Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Crisis, fuga del excedente y deuda externa

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En notas anteriores (por ejemplo, aquí, aquí, aquí) hemos planteado que una de las razones de la debilidad de la economía argentina, y sus recurrentes crisis, es que buena parte del excedente (o sea, de la plusvalía) no se invierte productivamente; y que en una proporción elevada, sale del país. Esto es, a diferencia de lo que sostienen muchos neoliberales, la dificultad central no es la supuesta falta de ahorro, sino la inversión (en términos de Marx, la acumulación de capital).

En otros términos, mientras la historia neoliberal hace eje en bajar la “absorción” (compuesta por el consumo, el gasto estatal y la inversión) para equilibrar el sector externo, el enfoque que defendemos plantea la centralidad de la acumulación del capital (o de la inversión). Tengamos presente que en Marx la acumulación de capital, o sea, la reinversión de la plusvalía para reproducir en escala ampliada la producción, es la clave del desarrollo de las fuerzas productivas en el sistema capitalista (más en general, sobre el excedente y el enfoque de los clásicos, aquí). En Keynes,  Kalecki y muchos poskeynesianos, aunque no en el keynesianismo bastardo, la inversión también juega el rol central del crecimiento En particular, en Argentina, la debilidad de la inversión es la causa de la baja productividad de la economía, lo que a su vez está en la base del desarrollo deformado (o desarticulado) de la economía, las crisis cambiarias recurrentes y las periódicas recesiones (véase, por ejemplo, aquí, aquí).

La fuga de capitales en cifras

La fuga de capitales en los últimos años ha sido un elemento decisivo de la actual crisis. Tengamos en cuenta que entre 2016 y agosto de 2018 la acumulación de activos externos en billetes, por parte de residentes en Argentina, fue de 46.133 millones de dólares (BCRA, Mercado de Cambios).Si se tiene en cuenta, además de la acumulación en billetes, las inversiones directas de residentes (sector privado no financiero) en el exterior y otras inversiones, el acumulado de formación de activos en el exterior fue de 54.916 millones de dólares. Dado que el PBI actual (segundo trimestre de 2018), medido al tipo de cambio $38/us$, es de unos 430.000 millones de dólares, la fuga de capitales bajo el gobierno Cambiemos equivale a, aproximadamente, el 13% del producto. A su vez, el déficit agregado de cuenta corriente entre 2016 y junio de 2018 fue de 63.872 millones de dólares (Indec). O sea, entre fugas de capitales y déficit de cuenta corriente sumaron 118.788 millones de dólares.

Por otra parte, la inversión extranjera directa acumulada, en el período 2016- agosto 2018, fue de solo 16.405 millones de dólares. La inversión de cartera, en cambio, fue de 81.466 millones de dólares. Esto es, cinco veces superior a la directa. El correlato de esa inversión de cartera fue el incremento del endeudamiento. La deuda externa pasó de 167.412 millones de dólares en diciembre de 2015, a 261.483 millones en junio de 2018. Esto significa que se se incrementó en 94.701 millones de dólares, un 56% de aumento. De manera que la economía se mantuvo en base a endeudamiento. Todo apunta a lo mismo: la extrema debilidad de la acumulación productiva.

De las Lebac a las Leliq

 En las últimas semanas el Banco Central ha contenido (al menos parcialmente) la salida de capitales en base a tasas de interés cada vez más elevadas. Con el agregado de que el desarme de las carteras de Lebac (sobre el crecimiento explosivo de las Lebac, aquí) tiene como contrapartida el crecimiento explosivo de las Leliq (Letras de Liquidez del Banco Central). Las Leliq son letras a 7 días, y en estos momentos están pagando una tasa del 73% anual. En lo fundamental, son utilizadas por los bancos para integrar los encajes. Tengamos presente que el Central elevó los encajes al 44% sobre el total de los depósitos, y le permite a los bancos integrar esos encajes con Leliq (también con Nobac, Notas del Banco Central). Con eso el Central busca que los bancos capten depósitos, por los cuales pagan una tasa anual del 40%, aproximadamente, por depósitos a 30 días. O sea, los bancos disponen del bonito negocio de cobrar 73% de interés al Central y pagar el 40% a los ahorristas. Por supuesto, las tasas “vuelan”. Por ejemplo, el costo promedio de un adelanto de cuenta corriente –un instrumento de financiamiento común de las empresas- se ubica, en la primera semana de octubre, en el 79% anual (información de La Nación). Esto es, en medio de la recesión, con las ventas y la producción derrumbándose, la tasa de interés, en términos reales (descontada la inflación), es de por lo menos el 35%.

Pero además, dado que el stock de estos títulos es de unos 434.000 millones de pesos, con una tasa del 73%, el Banco Central pagaría intereses por unos 317.000 millones de pesos (¿no era que el Central ya no iba a emitir?). Esto es, el gobierno desarma la bomba de las Lebac armando la bomba Leliq.

