Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Impuestos, economía vulgar, marxismo

with 6 comments

Por estos días de campaña electoral candidatos que se asumen marxistas proponen disminuir o suprimir el IVA y aumentar los impuestos directos al capital. De esta manera, sostienen, se modificaría la distribución del ingreso en favor de los asalariados. En términos marxistas, sería una disminución de la tasa de plusvalía (plusvalía / valor de la fuerza de trabajo).

En una nota anterior sostuvimos que el reemplazo de los impuestos indirectos por los directos, de por sí, no implican un aumento del valor de la fuerza (véase aquí). En esta entrada volvemos sobre el argumento presentándolo de manera un poco más sencilla y directa.    

La clave del análisis: el valor de la fuerza de trabajo está dado

Para analizar la relación entre distribución del ingreso e impuestos partimos de la determinación del valor de la fuerza de trabajo. Este es igual al tiempo de trabajo necesario “para producir los medios de subsistencia indispensables para la existencia del obrero como obrero” (Marx). Agregando que el volumen de esas necesidades, y la forma de satisfacerlas, “es un producto histórico” que depende en gran parte del nivel cultural de un país, “y esencialmente, entre otras cosas, también de las condiciones bajo las que se ha formado la clase de los trabajadores libres, y por tanto, de sus hábitos y aspiraciones vitales” (p. 208, t. 1, El capital).

Es el “elemento histórico y moral” que encierra la fuerza de trabajo. Pero “aun así, en un país determinado y en un período determinado está dado el monto medio de los medios de subsistencia necesarios” (ibíd., énfasis agregado). Este último aspecto es subrayado en Teorías de la plusvalía: “… la base de la economía moderna que se ocupa del análisis de la producción capitalista es la concepción del valor de la fuerza de trabajo como algo fijo, como una magnitud dada, como en verdad ocurre en cada caso en particular” (p. 39, t. 1; énfasis agregado; ed. Cartago). Poco más abajo precisa que considerar el valor de la fuerza de trabajo como fijo, o dado, en una coyuntura y en un país determinado, no significa que sea inmutable, como pensaron los fisiócratas. Aunque considerar ese salario como dado “constituye el punto axial de la teoría de los fisiócratas” (ibíd.). Significa, entre otras cosas, entender que “las formas de la producción burguesa” [el salario entre ellas] fueron concebidas “como formas que surgen de la necesidad natural de la producción misma, con independencia de la voluntad o política de nadie, etcétera. Son leyes materiales y el error [de los fisiócratas] consiste en que la ley materia de una etapa histórica definida se concibe como ley abstracta que gobierna por igual a todas las formas de sociedad” (p. 38, ibíd.).

Sintetizando, el valor de la fuerza de trabajo, en un país y coyuntura histórica dados, está dado, en promedio, por factores sociales objetivos.     

Impuestos y tasa de plusvalía

En base a lo planteado en el punto anterior, el hecho de que los impuestos sean indirectos o directos no modifica las leyes que gobiernan el salario. Es cierto que para una mirada superficial esto es inconcebible: si los obreros pagan el 20% el IVA, ¿cómo es que no mejorarían sus ingresos si se eliminara el IVA? Es una pregunta propia del sentido común. Pero el análisis que va a las conexiones internas –en este caso, la determinación del valor de la fuerza de trabajo y su relación con la plusvalía- muestra que lo que dice el sentido común sobre los beneficios de mutar los impuestos indirectos por los directos no se cumple. De por sí, esa medida no tiene por qué alterar la tasa de plusvalía.    

Veámoslo con un ejemplo teórico. Supongamos, en un primer escenario, que por obrero y por día el valor de la fuerza de trabajo es $50 y la plusvalía otros $50; la tasa de plusvalía es 100%. La plusvalía es embolsada en su totalidad por los capitalistas, quienes dedican una parte al consumo y otra a la acumulación. Supongamos ahora un segundo escenario en que los capitalistas destinan $10 de la plusvalía al pago de impuestos (imprescindibles para alimentar el aparato estatal). En consecuencia, se reducen la ganancia y la tasa de ganancia. Sin embargo, la tasa de plusvalía continúa siendo del 100%. Solo se ha modificado la forma en que se reparte la plusvalía entre los capitalistas y un tercer agente, el Estado.

