Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La estrategia socialista no es cambiar figuritas

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En esta nota deseo plantear una cuestión que parece haber sido borrada en el pensamiento marxista. Se trata de que la política del marxismo no debe tener como eje los cambios de gobiernos (o de funcionarios, por más altos cargos que tengan). Esto se debe a que el objetivo del socialismo no es cambiar “las figuritas que gobiernan”, sino el sistema social. Naturalmente, podemos plantear como objetivo inmediato derrocar un determinado régimen político, por ejemplo, una dictadura. Pero lo que no tiene sentido es, bajo un régimen democrático burgués, convocar a echar un gobierno burgués… sabiendo que será reemplazado por otro gobierno burgués. Esto con independencia de que ese cambio se produzca por elecciones o a consecuencia de algún levantamiento popular.

Es que los gobiernos hacen las veces de fusibles que absorben tensiones y protestas sociales, en aras de preservar la continuidad del sistema. Con el agravante de que esos desplazamientos entre burgueses, lejos de generar algún avance en la conciencia, organización y nivel de la lucha de la clase obrera, la más de las veces llevan a la frustración y al desánimo. Para colmo, poner el acento en que “el problema” de las masas trabajadoras es tal gobierno (o ministro; o gobernador, etc.), es funcional a políticas de conciliación de clases con corrientes burguesas opositoras que se presentan como “progresistas”.

Algo de esto se puede ver en la historia de Argentina en las décadas transcurridas desde 1983. Cuando el gobierno de Alfonsín entró en crisis, a fines de la década de 1980, lo “revolucionario” fue exigir su renuncia. La demanda “triunfó” y Alfonsín dejó el gobierno, anticipadamente, en 1989. Pero el “triunfo popular” parió a Menem, con sus ajustes y privatizaciones. Luego, hacia finales de la década de 1990, cuando se iniciaba una nueva crisis económica, la mayoría de la izquierda y el movimiento nacional pusieron en primer plano el “Fuera Menem”. Menem entonces perdió las elecciones a manos de la Alianza, que se presentó como “la tercera vía”. Pero al gobierno de De la Rúa le estalló la crisis de la Convertibilidad, y la exigencia pasó a ser “Fuera De la Rúa”; a la cual le siguió el “que se vayan todos”. La gente se sublevó, De la Rúa salió en helicóptero de la Casa Rosada (dejando un tendal de muertos), y por todos lados se habló de un nuevo “triunfo del pueblo”. El cual desembocó en la presidencia de Duhalde, el reacomodo de muchos que habían estado con Menem o con la Alianza; y el recambio de varias “figuritas”.

El gobierno de Duhalde, producto genuino del “triunfo del 19 y 20 de diciembre”, terminó de realizar el ajuste (centralmente, una caída en picada de los salarios) que había quedado a medio hacer por la Alianza. Así, en mayo de 2003, con la economía en franca recuperación, asumió como presidente Kirchner; y más tarde Cristina Kirchner, hasta 2015. Significativamente, durante los gobiernos K la izquierda no agitó la consigna de “fuera el gobierno” (más bien hubo expresiones en ese sentido entre sectores sociales que apoyaban al Pro y la UCR). La razón la podemos encontrar en uno de sus discursos más repetidos por aquellos años: “los radicales y el Pro son lo mismo (que los K), pero la derecha neoliberal son los radicales y el Pro”.

Sin embargo, el resultado de 12 años de gobierno “nacional y popular” fue el ascenso de “la derecha neoliberal”. Por lo cual hoy se vuelve a poner en el primer plano el objetivo de derribar “al enemigo inmediato”, en alianza táctica (siempre es “táctica” esta alianza) con el peronismo K y aledaños. De esta manera, objetivamente se abona el terreno para un nuevo recambio “en las alturas” que preservará el sistema cuando el fusible Cambiemos se funda. El programa tipo socialismo vulgar (véase aquí) que agitan algunos partidos de izquierda, encaja en esta estrategia. También la idea de que basta con incentivar la lucha por reivindicaciones económicas para que se supere la conciencia burguesa del sindicalismo (véase aquí).

Por supuesto, la táctica de promover cambios de gobiernos burgueses por gobiernos burgueses se aplicó en muchos países y lugares. Por ejemplo, ¿recuerdan cuando el “triunfo” de la movilización por el “Fuera Collor de Mello” dio lugar a la presidencia de Itamar Franco, y después a Henrique Cardoso? Para presentar otro caso: durante la década de los 1990 en Jujuy se sucedieron los levantamientos contra gobernadores que aplicaban políticas de ajuste; quienes renunciaban para dar paso a otros gobernadores que seguían aplicando los ajustes. Y así hasta que el movimiento se desinfló, porque no había perspectiva.

A pesar de estas experiencias, muchos grupos siguen reivindicando esta táctica como si fuera la quintaesencia de la política del socialismo revolucionario. Pero la realidad es que tiene poco que ver con las tradiciones del marxismo. A Marx, por caso, nunca se le ocurrió decir que los problemas fundamentales de la clase obrera inglesa se solucionaban cambiando a Gladstone por Disraeli; o a Disraeli por Gladstone. Más aún, el marxismo jamás planteó como objetivo echar a un gobierno burgués si no hay alternativa socialista. No tiene sentido.

Lo decimos una vez más: el marxismo tiene como eje la independencia de clase. Esto es, la ruptura de la clase obrera con todas las variantes burguesas y pequeño burguesas, por más “radicales” o “socialistas” que se presenten. En este respecto, decir que “todos los partidos burgueses son iguales” es una tontería. El programa de Macri, por ejemplo, no es igual al que defienden Boudou o D’Elía. Pero esta no es la cuestión principal, sino que ninguno de ellos representa una salida progresista para la clase obrera. Por eso, reemplazar a Macri por Boudou, o por Cristina Kirchner, no es ningún paso adelante para los trabajadores (como no lo fue el reemplazo de CK por Macri). Aunque Macri, Boudou y Cristina Kirchner sean distintos.

En conclusión, hay que desinflar los “triunfos populares”, inflados por la hipócrita demagogia de la clase dominante. No hay triunfo de la clase obrera cuando solo se trata del vulgar y repetido reciclaje de la dominación burguesa. Y esto hay que decirlo públicamente, para romper de raíz cualquier posibilidad de conciliación con la oposición burguesa de turno.

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La estrategia socialista no es cambiar figuritas

Written by rolandoastarita

16/02/2018 a 18:02

55 respuestas

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  1. Te estás anticipando al ‘Fuera Macri’?

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    AP

    16/02/2018 at 21:18

  2. Ya se está cocinando. En el horno de muchas organizaciones de izquierda, por supuesto.

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    AP

    16/02/2018 at 21:19

  3. Es cierto que la estrategia de un marxista no debe ser el cambio de un gobierno burgues por otro, sino la revolución socialista, pero no termino de comprender cómo sería llevar a cabo una política que permita el paso de una conciencia que se limita al nivel económico de la lucha de clases a uno político y ni que hablar de uno político militar. Me parece que hay otras mediaciones para llegar a eso que simplemente limitarlo a la propaganda socialista.

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    Alejandro

    17/02/2018 at 12:17

    • Amplio. De todas maneras estoy de acuerdo en que la teoria marxista de la explotación es un arma de lucha contra la burguesía y que al menos en los debates televisivos la izquierda pareciera no dominar, pero pienso que en realidad no es que no lo manejen sino que no se animan a plantear ciertas verdades para no espantar al electorado, hay una adaptación increíble a la democracia burguesa, por que si uno escucha a Altamira en un debate de cuadros interno o de formación. Política estas cosas se hablan pero en público se diluyen y se discute en el terreno del enemigo con el discurso burgues del enemigo. Pero repito que por más cursos de teoría marxista que se hagan con los trabajadores, si esto no se conecta con las luchas reales termina en una abstraccion que no conduce tampoco a elevar la conciencia a un nivel socialista.

