Dos chantas sobre Nahuel Moreno
En el día de hoy, 7 de noviembre, se publica en La Nación “El rebelde que incomoda a la casta intelectual”, de Jorge Fernández Díaz (véase aquí)
En su nota Fernández Díaz comenta y elogia El tiempo de una vida, libro en el cual “el rebelde” Juan José Sebreli repasa su trayectoria política, que incluye un período de acercamiento a Nahuel Moreno. Para quienes no lo conozcan, Moreno fue un líder trotskista, principal dirigente, en los 1970, del Partido Socialista de los Trabajadores, que en los 1980 se transformó en el Movimiento Al Socialismo.
Escribe Fernández Díaz: “Su relación [de Sebreli] con un dirigente mítico y enigmático -Nahuel Moreno- contiene momentos hilarantes. Aquellos jóvenes trotskistas habían decidido captar a los obreros del Sindicato de la Carne. “Y todos los militantes vivían, por supuesto, en el Centro y jamás habían pisado el Dock Sud -narra-. Nahuel se fue entonces a la Biblioteca Nacional para consultar los mapas y sobre esa base se repartieron el trabajo, pero cuando llegaron comprobaron que se trataba de una zona de baldíos”. Luego ante la inminencia de una asamblea que ese mismo sindicato iba a celebrar en el cine Edén, se vieron obligados a pensar pensar “como mimetizarse con la clase obrera” y se pusieron “a estudiar la manera de vestir de los proletarios. No encontrando otra documentación a mano que las películas, decidieron ir todos ellos con pañuelos blancos al cuello, tal como imaginaban a los proletarios los vestuaristas de Argentina Sono Film. Lograron, como es de suponer, el efecto contrario, llamando la atención del resto de los concurrentes; los obreros del frigorífico ya no usaban lengue”.
Pues bien, todo esto es un dislate. ¿A quién se le ocurre que un militante, en los 1950 o 1960, fuera a consultar mapas en la Biblioteca Nacional para ubicar los frigoríficos? ¿O que viera películas para saber cómo vestían los obreros? ¿Y que un tema de estudio del trotskismo fuera la ropa de los obreros? ¿O que todos los trotskistas vivieran en el Centro de la ciudad de Buenos Aires? Solo charlatanes de feria, fanfarrones sin límites, como son Sebreli y Fernández Díaz, pueden publicar mierdas como esta, y pretender que se las tome en serio. Aunque son, contra viento y marea, los “ilustres intelectuales” del sistema (y el infaltable coro de aplaudidores los aplaude, cómo no).
Por último –semejante chatura no da para más- Fernández Díaz observa que “la pereza mental engendra sesgos de confirmación”. Pregunto entonces, la mentira y el engaño, ¿qué engendran? ¿Acaso a los chantas modelo Sebreli y Fernández Díaz?
Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/15BEmU0FfSEZtI59uSzpaeRmMAbDS3GtITKdeVwFMzZI/edit?usp=sharing
Rolando Astarita [Blog] 
como siempre justo en el clavo Rolando. esos dos expertos en enmierdes son parte de una intelectualidad cada vez mas oscura y mercenaria. y la estupidez reinante los aplaude. me sumo a su voz para repudiarlos.
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Alberto
07/11/2021 at 19:16
Son dos canallas, pensar que Sebreli se presentaba como abanderado de los valores de la modernidad y la racionalidad occidental y el año pasado salió con el disparate de la «infectadura», un verdadero farsante.
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Gastón
08/11/2021 at 16:08
Fernández Díaz, el miembro de la Academia Arg de Letras q supimos conseguir, confunde «mapa» con «plano». Si vas a Dock Sud, consultas un plano.
Su discurso de fondo es q los izquierdistas en su vida vieron un obrero.
Ignora q el Sindicato de la Carne fue liderado por el comunista José Peters, expulsado del gremio por la fuerza bruta por Cipriano Reyes y la policía brava de Perón.
Hay una excelente novela inspirada en la vida de Peters de Alfredo Varela. ¡Te regalo trabajar en aquellos años en un frigorífico!
Aclaro q no justifico el stalinismo inevitable de Varela y Peters, tan sólo subrayó q la izquierda no estaba en modo alguno divorciada de la clase obrera.
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santiago
09/11/2021 at 12:35
Efectivamente, Fernández Díaz parece ignorar lo más elemental de las tradiciones socialistas, comunistas y anarquistas del movimiento obrero. Doy mi experiencia personal: en los 1950 y 1960 viví mi infancia y adolescencia en Villa Porvenir, Avellaneda, en los límites con Lanús. Zona fabril por excelencia, pero también con una tradición de la izquierda. Incluso en mi familia había tradición de militancia en el PS, y también algunos de simpatía con el PC. A lo que agrego una biblioteca de barrio fundada por anarquistas y socialistas que llevaba el nombre, muy significativo, de «Veladas de estudio para después del trabajo». En ese ambiente escuché historias del socialismo, y tuve contacto con ideas de la izquierda. A lo que se sumó luego el contacto con gente de la FJC del colegio secundario. En cualquier caso, ¿cómo se puede decir que tenía que ir a la biblioteca nacional para enterarme dónde quedaban los frigoríficos CAP o Wilson, o ir a cine para saber cómo vestía un obrero? Hay que ser estúpido, o tener mala leche, para afirmar semejantes cosas. Y como mi caso hubo miles de jóvenes que vivían en los suburbios de Bs As (o de Rosario, o Córdoba), que se volcaron a la militancia. De lo cuales, una fracción, pequeña, fueron trotskistas. Solo gente que se enteró de esa militancia de oídas, o que está dispuesta a mentir y calumniar a cualquier precio, puede sostener explicaciones como la de FD o Sebrelli.
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rolandoastarita
09/11/2021 at 13:00