La otra deuda en fuerte crecimiento es la que toma el gobierno mediante las Letes (Letras de Tesorería). Las Letes son de corto plazo, están exentas de impuestos, y se emiten en pesos y dólares. A fin de desarmar las Lebac, el gobierno permitió suscribir con Lebac en pesos las Letes en dólares. Por eso el 70% de su demanda viene de los inversores (entre ellos hay inversores institucionales, por ejemplo la Anses) que desarman sus carteras de Lebac. Las Letes en dólares a 210 días pagan una tasa del 4%; su stock, en agosto, era de unos 14.100 millones de dólares. A lo que se suma, naturalmente, la nueva deuda contraída con el FMI.

Debilidad estructural

Como ya hemos planteado en notas anteriores, la fuga de excedente no es un fenómeno nuevo en Argentina. Por caso, entre 2002 y agosto de 2018 la formación de activos externos del sector privado no financiero fue de 158.592 millones de dólares. De estos, 103.676 millones corresponden al período 2002 – 2015; y 54.916 millones, como vimos, al período del gobierno de Macri.

De todas maneras, durante buena parte de la primera década de los 2000 esa salida de plusvalía pudo ser financiada con el superávit de la balanza de bienes y servicios. El tipo de cambio alto primero, y la suba de los precios de las materias primas, después, fueron decisivos para que esto ocurriera.

Sin embargo, no se superó el carácter atrasado del capitalismo argentino. De hecho, la inversión en términos del PBI se mantuvo en los mismos promedios que en los 1990 –la década de la supuesta “acumulación financiera”-, y muy lejos de los niveles asiáticos (Corea del Sur o China, por caso). Una expresión de esta debilidad es la baja participación de Argentina en las exportaciones mundiales: apenas el 0,3% del total (0,4% de participación en las importaciones, promedios 2010-2016, datos WTO, 2017).

En ese marco, a partir de 2010 el balance de cuenta corriente pasó a ser deficitario. En los seis años que van desde 2010 a 2015, el déficit acumulado de cuenta corriente fue de 49.026 millones de dólares. En ese lapso la inversión extranjera directa fue de 56.930 millones de dólares. Y hubo una salida de capitales por 41.987 millones de dólares. Este desequilibrio se manifestó en la continua caída de las reservas internacionales. A partir de este punto, la dinámica del elevado endeudamiento que alentó el gobierno de Macri solo podía desembocar en una nueva crisis desde el momento en que comenzara la retirada de los capitales especulativos, y se cortara el crédito.

Algunas conclusiones

A partir de lo expuesto, agreguemos algunas observaciones finales. En primer lugar, la fuga de capitales es la expresión de una lógica de la clase dominante nativa. Esto es, los capitales no salen porque lo ordene alguna potencia colonial, sino porque la burguesía argentina lo considera conveniente para sus intereses. Por eso el fenómeno abarca a poseedores de capital dinero de todos los colores, desde convencidos ultraliberales hasta patriotas en dura lucha contra la patria financiera.

En segundo término, dado que el centro de los problemas del desarrollo es la no inversión, se explica que las crisis no sean del tipo de las que ocurren en los países capitalistas industrializados. Estas últimas se caracterizan por la sobreproducción y sobreacumulación (o sobreinversión) de capital. La crisis argentina típica tiene por base la falta o debilidad de la inversión. Por eso suele estallar por el lado externo.

En tercer lugar, al poner el eje en la no inversión y la salida de plusvalía, se evidencia que las soluciones al atraso, la dependencia y las crisis recurrentes no pasan por recetas del tipo “imprimir todo el dinero que haga falta”, como pretenden algunos partidarios del keynesianismo bastardo. Tampoco sosteniendo la demanda en base a déficit financiado con deuda creciente. Este tipo de experimentos solo preparan el estallido de renovadas crisis.

En cuarto lugar, desde el enfoque que defendemos, el crecimiento de la deuda externa es, en lo fundamental, un producto de la salida de excedente. De hecho, la deuda externa ha servido para financiar la fuga de capitales. Con esto no pretendemos negar que la deuda agrave los problemas de la acumulación, y sea también un causal de salida del excedente. Lo que queremos enfatizar es que no se trata de un factor autónomo, como pretende buena parte de la izquierda “radical”. Planteo, este último, que abona la creencia de que los problemas del capitalismo argentino se podrían solucionar con reformas, del tipo “no pagar la deuda”, sin afectar de alguna manera sustancial las relaciones sociales de producción.

En quinto lugar, los déficits recurrentes en el sector externo, y la tendencia a superarlos vía tipo de cambio alto (baja de salarios, empeoramiento de las condiciones laborales) constituyen otra manifestación de la debilidad del capitalismo argentino. De ahí que la salida de la crisis que propone el capital (y el FMI lo expresa) pase siempre por aumentar la explotación del trabajo. En particular, en el actual cuadro recesivo –disminución del consumo, de la inversión, de la actividad industrial- los salarios están “en caída libre”, atenazados por las devaluaciones, la alta inflación y la creciente desocupación.

En sexto lugar, sostener el tipo de cambio por medio de altísimas tasas de interés, además de debilitar más la inversión, acelera las condiciones para que la crisis cambiaria y la recesión deriven en una crisis financiera de proporciones. Esta ocurre cuando los bancos no pueden recuperar los créditos concedidos, se multiplican las quiebras y se desvalorizan masivamente los capitales. Estas dinámicas son características del desarrollo de la crisis y siempre agravan la situación de la clase trabajadora y los sectores populares.