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      Alejandro

      17/02/2018 at 12:44

    • ¿Cómo voy a negar la necesidad de conectar la propaganda y la agitación con las experiencias reales de los trabajadores? Pero el problema hoy no es ese. El problema es que en los materiales de propaganda y agitación los aspectos doctrinarios del socialismo están casi desaparecidos. Hay periódicos de izquierda que parecen hechos por sindicalistas, honestos luchadores (también de derechos humanos, liberación de la mujer, estudiantes), aplicados a defender un programa reformista (por eso mi crítica al socialismo vulgar y al socialismo pequeño burgués). Más, a no olvidar, la infaltable cuota de nacional-marxismo.

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 12:55

    • La nota no niega que hay mediaciones, al contrario, trata de enfatizar que son necesarias. Por eso la referencia a la crítica del marxismo al socialismo vulgar, y al sindicalismo burgués. Más en general, la idea, de Marx, de que el arma de la crítica precede a la crítica de las armas, subraya la importancia de la mediación de la crítica a la ideología y la política existentes. Por eso, parte de esta crítica (otra mediación) es explicar, por ejemplo, que el llamado de un personaje como D’Elía al pueblo a levantarse y derribar a Macri (para que asuma CK o algo parecido) no tiene nada de progresivo, y es parte del eterno juego de «cambiar figuritas para que nada cambie».

      En cambio, en la fantasía pequeño burguesa de los espontaneístas, subyace la creencia de que no son necesarias esas «mediaciones críticas». En los años 1990 tuve ocasión de conocer con alguna profundidad esta forma de pensar: el dirigente de un pequeño grupo trotskista estaba convencido de que la consigna «Fuera Menem» era altamente revolucionaria. Su idea era: «las masas se levantan contra Menem, al que odian; en el levantamiento los trotskistas se ponen a la vanguardia de las masas; los reformistas defeccionan; los revolucionarios conducimos el proceso». Este tipo de tontería es bastante común. En definitiva, TODO lo que afirmo es que son necesarias las mediaciones, en especial la crítica. Dicho de otra manera: un marxista no puede limitarse a ser un buen sindicalista, en la esperanza de que haciendo sindicalismo (uniendo las luchas contra el ajuste, mostrándose como el más consecuente en la pelea por el salario, etc.) va a ganar a las masas trabajadoras para el programa del socialismo.

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 12:50

    • Coincido con lo que explica en el addendum a su primer razonamiento. Sería ingenuo pensar que entre los cuadros dirigentes de las organizaciones de izquierda, o sus figuras públicas, que en muchos casos coinciden, no se conoce la teoría de la explotación. El punto es que existe doble discurso, con todo lo que ello implica. Esta dicotomía remeda la antigua dualidad entre filosofía esotérica (para los iniciados) y filosofía exotérica (para el vulgo) y no es inocente. Responde, como usted bien dice, a una impresionante adaptación a la democracia burguesa. Con ello no estoy diciendo que la teoría-programa de la izquierda trotskista esté exenta de errores y el único problema sea la falta de comunicación de la misma a las masas. De hecho, este tipo de comportamientos tienen un fundamento teórico (Un milímetro en teoría es un kilómetro en política decía Lenin) que es la concepción verticalista de partido único y de socialismo autoritario conducido por una élite omnisciente y omnipotente. Asunto que se potencia con su despliegue práctico y retroalimenta, en una espiral creciente de adaptación en que la construcción del aparato es un fin en si mismo, de la mano de la democracia parlamentaria, por supuesto. En este respecto, pueden consultarse los recientes delirios ‘constitucionalistas’ del PTS tan solo por dar una muestra. Otro ejemplo: En el MAS (movimiento al socialismo) existían dos programas. Uno ‘electoral’ (de tanga) para ‘engañar a la burguesía’ (sic) e incorporarse a la maquinaria electoral y otro ‘de partido’ (que sería el de posta). El problema es que después toda la agitación y la propaganda amplia del partido terminaba orientada en razón del programa electoral. Este travestismo político, lejos de corregirse con el tiempo es hoy más vigente que nunca, al compás de los réditos electorales y de las expectativas de ‘giro a la izquierda’ de las masas. De hecho, viven en ‘campaña electoral’ al igual que cualquier partido de la burguesía.

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      AP

      17/02/2018 at 15:17

    • En lo que hace al segundo aspecto de su apreciación. Muchos cursos de formación marxista al alcance de todos, no vendrían nada mal en una etapa de profundo retroceso ideológico. Pero, está claro, esto no resume la actividad de un partido revolucionario. A la par de las luchas obreras o mejor dicho, desde estas, un partido revolucionario abona sistemática la lucha espontánea con la conciencia de sus razones y los fines y métodos que permiten abolirlas. Para ello, también al decir de Lenin, explica pacientemente ‘La verdad científica, en el lenguaje de las masas’. Que quede claro. No las ‘mentiras anticientíficas’. los métodos de comunicación son importantes a los efectos de ser entendidos (el problema de la terminología marxista al que usted alude más abajo) pero para decir la verdad. Por ejemplo, que los problemas de las masas populares no se resuelven con ‘cambios de figuritas’ como explica Astarita en su nota.Luchar por aumentos de salario. Sí. Por supuesto. Contra los despidos. Naturalmente. Pero explicando al mismo tiempo, por que siempre nos vemos obligados a esa lucha y como es cuento de nunca acabar, solo puede terminar con una revolución socialista que liquide la propiedad privada capitalista.

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      AP

      17/02/2018 at 15:29

  4. Es cierto que hay un elevado grado de espontaneismo, al considerar el proceso de esa forma tan simplista como la que comenta en el ejemplo del fuera Menem, pero pienso que el terreno de la lucha de clases también se impone, por ejemplo si la preocupación de los trabajadores en x momento es por que le confiscaron sus ahorros o por falta de trabajo y salen a la calle a luchar contra esto, y esa lucha lleva a una situación de que renuncie un gobierno como pasó en el 2001, se abre una situación política en donde la izquierda revolucionaria puede intervenir y empalmar con dicha crisis y llevar a las masas trabajadoras a posiciones revolucionarias, el punto para mi es que no existio por ejemplo en el 2001 un partido revolucionario con vocación de poder a la altura de las circunstancias, la situación no lleva necesariamente al socialismo simplemente abre un terreno más favorable para los revolucionarios y depende de su arte política el que esa situación desemboque en una revolución, naturalmente no tengo la receta, y no creo que exista una receta universal, pero claro la crítica teórica es muy necesaria, el tema es como conectar eso con las necesidades de las masas, ahí radica el arte se lo político para mi.

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    Alejandro

    17/02/2018 at 13:04

    • Aclaro por las dudas de que los comentarios no es una crítica a su nota, la nota me parece interesante, solo que me quedo la sensación que se realza la necesidad de manejar la crítica marxista ( que comparto) pero el tema creo es pensar como enlazar eso con la lucha sindical y no quedar como un marciano en una asamblea por ejemplo, me ha tocado vivir este tipo de cosas y que en medio de una asamblea alguien hablara en términos marxistas y se rieran y que la burocracia gane el debate, por que como usted mismo dice la lucha sindical es la ideologia burguesa de la clase obrera y es muy difícil cambiar eso

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      Alejandro

      17/02/2018 at 13:13

    • Su razonamiento es lo típico de la izquierda, en especial en los partidos trotskistas y es lo que discuto desde hace años. No puedo explicar todo este asunto en un comentario. He desarrollado muchas de esas cuestiones en la Crítica al programa de Transición. Incluso la concepción de cuál es la actividad de un partido está implicado en esto. Para hacerlo ahora lo más sintético posible, no había ninguna posibilidad en 2001 de «llevar a las masas trabajadoras a posiciones revolucionarias» a partir de la bronca que había con el gobierno de la Alianza. Esa idea de que todo depende del «arte de la política» del «partido revolucionario», que acierta en las consignas (transicionales, faltaba más) para transformar rápidamente una crisis en una situación revolucionaria es, para decirlo de la manera más suave posible, un verdadero disparate.

