Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Marx y Engels sobre impuestos y el socialismo burgués

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En notas anteriores critiqué la idea de partidos de izquierda de que se pueden solucionar los problemas más graves de las masas trabajadoras durante la pandemia poniendo un impuesto a las grandes fortunas (aquí, aquí). A fin de brindar elementos para la discusión, en esta entrada presento la crítica de Marx y Engels al programa de reforma tributaria de Emile Girardin, un periodista y político francés, exponente del socialismo burgués. La misma fue publicada en abril de 1850 en “Reviews from the Neue Rheinische Zeitung”, y lleva por título “Le socialisme et le impôt par Émile de Girardin” (Marx y Engels, Collected Works, t. 10, pp. 326-337). Esta nota entonces se inscribe en el propósito de rescatar tradiciones del socialismo revolucionario que muchos parecen haber olvidado.

El caballo de batalla de todo burgués radical

Según Marx y Engels, Girardin buscaba la armonía entre el capital y el trabajo mediante la eliminación de la ignorancia y las causas de pauperismo, el establecimiento del crédito, la multiplicación de la propiedad, y la reforma de los impuestos. Sostenía que la clave pasaba por la influencia del voto en el presupuesto y la tributación. Para eso proponía reformas impositivas, y una suerte de seguro: el impuesto sería una prima que pagaría el ciudadano por el cual tendría acceso a servicios del Estado.

A fin de ubicar la propuesta en su marco, Marx y Engels escriben: “La reforma de los impuestos es el caballo de batalla de todo burgués radical, el elemento específico de todas las reformas económicas burguesas. Desde los primeros filisteos medievales hasta los modernos librecambistas de Inglaterra, la lucha principal ha girado en torno a los impuestos. La reforma de los impuestos tiene como objetivo la eliminación de los impuestos tradicionales que impiden el progreso de la industria, o presupuestos estatales menos extravagantes, o una distribución más igualitaria. (…) Las relaciones de distribución, que descansan directamente en la producción burguesa, las relaciones entre salarios y beneficios, entre beneficios, interés y renta, pueden, a lo sumo, ser modificadas en aspectos no esenciales por la tributación, pero esta última nunca puede amenazar sus fundamentos. Todas las investigaciones y discusiones acerca de los impuestos presuponen la continuidad de esas relaciones burguesas. Incluso la abolición de impuestos solo puede acelerar el desarrollo de la propiedad burguesa y sus contradicciones” (énfasis añadido).

Medida reformista, medida revolucionaria y programa transicional

Luego de algunas consideraciones sobre los sectores de la sociedad que no pueden descargar el peso de los impuestos en otras clases, y la manera en que se perjudica la clase obrera con nuevos impuestos, Marx y Engels señalan que los impuestos pueden ser utilizados de manera revolucionaria:

“En una revolución, la tributación, hinchada hasta una proporción colosal, puede ser usada contra la propiedad privada; pero aun en ese caso debe ser un incentivo para nuevas medidas revolucionarias o eventualmente traería una vuelta a las viejas relaciones burguesas”. Es el sentido en que Marx y Engels habían presentado, en El Manifiesto Comunista, la tributación como una medida articulada con otras medidas revolucionarias. Esto es, un programa a ser implementado en un poder revolucionario. Si la tasación no se articula con ese programa de transición, si no avanza la revolución, se volverá a las relaciones burguesas. Por eso inmediatamente después, afirman: “La reducción de los impuestos, su distribución más equitativa, etcétera, es una banal reforma burguesa. La abolición de los impuestos es socialismo burgués. Este socialismo burgués apela especialmente a las secciones medias industriales y comerciales y a los campesinos”.

Más adelante analizan la reforma de Girardin que podría considerarse más seria, referida a las deudas hipotecarias de los campesinos. Su propuesta era que el Estado emitiera títulos hipotecarios, que  se entregarían a los campesinos endeudados, para que estos pagaran a sus prestamistas hipotecarios. Esos títulos pagarían menos interés que los intereses que los campesinos estaban pagando a sus acreedores privados. A resultas de la operación, el Estado pasaría a tener la hipoteca sobre la tierra, y no el acreedor privado. Marx y Engels muestran que todo lo que lograría esa reforma sería bajar el interés que cobraban los acreedores hipotecarios. Una medida “revolucionaria” porque mordía algo del interés de los acreedores.