Por último, se plantean tres preguntas claves. La primera es acerca de qué se hace con el excedente. La plusvalía, ¿termina en una cuenta en Suiza, o en Panamá, etcétera, o se reinvierte productivamente? La segunda se refiere a quién produjo esa plusvalía. Pregunta que nos lleva al “espinoso asunto” de la explotación del trabajo. Y la tercera pregunta es quién decide qué se hace con el excedente. Pregunta que interpela a la propiedad privada del capital. De ahí la alternativa que va a la raíz del problema: deben ser los mismos productores –los que generan el excedente- los que decidan qué se hace con él. Pero para esto, hay que desarmar el poder del capital.

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Written by rolandoastarita

06/10/2018 a 13:40

23 respuestas

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  1. Gracias por la clara explicación. Me queda una duda, que respetuosamente le planteo: devsu texto deducí (espero que bien) que Argentina tendría una economía deficientemente desarrollada por una baja inversión productiva, que se traduciria en bajo indice de exportación, ingreso de capitales solo para colocaciones financieras, adquisicion de divisas de modo rentistico (vgr. Soja) etc.. ¿porque paises vecinos como Chile, donde mas de la mitad de las importaciones son minerales (rentistico también), con un fuerte sector de servicios, y una escasa produccion de manufactura local, tienen la estabilidad y el crecimiento económico que ostentan? ¿ O sea, porque a Argentina le pasa que ,por la baja inversión, el capitalismo «industrial» parasitario local (que vive de subsidios sin mejorar productividad ni calidad) y el «rentismo» , le suceden crisis de deuda, cambiarias y financieras? ¿porque no a otras economias (salvo Venezuela) similares no?
    Gracias desde ya por leer

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    Jose

    06/10/2018 at 19:14

    • No tengo el conocimiento suficiente para responder sobre la economía chilena. De todas formas, la debilidad de la inversión productiva es un fenómeno bastante general en América Latina. Entre los países con tasas más elevadas de crecimiento en los últimos 50 años no encontramos ninguno latinoamericano. Son China, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Singapur, Corea del Sur y Tailandia. En todos estos hubo una alta tasa de inversión; y las tasas de crecimiento del PBI por habitante han sido mayores al 3,5% anual en el último medio siglo. Un promedio de crecimiento más elevado que el de EEUU. Tampoco hay países latinoamericanos entre los de más elevado crecimiento en los últimos 25 años (entre ellos están Belarusia, Camboya, India, Vietnam, Laos).

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      rolandoastarita

      06/10/2018 at 23:26

  2. El artículo es bueno, por cuanto aporta bastantes datos acerca de la «debilidad estructural del capitalismo argentino». Eso creo que está fuera de discusión. Ahora bien, Astarita por ejemplo dice: «…la fuga de capitales es la expresión de una lógica de la clase dominante nativa». Sin embargo, es innegable el hecho de que una parte de la fuga de capitales se explica no solo por la formación de activos externos de la
    burguesía local, sino también por el giro de dividendos de las empresas transnacionales -no menciono el desarme de posiciones en títulos y bonos locales del capital financiero internacional puesto que el mismo sigue su propia lógica. En 2010/2011, por ejemplo, el giro de utilidades fue de 4230 y 4495 millones de dólares respectivamente. Y esto con tasas de crecimiento del PBI -supuestamente- en torno al 9%. ¿Acaso el capital transnacional se ve afectado por la misma lógica que la burguesía local y esto inhibe la reinversión transnacional del plusvalor? También es conocido el hecho de que el trabajo subsumido bajo el mismo capital transnacional es menos productivo en la Argentina que en su país-casa matriz. Las razones pueden ser que la mano de obra resulte más barata que los medios de producción modernos o que la producción esté limitada al mercado interno, dado que la sustitución de importaciones nunca pasó decididamente a la fase de generación de exportaciones competitivas en el mercado mundial, o ambas cosas a la vez. En cualquier caso está claro que la burguesía argentina es débil, que no controla ni «su» propio proceso nacional de acumulación del capital, y que la famosa «lluvia de inversiones» que se presumía llegaría como moneda de cambio de políticas pro mundialialización demuestra la dependencia en cuanto a la detererminación privada transnacional de la inversión. Pero las preguntas entonces surgen solas: ¿Porqué la burguesía local no propende a invertir productivamente el plusvalor? ¿Qué extraña fuerza la compele a la fuga de capitales? ¿Es que simplemente no puede competir con las empresas transnacionales por la distribución del plusvalor en «su» propio espacio económico?

