Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

El PT y “el sistema de trabajo en la sociedad socialista”

with 15 comments

En entradas anteriores, en polémica con el PTS, he discutido el Programa de Transición y la política transicional, aconsejada por Trotsky. En esta nota analizo críticamente el significado que dio el fundador de la Cuarta Internacional a la demanda transicional “escala móvil de salarios y escala móvil de horas de trabajo”. La misma fue presentada por Trotsky como “una solución a esta crisis [de los 1930]”. Y luego precisó: “¿Qué es esta consigna? En realidad es el sistema de trabajo en la sociedad socialista (…) Es el programa del socialismo, pero presentado de una manera muy simple y popular” (“Discusiones sobre el PT”, Escritos 1938-39). Hasta donde alcanza mi conocimiento, esta idea nunca fue criticada en el trotskismo. Por otra parte, la reducción de las horas de trabajo para acabar con el desempleo es un eje de la política electoral del FIT-U, y otros partidos trotskistas de Argentina. De ahí la actualidad del tema.

Mi argumento en lo que sigue es que la organización socialista del trabajo no se reduce al reparto de las horas de trabajo existentes en la sociedad capitalista; y menos aún, de las horas de trabajo determinadas por un escenario de crisis y depresión.

Dada la importancia del tema, en esta entrada presento algunas ideas de Marx y Engels sobre el asunto. Pero antes, y a fin de evitar falsos debates, es necesario establecer la diferencia entre el enfoque materialista y el abordaje utopista.

Socialismo científico vs socialismo utópico

Marx y Engels nunca presentaron un plan para una futura sociedad socialista. La razón de esta ausencia es que existen muchas incógnitas que solo se podrán resolver en su debido momento. Entre ellas, cuál será el desarrollo tecnológico del país; la situación internacional; la organización y capacitación de la fuerza de trabajo; o la extensión y resistencia, o aceptación, de la pequeña producción mercantil frente a medidas tendientes a la socialización. De ahí la actitud prudente de Marx y Engels en lo relacionado a una eventual construcción socialista.

Así, por ejemplo, Engels, en El problema de la vivienda, escribía: “¿Cómo regulará la sociedad futura el reparto de la alimentación y de las viviendas? El especular sobre este tema conduce directamente a la utopía. Podemos, todo lo más, partiendo del estudio de las condiciones fundamentales de los modos de producción hasta ahora conocidos, establecer que con el hundimiento de la producción capitalista se harán imposibles ciertas formas de apropiación de la vieja sociedad. Las propias medidas de transición habrán de adaptarse a las relaciones existentes en tal momento. Serán esencialmente diferentes en los países de pequeña propiedad y en los de gran propiedad territorial, etcétera”. Y rechazaba la búsqueda de “soluciones aisladas para las cuestiones llamadas prácticas, como la de la vivienda, etcétera” (en ese “etcétera” podemos incluir el desempleo y la carestía).

Marx tuvo un abordaje similar. Puede verse en su carta a Domela Nieuwenhuis, del 22 de febrero de 1881. Nieuwenhuis proponía que el Congreso Socialista Internacional, que se realizaría, en octubre, en Suiza, discutiera las leyes que deberían ser aprobadas inmediatamente por los socialistas en el terreno político y económico, si tomaban el poder. En su carta Marx explica que le parecía un error. “Lo que es preciso hacer en un momento preciso del futuro y lo que debe hacerse de inmediato son cosas que, por supuesto, dependen totalmente de las condiciones históricas en que a cada uno le toca actuar. Pero esta cuestión está en las nubes y por ello es en realidad el planteo de un problema fantasma, cuya única solución puede ser la crítica de la cuestión misma. No se puede resolver ninguna ecuación a menos que en sus términos estén implicados los elementos de su solución”. Y más adelante agregaba que “Las anticipaciones teóricas y necesariamente fantásticas de programa de acción de una revolución futura solo nos desvían de la lucha del presente”.

En definitiva, Marx y Engels estaban muy lejos de prometer cosas en el aire, sin base materialista, a las masas trabajadoras.     

 El mercado y el programa socialista

Sin la pretensión de mostrar un plan de organización socialista del trabajo en Argentina, o en algún otro país, es posible, sin embargo, establecer algunos criterios generales derivados de la crítica de Marx a la Economía Política burguesa.

