Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Más sobre vendedores de humo y deuda externa

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En una nota anterior (aquí) critiqué al economista Anino, del PTS, por afirmar que suspendiendo por tres meses al año el pago de la deuda externa, se puede acabar con la pobreza en Argentina. Según Anino (y el PTS), desde Argentina se realiza una transferencia anual neta a los acreedores por USD 40.000 millones. En mi nota sostuve que no hay manera de que eso ocurra, y que actualmente se paga deuda contrayendo deuda.

Poco después de publicada la nota, un lector sostuvo – en la sección Comentarios del blog – que mi crítica a Anino-PTS es incorrecta porque: a) la deuda se está pagando con superávit fiscal; b) la deuda en dólares se está pagando con superávit de la balanza comercial. Lo cual revela un llamativo desconocimiento de las cuestiones que rodean el pago de la deuda. Pero no se trata solo de Anino-PTS y sus defensores, ya que otros grupos de la izquierda dicen, básicamente, lo mismo: males gravísimos – como la pobreza, la desocupación, el déficit de viviendas – podrían solucionarse con la simple medida de dejar de pagar la deuda. Incluso algunos afirman que bastaría con no pagar los intereses de la deuda para arreglar las cosas, al menos las más urgentes (véase, por ejemplo, “Para salir de la crisis: Romper con el Fondo y no pagar la deuda”, Gerardo Uceda, Alternativa Socialista, 29/08/18, https://as.mst.org.ar/2018/08/29/para-salir-de-la-crisis-romper-con-el-fondo-pagar-la-deuda/).

Dada la persistencia de estas opiniones, en esta entrada amplío los argumentos. Empiezo con una referencia a la discusión de Keynes sobre el problema de la transferencia real.

Keynes sobre las reparaciones alemanas y “los dos problemas”

En la nota anterior sostuve que Argentina no estaba realizando una transferencia real a los acreedores. La noción de transferencia real remite a Keynes, y su discusión con el economista sueco Ohlin sobre las reparaciones de guerra que las potencias europeas vencedoras le habían impuesto a Alemania. En este apartado me limito a presentar la idea central de Keynes, y no examino los argumentos de Ohlin.

Para ubicar al lector en el tema, digamos que a fines de los 1920 el Comité que administraba el Plan Dawes estableció el cronograma de pagos que debía cumplir Alemania para pagar las reparaciones y cumplir con su deuda externa. Ese Plan era promovido por EEUU (incluso Charles Dawes era un financista estadounidense), pero contaba también con el apoyo de Gran Bretaña y Francia. Keynes, que se oponía a las reparaciones, publicó un artículo, “The German Transfer Problem”, en el Economic Journal, marzo de 1929 (pp. 1-7) fijando su postura. En él sostuvo que, tal como había establecido el Comité Dawes, el problema del pago de las reparaciones alemanas se dividía en dos partes: a) el problema presupuestario y b) el problema de la transferencia. El problema presupuestario consistía en “extraer [mediante impuestos] las sumas necesarias de dinero de los bolsillos del pueblo alemán”; el problema de la transferencia, consistía en convertir ese dinero alemán, recibido por el Gobierno, en moneda extranjera.

A partir de esa división, Keynes criticó la idea de que las mayores dificultades se centraban en el problema presupuestario, y que el de la transferencia era un problema secundario. Por el contrario, la transferencia era el problema mayor, ya que requería que Alemania pudiera exportar una gran cantidad de bienes, a fin de tener las divisas para pagar las reparaciones y la deuda. Es que, por ejemplo, podía ocurrir que Alemania no tuviera más capacidad productiva para exportar. O que, a fin de ganar mercados, tuviera que bajar el precio de sus productos de exportación, de manera que cuanto más exportara, más pequeños serían sus ingresos agregados.

Naturalmente, seguía el razonamiento de Keynes, no habría problema de transferencia si el dinero que se extraía con impuestos en Alemania y se entregaba a las potencias vencedoras, era gastado por la población de estas en productos alemanes. Pero eso no estaba ocurriendo. Por otra parte, Alemania había resuelto, en los últimos dos o tres años, el problema de la transferencia tomando prestado en el exterior, pero esa situación no podía continuar indefinidamente. Sostenía entonces que la solución al problema de la transferencia pasaba por que Alemania dedicara más de su producción a la exportación. Pero para esto debía reducir sus costos de producción. Y esto solo podía lograrse bajando los salarios (medidos en oro, en relación a los salarios de los demás países). En otros términos, siempre según Keynes, el gasto del pueblo alemán debía ser reducido no solo con los impuestos destinados a cubrir las reparaciones, sino también por medio de una reducción de los salarios. De esta manera aumentaría la competitividad alemana en bienes exportables. Esta medida, por lo tanto, complementaba la extracción de ingresos monetarios por medio de los impuestos destinados a pagar las reparaciones. Otra alternativa era anular las reparaciones y las deudas que, de hecho, agobiaban a muchos países europeos.

Trasladado a Argentina

Con las adecuaciones necesarias, es claro que los dos problemas discutidos por Keynes en su artículo de 1929 tienen su expresión en la cuestión de la deuda externa argentina. Es que el pago de la deuda exige, por un lado, que haya superávit fiscal. Esto es necesario aunque solo se paguen los intereses de la deuda, y no se devuelva el principal. Y ese superávit solo puede surgir de la diferencia entre los impuestos y los gastos. Dada la resistencia de la clase capitalista a que aumenten los impuestos, todo indica que el superávit provendrá, esencialmente, de la reducción del gasto social, de los salarios de los trabajadores estatales, y/o del empleo público.

Pero por otro lado, a fin de que se realice la transferencia en términos reales por el pago de la deuda nominada en moneda extranjera, es necesario que haya superávit en la balanza comercial. Es el “segundo problema” al que se referían la Comisión Dawes y Keynes.

Aclaremos que esto es así aunque la posición inversora internacional neta de la economía argentina actualmente sea acreedora: a diciembre de 2018 el saldo de la posición inversora internacional del país era positivo por USD 64.864 millones de dólares (“Balanza de pagos, posición inversora internacional y deuda externa”, INDEC, diciembre 2018). Esto se explica fundamentalmente por los argentinos que tienen depósitos en el exterior o dinero extranjero; además de otras inversiones. Es cierto que esas colocaciones rinden intereses pero, en su mayor parte, estos no se invierten en el país. De manera que la única fuente genuina de dólares es la balanza comercial. Pero además de los pagos por la deuda, hay salida de divisas, entre otros motivos principales, por remesas de utilidades y dividendos de empresas con casas matrices en el exterior, y fugas de capitales (véase más abajo las cifras de la balanza de pagos argentina de 2018).

