Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Argentina: tipo de cambio y desarrollo deformado

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En la nota anterior (aquí) planteé que en las últimas décadas, en Argentina, asistimos a una alternancia de períodos de tipo de cambio real alto y bajo, que fueron mediados por profundas crisis cambiarias y financieras. En esta nota se relacionan estas alternancias con un desarrollo económico profundamente deformado (la presentación completa se puede encontrar en los capítulos 10 y 11 de Economía política de la dependencia y el subdesarrollo, Universidad Nacional de Quilmes, 2013).

Condiciones de partida

Para empezar, digamos que la acumulación de capital –o, para simplificar, la inversión- está determinada, en lo esencial, por las perspectivas de ganancia de los capitalistas. A lo que se suma el “clima de negocios” (para usar una expresión keynesiana), que en términos marxistas podemos resumir en las condiciones generales –sociales y políticas- que garanticen la explotación de la fuerza de trabajo.

La tasa de ganancia, a su vez, depende positivamente de la participación de los beneficios en el producto (un Proxy de la tasa de plusvalía); del producto por trabajador; y negativamente de la relación capital constante / trabajo. En símbolos, siendo B: beneficios; K: capital constante; Y: producto (medido a moneda constante); L: trabajo, será B/K = tasa de ganancia (de nuevo, un Proxy a la tasa de ganancia “a lo Marx”), de manera que: B/K = (B/Y) (Y/L) (L/K).

Debido a que se trata de un país subdesarrollado, donde la productividad es baja en relación a los promedios internacionales (a excepción del sector sojero y cerealero, y algunas industrias particulares), este capitalismo sostiene la tasa de ganancia a través de la intensificación de los ritmos de producción, de una alta relación B/Y, y bajos salarios en términos de la moneda mundial.

Tipo de cambio y tasas de ganancia

Por otra parte, la tasa de ganancia de las diferentes ramas está influenciada por los precios relativos entre los bienes transables (BT; son los bienes que se exportan o importan); y los bienes no transables (BNT, típicamente servicios, por ejemplo transporte, educación, salud y similares). Esto es, las evoluciones de la tasa de ganancia están directamente influenciadas por las variaciones del tipo de cambio real. En este punto es necesario precisar que la influencia del TCR sobre la rentabilidad es de una naturaleza cualitativamente distinta a la que ejerce sobre la rentabilidad de los sectores productores de BT y BNT de los países adelantados. Esto se debe a que, como dijimos en la nota anterior, el tipo de cambio conecta un espacio nacional de productividad relativamente más baja con el espacio de valor mundial o los espacios de valor de países adelantados. Más precisamente, el tipo de cambio influye directamente en el costo del capital fijo (equipos, tecnología), con alto componente importado; y, lógicamente, en los ingresos en términos de la moneda nacional que reciben las empresas.

De ahí que la incidencia del TCR sobre las tasas de ganancia de los sectores productores de BT y BNT será compleja. En principio, y dada la influencia en los precios relativos, una suba (baja) del TCR aumenta (baja) la tasa de ganancia de los sectores productores de BT y baja (aumenta) la tasa de ganancia de los sectores productores de BNT. Si se tiene en cuenta el agro (de alta productividad), debe agregarse que el TCR alto tenderá a traducirse en un aumento de la renta agraria. Esta influencia también se hará sentir, lógicamente, en los costos salariales (sube el componente B/Y). En particular, porque el TCR significa salarios depreciados en términos de la moneda mundial.

Por otra parte, debido a que la suba del TCR aumenta el costo de importación de equipos, su aumento incide negativamente en la rentabilidad de las empresas que dependen de la importación de tecnología (componente L/K de la tasa de ganancia). Esto implica la posibilidad de desfases temporales importantes y de efectos de retardo en la evolución de la tasa de rentabilidad, en la medida en que los equipos se desgastan y hace falta reponerlos, o es necesario avanzar tecnológicamente para mantener en condiciones mínimas de competitividad a las empresas. Por eso el crecimiento sustentado meramente en un TCR alto (algunos llegan a hablar de un “modelo de desarrollo”) tiene constricciones de mediano y largo plazo en tanto no exista un fuerte proceso de inversión en tecnología, investigación y desarrollo e inversiones en infraestructura. A su vez, el TCR bajo tiende a favorecer a las empresas productoras de BNT. El TCR bajo también puede favorecer la renovación tecnológica; y decididamente influye en los patrones de consumo de la clase media y de la burguesía (importación de bienes de lujo; turismo al exterior, etcétera). De conjunto, y dadas las dificultades en la balanza comercial y de bienes y servicios, el TCR termina siendo insostenible, dando lugar a las crisis cambiarias que deprecian violentamente la moneda, revirtiendo hacia el tipo de cambio alto.

