La unidad de la clase obrera

Por estos días una lectora del blog, Luciana Censi, abogada laboralista (Aceiteros de Rosario y otros sindicatos), me escribió con motivo de una afirmación que circula en las discusiones sobre la reforma laboral. La misma dice: “La reforma laboral [que proyecta el gobierno] no incide sobre el sector de trabajadores en la informalidad”.
Una primera respuesta a esta afirmación –la adelanta Luciana- es que ambos mercados, trabajo formal e informal, actúan en forma interconectada; no son aspectos separables. Agregamos: la razón de fondo es que, contra lo que dicen los enfoques “dualistas” -que los trabajadores informales y los desocupados “están fuera del sistema” y los ocupados formales “dentro del sistema”- los primeros, igual que los segundos, son un producto «del sistema», del modo de producción capitalista. En particular porque lo que Marx llamó el “ejército industrial de reserva” (EIR) es inherente a la acumulación capitalista. Veamos en primer lugar quiénes conforman el EIR.
La composición del EIR
Básicamente, el EIR está formado por trabajadores que tienen empleo por cortos períodos de tiempo. O están semiocupados, pero dispuestos a trabajar bajo una relación asalariada. La mayoría vive de “changas”; muchos son incluso cuentapropistas con un mínimo de herramientas (por ejemplo, para hacer tareas de jardinería, reparaciones, etcétera). Otra parte del EIR es lo que Marx llamó población excedentaria “latente”. Un ejemplo es el subempleo crónico en muchas zonas rurales. Estos trabajadores pueden ser convocados por el capital en caso de necesidad, y en ese sentido presionan sobre el mercado laboral. Agregamos las reservas transnacionales de fuerza de trabajo a las que recurre el capitalismo en caso de necesidad. Numerosos inmigrantes –en Argentina principalmente bolivianos y paraguayos- integran el EIR.
Precisiones sobre el EIR
Para despejar falsas polémicas, precisemos que no integran el EIR los trabajadores que están empleados bajo una relación capitalista duradera, aunque en la informalidad (no tienen cobertura de la seguridad social y están por fuera de los marcos regulatorios del trabajo). Forman parte del “ejército obrero activo” (una expresión de Marx) y en tanto tales son parte de la clase obrera. Sería ilógico establecer una diferencia social entre ellos y los trabajadores en la formalidad por el hecho de que no tienen protección legal, o no cotizan en la seguridad social. Es claro que los ataques a las condiciones salariales y laborales de los trabajadores formales repercuten necesariamente sobre los trabajadores informales, y viceversa (véase más abajo el rol de la competencia).
En segundo término, no incluimos en el EIR a los individuos que han caído en la indigencia, ya que, si han desistido de buscar empleo, no tienen participación directa en el mercado laboral. Aunque el pauperismo opera como un recordatorio de lo que le puede ocurrir a un explotado cuando pierde su empleo (aquí vale recordar a la keynesiana Joan Robinson: “es terrible ser un trabajador explotado en el sistema capitalista, pero peor es ser un trabajador que no encuentra a alguien que lo explote”).
Tampoco consideramos a lo que Marx llamaba el lumpen proletario, como mendigos, proxenetas o ladrones. Estos no tienen forma de influenciar en las relaciones entre el capital y el trabajo.
El EIR como palanca de la acumulación
Lo más importante: el EIR “es una condición vital de la industria moderna” (Marx, p. 789, t. 1, El capital); es una palanca de la acumulación capitalista, y condición de su existencia (p. 786, ibídem, énfasis nuestro). En primer lugar, porque los movimientos de los salarios son regulados por el nivel de desempleo: el EIR crece en las fases de estancamiento, presionando sobre “el ejército obrero activo”; y pone límites a las exigencias de los trabajadores en los períodos “de sobreproducción y paroxismo” (Marx).
En segundo término, porque la amenaza del desempleo refuerza la disciplina en el lugar de trabajo y pone presión para acelerar los ritmos de producción. Este rol del desempleo fue destacado por Michael Kalecki hace 80 años, cuando reconoció que el pleno empleo daría poder a los obreros para cuestionar la autoridad del capital, y los capitalistas se negarían a invertir. En tercer lugar, la disponibilidad de fuerza de trabajo desempleada permite volcarla rápidamente en las ramas que están en expansión; una propiedad muy conveniente para un sistema que se desarrolla a través de constantes desproporciones entre las actividades y ramas.
En cuanto a sus fuentes, el EIR es alimentado por el cambio tecnológico que sustituye mano de obra por la máquina; también por la introducción del capital en zonas del planeta con reservas de fuerza de trabajo no empleada; y se potencia durante las crisis y las recesiones. Asimismo, en períodos de prosperidad puede subsistir un desempleo “crónico”, junto al sobre-empleo de los trabajadores activos (horas extraordinarias, por encima de la jornada de ocho horas). Todo lleva a la misma conclusión: la naturaleza endógena al sistema capitalista del EIR. De ahí la ya mencionada unidad sustancial de los desocupados y subocupados con la clase obrera activa.