Por otro lado, debe tenerse en cuenta la debilidad productiva del país: las exportaciones de bienes físicos representan apenas el 0,3% del total mundial, y la de servicios el 0,25%. Para lograr superávits en la balanza comercial, dada la baja productividad general de la economía argentina y el bajo valor agregado de las exportaciones, deberían bajarse aún más los salarios, en términos de dólar.

El “primer problema”: no hay superávit fiscal

Con relación al “primer problema”, la realidad es que no hay superávit fiscal. El balance fiscal financiero (esto es, cuando se tienen en cuenta los servicios de la deuda), es deficitario: la necesidad de refinanciamiento, incluyendo las LETES, para 2019, es de USD 43.000 millones (Ministerio de Finanzas). Esto contando que el déficit primario sea cero, cuestión que está por verse. Pero entonces no hay manera de que Argentina esté pagando, neto, por un valor de USD 40.000 millones a los acreedores, como han sostenido Anino-PTS (y repiten muchos). Ni siquiera hay superávit para pagar los intereses.

El “segundo problema”: déficit en la balanza de pagos y deuda

 Vayamos ahora al “segundo problema”. Partimos de que a diciembre de 2018 la deuda externa total, a valor nominal, era de USD 277.921 millones (250.861 millones a valor de mercado; INDEC, también para lo que sigue). De ese total, USD 173.584 millones correspondían al Gobierno general (Gobierno nacional más gobiernos provinciales). El 91% de esa deuda está nominada en moneda extranjera, y el 61% en dólares. Si Argentina estuviera pagando intereses y devolviendo capital en términos reales, debería estar recibiendo dólares netos por algún lado. Pero el acumulado de la balanza de bienes y servicios entre 2012 y el primer trimestre de 2019 fue de apenas USD 774 millones. En 2019 crecería, pero de todas maneras estamos muy lejos de lo que exigiría una transferencia real (más, repetimos, pagos de dividendos y utilidades, y fuga de capitales).

Veamos todavía un poco más de cerca el asunto, a la luz de la Balanza de Pagos de 2018. Ese año la balanza de bienes y servicios fue deficitaria por USD 10.578 millones de dólares. La de Cuenta Corriente lo fue por USD 28.003 millones. Las rentas de inversión (comprenden, entre otros ítems, pagos de intereses de deuda y remesas de utilidades y dividendos) representaron una salida por USD 18.620 millones. De esta suma las salidas netas por utilidades y dividendos alcanzaron los USD 6862 millones. La salida neta por intereses fue de USD 11.758 millones (de las cuales USD 10.939 millones correspondieron a intereses pagados por el Gobierno general).

En consecuencia, las necesidades de financiamiento (neto de la cuenta de capitales) fueron, en 2018, de unos USD 28.000 millones. Para esto, hubo una emisión de pasivos por USD 72.535 millones, y una adquisición de activos por USD 44.150 millones. Entre los rubros de adquisición de activos estuvo el aumento de reservas internacionales del BCRA, por USD 11.277 millones; y las inversiones de argentinos en activos del exterior. Las inversiones de cartera en el exterior fueron de USD 6647 millones de dólares. “Otras inversiones” (fundamentalmente moneda extranjera y depósitos en el exterior) sumaron USD 24.869 millones. El financiamiento de estas salidas (más el aumento de reservas internacionales del BCRA) provino de inversiones de cartera en el país por USD 12.740 millones de dólares; de inversiones directas por USD 12.162 millones; y de los aumentos del pasivo (ítem “otra inversión”) por USD 47.599 millones de dólares (donde está incluido el préstamo del FMI). En este último respecto, fue central el endeudamiento del Gobierno. Por emisión de títulos de deuda y préstamos tomados aumentó en USD 44.101 millones de dólares en solo un año.

¿Transferencia en términos reales?

Lo anterior pone en evidencia que no hay manera de que Argentina haya realizado, en 2018, una transferencia en términos reales, del orden de unos USD 30.000 millones, o más, como pretenden Anino-PTS y otras organizaciones y gente de izquierda. Si se analizan los datos de Balanza de Pagos de  2016, 2017, o de los primeros meses de 2019, se llega a la misma conclusión. Para que se tome conciencia de lo que están afirmando Anino-PTS: si Argentina estuviera transfiriendo a los acreedores, en términos netos, sumas por un valor de USD 40.000 millones (entre pagos en moneda extranjera y pesos), estaría transfiriendo, por año, el equivalente al 6,5% del PBI (con un PBI de USD 610.000 millones). Pero no hay forma de que esto esté ocurriendo. Sencillamente, los números no dan.

Otra manera de ver que lo que dicen Anino-PTS no tiene sentido es la siguiente: si fuera cierto que Argentina está pagando por valor de USD 40.000 millones anuales, la deuda neta debería estar disminuyendo. Pero ha estado creciendo, como vimos más arriba. Más en general: la deuda externa pasó de USD 199.161 millones en el primer trimestre de 2017, a USD 277.921 millones en el cuarto trimestre de 2018. La deuda bruta de la Administración Central pasó de USD 240.665 millones en 2015 (52,6% del PBI) a USD 332.192 millones en 2018 (86% del PBI). En 2019 ambas siguen aumentando.

¿Se está pagando o la deuda es impagable?

Para aumentar la confusión general, al mismo tiempo que Anino-PTS sostienen que se está transfiriendo a los acreedores unos USD 40.000 millones por año, Castillo-PTS explican que la deuda es impagable (véase https://www.laizquierdadiario.com/Christian-Castillo-La-deuda-externa-es-impagable-es-central-romper-con-el-FMI). Pero ambas afirmaciones no pueden ser ciertas al mismo tiempo y con respecto a la misma deuda (¿alguien oyó hablar del principio de no contradicción lógica? ¿O van a apelar a la “dialéctica” para sostener incoherencias?).

Una de dos: o se están pagando USD 40.000 millones por año (y entonces la deuda es “pagable”); o la deuda es “impagable”, y por lo tanto no se pueden estar transfiriendo USD 40.000 millones de dólares por año a los acreedores.