      Sobre este asunto, lo invito a reflexionar un momento en las diferencias de concepción de partido socialista (su actividad, su misión, etc.) entre Lenin, por un lado, y Trotsky, por el otro. Milité dos décadas en el trotskismo, conozco bien esaa forma de pensar espontaneísta. El tema es que ha fracasado a lo largo de décadas, en todos los países en que se quiso aplicar, pero pareciera que estamos condenados a escuchar siempre la misma cantinela. ¿No pueden reflexionar un poco acerca de estas experiencias? ¿O sobre cómo creció el socialismo, en tiempos de Marx y Engels, por ejemplo?

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 14:35

  5. No entiendo su contestación, quien hablo de programa de transición? Por otro lado la idea de que con las crisis económicas se abre la posición para lo intervención de los revolucionarios está el Engels y Marx, no es un invento de Trotski. Yo solo le dije que me parecía muy importante que la crítica teórica se empalme con. El desarrollo objetivo de la lucha de clases, sino no hay posibilidad de Revolución, esa es mi opinión, hay que luchar contra el ajuste? Claro que sí, hay que ser los más consecuentes luchadores? Claro que sí también, hay que limitar el programa al nivel economico-sindical? No. Hay que superarlo, hay que intentar como dice Lenin en el que hacer, elevar la conciencia al nivel de una consciencia propiamente socialista, ahora si usted opina de que hay crisis económicas en donde si puede prosperar una política revolucionaria y en otras no bueno lo respeto es su opinión, yo creo que las crisis económicas pueden ser aprovechadas por los revolucionarios, analizando la situación concreta como decía Lenin, poder establecer las consignas más justas y eso no implica que sean transicionales, por que en eso acuerdo con usted, sin el poder en manos de la clase obrera todo es ilusión.

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    Alejandro

    17/02/2018 at 14:46

    • Me gustaría si en algún momento tiene tiempo amplíe sobre por qué en la crisis del 2001 no había posibilidad de llevar a las masas a una política revolución.

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      Alejandro

      17/02/2018 at 14:49

    • No había ninguna posibilidad porque las masas no pasan de una conciencia burguesa a una conciencia socialista y revolucionaria en una semana, porque un partido agite tal o cual consigna. Son necesarios años de preparación política e ideológica. Es lo que dice Lenin en crítica a los ultraizquierdistas (en «La enfermedad infantil del izquierdismo). Apenas empezado el folleto explica que las condiciones para que triunfe la revolución socialista «no pueden aparecer de golpe». Dice luego: «Solo se forman a través de una labor prolongada, de una dura experiencia; su formación se facilita CON UNA ACERTADA TEORÍA REVOLUCIONARIA, que a su vez no es un dogma, sino que solo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario. (…) el bolchevismo nació en 1903 sobre una solidísima base de la teoría del marxismo».

      ¿No se da cuenta de que esta concepción es LO OPUESTO al espontaneísmo, a pensar que con algunas consignas «llevamos a las masas a posiciones revolucionarias», de la noche a la mañana??

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 15:12

    • Lo del Programa de Transición ahora es secundario. Lo que le dije es que critiqué la idea que usted expresó en el anterior comentario en la Crítica al PT.
      ¿Qué idea critiqué? Pues cuando usted afirma que en 2001, un partido revolucionario, podía llevar a las masas trabajadoras a posiciones revolucionarias, si aplicaba el «arte de la táctica». Para que le quede claro, discrepo completamente con el siguiente pasaje que escribió:

      » si la preocupación de los trabajadores en x momento es por que le confiscaron sus ahorros o por falta de trabajo y salen a la calle a luchar contra esto, y esa lucha lleva a una situación de que renuncie un gobierno como pasó en el 2001, se abre una situación política en donde la izquierda revolucionaria puede intervenir y empalmar con dicha crisis y llevar a las masas trabajadoras a posiciones revolucionarias, el punto para mi es que no existió por ejemplo en el 2001 un partido revolucionario con vocación de poder a la altura de las circunstancias, la situación no lleva necesariamente al socialismo simplemente abre un terreno más favorable para los revolucionarios y depende de su arte política el que esa situación desemboque en una revolución,…».

      Por supuesto, mi crítica NO implica negar la importancia de que los socialistas intervengan en la lucha de clases.

      Por otra parte, SÍ es un invento de Trotsky la idea de que a partir de agitar consignas movilizadoras (Trotsky pensaba que debían ser transicionales, pero esto ahora es lo de menos) se puede torcer una situación como la de 2001.

      Por otra parte, ¿dónde dije que no había que luchar por la defensa del salario, o las condiciones laborales, etc.? ¿Dónde afirmé que los socialistas no deben ser luchadores consecuentes? Respuesta, en ningún lado. Lo que SÍ dije es que NO BASTA ser un sindicalista consecuente para tener una actividad socialista.

      Por otra parte, ¿dónde sostuve que los marxistas no deben intervenir en una crisis económica? Respuesta: en ningún lado. Pero de nuevo, no es eso lo que se discute, sino de qué manera se interviene. Por caso, ¿cómo intervinieron Marx y Engels en la crisis de 1857? ¿Y en la de 1873? ¿Acaso pusieron el eje en la agitación de consignas? Le informo que no lo hicieron. ¿No puede preguntarse por qué?

      Más en general, ¿de dónde sale esto de que en una crisis económica, interviniendo con consignas «dictadas por el arte de la política», se puede llevar a las masas trabajadoras desde posturas no revolucionarias a posiciones revolucionarias? ¿No pueden parar de inventar cosas?

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 15:04

  6. Justamente le estoy diciendo que tratar de llevar adelante un programa transicional donde la clase obrera tenga el poder es imposible, en eso acuerdo con usted. Ahora el tema en que discrepamos es sobre el 2001, por que opina usted que no fue una situación revolucionaria, o como mínimo la apertura de un proceso revolucionario? Yo no invento nada, creo que en el 2001 había una crisis económica de envergadura, la burguesia estaba dividida. En las alturas, las instrucciones burguesas habían entrado en crisis, la política había comenzado a trasladarse del Parlamento a las calles ejemplo las asambleas, y también el movimiento obrero desocupado crecía por fuera del control de la burocracia de la cgt. Estos elementos son los que tengo en cuenta para decir que se abrió un escenario más propicio para la intervención de los revolucionarios, el tema del arte de lo politico( y no de la táctica) es pensar como se interviene en ese proceso, usted opina al parecer que haga lo que se haga el horizonte de una revolución estaba descartado a priori sin tener en cuenta el resultado de la lucha de clases, la pregunta sincera y honesta que le hago es que determinaba esa imposibilidad?. Por otra parte establecer consignas para encauzar el proceso hacia una revolución no está presente en Lenin? Por ejemplo en las tesis de abril? No me interesa ganar un debate sinceramente lo digo, creo que su blog aporta mucho a la comprensión del marxismo.

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    Alejandro

    17/02/2018 at 15:20

    • En el comentario quise decir donde la clase obrera no tenga el poder

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      Alejandro

      17/02/2018 at 15:22

    • A propósito de lo que menciona sobre Marx y Engels podría desarrollar brevemente donde estaba puesto el eje en esa intervención?