Crecimiento desarticulado

Por lo explicado más arriba, la tasa de ganancia de cada uno de los sectores será función del nivel salarial (en moneda nacional y en moneda mundial); de la relación capital/trabajo; de la productividad y del TCR. Dado que la tasa de ganancia gobierna la inversión, y dado que las fuertes variaciones del TCR inciden directa y violentamente en las tasas de rentabilidad, se entiende que el crecimiento de la economía sea extremadamente desarticulado. La participación de los sectores productores de BT y BNT puede variar bruscamente al compás de las variaciones del TCR, y de los precios relativos que acarrean. El crecimiento desarticulado repercute en el progreso tecnológico general; que a su vez debilitará la tasa de ganancia y las perspectivas de inversión.

En este cuadro incide, por otra parte, la tasa de interés y las entradas, o salidas, de capitales de cartera (inversiones especulativas), que buscan realizar rápidas ganancias aprovechando las oscilaciones del tipo de cambio y de los precios de los activos financieros. Estos movimientos de los capitales especulativos pueden contribuir a apreciaciones relativamente artificiales del tipo de cambio; y generalmente actúan como disparadores de las crisis cambiarias. En cualquier caso, constituyen un factor que potencia las distorsiones de la economía.

Precisemos una vez más que, por lo desarrollado, las valoraciones del capital invertido pueden sufrir bruscas modificaciones debidas a las variaciones del tipo de cambio. Y estas variaciones del TCR pueden alterar bruscamente las condiciones de transformación de valor generado en el espacio nacional, en valor mundial. Un tipo de cambio cercano al nivel de paridad de poder adquisitivo mejora las condiciones en que la plusvalía se transforma en valor mundial. Un TCR alto empeora las condiciones de transferencia del plusvalor, pero alivia la restricción externa, al permitir la obtención de divisas para efectuar esa transferencia. Esta contradicción es inherente a la inserción de la economía subdesarrollada en el mercado mundial.

En conclusión, existe una lógica en la alternancia de tipos de cambio real alto y bajo en Argentina en los últimos años, que van de la mano de ciclos de crecimiento extremadamente desigual entre sectores, y el estallido periódico de crisis cambiarias y financieras. Es de destacar que la dinámica repetida de estas crisis potencia el atraso tecnológico relativo. Los cambios bruscos de la rentabilidad de los sectores debilitan la acumulación de capital, que es la clave para superar el atraso. Por eso también se profundizan los desequilibrios estructurales; los diferenciales de productividad se acentúan porque ora un sector, ora el otro, sufre períodos más o menos prolongados de baja rentabilidad e inversión. A su vez, las crisis cambiarias y financieras periódicas imponen mayores costos, y el crecimiento de la deuda (en particular la externa) tiende a ser estructural. Esta dinámica agudiza el desarrollo desigual, propio de la misma dialéctica de producción de valor en espacios nacionales diferenciados por niveles de productividad. En definitiva, si bien no hay estancamiento permanente (como pretende alguna crítica de izquierda demasiado simplista), hay desarrollo desigual y deformado de las fuerzas productivas, con procesos convulsos –potenciados por la especulación financiera y monetaria-, retroalimentación de los desequilibrios, reversiones bruscas y agudas contradicciones.

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Argentina: tipo de cambio y desarrollo deformado

Written by rolandoastarita

05/09/2018 a 16:35

15 respuestas

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  1. Muy buen artículo profesor.