 No es una cuestión moral

Lo explicado más arriba permite entender por qué el crecimiento de la deuda externa no es un tema de “moral” como acostumbra describirlo buena parte de la izquierda (incluido el PTS). Esto es, no se trata de una “estafa” o “robo” (aunque haya estafadores y ladrones metidos en el asunto), sino, en lo esencial, de la debilidad estructural de la acumulación del capital en Argentina. Es que si existe déficit en la balanza de cuenta corriente, y salidas netas de capitales, no hay manera de que no aumente la deuda externa (a no ser que se pierdan reservas; aunque esta pérdida no puede ser infinita). Pero el déficit de cuenta corriente no se debe a que haya muchos funcionarios y capitalistas “inmorales” (estafadores, coimeros, etcétera) en Argentina. Por caso, las remesas de utilidades por parte de las empresas extranjeras que tienen inversiones en el país no se explican por fallas “morales”. Responden a intereses de clase que son más o menos normales en el modo de producción capitalista.

De la misma manera, es una tontería decir que la salida de capitales es una “estafa” (como he leído en algún escrito de izquierdistas indignados). Los flujos de capitales constituyen una condición natural de la globalización capitalista. En particular, los capitalistas, argentinos invierten en donde piensan que, no solo hay más posibilidades de ganancias, sino también más seguridades para sus capitales. Siguen en esto la lógica de cualquier capitalista. El objetivo del capitalista es valorizar el capital adelantado, y eso no es un producto de sus convicciones morales, sino el resultado natural de las relaciones de producción subyacentes (véase, por ejemplo, el capítulo 4 del tomo 1 de El Capital, de Marx). Creer que se trata de una cuestión de moral es no entender cómo funciona el capitalismo. A lo que hay que agregar que cientos de miles de personas, que no son necesariamente capitalistas, buscan protegerse de las devaluaciones y la inflación ahorrando en dólares. ¿Esto también obedece a una falla moral? Es absurdo.

Por supuesto, en las fugas de capitales puede haber estafas –y de hecho las hay, en especial en lo que se refiere a las cargas fiscales – pero eso no implica que la esencia del problema sea del orden moral. Y esta cuestión es esencial para entender por qué los padecimientos de los trabajadores argentinos no se solucionan cambiando personajes, por caso, reemplazando a “los deshonestos” por “los honestos” al frente del Estado.

De nuevo, no vendan humo

La idea de que para solucionar los males del capitalismo basta con reformas de superficie –en la esfera de la distribución – tiene una larga trayectoria. Es que al reformador social siempre le ha parecido que lo más fácil y directo para arreglar esos males pasa por suprimir los intereses y las deudas. Era lo que proponían Proudhon y sus seguidores, y es lo que proponen, de hecho, los curanderos sociales modelo siglo XXI. Aunque en este último caso, el planteo se condimenta –faltaba más- con la infaltable dosis de nacionalismo. En cualquier caso, nos dicen, bastaría con anular una forma de la plusvalía, el interés, para ingresar en el reino de la felicidad.

Pero la medida de no pagar la deuda y romper con el FMI no es en sí misma una solución si no se dice qué clase social instrumentará esa medida, con qué poder la llevará adelante, y en el marco de qué programa. En una nota anterior escribí al respecto: “…un país podría retirarse del FMI y continuar siendo, sin embargo, dependiente del crédito internacional. Por ejemplo, si padeciera déficits en su balanza de pagos –déficit en su cuenta corriente, salida de capitales, pérdida de reservas internacionales- estaría subordinado a las exigencias de los prestamistas, estuviera o no adherido al FMI. En ese marco, lo menos que se puede decir es que la mera salida del FMI no aportaría gran cosa a la solución de los problemas económicos” (aquí). Allí también señalé que Argentina y otros países capitalistas defaultearon sus deudas, sin que por ello cambiaran, en alguna manera sustancial, las cosas.

Para terminar: ciencia, crítica social y la izquierda

Por último, alguien se puede preguntar por qué tanto lío por saber si es cierto que con dejar de pagar tres meses al año la deuda existirían los recursos para acabar con la pobreza en Argentina. Después de todo, dirán las personas prácticas, “si sirve para ganar votos –y en esto, nada mejor que un buen focus group – la cosa sirve”. Más aún, para ganar los votos de un sector de la sociedad podría servir el argumento Anino-PTS, y para ganar el voto de otro sector podría ser útil el formato Castillo-PTS. “Todo suma”, De ahí que no importe “vender humo”. En otros términos, en aras de la popularidad se puede “mandar fruta” (de nuevo, una expresión argentina; sinónimos: “chamuyar”·, “versear”, “sanatear”), como si los que reciben el mensaje fueran estúpidos a los cuales se les dice cualquier cosa, incluso afirmaciones contradictorias.

En oposición a este criterio, sostengo que “no todo suma” – el desprestigio de la izquierda por “sanatear” es un pasivo difícil de levantar – y que el discurso crítico debe basarse en evidencia y pensamiento lógico. Es necesario  rechazar la idea de que, con prescindencia de los datos empíricos, se puedan “construir políticamente los hechos” de manera que favorezcan determinada línea política de partido.

Lamentablemente, en muchos sectores de la izquierda se ha caído en el relativismo subjetivista (la verdad es subjetiva, el mundo es construcción discursiva, y similares). Como dice Sokal, hoy parece haber una “rebelión posmoderna contra la ciencia y el racionalismo” (Más allá de las imposturas intelectuales, p. 178). Sin embargo, históricamente el socialismo científico ha luchado contra el oscurantismo, el subjetivismo, el idealismo, y ha reivindicado el análisis materialista, basado en lo empíricamente registrable, y en el análisis lógico. Es la manera de terminar con la especulación idealista, compañera inseparable del curanderismo social utópico. La idea de Marx de que el punto de partida de toda crítica es el rigor intelectual, y su rechazo al método idealista-especulativo, tiene que ver con esto.