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      Alejandro

      17/02/2018 at 15:38

    • Sostengo que no fue una situación revolucionaria. Un cacerolazo de la clase media de la Capital, y una manifestación masiva al día siguiente están muy lejos de conformar una situación que apunte siquiera a algo parecido a una revolución socialista (o a una toma del poder por la clase obrera). Una muestra de esto que le digo es que en los lugares de trabajo prácticamente no hubo ninguna alteración importante. La burocracia sindical, salvo algún caso puntual, pasó el asunto como si nada. El PJ, con el respaldo de la Iglesia, nunca perdió el control. Todo esto explica cómo la clase dominante, en el 2002, pudo aplicar un plan de ajuste brutal, sin que hubiera habido prácticamente ninguna resistencia obrera. Me olvidaba. Es cierto que un sector del progresismo y la izquierda organizaron remedos de soviets, e incluso un «Congreso de los soviets de Parque Centenario». Muy emotivo. Pero eso no alcanza para hacer una revolución; ni siquiera para empezar a imaginarla.

      Un dato para que compare caracterizaciones: Lenin consideró que la Revolución de Febrero de 1917, en Rusia, había sido «un semi-golpe de Estado y una semi-revolución». Se había derrotado al zarismo, se había desorganizado al Ejército, habían surgido soviets de obreros y soldados, había verdadero entusiasmo revolucionario por todos lados, y este «aguafiesta» de Lenin, venía a decirle a los trabajadores que bajaran la fiebre, que desconfiaran porque las estructuras del Estado seguían más o menos iguales, etc. ¿Entiende lo que quiero decir con acabar con toda esa tontería de exaltados pequeñoburgueses impresionistas, que contamina todo y no permite ver nada con claridad?

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      rolandoastarita

      17/02/2018 at 15:59

  7. Decía Rosa Lusemburgo que las reformas son parte de la revolción, pero el problema es si las en el fin y por eso no estoy de acuerdo en la teoría de las 2 etapas. Cuando decías que no estabas de acuerdo con repetir elección tras elección dentro del capitalismo, como objetivo, y que solo daba ilusiones a la clase obrera. Llevabas toda la razón y por eso estoy de acuerdo totalmente contigo.

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    UN OBRERO CON MAYUSCULAS

    17/02/2018 at 17:40

  8. Cuando vos dice que «Naturalmente, podemos plantear como objetivo inmediato derrocar un determinado régimen político, por ejemplo, una dictadura. Pero lo que no tiene sentido es, bajo un régimen democrático burgués, convocar a echar un gobierno burgués… sabiendo que será reemplazado por otro gobierno burgués», me llama la atención algo.
    ¿Quién es para vos un régimen democrático-burgués? Puede poner un ejemplo, por favor, de algún país gobernado de esa manera, que no haya que intentar suplantar hasta que el objetivo claro y nítido sea cambiar el sistema social.
    ¿Cuándo entonces derribar un régimen democrático burgués?
    Porque si como vos plantea el objetivo no es cambiar “las figuritas que gobiernan”, sino el sistema social, la pregunta del millón es cuándo es ese día, a qué hora, en qué lugar. Decirle a las masas que unos burgueses democráticos estarán ahí «chupando» y no le vamos suplantar, al fin y al cabo toda la política hasta hoy a consistido en que unos grupos tratan de suplantar a otros, y le voy un poco más lejos, no conozco sindicatos que luchen por esa clases obrera abstracta sino que lo que hacen es reclamar para ellos, para su bolsillo, miran su ombligo no el de los demás. Por otra parte, considero que es extremadamente complicado que sujetos salidos y productos de una constitución fetichista como es el capitalismo vayan a cambiar dicha situación. Es un tremendo nudo gordiano.
    Gracias

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    III DDD

    18/02/2018 at 09:21

  9. Buenos días. Concuerdo con la nota, como casi siempre. Pero, si me permite una digresión, Rolando, yo le quería preguntar por otras cuestiones que no tienen nada que ver. Verá, el otro día leí la obra «el capitalismo histórico», de Wallerstein, y me ha dejado muchas dudas, pero muchas, y como este blog es uno de los mejores que conozco, quería conocer su opinión acerca de esa obra. En realidad, no se lo pregunto solamente a usted, es una pregunta abierta a cualquiera que quiera intervenir.

    Paso a resumir muy brevemente algunas cuestiones que plantea Wallerstein:

    A) El capitalismo surge en el siglo XVI y no es producto de la lucha de clases, pues, según Wallerstein, es la misma clase feudal la que, ante la crisis del feudalismo, inicia ella misma la transición hacia el capitalismo con el fin de mantener sus privilegios.

    B) En este sentido, se plantea que la Revolución Francesa no fue una revolución burguesa, sino que, en su origen, fue una revolución anticapitalista (la primera de la Historia).

    C) Aparte de esto, Wallerstein niega el fenómeno de la proletarización de la sociedad, pues plantea que el capitalismo necesita hogares «semiproletarios» y no totalmente proletarios. Yo entiendo que aquí se refiere a hogares donde la mujer no trabaje, por ejemplo. La explicación es que, según Wallerstein, los trabajadores que viven en hogares semiproletarios están dispuestos a trabajar por sueldos más bajos que aquellos que viven en hogares totalmente proletarios.

    D) Siguiendo esta línea de la semiproletarización, Wallerstein afirma que el capitalismo ha «institucionalizado» el racismo y el sexismo, pues esos trabajos semiproletarios han recaído sobre las mujeres o grupos étnicos.

    E) También plantea un enfrentamiento entre el centro y la periferia, en el que los trabajadores del centro se apropian de una parte del excedente creado por las clases trabajadoras de los países periféricos (la misma idea de «aristocracia obrera» de Kautsky).

    F) Wallerstein critica directamente a Marx, a quien califica de «smithiano». Para el autor, el capitalismo no es tanto una economía de mercado basada en la competencia, como un sistema oligopólico donde, además, las empresas se apoyan constantemente en el Estado para asegurar sus beneficios.

    G) En la misma línea, Wallerstein sigue criticando a Marx por haber alabado las virtudes y la capacidad de desarrollo económico del capitalismo. También critica el régimen soviético (al que califica de capitalismo de Estado), por ensalzar el concepto de «productividad». Porque, según Wallerstein, el capitalismo no solo no es un sistema exitoso en el desarrollo económico, sino que él defiende que el capitalismo ha llevado a un empobrecimiento real (no relativo) de la mayoría de la población mundial. Afirma, literalmente, que la mayoría de la humanidad tenía mejores condiciones hace 1.000 años que ahora. Wallerstein es consciente de lo controvertido de esta afirmación, así que hace dos matices: la humanidad sí ha mejorado «en su primer año de vida», es decir, se ha mejorado la salud infantil, pero esto lo achaca a un efecto colateral de la mejora de salud e higiene de las clases dominantes. El segundo matiz es que Wallerstein no niega que la «clase media» haya mejorado su calidad de vida, pero limita la «clase media» al 15% del total de la humanidad. El resto de la humanidad se ha empobrecido.

    Ya me quedó muy largo el texto, lo dejo aquí. Un saludo.

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    Cultura Socialista

    18/02/2018 at 12:19

    • Ha leído una de las mejores obras (¡y mira que es pequeñita!) sobre el capitalismo histórico, y desde mi punto de vista su obra junto a la de Robert Kurz y Anselm Jappe de las mejroes herramientas para la lucha contra el capitalismo. Le animo a que lea Impensar las Ciencias Sociales o Utopística o las opciones históricas del siglo XXI, o Análisis de sistemas-mundos: una introducción.
      Pero ocurre una cuestión: los teóricos marxistas, anticapitalistas y revolucionarios se llevan muy mal, no se portan como compañeros, sino como enemigos, solo les importa su ego, estudian e investigan por su cuenta sin relacionarse en lo más mínimo, a lo sumo cuando muere alguno de ellos, los que se han quedado vivos rescatan algo de su obra, ¡pero vivos! no se caen a tiros porque no viven cerca uno de otro, y esto es válido para todos. Es una pena que en Argentina, para citar un ejemplo, donde hay muchos y muy buenos Beinstein, Claudio Katz, Roberto Sáenz, Paula Bach, Maito, Sartelli, y el propio compañero profesor Rolando Astarita no se apoyaran y colaboraran mejor.
      Pero así esta la izquierda mundial, como sus pensadores, fragmentada, dividida, arrogante y pidiéndose la cabeza unos a otros, trabajando inconscientemente al servicio de los explotadores.
      ¿A qué pensador de izquierda usted Cultura Socialista se afilia, quién le informará mejor? Pues a cualquiera que se afilie porque todos creen interpretar mejor a Marx, todos se creen los más puros seguidores de Lenin, todos se disputan ser seguidores del último líder que enfrentó al capital…hasta que las constricciones sistémicas lo moderan.
      Un consejo: Siga a todos, tome lo positivo de todos, lea y saque sus propias conclusiones, que el bueno, el puro, el infalible, el humilde, ese todavía no ha nacido. Por eso, le recomiendo que los siga a todos para que tome lo mejor de cada uno y le deje también a cada uno las a veces no tan pequeñas miserias intelectuales.

