Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, Lenin, sobre la Segunda Internacional

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Una de las cuestiones centrales del debate con Matías Maiello y el PTS acerca del Programa de Transición (véase aquí, aquí, aquí, aquí) es sobre la actividad de los marxistas en el período previo a la Primera Guerra. Es que Maiello y el PTS la descalifican globalmente porque en aquellos años los partidos socialistas establecían una división entre el programa máximo y el programa mínimo. A los ojos de Maiello y del PTS, eso basta para arrojar una sospecha de “reformismo” y “falta de estrategia revolucionaria”: los marxistas “se olvidaban” de la estrategia revolucionaria, y solo hablaban de socialismo “en los días de fiesta”.

Pues bien, repasando lo que escribí en las anteriores entradas, veo que no he planteado con la suficiente claridad que Maiello y el PTS solo repiten lo que afirmó Trotsky en 1938:  

“La socialdemocracia clásica, que desplegó su acción en la época del capitalismo progresivo, dividía su programa en dos partes independientes una de otra: el programa mínimo, que se limitaba a algunas reformas en el cuadro de la sociedad burguesa, y el programa máximo, que prometía para un porvenir indeterminado el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Entre el programa máximo y el mínimo no existía puente alguno. La socialdemocracia no tenía necesidad de ese puente, porque se hablaba del socialismo los días de fiesta” (Programa de Transición).       

O sea, según Trotsky, un escrito como Reforma o revolución, de Rosa Luxemburgo, había sido “para los días de fiesta”, y establecer la independencia entre los programas máximo y mínimo. Y algo similar habría ocurrido con los trabajos de Marx, Engels, y tantos otros. Presenté mi crítica a esta interpretación en las notas citadas. Pero a fin brindar más elementos para el análisis, ahora traigo al debate la crítica que hizo Lenin al tipo de caracterización que hacen Maiello y el PTS de la actividad del socialismo en aquellos años.  

Lenin y su crítica a Potrésov y Trotsky

La crítica de Lenin está dirigida a Trotsky y Potrésov. Potrésov sostenía que entre 1870 y 1914 los socialistas se habían limitado a “las cuestiones de detalle”, en la idea de una evolución gradual; lo cual no los había capacitado para afrontar cambios bruscos o catastróficos de la situación; y habían adoptado posiciones nacionalistas. En oposición, Lenin muestra, en primer lugar, que no todo fue “desarrollo gradual, pacífico y reformista”; y en segundo término, que hubo una profunda división en la socialdemocracia entre el ala reformista y el ala revolucionaria. Escribe Lenin:

“Potrésov caracteriza la segunda época, o el ‘lapso de 45 años’ (1870-1914) como él lo llama, de forma muy incompleta. Este defecto se advierte también en la caracterización que Trotsky hace de esa época…”. Cita entonces pasajes de Potrésov (evolucionismo gradual, etcétera) y escribe:

El defecto fundamental en esta caracterización, así como en la que hace Trotsky de la misma época, es la renuncia a distinguir y reconocer las profundas contradicciones internas en la democracia contemporánea [se refiere a la socialdemocracia] que se ha desarrollado en el terreno descrito. Podía creerse que la democracia contemporánea de esa época permaneció como un todo único que, en general, se impregnó de la idea del desarrollo gradual, tomó carácter nacional, perdió el hábito de las alteraciones del desarrollo gradual y de las catástrofes, se empequeñeció y se cubrió de moho».

“En la realidad, esto no pudo haber pasado, pues junto a las tendencias señaladas es incuestionable que actuaban otras tendencias, contrarias: la ‘existencia’ de las masas obreras se internacionalizaba… la internacionalización del capital… las contradicciones de clase se acentuaban… aparecían formas de lucha más agudas y más violentas como por ejemplo las huelgas de masas… se hacía insoportable la presión del capital financiero”. Más abajo:

“Ni uno solo de los grandes países capitalistas de Europa… fue perdonado en esa época por la lucha entre las dos corrientes contradictorias internas de la democracia contemporánea. En cada uno de los grandes países, pese al carácter ‘pacífico’, ‘estancado’ y somnoliento general de la época, esa lucha adoptó a veces las formas más violentas, llegando a provocar divisiones. Estas corrientes repercutieron en todos los diversos dominios de la vida y de los problemas de la democracia contemporánea: actitud hacia la burguesía, alianzas con los liberales, votación de los créditos, actitud ante la política colonial, las reformas, el carácter de la lucha económica, la neutralidad de los sindicatos, etcétera”.

“La ‘idea universal de un desarrollo gradual’ no era en modo alguno el estado de ánimo predominante de manera absoluta en toda la democracia de esa época, como resulta en Potrésov y Trotsky” (“Bajo pabellón ajeno”, enero de 1915, Obras Completas t. 25, pp. 154-5, Moscú, Progreso; énfasis agregado).

