Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

“Los que aprietan y los que ceden”, y el conciliacionismo

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Recientemente Guillo Pistonesi, dirigente nacional del PTS, publicó una nota que lleva por título “Para el partido Obrero, ¿la derecha no existe?” (aquí) en la cual sostiene que, si bien es burgués, el gobierno de Fernández y Fernández es progresivo frente a la “derecha”, que lo presiona. En palabras de Pistonesi: “Los banqueros, la Bonaerense, las aseguradoras, la medicina privada y, agregamos nosotros, el FMI, los acreedores, la gran burguesía, que rechaza hasta un miserable «aporte extraordinario», presionan al gobierno, y éste cede. Desconocer esto y ponerle un signo igual a los que aprietan y a los que ceden o reculan, significa abdicar a dar la lucha política para demostrar el verdadero carácter del gobierno que se reivindica progresista. Una política estéril”.

Más abajo: “la forma más eficaz para demostrar el verdadero carácter de un gobierno que prometió que si tenía que elegir entre los jubilados y los bancos lo iba a hacer por los primeros es recordando públicamente que el kirchnerismo no se cansaba de decir que la deuda contraída por Macri era ilegal y fraudulenta y que ahora arreglaron pagarla sin siquiera la más mínima investigación”.

Y también: “No demostrar en forma permanente la contradicción entre el relato y lo que termina finalmente haciendo el gobierno es no luchar para que un sector de las masas que lo votaron para sacarse de encima a Macri termine de hacer la experiencia con el gobierno”.

Según este criterio, entonces, si alguien pregunta, por ejemplo, por qué el gobierno FyF ajusta a los jubilados, o por qué mantiene congelados los salarios de los estatales, la respuesta es que su “real” intención no es bajar salarios y jubilaciones, pero cede a la derecha, que sí las quiere bajar. Por lo cual, si la izquierda logra que las masas exijan al gobierno que no baje salarios y jubilaciones, las mismas se darán cuenta de que la verdadera naturaleza del gobierno es ceder a las presiones de la derecha.

Por supuesto, el enfoque, puede multiplicarse al infinito. Por caso, si alguien pregunta por qué el Banco Central sigue acumulando Leliq en lugar de (promesa de campaña) satisfacer necesidades sociales, se responderá con el “FyF no quieren acumular Leliq, pero ceden a la derecha. Exijamos entonces que se pongan firmes y no acumulen Leliq” (sospecho que la consigna sería altamente movilizadora). De la misma manera, si se pregunta por qué Guzmán y FyF firmaron lo que firmaron con los acreedores, de nuevo se dirá que “no querían firmar lo que firmaron, pero andan flojos de carácter”. Por lo tanto, la exigencia sería “mantengan la tasa de descuento que querían mantener” (¿no es otra extraordinaria consigna de movilización?). Algo similar se podría decir con respecto a la continua depreciación del peso. Y así con los temas que se nos ocurran, hasta llegar a las cuestiones más espinosas. Por caso, si se pregunta por qué el kirchnerismo tiene en su seno tantos funcionarios y ex funcionarios chorros y corruptos – al nivel, al menos, del más puro gobierno neoliberal – siempre se podrá responder “porque sus almas nobles ceden a las tentaciones terrenales”. En otros términos, para que las cosas funcionen a veces hay que sofocar los apetitos carnales con el cilicio de las exigencias populares. Un neoliberal corrupto, en cambio, lo es por naturaleza, y no hay espacio para esas mortificantes exigencias. Y a esto se le llama “análisis materialista”.

Una larga tradición de los oportunistas

Lo de Pistonesi no es original. Repite un argumento de larga data, de los partidos comunistas. El discurso es: “sabemos que el gobierno es burgués. Pero en la burguesía hay diferencias y hay que aprovecharlas para movilizar”. Como caso destacado, recuerdo cuando el PC argentino decía, en 1974, que la Triple A se debía “al golpismo pinochetista y la CIA”, pero no al gobierno de Isabel, cuyo pecado era “vacilar y ceder a la derecha”. Con este tipo de razonamiento, el PC también le pedía a Videla que no cediera “a la derecha pinochetista”. Luego, con el gobierno de Alfonsín, el problema era que cedía “frente a los grupos económicos  concentrados”. Y así podríamos seguir. Cambian las formas, permanece el contenido: salvar, de alguna manera, al gobierno burgués al que se ha clasificado como “no tan de derecha“. Por eso esta orientación siempre es bienvenida por los amigos del pueblo. Por ejemplo, cuando convocan a las masas detrás de lemas del tipo “Fuerza Alberto”, dan a entender que el problema es “la falta de firmeza” del bienintencionado Alberto. En lo que sigue amplío con algunas consideraciones sobre los argumentos del PTS.