Señalan también que Girardin tomó esa medida del programa revolucionario, de 1848, de los comunistas alemanes. Recordemos que el punto 8 de ese programa planteaba: “Las hipotecas de las tierras campesinas serán  declaradas propiedad del Estado. El interés sobre tales hipotecas será pagado por los campesinos al Estado”. De nuevo, se trataba de un eslabón del programa transicional, a ser aplicado por una revolución. No de una medida reformista burguesa,  que “en sí” alguno pueda considerar más o menos progresista. Ad notam de los trotskistas, obsérvese el cuidado de no plantear consignas “transicionales” aisladas de un programa revolucionario.

Consideraciones finales

La crítica a Girardin presenta otras aristas interesantes – entre ellas, el análisis de un eventual impuesto único al capital, que Marx y Engels consideraban un mejor sistema tributario que el existente – pero nuestro interés ahora es destacar la distancia que media entre el reformismo impositivo del socialismo burgués, y la política revolucionaria.

Algunas cuestiones últimas a remarcar. En primer lugar, el rigor con que se desarrolla la crítica al programa de Girardin. En segundo término, el énfasis en que las reformas impositivas, en la medida en que se mantenga el modo de producción capitalista, tienen alcance limitado en lo que atañe a la distribución entre salarios y beneficios. Esto se dice sin subterfugios o disimulos. En tercer lugar, Marx y Engels mantienen distancia con respecto a las reformas impositivas burguesas. Así, admiten que un impuesto único sobre el capital simplificaría las cosas y sería más favorable al desarrollo del capitalismo, pero de ahí no derivan posicionamiento político alguno – ni en este texto, ni en otros- con relación a este tipo de discusiones, o tensiones, que suelen generarse en la política burguesa habitual. Por último, insisto en la diferencia abismal entre una reforma impositiva, o de las hipotecas campesinas, en un sistema burgués, y las medidas que toma una revolución. En el primer caso estamos, a lo sumo, ante un paliativo, que deja intacto lo esencial. En el otro, es una medida cuyo contenido está dado por su relación con un programa articulado, y al poder revolucionario que lo lleva adelante.

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Written by rolandoastarita

13/06/2020 a 16:59

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13 respuestas

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  1. Estimado Rolo, coincido con tu perspectiva, la de la crítica marxiana-engelsiana a los proyectos de reforma a lo burgués radical. De hecho, mi acuerdo no podría ser mayor.
    Ahora bien, una pregunta concreta: ¿qué pretendés que haga el FIT-U en el Congreso y en los medios de difusión masiva y en las redes sociales, en fin, en todo su ámbito de publicidad, agitación y militancia, ante un proyecto como el del impuesto a las grandes fortunas, o a otras iniciativas similares que provienen de fuerza/s política/s que no son las nuestras y que implican una modificación del sistema tributario en un sentido menos regresivo de lo que es actualmente? Aparte de centrar la crítica a esas iniciativas en lo antedicho (la crítica marxiana-engelsiana a los proyectos de reforma a lo burgués radical), de explicar su carácter inservible para modificar las relaciones de producción que generan opresión, y de insistir en que no responden a un interés de clase decisivo en el camino de abolir las injustas condiciones de vida de la mayoría; digo, aparte de cumplir con ese rol formativo esencial, ¿qué se supone que deben hacer nuestrxs dirigentes en los limitados espacios de acción disponibles? ¿Oponerse a los proyectos en cuestión? ¿Criticarlos por incompletos y proponer otros en su lugar que contengan nuestra perspectiva de clase? ¿No intervenir en la cuestión, como en el “caso Nisman”, por ejemplo, dado que sólo se trata de un pleito interburgués?
    Desde ya, gracias por tu tiempo.
    Nota: Lo mismo podría preguntarte sobre qué hacer ante el proyecto de estatización de Vicentín, anunciado triunfalmente por Alberto como ‘nacionalización’ el pasado lunes 08 JUN, si bien es cierto que si queda bajo YPF Agro no pasaría de ser una privatización. ¿Se vota y se milita en contra? ¿Se presenta un proyecto propio y se lo propagandiza por separado? ¿Se lo ignora y llamamos a no hablar del tema?

