si el Banco aumenta la tasa de interés, como ha ocurrido esta vez, es para que los capitalistas no coloquen su dinero en otros países. Además, si la salida del oro se debe no a la balanza comercial, sino a la avaricia de los capitalistas, Bonaparte la puede impedir por medio de un decreto.
Admitiendo esto, la primera fase de la crisis ya afectó la industria y el comercio francés de manera más seria que en otras situaciones similares en el pasado. El primer efecto de la crisis fue el tímido recorte de gastos y negocios. De ahí una acumulación de dinero en el Banco de Francia, coincidente con una caída grande de los descuentos del Banco.
La mayor disponibilidad de capital en el comercio y la industria simultáneamente da lugar a que aumente el dinamismo en la Bolsa. De ahí, por ejemplo, el alto precio de las acciones y bonos a pesar de que los ingresos de los ferrocarriles franceses cayeron desproporcionadamente más que los de aquí (Londres) desde que estallaron las crisis en Inglaterra. La crisis francesa no estalló hasta que la crisis general ha alcanzado cierto nivel en Holanda, Bélgica, la Zollverein, Italia (incluyendo Trieste), el Levante y Rusia (Odesa) porque en esos países el balance comercial es claramente desfavorable a Francia; de ahí el efecto directo de presión es el pánico monetario en Francia.
Marx a Danielson, 10 de abril de 1879 (ya citada): Nunca antes la crisis inglesa fue precedida por crisis tremendas y durando ya cinco años en EEUU, Sudamérica, Alemania, Austria, etcétera.
Un aspecto singular es que hubo crashes en bancos en Escocia y algunos condados de Inglaterra, pero Londres, el centro real del mercado monetario, no solo de Gran Bretaña, sino del mundo, fue poco afectado. Por el contrario, salvo algunas excepciones la mayoría de las empresas sociedades anónimas bancarias, como el banco de Inglaterra, han sacado beneficios de la postración general. Inglaterra ha tenido la ayuda de los capitales franceses, porque a la señal de cualquier perturbación en la bolsa de valores de Londres el dinero francés fluye para comprar títulos momentáneamente depreciados. Si, durante el último otoño el dinero francés hubiera sido retirado, el Banco de Inglaterra habría tenido que refugiarse in extremis en la suspensión de la Bank Act y en ese caso hubiéramos tenido un crack monetario.
Por otra parte, la forma tranquila en que se efectuó el restablecimiento de pagos en EEUU ha quitado toda tensión desde ese rincón sobre los recursos del Banco de Inglaterra. Sin embargo lo que más ha contribuido a prevenir la explosión dentro del mercado de Londres es el aparentemente tranquilo estado de los bancos de Lancashire y otros distritos industriales, a pesar de que era seguro que estos bancos no habían invertido gran parte de sus recursos en descontar letras de, y adelantos a, transacciones no rentables de los industriales, sino hundido gran parte de su capital en crear nuevas fábricas.
Comentario: Interesa destacar el análisis concreto – esto es, reunión de múltiples determinaciones – de las crisis y sus desarrollos particulares. Por caso, el hecho de que la balanza comercial francesa sea superavitaria. O la incidencia de los movimientos de capitales desde Francia a Inglaterra, contribuyendo a que no estallara una crisis monetaria en Londres.
Sobre salarios, libre comercio, ciclo industrial
Marx a Lasalle, 23 de enero de 1855: Marx se pregunta sobre la influencia del libre comercio (abolición de las leyes de granos). Con respecto a los productos industriales es imposible responder con los datos disponibles. De conjunto se inclina a pensar que la historia de los precios entre 1849 y 1854 mostraría que la relación entre los precios industriales y el grano, así como entre las ramas de la industria y las materias primas correspondientes, permanecieron como antes del rechazo de las leyes de granos. En cuanto a los salarios, la derogación de la ley de granos no tuvo influencia en el salario absoluto. Y contribuyó a deprimir los salarios relativos. En el año de crisis los salarios cayeron. No aumentaron en los años relativamente buenos de 1849 a 1852. No aumentaron porque cayeron los precios de los alimentos. En el curso de 1852 comenzó la gran emigración y por otra parte aumentó sensiblemente la demanda en EEUU, Australia e India. Los trabajadores entonces demandaron un aumento de los salarios del 10%. En el período de prosperidad lograron ese aumento en la mayoría de las ramas. Pero pronto fueron privados de ese aumento, a pesar de que los precios del grano eran más elevados, en promedio, que en los años proteccionistas 1843-1845 y 1830-1837. Por lo tanto, el temporario aumento de los salarios no se debió al libre comercio, sino corresponde por entero al aumento que ocurre en años de prosperidad. De hecho el libre comercio significó que de 1848 a 1852 los salarios no aumentaron. Dado que fue posible comprar más comida con los mismos salarios, estos no se incrementaron. Lo que mostró un aumento relativo fueron las ganancias. Los salarios relativos (en relación a las ganancias) cayeron. Tal como había planteado que sucedería en el folleto sobre el libre comercio.