Aunque de manera más sintética, he presentado, hace más de 20 años, esta crítica de Lenin en Crítica del Programa de Transición. Texto que Maiello dice haber leído. Por supuesto, tiene todo el derecho a estar en contra de lo que afirma Lenin, pero… ¿no debería intentar refutarlo? Además, ¿por qué no informa a sus lectores de su existencia? ¿O sus argumentos se reducen a esconder lo que no le encaja en el esquema “programa máximo y mínimo = estrategia reformista versus programa de transición = estrategia revolucionaria”?

Como sostuve en una entrada anterior, no se trata de un debate meramente académico sobre historia. Lo que estamos debatiendo es acerca de la validez y vigencia de las enseñanzas más esenciales que se desprenden de la historia del socialismo científico, y del movimiento obrero y socialista. Una tradición teórica y política que Maiello y el PTS están empeñados en destruir.

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1nHGdMlXFww0w4QAf4l85llA4YOGLDHDFlVtAI9sYzO4/edit?usp=sharing

Written by rolandoastarita

19/08/2021 a 10:54

Publicado en General

12 respuestas

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  1. Impecable. Muy útil conocer estas polémicas.

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    Omar

    19/08/2021 at 11:49

  2. Hola Rolando.
    Cómo te comenté anteriormente, estoy en un todo de acuerdo a tu crítica al programa de transición y a sus derivas. Para ser más claro,no tengo los conocimientos históricos tuyos ni de Maiello para fundamentar que pasó en esa época, pero me resulta muy claro este posicionamiento de la izquierda en la tv, como el partido que tiene las soluciones para arreglar este capitalismo, quedando muy lejos y solo mencionado sin conexión, nuestra real propuesta revolucionaria.
    Pero también me parece que un programa mínimo y máximo no son hoy suficientes como táctica política. Si bien los veo necesarios, entiendo que hay otras acciones indispensables para el necesario aumento de nuestras correlación de fuerzas. En mi comentario anterior intenté explorar algunas de éstas posibilidades, para lo que creo firmemente que es nuestra tarea de llegar a las mayorías a través de la acción y de la teoría en un lenguaje simple y honesto. Creo que los inmensos condicionamientos culturales, sociales y económicos, no pueden ser revertidos si no ofrecemos estructuras y teoría ( un ejemplo de esto es tu libro) que permita a nuestros compañeros en su lugar de trabajo, estudio, barrio, etc, tener un accionar colectivo, asamblearia y horizontal en el cual discutir pero también accionar para transformar su realidad.Esta transformación de la realidad va a chocar necesariamente con los límites económicos del sistema, pero eso no impide que en el proceso de democratizar esos espacios ( democratizarlos en términos de la democracia liberal) y debatiendo honestamente esos límites,estos espacios nos den las estructuras para sumar a estos compañeres a la necesaria revolución.
    No me quedó clara de tu posicionamientos con respecto a la nacionalización de la banca o de empresas. Entiendo que críticas la caracterización oportunista que se le hace a estas medidas. Pero entiendo que con la debida caracterización, es decir un apoyo a estás medidas como medio de paliar los efectos del capitalismo, pero siempre explicando que son claramente insuficientes para un proyecto revolucionario sin los obreros al poder, estarías de acuerdo, o no?
    Mi principal objeción a tu excelente crítica del programa de transición, es que me parece no profundizas las acciones teórico prácticas que para mí son necesarias entre el reclamo reformista del programa mínimo y las acciones revolucionarias que nos permitiría el programa máximo, una vez que se tome el poder.

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    Martín Fernando Boronat

    20/08/2021 at 12:57

    • Decís que «un programa mínimo y máximo no son hoy suficientes como táctica política». Estoy de acuerdo. Lo importante es qué se explica acerca de consignas, táctica, posiciones del partido. Voy a desarrollar esto en alguna entrada. La discusión sobre división entre programa máximo y mínimo se debe a que hay que replantear las cuestiones más elementales. La tontería de decir que a partir de 1914 solo es válido enlazar toda consigna con la transición al socialismo es un obstáculo para empezar a pensar la política socialista desde otra perspectiva.
      Sobre la nacionalización de la banca, no entiendo en qué atenúa «los efectos del capitalismo». En Argentina buena parte de la banca es estatal; además del poder que tiene el Banco Central. ¿En qué atenúa esto «los efectos del capitalismo»? Lo mismo podemos decir de cualquier otro país capitalista. La estatización burguesa de bancos o empresas es una cuestión que atañe a la clase dominante, no a la clase obrera.