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    Roberto M. LAVAT

    13/06/2020 at 19:18

    • Preguntas qué deben hacer los dirigentes en los espacios «de acción». No entiendo qué son «espacios de acción». En un período reaccionario como el que vivimos es fundamental explicar las ideas del socialismo, desarrollar la crítica al capital y a la ideología burguesa y pequeñoburguesa, romper con el nacionalismo y la adoración al Estado burgués. A la par que apoyar toda lucha reivindicativa, sea democrática o por la mejora, o defensa, del salario y condiciones de vida y laborales de las masas.

      No entiendo por qué la izquierda debe presentar proyectos con respecto a Vicentín, y menos apoyar algún proyecto burgués. De nuevo, ¿por qué no se retoman tradiciones del socialismo? Por ejemplo, frente a las nacionalizaciones de empresas que llevaba adelante Bismarck, a Marx y Engels no se les ocurrió que debían apoyarlas; o presentar algún proyecto propio, que solo podría realizarse en sentido burgués. Pero explicaron el contenido de las estatizaciones y polemizaron con los que decían que eran medidas socialistas.

      Claro que para hacer este tipo de propaganda la primera condición es saber el ABC de la teoría; tener algunas nociones de la concepción materialista de la historia, de la teoría marxista de la explotación y de la acumulación capitalista, y parar con esta costumbre proponer «soluciones» que no son otra cosa que remiendos, venta de humo, cuando no disparates que cualquier ideólogo burgués puede dejar en ridículo.

      Mi propósito al rescatar estos viejos textos es mostrar que hay otra manera de desarrollar la propaganda y agitación socialista. Mostrar que se pueden hacer críticas basadas en análisis científicos, no en «guitarra».

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      rolandoastarita

      13/06/2020 at 22:55

  2. Hace casi diez años que te leo, creo que desde que iniciaste el blog, y supuse que esa sería tu respuesta. Y reconozco que es mi posición ante tanta bala gastada inútilmente por el FIT-U y otras fuerzas de izquierda que escriben su propio proyecto burgués radical pare mejorar el capitalismo cada vez que el peronismo u otra fuerza política proponen alguna forma alquímica para mejor redistribuir la riqueza y mejorar (supuestamente) la calidad de vida de la población. Lo mejor es discutir abiertamente lo engaña-pichanga que nos están encajando y plantearlo en los términos que nombraste, «explicar las ideas del socialismo, desarrollar la crítica al capital y a la ideología burguesa y pequeñoburguesa, romper con el nacionalismo y la adoración al Estado burgués». De esto ni dudar.
    Ahora bien, cuando en nuestras conversaciones y discusiones de militancia adoptamos esta posición, la gente que no es del partido o simpatizante «exige» una definición y te preguntan «¿Estás a favor o en contra de que el Estado se quede con acciones de empresas a las que les prestás para los salarios?», «¿No apoyás que los ricos paguen más por toda la que se llevan?», «¿Estás a favor o en contra de nacionalizar una cerealera que exporta 4 mil millones de dólares anuales», «¿Le querés dejar esa empresa a otros empresarios chantas como los Nardelli?». Ahí debemos deplegar nuestras explicaciones y caracterizaciones, ya lo dijimos, estoy con vos, no es nuestra línea apoyar o rebatir las propuestas burguesas, pero no siempre, en verdad casi nunca, tenemos el tiempo y la atención de esa gente con la que discutimos para desarrollar toda nuestra argumentación.
    Supongo que habrás estado decenas, centenas de veces en situaciones como la que descibo, por eso te insisto, ¿abiertamente le decimos «me importa un carajo Vicentín»? Desde ya que lo que te planteo me parece banal; lo que no me parece así es la idea que le ouede llegar a quedar a mi interlocutr/a de ocasión.