Oferta y demanda, el despotismo del capital y los sindicatos
Por lo explicado en el apartado anterior, la oferta de trabajo es, hasta cierto punto, independiente de la oferta de obreros (Marx). Esta es una diferencia importante de Marx con David Ricardo. Para este, la oferta de obreros estaba regulada por la tasa de nacimientos –o sea, por las posibilidades demográficas de reemplazar las generaciones de obreros que llegan al fin de sus vidas.
En cambio, según Marx, el capitalismo genera su propia oferta de la fuerza de trabajo. Y sobre esta base opera la ley de la oferta y la demanda: “El movimiento de la ley de la oferta y la demanda de trabajo completa, sobre esta base, el despotismo del capital” (Marx, p. 797, ibídem). Por eso, el surgimiento de las asociaciones obreras gremiales. Es que cuando los trabajadores descubren “que el grado de intensidad alcanzado por la competencia entre ellos mismos depende enteramente de la presión ejercida por la sobrepoblación relativa… procuran organizar, mediante trade unions, etcétera, una cooperación planificada entre los ocupados y los desocupados para anular o paliar las consecuencias ruinosas que esa ley natural de la producción capitalista trae aparejada para su clase…” (ibídem; énfasis nuestro). Naturalmente, los defensores del capitalismo atacan a los sindicatos porque estos, a sus ojos, “violan la ley ‘eterna’, y por así decirlo, ‘sagrada’ de la oferta y la demanda” (ibídem). Es el argumento principal, modelo Argentina 2025, de la propuesta de reemplazar las negociaciones y los convenios por ramas de actividad, por empresas (y en el futuro, ¿por convenios individuales?).
Destacamos dos cuestiones: en primer lugar, en la medida en que la reforma laboral debilite el poder de negociación de los sindicatos, se intensificará la competencia entre todos los trabajadores, estén en la formalidad, o en la informalidad. Si la ofensiva del capital sobre los obreros formales resulta en la caída de sus salarios, o en el deterioro de sus condiciones laborales (por ejemplo, relativas a seguridad e higiene), es ingenuo pensar que no afectará a los informales, precarizaos y subocupados. A su vez, el empeoramiento de las condiciones de trabajo y vida de los subocupados y precarizados debilita a los ocupados formales. Todo lo que contribuya a exacerbar la competencia entre los obreros se traducirá en mayor presión de los desocupados sobre los ocupados, y en mayor poder del capital sobre el trabajo.
En segundo término, la importancia que tiene apelar a la solidaridad de clase, a la cooperación, de los obreros, estén bajo relaciones laborales formales, o informales. El desentendimiento de la burocracia sindical por la situación de los trabajadores que están en la informalidad, o en el EIR, es un verdadero crimen, y desnuda la naturaleza capitalista de estos “representantes obreros”.
No alentar divisiones en la clase obrera
La comprensión de la unidad de fondo de la clase obrera, en cualquiera de sus formas, es clave para el fortalecimiento de la acción gremial. No hay peor daño a la conciencia de clase que difundir la idea de que los ocupados y desocupados están en estancos separados. No solo constituyen la misma clase social, sino que, como socialistas, alentamos la solidaridad entre todos los obreros, sin importar su condición. Un requisito básico para enfrentar a la LLA y la ofensiva de la derecha y el establishment burgués sobre el trabajo pasa por defender a ultranza la unidad de clase. Todo lo que aliente las separaciones, las diferenciaciones, la creencia de que trabajadores activos y desocupados son instancias separadas, alimenta el clima político y social reaccionario, insolidario, que promueven el gobierno de LLA, los grandes medios y en general la clase dominante.
Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1dkAP7dTFmRRNruYtqev5qUAUsSGFXX7FrNphUGl0-EE/edit?usp=sharing

















Estimado Rolando, me surge una duda:
¿Se puede hablar de plusvalía relativa «negativa» respecto a cómo la productividad tecnológica reduce los tiempos pero no aumenta los salarios en el EIR en uso?
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juancsc13
07/11/2025 at 17:08
No entiendo la pregunta.
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rolandoastarita
08/11/2025 at 10:54
Estaba pensando en cómo las apps (Rappi, Uber, etc.) reducen tiempos e implican mejores ganancias a las empresas (plusvalía relativa), pero no implica mejores salarios para aquellos «emprendedores» precarizados que hacen las entregas, lo que serían los empleados no registrados de esas apps: ¿A esto se le puede llamar «plusvalía relativa negativa»?
Disculpe si no soy claro de nuevo.