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      rolandoastarita

      20/08/2021 at 14:34

    • Rolando, un capo para contestar todo. Me asombra que puedas respondernos a todas y todos. Con respecto a que la banca sea pública comprendo tu crítica de que aún así estamos ante soluciones reformistas. Pero no te parece que tenemos que apoyar cualquier intento de estatización o nacionalización de la banca con su correspondiente caracterización como medida insuficiente y reformista? Es decir ante dos opciones capitalistas como banca privada Internacional ( con su correspondiente fuga de divisas y dividendos a sus casas centrales) y una banca pública ( que en última instancia responde a la burguesía pero hay algún poder en disputa), no sería mejor opción la pública? Me encantó tu visión económica, así que seguramente me sabrás explicar los fundamentos de este tema, en el que yo veo una clara ventaja en apoyar la banca pública.Abrazo!

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      Martín Fernando Boronat

      21/08/2021 at 19:58

    • Empiezo diciendo que estoy de acuerdo en que los socialistas debemos defender «progresos reformistas» (esto es, mejoras que ocurren en el marco del capitalismo). Por ejemplo, la erradicación de la enseñanza religiosa es un «progreso reformista». Y nos oponemos a todo intento de volver a la enseñanza religiosa. Lo mismo con respecto a muchas otras cuestiones, como derechos laborales, derechos de organización y expresión, mejoras de salarios, etcétera. Podemos decir que cualquier tipo de «progreso reformista» favorece, a corto o largo plazo, las condiciones para la emancipación de la clase obrera.
      Ahora bien, no entiendo qué tipo de «progreso reformista» representa la estatización de la banca (como de empresas). Desde el punto de vista de la teoría marxista, no hay nada que lo indique. La creación de los bancos centrales, por caso, mejoró la administración burguesa de la moneda y del sistema bancario y financiero, pero no se entiende por qué la clase obrera debiera apoyar la creación de los bancos centrales. Son medidas que atañen al modo en que el capitalismo ordena sus negocios (que, no está de más recordarlo, se basan en la explotación del trabajo).
      Para terminar, el único argumento que brindas para sostener que sería una medida reformista progresiva es que la estatización de la banca impediría la fuga de capitales. Pero esto no es así. La fuga de capitales, en Argentina por ejemplo, ocurre vía venta de dólares; venta que realizan habitualmente tanto bancos privados como estatales (así como agentes privados, empezando por las casas de cambio). Con el agregado de que las mayores fugas de capitales contaron con la masiva venta de reservas por parte del Banco Central. Y esto financiado con préstamos externos, tomados la mayor parte de las veces por el propio Estado nacional. Incluso ahora, en Argentina, la compra y venta de dólares está fuertemente regulada por el Central, y esto no impide que siga habiendo salida de capitales, pérdida de reservas, depreciación más o menos permanente de la moneda nacional.
      En definitiva, todo lleva a concluir que tenía razón el marxismo «clásico» cuando decía que las estatizaciones burguesas, defendidas por los «socialistas estatistas» eran un engaño, una forma de embaucar a los trabajadores.

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      rolandoastarita

      22/08/2021 at 09:11

    • «Pero no te parece que tenemos que apoyar cualquier intento de estatización o nacionalización»

      Pero no te parece que hay que estudiar un poco antes de decir cualquier gansada?

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      German

      22/08/2021 at 01:52

    • Estimado Germán, pienso que no tenemos que impacientarnos por tener que explicar estas cuestiones muchas veces. El estatismo burgués se ha convertido, desde hace muchas décadas, en parte del sentido común de la izquierda, desde los trotskistas hasta los peronistas «nacionales y populares», pasando por toda suerte de stalinistas.

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      rolandoastarita

      22/08/2021 at 09:13

  3. Sé que tiene mucho trabajo, pero si puede, cheque a estos dos marxistas que son bastantes influyentes en España y México, le da para varias entradas. Una de sus tesis es el comunismo nacionalista sobre el internacionalismo…

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    Juan

    20/08/2021 at 13:45

    • Rolando, excelente respuesta que me deja sin argumentos. Para colmo después de mandarlo a la tuya que lo parió al compañero que me mandó a leer, le hice caso, y tenía razón jajaja. Me fueron de valiosa ayuda para salir de mi error conceptual tus artículos de ferrocarriles nacionales, «Estatismo burgués y socialismo», «subsidios, valor y mercado», así como el visionario «Crítica de k economista y respuesta». Gracio Rolo, un maestro.

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      Martín Fernando Boronat

      23/08/2021 at 11:34

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    Juan

    20/08/2021 at 13:45

    • Armesilla es un nazbol repugnante, un nacionalista español de la peor calaña. Su «influencia» en redes es una muestra más de la degeneración stalinista y de los tiempos reaccionarios que vivimos.

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  5. Escribí tuya y quise decir yuta.abrazo!

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    Martín Fernando Boronat

    23/08/2021 at 11:40


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