Distinguir entre regímenes políticos y matices dentro del mismo régimen 

Empecemos aclarando que los marxistas distinguimos entre regímenes de gobierno y sus expresiones políticas. No es lo mismo una dictadura militar, que la democracia burguesa. No es lo mismo la democracia burguesa que el fascismo, o el nazismo. Esto no debería estar en discusión. Sin embargo, al interior del régimen político, la cosa cambia. Pero es aquí donde el conciliacionismo de izquierda hace hincapié, realizando las más divertidas piruetas retóricas para definir alineamientos y matices entre “los que aprietan y los que ceden”.

Por caso, y con la ventaja que nos da la perspectiva histórica, en 1973 Balbín era “la derecha” frente a Perón (que venía de la mano de la Triple A, dicho sea de paso). En 1983, Alfonsín fue “la derecha” frente a Luder – Herminio Iglesias (que pedían la amnistía a los milicos, de nuevo dicho sea de paso). En 1989 Angeloz fue “la derecha” frente a Menem (que fue apoyado por Kirchner). En 2003 Menem fue “la derecha” frente a Kirchner (que terminó salvando a Menem de ir a la cárcel). En 2019 Macri fue “la derecha” frente a Fernández. Todo encaja. Tanto que un conciliacionista que se precie puede establecer trascendentales diferencias entre un Lousteau y un Rodríguez Larreta. Resultados de los análisis “que no son sectarios y excluyentes”. Y adecuados para enganchar a las masas trabajadoras detrás del “no tan de derecha” de turno.

Independencia de clase y unidad de acción

A fin de evitar falsas polémicas, definamos también que defender la independencia de clase – no apoyar ni depositar confianza en fracciones burguesas o pequeñoburguesas – no significa negar la unidad de acción con partidos y movimientos diversos, en pos de reivindicaciones que efectivamente mejoren la situación de las masas trabajadoras; o enfrenten al fascismo, o a dictaduras.

Una respuesta equivocada a la tesis PC – Pistonesi

 Un argumento que se ha dado en respuesta al PTS dice que su táctica es equivocada porque el gobierno de FyF representa los intereses del gran capital, de los acreedores internacionales y del FMI. Sin embargo, hoy el gobierno FyF no es el preferido del gran capital (o del capital en general). Tampoco posiblemente del FMI, o de Washington. Es cierto que muchos líderes del capital – por ejemplo, responsables de cámaras empresarias – aceptaron al gobierno FyF con la esperanza de que aplicara un plan de ajuste a las masas “como es debido” (la idea de “no hay nada mejor que un gobierno peronista para un ajuste”). Pero muchas de las políticas que adoptó FyF en los últimos meses no son aprobadas por los capitalistas, y esto es una realidad. Por eso la respuesta a Pistonesi está mal enfocada. Lo que subyace en ella es la creencia de que si un gobierno entra en conflicto, por la razón que sea, con el capital, debería ser considerado “progresivo”. Es el razonamiento de los kirchneristas: “Si la mayor parte de los grandes capitales atacan a Cristina Kirchner, es indudable que CK es progresiva frente a los grandes capitales”. Este fue un dardo lanzado contra la izquierda para que no votara en blanco en el ballotage.

El problema con este razonamiento es que no está demostrado que necesariamente un gobierno, o partido político, que choca con las patronales, o con el FMI, sea progresivo en relación a mejorar la situación de las masas trabajadoras. Por ejemplo, el gobierno de Isabel Perón no representó los intereses del gran capital, y ello no impidió que fuera ferozmente reaccionario. Otro caso: Berlusconi fue cuestionado por buena parte del capital más globalizado, y no por ello tuvo algo de progresista para la clase obrera italiana. Algo similar podemos decir del actual gobierno de Trump. El gobierno de Maduro es criticado por prácticamente todo el capital, y esto no tapa el hecho de que haya llevado a las masas trabajadoras de Venezuela al hambre y la pobreza generalizadas, a la desmoralización e incluso a la disgregación social. He discutido esta cuestión en una nota anterior, en respuesta al argumento K (aquí). Entre otras cosas, sostuve:

