La teoría marxista de la acumulación y crisis (2)
La primera parte de esta nota, aquí.
A fin de avanzar en la discusión sobre la teoría marxista de la acumulación y crisis, en esta entrada pasamos revista a la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (LTDTG), con especial atención a las llamadas causas contrarrestantes de la caída de la tasa.
La ley fue formulada por Marx en los borradores que publicados por Engels como tomo 3 de El Capital; en lo que sigue utilizamos la edición Siglo XXI.
La tasa de ganancia y la LTDTG
Marx define la tasa de ganancia como la relación entre la plusvalía y el conjunto del capital invertido; en términos de ecuación:
π = s/(c + v)
donde s: plusvalía, c: capital constante y v: capital variable. Si se divide numerador y denominador por v, obtenemos:
π = (s/v) / (c/v + 1).
De manera que la tasa depende positivamente del grado de explotación del obrero (s/v), y negativamente de la composición orgánica del capital. La composición orgánica del capital es la relación entre el valor del capital constante y el trabajo vivo que pone en movimiento ese capital constante. Marx utilizó como índice de la composición orgánica la relación c/v. En otra nota hemos sostenido que es conveniente utilizar cómo índice de la composición orgánica c/(v+s) (véase aquí, para una discusión).
Dado que la tasa de ganancia mide el grado en que se valoriza el capital, es clave en las decisiones de invertir. Cuando las perspectivas de ganancias son elevadas, los capitalistas están más dispuestos a volcar la plusvalía a la producción. Por eso Marx sostiene que la tasa “es el acicate de la producción capitalista”, y que su baja torna más lenta la formación de nuevos capitales autónomos” (p. 310, t. 3 El Capital). De ahí la importancia de la LTDTG.
Su idea central es que, a medida que avanza la acumulación del capital, tendencialmente crece la inversión de capital constante en relación al trabajo vivo empleado. Es que, como resultado de la búsqueda de plusvalías extraordinarias, los capitalistas innovadores aumentan la productividad, sustituyendo mano de obra por máquinas, y obtienen plusvalías extraordinarias. Sin embargo, cuando la innovación tecnológica se generaliza, siempre según Marx, las plusvalías extraordinarias desaparecen, y la tasa de ganancia baja debido al aumento de la composición del capital. El aumento de la productividad, en este esquema, es función creciente del aumento de la composición orgánica.
La LTDTG puede ilustrarse con un ejemplo teórico muy sencillo. Si se invierten 100 en capital constante, c; 100 en capital variable, v; y si la tasa de plusvalía es del 100%, la tasa de ganancia es:
100s ÷ (100c + 100v) = 50%
Luego, si el capital constante aumenta a 200, con la misma tasa de plusvalía y el mismo capital variable, la tasa de ganancia baja al 33,3%; y si el capital constante aumenta a 300, la tasa de ganancia baja al 25%.
Marx también pensaba que la caída de la tasa de ganancia iba acompañada, al menos durante períodos más o menos prolongados de tiempo, por el aumento de la masa de ganancia. “… con el desarrollo del modo capitalista de producción disminuye la tasa de ganancia, mientras que su masa aumenta al aumentar la masa del capital empleado” (p. 318, ibid.). Sin embargo, llegado un punto la caída de la tasa de rentabilidad terminaría provocando la caída de la acumulación, y con ello el giro de la economía hacia la crisis. Escribe que, en tanto la tasa de ganancia “es el acicate de la producción capitalista… su baja… promueve la sobreproducción, la especulación, la crisis y el capital superfluo, además de la población superflua” (p. 310, ibid.).
Precisemos que en los capítulos dedicados a la LTDTG Marx trata con la ganancia “bruta”, esto es, la ganancia que incluye los intereses por el capital tomado a préstamo. En ese nivel del desarrollo teórico Marx aún no ha tratado el capital que rinde interés. Esta cuestión la introduce en la sección quinta del tomo III de El Capital. Así, en el capítulo 23 explica que la ganancia bruta se divide en ganancia empresarial e interés. “… una parte de la ganancia bruta se cristaliza y autonomiza, de manera general, como interés” (p. 481, ibid.). Esta cuestión tiene importancia para el estudio de relación entre el capital productivo y el capital de préstamo, y por lo tanto, para el análisis de los mecanismos concretos que profundizan una crisis económica.
Dado que la tasa de ganancia mide el grado en que se valoriza el capital, es clave en las decisiones de invertir. Cuando las perspectivas de ganancias son elevadas, los capitalistas están más dispuestos a volcar la plusvalía a la producción. Por eso Marx sostiene que la tasa “es el acicate de la producción capitalista”, y que su baja torna más lenta la formación de nuevos capitales autónomos” (p. 310, ibid.).