    Tendría una pequeña duda en forma de sugerencia, ¿usted tendría algún artículo criticando la ideología burguesa de que la figura del capitalista es indispensable porque se hace equivalente a la figura del gestor, sin la cual una empresa en el sistema que sea no puede salir adelante? Si no lo tuviera, agradecería un pequeño artículo tan bueno de los que nos tiene acostumbrado, refutando esa idea.

    Cuando trato de trabajar en círculos obreros, muchas veces me encuentro con ese muro. Los propios trabajadores afirman: «¿Pero acaso eso no ha sido siempre así y tiene que ser así? Los capitalistas dirigen las empresas y si no hubiera dirección, la empresa se arruinaría.»

    Cuando contesto que no es lo mismo la cuestión de la gestión que la cuestión de la figura del capitalista, el rol que cumple en la sociedad capitalista y su carácter histórico, los trabajadores con los que trato de introducir al marxismo me suelen contestar lo siguiente: «¿Pero y si yo pongo un capital, acaso la empresa no es mía?»

    A lo que suelo contestar que el «cuentapropismo» no es exactamente lo mismo que la clase capitalista, y requiere un trato especial progresivo en el socialismo.

    Veo fundamentalmente unos pocos errores conceptuales pero que manifiestan la fuerza de la ideología burguesa en los trabajadores:

    1) La identificación de la idea de los cuadros técnicos y directivos con la necesidad del capitalista. Parece que no puede existir gestión económica sin la figura del capitalista, por lo que se justifica de manera todavía más salvaje sin darse cuenta los trabajadores la explotación capitalista, porque los trabajadores «siempre necesitarán del capitalista para que todo vaya bien».

    2) La identificación de la idea del capitalista en la fase ascensional del capitalismo, en la que gestiona directamente el día a día de su empresa, con la idea del capitalista en la fase monopolista del capitalismo, imperialista, donde no necesariamente el capitalista está en la empresa directamente sino que tiene subordinados.

    3) La identificación de la idea del capitalista con la de la pequeña burguesía. Se justifican las ensoñaciones burguesas de que el trabajador puede ascender a pequeñoburgués y de ahí a burgués. La realidad es que los trabajadores ni aún asociándose para formar una cooperativa, podrán desempeñar una actividad económica con su empresa como la de los capitalistas. Esto lo reconoció el mismo Bohm Bawerk.

    Espero no importunarle pero considero de vital importancia la clarificación de estos puntos. La ideología burguesa es muy fuerte.

    Muchas gracias.

    Salud.

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    Antimarginalista

    06/09/2018 at 04:02

    • No tengo un artículo dedicado especialmente a la cuestión del rol del capitalista. Pero hice mención al asunto aquí. Entre otras cosas, escribí:

      «…las cooperativas obreras demuestran –cuestión que señalaban ya los socialistas en el siglo XIX– que la función del capitalista, en lo que respecta al trabajo de supervisión, puede ser borrada si se elimina la propiedad privada. Recordemos que los capitalistas y sus defensores constantemente dicen que las empresas no pueden funcionar si ellos no están al frente de las mismas. Pero las cooperativas ofrecen la prueba palpable de que esto no es así. Las tareas necesarias para coordinar las actividades pueden ser realizadas por los mismos trabajadores, y no hace falta gente para vigilar a los trabajadores “para que no pierdan el tiempo” o “no falten al trabajo”. Las cooperativas obreras demuestran que la producción puede ser organizada de forma democrática, y que se pueden buscar los regímenes de trabajo más convenientes para los trabajadores.(,,,) las cooperativas, y en general las empresas dirigidas democráticamente por los trabajadores, ponen sobre la mesa una pregunta central: “¿Para qué sirven los patrones?”. Es en este sentido que encierran un tácito cuestionamiento al sistema capitalista».

      Deberíamos agregar que los técnicos e ingenieros forman parte de la clase obrera.

      Por otra parte, hay que formular correctamente la pregunta «si yo pongo el capital…». La pregunta correcta es: «si yo pongo un capital, ¿no tengo derecho a explotar el trabajo de otro?». Un esclavista, con el mismo derecho podría decir: «me sacrifiqué trabajando para comprar un esclavo, ¿acaso no tengo derecho a disfrutar de ‘mi capital’?».