“… que la Cámpora llene de militantes reparticiones del Estado o empresas estatales y que sus punteros políticos se dediquen a perseguir a militantes o delegados gremiales que no se subordinan “al proyecto nacional”, puede ser disfuncional al capital “en general”, sin que, por supuesto, ayude a la clase trabajadora. De la misma manera, que el Gobierno haya destrozado la credibilidad en el INDEC es disfuncional a las necesidades del capital, sin que, de nuevo, esto favorezca en lo más mínimo a los trabajadores, ni en general al pensamiento crítico, ni cambie la sustancia de clase del gobierno. Los ejemplos, por supuesto, pueden seguir. Que la estafa realizada por Boudou, el gobierno de Insfrán y asociados, haya sido denunciada por el diario La Nación, no significa que esa estafa tenga un contenido progresista (o colabore en la “liberación nacional”), o que haya que cambiar la caracterización de clase de Boudou o del gobierno de Insfrán”.

La táctica de “exigir que cumpla el programa”

En cuanto a la política de exigir que el gobierno cumpla tal o cual promesa, no solo no es novedosa, sino tampoco es demasiado problemática para la dominación burguesa. Es que la mayor parte de la opinión pública tiene asumido que el comportamiento habitual de los políticos del sistema es no cumplir las promesas que hacen durante la campaña. En Argentina hubo casos extremos. Menciono dos: el de Arturo Frondizi, que hizo campaña presidencial con un programa estatista nacionalista, y gobernó haciendo exactamente lo contrario. Y el de Carlos Menem, que prometió un salariazo, pero luego consolidó la brecha de ingresos entre el capital y el trabajo que se había ampliado durante las hiperinflaciones. Es ilustrativo, además, que el PC, que votó por Frondizi, en 1958, al poco tiempo lo acusaba de traidor a las promesas electorales. Y que los maoístas que votaron por Menem en 1989, a poco de andar el nuevo gobierno también se quejaban por su “traición” al programa de campaña. Experiencias que no hicieron mella en el inveterado oportunismo de los stalinistas.

De manera que décadas de promesas y traiciones han dado por resultado que en los barrios y villas, hundidas en la miseria, sea común que la gente se queje porque los políticos prometen muchas cosas en las campañas y, una vez conseguidos los votos, se esfuman. Que aparezca entonces una lumbrera a denunciar que, por caso, FyF no cumplen con su promesa de suprimir las Leliq, no cambia nada. Con el agregado de que el discurso de la traición y el “no cumple porque cede” es funcional al periódico lanzamiento de algún figurín que, “ahora sí, va a cumplir porque tiene carácter para resistir presiones”.

En fin, el astuto Pistonesi ha descubierto el agua caliente en política socialista. “Exigir que cumplan las promesas”. ¿Cómo no se nos había ocurrido? Un resultado desesperadamente trivial del siempre renovado conciliacionismo de clases. Aunque esta vez sea en versión trotskista. 

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Written by rolandoastarita

26/09/2020 a 13:55

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20 respuestas

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  1. «El gobierno de Fernández y Fernández es progresivo frente a la derecha»

    Con estos políticos y «dirigentes» iluminados cada día uno esta mas orgulloso de la suerte de haber nacido en argentina

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    lpm

    26/09/2020 at 19:01

  2. Es interesante esta nota. ¿En qué sentido se puede considerar «progresivo» a un gobierno BURGUÉS con respecto a otro? Porque da lugar a los reclamos de los trabajadores (aumentando salarios reales, mejorando algo las condiciones laborales, resolviendo en parte problemas sociales como la vivienda, etc.) o porque promueve la acumulación capitalista y, por tanto, contribuye al desarrollo de las fuerzas productivas. Porque está claro que una política reformista es sostenible en términos capitalistas si no altera la dinámica de la acumulación del capital. O dicho de otra forma, los salarios reales pueden aumentar consistentemente más que los precios si crecen a menor ritmo que la productividad. En ese sentido, es discutible si hubo gobiernos burgueses verdaderamente progresivos en los últimos 30/40 años en este país.

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    luisgac

    26/09/2020 at 19:18

    • ¿Y por qué sería «progresivo» un gobierno burgués que «promueve la acumulación capitalista y, por tanto, contribuye al desarrollo de las fuerzas productivas»?