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    Roberto M. LAVAT

    14/06/2020 at 03:14

    • A mí también me ha sucedido eso de encontrarme con gente que pide soluciones dentro del sistema capitalista a los problemas del sistema capitalista. Y en el «Comentarios» del blog son frecuentes esos pedidos. Pienso que hay que contestar diciendo lo que pensamos. Por ejemplo, yo pienso que las estatizaciones de YPF o Aysa o Correos no hicieron avanzar un paso a la clase obrera en materia de organización (en esos gremios la burocracia sindical sigue tanto o más fuerte que antes); ni en conciencia de clase (al contrario, se fortalece la ideología estatista y nacionalista); y ni siquiera en materia de desarrollo de las fuerzas productivas. Y esto hay que decirlo.

      Es natural, además, que las masas trabajadoras y la mayor parte del activismo sindical, estudiantil, de los barrios, no esté de acuerdo con lo que les decimos. Por algo los partidos de la burguesía reciben el 95% de los votos, o más. Por algo en los sindicatos ganan corrientes que defienden al capitalismo. De ahí deriva una presión política e ideológica muy fuerte. Entonces muchos grupos que se consideran socialistas terminan adoptando las banderas de nacionalismo, el estatismo, el reformismo burgués y pequeño burgués. Hay que saber nadar contra la corriente.

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      rolandoastarita

      14/06/2020 at 07:20

    • A propósito del asunto Vicentín, por estos días se exacerbó la exaltación del IAPI por parte de la intelectualidad nac & pop local. Algo así como la cumbre histórica de la liberación nacional y del capitalismo estatal industrioso y nivelador de las desigualdades sociales.

      Pero no se trata solo de la intelectualidad pequeño burguesa nacionalista. Acabo de recibir un texto escrito por Esteban Mecatante, del PTS, que trata sobre el IAPI (por lo que veo, se publicó en Ideas de Iaquierda). Parece inspirado en Antonio cafiero y Arturo Jauretche. No se le cae una idea que tenga que ver con Marx. Además de demostrar una llamativa ignorancia de hechos y datos. Hasta en eso los influencia el kirchnerismo.

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      rolandoastarita

      14/06/2020 at 17:39

    • Sí, Roberto. Es dificil. Y creo que también para nosotros es muy dificil a veces evaluar las singularidad de determinadas situaciones concretas sin abajar una línea. El laburo que hace el Rolo de detenerse a revisar la circunstancias particulares de un hecho, evaluar qué está sucediendo y enmarcarlas en debates más amplios que ya sucedieron es todo un laburo impresionante que también habrá que ir encarando de apoco. De hecho fijate que muchas veces Rolo cuenta que modificó sus posturas a partir de datos de la realidad. Yo no sé cuánto nosotros hacemos realmente ese trabajo.
      Y también escuchar al otro. En ese sentido creo que es interesante el posteo de Rolo sobre la crítica inmanente. Creo que el laburo va por ahí. Por que el otro vea su propia contradicción y que le surja la necesidad de otra explicación.
      Por último, en relación a lo que comentabas de Vicentín creo que es un terreno común avanzar en revisar los prestamos otorgados por el Banco Nación, y su hubo corrupción denunciarla. Sobre la estatización en sí, no sé si tenemos algo para decir.

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      Juan

      14/06/2020 at 12:41

  3. Hola Rolando. He leído bastantes notas del blog hablando del asunto del estado, de como su fuente de financiamiento es el plusvalor, porque ss de allí donde se cobran en ultima instancia los impuestos, y de como en consecuencia lo «importante» respecto a esto son las discusiones en torno al gasto, donde la clase obrera podría «arañar» parte del plusvalor para si.

    Pero pregunto sobre esta cuestión: el programa del BCRA (en los 80-90) de «Socialización de las perdidas» a traves del cual muchos empresarios lograron pagar sus deudas en dólares con un diferencial de tipo de cambio «subsidiado»? por el BCRA, debe ser objeto de crítica? o no debería moverse un pelo por esto?

    mi pregunta es: la protesta por ello era mero reformismo burgues?