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      rolandoastarita

      06/09/2018 at 08:57

  2. Rolando, cómo fue la salida de los procesos de hiperinflación en el 89 y en el 91? el tipo de cambio real con el que entramos en la convertibilidad era bajo, no?

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    Hugo

    06/09/2018 at 09:38

    • El tipo de cambio real multilateral (TCRM) subió fuertemente a partir de 1981. En la década de los 80 tiene oscilaciones fuertes, pero en promedio se ubica por encima del período 1976-1981 (y por encima del período de la convertibilidad). El problema es que, dados los procesos hiperinflacionarios (1989, 1990-1), y el movimiento caótico de los precios, el TCRM previo al establecimiento de la convertibilidad alcanza picos elevados, pero mostrando variaciones muy fuertes.

      A partir del establecimiento de la convertibilidad (marzo 1991), el TCRM baja, fundamentalmente porque después de la convertibilidad continúa una inflación que podríamos llamar inercial. De conjunto, en 1991 la inflación fue del 170% y en 1992 todavía del 25%. El TCRM baja entonces hasta mediados de 1993. El peso se habría apreciado, en términos reales, un 40%. Entre 1994 y 1996 se deprecia debido a que el real se aprecia contra el peso. Luego, entre 1996 y 2001 se da una nueva apreciación del peso, debida a la apreciación del dólar y la depreciación del real.

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      rolandoastarita

      06/09/2018 at 11:08

  3. Rolo, me parece muy bueno tu artículo sobre todo en este momento. le haría dos pequeñas observaciones.
    1.- Estás tomando los conceptos de la teoría de la dependencia (Marini, Bambirra, dos Santos, etc) lo que me parece muy positivo, pero sería mejor reconocer expresamente el papel que ha cumplido esa corriente de pensamiento en el desarrollo del marxismo en América Latina, pese a algunas limitaciones.
    2.- «Desarrollo deformado» es precisamente una aproximación inicial que tomaron, que no es la mejor. Es preferible hablar, me parece, hablar de dinámica dual del sistema-mundo capitalista en que las economías auto-centradas y las economías periféricas son dos caras de la misma moneda, como lo hace con nítida claridad el recientemente fallecido Samir Amin, que muchos han señalado como el principal teórico marxista de los últimos sesenta años. ¿Por qué? Porque desarrollo deformado da a entender que hay un «desarrollo bien formado» capitalista que sería un objetivo para nuestros países, o como lo ha expresado Pepe Mujica, que es necesario un «capitalismo como la gente». Es mejor tomar distancia claramente de todo eso, y decir que no es desarrollo deformado, es la forma que tiene el capitalismo real.

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    fernando

    07/09/2018 at 13:13

    • La explicación de la relación entre tipo de cambio y desarrollo deformado de la que habla la nota (antes lo publiqué en Economía política de la dependencia y el subdesarrollo) no se basa en la teoría de la dependencia. En particular porque no se basa en la tesis del dominio del monopolio, ni en la tesis de que existe un saqueo imperialista, o que Argentina es explotada por el imperialismo (nociones todas que están en la base de la corriente de la dependencia).

      Tampoco me inspiré en Samir Amin. El intercambio desigual no juega ningún rol en la explicación que presento en la nota. Tampoco la tesis del monopolio, como dije antes, y que es central en Amin. En cuanto a tipo de cambio, no conozco algún trabajo en el que Amin haya hablado del asunto. Menos todavía comparto la idea de la «desconexión» de Amin. Es que es imposible “desconectarse” del mercado mundial para ensayar una suerte de crecimiento “autocentrado” al margen o por fuera de las diferencias de productividad entre las economías “nacionales”. Es la idea central que trato de explicar en la nota; y la cuestión que está detrás de la tendencia al tipo de cambio alto en países como Argentina. No veo cómo esto pueda encajar en lo que plantea Amin.