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      Antonio

      28/09/2020 at 14:38

    • No sé. Digo yo, hasta ahora el marxismo consideró que el capitalismo es progresivo en tanto que: 1) Contribuye al desarrollo de las fuerzas productivas. El crecimiento de un país depende de la cantidad de trabajadores que emplea y de la productividad real del trabajo, mientras que la productividad potencial depende del nivel alcanzado por la acumulación capitalista. De ahí la centralidad de la inversión que deberían promover los gobiernos burgueses. 2) Es progresivo además si elimina los modos de producción precedentes. Desde ese punto de vista, y teniendo en cuenta que a nivel mundial el capitalismo (aunque de forma decreciente y con crisis recurrentes) viene cumpliendo con esas 2 condiciones en los últimos 70 años, daría la impresión que un gobierno burgués es progresivo en la medida en que no ponga límites a lo que Marx llamó en su momento la misión civilizadora del capital. Pero en los últimos 40/45 años la producción capitalista retrocedió en la argentina aproximadamente la mitad de los años con caídas de hasta el 10%, de modo que se podría considerar a esta economía más como un «país de desarrollo medio estancado» que como un «país transicional». O sea: la recurrencia de sus crisis es mayor que la de la economía global y la de los países avanzados, para no compararla con China o Australia. Y además estas crisis son mucho más profundas. Por eso digo que es discutible si en términos capitalistas hubo gobiernos progresivos, por lo menos desde el regreso de la democracia burguesa, ya que me resultaría imposible calificar a una dictadura militar como progresiva independientemente del contexto económico. Con respecto a la progresividad del capitalismo, es muy bueno un viejo breve ensayo de John Weeks, fallecido hace 2 meses, llamado «las épocas del capitalismo y la progresividad de la expansión del capital». Creo que es de principios de los 80s.
      PD: al pasar es interesante como plantea que fue Marx el primero (en la tradición marxista claro está) en periodizar el desarrollo del capitalismo: manufactura y gran industria.

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      luisgac

      28/09/2020 at 21:34

  3. Sospecho que quiso escribir cilicio (instrumento de penitencia) y no silicio (elemento químico). Por lo demás, muchas gracias por el artículo. La «menos derecha» es el gobierno del Dr. Regañadientes.

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    Yael Gaisiner

    27/09/2020 at 02:20

  4. Extraño que el PJ, el partido rancio y clientelar de machos alfa colgado del capital prebendario, se vea como una opción progresiva del capitalismo argentino. La dura realidad es que sólo pensando en los jubilados, este gobierno y el de CFK han ajustado más que Macri. Y si tenemos en cuenta los casos de represión policial, la ministro «López Rega» ha sido menos represora que los gobiernos populares (datos del CELS). Sartelli lo dijo una vez, «la izquierda argentina no sabe no ser peronista».

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    Juan

    27/09/2020 at 05:09

  5. Nahuel Moreno, en 1954, fundó con el nunca bien ponderado Colorado Ramos un exótico Partido Socialista Rev Nacional explícitamente subordinado a Perón, quien le habría retribuido las atenciones…

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    santiago

    27/09/2020 at 11:23

  6. Excelente nota. Muy buena neutralización de los ‘argumentos’ que campean en la izquierda trotskista.

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    AP

    27/09/2020 at 19:15

  7. Agregado. No creo que tales argumentos sean solo el producto de un raciocinio absurdo o de un oportunismo ocasional. Hay toda una línea de capitulación cuyo objetivo es carpir una fracción ‘descontenta’ del kirchnerismo, u o peronismo residual. El propósito es de neto corte electoralista y venal interés de aparato adaptado a la construcción a la sombra del estado democrático capitalista.

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    AP

    27/09/2020 at 19:37

    • Sí,es probable. Lo llamativo es que lleven adelante esa «táctica» cuando la realidad no se cansa de demostrarles que no les da ningún resultado, cuando la «fracción descontenta» con el kirchnerismo no «gira» a la izquierda nunca. Dados esos penosos resultados y el ensañamiento que tienen con dicha «táctica», me cierra más la hipótesis de que, intencionadamente o no (qué importa), son unos consecuentes defensores del sistema capitalista.