Empezamos entonces diciendo que la distribución y comparación de los tiempos de trabajo están en el centro de la economía de una futura sociedad socialista. En El Capital Marx señalaba que “en una asociación de hombres libres que trabajen con sus medios de producción colectivos y empleen conscientemente sus fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social” el tiempo de trabajo desempeñará un papel doble: “Su distribución, socialmente planificada regulará la proporción adecuada entre las varias funciones laborales y las diversas necesidades. Por otra parte, el tiempo de trabajo servirá a la vez como medida de la participación individual del productor en el trabajo en común, y también, por ende, de la parte individualmente consumibles del producto social” (p. 96, t. 1).

O sea, dada la propiedad colectiva de los medios de producción, existirá una doble relación: por un lado, entre las necesidades a satisfacer y las “funciones laborales” (o sea, la producción). Y por otro, entre el producto social y el consumo de los productores. Por supuesto, en esta sociedad los tiempos de trabajo humano no se comparan a través del mercado y los precios, sino directamente: “Las relaciones sociales de los hombres con sus trabajos y con los productos de estos, siguen siendo aquí [en la sociedad socialista] diáfanamente sencillas, tanto en lo que respecta a la producción como en lo que atañe a la distribución” (ibid.).

Lo anterior significa que no puede haber una organización socialista del trabajo sin superar el mercado, donde los tiempos de trabajo se comparan vía los precios. Es lo que dice Marx en el siguiente pasaje de su Crítica del Programa de Gotha: “En el seno de una sociedad colectivista, basada en la propiedad común de los medios de producción, los productores no cambian sus productos; el trabajo invertido en los productos no se presenta aquí, tampoco, como valor de estos productos, como una cualidad material, poseída por ellos, pues aquí, por oposición a lo que sucede en la sociedad capitalista, los trabajos individuales no forman ya parte integrante del trabajo común mediante un rodeo, sino directamente”. En consecuencia, no basta con repartir las horas de trabajo existentes en la sociedad capitalista para que haya una organización socialista del trabajo.

Pero además, “se requiere una base material de la sociedad, o una serie de condiciones materiales de existencia, que son, a su vez, ellas mismas el producto natural de una prolongada y penosa historia evolutiva (p. 97, t. 1, El Capital). Por eso, el punto de partida, dada la estatización de los principales medios de producción –paso indispensable hacia la socialización- son las necesidades a satisfacer y las fuerzas productivas –tecnología, cantidad y calidad de la fuerza de trabajo- disponibles para ello. Pero por esto mismo, no basta con tomar como dadas las horas de trabajo existentes en el capitalismo –y menos todavía, las horas de trabajo durante la crisis y depresión económica- para organizar de forma socialista la producción. Es que si el punto de partida es un nivel muy bajo de las fuerzas productivas, la revolución terminará socializando miseria y necesidades, como alguna vez señaló Marx (y enfatizó Trotsky, en su crítica al stalinismo).

Por otra parte, el desarrollo de las fuerzas productivas no solo permite satisfacer necesidades, sino también genera nuevas necesidades. A lo que debería agregarse la necesidad de tiempo libre para el desenvolvimiento personal. Por eso, en el tomo 3 de El Capital Marx señala que en el socialismo los productores asociados regularán la producción de acuerdo a sus necesidades –que crecen conforme avanzan las fuerzas productivas- y podrán reducir la jornada de trabajo para ampliar su tiempo libre y disfrute: “La riqueza real de la sociedad y la posibilidad de ampliar constantemente el proceso de su reproducción… [dependen] … de su productividad y de las condiciones más o menos fecundas de producción en que aquel se lleva a cabo. De hecho, el reino de la libertad solo comienza allí donde cesa el trabajo determinado por la necesidad y la adecuación a finalidades exteriores; con arreglo a la naturaleza de las cosas, por consiguiente, está más allá de la esfera de la producción material propiamente dicha”. Con el desarrollo se amplían las necesidades de los seres humanos y al mismo tiempo se amplían las fuerzas productivas que las satisfacen. “La libertad en este terreno solo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control efectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de sus fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero este siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas productivas humanas, consideradas un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad que sin embargo solo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada de trabajo es la condición básica” (p. 1044, t. 3)