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    Octavio

    14/06/2020 at 23:41

    • Lo que intento plantear es que los socialistas deben tomar distancia en cuanto a apoyar una u otra medida burguesa de este tipo, que pueden afectar a una u otra fracción de la clase dominante. Es cierto que el BCRA al finalizar la dictadura socializó las pérdidas de grandes empresas que se habían endeudado en dólares y estaban muy comprometidas por la devaluación del peso. Claro que por otro lado había un peligro de quiebras masivas en «la industria nacional». Lo cual nos permite establecer un paralelismo con lo que ocurre hoy con un posible rescate de Vicentón por parte del Estado.¿Por qué los socialistas deberían apoyar esa medida? (¿o habría que haberla apoyado cuando la tomó Cavallo?).

      En este sentido, además, muchas veces la izquierda cambia de posición alegremente, según quién sea el que salva a quién; por ejemplo, si es una industria o un banco. General Motors fue rescatada por el gobierno de EEUU. Los obreros de GM pudieron conservar sus puestos de trabajo, pero el costo «se socializó» a través del Estado. Son medidas burguesas bastante habituales.

      Pero algo similar ocurre con los bancos. De hecho, cuando el Estado garantiza los depósitos bancarios, y quiebra un banco, los depositantes son salvados con una «socialización de pérdidas». Claro que si no se hace, el problema puede ser mayor (como lo evidenciaban las corridas bancarias, del tipo de la ocurrida entre 1930 y 1933 en EEUU. En este punto una corriente de derecha, como los austriacos, dice que no hay que salvar a los bancos. Una parte de la izquierda dice lo mismo, pero agrega que hay que salvar a los depositantes. Lo cual es salvar al banco. Por esta vía, terminamos en un laberinto, enredados en cuestiones que en el fondo no tienen solución favorable para las masas, ya que derivan de las contradicciones sociales (la desvalorización de los capitales es propia de las crisis capitalistas).

      Por otra parte, a veces podemos considerar que una medida económica es equivocada, si se quiere desde un punto de vista «técnico»,pero no por eso involucrarnos en el apoyo a tal o cual fracción. Doy el ejemplo de cuando se dio el debate sobre la política del Banco de Inglaterra en torno al Acta de 1844. Marx consideraba que esa ley era una estupidez que agravaba inútilmente las crisis, y estaba de acuerdo con muchas de las críticas que hacían los partidarios de la banking school. Pero no por ello aconsejó que los trabajadores debieran apoyar a esta última.

      Doy un ejemplo actual, pero inspirado en lo anterior: durante el gobierno de CK el Banco Central hacía operaciones de esterilización monetaria (cuando todavía había superávit en cuenta corriente y quería mantener el tipo de cambio). Ahí nace el problema con las Lebac. Considerando que era una medida innecesaria, y que solo servía para que los bancos hicieran un gran negocio, escribí una nota criticando el «monetarismo nacional y popular». Pero no por eso consideré que los partidos de izquierda debían reclamar tal o cual cambio en la política del Central. Y como este hay muchos otros ejemplos.

      Subrayo e insisto con la siguiente idea: los socialistas no deben razonar «como estadistas». No deben intentar presentarse como «gente seria» que es capaz de administrar bien los negocios del capital. El Estado no es «de todos»; estamos en contra de este sistema social basado en la explotación. No nos asumimos como curanderos de los males engendrados por el capitalismo. Explicamos en carácter irreconciliable de la oposición entre el capital y el trabajo.

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      rolandoastarita

      15/06/2020 at 07:24

    • Agregado: una cuestión que creo fundamental es que hay que la izquierda no tiene por qué tomar partido por algún bando siempre que se produce una discusión o tensión intra-burguesa. Doy otro ejemplo, que ya he citado en otras oportunidades, la posición de Marx con respecto al debate libre comercio / proteccionismo, que fue muy importante en Inglaterra. Marx consideraba que era algo más progresivo el libre comercio, pero criticó a ambos bandos, y jamás se le ocurrió que la clase obrera debiera apoyar a alguno de ellos.

      Otro caso, esta vez contemporáneo: el debate sobre si tipo de cambio real alto / tipo de cambio real bajo. Cada poco tiempo esa cuestión divide a la clase dominante. En «Economía política de la dependencia y el subdesarrollo» discutí esta cuestión. El tema es, ¿por qué los marxistas debieran tomar partido por alguno de los bandos? Claro que digo esto y aparece el marxista que se le ocurre proponer «control obrero sobre el mercado de cambios» y cosas por el estilo, como si la clase obrera hubiera tomado el poder.