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      Antonio

      28/09/2020 at 14:44

  8. Q opinan de la serie documental «El Dinero es Deuda» ???

    Saludos

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    Sergio

    27/09/2020 at 21:55

    • Es propaganda austríaca (ultra liberal) contra los bancos centrales, de ninguna relevancia para la clase trabajadora, aunque se presenta con un discurso populista

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      Ezequiel

      03/10/2020 at 23:47

  9. Es la «táctica» de hacerse kirchnerista para ganar kirchneristas. Solo que haciéndose kirchneristas… quien los gana a ellos es el kirchnerismo. Por otro lado, se desviven para ser simpáticos al peronismo o al kirchnerismo, y sin embargo, el peronismo, k y no k, hace a la izquierda objeto de todas las formas de agresión y desprecio posible. Formas de agresión y desprecio muy ligadas al fachismo en ciertos casos, hablando de derecha.
    Y mientras se desviven por encontrar la consigna mágica que active a las masas… justifican todas sus maniobras diciendo que hay que acompañar la experiencia de las masas.

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    Lilu

    29/09/2020 at 21:25

  10. ¿Exigir cumplir las expectativas de las masas no es una táctica comunista???

    Se ve que este docente nunca escuchó de las expectativas que las masas tuvieron en gobierno provisional ruso de salir de la guerra, realizar una reforma agraria, terminar con la pobreza y derrotar a la reacción hasta que hicieron su experiencia.

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    Andres

    03/10/2020 at 18:02

    • Entiendo su afán de lucirse con alguna crítica a «este docente». Pero la realidad es que «este docente» al final de la nota escribió: «En fin, el astuto Pistonesi ha descubierto el agua caliente en política socialista. “Exigir que cumplan las promesas”. ¿Cómo no se nos había ocurrido? Un resultado desesperadamente trivial…».

      ¿Sabe qué significa trivial? Significa que es común y conocido por todos. No solo dije que el resultado era trivial, sino «desesperadamente» trivial. Y antes agregué lo del descubrimiento del agua caliente.

      Bueno, de todas formas, no se desanime. Piense un ratito más y tal vez le salga algo inteligente para criticarme. Todavía está a tiempo.

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      rolandoastarita

      03/10/2020 at 19:06

    • Andrés, ahí está el problema con ustedes los bolches. Hacen un constante paralelismo con la revolución rusa y fantasean con que Alberto es como un Kerensky, por eso varios de ustedes lo terminan calificando de «tibio» o que «claudica». Por otro lado, la clase obrera hace ya no pocas décadas viene haciendo su experiencia con el peronismo y conocemos los resultados, así que basta de robar con «acompañar a las masas en su experiencia con el peronismo».

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      Alan

      06/10/2020 at 04:51

  11. Sugiero que lean todos está crítica que hace un compañero que no es del PTS, demostrando la total deshonestidad intelectual de Rolo, al menos en lo que a este artículo escrito por mi respecta:
    https://www.laizquierdadiario.com/Alberto-Fernandez-y-la-derecha-opinion-sobre-la-polemica-de-Rolando-Astarita-contra-el-PTS

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    Guillo Pistonesi

    03/10/2020 at 21:36

    • Sos un chanta Pistonesi, como todos tus compañeros, chantas al servicio del peronismo ¿Qué esperan para integrar el Frente de Todos? Sean honestos con uds mismos al menos y acepten que les cabe el peronismo y flashar progresismos en la burguesía para excusarse en una táctica. Uds son responsables del desprestigio de la izquierda.

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      velezsarfield

      06/10/2020 at 22:56

  12. Tiene sentido hablar de «derecha» e «izquierda»? Hay ciertas corrientes que consideran al nazismo como de «izquierda». El partido republicano es visto como la derecha en usa… El partido demócrata sería la izquierda? Algunos republicanos catalogan a Obama o a Clinton de «comunistas». He escuchado a austriacos decir que cavallo fue comunista dado que fijo por ley el precio de la moneda. Cuando se habla de izquierda se presupone que la izquierda apoya a maduro, a Fidel Castro, el control de precios, que el mercado está dominado por monopolios, que el capital financiero es la fracción dominante de la burguesía… En fin. Bolsas de gatos por todos lados. Creo q solo se pueden usar esos términos de modo muy coloquial. Y el uso de modo más general como el que hace el PTS ya muestra poca claridad en el razonamiento (coincido que esa poca claridad es adrede) . La politica revolucionaria debe estar basada en la ciencia y la ciencia exige precisión en los conceptos.

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    Gus

    07/10/2020 at 00:44


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