Pasamos a un tercer escenario: los capitalistas y el Estado acuerdan en que los impuestos directos pasen a ser indirectos, recayendo en los bienes salariales. Se establece sobre estos un impuesto del 20%. Dado que el valor diario de la fuerza de trabajo es $50, los capitalistas tienen que pagar salario por $60. De manera que al hacer sus compras los obreros entregan a los comerciantes $10 bajo la forma de impuesto indirecto, y los comerciantes traspasan esa suma al Estado. El valor de la fuerza de trabajo sigue siendo $50 y el Estado se hace de los $10 que antes entregaban los capitalistas vía los impuestos directos. La tasa de plusvalía sigue en el 100%. Y la tasa de ganancia es igual a la del segundo escenario. Puede verse que en esta explicación es crucial asumir que el valor de la fuerza de trabajo está dada.

Por lo tanto, la tasa de plusvalía no es afectada por la manera en que se pagan los impuestos. Marx señala esta cuestión en El capital, en crítica a MacCulloch quien pensaba que la plusvalía podía aumentar, sin que disminuyera el valor de la fuerza de trabajo, si se suprimían los impuestos que el capitalista tenía que pagar. Escribe Marx: “La supresión de tales impuestos no modifica en nada la cantidad de plusvalor que el capitalista industrial succiona, en primera instancia, del obrero. Solo modifica la proporción en que el plusvalor va a parar a su propio bolsillo o en que se lo reparte forzosamente con terceros. No modifica en nada pues, la proporción entre el valor de la fuerza de trabajo y el plusvalor” (p. 633, t. 1).

 Aumenta el valor de la fuerza de trabajo

Por lo argumentado enfatizamos que es necesario considerar el valor de la fuerza de trabajo como dado, aunque no inmutable. Supongamos pues que cambian las condiciones históricas y sociales. Por ejemplo, aumentan el nivel de empleo, y el poder negociador de la clase obrera, de manera que se incrementan los salarios reales. Se establecen en consecuencia nuevas necesidades en educación y salud para la fuerza de trabajo. Supongamos que se cubren con $4. En nuestro primer escenario los capitalistas ahora reciben $46 de plusvalía y los trabajadores $54 (de los cuales $4 cubren las mejoras en educación y servicios de salud). La tasa de plusvalía disminuyó al 85,2%.

Veamos ahora qué ocurre en el segundo escenario, donde los impuestos al capital son directos, el valor de la fuerza de trabajo aumentó a $54 y el Estado brinda los nuevos servicios de educación y salud. En este caso el Estado ingresa $14 en impuestos pagados por los capitalistas y los obreros reciben $50 en salarios, a la par que consumen $4 en forma de los servicios estatales en salud y educación. La tasa de plusvalía ha disminuido como antes, ya que ha aumentado el valor de la fuerza de trabajo. Los nuevos servicios en salud y educación conforman un aumento, por vía indirecta, del valor de la fuerza de trabajo.

Por último, si suponemos que todos los impuestos son pagados por los obreros al adquirir sus bienes de consumo. Dado el valor de la fuerza de trabajo, el salario pasa a $64; los obreros pagan $14 en impuestos, y reciben $4 bajo la forma de servicios ampliados en salud y educación. Obsérvese que el ejemplo teórico está en línea con el enfoque de David Ricardo en Principios de Economía Política y tributación: “Los impuestos sobre salarios aumentarán los salarios y en consecuencia disminuirán la tasa de utilidades del capital. (…) Un impuesto sobre salarios es, en definitiva, una tributación sobre utilidades y en parte sobre los consumidores ricos” (p. 162). Una postura con la que coincidía Marx.

Un ejemplo de economía vulgar

La clave de la crítica marxiana al Estado (y sus fuentes de financiamiento) es la comprensión de la naturaleza de la plusvalía. Es vital para no caer en los lugares comunes de la economía burguesa. Que es lo que le ocurre a Iván Hirsch en la nota “¿Qué es el IVA?”, publicada recientemente en Prensa Obrera (aquí).

Refiriéndose al IVA, Hirsch escribe que “es el mejor ejemplo de cómo el Estado recauda sus recursos a costa de los laburantes. Es lo que se denomina como sistema tributario regresivo, porque los que menos tienen terminan poniendo proporcionalmente mucho más que los de mayores ingresos” (…) “la tercera parte de todo lo que recauda la administración pública viene de nuestros bolsillos cuando compramos lo esencial para vivir”.