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    luisgac

    07/10/2018 at 02:16

    • Con la nota solo intento centrar el problema en la acumulación de capital y su relación con la clase capitalista. Una consecuencia de esto es plantear la cuestión en términos de actitud de clase. Pienso que esta es la primera discusión que debería darse, porque, al menos en la izquierda, no hay acuerdo sobre esto. De hecho, la mayor parte de la izquierda piensa la cuestión del subdesarrollo en términos nacionales (la «nación explotada por el imperio», etcétera). Si hay acuerdo sobre esto, se allanaría el camino para analizar el porqué de la no inversión. Un tema que, intuyo, es más general en América Latina (¿por qué en AL no encontramos las tasas de acumulación que se hubo en Corea del Sur o China?). Como hipótesis provisoria, creo que es digna de tener en cuenta la llamada «estructura social de acumulación» (ver aquí). Algo de esto explicaría por qué no basta con una alta tasa de rentabilidad durante algunos años para que haya alta inversión. Más en general, es difícil creer que los argentinos que tienen sus fondos en paraísos fiscales, en cuentas bancarias en Suiza, o que invierten en propiedades en Miami, lo hagan porque «no pueden competir con las empresas transnacionales». Incluso, en muchos casos se dan asociaciones entre el capital nacional y el capital extranjero. Y buena parte de esos rendimientos se colocan en el exterior. A lo cual agrego (lo he planteado en alguna de las notas citadas en esta entrada) que otra parte del excedente quedó en Argentina, pero en inversión residencial (parece ser el caso de la renta agraria), o financió gasto improductivo.

      En cuanto a la remesa de utilidades por parte de empresas extranjeras, habría que analizar si constituye una diferencia específica del capitalismo argentino (o latinoamericano). Intuyo que no es así. Después de todo, países que han recibido una alta inversión extranjera en las últimas décadas han tenido altas tasas de inversión.

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      rolandoastarita

      07/10/2018 at 09:58

    • Gracias por la respuesta Profesor. Me queda un poco más claro su enfoque. Sin embargo, aún persisten más dudas que certezas sobre los problemas relacionados a la débil acumulación capitalista en la Argentina. Lo cual, por otra parte, no es un crítica, al contrario las preguntas que usted plantea y sus críticas a los «enfoques clásicos» de la izquierda argentina incentivan el espíritu crítico y la investigación.
      Pienso que la concentración y centralización transnacionales de capital en ciertos casos dificulta más que favorecer la formación de nuevo capital. En la argentina a fines de la década del noventa la mayoría de la inversión extranjera directa iba a parar a fusiones y adquisiciones y no a la formación de nuevo capital. Usted citó el caso de Corea del Sur y China. Pero en Corea del sur se formó una burguesía capaz de liderar la acumulación nacional del capital basándose en un fuerte desarrollo de las fuerzas productivas a largo plazo para encarar la competencia internacional y expandirse globalmente -allí están las transnacionales coreanas: Samsung Electronics, Hyundai Motor, LG Electronics, Kia Motors, etc. En China pasó algo similar, con la salvedad que el sector público tiene un peso superior a la media de los países capitalistas. Según M. Roberts: «China tiene un stock de activos del sector público por valor de 150% del PIB anual;
      Sólo Japón tiene algo similar con el 130%. Todas las otras economías capitalistas importantes tiene
      menos del 50% del PIB en activos públicos. Cada año, la inversión pública de China en relación al
      PIB es de alrededor del 16% en comparación con el 3-4% en los EEUU y el Reino Unido.» Yo no veo por ninguna parte a las transnacionales argentinas comiéndose el mercado mundial, y el sector público es débil en términos de desarrollo productivo -más allá de la expansión improductiva de gasto público.
      Creo que vamos a coincidir que en el mundo hay burguesías nacionales fuertes y otras más débiles e incluso prácticamente inexistentes. Pero esto no tiene nada que ver con la “nación explotada por el imperio” sino con la aplicación de las leyes generales de la acumulación a escala mundial, de la misma manera que en un país los capitalistas fuertes se tragan a los débiles: esto es, la centralización transnacional del capital.
      En definitiva, creo que es importante emplear el «método genético» e ir a la genesis originaria (en mi opinión derivada) del capitalismo en las periferias del mercado mundial para entender el porqué de la débil «estructura social de la acumulación», un concepto verdaderamente interesante por cuanto integra el problema de las condiciones sociales y políticas para la acumulación, si bien el modo de producción es determinante.

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      luisgac

      07/10/2018 at 14:40

    • Estoy de acuerdo en que hay que estudiar los casos particulares para entender por qué y cómo hay desarrollo en algunos países y en otros no. En Corea del Sur, por ejemplo, parece haber sido decisivo, entre otros factores, el elevado grado de explotación del trabajo, situación garantizada por un Estado «fuerte» (años de dictadura). Más una política de favorecer la acumulación de los grandes conglomerados, a los cuales se los subsidiaba, pero con la exigencia, en contrapartida, que debían competir en el mercado mundial con sus exportaciones (es la interpretación en la línea de Amsden, Evans, Chang). En el caso argentino, además, pienso que es necesario remontarse al siglo XIX, por ejemplo para explicar por qué el desarrollo capitalista fue tan distinto del que tuvieron Canadá o Australia.

      De todas formas, insisto en que en primer lugar deberíamos discutir si se está o no de acuerdo en que el eje de los problemas está en la débil acumulación de capital productivo. Por ejemplo, el kirchnerismo y el peronismo más o menos progre pasa de largo totalmente sobre este asunto. No encuentro un solo escrito o discurso en el que se plantee que a lo largo de los 12 años del «modelo productivo» hubo una intensa fuga de excedente. Ni por asomo se menciona el asunto, y mucho menos se discute su importancia. Tampoco en la izquierda veo que se discuta mucho la cuestión. No es casual que alguien como Bregman termine diciendo que la economía bajo dirección del «compañero Kicillof» andaba pasablemente bien. O que se explique que todos los problemas de la economía argentina se deben a que «somos una colonia de EEUU y el FMI» (al pasar, pienso que no hay inocencia en estas explicaciones nacionalistas).