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Written by rolandoastarita

31/05/2019 a 12:50

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38 respuestas

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  1. Estoy sorprendido por la deshonestidad y el descaro de tu mención a mi comentario a tu nota sobre la afirmación de Anino. Aunque noto varias imprecisiones y descuidos de redacción en mi comentario inicial, es claro que en ninguna parte he afirmado que la deuda «se está pagando» en este momento con superávit fiscal y de comercio exterior. Luego, pensando que mi defectuosa redacción era lo que originaba tu descancaminada réplica, hice un segundo comentario en el que dije que mi argumento es que en términos históricos Argentina tiene superávit comercial desde 1890 y que ese superávit, sin duda fue transferido al exterior entre otras cosas por pagos de deuda. Pero ahora veo que no hay malentendido, te has emperrado en atribuirme un argumento ridículo que jamás sostuve. Felicitaciones, Rolando, me doy por vencido. Y después tenés el atrevimiento de criticar los vicios discursivos y polémicos de los partidos de izquierda!

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    gustavo bura

    31/05/2019 at 13:48

    • Mandaste fruta y ahora lo querés disimular con «imprecisiones y descuidos de redacción». Antes lo quisiste arreglar diciendo que en realidad te referías «a la historia». Al pasar, ahora escribís un nuevo disparate: «Argentina tiene superávit comercial desde 1890». Pregunto, ¿es compulsivo esto de mandar fruta? ¿Argentina con superávit comercial en los últimos 128 años? ¿Quién te pasó el dato? ¿Anino?

      En fin, te recomiendo mudarte de blog. Está lleno de sitios a los cuales podés mandar disparates sin que nadie se preocupe por demostrarte que son disparates. Esto no es para vos. Lo tuyo va por el lado de la sanata posmoderna. Los datos empíricos siempre son un inconveniente. Mejor ignorarlos. Es lo tuyo.

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      rolandoastarita

      31/05/2019 at 14:48

    • Haz clic para acceder a RAEI%205%20-%20articulo%203.pdf

      Ahí se puede ver que en los últimos 60 años hubo sistemáticamente saldo comercial negativo para argentina

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      alicia

      31/05/2019 at 15:55

  2. Debe haber un error en la cifra: donde dice …»Más en general: la deuda externa pasó de USD 1999.161 millones en el primer trimestre de 2017…»

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    Mario

    31/05/2019 at 14:04

  3. Debe haber un error en la cifra donde dice «Más en general: la deuda externa pasó de USD 1999.161 millones en el primer trimestre de 2017…».

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    saludpublicaunr

    31/05/2019 at 14:05

  4. Astarita como va? Te escribí en Twitter pero se ve que no lo usas mucho. Mi pregunta es : a que organización te sentís más cercano? Que organización te parece más seria en Argentina? Que opinas de ryr?

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    Ger

    31/05/2019 at 19:46

    • Es cierto, no respondo mensajes de Twitter y Facebook por una cuestión de exceso de trabajo. Respondo (y hasta donde puedo) los comentarios que se envían a esta sección.

      No me siento cercano a ninguna organización de izquierda. Acerca de RyR: reivindica las políticas stalinistas, tipo colectivización forzosa en la URSS, como avances del socialismo. Yo tengo una postura opuesta. Tengo otras diferencias -por caso, una vez discutí con ellos porque defendían la tesis del estancamiento crónico del capitalismo- pero la cuestión central que me separa de ellos es que no apoyo, de manera alguna, un régimen stalinista. Más claro: considero que es un error sostener que las políticas stalinistas demuestran, de alguna manera, la superioridad del socialismo sobre el capitalismo. Son cuestiones que atañen a qué proyecto de sociedad defendemos.

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      rolandoastarita

      31/05/2019 at 20:01

    • Creo que Rolo, se mueve en general en un entorno que se correspondería a la «Oposición de Izquierda» (trotskismo en sentido genérico). Pero me temo que detesta el tacticismo y la agitación «facilona» de que pecan los partidos de esta órbita (he ahí su crítica al «Programa de Transición). Y creo que en su crítica toma en cuenta las ideas de la «Izquierda Comunista» (principalmente la Italiana, «Prometeo», «Bilan»). A su vez piensa bastante por si mismo en base a buenos conocimientos de economía.

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  5. «rigor intelectual» Marx??? Elster escribió al pedo Making sense of Marx…

    No me meto con la discusión sobre la transferencia real. Honestamente, no veo qué es lo ventajoso de que pagar deuda (en dólares) con más deuda (en dólares).

    Para mí, hablar de «curanderismo social» es mandar fruta, no es ningún argumento. Lo mismo que de soluciones «de superficie», frente a otras que serían «más profundas o verdaderas» (sospecho que tiene que ver con la distinción Hegeliana entre «esencia» y «apariencia», pero bueno…)

    Ya no me acuerdo mucho de la disputa Marx-Proudhon, pero no es PARA NADA obvio que Marx estuviera en lo cierto (y Proudhon equivocado).

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    CV

    31/05/2019 at 20:47

    • «“rigor intelectual” Marx??? Elster escribió al pedo Making sense of Marx». ¿Y con esto quiere demostrar que Marx no tenía rigor científico? ¿Por qué no presenta algún argumento?

      «…no veo qué es lo ventajoso de que pagar deuda (en dólares) con más deuda (en dólares)». ¿Y qué modifica el que usted «no vea» el HECHO de que se está pagando deuda con más deuda?

      Después «Para mí, hablar de “curanderismo social” es mandar fruta, no es ningún argumento». ¿Y a quién le importa lo que es «para usted» curanderismo social?

      Luego, «no me acuerdo mucho de la disputa Marx-Proudhon». De nuevo, ¿a quién le importa que usted no se acuerde de la polémica?

      Me pregunto seriamente, ¿usted es troll? ¿Para qué escribe estas cosas?

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      rolandoastarita

      31/05/2019 at 21:45

    • No, no soy troll.

      Marx, efectivamente, carecía de rigor intelectual. Ya presenté un (esbozo de) argumento. Analicemos:

      “La libre competencia impone las leyes inmanentes de la producción capitalista, frente al capitalista individual, como ley exterior coercitiva” (Marx, 1999, t. 1, p. 326; énfasis agregado)

      Qué diablos quiere decir «coerción» en ese enunciado? Cómo se pueden conjugar «libre competencia» y «coerción»?

      Hay muchos más. El libro entero de Elster y el libro de R. P. Wolff (este último no lo leí) sobre el estilo «literario» de Marx:

      Haya transferencia «real» o se pague deuda con más deuda, me parece que estamos en el horno igual y el imperialismo existe. Quiere creer otra cosa, allá usted.