      Más en general, cuando murió Amin un lector me pidió una opinión sobre su obra. Entre otras cosas, escribí: “La meta de Amin era el desarrollo nacional – popular – autocentrado. Decía que las burguesías de los países del TM no podían llevarlo a cabo, pero sí el “poder popular”. En cualquier caso, la contradicción dominante de la época era entre los países del centro y la periferia (no entre el capital y el trabajo, como en el marxismo clásico). Los verdaderos actores del cambio social no sería la clase obrera de los países desarrollados (una idea que ya estaba en los 1960 y 1970). Los países de la periferia verían triunfar procesos de tipo nacional y popular, y lo que estaba a la orden del día era una revolución nacional y popular. Con esto se puede apreciar la diferencia que hay con mis planteos, en especial porque sostengo que cada vez más la contradicción central es entre el capital y el trabajo, a nivel global.

      Por supuesto, esas posiciones de Amin se traducían en sus posturas políticas. El gran enemigo era el neoliberalismo (no el capital, sino una expresión política del capital), en la misma línea que el castrismo, el PC y los movimientos nacionalistas burgueses y pequeñoburgueses. Por eso Amin apoyó al ALBA, y al proyecto chavista. Puede verse, de nuevo, lo alejado que estoy de eso”.

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      rolandoastarita

      07/09/2018 at 14:29

  4. Amin, en «La acumulación a mundial», formula el planteo de la ley del valor se desdobla en una forma local y una forma mundial. Lo encuentro muy parecido a tu propia explicación. Por otro lado no encuentro en tu planteo una explicación de por qué no han ocurrido revoluciones proletarias en los países centrales. Es una muy vieja discusión que continúa, re paso un vínculo a un artículo de estos días de una discusión de los planteos de Harvey sobre ese terna. http://links.org.au/dissolving-empire-david-harvey-john-smith-migrant
    Amin no plantea la desconexión en sentido de autarquía, niega expresamente eso

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    Fernando

    08/09/2018 at 00:06

    • No entiendo por qué debería explicar las causas de por qué no han ocurrido revoluciones proletarias en los países centrales al momento de analizar el crecimiento deformado en Argentina y su relación con las variaciones del tipo de cambio.

      En cuanto a la relación entre lo que planteó Amin en «La acumulación en escala mundial» (un texto de 1971) y el análisis que presento en «Economía política de la dependencia y el subdesarrollo»¨(o en la nota), es cierto que Amin distingue las economías de los países subdesarrollados de las economías de los desarrollados. Pero esa distinción es común a todos los autores de la dependencia (aunque formalmente Amin no perteneció a la corriente de la dependencia, su planteo fue muy similar). El marco teórico de «La acumulación…» es la tesis del dominio monopólico. Mi análisis se basa en el supuesto de libre competencia. De ahí derivan las otras diferencias que ya comenté. Con el agregado de que en los textos de Amin de los 1970 la cuestión del tipo de cambio no es tratada (al menos, hasta donde alcanza mi conocimiento).

      Por otra parte, en «Economía política…» intenté analizar cómo funciona hoy el capitalismo en países atrasados, contando que muchos de estos países exportan bienes industriales y se insertan en cadenas de valor internacionales. En este respecto, los trabajos de Amin de los 1970 no me fueron de mucha utilidad. En «La acumulación…» Amin consideraba que los países de la periferia se dividían en dos tipos, los petroleros y mineros, y algunos países de plantaciones, en los que invertían grandes monopolios extranjeros; y lo países en los cuales la actividad principal de exportación era la agricultura local y los capitales extranjeros solo se invertían en el sector terciario. Este enfoque encajaba en su idea de que el desarrollo capitalista en la periferia estaba bloqueado (tesis de articulación de los modos de producción, que está desarrollada en «El intercambio desigual», de 1973). Pero con esto es imposible entender la evolución del capitalismo en las periferias en las últimas 4 o 5 décadas.

      La realidad es que lo que escribí en «Valor, mercado mundial y acumulación» y en «Economía política…» fue el resultado de una ruptura teórica con las tesis de la dependencia y de autores como Amin o Ernest Mandel, en lo que se refiere a las economías de los países atrasados. Digo esto porque me formé en esas ideas y las defendí durante años (en particular, encajaban muy bien en el enfoque trotskista del estancamiento crónico de la periferia, las tesis del «saqueo imperialista» y similares). Por supuesto, sos libre de hacer la interpretación que te guste de lo que está escrito y publicado. Pero al menos quisiera dejar en claro cuál es mi punto de vista sobre estas cuestiones. Hay mucha diferencia entre un análisis basado en la tesis de la economía dominada por los monopolios, y un enfoque que hace eje en la ley del valor que actúa a través de la competencia. En ese sentido confunde decir que todo es más o menos igual.