      Una observación: pienso que en los 1990 hubo más que simple inversión para adquisiciones y fusiones. Si bien la economía continuó siendo atrasada y dependiente, hubo un cierto crecimiento del capital productivo. No hay por qué negarlo (como tampoco se puede negar que en los 2000 hubo un cierto crecimiento del capital productivo). O sea, es equivocada la interpretación de que en los 90 todo fue acumulación financiera y parasitaria. El asunto fue más complejo. Lo he discutido en otras notas. Al respecto, son interesantes los datos que presentan Kulfas, M. y E. Hecker (1998): “La inversión extranjera en la Argentina de los años ’90. Tendencias y perspectivas”, Estudios de la Economía Real, Nº 10, octubre, Centro de Estudios para la Producción. Kulfas estuvo con el menemismo y luego estuvo cerca del kirchnerismo. Por otra lado, la misma UIA ha reconocido que en los 90 hubo una renovación del parque industrial; y que aumentó la inversión en energía. Esto explica también por qué la recuperación del 2002-3 fue relativamente «fácil»: salarios derrumbados (medidos en dólares y en pesos); alta capacidad ociosa; tarifas baratas; tipo de cambio «recontra alto»; equipos que se habían modernizado en los 90. Por supuesto, insisto, admitir esto no tiene nada que ver con el cuento del menemismo de que Argentina había pasado a ser del primer mundo.

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      rolandoastarita

      07/10/2018 at 15:34

    • Coincido en su análisis de Corea del Sur, es decir, fue clave el rol del Estado Burgués y la represión física y salarial de la fuerza de trabajo para acelerar la acumulación capitalista. Lo cual, por otra parte, habla de una burguesía originaria interesada en el desarrollo nacional de las fuerzas productivas como base a su expansión internacional, más allá de que, como asalariado y marxista que soy, repudie. Tampoco se puede menospreciar ni soslayar el aspecto geopolítico: después de la guerra de corea y en plena guerra fría no creo que a la potencia capitalista hegemónica le resultara auspicioso un capitalismo débil en plena frontera con el tantas veces mal llamado «campo socialista». Lo que pasa es que en un comentario es difícil ser preciso sin extenderse demasiado.
      De acuerdo también estoy con que hay que analizar como ocurrió la transición al capitalismo en la Argentina y su inserción en la división internacional del trabajo y como ésta se vió modificada a lo largo del tiempo. Los modos de articulación del bloque de clases dominantes o la orientación de clase de la política económica en cada período pueden aportar pistas. Desde ya que bibliografía sobre estás problemáticas hay y mucha, pero no creo que el debate esté clausurado, para nada.
      Sí, por supuesto, estoy de acuerdo en que «los problemas está en la débil acumulación de capital productivo», y en que ni la «orientación neoliberal» ni el enfoque de aparente conciliación de clases del populismo burgués han ofrecido una salida capitalista al problema del desarrollo insuficiente -competitivamente hablando- de las fuerzas productivas argentinas. De hecho, los datos de fuga de capitales vía remisión de utilidades que compartí en el comentario anterior corresponden al período kirchnerista, de modo que también estoy de acuerdo con la siguiente afirmación: «…a lo largo de los 12 años del “modelo productivo” hubo una intensa fuga de excedente».
      Coincido además con su observación sobre el rol de la inversión extranjera directa durante los 90s. De hecho, fui lo suficientemente prudente para afirmar que en ciertos y no en todos los casos dificulta la formación de nuevo capital y que fue a fines del período -recesión- que fusiones y adquisiciones explicaba la mayor parte del flujo de IDE. Notablemente la venta de YPF a Repsol en 1999, y en 2002 el pase de Pecom a Petrobras, Terrabusi a Nabisco, Bagley a Danone, etc. Está claro que la convertibilidad con tipo de cambio fijo favoreció hasta cierto punto la acumulación del capital con cambio tecnológico dado que era ventajoso importar nuevas tecnologías ahorradoras de mano de obra, si bien como usted dice no avala el cuento menemista de la transición al primer mundo.
      De acuerdo a los datos que pude obtener en una búsqueda rápida (voy a intentar encontrar otras fuentes para contrastar), el flujo de IED entre 1984 y 1989 fue el 0,6% del total de los flujos mundiales de IED, mientras que en el período 1997/99 el mismo guarismo se eleva al 2%. Como contra partida la razón de remisión de utilidades a utilidades totales pasa del 26% al 60% de una década a otra. Como si la libre movilidad del capital extranjero en el país facilitara la entrada pero también la salida. Además durante el período 1990/99, del monto total de las inversiones de fimas extranjeras (IFE, sin consideración a la fuente de financiación) el 51% formó nuevo capital mientras que el 49% restante fue a fusiones y adquisiciones de capitales privados (37%) y empresas estatales (12%).
      Por último, la parte más interesante -y no se si coincido pero es una hipótesis interesante que habría que desarrollar más-, es cuando usted dice: «dado que el centro de los problemas del desarrollo es la no inversión, se explica que las crisis no sean del tipo de las que ocurren en los países capitalistas industrializados. Estas últimas se caracterizan por la sobreproducción y sobreacumulación (o sobreinversión) de capital. La crisis argentina típica tiene por base la falta o debilidad de la inversión. Por eso suele estallar por el lado externo». Es decir, bajo un modo de producción específicamente capitalista, la inversión se desploma (generalmente) porque cae la tasa de ganancia -especialmente en el momento en que la tasa de ganancia cae en mayor proporción que lo que crece la acumulación contrayendo la masa de beneficios. No sucede a la inversa, es decir, no es que la tasa de ganancias se cae porque cae la inversión, sino que la inversión cae porque declina la tasa de ganancia -de acuerdo a la evolución de sus dos determinantes fundamentales la composición orgánica y la tasa de plusvalor. Es cierto que lo que usted dice -según interpreto, corríjame si me equivoco- no es que la inversión tiende permanentemente a desplomarse sino que existe una subinversión de largo plazo, aun en períodos de tasas de ganancia generalmente altas, que origina las crisis.
      PD: en donde yo trabajo, no voy a decir donde obviamente, se están liquidando productos (que son de alto valor agregado) prácticamente a la mitad de su precio de lista no porque haya subinversión sino precisamente por sobreproducción e insuficiencia de realización. Pero supongo que usted se refiere a la economía como un todo.