      «Después “Para mí, hablar de “curanderismo social” es mandar fruta, no es ningún argumento”. ¿Y a quién le importa lo que es “para usted” curanderismo social?

      Luego, “no me acuerdo mucho de la disputa Marx-Proudhon”. De nuevo, ¿a quién le importa que usted no se acuerde de la polémica?»

      Bueno, si para usted algo de esto es discutir…

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      CV

      31/05/2019 at 22:15

    • Tal vez no sea troll, pero es imposible entender para qué escribe estas cosas. Por caso, en la nota demuestro que no hay transferencia real, contra lo que afirmó Anino. Usted escribe: «Haya transferencia “real” o se pague deuda con más deuda, me parece que estamos en el horno igual y el imperialismo existe». ¿Qué tiene que ver la discusión sobre si hay o no transferencia, con la cuestión de si existe o no imperialismo? Un inversor holandés, o un inversor chileno en bonos de deuda argentina es un acreedor que puede, o no, estar recuperando el principal, pero eso, ¿¿qué tiene que ver con que sea imperialista con respecto a Argentina???

      Luego escribe: «Qué diablos quiere decir “coerción” en ese enunciado? Cómo se pueden conjugar “libre competencia” y “coerción”? De manera que como USTED no entiende la afirmación de Marx, resultaría probado que Marx no tiene rigor intelectual.

      Y repito la pregunta que hice en la anterior respuesta: ¿qué importancia tiene el hecho de que para usted hablar de curanderismo social sea «mandar fruta»? ¿Cómo quiere que alguien «discuta» semejante afirmación? Y lo mismo se aplica a su desconocimiento de la disputa Marx – Proudhon. ¿Qué quiere que discuta?

      En fin, no será troll, pero lo disimula muy bien. En cualquier caso, hasta aquí llegué con usted. Es una pérdida de tiempo.

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      rolandoastarita

      31/05/2019 at 23:58

    • El inversor holandés o chileno es acreedor de deuda denominada en DÓLARES emitidos por los Estados Unidos de América. Es el descuido de los marxistas por las cuestiones monetarias (o peor, su «fetichismo del oro»!) el que les impide ver este hecho elemental.

      Yo efectivamente no entiendo la afirmación de Marx porque la afirmación de Marx es un SINSENTIDO (como tantos en la obra de Marx…). Si hay libre competencia no hay ninguna «ley exterior coercitiva». No hay coerción. O por lo menos, USTED nunca explicó por qué SÍ habría coerción. Varias veces le propuse analizar este simple enunciado y usted sólo da respuestas evasivas.

      Yo no desconozco la disputa Marx-Proudhon, sólo dije que ya no me la acuerdo bien. De lo que recuerdo, no es obvio que Marx estuviera en lo cierto (y Proudhon equivocado).

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      CV

      03/06/2019 at 18:39

  6. Es por demás interesante ver como estos partidos y organizaciones que reivindican el análisis marxista tiran por la borda todo rigor y análisis de la realidad en pos de rascar votos. Cuesta entender qué es lo qué pasó con aquella tradición y por qué casi adrede se mansilla y se rasgan tanto las vestiduras en nombre de Marx para después vender humo.

    En estos tiempos que corren de curanderos y supuestos mesías de vanguardia es un placer que personas como usted profesor puedan fijar un norte y difundir la tradición de Marx que tanto le dió al socialismo científico. Cuesta creer que haya más personas así y no seamos una izquierda marginal al cuadrado.
    Excelente como siempre la nota, saludos.

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    Ramiro

    31/05/2019 at 23:07

  7. Buenos días Rolando: me interesa, de ser posible -se que no es el foco de la nota- que brindes algunas lineas argumentales, o en su caso, de lectura, para explorar alternativas a la colectivización al modo URSS. En otros términos, con base empírica y política, que vías de socialización no forzosas avisorás en un proceso socialista en marcha; ello, más allá de los elementos contingentes y de creatividad política que es dable esperar en todo proceso revolucionario.

    Muy buena nota. Saludos cordiales.

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    alecus

    01/06/2019 at 13:16

  8. Buenas, tengo una duda que no tiene que ver con esta entrada, pido disculpas si entorpezco el hilo de la discusión. Tampoco espero necesariamente una respuesta de Rolando, creo que es una cuestión que puede responder sin problema mucha gente que frecuenta el blog.
    Desde mi poco conocimiento de Marx y los marxistas que lo sucedieron me resulta difícil imaginar una respuesta marxista a una supuesta crisis ecológica inminente, y aún menos comprendo cómo se llega a conjugar decrecimiento y marxismo a no ser que de Marx no quede más que un método. Si alguien me puede recomendar algo de bibliografía o aclararme por dónde puede ir el tema, se lo agradezco.

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    Pedro

    01/06/2019 at 18:58

    • Podrías buscar cosas de Joan Martinez Alier, un economista marxista catalán, especialmente su libro ‘Economía y Ecología’.

      Sobre combinar decrecimiento y marxismo, creo que el sistema capitalista tiene inherentemente la necesidad de crecer. Un sistema económico socialista no tiene por qué crecer constantemente. Opino que es uno de los argumentos más fuertes (y menos enfatizados) para proponer un cambio de sistema.

      Saludos.

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      pescaulineafina

      04/06/2019 at 15:08

  9. Concuerdo con las criticas a Anino-PTS, pero veo faltas de rigurosidad de su parte. Por ejemplo en la nota pasada sugería que 40 mil millones era el 8% y en pocos días ahora dice que es el 6,5% siendo el PBI 610 mil millones, falso a tanta distancia que da que pensar sobre la mínima seriedad de quien lo diga. De acuerdo al informe oficial de deuda, el PBI fue de 385 mil millones al final de 2018.

    Si bien lo de Anino es poco claro adrede y mezcla cifras de diferentes momentos, los USD 40 mil millones que menciona se refieren a los cálculos para 2020-2023, no 2019. Lo señalo porque el Programa Financiero que Ud. indica pronostica un superávit primario de 5,2 USD MM para los pagos de 2020. Obviamente es un pronóstico de difícil cumplimiento, que les sirve para achicar las supuestas necesidades de financiamiento privado, pero para nuestra discusión en particular efectivamente se trata de pagos y no de refinanciamientos. Así, para 2020 suman 40.5 USD MM en vencimientos, pero bajan a 35.3 USD MM con dicho superávit. Por otro lado, en las fuentes de pago, se indican 0.9 USD MM de «Saldo inicial de caja» (para el ejemplo que Ud. toma de 2019, aquello llega a 10.9 USD MM, habría que analizar como se compone ese saldo). No es lo que dice Anino pero efectivamente hay una tendencia a ir en ese sentido, de ahí la unidad de todos los sectores, desde el macrismo al fernandismo, cuyo principal economista critica al macrismo por no reducir el gasto público lo suficiente.