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      rolandoastarita

      15/06/2020 at 11:59

  4. Juan: «… creo que es interesante el posteo de Rolo sobre la crítica inmanente. Creo que el laburo va por ahí. Por que el otro vea su propia contradicción y que le surja la necesidad de otra explicación». Hace más de veinte años que milito en el PTS y discuto mis posiciones con gente que no es del partido. Soy de los que fiscalizaban 2 votos por escuela en los ’90 y ahora sacamos cuentas sobre si metemos concejal (vivo en La Plata), dos o tres dipus provinciales y si llegamos a los cuatro nacionales. Todo me influyó e hizo morigerar expectativas e impulsos, pero me siento más socialista que nunca, y sé, como sabe mucha de la militancia, que si corremos tras los chamuyos burgueses perdemos. Incluyendo la obsesión electoralista. Y coincido con vos en que no queda mucho más que insitir en la discusión con nuestra agenda y nuestros criterios, para que el/la interlocutor/a se avive de su propia contradicción, dado que sólo habrá socialismo si triunfa una revolución convencida de arrasar el sistema de opresión todo, no sólo la parte que «funciona mal». Por eso cito un pasaje de tu comentario, enfocando en la entrada que hizo Rolo sobre la critica inmanente. No hay vuelta. Suena a eterno laburo de hormiga que no queda otra que ponerse a hacer.

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    Roberto M. LAVAT

    16/06/2020 at 10:26

  5. 100% de acuerdo con la idea de que la izquierda debería dejar de opinar sobre cada asunto proponiendo medidas o «soluciones» para curar males del capitalismo, dentro del capitalismo.
    Por más que los frutos tarden en recogerse parece mucho más útil a largo plazo insistir en el paciente trabajo de explicación de la perspectiva socialista. Sí advierto que normalmente el enfoque de esta tarea se basa mucho más en exponer los problemas del capitalismo y señalar los motivos por lo cuales no es esperable que reciban una solución definitiva dentro del mismo sistema, que en delinear con mayor o menor precisión cómo podría funcionar una sociedad que empezara a dejar atrás esos problemas.

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    Anibal

    17/06/2020 at 13:23

  6. Hola Rolando queria conocer tu opinion acerca:
    Si consideras que el capitalismo actual tiene procesos de extraccion de plusvalor extraeconomicos en el sentido marxista, me refiero a propiamente juridicos como el feudalismo o en la esclavitud, ejemplo la hoy denominada financiarizacion; luego no vendria mal hacer un estudio exaustivo de las clases sociales actuales, toda vez que me encuentro con publicaciones de organizaciones que hablan desde conicet , llamandose obreros ; y por supuesto conozco la explicacion de obreros calificados ; pero obreros revolucionarios del conicet ya es como mucho oara soportar
    Por ultimo cual es tu opinion del proceso en Venezuela; aprecio mucho tus articulos.
    Yo estudie teoria marxista del derecho con un abogado amigo ya fallecido de apellido Trumper.
    Bueno gran saludo

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    Fernando

    19/06/2020 at 01:34

  7. Muy bien explicado y buena arma contra la derecha progresista pero sería la leche profesor si después de esta frase «En el otro, es una medida cuyo contenido está dado por su relación con un programa articulado, y al poder revolucionario que lo lleva adelante.» se hubieran puestos ejemplos históricos del hecho, porque por ahí hay mucho mal pensado que piensa que no puede haber un programa revolucionario articulado por una vanguardia autoconsciente desde el estado ya que esto sería una élite con intereses ajenos a los de los trabajadores, lo dicho, gente mala y pérfida como todos sabemos pero por aterrizar más la cuestión en la historia.

    Mira que el otro día leí un artículo que criticaba a De la organización de Engels de pequeñoburgués y hasta me pareció con mucha razón, ya ve profesor, las ideas malas se adueñan de cualquiera.

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    vacioynausea

    09/07/2020 at 16:09


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