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      luisgac

      07/10/2018 at 22:49

    • Dos cuestiones. Primero pienso que hay que evitar explicar la debilidad del desarrollo capitalista argentino por alguna suerte de «tara congénita» de la burguesía argentina. Esta fue una explicación bastante frecuente en la intelectualidad progre-izquierdista. Pienso que es una explicación psciológica superficial, que supone lo que hay que demostrar.
      En segundo término, cuando digo que no es una crisis de sobreacumulación o sobreinversión lo planteo porque no creo que se pueda decir que hubo sobreinversión en producción de energía, infraestructura de transporte, producción industrial. Incluso los problemas derivados del agro este año tuvieron que ver con la caída de la producción, no con sobreproducción. Por eso la crisis se manifiesta por el sector externo. Incluso la fuga de excedente ocurre porque no se invierte. Y la fuga de excedente prepara las condiciones para el estallido de la crisis. Por supuesto, una vez que estalla la crisis se extiende la caída de ventas y hay empresas que liquidan existencias (máxime con una tasa de interés altísima). Pero esta es una cuestión de otra naturaleza.

      Le pido si puede hacer comentarios un poco más breves.

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      rolandoastarita

      08/10/2018 at 10:43

    • Tiene razón, el último comentario me ha quedado muy largo. No es mi estilo, me deje llevar. Le pido disculpas. De todos modos estoy satisfecho con las respuestas. Para los puntos de debate que puedan quedar abiertos en cuanto tenga tiempo escribo una nota y le pego el link por mail, por si en algún momento tiene tiempo de darle una revisada. Un saludo.

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      luisgac

      08/10/2018 at 11:08

  3. Profe, disculpe que use este espacio realizar la siguiente consulta:
    Estoy construyendo mi propia web y me gustaría saber qué plataforma o tecnología usted utiliza en su web. Me gusta la interfaz de su web, me parece muy conveniente por variadas razones. Me gustaría copiarla y mejorarla incluso. Eso no más. Espero no molestar. Desde ya muchas gracias. Atte. un ex alumno de «Cambios en el Sistema Económico Mundial» en Sociología – FSOC (UBA).

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    Enrique S

    09/10/2018 at 01:24

  4. Estimado luisgac,
    Escribes
    @Sí, por supuesto, estoy de acuerdo en que “los problemas está en la débil acumulación de capital productivo”, y en que ni la “orientación neoliberal” ni el enfoque de aparente conciliación de clases del populismo burgués han ofrecido una salida capitalista al problema del desarrollo insuficiente -competitivamente hablando- de las fuerzas productivas argentinas.@
    Interesante colocación.
    Mas recordemos que en Argentina existe una «genial» marcha,
    https://es.wikipedia.org/wiki/Marcha_Peronista
    que promueve la destrucción del capital!
    Por lo tanto, Argentina y los argentinos y las argentinas lo están consiguiendo.
    Por qué un burgués iria atrás de una solución para una salida al problema del desarrollo insuficiente quando la población quiere otra cosa?
    Vea que los grandes capitales se mueven alrededor de las empresas que tratan con los servicios básicos, alimentación, o con «juguetes» para adultos (autos, celulares, futbol,…).
    Como «asalariado y marxista» que es, ahora deverá enfrentar las consecuencias. Vive en el país que se merece.