En realidad, lo que recauda el Estado es valor generado por la clase obrera, del que se apropia gratuitamente la clase capitalista. Es lo opuesto a lo que se representa la mirada superficial, con los capitalistas que aportan lo suyo (¿de sus bolsillos dos tercios?) y los obreros lo suyo (¿de sus bolsillos un tercio?) al pago de los impuestos. Por eso, ante estas expresiones de desesperante superficialidad hablamos de economía vulgar en el sentido en que Marx emplea la expresión: son los economistas que se limitan a “deambular estérilmente en torno a la conexión aparente” de los fenómenos, en oposición a los economistas clásicos (como Ricardo) que “investigan la conexión interna de las relaciones de producción burguesas”. “Investigar la conexión interna”, de eso se trata la crítica científica. En este caso, entender la conexión entre los impuestos y la plusvalía.    

Distribución del ingreso, no es una cuestión de “maniobras”

Teniendo en cuenta la naturaleza de la fuerza de trabajo, el reemplazo de los impuestos indirectos por los directos, de por sí, no tendría incidencia en la distribución del ingreso. Como hemos visto –y lo desarrollamos más en la nota antes citada-, dado el valor de la fuerza de trabajo todo el plustrabajo se realiza como plusvalía. La cual se divide en ganancia del capital e impuestos (más renta de la tierra e interés). Por eso, si aumentan los impuestos, baja la ganancia (suponiendo constantes la renta y el interés), y viceversa. La circunstancia de que los impuestos sean directos o indirectos no altera esta relación.

En este marco, lo esencial es que la mejora de los salarios en términos reales depende de factores económicos y sociales. Entre ellos cuenta el grado de organización y disposición a la lucha de la clase obrera, siempre en determinada situación económica. La técnica recaudatoria no tiene relevancia para esta cuestión. Aunque modificaciones en los sistemas tributarios pueden repercutir en la distribución del ingreso en el corto plazo, en el mediano y largo plazo el valor de la fuerza de trabajo, y la tasa de plusvalía, no dependen de que los impuestos sean directos o indirectos. La eliminación de los impuestos indirectos solo puede tener un carácter “estructuralmente” progresivo solo si se articula con otras medidas, como el control obrero de la producción, los impuestos progresivos, la limitación del derecho de herencia, la anulación de la deuda pública, y similares. Esto es, un programa de transformación socialista, aplicado por un gobierno revolucionario. En los marcos del dominio capitalista “normal”, la mejora de la distribución del ingreso no depende del régimen impositivo.

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1W_mIiXnvtWVNycy3ITHYfIYgFHT7vVWNZKaOs22JaEU/edit?usp=sharing

Written by rolandoastarita

23/09/2023 a 16:13

Publicado en General

6 respuestas

Subscribe to comments with RSS.

  1. Profesor, le comparto la posición de la AIT sobre los impuestos, escrito por Marx en 1866:

    Instrucciones para los Delegados del Consejo General Provisional

    Las Diferentes Cuestiones

    7.
    Impuestos directos e indirectos

    «(a) Ninguna modificación en la forma de los impuestos puede producir un cambio importante en las relaciones entre el trabajo y el capital.

    (b) No obstante, al tener que elegir entre dos sistemas de impuestos, recomendamos la abolición total de los impuestos indirectos y la sustitución general por impuestos directos. [En el manuscrito original de Marx, los textos en francés y alemán dicen: «porque los impuestos directos son más baratos de recaudar y no interfieren con la producción».]

    Esto se debe a que los impuestos indirectos aumentan los precios de las mercancías. Los comerciantes suman a esos precios no solo la cantidad de los impuestos indirectos, sino también el interés y la ganancia sobre el capital adelantado en su pago.

    Los impuestos indirectos ocultan a un individuo cuánto está pagando al Estado, mientras que un impuesto directo es claro, sin artificios y no puede ser malinterpretado por la capacidad más limitada. La tributación directa, por lo tanto, anima a cada individuo a controlar a las autoridades gubernamentales, mientras que la tributación indirecta destruye cualquier tendencia hacia el autogobierno.»