Causas contrarrestantes de la ley
Marx sostenía, además, que la caída de la tasa de ganancia se imponía tendencialmente, ya que había causas contrarrestantes a su caída. Señala seis causas:
(1) Elevación del grado de explotación del trabajo
(2) Reducción del salario por debajo de su valor
(3) Abaratamiento relativo del capital constante
(4) Sobrepoblación relativa
(5) Comercio exterior
(6) Aumento del capital accionario
Es claro que estos factores, salvo el último, afectan a la tasa de plusvalía y a la composición orgánica del capital (o a ambos, como ocurre con 5). Sin embargo, son de naturaleza muy distinta, y su presentación presenta algunos problemas. Por caso, la causa (1) se debe, según Marx, a la prolongación de la jornada de trabajo y la intensificación del trabajo. En ambos casos se trata del aumento de la plusvalía absoluta (o sea, vinculada a un mayor gasto humano de energía). Esta forma de plusvalía tiene más que ver con las relaciones de fuerza entre el capital y el trabajo, y no con los cambios en la productividad del trabajo (o sea, con el desarrollo de las fuerzas productivas). Por otra parte, Marx solo menciona al pasar el incremento de la plusvalía relativa, que se obtiene por aumento de productividad y el abaratamiento de la fuerza de trabajo. Pero la plusvalía relativa está orgánicamente vinculada al aumento de la productividad (en las ramas que producen bienes salariales, o que producen los insumos que utilizan esas ramas), que a su vez está vinculada a la misma ley de la tendencia decreciente; por este motivo, examinamos, más abajo, en particular esta causa contrarrestante. Marx también señala que las plusvalías extraordinarias retrasan la caída de la tasa de ganancia.
Con respecto al factor (2), afecta a la tasa de plusvalía, pero no puede tener un rol sistemático. En el largo plazo, el capital debe reponer el valor de la fuerza de trabajo. Señalemos también que el factor (2) podría asociarse al (4), sobrepoblación relativa. La sobrepoblación relativa (ejército de desocupados) es generada por el reemplazo de mano de obra por máquina, y en ese respecto presiona y ayuda a controlar los salarios durante el ciclo. Aunque el ejército de desocupados también crece durante las crisis y recesiones, o depresiones. En esas circunstancias, se abre la posibilidad de que los salarios caigan por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Sin embargo, este no puede ser un factor que contrarreste la caída de la tasa de ganancia en el largo plazo.
La causa (3) de nuevo está orgánicamente asociada a la LTDTG: la tasa de ganancia disminuye porque aumenta la productividad (que, subrayamos, es función creciente del aumento de la composición orgánica); pero ese mismo aumento de la productividad abarata relativamente el capital constante. Aunque, según Marx, el valor del capital constante, de todas maneras, crece.
La causa (4), a la que ya nos hemos referido, ejerce influencia sobre el salario. Dado que la población sobrante contiene la suba del salario en la fase alcista del ciclo económico, parece difícil explicar la caída de la tasa de ganancia por la presión de los salarios; en particular, cuando se trata del largo plazo. Aunque, como veremos en una próxima entrada, cuando analiza las contradicciones asociadas a la LTDTG Marx contempla la posibilidad teórica de que la producción capitalista llegue a un punto en que desaparezca la población sobrante, y la tasa de ganancia caiga por el alza de los salarios.
El factor (5) Marx lo explica porque los capitales de los países más adelantados pueden obtener mayor plusvalía al competir con mercancías producidas en países en los cuales las empresas son, relativamente, menos productivas. Este factor fue importante en las tesis marxistas sobre el imperialismo y la explotación de los países atrasados por los adelantados (por ejemplo, las discusiones sobre intercambio desigual entre países industrializados y atrasados).
Por último, el factor (6) Marx lo explica diciendo que una parte del capital “solo se calcula y emplea como capital que devenga interés”. Según Marx, capitales invertidos en grandes empresas productivas (como en ferrocarriles), una vez deducidos los costos, “solo arrojan pequeños o grandes intereses, los así llamados dividendos”. Digamos que, por lo menos en la actualidad, este factor no parece sostenible. Es que las grandes empresas, a igual que cualquier otra empresa capitalista, decide regularmente sus inversiones tomando como criterio la tasa de rentabilidad (realizada o esperada), calculando la masa de ganancia (pos impuestos y pos intereses) sobre el capital invertido.
En conclusión, de las contratendencias mencionadas por Marx, dos que están orgánicamente vinculadas a la ley, ya que ambas se explican por los aumentos de la productividad. La primera se debe al aumento de la plusvalía relativa, que ocurre cuando se abaratan los medios de consumo salarial, dado el aumento de la productividad. La segunda es consecuencia del abaratamiento relativo del capital constante, también por el aumento de la productividad. Marx pensaba que ambas contratendencias retrasaban la caída de la tasa de ganancia, pero no podían detenerla definitivamente. Por ejemplo, en pp. 318-9 afirma que el incremento de la fuerza productiva puede elevar la plusvalía relativa y reducir el valor del capital constante, pero ambas cosas “corren parejas con la reducción del capital variable respecto al capital constante”. De manera que las dos “provocan la baja en la tasa de ganancia, y ambas enlentecen esa baja”. Puede verse aquí que el argumento descansa enteramente en el supuesto de que el aumento de la productividad deriva del aumento de la composición orgánica del capital; y que esta última aumenta a una tasa mayor de lo que aumenta la productividad.