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    clemente

    09/10/2018 at 10:06

    • Tranquilo @clemente, tranquilo…En rigor la marchita dice «combatiendo al capital». Combatir no es igual a destruir. Por ejemplo, un sindicalista puede ser muy combativo e inflexible en la lucha por aumentos de salarios y/o mejoramiento de las condiciones laborales, y sin embargo no luchar por la transformación socialista de las relaciones de producción capitalistas. Puede tener, de hecho, cero conciencia política de clase. Esto los lleva muchas veces a llevarse la cabeza contra la pared durante las crisis puesto que el sistema capitalista se basa en la determinación privada de la inversión y hasta que la rentabilidad no haya sido restaurada generalmente los empresarios no invierten o invierten poco. Por otra parte, le aconsejo que no se tome tan literalmente la frase «combatiendo al capital» de la marchita. En Argentina nadie sensato que conozca se la toma en serio. Por lo menos ninguna de las cúpulas de los peronismos presidenciables. De modo, que si usted se la cree solo me deja una de dos opciones posibles: o ha sido usted timado o no tiene sentido del humor.

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      luisgac

      09/10/2018 at 19:11

    • Puede ser que esté con bajo sentido del humor.
      Mas en la Argentina existe el capitalismo de estado. Diferente del capitalismo de livre mercado. Este último no existe en Argentina.
      Por tanto, el grande problema de la Argentina es el BCRA. Enquanto la población continue burra y no entienda que la pérdida del valor del peso se deve a la inflación generada por este maléfica institución, que la inflación es un problema monetario causado pelo proprio BCRA, nunca se saldrá de la mediocridade.
      Despues deveremos repensar la Argentina, a fin de definir que tipo de contractualismo seguimos. El de Hobbes, el de Rousseau o el de Locke.
      Mas detalles ver «Bajo el imperio de las ideas morales», de Mariano Grondona.
      Yo prefiero el de Locke.
      Es una pena que el argentino no haya entendido todavia este assunto de la inflación. Después de tantos años de esta enfermedad.
      Todo esto hace que hoy Argentina sea un país cerrado,
      https://www.fraserinstitute.org/studies/economic-freedom-of-the-world-2018-annual-report

      Haz clic para acceder a TheGlobalCompetitivenessReport2017%E2%80%932018.pdf

      Y con esto de las leliqs, el gobierno continua a fomentar la timba.
      Y la consecuente desinversión.
      Argentina, linda novela…..

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      clemente

      10/10/2018 at 12:53

  5. Si la debilidad estructural del capitalismo argentino depende de los cronicamente deficientes niveles de inversión, qué es lo que a su vez determina esto último? es decir, por qué se invierte poco? Si la baja inversión se explica por una rentabilidad insuficiente, podemos explicar por qué en el espacio de acumulación llamado «Argentina» esto es así? Algunos plantean que el de Argentina constituye un capitalismo esencialmente agrario, chico y tardío (en cuanto a inserción en cadenas de producción y mercados industriales), lo que implica altos costos, baja productividad e imposibilidad de competir internacionalmente. Los capitales industriales locales (o extranjeros radicados aquí) sobreviven en base a apropiacion de renta via subsidios, o tansferencias a partir de deuda. Es viable ese esquema explicativo?

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    Anibal

    09/10/2018 at 13:26

    • Yo lo interpreto de modo similar, pero agregando otros diferenciales como la capacidad ociosa fabril (que no es nada despreciable), un cierto «mercado interno» (rehén de la deficiente producción interna cuando hay proteccionismo, y víctima de la desocupación cuando se abren laa barreras), y una clase obrera bastante organizada (que segun los diarios burgueses , era la mejor paga en dólares de la región hasta hace un tiempo atras).
      Pero no se si es una interpretación basada en hechos objetivos o una impresión forjada por sesgos. Estaría bueno una visión académica como la de Astarita para confirmarlo.
      Saludos

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      Jose

      09/10/2018 at 23:25

    • Anibal! Supongo que cuando te referiste al capitalismo argentino querías decir SU INDUSTRIA, ya que la producción de la pampa húmeda -principal fuente de exportación- es extraordinariamiente alta (produce alimentos capaz de alimentar a 400 millones de personas, cuando la población local es de sólo 45 millones), y su productividad es de las más altas del mundo, superando tanto a la de la llanura central de EE.UU., y ni que hablar de la llanura ucraniana, destruída en su capacidad productiva desde los tiempos de Stalin. Estas son únicas comparables por su magnitud, otros actores en la producción agraria -Australia, Canadá) ni siquiera pueden compararse por su escaso tamaño en relación a la argenta. Sí coincido en la explicación que intentas dar en relación a la industria nacional. Saludos!

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      Mariano

      10/10/2018 at 11:28

  6. Exactamente Mariano, quise referirme a la baja productividad y competitividad del sector industrial, que según algunos solo sobrevive a expensas de chupar recursos de otras fuentes, generalmente renta o deuda.
    De acuerdo a ese enfoque, la producción agraria habría dado lugar históricamente en Argentina a un complejo industrial que, al amparo de la renta, pudo crecer y expandirse pero sin alcanzar nunca la capacidad de sostenerse por sí mismo.
    Sin embargo la fortaleza y debilidad económicas del agro y la industria respectivamente se invertirían en su «reflejo» político: el agro es económicamente potente pero políticamente débil ya q emplea poca mano de obra, siendo el de la industria el caso inverso.
    Querría saber qué opina el profesor Astarita de esta línea explicativa.