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      Nardito

      18/02/2018 at 13:06

    • Sería muy largo responder a todas estas cuestiones. Brevemente

      a) No soy experto en la cuestión de la caída del feudalismo, pero en su clásico libro «Estudios sobre el desarrollo del capitalismo» Dobb demuestra que la huida de los campesinos a las ciudades fue una forma clara de lucha de clases, esto es, de resistencia a la explotación feudal. Y el proceso por el cual surgió el capitalismo no parece haber sido único. Marx y Engels consideraron, por caso, que en Alemania los junkers se transformaron en capitalistas, pero este no parece haber sido el caso general. }

      b) No sé cómo Wallerstein caracteriza una revolución. Pero desde un enfoque marxista, una revolución se caracteriza por la clase (o sector de clase) que la dirige, y el programa que se impone. Refiriéndose a la Revolución de 1879, Soboul («Compendio de la historia de la Revolución Francesa) escribe que la misma «fue dirigida por la minoría burguesa del Tercer Estado, sostenida y empujada en los períodos de crisis por la inmensa población de las ciudades y del campo, lo que a veces se ha llamado el cuarto Estado». En general, el carácter de clase de una revolución no se determina por la participación del pueblo en ella, sino -subrayo esto- por su dirección y programa, Por eso Marx caracterizó a la Revolución de Febrero de 1848, en Francia, como una revolución burguesa, y Lenin a la Revolución de Febrero de 1917, en Rusia, como burguesa.

      c) La proletarización es un hecho, incluida la feminización de la mano de obra sujeta a relaciones capitalistas. Incluso la producción en masa de bienes que antiguamente se producían en el seno del hogar ha sido una condición de este proceso.

      d) La tendencia del capitalismo a institucionalizar el racismo y el sexismo ha existido, con la contratendencia a incorporar a mujeres, inmigrantes, minorías raciales, al núcleo de la clase obrera. Es un proceso que se ve en la mayoría de los países industrializados.

      e) La apropiación de excedente por medio de la explotación de países fue un fenómeno claro del colonialismo. Pero no sé cómo Wallerstein explica esa transferencia entre países adelantados y dependientes (o atrasados) en las condiciones que rigen ahora en el mercado mundial.

      f) He discutido largamente, en este blog, y en mis libros, la tesis del dominio del monopolio. Remito a esos argumentos.

      g) Decir que la humanidad vive peor que hace 1000 años es negar el desarrollo de las fuerzas productivas y los datos objetivos. En los últimos 1000 años la cantidad de población en el mundo se multiplicó, y la esperanza de vida aumentó significativamente. También aumentaron los índices de alfabetización, de escolaridad. Y no se trató solo de la clase dominante, ni tampoco únicamente de la «clase media».

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      rolandoastarita

      18/02/2018 at 13:07

    • Muchas gracias por las respuesta, Rolando. Y a usted también, Nardito.

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      Cultura Socialista

      18/02/2018 at 17:12

  10. Compañero profesor Rolando Astarita
    Perdone que me entrometa en el tema tratado en este y el anterior post, yo considero que actualmente la apropiación de excedente por medio de la explotación entre países (yo diría más bien entre estrategias de poder sin identificarlas exactamente con países, regiones, etc., aunque a través de ella se beneficien determinados países y regiones en detrimento de otros y otras) sigue existiendo, fue (como usted dice) un fenómeno claro del colonialismo, pero no ha desaparecido, si bien agrega nuevas especificidades.
    China se apropia de excedente en su comercio con otros países, pero a través de China (y esto que es una de las especificidades) ese excedente, proveniente de aquellos países con los que ésta comercia, se derrama hacia otros, “hacia los de siempre” hacia muchos de los herederos del colonialismo, del que usted acertadamente habla.
    Le pongo ahora el ejemplo: En EE. UU. La Barbie (que se fabrica en China, como casi todo hoy, allí está la fábrica del mundo capitalista) se vende a 9,99 dólares, pero a salir de China sólo cuesta 2 dólares. “Su materia prima proviene de Oriente Medio y se elabora en Taiwán, la peluca se fabrica en Japón y el material de embalaje viene de EE. UU.” (Zhou Shijan y Wang Lijun, dos académicos chinos en artículo publicado en China Daily, 19 abril de 2006). El total de esas tres partes cuesta un dólar, los gastos de gestión y transporte ascienden a 65 céntimos y en China se quedan otros 35 céntimos por el montaje final. Sin embargo, a China se le anotan 2 dólares en el balance de esa muñeca engañosamente “made in China”. Es sólo un ejemplo de una situación generalizada. Lo mismo ocurre con miles de productos de empresas surcoreanas, japonesas, taiwanesas, de Singapur o Malasia, acabados en China, o de empresas extranjeras establecidas en China. Con su moneda pegada al dólar y las compañías americanas utilizándola como base para su manufactura de bajo coste, se puede decir atropelladamente que China es una colonia económica de EE. UU.
    Las empresas multinacionales de los años 70 siglo XX, verdaderos pulpos poseedores de múltiples tentáculos, pero dependientes todos de un mismo centro situado en un determinado país desde donde parten la estrategia y la toma de decisiones‐ han sido reemplazadas por la actual empresa global, una empresa que ya no tiene centro, un organismo sin cuerpo y sin corazón, que no es más que una red constituida por diferentes elementos complementarios diseminados a través de las plazas financieras del planeta y que se articulan unos a otros según una pura racionalidad económica, obedeciendo a dos palabras claves: rentabilidad y productividad. Así, una empresa francesa puede financiarse en Suiza, instalar sus centros de investigación en Alemania, comprar sus máquinas en Corea del Sur, tener sus fábricas en China (donde en efecto las tiene), elaborar sus campañas de marketing y publicidad en Italia, vender en Estados Unidos y tener sociedades de capital mixto en Polonia, Marruecos, México o Argentina, pero sin perderse en todo este proceso y mutaciones el trasvase de excedentes de unos lugares, y grupos a otros, porque cuando ello desparezca estaremos (para suerte de la humanidad) fuera de este sistema.
    Un saludo afectuoso desde España

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    Rodolfo Crespo

    18/02/2018 at 15:33

    • Expliqué estas cuestiones en «Valor, mercado mundial y globalizacion», y amplié en «Economía política del subdesarrollo y la dependencia».
      Aquí resumo los casos típicos:

      a) Ganancias extraordinarias por diferencias de tecnología, en el caso de competencia industrial intra-rama. No hay transferencia de excedente (remito a la noción de plusvalías extraordinarias de Marx). Es el caso más general.

      b) Venta de productos agrícolas, o minería, o petróleo, por parte de países atrasados. Aquí hay apropiación de renta, que hoy en su mayor parte va a parar a manos de las clases dominantes de los países atrasados (al menos en lo que respecta a granos y petróleo, los casos que más conozco). No es posible hablar en este caso de transferencia desde el país atrasado al adelantado; pero tampoco del adelantado al atrasado, ya que la renta diferencial responde a la misma lógica que la plusvalía extraordinaria.