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juancsc13
08/11/2025 at 14:47
Hola juancsc13,
Disculpa la intromisión, pero no entiendo el concepto mismo de «plusvalía negativa». Eso con independencia al método que empleen los capitalistas para aumentar la tasa y la masa de plusvalor, es decir, bien prolongando la magnitud de la jornada de trabajo (VA aumenta, V constante, S aumenta), o bien reduciendo el tiempo de trabajo necesario (VA constante, V disminuye, S aumenta). En cualquier caso, la plusvalía (absoluta o relativa) nunca es negativa, siempre es positiva. Naturalmente, podríamos imaginar el caso en que los salarios aumentan hasta absorber todo el valor trabajo agregado y el plusvalor deja de existir, que sería el caso hipotético en que la acumulación se realizaría con una composición técnica constante, la demanda de FT sería proporcional a la acumulación, el EIR se agotaría, etc. Pero es un caso teórico. Antes de que pase esto, los capitalistas responderían con una huelga de inversiones, la producción capitalista colapsaría, el EIR se reconsituiría volviendo a generar presiones bajistas sobre los salarios. Otro caso: durante las crisis de sobre producción se abre una brecha entre el valor trabajo agregado y el valor trabajo realizado, por la caída de las ventas y la acumulación de inventarios. Incluso en ese caso sería muy difícil pensar que el plusvalor tenga magnitud «negativa», en el sentido en que la masa global de mercancías se venda tan por debajo de su valor que ni siquiera compense el valor trabajo transferido de los medios de producción y el valor de la fuerza de trabajo. Pero en cualquiera de los dos casos, no tendría sentido hablar de plusvalía absoluta o relativa, porque la plusvalía dejaría de existir.
Por último, el plusvalor relativo puede aumentar con salarios constantes o crecientes (siempre que el aumento de los salarios reales no absorba todas las ganancias de productividad), por lo que tu ejemplo en el que el tiempo de trabajo necesario cae y los salarios reales no mejoran, está comprendido dentro de la «teoría clásica» del plusvalor relativo «positivo». Y en ese caso el plusvalor no sería, ciertamente, negativo.
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luisgac
10/11/2025 at 13:29
Claro, pero yo me refiero más al caso de que hay un avance en la tecnología que mejora la plusvalía relativa, pero sin mejorar los salario, en este caso, a trabajadores de apps. Quizá vos me podés disipar la duda sin quitarle tiempo a Rolando.
Lo que deduzco de tu comentario es que no se puede llamar plusvalía relativa «negativa», pero ¿cómo podríamos clasificar dicho desenlace dado el avance actual de la tecnología en el nicho de las apps?
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juancsc13
12/11/2025 at 12:55
[…] Rolando Astarita [Blog] Por estos días una lectora del blog, Luciana Censi, abogada laboralista (Aceiteros de Rosario y otros sindicatos), me escribió con motivo de una afirmación que circula en las discusiones sobre la reforma laboral. La misma dice: “La reforma laboral [que proyecta el gobierno] no incide sobre el sector de trabajadores en la informalidad”. Una primera… […]
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Websites via Bluesky 2025-11-09 – Ingram Braun
09/11/2025 at 23:16
[…] Blog de Rolando Astarita […]
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Argentina. La unidad de la clase obrera | www.liberacion.cl
10/11/2025 at 14:52
Hola a todos,ahora me entrometo un poco yo,espero no liarla (bromas aparte).Yo comenzaría por lo elemental:»Lo que deduzco de tu comentario es que no se puede llamar plusvalía relativa «negativa»».Juan,no se puede llamar plusvalía negativa (ya sea absoluta o relativa) porque la plusvalía es el valor generado por el tiempo de trabajo excedente y del que se apropia el capitalista,una vez finalizado el tiempo de trabajo necesario para la reproducción del valor de la fuerza de trabajo (FT),cuya expresión en dinero es el salario.Se trata de un mismo proceso,llevado a cabo por el obrero,de producción de valores de uso (productos y servicios) y valor (total y cuya realización depende de la venta).Es decir,se trata de una unidad pero de polos opuestos:plusvalía (p) y valor de FT (v),personificados por el capitalista por un lado y el obrero por el otro constituyendo una relación social antagónica.Y por eso mismo esta oposición se expresa en la relación entre p y v,osea en la razón: p/v.Si p aumenta pero no v,habrá aumentado no sólo la magnitud absoluta sino también la magnitud proporcional de la plusvalía,es lo que se llama tasa de plusvalía.P y v pueden variar dentro de ciertos límites,lo que está traduciendo la tasa de plusvalía es el grado de explotación de FT o cuanto ha ganado el capitalista en valor a partir de v,expresado en un porcentaje.Por ej si p=$50 y v=$50,p/v=50/50=1,1×100%=100%.Independientemente de la rama de la producción y,como ya dijo Luis,del método con el que se absorbe o busca aumentar la plusvalía.
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Andrés Alejandro
14/11/2025 at 16:46