Comentario: El análisis de la evolución de los salarios es específico. Es necesario analizar los factores que inciden en cada caso en su evolución. Factores que no se limitan a la evolución del ciclo. Más en general, al examinar la correspondencia de Marx y Engels sobre las crisis, no encontramos que atribuyan la crisis a aumento de los costos salariales, como ocurre con los teóricos del profit squeeze (las crisis ocurren porque en el auge se reduce la desocupación, aumentan los salarios, bajan las ganancias y disminuye la acumulación). Todo indica que Marx no explicó la caída de la tasa de ganancia por el aumento de salarios. En los borradores de El capital escribió “nada más absurdo que explicar la baja de la tasa de ganancia a partir de un aumento de la tasa del salario, aunque también este caso pueda darse excepcionalmente” (p. 307, t. 3 EC).
A modo de conclusión
Muchos marxistas sostienen que Marx explicó las crisis cíclicas por la LTDTG. Pero no es lo que surge de la lectura de su obra madura ni de la correspondencia, incluida la de Engels. Pero además de no explicar las crisis por la ley tendencial de la tasa de ganancia, encontramos una persistente explicación de las crisis por la tendencia del capitalismo a la sobreproducción. De nuevo, tanto en los borradores como en el texto publicado (tomo 1 de EC), como en la correspondencia. Con el agregado – y es lo principal – que la sobreproducción se registra una y otra vez en las economías capitalistas. Como casos paradigmáticos, en la crisis de 1929-1933; 1974-1975; 2008-2009.
Sin embargo, y a pesar de la evidencia aportada, se insiste en que Marx “debió haber explicado” la crisis por la LTDTG. O, alternativamente, se sostiene que, después de todo, no llegó a elaborar una explicación de las crisis. Lo cual es el resultado de un abordaje sesgado: si no encontramos una conexión explícita entre la LTDTG y las crisis cíclicas, es porque no elaboró una explicación de las crisis. ¿Y el hecho de que Marx y Engels explicaron las crisis por la sobreproducción? Pues nada, sin respuesta.
Textos citados:
Borrelli, E. (2009): The Financial Crisis of 1873 (57) The Financial Crisis of 1873 | Eugenio Borrelli – Academia.edu.
Engels, F. (1968): Anti – Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, México, Grijalbo.
Marx, K. y F. Engels (2010): Collected Works, Digital Edition Copyright © Lawrence & Wishart.
Marx, K. (1999): El capital, México, Siglo XXI
Marx, K. (1975): Teorías de la plusvalía, Buenos Aires, Cartago.
Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1TdBfoQhmvCN9ykMlKe8GCvoCq_aTIFnvrD79EqN0GyY/edit?usp=sharing

















Hola, señor Astarita, no estoy de acuerdo en una cuestión importante:
La teoría de Marx, y añado la de Grossman, de la crisis capitalistas se confirma pero no a través de la sobreproducción, del subconsumo o de una asignación desproporcionada de mercancías; sino precisamente por sobreacumulación de capital (capital excedente que no puede reinvertirse de forma rentable) que se agrava progresivamente.
La sobreproducción de capital —que la mayoría de las organizaciones comunistas siguen citando como causa de la crisis— es una expresión del capital sobreacumulado; pero la teoría de la sobreproducción se presta a la teoría de la desproporcionalidad, que sólo presupone la reforma de la regulación estatal.
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Bujarin
30/11/2024 at 13:31
Insisto en meterme en conversaciones ajenas porque soy un esclavo de la dialéctica de la naturaleza:
“La teoría de Marx, y añado la de Grossman, de la crisis capitalistas se confirma pero no a través de la sobreproducción [producción], del subconsumo [consumo] o de una asignación desproporcionada de mercancías [distribución]; sino precisamente por sobreacumulación de capital (capital excedente que no puede reinvertirse de forma rentable) que se agrava progresivamente.”
Marx estableció la producción, distribución, cambio y consumo, sin cambio no hay acumulación, M-D-M y D-M-D al mismo tiempo, te diría que nombres la palabra [inter]cambio como para arreglar la fealdad de los impares y podamos volver a la belleza de la naturaleza, gracias.
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wanako
03/12/2024 at 22:20