      c) Mercancías producidas en países atrasados con tecnologías atrasadas, vendidas en otros espacios de valor. En este caso, los capitales (nativos o extranjeros) que producen en los países atrasados se apropian de plusvalía por trabajo impago en el país atrasado, realizando la venta en el país adelantado. El caso típico es cuando se produce una devaluación de la moneda en el país atrasado. Tampoco en este caso se puede hablar de transferencia de valor desde el país atrasado al adelantado. La devaluación implica un aumento de la explotación de la clase obrera del país atrasado, esto es, una redistribución del valor agregado a favor de los capitales (nativos o extranjeros) que producen en el país atrasado.

      d) El caso de mercancías producidas en países atrasados por capitales tecnológicamente adelantados y vendidas en esos mismos países. Estos capitales generan plusvalías extraordinarias por valor generado en ese mismo país. El hecho de que transfieran ganancias a sus casas matrices, o a instituciones del sistema financiero internacional, responde a la lógica de cualquier capital, sea de un país adelantado o atrasado.

      e) Mercancías producidas en los países atrasados por capitales tecnológicamente adelantados con vistas a exportar a los mercados de los países adelantados.
      El caso típico es el de la maquila o subcontrata. Se combina tecnología adelantada con salarios más bajos que en el país adelantado (condicionados fundamentalmente por el bajo desarrollo de las fuerzas productivas en el país atrasado). En este caso surgirán plusvalías extraordinarias sustentadas en la explotación intensiva de mano de obra del país atrasado (aunque el salario en estas empresas exportadoras pueda ser más elevado que el promedio del valor de la fuerza de trabajo en el país atrasado). De nuevo, la producción ocurre en un espacio de valor, la realización de la mercancía (o sea, del valor) en otro espacio de valor. No hay transferencias de valor entre capitales, o países, sino generación diferenciada de valor y plusvalía, que beneficia a los capitales involucrados en esa explotación.

      f) Un último caso es el de trabajadores que venden su fuerza de trabajo en espacios de valor de países adelantados y remiten parte de su salario a sus países de origen. La importancia de esta entrada de dinero es innegable para muchos países.

      Las cadenas de valor están comprendidas en los casos anteriores (o combinaciones de ellas). Repito, he discutido esta cuestión largamente. Actualmente la explotación, en lo esencial, es de clase. La clase explotada a nivel mundial es, en lo central, la clase obrera. Entiendo que la tesis de las transferencias de valor entre países -esto es, la tesis del intercambio desigual- es funcional a la tesis de que los países atrasados son explotados por los adelantados (y por ende, a toda suerte de patrioterismo). Pero no hay tal cosa. Para bajarlo a tierra, Argentina no es explotada por China, ni por EEUU, o Chile, o Brasil (menciono a Brasil y Chile porque además del intercambio comercial, capitales chilenos y brasileños tienen fuertes inversiones en Argentina). Un productor sojero de la Pampa Húmeda no es explotado por China; Tenaris, que exporta caños sin costura incluso a EEUU, no es explotada por los capitales americanos, la clase dominante argentina que tiene cientos de miles de millones de dólares en paraísos fiscales o en bancos suizos, no es explotada por los paraísos fiscales ni por los bancos suizos. Las transferencias de riqueza (que muestro en las notas del blog) a esos refugios son actos conscientes de esa burguesía, y no tienen nada que ver con transferencias de riqueza impuestas por poderes coloniales.

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      rolandoastarita

      18/02/2018 at 16:18

  11. Estimado Rolando, creo estar en desacuerdo. Con tucriterio la Revolución de Febrero del 17 NO DEBIÓ REALIZARSE! (= no cambiaba el sistema, más aún venía con Kerenski y Kornilov!). Sin embargo, contribuyó a la de OCTUBRE. Pero en lo que sí estoy de acuerdo, es NO ACORDAR CON LA «REVOLUCIÓN POR ETAPAS». Creo que lo que hay que hacer hoy es apoyar la caída de Macri, PERO CON NUESTRO PROGRAMA SOCIALISTA!
    Con todo afecto y respeto,
    Ricardo Zambrano.-

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    Ricardo Jorge Zambrano

    19/02/2018 at 15:36

    • No entiendo cómo podés decir que la Revolución de Febrero no cambió el régimen político. Fue nada menos que la caída del zarismo. Además, Lenin caracterizó a la revolución de Febrero como burguesa, pero ¿dónde dijo que no debió realizarse por eso? ¿Desde cuándo el marxismo dice que una revolución que derriba a una dictadura no debe realizarse porque a la dictadura le sucede una democracia burguesa? ¿Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, para mencionar solo a algunos autores, alguna vez dijeron algo siquiera parecido?

      Por otra parte, estoy de acuerdo en que no debemos apoyar una estrategia de revolución por etapas. Pero esto no debe llevarnos a desconocer que muchas veces las revoluciones se dan por etapas. Es lo que dice Lenin en las «Tesis de abril»: Tesis 2: «La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los campesinos pobres».

      Por otra parte, no entiendo qué tiene que ver el reemplazo de una dictadura secular como el zarismo, por una democracia burguesa (y al lado, soviets), con una caída de Macri, reemplazado por algún peronista «al uso». Por supuesto, el marxismo debe agitar un programa de revolución socialista. Pero llamar a la caída de un gobierno burgués cuando no existe ninguna posibilidad de imponer una alternativa socialista solo lleva agua al molino de los recambios burgueses. Que es lo que ha hecho la mayor parte de la izquierda sistemáticamente en Argentina y en la mayor parte de América Latina. Para que quede lo más claro posible: tenemos que explicar que NO HAY NADA PROGRESIVO en reemplazar a Macri por un Boudou, un Scioli, una CK, un D’Elía. Pero esto es PRECISAMENTE lo que no se dice desde la izquierda. ¿Por qué no se dice? Respuesta: porque la mayor parte de la izquierda piensa que, de alguna manea, el peronismo es progresista con respecto al Pro o a Cambiemos. Es la razón de fondo.

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      rolandoastarita

      19/02/2018 at 16:08

    • Astarita
      Una pregunta: ¿cual es su propuesta para Argentina no quitar a Macri hasta que no haya posibilidad de un gobierno progresista allí? ¿y si esa posibilidad no la hay nunca (nunca digo en años)?
      Saludos

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      Ramón

      19/02/2018 at 19:09

    • ¿En qué parte de la nota, o de mi respuesta a Zambrano, sostengo que la perspectiva de la clase obrera debe ser quitar a Macri para que asuma un gobierno «progresista»? Los gobiernos «progresistas» son gobiernos burgueses, que en todos lados han llevado a la clase obrera a la derrota y la desmoralización. No hay nada «progresista» en ellos con relación a un gobierno tipo Macri. Por eso lo que afirmo es que la clase obrera no gana nada con que en lugar de Macri esté en el gobierno CK, Urtubey o Massa. El socialismo debe romper con todas estas variantes de la clase dominante. En tanto no haya un gobierno obrero revolucionario que aplique un programa de transición al socialismo, no hay que apoyar a ninguno de estos gobiernos. La táctica de apoyar a gobiernos burgueses «progresistas» contra «la derecha liberal» (o «la derecha conservadora») la aplicaron sistemáticamente en Argentina el partido Comunista, la socialdemocracia, la izquierda peronista, el castrismo.

      Los resultados están a la vista: la clase obrera vota a partidos de la burguesía; adhiere a la ideología burguesa o pequeñoburguesa de la conciliación de clases y la defensa de la patria; la burocracia sindical domina los sindicatos desde hace décadas; mientras tanto, el 30% de la población está sumida en la pobreza; el 35% de los puestos laborales están precarizados. Y esto solo para dar algunos datos. ¿Quiere otra prueba de los resultados de esas mierdas «progresistas»? Fíjese cómo está Santa Cruz, la provincia que gobierna el kirchnerismo desde hace más de tres décadas, y que recibió la mayor lluvia de dólares que tuvo cualquier provincia argentina. ¿Qué tiene eso de «progresista» con relación a lo que hace cualquier gobierno «neoliberal»?