El desarrollo productivo y la superación del trabajo alienado

Por lo explicado en los apartados anteriores, el programa socialista apunta al desarrollo de las fuerzas productivas como un fin en sí mismo –no para valorizar el capital mediante la explotación del trabajo. Por lo cual también se deberán revolucionar las formas de trabajo heredadas del capitalismo. Este planteo se enmarca en la crítica marxista a la división capitalista del trabajo; y en el objetivo de superar la división entre trabajo manual e intelectual. Más en general, se trata de superar la alienación con respecto al producto (hoy este domina al productor); en relación al trabajo (el trabajador no se realiza en su actividad laboral); con respecto a la naturaleza (cuestión cada vez más aguda en el capitalismo); y en relación a los otros seres humanos (véase Marx, “Manuscritos económico-filosóficos de 1844”). Es un error hablar de la organización socialista del trabajo pasando por alto estas cuestiones. Es vaciar a los conceptos de su carga crítica, subversiva.

Para terminar, subrayamos que lo central del programa socialista con respecto al trabajo es abolir las relaciones de producción capitalista, y mercantiles. Esto se debe a que las formas que adopte la distribución del producto (cómo y cuánto al consumo de los productores, cómo y cuánto a otras formas de consumo, etcétera) son un corolario del cambio en la relación de producción, en las condiciones de producción, como planteó Marx en la Crítica al Programa de Gotha. Poner el acento en la distribución de las horas de trabajo y no en la relación de producción, es hacer girar el socialismo en torno a la distribución. Enfoque que es propio del socialismo pequeñoburgués, no del socialismo científico (consejo final: para entender este enfoque “a lo Marx” es imprescindible bajar la fiebre electoralista).

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1sbBsFVEGGXJYqmrLrb6iwVVfeWNoUJLCRngIJSKqxUo/edit?usp=sharing

Written by rolandoastarita

11/09/2021 a 15:57

Publicado en General

15 respuestas

Subscribe to comments with RSS.

  1. En una organización socialista como se supera la alienación? deberian las fuerzas productivas lograr un desarrollo tal que los trabajos manuales y gran parte de los inteclectuales los hagan no seres humanos? sean estos no seres humanos maquinas robots software etc?

    Me gusta

    mariana

    11/09/2021 at 16:20

    • Ese tema esta tratado en Ciber-comunismo de Paul Cockshott y Maxi Nieto con lujo de detalles.

      Me gusta

      S

      12/09/2021 at 05:05

    • El libro de Cockshot y Nieto es muy bueno, pero no recuerdo que haya tratado el tema de la alienación. ¿En qué parte?
      La superación de la alienación en la sociedad en transición al socialismo es un tema que deberíamos problematizar y discutir. Algo que es seguro -y se ve en la experiencia de los socialismos «reales»- es que con la estatización de los medios de producción no desaparece necesariamente la alienación. En los «Manuscritos» de 1844 Marx atribuye la alienación a la propiedad privada de los medios de producción. Esto seguramente es parte del problema. Como escribió alguien, no es la misma relación con el producto y el trabajo que mantiene un albañil que construye casas para el capitalista, que ese albañil construyendo su casa; o participando de una actividad solidaria con su comunidad, por ejemplo. Se puede entonces especular que la socialización permitirá superar ese tipo de alienación. Pero con esto todavía queda qué hacer con los trabajos repetitivos, con la división del trabajo extrema, que lleva a lo sistemas tayloristas, fordistas, toyotistas. Una sociedad socialista debería encarar esta cuestión,.

      Me gusta

      rolandoastarita

      12/09/2021 at 10:31

    • MENSAJE PARA MARCELO: Los comentarios son eso, comentarios, no artículos. Hay un límite de unas 10 líneas (puede haber algo de flexibilidad) por comentario.

      Me gusta

      rolandoastarita

      12/09/2021 at 10:33

    • Rolando disculpe me equivoque con el libro, era «hacia un nuevo socialismo» de Cockshott y Cottrel. Hay distintos capítulos donde se explican como reducir desigualdades en un sistema socialista (el capitulo 2), como debería planificarse la producción para el bienestar general (cap 4), como debería ser una comuna socialista (capitulo 12) donde por ejemplo se reduzca al mínimo la labor domestica y se cuiden a los ancianos, y en el capitulo 13 se detalla como se podría utilizar una plataforma democrática sin representantes burocráticos. En mi opinión aplicando lo expuesto por Cockshott y Cottrel en este libro se reduciría la alienación al mínimo, ya que por ejemplo los ingenieros se formarían y trabajarían de acuerdo a criterios mas «humanos», el tema de la educación también esta tratada en el libro.