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    Anibal

    10/10/2018 at 13:40

  7. Rolando, esto que dicen en una nota de Perfil, ¿es una burrada o tiene algo se verosímil?

    «El turismo fue el principal factor que explicó la fuga de capitales en Argentina desde 2011 hasta hoy, con una salida que llegó a un récord de USD 10.577 millones sólo en 2017». https://m.perfil.com/noticias/bloomberg/bc-cinco-senales-de-que-ya-paso-lo-peor-para-el-peso-argentino.phtml?rd=1

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    Walter

    12/10/2018 at 21:34

    • En 2017 el saldo negativo de turismo fue de alrededor de 10.000 millones de dolares el de importaciones fue de 54000 millones y con exprotaciones de 58600 hubo superavit comercial los intereses 8500 las utilidades y dividendos 2150 y la fuga de capitales 22.000

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      cecilia

      12/10/2018 at 23:50

  8. Rolando, viendo un debate en Crónica TV en donde estaba Patricio del Corro (PTS) y un economista de corte liberal, mientras Del Corro hablaba sobre la sangría que es el pago de la deuda externa y la propuesta del FIT de la salida por una AC, el economista lo frenó diciendo que la contra de la izquierda argentina es que no entiende nada de economía, ¿cómo se responde ante estas acusaciones? porque cada vez más invitan a estos personajes tipo Milei que despotrican fuertemente contra «los zurdos»

    https://www.youtube.com/watch?v=mFOHfuBH-1U&feature=youtu.be (minuto 28:08)

    Al pasar Del Corro habló sobre el desarrollo tecnológico (minuto 33) cito textualmente «El desarrollo de la tecnología permitiría que todo el mundo trabaje menos y pueda tener una mejor calidad de vida, pero se usa para que menos trabajen más tiempo», ¿cuál es su opinión sobre esto?

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    Lucas

    14/10/2018 at 15:51

    • Lo que dice Del Corro sobre el cambio tecnológico, el desempleo y el reparto de las horas de trabajo lo discutí en anteriores entradas (por ejemplo, aquí, aquí, aquí, aquí; más en general sobre socialismo y reparto del trabajo, aquí).

      En cuanto a la discusión Del Corro vs Santoro, escuché los 10 primeros minutos. Por lo que escuché, no veo que Santoro refutara convincentemente lo que decía Del Corro. Claro que lo que dice Del Corro en este debate (repito, escuché los 10 primeros minutos) es el tipo de reformismo burgués, o pequeñoburgués, que hace hincapié en la denuncia de la corrupción, y la ineptitud de los funcionarios. Allí Del Corro explica que en subterráneo se produjo una enorme estafa, que la empresa pagó coimas, recibió subsidios y no invirtió. En su apoyo cita una causa judicial en la que se demuestra que metrovías no invirtió 600 millones de pesos. También denuncia que se compraron trenes chatarra que se pagaron como nuevos; que esos trenes no entraban en las vías; y tenían material cancerígeno. O sea, los funcionarios, además de corruptos, serían unos inútiles. O sea, los problemas, según Del Corro, se deben a la corrupción, en primer lugar, y a la ineptitud. Para decir esto no hay que conocer Economía, ni tampoco hace falta la Crítica de la Economía Política (sobre El Capital para los días de fiesta, ver aquí).

      A todo esto Del Corro agrega otros dos argumentos: a) en todos los países se subsidian los transportes; b) el subte (o el gas) es un servicio, y como tal su provisión no debería dar ganancia para las empresas. Puede verse que para ambos argumentos tampoco hace falta la teoría marxista.

      El primero se lo da a Del Corro el mismo capitalismo (¿serio y no corrupto?) de otros países. El segundo recuerda las condenas de la Iglesia católica del interés por «inmoral». Lo que cambia es que en lugar del interés, ahora se condena la ganancia (¿o la plusvalía en general?). Claro que también se podría decir que el consumo del pan es esencial, de manera que las empresas insertas en la cadena productora de pan (o sea, trigo, harina, panaderías, transporte, más los insumos correpondientes) no deberían dar ganancias. Y lo mismo con cualquier otro alimento básico; y con la vestimenta; y así de seguido. Pero además, si se suprime la ganancia, ¿por qué no el interés y la renta de la tierra? En definitiva, ¿por qué no proponen una ley que prohíba la plusvalía? Pero, de nuevo, para decir esas gansadas no necesitan la teoría de Marx. Ni siquiera les hace falta conocer mínimamente de qué trata el sistema capitalista.

      Por último, al anterior coctel de reformismo burgués (y del tipo más vulgar) Del Corro le suma el inevitable toque nacionalista: si las empresas son extranjeras, los argentinos vamos a terminar subsidiando a los pasajeros ingleses (malditos piratas, siempre saqueando a nuestra querida patria).

      En este marco, cuando a estos exponentes de la izquierda los agarra un neoclásico, o un neoliberal que maneja un poco de teoría, les hace pasar un mal rato.

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      rolandoastarita

      14/10/2018 at 16:55

  9. Profesor
    Que piensa de la explicacion del presidente del banco central sobre la bomba de las leliq? y mas en general piensa que argentina entrera en default asuma quien asuma en 2020?

    https://www.cronista.com/finanzasmercados/Leliq-no-habra-una-bola-de-nieve-como-la-de-las-Lebac-segun-Sandleris-20181022-0055.html

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    cecilia

    23/10/2018 at 12:15


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