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      rolandoastarita

      19/02/2018 at 22:47

  12. En jujuy justamente, inclusive hoy siguen con esa campaña permanente de «fuera [gobierno o gobernante de turno]» que ya llevo al declive tras el 2000 y al agotamiento masivo de los bloques combativos de desocupados y despedidos.
    Es ridiculo, por no decir innecesario. La mayor parte de los obreros locales tienen prejuicios reforzados hacia extranjeros asi como un localismo alimentado por, indirecta o directamente, las politicas de propaganda ideologica del estado, que se esta volviendo un veneno (sumado a la facciosidad del movimiento obrero sindicalizado)
    Creo que ademas de la agitacion ideologica, hay que enfocarnos en donde debe llevarse esa agitacion. Los centros culturales de las barriadas, en el caso de jujuy, tienen un peso importantisimo, tanto como los centros deportivos y ciertas asambleas vecinales.
    No creo que solo con la agitacion «en la calle» alcanze, sino tambien llendo contra el clientelismo encubierto bajo la forma de «ayuda estatal» y denunciando a los arribistas desde todas las bases posibles. Saludos

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    SDPA

    19/02/2018 at 17:06

    • Quisiera hacer una precisión con respecto a la agitación. También en este punto tengo discrepancias con lo que habitualmente mucha gente de izquierda interpreta por «agitación». La imagen que hay es la de un militante con un megáfono gritando alguna consigna, del tipo «Viva la lucha de los obreros de X», etcétera. A esto se le llama «agitación».

      Mi idea es un poco distinta, y sigue lo que sugería Lenin: la agitación consiste en EXPLICAR una o dos IDEAS a mucha gente. Algo que es bastante más difícil que gritar una consigna. Por eso Lenin decía que la agitación es un arte. Entendida de esa manera, la agitación debería llevarse a cabo en todo lugar en donde se puedan reunir los trabajadores y el pueblo en general: centros vecinales, clubes barriales, organizaciones obreras, etc. Por supuesto, también en los sindicatos si se permitiera la libre expresión y debate.

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      rolandoastarita

      19/02/2018 at 17:24

    • Concuerdo gratamente rolando, creo tambien que un programa minimo conciso seria adecuado para tal tarea. Pero en jujuy hay dos problematicas sobre las que hay que trabajar urgentemente en particular, y que personalmente me cuesta explicar, por un lado por mi distancia actual de mi provincia, y por el otro por mi propia falta de formacion teorica para dar pelea a espada contra los dos grandes encerrones;
      el primero es la inseguridad y las condiciones de desarrollo en una provincia de frontera, que se suelen explicar mediante un chauvinismo asqueroso que termina culpando solo a inmigrantes o justificando cualquier separatismo localista.
      el segundo, particularmente problematico, es el de la desocupacion y la falta de infraestructuras basicas (desde la perdida dd trenes hasta las guardias medicas sobre cargadas) para la poblacion general.
      En ambos casos observo, logicamente, las condiciones normales de concentracion de la riqueza en manos del capital y la politica ideologica que este emprende en jujuy bajo la forma del conservadurismo localista.
      Pero, como dije, son dos temas locales que me superan enormemente aun como para emprender debates prolongados o explicar velozmente a un trabajador comun.
      Saludos estimado, y fuerza!

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      SDPA

      23/02/2018 at 03:07

  13. Esto se repite mucho en sus publicaciones, y lo entiendo y me parece correcto, pero entonces la duda que me surge es si no tendrían razón los anarquistas al decir que los hombres que van al poder se pierden para la lucha revolucionaria. ¿que sentido tienen un partido obrero, si cuanto mas se acerque a gobernar, mas estará del lado del capital? ¿no tendría mas sentido plantear las luchas de forma totalmente ajena a la política burguesa, y así predicar con el ejemplo y hacer pedagogía entre la clase obrera?

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    David Martín

    19/02/2018 at 17:29

  14. Hay un problema profundo, el cual es pensar que hay algo asi como obreros solo porque son asalariados, sin diferenciar que un obrero que es un profesional que vive en palermo con auto casa, casa de veraneo, que nunca tuvo medios de produccion propios pero tiene un salario que le permite vivir bien, tiene o va a tener la mismas ideas politicas que un obrero es no entender que lo que llamamos clase media, aunque la clase media no es una clase en el sentido marxista, si lo es desde el punto de vista politico. Por lo tanto la idea de la revolucion socialista de que los obreros son mayoria y haran la revolucion es insostenible.
    Hay que pensar no solo con marx y los marxistas la idea de un cambio radical anticapitalista en el siglo XXI.
    Lean a los post estructuralistas. Foucualt Deleuse etc etc etc

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    cecilia

    19/02/2018 at 17:43

    • El obrero que es un profesional en palermo con plata no es un obrero «completo» a menos que dependa completamente del salario tanto el como su nucleo familiar, desde esta nase las relaciones asalariadas modernas de la clase obrera recien priman en el sujeto supuesto. En el caso de no depender de esta completamente, es un miembro de otra clase que puede tener un sueldo pero no estar necesarismente proletarizado y no necesariamente estar en proceso de proletarizacion (como seria el hijo heredero de una pyme que trabaja por merito o vocacion o mera autonomia economica etc por dar un ejemplo)

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      SDPA

      23/02/2018 at 03:16

  15. Recién acabo de leer un artículo de Jorge Alemán, titulado El “aceleracionismo”: un nuevo debate en la izquierda (http://blogs.publico.es/dominiopublico/25193/el-aceleracionismo-un-nuevo-debate-en-la-izquierda/). Confieso que es la primera vez que tengo noticias del llamado aceleracionismo. Caso de que usted, Sr. Astarita, tenga alguna opinión sobre el tema, le agradeceré que lo vuelque en el blog. Muchas gracias y un saludo cordial.

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    Averroes

    20/02/2018 at 09:49

    • Es la primera vez que tengo noticias de esto. Leí el enlace. Un lenguaje tan farragoso como presuntuoso, con aseveraciones que no se respaldan en evidencia empírica alguna, pero para adelantar la tesis reformista, la posibilidad de acabar con la explotación del capital sin acabar con las relaciones de producción. Es que, ¿de dónde saca Jorge Alemán que «los trabajadores conectados a los dispositivos de inteligencia digital estarían en condiciones de irse separando del modo de acumulación capitalista y organizar un colectivo postcapitalista»? Un obrero de una acería, un empleado de McDonald, un desocupado, por más que estén conectados a Internet, ¿de qué manera estarán en condiciones de «irse separando del modo de acumulación capitalista? Todo este discurso es especulación intelectual sin sustento.

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      rolandoastarita

      20/02/2018 at 10:19

  16. Hola Rolando, un gusto. Me pasaron varias veces este video del economista Rallo donde supuestamente se «refuta» a la teoría marxista del valor y de la plusvalía. Incluso tengo amigos marxistas que se convencieron con los argumentos del video y dejaron de ser marxistas. ¿Realmente te parece tan buena la crítica la de Rallo como dicen? Sería muy importante que algún día le dediques un artículo a refutar sus errores. Te dejo el link por si no lo viste. Gracias. https://www.youtube.com/watch?v=-2yuOyI_ugQ

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    Xavier Tizzano

    20/02/2018 at 16:59

    • Por estos días acabo de terminar de escribir un capítulo para un libro que se publicará en España, dedicado a la crítica de la teoría del valor de los austriacos. En el mismo desarrollo muchas de las cuestiones que plantea Rallo.