      Me gusta

      S

      12/09/2021 at 17:33

    • Aplicando un criterio materialista, lo que hay que explicar es qué expresa el ascenso del discurso de Milei. Cómo es posible que semejante patán convenza a cientos de miles de personas inteligentes, y que en absoluto pertenecen a la clase dominante. No se puede explicar esto hablando simplemente de engaño, manipulación, histrionismo, etcétera.

      Me gusta

      rolandoastarita

      14/09/2021 at 16:19

  2. Rolo-
    hago una pregunta fuera del tema del articulo, el deficit fiscal hasta agosto incluido es muy bajo y la emision monetaria tambien, por que milei dice que la emision es altisima? o es verdad que la emision de 2020 que fue altisima pegara recien ahora en una hiper o una inflacion muy alta?

    Me gusta

    matias

    16/09/2021 at 00:46

    • El déficit fiscal es bajo… y si sumas los intereses de deuda cuanto es? No entiendo esa forma de hacer balances sin considerar los intereses de los pasivos. Tenes una base monetaria y media en deuda al 38% anual. Con que van a pagar eso?

      Me gusta

      German

      16/09/2021 at 08:38

    • Respondo con tardanza porque estuve con mucho trabajo y tenía que consultar los datos.
      En líneas generales, hubo una mejora -al menos hasta agosto- de las cuentas públicas, pero no por eso desapareció el financiamiento del Tesoro mediante emisión monetaria (transferencias de utilidades del BCRA y Adelantos Transitorios).

      Veamos los datos (fuente BCRA, agosto 2021): En los 12 meses a julio 2021 el déficit tuvo un saldo equivalente al 2,7% del PBI. Fue mucho menor del que hubo en 2020, el 6,4% del PBI, pero de todas maneras no despreciable,. Pero además, en 2021 (siempre hasta agosto) el déficit financiero fue 4,3% del PBI, menor que en 2020, pero significativo.

      Por otro lado, en lo que va de 2021 (hasta agosto) hubo más financiamiento del Tesoro en el mercado financiero (o sea, colocación de deuda). Lo cual no anuló el financiamiento por emisión monetaria: hasta agosto se transfirieron al Tesoro Nacional 520.999 millones de pesos por utilidades del BCRA y 190.000 millones por Adelantos Transitorios. Es menor que en el mismo lapso de 2020, cuando se transfirieron al Tesoro 1.040.00 millones de pesos de utilidades del BCRA y 472.000 millones por Adelantos Transitorios.

      Pero además, todo indica que en los dos meses que van a las elecciones de noviembre se volverá a acelerar el financiamiento con emisión.

      Me gusta

      rolandoastarita

      17/09/2021 at 14:43

  3. ¿qué opina profesor de la propuesta del economista heterodoxo Claudio Lozano de pagar un ingreso universal con moneda no convertible a dólar?

    Me gusta

    Juanca

    16/09/2021 at 14:46

  4. En ESE sentido, el método del Pdt puede cumplir la función de puente entre los programas mínimos y máximos de esos partidos de cara a la militancia, y de esa manera tratar de evitar que el tacticismo electoral no se convierta en la estrategia permanente de la socialdemocracia, abandonando así las metas transformadoras del programa máximo para siempre, como en definitiva sucedió. Lo curioso es el recorrido que el PdT tuvo más tarde, especialmente en Argentina, donde pequeñas fuerzas lo utilizan siempre en todo momento y lugar. Y en el contexto de la buena elección del FIT-U en las PASO, sus principales referentes, erradamente, sostienen que el buen resultado se debe a la correcta aplicación de los principios enumerados en el PdT, cuando en realidad se debe más que nada a que el electorado los reconoce como activistas antisistema, honestos y luchadores…y poco más.