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      rolandoastarita

      08/09/2018 at 09:46

  5. Dejemos de lado lo de los monopolios, palabra que se usa en diversos sentidos. Que los principales países imperialistas tienen un relativo «monopolio» en materia de armas de destrucción masiva, medios de comunicación, alta tecnología, y que en términos de competencia la «mano invisible» le pasa la posta a la «visible», es bastante notorio, no es necesario poner ejemplos.
    Pero sobre el tema de la competencia todos estos autores, Amin, Emanuel, Marini, etc parten de la base de la distinta composición orgánica de capital y de allí a la distinta productividad del trabajo. Y de allí el valor de la moneda. Es exactamente el razonamiento de tu nota.
    Lo único que digo es que estás exagerando las diferencias con esos autores. Seguramente, haber pasado por sectas trotskistas crea anticuerpos, eso se entiende.

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    fernando

    08/09/2018 at 12:06

    • Mi pasado en el trotskismo lo puedo discutir cuando quieras, pero no tenés derecho a acusarme de una especie de «tara» adquirida en esa militancia. Y a decir que por eso exagero cuestiones como mis diferencias con las teorías del monopolio, o con las concepciones nacionalistas de Amin. ¿No podés mantener un intercambio de opiniones sin apelar a estas bajezas? A veces me pregunto por qué en la izquierda hay tan mala leche para discutir. ¿Por qué tenías que llegar a esta agresión personal? ¿Qué mierda te hice para tener que aguantar esto? Me sacaste las ganas de seguir cualquier intercambio.

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      rolandoastarita

      08/09/2018 at 12:13

    • Che.. bastante notorio que no es necesario poner ejemplos… muy científico lo tuyo. Lee la primera parte del ultimo libro del rolo o el capitulo 6 de «valor, mercado mundial. ..» que esta colgado en la página del rolo y discutí los ejemplos.

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      Gus

      08/09/2018 at 14:44

    • La diferencia es clara, la teoria del valor trabajo plantea la lucha de clases abierta, la teoria del monopolio la presenta mediada por las burguesias locales o por el desarrollismo en sus demas variantes. Etc.
      Hacer suposiciones de por que alguien razona e insistir, es de cobarde. Solo un cobarde golpea asi, por la espalda.

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      SDPA

      08/09/2018 at 14:56

  6. Hola Rolando: A ver si entendí bien o si digo un disparate corrijame. La ganancia con las devaluaciones son producidas generalmente en países atrasados. Por lo tanto según la expresión de Marx «la plusvalía se genera en la producción y se realiza en el mercado», en estos casos se produce ganancia pero sin aumentar la productividad, donde se logra bajar el costo laboral sin ampliar la producción. con lo cual hay traslado de ganancia de un sector de la burguesía hacia el otro. en síntesis, se podría decir que cuando plusvalía el empresario se apropia del excedente pero no necesariamente cuando hay ganancia hay plusvalía. Lo pienso en relación a la plusvalía absoluta y relativa en que ambas hay aumento de productividad, la primera vía extensión jornada de trabajo y la segunda via tecnificación.

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    Claudio Villa

    10/09/2018 at 12:59

    • Las depreciaciones de la moneda también se registran en países adelantados. Lo que digo es que en países en que el capital está tecnológicamente atrasado (o sea, hay baja productividad) existe una tendencia estructural al tipo de cambio alto.
      La devaluación, efectivamente, significa una caída del salario en términos de la moneda mundial; y por lo general, en términos de la moneda local, cuando a la suba del tipo de cambio le sigue la suba de precios. Significa entonces una transferencia de valor desde el trabajo al capital (en particular, a los sectores vinculados a la producción de bienes transables). El capital gana en competitividad sin avances tecnológicos.

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      rolandoastarita

      10/09/2018 at 13:30

    • Gracias por la aclaración

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      Claudio Villa

      10/09/2018 at 13:48


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