Por otra parte, en pasajes de El Capital Marx señala algunos otros factores que pueden contrarrestar la caída de la tasa de ganancia. Uno de ellos es el acortamiento del tiempo de rotación del capital. Marx: “para capitales de igual composición porcentual, siendo iguales la tasa de plusvalor y la jornada de trabajo, las tasas de ganancia de dos capitales guardarán entre sí una relación inversa a sus tiempos de rotación” (p. 85, ibid.). Poco más arriba menciona la revolución de los últimos cincuenta en el transporte y las comunicaciones, “solo comparable a la revolución industrial de la segunda mitad del siglo pasado”. Las carreteras, las líneas marítimas de barcos a vapor, los cables de telégrafo, el canal de Suez. “El tiempo de circulación de un envío de mercancías al Lejano Oriente, que en 1847 aún era de por lo menos doce meses, se ha podido reducir hoy día a aproximadamente igual número de semanas. (…) El tiempo de rotación del comercio mundial global se ha abreviado en la misma medida, y la capacidad de acción del capital que participa en él se ha acrecentado en más del doble o triple. Eso no ha dejado de tener influencia sobre la tasa de ganancia, cosa que se comprende de forma obvia” (pp. 84-5). Todo indicaría que el tiempo de rotación del capital ha continuado abreviándose hasta el presente, al compás de las mejoras en las comunicaciones.
Por otra parte, de los textos dedicados al capital comercial (sobre capital comercial, véase aquí), se deriva que todo lo que sea abaratar los costos de comercialización implica ahorro de gastos de plusvalía, y por lo tanto es un factor contrarrestante de la caída de la tasa de ganancia. Por ejemplo, piénsese en los ahorros de gastos de comercialización asociados actualmente a los códigos de barras, utilización de internet, manejo computarizado de los stocks, y similares. Aunque, por otra parte, los aumentos de gastos de publicidad y marketing, y similares, ejercen una presión bajista sobre la tasa de rentabilidad.
A pesar de la relevancia de estos factores, en lo que sigue nos centraremos en el análisis de la relación entre el incremento de la productividad y las dos causas contrarrestantes derivadas de la misma, el incremento de la plusvalía relativa, por un lado, y el abaratamiento del capital constante, por el otro.
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¿Es posible un punto en el que la tasa de ganancia llegue a un cero absoluto? ¿Que sucedería entonces con el régimen de produccion capitalista?
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Anónimo
02/11/2019 at 13:15
No veo cómo podría ocurrir eso en la práctica. En próximas entradas presento dos posibilidades teóricas que contempla Marx, cuando discute la LTDTG, de un punto en que la acumulación cesa.
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rolandoastarita
06/11/2019 at 15:14
¿El hecho de que una parte de la clase trabajadora venda sistemáticamente su fuerza de trabajo por debajo de su valor no la convierte en población obrera sobrante? En el capítulo 23 del Capital Marx menciona modalidades de la sobrepoblación relativa que no son exactamente desempleados.
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BoyBlue
03/11/2019 at 01:24
No entiendo bien por qué debería considerarse población obrera sobrante. Por supuesto, esos trabajadores presionarán hacia abajo los salarios del resto, pero no parece ser el mismo tipo de presión que ejerce el ejército de desocupados.
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rolandoastarita
06/11/2019 at 15:16
Muchas gracias por su respuesta profesor.
En El Capital Marx desarrolla expresiones de la sobrepoblación relativa que se encuentran ocupadas pero de manera irregular y con condiciones de vida que están por debajo del promedio de la clase obrera. Puntualmente la sobrepoblación estancada se caracteriza según el autor por estar en activo, y definida por el «máximo de tiempo de trabajo y el mínimo salario». Para Marx estás condiciones de vida permiten que nutra a ciertas ramas de la economía.
No digo que porque lo plantee Marx automáticamente sea una verdad absoluta, pero a mí me parece que tiene sentido pensar que si el capital hace que una parte de la fuerza de trabajo se venda sistemáticamente por debajo de su valor, le impide por lo tanto adquirir el consumo de mercancías necesarias para reproducirse en condiciones normales, y por lo tanto vuelve su existencia relativamente superflua. En ese sentido me parece que cumplen el papel de población sobrante al estar disponibles para una eventual expansión de la economía y para presionar hacia abajo el salario, más allá de que existan diferencias puntuales con los sectores de la clase trabajadora que estén abiertamente desempleados, como usted bien señala.
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BoyBlue
06/11/2019 at 21:18