    A diferencia del macrismo que lo que sube es el endeudamiento (con una fuera baja del gasto primario de la administración central no financiera, según el documento oficial que Ud cita), el kirchnerismo pagó durante años tanto con superavit como con reservas, aunque Ud deje para un mero paréntesis que «(a no ser que se pierdan reservas; aunque esta pérdida no puede ser infinita)», no se pueden olvidar los 10 mil millones al FMI y otras varias «cuotas» de 2 o 3 mil millones hasta el fin del kirchnerismo.
    Esos pagos no redujeron la deuda contablemente pero obviamente fue un pago de «físico» a cambio de papelitos de colores, ahí importa la «estafa» en un sentido económico y no simplemente moral (la verdad, no sé contra quién está discutiendo), ahí también la crítica a la fuga de capitales, el carry-trade, etc, es decir, la estafa contra las riquezas de un país y contra su fuerza de trabajo, por parte de determinados intereses de clase nacionales y internacionales.

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    jardinero

    01/06/2019 at 19:52

    • 1) El cambio en relación USD 40.000 millones /PBI tiene que ver con las diferentes valuaciones, en dólares, del PBI, debido a las fuertes variaciones que ha tenido el tipo de cambio en Argentina. Este es un problema que es difícil de resolver. Ante la duda, terminé por tomar la valuación del PBI argentino realizado por el Banco Mundial para 2018, con un tipo de cambio más bajo que el que había a fines de 2018 (y que da como resultado un PBI también más bajo que el que contabilizaba el BM).

      2) Entre devolución de capital y pago de la deuda el monto este año es un poco superior a los USD 40.000 millones. Por lo tanto el razonamiento de Anino se aplica tanto a este año, como los próximos años. El título de la nota, además, está en tiempo presente, esto es, sugiere que ya hoy se podría acabar con la pobreza con el simple recurso de no pagar la deuda durante 3 meses. El programa financiero que cito, para 2019, no prevé superávit fiscal primario.

      3) La afirmación de la nota de que la pérdida de reservas tiene límites está vinculada al siguiente razonamiento previo: si hay déficit de cuenta corriente y salidas de capitales, necesariamente debe aumentar el endeudamiento o se pierden reservas; y estas últimas tienen un límite. No entiendo por qué critica esto.

      3) El kirchnerismo pudo realizar transferencias en términos reales porque en los siete años que van desde 2002 hasta 2008 hubo un saldo positivo acumulado en cuenta corriente de USD 50.600 millones de dólares. Una situación que se revirtió completamente entre 2010 y 2018: el saldo acumulado fue negativo en USD 123.732 millones de dólares. A lo que hay que agregar, desde 2007, la fuga de capitales: la adquisición neta de activos financieros, moneda y depósitos en moneda extranjera, por parte de «otros sectores», hasta 2018, totalizó USD 114.407 millones (cálculos propios con datos del INDEC). El eje de la nota es entonces: es imposible que se realice una transferencia real del orden de los USD 40.000 millones, en 2018, 2019 y los próximos años.

      4) En repetidas ocasiones escuché y leí a dirigentes de izquierda criticar el tema de la deuda y las salidas de capitales en términos morales. Entre ellos, a los candidatos del PTS Del Caño, Bregman y Castillo. Para esta gente la salida de capitales «es una estafa». En la nota explico que la salida de capitales se rige por la lógica de cualquier capitalista. De la misma manera, el carry trade no es una estafa. Esta operación especulativa se hace con respecto a monedas de países adelantados o atrasados, indistintamente, y sigue también la lógica de cualquier arbitraje entre activos, solo que esta vez se opera a escala internacional. Más en general, en tanto exista un sistema capitalista a nivel mundial, los movimientos internacionales de capital y la especulación seguirán existiendo. Las condenas morales sirven de poco (aunque reconozco que es el discurso preferido del socialismo burgués y pequeño burgués nacionalista).

      5) En el mismo sentido que lo anterior, los marxistas nos oponemos a la explotación no porque sea una «estafa contra la fuerza de trabajo», sino porque es el resultado natural de la relación capital – trabajo, y de la ley del valor trabajo. A lo que agrego: las riquezas no son «del país». Están en manos de una clase social definida, la clase capitalista.

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      rolandoastarita

      01/06/2019 at 20:48

  10. Hola, Rolando, quería hacerte varias consultas:

    1) Si bien por tu argumentación se desprende que el número USD 40.000 millones de pago anual a la deuda no es real, debería existir cierta suma de transferencia real anual a los acreedores. Por lo tanto, debería ser posible cambiar el destino esos recursos a uno más «humanitario» -sea vivienda, salud, etc.- y el planteamiento del no pago desde una perspectiva nacionalista (al estilo Alan García de los ’80) debiera ser válido.

    2) Si no existe una transferencia real importante, y por lo tanto la deuda impagable, ¿cuál es la lógica de prestarle dinero a la Argentina? En especial, entendiendo que la rama morenista de la izquierda -a la que principalmente estás atacando- habla de «mecanismo de subyugamiento imperialista».

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    un gato

    02/06/2019 at 12:49

    • Responder todas estas preguntas excede el espacio de un Comentario. Voy a seguir publicando notas con el tema de la deuda externa. Una cuestión de todas maneras que no tengo clara es cómo opera este mecanismo de tomar préstamos para pagar intereses de deuda, lo que lleva al constante incremento del stock de deuda (por caso, en 1976 la deuda externa argentina, pública y privada, era de unos USD 8.280 millones; en 2018 era de USD 278.000 millones). Un crecimiento de esta magnitud, y constante (hubo un pequeño desendeudamiento entre 2004 y 2005, y eso incluso es discutible), solo se puede explicar por la dinámica de contraer deuda para pagar deuda. Lo cual entonce plantea la pregunta de la lógica de esto.