      Aunque no escuché todo el video, hasta donde llegué, y al margen de la presentación (defectuosa) de la teoría de Marx, Ralllo repite los lugares comunes de los argumentos austriacos. Por caso, que Marx no demuestra que lo único que queda cuando se busca qué igualdad subyace al intercambio de mercancías es el trabajo humano. De ahí el argumento «las mercancías tienen en común la utilidad, ¿por qué se excluye entonces a la utilidad como determinante del valor de cambio?». Dado el interés que sigue despertando el asunto, en cuanto tenga tiempo voy a ir publicando una serie de notas sobre esos argumentos.

      De todas maneras, aprovecho para señalar, una vez más, la falta de comprensión, por parte de los austriacos, de la teoría de Marx. Es cierto que Rallo mejora en relación a Rothbard (este último no tiene problema en mentir y atribuirle a Marx las cosas más disparatadas), pero cuestiones esenciales de la teoría del valor de Marx las pasa olímpicamente por alto. En particular, la relación entre valor y valor de cambio. Por ejemplo, dice Rallo en el video, como si fuera la postura de Marx: «Una cosa puede poseer valor de uso pero no valor de cambio por no ser fruto del trabajo humano (aire, suelo)» (7:08 minutos). Sin embargo Marx dice claramente que el suelo tiene valor de cambio, aunque no es fruto del trabajo (tomemos el suelo virgen). Esto es, tiene valor de cambio pero no tiene valor. Es algo elemental en la teoría de Marx. No llego a entender cómo esta manera de argumentar puede impresionar a la gente, incluso a algunos que se consideran marxistas.

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      rolandoastarita

      21/02/2018 at 09:52

    • De hecho Rallo uso esos argumentos en un debate que tuvo en una universidad
      Y me sorprendio que no fue rebatido correctamente y eso que se trataba de el profesor Marxista Xabier Arrizabalo que no es ningun principiante

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      Sergio

      21/02/2018 at 12:26

    • Perdon que me meta, y sin ningún ánimo de hacer spam, pero Ezequiel en su blog dedica varias entradas y comentarios a ese Rallo y profesores o economistas con argumentos similares

      https://divulgacionmarxista.wordpress.com/2012/10/11/otra-burrada-de-un-profesor/
      https://divulgacionmarxista.wordpress.com/2011/09/04/burradas-de-un-profesor/
      etc

      Puede encontrarse un desarrollo mas detallado de criticas en su apartado de «cretinismo economico»

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      Sergio

      22/02/2018 at 10:52

    • Agrego alguna cuestión, que voy a desarrollar más adelante en alguna nota.
      Un argumento central de Rallo es que es arbitraria la afirmación de Marx de que el único elemento común que tienen las mercancías intercambiadas es el trabajo humano empleado para producirlas. Rallo dice que puede ser cualquier otra propiedad; por ejemplo el peso, la energía o la utilidad.
      Pues bien, este argumento fue adelantado por Böhm Bawerk. Pero es a fines solo polémicos. Es que los austriacos, en primer lugar, sostienen que no hay igualación en el intercambio. Esto es, si X e Y se intercambian en cierta proporción, esto se debe a que sus utilidades marginales son desiguales para los agentes que intercambian. No hay igualación. Por lo tanto, la búsqueda de un elemento común es un despropósito. Esto comprende a la utilidad. Agregando que las utilidades marginales no se pueden comparar interpersonalmente. Por lo tanto, no hay posibilidad de medida cuantitativa. El argumento de Böhm Bawerk es solo con fines polémicos (demostrar que la elección de Marx es arbitraria), pero él mismo sostiene que las utilidades marginales no se pueden medir, ni comparar entre personas.

      TODO esto debe aclararse ANTES de entrar en la discusión sobre por qué Marx sostiene que el elemento en común que se compara e iguala en el intercambio es el tiempo de trabajo socialmente necesario. Si no se hace esta discusión previa, el debate está en el aire.

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      rolandoastarita

      22/02/2018 at 11:55

    • Rolando, ¿se puede saber como se llama ese libro en el que colaboraste y cuando será publicado? Saludos

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      Matías Antúnez

      22/02/2018 at 17:51

    • Sé que se va a publicar este año, y en estos momentos el compañero a cargo de la edición está recogiendo las colaboraciones. En cuanto tenga el nombre y fecha de publicación, lo anuncio en el blog.

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      rolandoastarita

      22/02/2018 at 18:07

  17. Las reformas hay que hacerlas, pero como parte de la revolución y no burocráticamente y no instituconalizarse en los parlamentos burgueses, como está ocurriendo mucho desgraciadamente. Las reformas tienen que ser etapas de la revolución y las organizaciones obreras tienen que luchar, sobre todo en la calle, con el programa de marcha hacia el socialismo y superar el capitalismo. No nos engañemos, para la clase obrera y los explotados no hay otra alternativa histórica.

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    UN OBRERO CON MAYUSCULAS

    20/02/2018 at 17:38

  18. No veo la forma de hacer avanzar la conciencia de la clase obrera, que es el sujeto se la revolución, sino se acompañan sus experiencias con sus métodos y organizaciones, el rol del partido es fundamental, no se trata de elaborar consignas y transformar súbitamente un situación en donde los obreros tienen una conciencia burguesa a una revolucionaria, para mi así planteado esta mal, hay que plantearlo de manera dialéctica, luchar contra el gobierno de macri mientras se construye el partido revolucionario y obviamente mostrarse como alternativa. La situacion actual ni es revolucionaria, pero ello no implica que no se luche contra macri y contra cualquier variante peronistas, hay que intervenir con una política de independencia de clase, y no esconder nuestros objetivos como dicen marx y engels en el manifiesto del partido comunista, yo le critico a la izquierda el hecho de que no plantean objetivos propiamente socialistas y se quedan en lo sindical o de orden de las libertades democráticas, pero lo cierto es que las situaciones revolucionarias están determinadas por factores objetivos como la crisis económica por ejemplo pero el partido político puede ser un catalizador que empalme con ese proceso. La pregunta que le hago es, que hacemos mientras tanto, si no hay posibilidad de revolución socialista? Como intervendría políticamente?

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    Alejandro

    20/02/2018 at 20:49

    • El tema da para bastante desarrollo. Voy a escribir una nota para incentivar el debate.

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      rolandoastarita

      21/02/2018 at 09:39

    • Astarita
      Con el mayor de mis respetos hacia usted, pero lo que ha dicho este hombre es el sentir de muchos.
      Saludos

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      Ramón

      21/02/2018 at 19:48

    • El post que acabo de subir está motivado por el comentario de Alejandro. El primer paso para la famosa «intervención» del marxismo en la lucha de clases es empezar a tomar la teoría -la crítica de la Economía Política- en serio. Insisto, El Capital no es un texto «para los días de fiesta». Es un texto POLÍTICO, para la intervención en la lucha de clases.

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      rolandoastarita

      21/02/2018 at 20:09

  19. Todavía no hice el balance de la marcha de hoy, pero presiento que el Frente Antimacri va a hacer su debut inaugural este otoño.

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    AP

    21/02/2018 at 19:37

  20. la marcha de hoy fue una marcha del peronismo,con PAPA y todo.lleno de banderas celestes y blancas y remeras con Malvinas.remamos en brea

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    gustavo

    21/02/2018 at 21:50

    • Pues eso describe el Frente Antimacri a la perfección

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      Mariana Maañon

      22/02/2018 at 11:41

  21. Gracias, es material muy útil para difusión y motivar la discusión de contenidos fuera del ámbito académico.
    Otros que he me han sido útiles para su difusión:
    – Chile: es el capitalismo, estúpido
    – “Distribución de la riqueza” y el socialismo vulgar
    – Teorías de las crisis y determinismo mecánico
    – Control de precios y capitalismo “razonable”
    – Marx y la tendencia a las crisis de sobreproducción
    – China capitalista

    Gracias nuevamente !

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    Cesar Hormazabal Fritz

    25/06/2021 at 14:53


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