    Me gusta

    Mariano

    04/10/2021 at 13:09

  5. Perdón, mi comentario anterior al último se perdió en la nube de electrones, y no se termina de entender lo que quise decir.
    Decía que en las discusiones sobre el PdT suele soslayarse o minimizarse dos situaciones que Trotsky explícitamente ponía como condición para su aplicación: 1ro. que daba por irrecuperables los PC estalinizados, y 2do. que todo trabajo político -incluído el PdT- debía hacerse en partidos de MASAS, y pensando en Europa, específicamente dirigido a la izquierda de los partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas, que ya estaban en el gobierno de sus países o podían estarlo en cualquier momento. Por ello debe entenderse al PdT más como un programa POLÍTICO hacia la militancia de esos partidos, que un simple programa ELECTORAL para ser aplicado por cualquiera, en cualquier sitio y ocasión.

    Me gusta

    Mariano

    05/10/2021 at 09:09

    • Hay que precisar que Trotsky consideró que era posible empujar a los partidos socialistas a posiciones revolucionarias. La táctica del entrismo se basó en ello. Y no se limitó al socialismo europeo. Los trotskistas hicieron entrismo en el PS de EEUU, por caso.
      Por otra parte, Trotsky también consideró que el PT debería jugar un rol en la eventual formación de un partido laborista en EEUU. La táctica que aconsejó fue: agitar por la formación de un partido obrero basado en los sindicatos del CIO (Congress of Industrial Organizations). El CIO era reformista; sus dirigentes (Lewis en primer lugar) eran profundamente anticomunistas y partidarios de la conciliación de clases. Trotsky recomienda entonces que el Socialista Workers Party (formado en 1938) agitara por ese partido obrero basado en el CIO (aclaremos que había una larga tradición de «partido obrero» reformista en EEUU). Los trotskistas deberían entonces entrar en ese partido cuando se formara, y propagandizar el Programa de Transición, como el programa para la toma del poder por ese partido obrero que, preveía, se iba a formar. Esto es, los trotskistas levantarían la consigna de «gobierno obrero y campesino» (demanda transicional, según el PT) para que el partido obrero a formarse tomara el poder, rompiera con la burguesía y aplicara un programa de transición al socialismo. Todo esto con el SWP guiando el asunto (se suponía que militaría en el partido obrero no formado). Y con el supuesto de que ante la formación de ese partido obrero la burguesía solo tendría como respuesta posible el fascismo, lo que llevaría a radicalizar las posiciones del partido obrero a formarse (por ejemplo, llevaría a los obreros a formar piquetes armados para enfrentar al fascismo).
      De manera que un partido obrero basado en sindicatos con una ideología y política reformista haría suyo el programa de transición al socialismo aconsejado por los trotskistas, lo pondría en práctica y avanzaríamos felices al socialismo. ¿Se puede concebir algo más en el aire? ¿Un partido basado en sindicatos conciliadores, aplicando un programa de transición al socialismo, sin tradiciones teóricas ni políticas en el socialismo revolucionario? ¿Qué tiene que ver esto con las tradiciones del socialismo científico? ¿Incluso del bolchevismo?
      Y no olvidemos: poco antes de recomendar esta política, Trotsky había promovido en entrismo en el PS de EEUU para estimular posibles tendencias revolucionarias.
      Todo esto sigue siendo considerado por los trotskistas como un ejemplo de excelencia táctica «transicional». En algún momento, cuando tenga más tiempo, voy a escribir sobre la aplicación del PT en EEUU en los 1930.

      Me gusta

      rolandoastarita

      05/10/2021 at 11:06

  6. Estimado Prof. Rolando, obrigado pelo texto.

    No capítulo XXIII do livro primeiro de O Capital, dentro do terceiro item (na edição da MEGA2, II.10, p. 572), Marx afirma: «No entanto, se amanhã o trabalho fosse limitado no geral a um nível racional, e se os vários estratos da classe trabalhadora fossem novamente adequados de acordo com a idade e o sexo, a população trabalhadora existente seria absolutamente insuficiente para a continuação da produção nacional em sua escala atual. A grande maioria dos trabalhadores agora ‘improdutivos’ teria de ser transformada em trabalhadores ‘produtivos’.» Na p. 571 ele reproduz um panfleto de operários da indústria têxtil favorável à divisão das horas. A impressão que tudo isso passa é que Marx era favorável à consigna da divisão das horas, mas com a condição de se defender que os trabalhos improdutivos se tornassem produtivos, para não haver uma regressão nas forças produtivas.

    abraço

    Me gusta

    Rafael Padial

    10/11/2021 at 15:48


Dejá tu comentario