      Como dije más arriba, no lo tengo claro. Sí es un hecho que Rosa Luxemburgo registra dinámicas de este tipo en «La acumulación del capital». Ella las explica por la imposibilidad de realizar la plusvalía, destinada a la acumulación, en una economía capitalista «pura». Pero lo interesante es que ve el fenómeno. Por ejemplo, cuando escribe sobre los préstamos a Egipto, en el siglo XIX: «… estas operaciones [de préstamos renovados] constituyen el colmo de la insensatez. Un empréstito sustituía rápidamente al otro: los intereses de los empréstitos antiguos se pagaban con nuevos empréstitos y los pedidos gigantescos hechos al capital industrial inglés y francés se pagaban con capital tomado a préstamo en Inglaterra y Francia.» (capítulo 30).

      Sobre que la deuda externa implica inevitablemente dominio imperialista (o sea, relación potencia imperial – colonia o semicolonia), no le veo mucho sentido. Lo he discutido en otras notas (por ejemplo, en las notas dedicadas a discutir si en Argentina está planteada la segunda independencia; o las dedicadas a discutir la consigna de liberación nacional). Pero voy a ampliar también sobre ese tema en futuras notas.

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      rolandoastarita

      02/06/2019 at 18:37

    • Entiendo que tiene sentido prestar a la Argentina porque el acreedor no es siempre el mismo. Quien quiera recuperar su capital, vende los bonos en el mercado. Si en algún momento los bonos bajan mucho de precio y al mismo tiempo el país entra en default, el inversor que estaba colocado en bonos en ese momento sufre pérdidas.
      Desde el lado del deudor, o sea el estado nacional argentino, en tanto las obligaciones por deuda sean pagables, puede continuar refinanciando capital. La pifio por mucho, rolo? O no estoy entendiendo el problema?

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      Gus

      03/06/2019 at 13:25

    • Pienso que puede haber mucho de eso. Pero también la necesidad de refinanciar deudas para no asumir pérdidas. Es lo que podría explicar cómo se llega a dinámicas «a lo Ponzi», descritas por Minsky.

      Vinculado a lo anterior: Rosa Luxemburgo pone el acento en que la deuda daba como resultado una profundización de las relaciones capitalistas en los países endeudados. A lo que sumaba que en muchos casos los acreedores se hacían de activos, por ejemplo, tierras. Algo de eso ocurrió en Argentina cuando las privatizaciones, durante la presidencia de Menem.

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      rolandoastarita

      03/06/2019 at 13:35

    • Creo que «un gato» hizo las preguntas correctas, independientemente del enfoque que usemos para responderlas. Lo cual, imho, tiene mucho valor.
      De todos modos, esto del «esquema Ponzi», de «pagar deuda con deuda» no se circunscribe a Argentina sino que parece ser un fenómeno global. Si no me equivoco de 1990 a 2016, en las economías del G20, la deuda combinada de gobiernos, hogares y compañías no financieras creció más rápido que el producto bruto, y la deuda total del sector no financiero más que duplica el PIB agregado. Habría que ver que parte de esa deuda representa capital ficticio. Muchos países capitalistas centrales, incluido estados unidos, también están fuertemente endeudados. Lo que no se si se puede prever es si todo esto derivará en una crisis mundial de deuda, y si esta se resuelve en un «momento Minsky» o en una «contracción Carchedi» (con caída de ganancias de sector financiero y productivo combinadas) como planteó en su momento M. Roberts.

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      luisgac

      03/06/2019 at 16:38

  11. Un poco más de humo sobre las cuentas externas de Argentina. El superávit comercial argentino desde 1890 hasta 2018 asciende a 105.208 millones de dólares de 2018. Resulta de un superávit de bienes de 304.361 millones y de un déficit de servicios reales de 199.153 millones. 40% se generó hasta 1945 y 60% desde entonces. Datos corrientes de bienes del indec desde 1910, de servicios de ferreres (dos siglos…), corregido por precios al productor de los EE.UU.

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    gustavo bura

    03/06/2019 at 14:24

    • Esto es increíble. ¿Cómo piensa usted que se pudo financiar pagos de deuda, con déficit de cuenta corriente, en los últimos 40 años?

      El hecho es que el stock de la deuda externa creció aceleradamente desde 1976. En 1970 el stock de deuda fue de USD 3875,8 millones; en 1974 se elevó a USD 6770 millones. A mediados de 1982 alcanzó USD 39.139 millones (de los cuales USD 16.450 millones era deuda privada). A fines de 2018 era de USD 278.000 millones.

      Por otra parte, desde 1976 hasta 2018, el saldo acumulado de la balanza de bienes y servicios de Argentina fue positivo por USD 104.862 millones (a precios actuales; cálculo propio en base a datos del Banco Mundial). En ese período el saldo acumulado de la cuenta corriente fue negativo por USD 178.057 millones (a precios actuales, cálculo propio en base a datos del Banco Mundial). Lo que significa una diferencia de USD 73.195 millones entre el déficit acumulado de cuenta corriente y el superávit acumulado de balanza de bienes y servicios. Debe tenerse en cuenta que a esta necesidad de financiamiento hay que sumar el financiamiento de la salida neta de capitales.

      Pero vayamos al período más cercano. Tomamos el período 2006-2018. En esos 13 años el saldo positivo de la balanza de bienes y servicios fue de USD 53.542 millones (la balanza de bienes fue positiva por USD 110.807 millones, y la de servicios fue negativa por USD 57.265 millones (los datos son ahora del INDEC; hay una diferencia con los datos del Banco Mundial, pero no es significativa). Por otra parte, el “Ingreso primario” de la Cuenta Corriente (comprende remuneración de empleado y rentas de inversión por carteras, inversión directa y “otros sectores” como pagos de intereses) sumó un negativo (o sea, salidas) de USD 162.233 millones. Esto es, saldo neto positivo de la balanza de bienes y servicios solo habría podido cubrir el 33% del déficit asociado al ítem Ingreso Primario de la Cuenta Corriente. A lo cual hay que agregar la fuga de capitales por compra de moneda extranjera y depósitos en moneda extranjera. Tomo para esto el ítem “Adquisición neta de activos financieros / Otros sectores / Otra inversión”, de la Cuenta Financiera. Entre 2006 y 2018 esta salida de capitales totalizó USD 116.717 millones.