    Ese fue el texto. ¿Qué opina? Saludos.

    Me gusta

    Avatar de Jonathan Bid

    Jonathan Bid

    23/09/2023 at 18:05

    • No veo contradicción alguna entre lo que plantea esta nota y lo planteado por la AIT en 1866. Justamente, lo que no tiene en cuenta el autoproclamado marxista aquí criticado es el punto (a). Mientras que el punto (b) Iván Hirsch no lo desarrolla en términos de «puestos a elegir», sino que parece adherir a una posición ideológica basada en principios de «justicia distributiva» pequeño burguesa: «que paguen más los que más tienen». Es inaceptable que alguien que se dice marxista no parta de la base de que impuestos directos e indirectos salen de la masa anual de plusvalor y que, por lo tanto, el Estado Burgués se financia fundamentalmente (porque también existe producción simple de mercancías en alguna medida) a través de la explotación del trabajo asalariado.

      Me gusta

      Avatar de luisgac

      luisgac

      24/09/2023 at 19:31

  2. Buena nota. ¿Sería correcto afirmar que los impuestos indirectos hicieron parte de una estrategia de la burguesía para desvalorizar la fuerza de trabajo en este período neoliberal?

    Me gusta

    Avatar de Desconocido

    Santiago García Cabrera

    23/09/2023 at 19:41

  3. La verdad es que esta es una nota excelente. Tiene, en mi opinión, un doble propósito: le explica a los militantes, de un modo bastante accesible, que es lo que dice verdaderamente el marxismo sobre los impuestos, por un lado, mientras que se posiciona en la vereda del frente del reformismo y el oportunismo, por el otro lado. El valor de FT está dado en tiempos y espacios dados. Por tanto, la cantidad de plusvalor que los trabajadores generan (y que el capital se apropia) cada, digamos, $ 100 de valor trabajo agregado también está dado (una vez que sabemos el valor de FT). Impuestos directos e indirectos implican deducción de plusvalor y, por tanto, la técnica tributaria no modifica la relación s/v. Todo esto ya se había mencionado en otras notas del blog. Pero ahora se explica, en términos marxistas, la famosa cuestión de los «salarios indirectos», razón por la cual esta nota es mucho más completa.

    Le gusta a 1 persona

    Avatar de luisgac

    luisgac

    23/09/2023 at 20:57

  4. Hola Rolo, es muy buena y clara la nota. Entiendo que no se altera la tasa de plusvalor y el sustrato de las relaciones capitalistas a través de cambios impositivos. Sin embargo, sí impacta seriamente en la distribución del ingreso AL INTERIOR de la clase obrera, ¿no? Creo que lo que recauda el Estado no se traduce en salario indirecto de manera uniforme para todos los trabajadores, en general hay sectores que reciben mayores transferencias del Estado.
    Por otro lado, viendo dos medidas similares en simultáneo, me parece que queda más claro: al decil más alto se le da una excención de alrededor de 200mil$ con lo de ganancias, mientras que a los deciles más bajos una excención de 18mil$ con la devolución del IVA. Si eso se sostuviera en el tiempo, ¿no alteraría fuertemente la distribución del ingreso generando mayor desigualdad, en un contexto fuertemente inflacionario que agudiza la perdidad salarial de los deciles más bajos que no indexan sus salarios?

    Me gusta

    Avatar de Igna Cognigni

    Igna Cognigni

    29/09/2023 at 13:09

  5. Muy clara la nota, pero creo que deja de lado algo, y es que los cambios y ajustes no se dan de forma automática. Quiero decir, que si mañana se le reduce el IVA a los trabajadores, pasado mañana no van los capitalistas a reducir los salarios… y en ese plazo de tiempo entre cambio y cambio, lo ingresos de los trabajadores pueden mejorar.

    También habría que intentar que se vea claramente que los impuestos son un tema que no debe preocupar especialmente a la clase obrera. Esto se logra en parte haciendo que formalmente lo pague la clase burguesa.

    Además está también la idea liberal de que el estado no derroche en gastos improductivos inútiles y corruptelas. Idea que la clase obrera debería hacer suya también.

    Me gusta

    Avatar de David Martín

    David Martín

    11/10/2023 at 16:27


Dejá tu comentario