      En consecuencia, no hay manera de afirmar que la balanza de bienes y servicios proveyó las divisas necesarias para pagar, no solo los intereses de la deuda, sino también devoluciones de capital, como pretenden Anino-PTS, y algunos de sus defensores. No hay manera de que puedan demostrar lo indemostrable. Repito, entonces la pregunta: ¿de dónde sacan que Argentina está hoy entregando a los acreedores unos USD 40.000 millones anuales? Es imposible.

      Repito: si Argentina estuviera pagando esas cifras de deuda, el stock de deuda estaría bajando. Pero el hecho es que se multiplicó una 35 veces en el lapso de poco más de 50 años.

      Les mostramos datos tras datos, y no hay caso. Tengo la sensación de estar discutiendo con fanáticos.

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      rolandoastarita

      03/06/2019 at 20:21

    • Agregado: me olvidé de precisar que también es un disparate decir que desde 1890 en adelante hubo superávit en la balanza de bienes. Para tomar el período 1976-2018, que es el que nos interesa por la deuda, en estos 43 años hubo 16 con déficit. Fueron los años 1980, 1981, 1992, 1993, 1994, 1995, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018. DIECISÉIS AÑOS. Hubo superávit en el acumulado (como sabe cualquiera que esté un poco familiarizado con los números), lo que es muy distinto a decir que hubo superávit desde 1890.

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      rolandoastarita

      03/06/2019 at 23:04

  12. Pero debe haber alguna lógica o es una manifestación mas de la irracionalidad del capitalismo? Es decir, cada acreedor en particular presta con la idea de recuperar mas en algun momento (incluso mucho mas que en otras ramas de la economia). Si la plusvalia con la que le pagan se produce/realiza en el pais deudor o si proviene de cualquier otro lado (de los paises adonde se originaron los nuevos prestamos por ejemplo) no veo que sea un aspecto que influya en la decisión del bonista acreedor. Quiza prestarle a una economia en problemas hasta resulte mas atractivo porque genera mas intereses.
    Es decir…es un escenario que a todas luces conduce a crisis de pago y sin embargo se realimenta sin freno. Pero en el capitalismo también la innovación permanente conduce inevitablemente a crisis de sobreproducción y sin embargo cada capitalista en particular no deja de innovar si quiere sobrevivir como tal.

    Luego, entiendo que hay deudas que se toman para infraestructura, cuyos organismos tienen auditores y burocratas (BM, BID). Hay créditos que se toman para financiar proyectos científicos, como es el caso de la agencia ANPCyT. Estas deudas deberian servir para contrarrestar el atraso tecnológico crónico y revertir la situación en algún momento. Luego, los prestamos del FMI implican aceptar las recomendaciones sobre la marcha de la economia con leyes que provocaran indefectiblemente un empeoramiento en las condiciones de vida de las mayorias (esto está demostrado empíricamente…nunca dieron resultado las politicas del fmi). Y luego está la deuda que proviene de la emision de bonos y letras.

    En fin, el problema de la deuda es que no tiene una composición simple y no acepta entonces una receta simple, aún si se trata del programa de un gobierno de trabajadores que haya expropiado a la burguesía.

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    Hugo

    03/06/2019 at 15:59

  13. Rolo, qué opinas de esta nota de Anfibia en el qué se esbozan algunos posibles lineamientos de Les Fernandez? http://revistaanfibia.com/ensayo/la-economia-despues-la-grieta/

    Entre otras cosas, sí mencionan la importancia de generar dichos dolares genuinos o de la reinversión del excedente. Obviamente, 0 mención al posible ajuste que se viene.

    También hablan del New Green Deal que está tan en boga en usa.

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    Walter

    03/06/2019 at 18:50

  14. Profesor Astarita, tiene una errar en la cita del artículo de Gerardo Uceda, según su redacción me inclinaría a pensar que Uceda tiene razón ya que además de escribir tiene una máquina del tiempo y manda artículos del futuro al pasado, en este caso escribiendo en Agosto de este año o lo mismo la tiene usted, mucho lío jjajajjaa. El caso es que en el link pone que es de 2018 y no de 2019, por si lo quiere modificar aunque no lo veo muy importante.

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    vacioynausea

    23/06/2019 at 16:39

  15. Rolando, tomo tu crítica a Anino y Castillo y acuerdo también con que, como decís en esta entrada, «…la medida de no pagar la deuda y romper con el FMI no es en sí misma una solución si no se dice qué clase social instrumentará esa medida, con qué poder la llevará adelante, y en el marco de qué programa». Ahora bien, desde esta posición, ¿qué consigna/s corresponde/n a la izquierda marxista -que sigue siendo la única fuerza progresivamente revolucionaria- ante las idas y vueltas del gobierno de Alberto (y de cualquier otro gobierno burgués anterior, contemporáneo o futuro) con FMI, bonistas, mandatarixs exteriores, el gobierno estadounidense, y todo el etcétera capitalista que busca imponer sus lógicos intereses de clase a través del cobro de una deuda en gran parte odiosa e ilegal? ==> ¿Cuál es la praxis genuinamente revolucionaria ante la negociación de la deuda?

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    Roberto Lavat

    18/02/2020 at 21:28

    • Es imposible establecer una práctica marxista en concreto haciendo abstracción de las fuerzas con que se cuenta para llevarla adelante. Para decirlo de forma más concreta: la inmensa mayoría de la izquierda y del activismo está completamente en contra de las posiciones que defiendo en este blog. Los enfoques son casi opuestos, no solo en la cuestión de la deuda, sino en todo lo que respecta al análisis de la crisis económica y las luchas sociales. Desde el aislamiento en que estoy, lo único que puedo hacer es plantear mis puntos de vista sobre estos problemas. Para llevar adelante una táctica política hay que ganar para el marxismo al menos a algún sector de la vanguardia.

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      rolandoastarita

      18/02/2020 at 22:32

  16. Rolando
    La deuda funciona como un mecanismo de compensación a la baja productividad del trabajo local en relación al mercado mundial?

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    matias

    07/02/2022 at 17:31

    • No veo que la deuda sea ese mecanismo de compensación. Después de todo, EEUU es el país más endeudado del mundo, y sus empresas son altamente productivas. Pienso que el tipo de cambio real alto es el principal mecanismo de compensación de la baja productividad de una economía dependiente. Y por otra parte, las rentas (petroleras, mineras, agrícolas) que pueden recibir, y que están asociadas a ventajas naturales.

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      rolandoastarita

      07/02/2022 at 17:41


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